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El arte de la guerra: Amenazas por RoseMalfoyBlack

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Notas del capitulo:

N/A: Para efectos del fic Lucius es dos años mayor que Sirius. ¡Sin más, a leer!

Chapter 1: Las cartas a Hogwarts

Un joven pelinegro daba vueltas por toda su habitación decorada hermosamente con los colores que a él más le gustaban, el azul y el verde predominaban en todo el lugar. Posters muggles de chicas y motocicletas. Una cama de dos plazas con sábanas de seda negra y al lado de esta, una pequeña mesita de noche, encima un cuadro con una fotografía móvil de dos niños. Uno, alto, de corto cabello rubio platino, un rostro afilado y barbilla puntiaguda, ojos grises casi como plata líquida, una sonrisa pequeña y arrogante cruzando su aristocrático rostro; pasaba uno de sus brazos por los hombros del otro niño más pequeño que se apoyaba cómodamente en él. Sirius suspiró mirando la fotografía.  “Lucius”, una sonrisa boba asomando en sus labios.

Recordaba perfectamente el día en que se hicieron esa fotografía. Antes de perderse en sus pensamientos sacudió la cabeza.

¡Rayos!, pensó, ¿por qué no llega mi carta?

-¡Sirius! ─una conocida voz recorrió toda la Antigua y Noble Casa de los Black─ ¡El correo está por llegar!

Sirius dio un salto al escuchar la voz de su madre. La emoción recorriéndole por todo su pequeño cuerpo. Abrió la puerta y salió corriendo en dirección al comedor.

-¡Madre! ─gritó apenas llegó a la elegante estancia.

-Sirius ¿cuántas veces he decirte que no corras y grites en casa? ─su madre lo miró con reproche, pero luego sonrió a su hijo mayor─ Ven Sirius, aun no llega tu carta. Siéntate. Kreacher sirve el desayuno.

Sirius se sentó en una de las cómodas sillas al lado de su hermano menor, Regulus.

-¿Y padre? ─Preguntó el niño mayor a su madre─ ¿En dónde está?

-Está en el Ministerio de Magia, hijo. ─Walburga hizo un suave movimiento con la cabeza apartando su largo cabello negro de su bello rostro.─ Eugenia lo llamó para una reunión de urgencia. Tu padre llamó a Abraxas y fueron juntos al Ministerio.

-¿A pasado algo malo? ─preguntó Regulus con preocupación.

-No, querido, no.

Apenas terminó de decir eso, en la mesa aparecieron diversas fuentes rebosantes de comida. Sirius sonrió y empezó a poner en su plato bacón y huevos revueltos, se sirvió un vaso con jugo de calabaza y una taza de té. Walburga ya tenía servido lo mismo la única diferencia era la taza de café y el pan recién tostado.

Una elfina, pequeña con verdes ojos saltones y bastante más joven que Kreacher se apareció de pronto. Regulus la miró con interés disimulado en sus ojos gris-azulado.

-Lady Walburga le dijo a Brooky que le avisara cuando llegaba el correo. Brooky es una elfina buena y ha venido a avisarle a su ama que el correo acaba de llegar. ─la elfina hizo una reverencia profunda en dirección a su ama y le extendió unos sobres.

Walburga extendió su mano y la elfina depositó los sobres ahí. Después de otra reverencia similar a la primera, se desapareció.

-Sirius, tu carta. ─su madre sonrió con orgullo en sus ojos azules.─ Ábrela, cariño.

-¿Cuándo llegará la mía, madre? ─Regulus miró con envidia sana la carta en las temblorosas manos de su hermano mayor.

-El próximo año, Reg. ─respondió Sirius por su madre mientras rompía el sello con el escudo de Hogwarts.─ Ven, ayúdame con esto.

Regulus se levantó de su silla y se acercó a su hermano mayor. Recibió uno de los pedazos de pergamino que su hermano le extendía.

-Sirius, esta es la lista de materiales. ─una gran sonrisa se extendió en sus labios rosados y llenos.─ Tenemos que ir al Callejón Diagon, pronto.

Walburga asintió. Sirius sonrió a su hermanito menor.

-Llamaré a Lucius. Le diré que ya llegó mi carta. ─Sirius se levantó y corrió hacia el salón.

-No corras, Sirius. ─dijo Lady Black con reproche. Sin embargo, su voz sonaba más divertida que enojada.

Regulus miró a su madre y esta asintió. Él sonrió y se dirigió al salón también. Llegó justo cuando su hermano decía ¡Malfoy Manor! Un elfo apareció en las llamas de color verde esmeralda.

-Tinky, llama a Lucius, por favor. ─dijo su hermano con una sonrisa. El elfo asintió y desapareció.

Minutos después un joven alto y de largo cabello rubio platino apareció en las llamas.

-¡Sirius! ¿Pasó algo malo? ─su voz teñida de preocupación al igual que sus ojos plata que miraron ansiosamente al menor.

-No, no. ¡Llego mi carta de Hogwarts! ─dijo Sirius riendo feliz.

-Oh, eso es genial Sirius. ─dijo Lucius sonriendo también.─ Espero que vayas a Slytherin.

Sirius hizo una mueca que disimuló con una risita.

-¿Ya no me querrías si no voy a Slytherin? ─Sirius miró con tristeza al mayor.

-¡¿Qué?! No, claro que no, pero me gustaría que fueras a la misma casa que yo. Así podríamos estar juntos, siempre. ─Sirius no pudo evitar sonrojarse. Lucius sonrió.─ ¿Crees qué vas a romper la tradición Black e irás a otra Casa?

-No sé. Tengo mi parte Slytherin, pero eso lo decidirá el sombrero ¿no? ─Sirius suspiró nervioso.─ Quisiera estar en Slytherin solo para estar contigo.

-Claro. Supongo que ya te llegó la invitación para la fiesta que daremos en Malfoy Manor en honor a mi cumpleaños. ─En ese instante Lucius se dio cuenta de la presencia de Regulus en la habitación─ Eh, Reg. ¿Qué tal?

Sirius se volvió con rapidez. Si, ahí estaba su hermanito menor mirándolos como si fueran la cosa más interesante del mundo.

-Regulus, ¿madre no te ha dicho qué es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas? ─Sirius miró a su hermanito con diversión mientras este se sonrojaba.

-Y-yo… ─Lucius rio al igual que Sirius. Regulus frunció el ceño molesto y se cruzó de brazos.─ No los estaba espiando. Madre me dijo que te dijera que no demoraras mucho. No quería interrumpir su declaración de amor.

Los dos mayores abrieron los ojos con sorpresa. Sirius se sonrojó, pero Lucius alzó una ceja.

-¿Acaso estás celoso, mi querido Reg? ─Regulus bufó divertido─ Yo sé que soy muy atractivo, pero no es para tanto.

-Ya, claro. ─Sirius rodó los ojos─ Ya voy, Reg. Adiós Lucius, hablamos mañana.

-Adiós, Sirius.

*******************************************************

El saloncito en el que se encontraba era pequeño y elegante. Tal vez no fueran tan ricos como los Malfoy, los Black u otras familias sangre pura, pero también eran poderosos y con mucha influencia en el mundo mágico. Los Lupin eran una familia sangre pura. Sin embargo, el heredero de los Lupin, Lyall Lupin; se casó con una sangre muggle. Hope Howell, era una hermosa joven unos años menor que Lyall. Tendrían que pasar al menos siete generaciones para que vuelvan a ser por completo sangre pura.

Remus estaba sentado en un cómodo sillón leyendo un libro titulado “Mil y un hechizos de defensa” cuando una hermosa lechuza marrón entro por una de las amplias ventanas que estaban abiertas. Remus dio un brinco asustado en su sillón y su libro cayó al suelo.

Comprendiendo de qué se trataba la carta que traía atada a una de sus patas la hermosa lechuza dio un gritito nada digno.

-¡Madre! ¡Padre! ─gritó Remus mientras desataba la carta de la pata de la lechuza y le daba a esta unas chucherías. Un hombre, alto de cabello castaño claro con una barba de unos cuantos días entró al salón, seguido de una hermosa dama vestida exquisitamente con una túnica celeste a juego con sus hermosos ojos.

-Hijo, ¿a qué se debe tanto griterío? ─su padre lo miró con curiosidad mientras su madre se acercaba a él con paso rápido.

-¡No puede ser! ─exclamó su madre llevando una de sus manos a la boca. Le quitó la carta de la mano a Remus y la leyó con rapidez. Alzó la vista y clavó sus hermosos ojos celestes en los de su marido.─ Es una carta de Hogwarts.

-Imposible. ¿Quién la firma, Hope? ─dijo Lyall Lupin con voz nerviosa.

-Albus Dumbledore. ¿Él es de quién tanto me hablaste, Lyall? ─Hope miró con súplica a su esposo.─ ¿Él nos ayudará con Remus?

-Sí. Yo le escribí y le expuse el caso de Remus. Él dijo que no había problema en aceptarlo si se tomaban las medidas adecuadas para su protección. Pero también dijo que debía convencer al Consejo Escolar. ─Lyall abrazó a su hijo con amor y compartió un dulce beso con su mujer─ Irás a Hogwarts, Rem.

-¿Iremos al Callejón Diagon? ─Remus preguntó dudoso. Sus padres siempre iban solos al Callejón, él nunca iba por su salud. Era raro porque él nunca enfermaba.

Sus padres intercambiaron una mirada y ambos sonrieron.

-Claro que sí, cariño. Iremos juntos. ─dijo su mamá con una dulce sonrisa─ Tienes que comprar una varita después de todo.

Remus sonrió también. Nunca se había sentido tan feliz.

*******************************************************

Un niño hermoso, de piel blanca y pálida como la leche, de largos cabellos negros sedosos y brillantes sonreía de emoción con una carta en la mano. Su carta a Hogwarts por fin había llegado. Su madre estaría orgullosa de él y su padre, bueno su padre estaría feliz de que él no estuviera en casa.

Severus Snape Prince era un joven mestizo. Su madre Eileen Prince era una bruja sangre pura y su padre Tobías Snape era un muggle. Él ya sabía manejar su magia, tenía un especial talento para la magia sin varita. Su madre siempre le decía que tenía un gran talento para eso, que había muy pocos magos capaces de usar la magia en su estado puro. Además, como ella, era muy bueno en pociones.

-Hijo, ¿qué es eso? ─su madre había entrado en su habitación sin que él se diera cuenta.─ Es… ¡Oh por Merlín! Es tu carta de Hogwarts. Eso es genial, Sev. Podremos ir al Callejón Diagon a comprar tus cosas y después visitaremos a tus abuelos. ¿Qué te parece?

Severus asintió emocionado. Luego se acordó que tendría que ir al Callejón con ese glamour.

-Mamá, ¿por qué siempre tengo que ir con un glamour cuándo vamos a la calle? ─preguntó con tristeza.─ Siento que voy disfrazado.

-Oh Sev. Lo siento, eso es para que tu padre no se enoje. ─Su madre peinó con los dedos su cabello.

-¿Por qué tendría que enojarse? ¿Por qué él es horrible? ─Severus frunció el ceño e hizo un puchero.

-No hables así hijo, pero es que tu padre no soporta que te parezcas tanto a mí. Siempre dice que seguro le fui infiel.

-¿Y fue así? ─Severus sintió florecer en su pecho la emoción. Si su madre decía que sí, eso significaría que no era hijo de ese sucio hombre, como decía su abuela Katleen.

-No hijo, no fue así. ─Su madre suspiró y Severus sintió como se desinflaba, era hijo de ese sucio hombre. “Genial, mi vida es una mierda”, pensó auto-compadeciéndose.─ Los Malfoy darán una fiesta por el cumpleaños número 12 de su heredero. ¿Te gustaría ir? Los Prince hemos sido invitados.

-¿Tengo que ir disfrazado? ─preguntó el niño con visible irritación. Eileen suspiró.

-No, tu padre no irá. Además, seguro que tu abuela me mata si te ve así.

-Genial. ¿Cuándo es? ─preguntó otra vez emocionado─ ¿Iremos al Callejón Diagon antes de lo planeado?

-Es el 15 de agosto. Y sí, iremos al Callejón Diagon mañana en la mañana. ─dijo Eileen sonriendo. Por fin su hijo estaría fuera de esa casa que tanto mal le hacía. Lejos de ese mal hombre que tenía por padre. Todo cambiaría o al menos eso era lo que ella esperaba.

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James Charlus Potter Black era un joven rico y mimado. Al ser el único hijo del matrimonio Potter hacía de él un chiquillo orgulloso y que solo con chascar los dedos obtenía lo que quería. Hablando de eso dicho joven estaba dando brincos de alegría por todo el vestíbulo de entrada persiguiendo a su padre Charlus Potter.

-Anda papá, di que sí. ─decía James correteando alrededor de su padre.─ Solo es una escoba. Por favoooor.

-No me convencerás James. Ya tienes una escoba y es muy buena. ─Su padre lo miró con cansancio─  Además, ¿para qué la quieres? Sabes que no puedes estar en el equipo de quidditch porque eres muy joven.

-Sí, pero eso no quita que quiera una nueva escoba. ─James miró a su padre con ojos de cordero degollado. Al ver que no lo convencería, bufó molesto y cruzó los brazos.─ De acuerdo, ¿me darás tu capa?

-Está bien, la capa te la daré. Solo no le digas a tu madre. ─Su padre miró con nerviosismo el invernadero en el que se encontraba su esposa.

-De acuerdo.

Ambos se dirigían al despacho cuando un elfo se apareció frente a ellos. El elfo miró con nerviosismo a su amo.

-El amo tiene una llamada por la red flu. Misty le dijo a Lord Black que su amo estaba ocupado, pero Lord Black insiste y dice que es urgente, amo Charlus. ─Dijo la elfina agitando sus orejas con nerviosismo.

-Está bien, Misty. Dile a Lord Black que ya voy.

James miró a su padre.

-Creí que hoy no tenías que ir al Ministerio, querido. ─Charlus se tensó visiblemente. Ambos dieron la vuelta para enfrentar a la mujer de sus vidas. Dorea Potter (de soltera Black) miraba a su esposo con el ceño fruncido.

-Dorea, querida, no sé qué es lo que desea… Misty, ¿cuál de todos los Lores Black es? ─preguntó Charlus con el ceño ligeramente fruncido.

-Lord Alphard Black, amo.

Dorea caminó rápidamente hacia el salón en la que estaba la chimenea principal seguida de un preocupado Charlus y un curioso James. ¿Habrá pasado algo malo? Era lo que los dos adultos se preguntaban.

-¡Alphard! ─dijo Dorea apenas entró al salón. Los tres Potter se arrodillaron frente a la chimenea y miraron inquisitivamente al hombre de cabello negro que se encontraba entre las llamas verde esmeralda.

-¡Dorea! Esperaba hablar solo con Charlus ─exclamó con sorpresa el hombre.─ en fin. Charlus, Miranda Sheppart del Departamento de la Aplicación de la Ley Mágica ha desaparecido. No sabemos qué es lo que ha pasado con exactitud, pero ella no estaba en su casa y todas sus cosas están ahí. Se ha descartado el robo, pero no el secuestro. Los aurores han ido al lugar y están buscando rastros mágicos.

-¿Hay alguna pista? ¿Qué han dicho los familiares? ─preguntó Charlus. Él conocía a Miranda, era una mujer de no más de 30 años, inteligente, había ido a Gryffindor.─ ¿Crees qué…?

Dejó la frase incompleta, pero estaba seguro de que Alphard le había entendido. Si era lo que estaba pensando, estaban en problemas. Graves problemas.

-El Wizengamot se reunió hoy Charlus ─dijo Alphard con preocupación.─ Me sorprendió mucho no verte ahí. Orión Black, Cygnus Black, Abraxas Malfoy, Abraham Crabbe, Katleen Prince, Thomas Storm, Séptimus Weasley, Cadmus Parkinson, Daryl Peverell, Adrian…

-¿Adrian? ¿El niño de los Daysland? ─dijo Dorea con el ceño fruncido.─ Ese niño salió de Hogwarts hace 3 años.

-Tiene grandes ideas, además su padre está muy enfermo para ir al Wizengamot. ─dijo Charlus. Ambos hombres compartieron una mirada cómplice.─ ¿Estuvieron ahí Noah Nott y Zephyr Goyle?

-Sí. No puedo creer su cara dura. Ellos que son seguidores de ese tipo. ─dijo Alphard con asco.

James miró con sorpresa a Lord Black. Luego, miró a su padre y después a su madre. Algo raro había ahí.

Notas finales:

N/A:

Gracias por leer. ¿Merezco un review? Espero sus comentarios. Se preguntarán porqué he puesto a Walburga como una buena madre. Bueno, creo que Sirius merece tener la comprensión y el apoyo de sus padres. 

¡Hasta el próximo cap!

Un beso,

 Rosie :3


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