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Flares por Asahina Kaori

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Notas del fanfic:

Los sensuales personajes no me pertenecen, son propiedad de Tadatoshi Fujimaki 

Notas del capitulo:

Hola hermosas personas el universo :3 hoy les vengo trayendo un poco de amorts MuraAka , es un one shot inspirado en una cancion llamada Flares de la banda THE SCRIPT, jejej espero les guste y esta vez no me extiendo tanto, esto se lo dedico a mi beta floja Ingrid que rara vez lee algo asi que espero que lo disfruten, :3 por cierto disculpen si no eh subido actualizacion pero prometo hacerlo en estos dias

 

Imagen 
The Script - Flares

Y sin mas espero lo disfrute *w* <3

“Cuando tu corazón este temeroso, cuando sientas que tu mundo se viene abajo, cuando te crees perdido y vacio por dentro, cuando ya no veas la salida a los problemas y aquellos sentimientos de desesperación que llenan tu alma hacen querer quedarte estancado, recuerda que siempre habrá alguien que ilumine tu obscuridad con tenues destellos, y será ahí en donde entiendas, que levantarse no es tan difícil… ”

 

 

Llevaba al menos tres horas parado frente al enorme y elegante espejo de cuerpo entero  que se hallaba en la enorme habitación finamente decorada, la luz tenue del atardecer se colaba por el enorme ventanal indicando que pronto daría paso al anochecer.

Su delicada pero elegante silueta se reflejaba en el espejo frente a él, luciendo un hermoso smoking negro, su rojo cabello estaba finamente peinado hacia un costado haciéndolo lucir más maduro e imponente de lo que normalmente acostumbraba verse, una delicada rosa roja reposaba del lado izquierdo de su traje, y una camisa blanca y corbata negra completaba la majestuosa imagen del emperador, sin embargo sus ojos rojizos por el llanto y sus obscuras ojeras contrastaban con aquella preciosa imagen del elegante novio.

Aun recordaba cuando era pequeño y su madre le decía que el día de su boda sería el mejor de toda su vida, que aquella persona con la que decidiera estar caminaría al altar vestida de una manera que haría resaltar más su belleza, y que un cálido sentimiento se instalaría en su persona cuando tomara su mano, que ella lloraría porque su pequeño al fin dejaría el nido y sería muy feliz, que ese día lloraría de felicidad y le daría un amoroso abrazo diciéndole que todo estaría bien…sin embargo ese día odio todo, su madre no estaría ahí diciéndole que todo estaba bien, lo único que sentía en ese momento era ese sentimiento desgarrador y por supuesto, que él no amaba a su futura esposa. Akashi Seijuro, había sido conocido como el emperador de Teiko, el capitán de Rakuzan más talentoso, aquel que lo llevaría a la victoria tantas veces, con un liderazgo digno de su titulo…el emperador absoluto, que dejo de serlo.

A pesar de ser una persona que estaba acostumbrada al éxito, y que jamás se rendía a ningún reto existente, esa vez había perdido, su absolutismo se vio opacado por el de su padre, y el, teniendo su orgullo y jamás permitiéndose llorar, había derramado amargas y gruesas lagrimas por su estad actual. El seguía siendo el frio emperador que todos conocían, sin embargo su absolutismo se había ido al traste cuando su padre lo había obligado a comprometerse con una rica heredera, que sería su pase a una enorme fortuna. Claro que se había negado muchas veces, sin embargo cuando su padre al fin descubrió sus razones no tuvo más alternativa que aceptar sus condiciones, el se casaría por el bien de todos aquellos que alguna vez lo habían ayudado.

Razonar con su padre había sido una pérdida de tiempo, por lo que cada vez que tuvo una oportunidad, se ocultaba de la realidad mientras corría por las calles en busca de un escondite, en donde jamás lo encontraran, sin embargo la tercera vez que sucedió aquello, y después que su padre había mandado a golpear a su mejor amigo Shintarou, siendo Kazunari el que recibiera los golpes y ambos estando en el hospital, había dejado de intentarlo.

Llevaba tres horas viéndose al espejo, viendo aquel reflejo vago de todo lo que él solía ser, viendo con impotencia como su ser estaría atado a alguien que no amaba, viendo que no había salida a sus problemas, y…tratando de ocultarlo bajo esa fría mirada y ese porte elegante, decidió que era hora de salir y arruinar su vida.

Unos leves golpes en la puerta de la habitación, indicaban que la hora estaba próxima, y secándose la humedad que aun albergaba sus ojos se encamino a la puerta abriéndola para dejar pasar a un alto azabache de hebras largas y ojos de tonos entre azules y verdes.

-Sei chan…el auto esta abajo esperando…-menciono el azabache en un susurro mientras una mano se posaba en el hombro del menor…

-Reo… ¿crees que el este bien?- pregunto de igual manera el pelirrojo heterocromático

-Sei chan, no tienes por qué hacer esto, si no la amas, jamás serás feliz, ¿Qué acaso no aprendes?, si ahora nos vamos tal vez no sea demasiado tarde

-No Reo, jamás me perdonare eso- menciono el azabache mientras señalaba el cabestrillo que sostenía el brazo del moreno a la altura de su cintura- por mi estupidez de seguir mis sueños terminaste con un brazo roto, no voy a dejar que nada más pase, además, si me voy ahora mi padre sabrá donde estaré, y yo no podría vivir si le pasar algo a él…

-Sei chan, ya te dije que Tat chan y yo estaremos bien…pero por favor, no hagas algo de lo que te arrepentirás…

-Lo siento Reo, yo… ya tome mi decisión, vayámonos de una vez…

-Sei chan…por favor…haz lo correcto al menos una vez…

Ambos bajando aquellas enormes escaleras de la mansión en un completo silencio se dirigieron hacia la entrada de la misma, mientras que el pelirrojo le daba un último vistazo a aquel retrato en donde su madre lo abrazaba con tanto cariño cuando el aun era pequeño, en donde su madre era su mejor compañía, y ahora en donde no podía contar con nadie…yendo hacia su nuevo destino, en donde nadie estaría diciéndole que todo estaba bien , se permitió que una nueva lagrima resbalara por su pálida mejilla.

Sintiendo una pequeña y frágil mano posarse sobre su antebrazo, dirigió la vista a su lado, en donde una bajita y regordeta señora de edad lo miraba con cariño, como si fuera su propio hijo, la más antigua de las trabajadoras de esa imponente mansión, aquella persona que ahora lo veía con lagrimas contenidas, y que aunque fuera impropio de la servidumbre, le brindaba un cálido abrazo, aquella persona que lo había ayudado tanto en su infancia, después de que su madre se fuera de su vida, esa misma que ahora lo sostenía como cuando tenía 7 años de edad…

-Oh mi pequeño…no hagas nada que no te dicte el corazón…-menciono la mayor mientras tomaba con delicadeza el rostro del pelirrojo entre sus arrugadas manos…

-Lo siento Miyuki, nadie sufrirá por mi indebido comportamiento…-contesto cabizbajo el pelirrojo mientras limpiaba las finas gotas que resbalaban por las mejillas de la peli plata…

-Seijuro…por favor, solo recuerda que no estás solo querido…y por esta anciana, se feliz…-dicho esto y sacando una pequeña llave de su bolsillo del delantal, que deposito en la mano de un asombrado pelirrojo, lo abrazo por última vez, mientras este correspondiendo momentáneamente el abrazo salió rumbo al lujoso auto que los esperaba…

El recorrido había sido rápido, y en menos de 20 minutos el, junto con el alto azabache habían llegado a la iglesia, muchos de los presentes vieron el momento en donde el auto había aparcado, sin embargo y viendo a través de los vidrios polarizados de este, se daba valor para salir, viendo que sus manos temblaban ligeramente, a su acompañante tomo su manos tratando de darle un poco de confort a su marchita alma…

Había muchas personas en aquella iglesia, sobre todo empresarios de la alta sociedad que presenciarían como dos de las más grandes empresas de todo Japón se unirían por medio del matrimonio de los ricos herederos correspondientes, todos dando sonrisas llenas de felicidad y buenos, deseos, pero si bien muchos pensaban eso, al pelirrojo novio le daba asco ese tipo de hipocresías, y así sin saludar a nadie y con la mirada más fría y gélida que pudo encontrar en todo su repertorio, se dirigió a la entrada de la iglesia, en donde ya se encontraba su “padre” rodeado de todos esos guardias, como siempre solía estar.

-Seijuro, me alegro que llegaras bien- menciono el padre del peli rojo mientras se abría paso entre sus guardaespaldas, viendo como el bajo heterocromático, veía con sumo odio su persona.

-No te iba a dar el gusto de amenazarme de nuevo padre- contesto seco el menor.

-Oh Seijuro, algún día me agradecerás esto, pero no es momento para hablar, tu futura esposa ya está en el altar, ahora date prisa y ve adentro- sonriendo de una manera torcida y disfrutando de la desdicha del pelirrojo, trato de agarra su brazo para poder entregarlo en el altar, sintiendo como en un alto reflejo, el pelirrojo menor apartaba bruscamente aquella mano que se dirigía hacia el…

-No hace falta que seas tan gentil padre, Reo hará un mejor trabajo que tu…-viendo cómo el pelirrojo mayor fruncía el seño mostrando el desagrado de aquellas palabras, Akashi tomo el brazo del alto azabache, mientras ambos se posicionaban en la entrada de la iglesia.

Aquellas personas que se encontraban en la hermosa iglesia estaban emocionadas por el grande acontecimiento que sucedería, había sonrisas y unas cuantas lagrimas, que para él solo causaban un sentimiento de repugnancia, nunca había visto a la mitad de aquellas personas presentes, y sin embargo, cerca del altar, estaban aquellos que en verdad se habían preocupado por el, Midorima estaba solo, con su siempre cara seria, se había preguntado en donde habría dejado a su pareja, y sin haber llegado a ningún resultado vio a los demás presentes, Kuroko estaba junto a Kagami sosteniendo suavemente su mano, mientras veía como aquella pequeña sombra tenía un rostro compungido…tal vez su situación causaba esa reacción en la siempre expresión de “poker face” del jugador fantasma, pero nada podía hacer al respecto, todos le habían dicho que aun tenia oportunidad, pero él no arriesgaría a la única familia que en verdad había tenido… Kotaro estaba junto a Nebuya, evitando que el último en un ataque de furia matara a todos, aunque no sonaba como una mala idea, no podía arriesgarse a que le hicieran daño, por lo cual, un día antes de la boda, le había indicado que no hiciera ningún tipo de estupidez, y por ultimo Tatsuya, veía con infinito amor a Reo, el cual sostenía amablemente el brazo del futuro novio, tal vez había sido eso, o tal vez el hecho de estar vestido de aquella forma, le habían hecho recordar, cuando aún era feliz, cuando aún estaba con aquella persona que amaba con locura, cuando había pedido aquel estúpido deseo de Tanabata…cuando aun tenía esperanzas, y mientras caminaba a paso lento por el largo pasillo alfombrado de la iglesia, se permitió recordar, algo que atesoraría por el resto de sus días…

FLASHBACK

Cursaba su segundo año de preparatoria, cuando al fin decidió decirle a su amado peli morado todo lo que en verdad sentía, le había dado muchas vueltas al asunto, sin embargo, cuando al fin decidía decirle todo, se acobardaba al último instante, y eso era algo no propio del heterocromático.

Su mayor oportunidad se vio, cuando el día de Tanabata estaba cerca, y aunque le hubiese costado horrores admitirlo, había planeado todo un discurso romántico para al fin confesársele al más alto. Esa tarde, ambos paseaban tranquilamente por las atracciones del festival ,era tarde y había demasiadas personas a su alrededor, ocasionando que en alguna ocasión ambos rozaran sus manos “accidentalmente”, el cielo reflejaba suaves matices violetas con un color rojizo, y las luces titilantes a través del camino daban un aire cálido al ambiente, había por todo las direcciones puestos de juegos, objetos, y comida, cosa que Atsushi no paso por desapercibida, y en cuanto pudo librarse un poco del mar de gente a su alrededor, tomo la mano del más bajo, para arrástralo prácticamente a todos los puestos, comprando distintos tipos de bocadillos.

A pesar de que el pelirrojo era una persona seria que guardaba sus emociones al máximo, siempre terminaba sonriendo cuando se encontraba en presencia del alto oji violeta, por lo que cuando este tomo su mano, se dejo llevar por esas cálidas sensaciones, que solo ese efímero contacto producía en el.

Nunca entendería como es que el gran emperador se había enamorado de ese infantil obseso de dulces, pero lo que tenía muy en claro, es que de alguna manera el oji violeta lo había sacado de esa inmensa soledad en la cual estaba, desde que su “otro yo” había salido, provocando que esas personas que lo habían apoyado lo dejaran solo durante mucho tiempo.

El simple hecho de ver su sonrisa y que el otro le siguiera mientras le decía “Aka chin” hacían que sus días fueran mejores…amaba tanto a esa persona junto a él, que no se imaginaba como sobreviviría sin estar a su lado.

-Aka chin te noto distraído, ¿estás cansado?- pregunto el más alto mientras lo miraba con su típica expresión infantil.

-¿Eh? A no es nada Atsushi, es solo que…hay demasiada gente- menciono el pelirrojo dedicándole una brillante sonrisa a su acompañante

-Aka chin vallamos por allá- contesto alegre el peli violeta mientras conducía al más bajo por un camino rodeado de arboles

Quedaban pocas personas a su alrededor, y el sol cada vez se ocultaba mas, sabía que debía hacerlo en ese instante, y mientras se decía que debía hacerlo, como un tipo de mantra para poder estar preparado decidió hablar en ese momento…

-Atsushi debo hablar contigo- menciono el más bajo mientras se posicionaba frente suyo con un tenue sonrojo en sus mejillas…

-Claro Aka chin- contesto alegre el peli violeta mientras veía a los ojos al emperador…

-Atsushi...yo…-comenzaba a tartamudear, mientras por mero impulso sostenía fuertemente las mangas de la camiseta del más alto, sentía que sus piernas fallarían en cualquier instante, y sin embargo, debía seguir, ya que si no lograba decirle todo lo que guardaba su ser en ese instante, jamás se lo perdonaría- yo…

-¿Akashi kun?

Una suave voz a sus espaldas, hizo que respingara al verse descubierto en plena confesión, y al darse la vuelta pudo ver a su peli celeste amigo tomando la mano de un alto pelirrojo de piel tostada.

-Tetsuya ¿Qué haces aquí?- contesto el pelirrojo más bajo mientras un aura oscura se posaba alrededor de su persona por verse interrumpido en ese momento, ocasionando un leve escalofrió en los presentes ahí.

-Akashi kun, lamento interrumpir nosotros nos retiramos- huyendo rápidamente al ver como su ex pelirrojo capitán estaba a punto de lanzarles unas tijeras, dejaron de nuevo al par solo, con la diferencia de que esa valentía instantánea se había esfumado.

Los suaves matices del cielo habían quedado en el olvido tras dos horas de haber recorrido los lugares de alrededor, había intentado muchas veces su cometido, sin embargo siempre se veía interrumpido, había tratado de decírselo por medio de los dulces, pero Kise había hecho su aparición junto con su moreno novio, el cual había sido atacado por su frustración, aun había varias personas en el festival, ocasionando que no tuvieran tiempo a solas para hablar, y cuando al fin habían hallado un momento, se habían encontrado a un azabache de ojos azules, siendo devorado por un alto peli verde, sacándole los colores a ambos y huyendo a toda velocidad en sentido contrario.

La tarde había dado paso a un manto obscuro, mientras que su oportunidad pasaba frente a sus ojos, había tardado tanto en reunir el valor suficiente para decirle todo al mayor, y a pesar de ser absoluto, empezaba a cansarse…

-Ne Aka chin, vamos por ahí- comento un alto peli violeta mientras empujaba lentamente a un bajo pelirrojo fuera del camino en donde se encontraban.

-De acuerdo Atsushi…

Tal vez había sido él, tal vez la distracción del momento, o el hecho de sentir el calor del otro tan cerca de su cuerpo, quizá la grave voz que había susurrado aquello tan cerca de su oído, pudo haber sido cualquier cosa, sin embargo, por primera vez en su vida, había quedado totalmente en blanco.

La noche estaba en todo su apogeo, siendo acompañada por la luz de la luna y las estrellas que indicaban el final del glorioso día, esas pequeñas luces reflejadas en el enorme lago situado frente a ellos, hacia parecer como si se encontraran en el cielo, gracias al reflejo de este. Sus ojos brillaron con intensidad, mientras en sus labios se instalaba una sonrisa genuina, y su sus orbes se habían perdido en la imagen  del alto peli violeta que sonreía solamente para el…

-Ne Aka chin quieres probar un poco- menciono el alto peli violeta mientras le ofrecía al pelirrojo una fresa cubierta de chocolate, que recibió gustoso el menor.

Ambos sentados en el césped disfrutaban de la vista que esa noche se presentaba ante ellos, las luces reflejadas en el agua cristalina ofrecían una escena digna para aquellos quienes quisieran mirar, y sin embargo,  un pequeño pelirrojo que disfrutaba todo lo otorgado, no se percato que cierto peli violeta lo miraba con tanta dulzura…

-Seijuro…-un escalofrió recorrió todo su ser al escuchar esa profunda y grave voz, mientras con su rostro igual de rojo que aquel dulce ofrecido miro al alto peli violeta- Sei tienes un poco de chocolate…-Su corazón latía a mil por hora, mientras un fuerte sonrojo se apoderaba de su rostro, su respiración era errática y podría haber muerto de felicidad en el instante en el que sintió esos suaves labios presionando los suyos, todo aquello parecía tan irreal ante sus ojos, que por un momento pensó que su cerebro le jugaba una mala pasada, sin embargo todas esas ideas se vieron opacadas al momento de sentir unos largos brazos rodeando su cintura.

Ambos jóvenes mantenían aquel contacto suave y dulce, mientras que sin palabras, el pelirrojo se sentía mucho mejor, sabía que después de eso no necesitaba más explicaciones, y su felicidad aumentaba con cada minuto que pasaba, sin embargo de un momento a otro, un  sonido estridente llego a oído de ambos haciendo que se separaran y vieran con ilusión el hermoso cielo, teñido de pequeños destellos de colores ocasionados por los fuegos artificiales conmemorativos del festival.

-Aka chin- menciono el peli violeta mientras aun cerca uno del otro tomaba su mano y lo miraba a los ojos, con una mirada cargada de ternura-Sabes Aka chin, no me gusta que pienses de mas, todo el día has estado raro, y no quería verte así, y aunque Aka chin piense que no sé lo que pasa, quería demostrarle que si lo sé, aunque tú seas mi emperador absoluto, esta vez yo se que tengo razón- el mayor estrecho entre sus brazos aquel cuerpo que amenazaba con desbordar en lagrimas, mientras miraba al mayor con ojos de sorpresa por lo que decía…

-Aka chin, yo se que tal vez no soy la mejor persona en este mundo, pero eres tan hermoso, que duele que a veces no pueda entenderte, te quiero tanto, más que a mis propios dulces, eres mi dulce favorito Aka chin, jamás te cambiaria nada, ni a ti…ni a tu otro yo, así que por favor, quiéreme como yo te quiero mi amado emperador…

Sin poder evitarlo más el pelirrojo se lanzo a los brazo del más alto, mientras se dejaba llevar por ese túmulo de emociones que en ese instante ocupaban todo su ser, no cabía en su propia felicidad, pues el de todo lo que conocía a su ahora pareja, jamás lo había escuchado tan serio, y debía admitir que le encantaba, sus orbes, dorado y rojo, no podían despegarse de los violeta que aun lo miraban de una manera profunda, solamente cuando fue capaz de apreciar las luces a sus espaldas, fue cuando salió de su ensoñación…

-Aka chin...cuando te sienta solo, cuando no sepas que hacer, y aun cuando no estemos juntos, quiero que veas esas luces y recuerdes que no importa nada, ni nadie, yo te voy a amar siempre…así que…siempre que las veas, imagina que estoy contigo diciéndote que estoy esperando por ti…

Sin evitar que unas cuantas lágrimas se desbordaran de sus ojos, y con una sonrisa radiante, ambos sellaron esa promesa con un suave beso, mientras las luces a sus espaldas se extinguían con el paso de los segundos, quedando como testigos del que sería el recuerdo más preciado de ambos…

Habían pasado tantas cosas juntos que siempre se preguntaba cuando acabaría toda esa felicidad, siendo respondida por una brillante sonrisa de su adorada pareja, habían  vivido juntos sus primeras veces, habían conocido el amor del que todos hablaban, habían tenido problemas por causa de su “doble personalidad”, pues si bien el gigante peli violeta sabia la condición de su amado Aka chin, había veces en el cual ni el mismo peli rojo podía controlarse, por lo que siempre terminaba abrazado a Atsushi, mientras este le decir que todo estaba bien.

Habían pasado tantas cosas, que cuando la realidad los alcanzo fue demasiado tarde…cuando su padre se entero de su relación, cuando de nuevo lo separaron de lo que más amaba en la vida…cuando en base a amenazas lograron hacer que el gran emperador se doblegara por el bien de lo único que amaba, cuando su camino se vio obscuro, y los destellos habían desaparecido…

FIN DEL FLASHBACK

Su brazo fue liberado poco a poco, mientras que el azabache le otorgaba un cariñoso abrazo, antes de tomar su lugar correspondiente…la marcha nupcial se escuchaba de fondo, y las personas esperaban ansiosas a que tomara su lugar…

Camino hasta estar frente a su futura y “feliz” esposa, mientras le sonreía a aquella chica frente a él, a su compañera de juegos cuando era pequeño, y a aquella persona que en ese momento, daría todo al igual que él, para salir de ese infierno.

-Te ves muy hermosa Sakura-menciono en un susurro el pelirrojo mientras tomaba su lugar junto a la novia de castaños caireles y ojos azules…

-Tú te ves horrible Sei…-contesto con cierta gracia mientras una mueca de nostalgia cruzaba la mirada de ambos…

-Pues tendrás que soportar mi falta de atractivo por toda tu vida…-contesto en son de broma el bajo pelirrojo

-Tienes razón Sei…

-Sakura…Lamento todo esto…-contesto con un poco de pesar el pelirrojo

-No importa Sei, después de todo tendremos que llevarnos bien a partir de ahora…

La misa transcurría con lentitud para ambos novios, Akashi sentía que cada vez su respiración se tornaba más pesada, y su pecho oprimía con más fuerza, mientras todos a su alrededor esperaban impacientes aquellas palabras, que el sacerdote estaba a punto de pronunciar, sabía que la partida había acabado ahí, y que no solo había arruinado su vida…sino también la de aquella mejor amiga que alguna vez había tenido, limpiando  las finas lagrimas que caían de las blancas mejillas de la novia mientras ella pronunciaba el tan amargo “acepto”…

-Sei chan…-un susurro salió de los labios del alto azabache, mientras su mirada se perdía un poco mas allá, del gran ventanal de la iglesia.

Como un impulso, el pelirrojo giro un poco la cabeza observando aquello que había captado la atención del azabache, mientras sus ojos se abrían como platos, al ver aquellas luces en el cielo… y como si le hubieran vaciado un balde de agua helada ,recordó aquella promesa…que por sus miedos  había dejado en el olvido…

 

“estaré esperando por ti”

 

-Atsushi…-susurro el pelirrojo, mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse, y veía a todos los presentes con una expresión de consternación…

-Joven Akashi…Acepta a Kamiya Sakura, como su fiel esposa, por el resto de sus días…-pregunto el viejo sacerdote, mientras este, junto con todos los presentes, apreciaban el cambio de expresión del bajo pelirrojo…

-No…-respondió de una manera seca y fría el bajo pelirrojo

-¡SEIJURO!- un bramido, proveniente del padre del pelirrojo se dejo escuchar por toda la iglesia, mientras a pasos rápidos, caminaba hacia el altar…

-Padre…lamento decirte…que al emperador, jamás lo vas a vencer- la mirada del bajo pelirrojo cambio a una totalmente diferente, sus ojos reflejaban la furia en su estado más puro, mientras que con paso decidido, camino directo a su padre, viendo como en cámara lenta este caía hacia atrás, cuando el pelirrojo empezó a usar algo que había dejado en el olvido…su ojo emperador…- conoce tu lugar…

-RÁPIDO MALDITOS INCOMPETENTES LLEVENSELO A EL- grito con furia el mayor de los pelirrojos mientras señalaba al alto azabache que seguía estupefacto por lo que acababa de pasar.

La iglesia se había convertido en un campo de batalla, pues muchos de los guardias trataban de atrapar al bajo heterocromático, los cuales se vieron burlados, al momento de que esté usando sus habilidades burlaba a cada uno. Cada uno de los amigos del pelirrojo se unieron a la causa, ayudando a este a escapar sin que lo tomaran, y mientras el azabache del lunar golpeaba a aquel que osara tocar al azabache de largas hebras, el pelirrojo menor escapó por la puerta de la iglesia, siendo perseguido, por los guardias que acababa de burlar pocos minutos atrás.

Las personas que caminaban tranquilamente por las calles, veían como un bajo pelirrojo era perseguido por un sequito de hombres de aspecto mafioso, llevaba corriendo alrededor de 15 minutos con todas sus fuerzas, y su respiración se volvía irregular, cada vez su velocidad disminuía y sus perseguidores estaban prácticamente detrás de el, sin embargo y de un momento a otro, vio con suma extrañeza, como un auto lujoso se detenía bruscamente unos metros delante de el, y sin esperar respuestas a nada, viendo como de este emergía un azabache de ojos azules muy conocido para él, entro dentro del auto, que lo había llevado esa misma mañana a la iglesia.

-Seijuro

-¡Shintarou! ¿Pero qué crees que estás haciendo idiota?, si saben que ustedes me ayudaron a escapar correrán un grave peligro- contesto el pelirrojo mientras en un vago intento intentaba controlar un poco su respiración.

-Déjate de ridiculeces Akashi, no es por quisiéramos ayudarte ni nada por el estilo, es solo que…sería un grave problema si descubren que Takao tomo este auto…-contesto el peli verde mientras acomodaba sus anteojos, tratando de ocultar su evidente sonrojo.

-Awww Shin chan eres tan tsundere como siempre- contesto de manera alegre el azabache, mientras conducía el auto a gran velocidad, saltándose un par de altos, y causando mini infartos en los dos jóvenes sentados en la parte trasera.

-¡KAZUNARI QUIEN ES UN TSUNDERE!-contesto molesto el oji verde mientras se sujetaba con fuerza de los asientos del automóvil, al igual que su acompañante, el cual aun tenía una expresión de terror.

-Es obvio que tu Shin chan, pero por eso te amo…-contesto el menor mientras le guiñaba un ojo al mencionado- Aka chan, escucha bien, tendrás que bajar del automóvil, mientras nosotros distraemos a los de seguridad, te mucho cuidado-menciono el moreno mientras aparcaba en una solitaria calle de la cuidad- no estás muy lejos de aquel lugar…así que ¡date prisa!..y tranquilo hombre que estaremos bien.

Y sin dar tiempo al pelirrojo de reprochar, ambos jóvenes en el auto habían seguido su rumbo. Decir que su cabeza estaba hecho un lio, no se comparaba con lo que sentía en ese momento. La noche se hacía cada vez mas presente, y mientras él se abría pasó por las solitarias calles en ese momento, nuevas luces resplandecieron en el cielo…indicándole que no estaba tan lejos de su destino.

Su corazón latía demasiado rápido, su mente se inundaba de aquellos recuerdos que atesoraba en su vida, su cabeza estaba hecha un lio, y sin darse cuenta, sus piernas lo habían llevado al lugar que lo había hecho tan feliz…

Y a unos cuantos metros de distancia…estaba el… con un hermoso smoking negro, su cabello violeta en una coleta baja, y con un par de bengalas en mano le dedicaba una sonrisa como el día en el que él, el amor de su vida, su gigante come dulces…su Atsushi… le hizo aquella promesa…

-Bienvenido Aka chin…-menciono el más alto mientras tomaba a un lloroso pelirrojo entre sus largos brazos…

-Dios Atsushi…estas aquí…gracias, gracias por…por…decirme dónde estabas, por amarme…por ser mío-contesto el pelirrojo mientras correspondía el abrazo del mayor, hundiendo su rostro en el pecho de este.

-Te dije que esperaría por ti Aka chin…te amo demasiado como para dejarte ir…-dijo el más alto mientras con ternura sostenía el rostro del pelirrojo, uniéndose así en un casto beso.

-Atsushi…te amo…

-También te amo…Akashi…

La noche había caído completamente sobre ellos, mientras como aquella vez, las luces a su alrededor enternecían la escena, sin embargo, entre el poco raciocino que quedaba en el bajo heterocromático, recordó que debían huir.

-Atsushi, debemos irnos, no tardaran en encontrarnos- menciono el pelirrojo, mientras tomando la mano del oji violeta, se encaminaban a su nuevo destino.

-De acuerdo Aka chin-contesto el peli violeta mientras le dedicaba una hermosa sonrisa al pelirrojo

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

 Le había costado algo de tiempo entender su rumbo, sin embargo…al ver el contenido de uno de sus bolsillos, lo tuvo muy claro, y ahora estando frente a la pesada puerta de madera de aquella cabaña, que lo había visto crecer durante algunos años, introdujo la pequeña llave de plata, que embonaba perfectamente con esta.

Apenas estando dentro, el alto peli violeta cargo al más bajo a la habitación del lugar…mientras que en besos ambos trataban de buscar el calor de sus cuerpos, poco a poco la ropa fue sobrando, y, aunque lo habían hecho hace tanto tiempo, aun recordaban muchas cosas importantes, como los tiernos besos otorgados por el más bajo, y las expresiones de ternura del más alto… suaves susurros se dejaban escuchar en la elegante habitación, que había vivido muchos momentos, y que, a pesar de estar un poco descuidada, esa noche era perfecta para los amantes que esperaron ese rencuentro por mucho tiempo.

Palabras de amor renovadas, y promesas hechas, el indudable calor en el aire y el crujir de los muebles, hacían el ambiente mucho más estimulante para ambos, sin embargo, y a pesar de tener un vórtice de sentimientos en ese instante, se dedicaron a amar cada rincón de la persona contraria.

Los besos que empezaron siendo demandantes, comenzaban a ser más lentos y gentiles, mientras la luz del amanecer que inundaba la habitación que resguardaba a los dos jóvenes en la cama, daba paso a sus nuevas vidas…

Delineando con uno de sus largos dedos, la extensión de la espalda del dormido pelirrojo, y viendo su respiración acompasada, sintiendo como esa incertidumbre de perderlo desparecía poco a poco, rodeo con su largo cuerpo al más bajo, y mientras susurraba en el aire varios te amo, sucumbió al mundo de los sueños, dejándose llevar por sus sentimientos hacia su pequeño emperador…

 

********

 

Había vivido experiencias que parecían no tener salida y también días que fueron pura alegría, habían ganado la lucha contra la opresión de su padre, y se había librado de ese enorme peso, habían hecho nuevas promesas, y habían formado una vida juntos.

Esa misma escena en la iglesia, se había repetido una vez más, sin embargo, ese día fue el que más espero en su vida, sus amigos sonreían, y sus nervios se lo demostraban, y ahora…después de llevar tres horas frente a ese enorme espejo…solo veía la sombra de la mala experiencia, sus ojos brillaron con intensidad, y su sonrisa era genuina, el camino hacia la iglesia había sido más alegre y el ambiente menos pesado… y, cuando al fin pudo ver al amor de su vida vestido en ese traje blanco…supo que su madre tenía razón…el amor verdadero seria como aquella noche…serian los destellos, que alumbrarían su camino.

-Gracias por los consejos…querida madre-pensó el pelirrojo, mientras con los nervios a flor de piel…tomando las grandes manos de aquel, que fuera su salvador, su amor, su Atsushi… le dedicaba una enorme sonrisa, y un par de lágrimas se deslizaban por su fino rostro…mientras pronuncio aquella simple palabra, que sería…un lazo entre su amor..

 

“-Si…Acepto…”

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por pasar a leer hermosuras y pues nada espero leernos pronto

~*Kaori*~


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