Muero.
El ex príncipe Mazoku caminaba por los grandes pasillos del castillo, aquellos fríos pasillos que eran decorados por una que otra arma o cuadro pintado hace mucho tiempo, daba un suspiro al aire mientras miraba la entrada de aquella habitación, intentó poner sus dedos en la perilla, pero el nerviosismo lo hizo retroceder, el solo hecho de pensar que nuevamente debería de dormir solo le daba deseos de correr y lanzarse al agua, esperando poder cruzar esa barrera visiblemente invisible que lo separaba de la persona que había robado su corazón. Había escapado de la forma más vil tras robarle el tesoro mejor resguardado que podía tener. Su amor.
Prov. Wolfram.
No sé cuánto tiempo más tendré que soportar con este sentimiento que cada día aumenta en mi corazón. Quisiera gritarle que lo amo, pero sé, que si lo hago puede que me rechace, puesto que siempre piensa que esto que nos une es algo incorrecto.
Quisiera poder tocar sus labios, unirlos con los míos en un cálido beso que mi alma necesita, que anhela y espera angustiada con el pensamiento de que tal vez eso nunca llegue. Pero tengo fe, claro que la tengo. Sé que nuestro compromiso ha sido solo un error, un accidente por no saber nuestras leyes y por no haberte criado desde pequeño mientras vienes de otro mundo, pero no puedo dejar que mi “Orgullo” se doblegue, puedo ser caprichoso debido a que no permito que nadie maltrate mi orgullo. Pero Yuuri, por favor, date cuenta que mi corazón es quien te pide que regreses todas esas veces que a mi lado no estás, date cuenta que muero por tus labios, muero por tus besos, por poder probar nuevamente esos cálidos y suaves labios que me llaman al pecado de besarte cada noche sin tu consentimiento mientras te encuentras hundido en el mundo de Morfeo.
Tu sonrisa, esa ingrata sonrisa que le regalas a cualquiera, pero que sin embargo tienes una conservada solo para mí, es la que me anima cada mañana a seguir con mi vida, como quisiera poder algún día, que no sea muy lejano, contarte que antes de tu llegada, mi mundo no tenía color, si hacía las cosas era por simple monotonía, puesto que no tenía porque o por quién hacerlas, simplemente me dejaba llevar por la corriente del castillo que en ese entonces era dominada por mi madre y mi hermano mayor. Pero ahora que tú estás junto a mí, regalándome cada sonrisa que puedes, nerviosa, angustiada, asustada, preocupada, alegre, divertida, entusiasmada y la que más amo, esa sonrisa de ternura que en tus ojos hace que brille un resplandor de pureza, el cual fue el que me hizo y me hace enamorar de ti, puedo decir que todo vuelve a su lugar, que los trabajos que me encargan los debo cumplir, no por petición o por simple mandato, no, solo por ver esa sonrisa que me enamora día a día.
Y no puedo decir nada menos de tus caricias, esas caricias que indirectamente son a mi corazón, sin darte cuenta, sin al menos saber por lo que estoy pasando, tu llenas el vacío en mi alma con esa caricia que me brinda en el cabello cuando ves que he hecho algo que te agrada, en la espalda cuando notas que algo no me sentó bien, en los hombros cuando todo va por malas riendas y en la mejilla cuando quieres disminuir la tristeza o dolor que siento en ese momento. Yuuri, muero por tus caricias.
Eres tu mi alegría, entérate.
Por favor, nunca me falles, no me traiciones como siempre digo que lo haces, sé que siempre hago acopio a la palabra “Infiel” y “Mentiroso” pero es mi forma de decirte que odio las personas de esa forma. Tu hasta ahora no has hecho nada para que te deba llamar así, y siento que te duele cada vez que digo eso de ti, pero entiende, es el miedo, el pánico que invade mi alma con cada palabra dulce que le entregas a personas que no soy yo. Pero aun así confío en ti y sé, que no me vas a fallar.
No te alejes de mí, nunca te me vayas de mi lado, no piense en romper nuestro compromiso, son cosas que desmoronan mi alma, si tan solo pudieras asegurar que no me vas a dejar, mi corazón y espíritu lograrían disfrutar de cada momento en que paso a tu lado y al mío. Entiende que no quiero que te vayas y que llegues a olvidarte que te amo, porque sí, te amo, y podría gritarlo a los cuatro vientos, pero tristemente no puedo decírtelo a ti. Me enfrentaría con todos por tu amor, pero frente a ti, simplemente estoy expuesto.
Yo soy quien te ama, sin condición alguna, siempre te amo así rompas reiteradas veces mí endeble corazón. Ja, que gracioso es el saber que mi corazón es tan parecido a ti, es endeble e inseguro al igual que tú, quizás por esa razón es que te ama tanto, ya que conoció a alguien igual que él. Yo soy quien te espera, todo el tiempo sin darme cuenta, cada que viajas a tu mundo, yo soy quien te llora y anhela que llegues. Paso por la fuente, por el baño y por todos los lugares que tienen agua, esperando verte llegar, sí, soy un poco alterado, pero es porque no puedo conciliar el hecho de no tenerte a mi lado ni un segundo de mi vida, los minutos y las horas me son eternas si tú no estás a mi lado.
Mi corazón te anhela como nadie lo puede hacer.
Sí, muero por besarte, dormirme en tu boca, probar el dulce néctar de tus labios y poder decir “El hombre que amo me corresponde” muero por tocarte y que tú me toques, quisiera apresarme en tus brazos, que me tomes como a lo más valioso de tu vida, como una persona que es irremplazable con nada del mundo. Muero por decirte que el mundo, tu mundo y todos los mundos que piensan que esto es incorrecto, que se equivocan, que puedo llegar a amarte como cualquier mujer lo puede hacer. Quisiera revelarme ante esas creencias, de que un hombre no te puede hacer feliz, pero me da miedo. Tú has vivido mucho tiempo en este mundo, donde las relaciones entre chicos no importan, pero sin embargo no te da igual, vienes de un lugar en donde los criterios de las demás personas son importantes y alteran tu ego, no puedo luchar contra eso.
Tu ausencia es la que me mata, si, muero por tu ausencia, ya que me hace extrañarte, mi hace soñarte cuando me encuentro n la soledad de mi habitación, nuestra habitación, el lugar en donde dormimos los dos, donde entro y encuentro vacío, ahí es cuando más me haces falta. Le pido a la mañana, que al abrir mis ojos te encuentres a mi lado, con tus ojos cerrados y esa leve sonrisa que haces cuando duermes, para poder rozar tus delicados labios. Oh Yuuri.
Muero por tu ausencia.
Fin Prov. Wolfram.
No supo cuánto tiempo había estado viendo la puerta de roble maciza que se encontraba en frente suyo, develando un nuevo suspiro, el Mazoku de fuego tomó valor, sabiendo que dentro de la habitación solo encontraría cosas que lo hicieran recordar de inmediato a su debilucho ladrón.
Giró la perilla con delicadez, como si de la más fina tela se tratase, y abrió la puerta, encontrándose con la inmensa oscuridad que esas enormes puertas no lo dejaban ver. Ingresó en la habitación cerrando la puerta y dejándose engullir por su enemiga, la soledad, que esa noche no iba sola sino más bien acompañada por una aliada. La nostalgia.
Encendió las antorchas con su majutsu de fuego con un poco de desdén, mirando a su alrededor, el lugar solo y vacío que estaba ocupando desde hace un mes ya. Se encaminó a la cama y se lanzó boca abajo en ella, tapando sus ojos con su antebrazo para no dejar que la luz del fuego se infiltrara en su mirada. Se sentía cansado.
La puerta del baño fue delicadamente abierta, intentando no hacer ruido cual ladrón en la madrugada que intenta escapar airoso de un casa asaltada por el mismo. Movió con sigilo sus pies, agradecía que fuera de pies ligeros desde pequeño, y se encaminó hasta el inicio de la enorme cama que le pertenecía.
Miró a su acompañante, lo había escuchado de sus hermanos en el momento de llegar a su reino, había estado deprimido por su partida, con una sonrisa leve se fue acercando hasta el cuerpo que descansaba en su cama. Se dobló en una posición algo incómoda pero que sabía le iba servir para no ser descubierto tan pronto. Tomó valor, el valor que se había ido al momento de ver de cerca el rostro de su prometido, cielos, sí que podía ser un debilucho como lo solía llamar.
Se fue acercando, con las claras intenciones de no dejarse notar hasta que sea el momento correcto. Cortó su respiración por unos minutos y se acercó a los labios del contrario, dándole un delicado y dulce beso en ellos, como si estuviera besando un pétalo de rosa clara. El muchacho rubio, al sentir los cálidos labios encima de los suyos, se espantó, pues aunque había sido un contacto delicado y agradable, no sabía de quien se trataba, o si bien sabía y solo quería cuestionar el acto.
El joven rey al sentir el movimiento del cuerpo debajo suyo sonrió, alejándose un poco y dándole una sonrisa nerviosa, oh cielos, de verdad que no sabía los estragos que formaba en el pobre rubio.
-Y-Yuuri ¿Q-que haces…?
-¿Qué hago? Pues saludarte de la forma correcta ¿Acaso no es obvio?
-N-no es eso…es que.
Ni siquiera conseguía unir dos palabras coherentes y decirlas, bajó el rostro y como si eso le hubiera dado el valor necesario, preguntó.
-¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me besaste? A-además ¿No estabas en tu mundo? ¿En qué momento llegaste y no me avisaron?
Yuuri sonrió, sentándose en el filo de la cama y palmando a su lado para que el ex príncipe se siente más cerca. Wolfram hizo caso y se acercó al cuerpo de su prometido, quien al tenerlo cerca, cruzó su brazo por encima de los hombros, acercándolo más y así, consiguiendo un contacto mucho más cercano.
-Muchas preguntas en muy poco tiempo, Wolf—Dio un suspiro y empezó—Sí, estaba en mi mundo, pero llegué más pronto de lo que esperé, el que no te hayan avisado de mi llegada es un misterio para mí, pero les dije que no te dijeran nada, quería sorprenderte. Me llegaron unos comentarios de que estabas deprimido en el tiempo que me fui, así que tomé un baño y decidí esperarte en nuestra alcoba. ¿Por qué te besé? Porque ya era momento de aclarar mis sentimientos, yo pensé que te los había dejado ver, pero no fue así, en cambio te hice dudar, te hice sentir algo inseguro y eso no fue de mi agrado, así que decidí decírtelos de una forma que puedas entenderlo—Dio un suspiro mientras se rascaba la parte trasera de la cabeza—Sabes que no soy bueno con eso de decir cómo me siento, pero si soy bueno demostrándolos, así que, esto, es mi confesión.
-¡Y-Yuuri!
Wolfram miró sorprendido a su prometido, claro que había tenido miedo de todo en tan solo poco tiempo, pero ahora que Yuuri le había dicho eso, podía descansar tranquilo en los brazos de su amor, como lo había deseado.
-Yuuri, gracias.
-Gracias a ti, Wolf.
-“Muero por ti, Yuuri”
-“Yo también empezaré a morir por ti, Wolf”
Fin.