CORAZÓN DE SOMBRA Y LUZ
Capitulo 4: El dolor de una ausencia.
Por qué se me ocurrió quererte
Por qué tuve que conocerte
Quisiera ser como la luz y desaparecerme
Por qué el amor es incurable
Por qué el dolor es indomable
Es imposible olvidarte
No se por que
El cielo gris se va cerrando
Los días de llorar se cansan
La risa se me está apagando
Lo mismo que las esperanzas
Y tú donde andarás ahora
Quizás estés enamorado
Sufriendo porque no te aman
Desesperado como yo.
(No sé por qué, Chayanne)
En otro lugar, a gran distancia de aquel desierto, un espeluznante y aterrador grito salía de las paredes de una antigua pero bella mansión.
-¡Dios, mi ángel!-exclamo preocupada una voz perteneciente a un hombre de unos 39 años, ojos dorados y cabellos castaños vetados con un mechón blanco que caía sobre su frente, completamente despeinado pero sin importarle aquello, tomo su bata y tras colocársela salió corriendo hacia el lugar de donde había provenido el desgarrador grito, que en ese momento se volvía a escuchar, solo que mucho más terrible que antes.
-¿Te encuentras bien, pequeño ángel?-pregunto preocupado el hombre mientras se acercaba hasta la cama, donde descansaba intranquilo un muchacho rubio de escasos 17 años, piel pálida y lindos ojos grises, que al escucharlo de inmediato se incorporo abrazándose a él, completamente desesperado y asustado.
-¿Qué tienes, Draco? ¡Me preocupas! ¿Acaso has tenido, otra vez, esa pesadilla?-pregunto el hombre angustiado mientras estrechaba con fuerza aquel tembloroso cuerpo que se estremecía contra el suyo, resultándole muy extraño, sorprendiéndose al ver como el chico asentía casi imperceptiblemente.
-¡OH, cielos! ¿Qué fue lo que te hicieron para que estés así? ¿Cómo puedo ayudarte?-musito el hombre preocupado sin dejar de abrazar en ningún momento al joven rubio.
-¿Cómo se encuentra, Remus?-cuestiono con suavidad un hombre moreno, alto, también de 39 años casi a punto de cumplir los 40, de cabellos negros así como profundos y preocupados ojos negros como la obsidiana que no dejaban de ver al joven entre los brazos de su compañero.
-¡No está bien! ¿Acaso no hay nada que podamos hacer por él, Severus?-pregunto Remus angustiado, sintiendo como Draco se estremecía continuamente entre sus brazos, cada vez mas de manera desesperada.
-Sabes tan bien como yo que nada podemos hacer, mientras él no lo quiera, hasta entonces lo único que queda por hacer es esperar, Remus-dijo Severus con calma mientras se sentaba a un lado de la pareja y con suavidad deslizaba una mano por el cabello del muchacho en un intento de tranquilizarlo.
-¡Quisiera poder hacer algo por él!-musito Remus con tristeza mientras veía al otro hombre, quien asintió comprensivamente ante sus palabras.
-¡Lo sé! También me gustaría hacer algo al respecto pero eso no es posible hasta que Draco, quiera hablar; de otra manera no podemos hacer nada, Remus-dijo Severus sin dejar de acariciar el rubio cabello, respirando tranquilo al ver como poco a poco su ahijado se iba tranquilizando, al parecer olvidando su pesadilla y eso era bueno pues al menos por una noche más podría descansar por algunas horas.
-Parece que sé esta tranquilizando ¿verdad?-dijo Remus, viendo asentir a Severus lentamente- ¡OH, Draco no mereces tanto dolor! Así como tampoco quiero perderte, fue suficiente con la desaparición de Harry como para que tú te condenes por tu pesadilla-murmuro el licántropo con pena.
-¡Será mejor que lo dejemos descansar! Draco lo necesita-dijo Severus viendo como el rubio se había quedado dormido entre los brazos del castaño, quien con el mayor de los cuidados, recostó al chico de nueva cuenta en el colchón para luego cubrirlo con las mantas y tras eso, ambos hombres se retiraron sin percatarse en realidad de que el rubio no estaba tan dormido como pretendía.
-¡Harry, Dios mío cuanto té extraño! No sabes lo mucho que me haces falta, después de todo desde la última vez que te escribí ya ha pasado tanto tiempo puesto que pronto será algo más de un año desde tu desaparición, ya que estoy convencido de que solo te esfumaste junto con el lord oscuro pues no has podido morir, no sería justo; mas a un no consigo olvidar todo lo que sucedió en aquel momento, todavía las pesadillas me rondan a pesar de los tiernos cuidados que tanto Severus como Remus me brindan-pensaba Draco con la vista perdida para luego levantarse de la cama, un tanto entumido por la manera en que tenia de dormir, es decir en posición fetal, por lo cual sus músculos lo resentían bastante pero sin darle importancia camino hasta donde se encontraba su baúl y revolviendo un poco en su interior logro hallar lo que andaba buscando, un cofre de mediano tamaño que contenía sus mayores tesoros dentro de sí y tras musitar algunas palabras logro abrirlo para de inmediato extraer sus preciados secretos.
-¡Esta es la última carta que recibí de Harry! Desde entonces ya no he recibido más, según todo el mundo mágico Harry debió morir junto con el lord ya que tampoco de él se sabe nada en absoluto a pesar de eso lo mortifagos siguen bastantes activos sumiendo en la oscuridad tanto a magos como a muggles; Pero no me importa lo que todo el mundo crea estoy convencido de que él está vivo, no ha podido morir tan fácilmente-pensaba Draco con tristeza mientras dejaba que sus ojos vagaran por aquellas líneas que ya sé sabía de memoria.
Querido Draco:
No es fácil comenzar, puesto que no es una carta normal y tú más que nadie sabe a qué me refiero, con el inminente ataque por parte del que-no-debe-ser-nombrado en contra mía, no estoy para saludos dulces y agradables. Y sin embargo necesito tanto desahogarme contigo y reconocer que por primera vez en mi vida ¡Tengo miedo de morir! Jamás a nadie se lo he dicho, pero solo soy un chico -con demasiada buena suerte- común sin más ambición que aprobar sus exámenes, terminar con el colegio y quizás conocer a alguien de quien pueda enamorarme y que a su vez pueda amarme por ser solo Harry y no el niño-que-vivió, pero mientras detrás de mí se encuentre el lord, eso será algo más que imposible. Por ahora solo puedo conformarme con tu preciada amistad y hacerme a la idea de que volveré a verte, pues de nueva cuenta mi suerte me salvara, aunque no tengo la menor idea del ¿Cómo? Pero pase lo que pase, bueno o malo ¡Te prometo que volveré a ti, Draco! Quizás no como esperarías, pero sé bien que regresare ¡Jamás te abandonare, nunca más estarás solo, mi pequeño dragón plateado!
Con mi sincera amistad
Harry
-Y sin embargo a pesar de tus palabras: ¡Me abandonaste! Dejándome completamente solo ¿Cómo pudiste? ¿Por qué tenias que desaparecer, Harry? Es que acaso no sabes ¿Cuánto te extraño? Me haces tanta falta, no sabes cuanta; pues con tu partida pude darme cuenta -aunque tarde- del sentimiento tanto tiempo escondido por miedo, por temor, por tantas cosas que ahora no tienen importancia; ¡Pude darme cuenta de cuan profundamente enamorado estoy de ti, Harry! Pero ahora es demasiado tarde y no solo porque te hayas ido sino porque ya todo lo he perdido, estoy sucio y así jamás podrías quererme puesto que no soy digno de ti y menos aun de tu amor especialmente siendo tú tan bueno y limpio como ningún otro, tu inocencia es tan grande que eres incapaz de mal alguno y ahora me encuentro aquí consumiéndome en mi miseria, añorándote con toda mi alma, con todo mi ser sin saber ¿Donde te encuentras? ¿Si acaso te encontraras bien o por el contrario estarás enfermo o delicado de salud? Puesto que ¡No puedo, ni creer jamás que estés muerto! Como todos parecen pensar ¿Por que tuviste que irte? ¿Por qué me duele tanto este amor? Los días son tan tristes, tan monótonos y grises que solo me provocan ganas de llorar deshaciéndome en el dolor ¿Dónde andarás ahora? ¿Sufrirás tanto como yo o te habrás olvidado de mí? No puedo olvidarte, es imposible y ahora estoy aquí pensando en ti, desesperado por tu ausencia haciendo sufrir a mi padrino Severus y Remus quienes han estado conmigo desde aquel fatal día, tratando de aliviar mi dolor que ellos sospechan muy bien aun cuando no les he dicho nada al respecto prefiriendo conservarlo muy dentro de mi interior porque no quiero que sufran y al mismo tiempo los hago sufrir con mi silencio pero no tengo el valor suficiente para sincerarme ¡Quizás un día! Por ahora es mejor descansar o al menos intentarlo ¡Duerme en paz, mi amor, mi dulce Harry!-susurro Draco mientras volvía a su cama y conciliaba el sueño antes interrumpido por aquella pesadilla que continuamente se repetía en su cabeza y que por más que deseaba olvidar le resultaba imposible y aunque tenía miedo de volver soñar con lo mismo, no tardo en dormir; soñando esta vez con un guapo chico de hermosos ojos esmeraldas que le sonreía con ternura, con amor mientras le decía en un susurro:
-¡Pronto volveremos a estar juntos, mi ángel, mi dragón y nada nos separara; yo también te amo y nada cambiara ese sentimiento, eres hermoso, perfecto y único para mí; solos tú y yo, para toda la eternidad, no temas al amor, también me haces falta, Draco!-dijo aquella dulce y cálida voz, brindándole una gran paz a la torturada alma del joven rubio.
Y así...
Continuara...