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Harry Potter y el Fénix dorado por Shiochang

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Notas del capitulo: No me maten, es el primer fic de este tipo que hago de esta serie.

Harry Potter y el Fénix dorado

Primero que nada, quiero hacer una advertencia, el mundo de Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling y a mí sólo me pertenecen las ideas, si no fuera así sería más rica que la Reina, y que esta es una historia slash que escribí por un desafío de un amigo, espero que les guste para seguirlo, que me dejen muchos comentarios, que de ellos vivo.

Regreso al colegio.

Estaba de pie frente a una puerta blanca, allí donde todo había comenzado para él, el lugar donde sus padres habían pretendido ocultarse de Voldemort sin saber que uno de los amigos de su padre los iba a delatar. ¿Por qué estaba allí, viviendo aquel recuerdo después de la muerte de aquel malvado? No lo sabía, pero vio venir al malvado mago con su cara de serpiente por la calle principal, lanzó un conjuro contra la puerta y esta se salió de sus goznes. Su padre se volteó cogiendo una snitch que revoloteaba alrededor de un bebé que identificó como el mismo y le gritó a su mujer las palabras que conocía desde que lo atacaron los dementores en tercer año, alzó su varita y lanzó un conjuro que no le hizo nada a Voldemort, este se rió en su cara y le lanzó el conjuro asesino haciéndolo irse de espaldas con la mirada vacía y luego avanzó hacia las habitaciones interiores donde su madre lo enfrentó decidida y valientemente negándose a dejar de hacer de escudo para su hijo, pese a que la hizo sufrir mucho, pero ella una y otra vez se paraba y lo defendía hasta que el malvado le lanzó el mismo conjuro que a su padre y la hizo a un lado y lo atacó ahora a él, pero en el mismo momento en que le lanzaba la maldición un fuego rodeo a Voldemort, la maldición rebotó y salió disparado de la casa y algo así como una bomba pareció estallar dejando la casita reducida a escombros. Se inclinó hacia su madre, ella tenía vacía la mirada, tal como había visto a Cedric en cuarto y a su padre en la sala. Escuchó ruidos y vio a Hagrid que gemía en voz alta al ver a su padre muerto, luego lo escuchó removiendo los escombros, se apartó y vio como movía a su madre y volvía a sollozar diciendo su nombre, lo tomó de la cuna y comenzó a alejarse, en eso se encontró con Sirius que también lloraba la muerte de sus amigos, este le pidió que le entregara a su ahijado, pero el semigigante se negó y él dijo algo "Así es mejor, seguro no me querrá tener de padrino luego de lo que voy a hacer", pero Hagrid no lo escuchó y ambos se alejaron de los escombros, entonces, Harry vio una segunda gran llamarada salir del lugar donde había estado su padre.

- Harry, despierta - lo remeció un hombre de cabellos castaños - anda, se te va a hacer tarde - insistió.
- Remus - le dijo molesto tratando de sacudirse la modorra, no era la primera vez que soñaba con eso, sólo que esta vez había visto algo más - ya me desperté.
- Sirius dijo que te dejara dormir, pero te ha llegado una respuesta de Howgarts y está muerto de curiosidad, es mejor que bajes y la abras antes que lo haga él - le sonrió - sabes como es Canuto.
- Pero así lo quieres ¿no?
- Si, es cierto - sonrió - desde que me vine a vivir con él que la vida me ha cambiado.
Harry sonrió divertido. Sí, un año atrás habían atrapado a Colagusano y al fin habían conseguido probar la inocencia de su padrino y con ello una cuantiosa indemnización por parte del ministerio por los 12 años encerrado en Azkaban y por la persecución posterior. Ello había conseguido volver a Sirius uno de los magos más ricos de Inglaterra, así que este se hizo de una gran mansión a las afueras de Londres e invitó a Harry y a Remus a vivir con él, pero el muchacho tenía que terminar con su misión antes de irse con ellos, vengar a sus padres, así que, luego de cumplir los 17 se marchó a buscar su destino y finalmente, el 31 de agosto, acabó con él, sin embargo, sus fuerzas mágicas quedaron tan inservibles que no puedo ir al colegio al día siguiente, y hasta hace unos días que sus fuerzas regresaban a él.
Se sentó en la cama mientras el licántropo salía de su cuarto y comenzó a vestirse a toda velocidad, si algo conocía bien de su padrino, era que nunca se aguantaba mucho rato la curiosidad, era como un cachorro travieso que sentía olor a huesos en un paquete e intentaba abrirlo.
Bajó a la cocina y se encontró con que Remus luchaba con su padrino intentando evitar que abriera el sobre, mientras este intentaba quitárselo de las manos. Sonriendo lo cogió de las manos del lobo y lo abrió de golpe y comenzó a leerlo en voz alta:

Estimado señor Potter:
Debido a las delicadas circunstancias que no le permitieron comenzar las clases normalmente como el resto de los estudiantes de Howgarts el día 1 de septiembre recién pasado, el honorable concejo ha consentido que retome sus clases a partir del día 1 de octubre, siempre y cuando esté dispuesto a tomar clases especiales para ponerse al día con el resto de sus compañeros. De ser así, adjuntamos la lista de libros y materiales para 7º año en la hoja anexa.
Además, nos agrada señalarle que, por ser alumno del último grado, habrá de participar en las diversas galas del colegio, por lo que debe tener una túnica de gala al menos.
Se despide,
Minerva McGonogall.

- Y aquí está la lista de materiales y libros - se la entregó a Remus - vamos a tener que ir de compras, mi túnica de gala me queda chica, igual que el resto del uniforme.
- Es que eres un muchacho crecido ya - le revolvió el cabello su padrino mientras sonreía - si, pronto serás idéntico a James, y tan fuerte y guapo como él - suspiró - había demasiados que babeaban por él.
- ¿No debió ser "demasiadas"? - dijo Harry extrañado.
- No sólo les gustaba a las chicas - le dijo Remus - había varios que eran capaces de todo por llamar su atención - se rió - siempre que lo acosaban, en vez de rechazarlos, se ponía descarado ¿a quién no le coqueteaba?
- ¿A Snape? - dijo Harry
- Claro que a él también - se rió Sirius - especialmente en el último año, si Snape le decía alguna cosa pesada, le replicaba que podían desquitarse en la cama cuando quisiera, este le replicaba que ni es sus peores pesadillas, pero James le replicaba de vuelta que eso no era lo que decía su boca cuando estaban juntos, eso enfurecía a Lily, hasta que James le dijo que era broma - se volvió a reír - pero creo que ella lo amenazó después del baile de Navidad, después de todo, ella era su novia oficial y James dejó de molestar a todos.
- Debe ser fantástico tener tanta seguridad en ti mismo como para coquetear así con quien sea - suspiró Harry.
- El único que se tomaba en serio sus coqueteos era Malfoy - dijo Remus divertido recordando a su amigo - Lucius suspiraba cada vez que este desplegaba sus encantos con él, más de una vez intentó llegar hasta James, decía que se lo iba a quitar a Lily como pudiera y a como diera lugar.
- Pero siempre alcanzamos a evitar que llegara hasta él, en ese tiempo Lucius no era como es ahora, era tan coqueto como James y se fingía el chico más dulce de Slytherin, pero quien caía bajo sus afilados colmillos terminaba herido.
- Bueno, yo debo regresar al colegio y vamos a ir de compras ¿no?
- Y de paso te vamos a comprar ropa decente para los días libres - dijo Sirius divertido mirando a su ahijado.
- ¿Qué tiene de malo mi ropa?
- Se nota que casi ni te miras al espejo - le dijo Remus entendiendo la mirada de su padrino - esas ropas te quedan demasiado ajustadas ya, los pantalones te quedan cortos y están demasiado lavados ya, de seguro llamarías más la atención que con tu cicatriz.
- ¿Por qué? - se miró y al fin comprendió lo que le decían, la ropa le quedaba como segunda piel, le marcaba todo, hasta la ropa interior, además, estaba medio transparente y le dio vergüenza.
- Bien - dijo Sirius - comparemos ropa decente en una tienda Muggle y después iremos por el resto de las cosas del Colegio al callejón Diagon.

Esta era la salida más loca que jamás hubiese tenido en toda su vida, pensó Harry divertido viendo como Sirius se sorprendía con las cosas que los muggles habían inventado para facilitarse la vida, las escaleras mecánicas, las luces parpadeantes, los televisores e infinidad de cosas que para algunos eran muy comunes. Por supuesto, el centro comercial más grande de Londres se jactaba de tener todo cuanto se te pudiera ocurrir, desde una tienda de golosinas hasta una tienda especializada de computadoras, pasando por los centros de belleza y estética, hasta los mejores restaurantes de la ciudad. Entraron en una tienda especializada de ropa masculina en donde Sirius desplegó sus encantos sobre una dependienta que los ayudó a encontrar lo mejor de lo mejor para Harry, quien se había preocupado con anterioridad de hacer que su padrino tuviese un gran crédito en el mundo Muggle para esas ocasiones, para Remus y para él, los paquetes serían entregados más tarde en su casa (cualquier Muggle que viera su casa la vería como una casa normal, pero más allá de la entrada era majestuosa), así que pagó y fueron al centro de belleza, allí tres "locas" (Harry llamó así a los esteticistas para no ofenderlos) los agarraron y los sentaron en sendos y cómodos sillones. Harry miraba con horror lo que les iban a hacer, pero tanto su padrino como el lobo sonreían confiados, así que se tuvo que dejar hacer.
- Empezaremos por sus rostros - les dijo Gerald, el dueño del lugar - los tres tienen caras muy bonitas, pero no se sacan partido - les dijo mientras obligaba a Harry a apoyar la cabeza contra el respaldo - te haré una exfoliación y un masaje facial, será fácil ya que aún no tienes barba.
- Su padre era lampiño - le dijo Sirius.
- Debió ser el hombre más guapo de la historia si tuvo un hijo tan guapo.
- Se le subía a la cabeza el saberlo - dijo Remus.
- A ti, Frances te sacará el bigote, no te viene, también te hará una limpieza facial y te arreglará el cabello - le dijo señalando al joven que estaba detrás de él - y al otro guapo le hará un tratamiento múltiple para borrarle las cicatrices del rostro - en eso miró la frente de Harry - la que tienes tú parece imborrable.
- Ha sido mi maldición desde que me acuerdo.
- Bueno, te haremos un peinado que lo disimule bien.
- Si lo consigues te haré un regalo - le replicó.
- Serás el chico más guapo de tu escuela, verás que sí - le sonrió divertido y comenzaron a trabajar con los tres.
Una hora más tarde Harry miraba su cabello totalmente domado con leves visos rojos, la cicatriz apenas visible y sus ojos más verdes de lo normal, pese a sus gafas.
- Creo que deberías usar lentes de contacto, chico, tienes unos muy bellos ojos y no se notan mucho con las gafas.
Miró a Sirius que había recibido un tratamiento especial mientras el tal Frances parecía babear por el resultado obtenido, pero el más sorprendente era Remus, su cabello había adquirido un suave tono dorado y se veía mucho más joven sin bigote, sus ojos parecían brillar con una nueva luz y sonreía suavemente.
- Ustedes serán propaganda viva para nosotros - dijo el dueño entusiasmado - se ven magníficos.
- Somos magníficos - replicó Sirius mirándose al espejo sin ningún asomo de modestia - pero me veo genial.
- Por supuesto, guapo, no pudiste caer en mejores manos.
Después de pagar se fueron al callejón Diagon entrando por el Caldero Chorreante, todas las cabezas se voltearon a mirarlos, pero nadie se atrevía a preguntar quienes eran esos magos y ellos siguieron su camino.
- No nos han reconocido - dijo Harry divertido en voz baja mientras abrían el paso al centro comercial mágico.
- Bueno, debemos seguir adelante - se rió Sirius y entraron al callejón.
El primer lugar al que fueron fue a Gringott a sacar oro y luego se fueron a la tienda de Madame Malkin a comprar un uniforme nuevo, si la dueña le extrañó que vinieran por un uniforme a esas alturas del año cuando el año escolar había comenzado un mes atrás, no dijo nada, Sirius la tenía demasiado distraída con sus coqueteos, tanto así que pinchó a Harry un montón de veces, tanto, que cuando terminó con su túnica se sentía como alfiletero.
- No hay caso contigo, Sirius - lo regañó el lobo divertido.
- No te pongas celoso, Lunático, sabes que te amo sólo a ti - se rió.
Caminaron hacia otra tienda, allí compraron dos túnicas de gala para Harry, el uniforme para que jugara Quidditch y después fueron a la tienda mágica de lentillas y gafas.
- Mi ahijado quiere dejar las gafas - le dijo sonriendo Sirius y ella se acercó al joven tomando sus gafas, las puso sobre una balanza y se la devolvió mientras este le regalaba una sonrisa que pareció derretirla.
- Sus... lentillas... estarán... listas... en la... tarde - tartamudeó y ellos asintieron saliendo hacia el Caldero Chorreante mientras Remus y Sirius se reían en voz baja.
- ¿Qué les pasa?
- Es que nos pareció ver a James allí dentro hace un rato.
- ¿Cómo dicen?
- Bueno, ese era un gesto típico de tu padre - le explicó su padrino.
- Esa sonrisa era capaz de derretir a cualquiera - agregó Remus - ¿acaso no te fijaste en el efecto que causó?
- No lo hice intencionalmente.
- No, pero es natural en ti, romperás muchos corazones de ahora en adelante.

El expreso de Howgarts casi nunca hacía viajes especiales, pero en esta ocasión llevaba un exclusivo pasajero que miraba el paisaje que se movía a medida que el tren avanzaba rumbo al colegio. Lunático y Canuto lo habían despedido en el anden 9 y 3/4 esa mañana diciéndole que no abusara de sus encantos recién despiertos y que se divirtiera. Su lechuza estaba dormida en su jaula y él ya estaba aburrido, todos los años anteriores había tenido compañía durante el trayecto, tanto de ida como de vuelta, pero ahora estaba solo ¿por qué no lo acompañaron hasta el colegio?
Cerró los ojos, pero no quería dormirse, la noche anterior había vuelto a ver la llamarada dorada que aparecía luego que Hagrid y Sirius se marcharon del lugar, pero cuando intentó ver que pasaba se encontró reviviendo los recuerdos de la muerte de Cedric, aquella horrible noche en ese cementerio cuando Voldemort recuperó su cuerpo, cuando ganó el famoso Torneo de los Tres Magos, que resultaron cuatro, veía a todos los Mortifagos, pero había algo en lo que no había reparado, tal vez por lo asustado que estaba en ese momento, Lucius Malfoy había tratado de llegar al espectro de su padre cuando la unión de las varitas se rompió.
Abrió los ojos mirando a su alrededor, al parecer se había quedado dormido pensando en sus sueños y estaban llegando al colegio.
- Señor Potter - le dijo el Maquinista - el profesor Dumbledore me pidió que le avisara que fuera directamente al comedor, sus cosas serán enviadas a su habitación.
- Pero es temprano para la cena - dijo sorprendido.
- Tal vez el profesor Dumbledore tenga planeado algo para esta noche.

El comedor estaba en silencio, aún no era hora que los alumnos se aparecieran por allí y Harry lo sabía, pero se sentó en la mesa de los Griffindor, como hizo durante esos seis años, en eso notó que alguien entraba en el comedor y lo miraba fijamente.
- ¿Harry? - y reconoció la voz del director del colegio.
- Buenas Noches, profesor Dumbledore - lo saludó divertido.
- Has cambiado bastante en muy poco tiempo.
- Ocurrencias de mi padrino - se encogió de hombros - él dice que así saco todo mi potencial.
- Bueno, supongo estás preparado para la sorpresa, hemos retenido a los alumnos lejos del comedor por un rato, luego entrarán todos, se llevarán una sorpresa al verte.
- Profesor - se quejó.
- Espera a escuchar la presentación que haré de ti y mírale la cara al profesor Snape - le dijo y se dirigió a la mesa de los profesores mientras todos los alumnos de Howgarts ocupaban sus lugares mirando con curiosidad al alumno que estaba antes que ellos, pero los más curiosos eran sus propios compañeros de casa.
Ron lo miró preocupado y Hermione lo miraba intentando descifrar de quién se trataba, pero Harry podía ver que no lo reconocía con facilidad.
- Atención, queridos alumnos - dijo el director cortando los cuchicheos del comedor - quiero decirle que desde hoy se reincorpora a Howgarts uno de nuestros más ilustres alumnos, dos veces medalla de Merlín de segundo orden, medalla de Merlín de Primer orden, campeón de Quidditch, el buscador más joven en 100 años, capitán de su equipo y campeón del Torneo de los Tres Magos, Harry Potter.
Harry, más rojo que los colores de su casa, se puso de pie mirando a Snape tal como le dijera el director y vio su cara, si hubiese podido, se hubiera reído de la cara que este puso, era todo un acontecimiento verlo perder la compostura.
- ¿Harry Potter? - dijeron a coro todos a su alrededor.
- Encantado de volver a las aulas de Howgarts - dijo al fin Harry consiguiendo recobrar la compostura haciendo un gesto - y contento de volver a verlos - hizo una gran sonrisa y le guiñó coquetamente un ojo a Malfoy que lo miraba con la boca abierta - a todos.
Se sentó y le profesor comenzó a explicar la situación especial que tenía de regreso a Harry de regreso un mes más tarde que ellos debido a que había quedado demasiado debilitado luego de la batalla final, así que les solicitaba a sus compañeros de casa que lo ayudaran en todo lo posible. Luego dio inicio a la comida y todos se dedicaron a interrogarlo.
- Estás cambiado - dijo Ron divertido - pareces uno de esos modelos de las revistas que compra mi madre, te ves genial.
- Fue una locura que le dio ayer a Canuto - le dijo mientras se servía patatas asadas - y como Lunático estaba de acuerdo, tuve que ceder, por supuesto, me sentí un poco extraño al principio, pero creo que me gusta.
- Te ves muy bien - le dijo Seamus desde el otro lado de la mesa - los Slytherin no han dejado de mirarte como si te quisieran comer.
- Pues no voy a permitir que ninguna serpiente me muerda - le dijo divertido y se volteó a mirarlos - ¿alguno quiere hacerme compañía esta noche?
- Ningún Slytherin tendría nada contigo, Potter - le dijo Malfoy recobrando su habitual pesadez, aunque un poco ruborizado.
- Pues no creo que sea así - le lanzó una sonrisa seductora - creo que tu matarías por una noche conmigo, Malfoy.
- Púdrete.
- Podrías encontrar una frase mejor, querido mío - le volvió a sonreír y se volvió hacia su propia mesa dejándolo callado.
- Oye, no hagas eso - le dijo Hermione - después de la manera que siempre nos ha tratado, no deberías prestarle atención.
- No te preocupes, sé lo que hago.
- Harry, yo... - empezó un joven de Ravenclaw totalmente ruborizado - quería decirte que... si te puedo ayudar... en alguna clase - tartamudeó y Harry le sonrió asintiendo - puedes... puedes... contar conmigo.
- Gracias, acudiré a ti si lo necesito - le dijo guiñándole un ojo - pero no te lo tomes en serio ¿sí?
- Siempre me has parecido guapo - le dijo regresando a su mesa.
- No deberías coquetear para obtener lo que quieres - le dijo Ginny molesta - estás actuando como los Slytherin.
Pero aquello hizo enfadar a Harry, quien la miró con frialdad y ni siquiera la miró de nuevo, dedicándose a contarles a los que estaban a su alrededor como había pasado ese mes, encerrado y sin sus poderes mágicos. Seamus se compadecía de él mientras Neville le decía que no era nada divertido, le había pasado un verano que se había tenido que quedar en casa todo el tiempo por haberse agarrado una gripe descomunal que se había llevado su magia y que su abuela se la pasaba recriminándolo y diciendo que no podría regresar a Howgarts si no se mejoraba.
- Pero contigo siempre hacen excepciones ¿verdad, Potter? - dijo Snape que parecía haber salido de su estupor mientras se paraba junto a él.
- Bueno, el mago que fue capaz de vencer al señor tenebroso debía mantener su plaza en este colegio ¿no cree, profesor? - le dijo sin mirarlo - después de todo aún no cobro la recompensa por entregar al ministerio al mago más peligroso de todos los tiempos.
- ¿Cuál era esa recompensa, Harry? - le dijo Hermione intrigada.
- Bueno, no estaba enterado hasta que convalecía en la casa de mi padrino, si me encuentran seré el siguiente Ministro de Magia, pero ni siquiera he terminado la escuela.
- Eres tan presuntuoso como tu padre.
- Quizás - le replicó sin darle importancia - creo que me gustaría llegar a ser como él, dicen que era magnifico ¿es verdad que usted lo conocía más íntimamente que mi madre?
Y Snape se marchó del comedor hecho una furia dejando a Harry que se reía en voz baja.
- Snape se va a vengar contigo en pociones - le dijo Ron.
- Probablemente - se siguió riendo mientras veía que su plato quedaba listo de los restos de su cena y aparecía el postre - les contaré luego, cuando estemos en la torre ¿de acuerdo?
- Provocar a Snape te va a traer problemas - volvió a decir Hermione en tono reprobador.
- Hermione - le sonrió divertido - sé aquello, pero era algo que lo iba a hacer dejar de molestarme por el momento.
- Has cambiado, Harry, tú no eras así - le dijo Ginny molesta dejando su servilleta sobre la mesa saliendo del comedor molesta.
- Son las malas influencias - dijo Harry en voz alta recordando a su padrino.

La torre Griffindor seguía igual que siempre, así que Harry, Ron, Hermione. Neville y Seamus se sentaron en un rincón de la sala común a conversar y Harry les contó que había descubierto que su padre le coqueteaba a Snape con el fin de alejarlo de su grupo, pero que este al principio no le hacía caso, pero luego pareció caer y los dejó tranquilos.
- Pero ellos eran iguales, ahora es profesor.
- Lo sé - le dijo Harry - pero no puede evitarlo, me cae mal.
- Y este año está peor que antes - le dijo Ron divertido - le quitaron DCAO porque, según se supo, McGonogall amenazó a Dumbledore con renunciar si la volvía a tener.
- Dicen que se ha desquitado con cuanto Griffindor se ha cruzado en su camino - le dijo Seamus - entre todos los puntos que hemos perdido, podríamos llevar una ventaja de 500 puntos al menos por sobre las otras casas.
- ¿Y el equipo? - miró a Ron.
- No ha habido partidos, sino hasta el 31 de octubre, Ravenclaw y Hufflepuff estaban, igual que nosotros, sin buscador, por eso se atrasó el comienzo del campeonato, pero contigo de regreso, tenemos mejores posibilidades de ganarlo.
- El próximo sábado tenemos salida a Hogmeade - le dijo Neville - nos podrías enseñar algunas cosas nuevas ¿no les parece?
- Pero primero miremos el horario - les dijo y lo tomó - diablos.
- Si, tenemos pociones a primera hora - le dijo Hermione - Snape se va a vengar - le dijo.
- ¿Sabes, Guapa? Te pareces a Trelawney pronosticando mi muerte.
Los chicos se rieron y Hermione se puso de pie molesta y los dejó solos.
- Bien hecho - le dijo Ron - pero no la molestes muy seguido ¿quién nos va ayudar con nuestros trabajos?
- Ron, querido, me basta una sonrisa con la persona correcta y tendremos quien nos ayude con las tareas.
- Claro, un Ravenclaw te ofreció su ayuda ¿no?
- Ese muchacho está con nosotros en pociones - le dijo Ron - pero a Hermione no le va a gustar que no estudiemos con ella.
- Y veremos si es necesario usar aquel recurso - dijo poniéndose serio - aquel muchacho parece enamorado de mí y no quisiera herirlo.
- Bueno, siempre podrías usar a un Slytherin ¿no?
- Bueno, Parkinson, no, Zabinni, sería peligroso y Malfoy, ¡no, que asco!
- Anda, sería de mucha utilidad, después de todo es el favorito de Snape - le dijo Seamus - y no creo que tenga corazón para que se lo rompas.
- Allí si que Hermione me mata, después de lo que pasó en el comedor, no me atrevería a coquetearle de nuevo.
- Pero si Malfoy te devoraba con la mirada, claro que no se esperaba que tú fueras por él, de seguro algo te insinúa mañana.
- Oye, no quiero que se lo tome en serio, yo sólo jugaba.

Draco estaba sentado en su cama tratando de tranquilizarse, desde que lo vio al entrar en el comedor sus ojos volaron hacia él, aquel hermoso rostro, sus brillantes ojos verdes, su sedoso cabello negro domado a un estilo bastante casual ocultando la cicatriz en su frente, su cuerpo alto y seguramente musculoso bajo la túnica escolar lo hizo perder el aliento ¿cómo nunca antes se fijó en lo guapo que era Potter? Y él lo había descubierto babeando literalmente y le había propuesto una noche juntos y se la iba a tomar a como diera lugar, aquel muchacho de Ravenclaw no iba a arruinar su posibilidad de ser el dueño de tan escultural joven.
- Vamos, Draco - le dijo Blaise de pie frente a la puerta - deja ya de suspirar por Potter, sabes que te estaba fastidiando.
- ¿Y cómo sabes si en verdad yo le gusto?
- Primero se fijaría en mí - se burló - sólo es un descarado, no caigas en las garras del león.
- ¿Sabes? Déjame en paz antes que te mate.
- No te pongas así, el ravenclaw parece tener más posibilidades que tú, después de todo, le puede ofrecer sus conocimientos.
- ¡Cállate! - le dijo levantando la varita - mataré a cualquiera que interfiera en mi camino, Potter será mío.
- Draco, puedes tener a quien tú desees, ya sea hombre o mujer ¿por qué quieres a Potter? Se la han pasado peleando todo este tiempo, desde que se conocen que no se soportan.
- ¿Es qué no lo has visto? Seguramente es el chico más guapo de todo el colegio, después de mí, claro, entonces ¿por qué no ha de ser mío?
- Snape se enfurecería si se entera de tus intenciones - le dijo.
- Si se llega a enterar, ya sé a quien voy a matar - le replicó y le cerro la puerta dejándolo fuera de su cuarto.
Se recostó en la cama y miró el calendario, ese fin de semana tenían salida al pueblo, lo acorralaría en un rincón oscuro y le robaría un beso, desplegaría ante él todos y cada uno de sus encantos y cuando volvieran al colegio sería suyo para siempre, el leoncito iba a ser suyo a como diera lugar.

Ciertamente Snape estaba dispuesto a vengarse de Harry esa mañana, aunque este se hubiese disculpado delante de toda la clase, así que lo cambió de lugar con Zabinni y lo hizo trabajar con Malfoy, quien no se veía nada de contento.
- Y va a tomar nivelación con el señor Malfoy - agregó decidido a fastidiarlo.
- Genial - le sonrió Harry al rubio casi sin pensarlo - tú si vas a ser bueno conmigo ¿verdad, Malfoy? Y me ensañaras todo de ti ¿cierto? - y sus palabras sonaban a otras cosas fuera de la clase.
- Potter, si puede dejar de coquetear, empezaremos con la clase - le dijo el profesor fastidiado.
- Pareciera que está celoso - dijo antes de poderse contener y se mordió el labio y se tapó la boca, lo volvió a hacer.
- Tiene detención esta noche, Potter.
- Tonto - le dijo Draco divertido.
- Prefiero una detención con Snape que... - se cayó al ver que el oscuro profesor lo miraba.
- Otra interferencia suya, Potter, y le quitaré puntos.
Harry se quedó en silencio tratando de controlar su lengua, no podía perjudicar más a su casa provocando a Snape, de seguro le quitaba más puntos de los que pudiera ganar en todo el semestre.
- Muy bien, vayan a la página 26 del libro y realicen la poción allí indicada - les dijo paseándose por el salón, demasiado grande para 12 alumnos - pongan los libros sobre las mesas - ordenó y Harry colocó el suyo en un lugar visible para poder intentar la poción, sin embargo notó que era casi imposible realizarla sin la otra poción, una que seguramente habían preparado al iniciarse y maldijo para sus adentro, de seguro Snape lo hacía intencionalmente para que le fuera mal con la famosa poción.
Miró a Draco que trabajaba concentrado y luego al libro en el que aparecieron extrañamente indicaciones que empezó a seguir por instinto, al poco rato estaba tan concentrado como el resto preparando aquella poción, miraba una y otra vez las indicaciones para no equivocarse, tanto que Snape se detuvo detrás de él y lo observó realizar aquella poción que estaba seguro no le resultaría y en vez de ello la hacía como todo un experto.
- Quiero ver su libro, Potter.
Harry dio un salto al sentir al profesor detrás de él y miró el libro antes de entregárselo preocupado que pensara que estaba haciendo trampa.
- Me extraña que la poción le esté resultando, Potter, y sin hacer trampa - le devolvió el libro - menos cuando no sabe hacer la poción base.
Harry se mordió el labio y vio un mensaje escrito en la parte superior de la página. "Sólo tú puedes verme". Suspiró más tranquilo y terminó con la poción junto antes que Snape diera la señal de dejar las pociones tal como estaban.
Se paseo entre los alumnos revisando pociones, los Ravenclaws obtuvieron todos un nueve, Parkison nueve y medio, igual que Zabinni, Malfoy obtuvo un diez, a él le hizo el quite y siguió con Hermione, a quien le puso un nueve y medio, a Ron le puso un ocho, a Mcmillan también le dio un nueve y regresó a su lado, revisó minuciosamente su poción como buscando algo con lo que se hubiese equivocado y con todo el dolor de su alma le puso un diez.
- Muy bien - dijo aunque le habría gustado decir todo lo contrario - probaremos su poción, Potter - Harry abrió la boca a punto de protestar, pero prefirió callarse, no quería que le bajara la nota - bébala.
Miró el libro en silencio y vio que decía: "No te hará nada, sólo mata a los brujos negros"
- Veremos si tiene magia negra, Potter.
Harry se bebió la dosis y un extraño fuego blanco lo rodeó mientras un ligero cosquilleo le subía por las costillas, cerró los ojos y se comenzó a reír mientras el fuego desaparecía dentro de él, pero su risa no se calmaba, viajaba por sus entrañas hasta que sintió que no pesaba nada y perdió el conocimiento cayendo en los brazos de Malfoy.

Caminaba por un sendero extraño, estaba en las afueras de un pueblo muggle, allí, sentado con otros niños jugaba un muchacho de alrededor de 5 años muy parecido a él, pero tenía los ojos grises, era como si viera una miniatura de su padre, pero era imposible, él no tenía hermanos y toda la familia había sido exterminada por los magos tenebrosos en su intento por encontrarlo a él, entonces ¿quién era ese niño?
Vio a los otros niños que jugaban por el patio de aquella casa a las escondidas, aquel niño era obviamente un mago en medio de muggles, pero ¿nadie se daba cuenta?
Un profundo dolor atravesó su frente y se aferró con fuerza a quien lo sostenía, podía sentir su aroma entrándole por las fosas nasales y escuchó una voz extraña pero a la vez tan familiar para él, estaba seguro que se trataba de su padre.
- No respires su aroma, Harry, o le entregarás tu corazón a una serpiente.
- ¡Papá! - lo llamó y al fin despertó sentándose en la cama,

Draco estaba a su lado desde el instante mismo en que se desmayó, había evitado el golpe y había sentido algo extraño al sentir el aliento de Potter en su cuello, un extraño cosquilleo que se había acentuado al sentir como este se aferraba a él como naufrago a una tabla y no había podido evitar abrazarlo contra su pecho y robarle un beso mientras estaban solos.
No había querido soltarlo al llevarlo a la enfermería, le había explicado a Madame Pronfrey qué había pasado y ella había despotricado contra Snape por irresponsable, si Potter apenas y recobraba su magia, no debió exponerlo a semejante poción, si todo el mundo sabía de sobra que el muchacho era un brujo blanco y había partido a buscarlo dejándolos solos. Se había subido a la cama y lo había recostado sobre su pecho ansiando ver sus lindos ojos abrirse y mirarlo a él y poder darle un beso de verdad, morder su boca en un beso real y no uno robado. Pero Potter siempre era impredecible y en vez de mirarlo se sentó de golpe apartándose de él como si de la peste se tratase.
- ¡Papá! - gritó el moreno respirando profundo tratando de calmarse.
- ¿Llamas a tu padre cada vez que despiertas? - se burló.
- Que te importa - le dijo bajando los pies de la cama - esto es terrible, debo contarle a...
- Harry - le dijo Dumbledore y Draco se sintió molesto, cada vez que algo le pasaba a este, todo el mundo se desvivía por cuidarlo, cuando en realidad el único con derecho a cuidarlo era él - lamento que te haya pasado aquello en clases, Severus deberá dejar de experimentar con sus alumnos.
- Bueno, era la única manera de saber si resultaba - se sonrió divertido - no hizo daño, sólo es que yo aún no tengo toda mi magia recuperada.
- Entonces vete a descansar - le dijo.
- No, creo que es mejor que tome las otras clases, les diré a los profesores que por el momento no tengo magia, pero al menos puedo ver la teoría ¿no?
- Muy bien, pero el señor Malfoy es ahora tu guardián.
Draco hizo una sonrisa casi imperceptible, el león podía quedar atrapado entre las fauces de la serpiente y él no iba a desaprovechar la oportunidad de intentar conquistarlo, pronto, muy pronto, el chico dorado de Howgarts sería sólo suyo.

Harry estaba sentado en la orilla del lago, estaba molesto, pero no había podido quitarse a Malfoy de encima ¿Y si se había tomado sus coqueteos en serio tal como hiciera su padre con el suyo? Menudo lío en el que se habría metido, claro que quizás lo mejor era contarle a sus amigos, pero eso no pasaría hasta que pidieran estar en la sala común, en el comedor Malfoy se había sentado del lado contrario de la mesa de manera de estar más cerca de él y no había podido decirle nada a sus amigos, en especial por la mirada reprobadora que le echaba a cada rato Hermione. Entendía que estuviera molesta, pero no era su culpa, Malfoy se había tomado el cargo de su guardián con demasiada seriedad y al terminar de comer se había parado detrás de él vigilando que se comiera toda su comida. Había protestado que no era un niño chiquito a quien tuviera que vigilar, que no necesitaba niñera, pero de nada había servido porque este lo había abrazado por detrás y le dijo que no pensaba así de él, que prefería hacer niños chiquitos con él.
Claro que Harry se había volteado furioso hacia él, pero Malfoy se reía y comprendió que cayó en su juego como tonto, y no pudo evitar la repuesta que vino a sus labios.
- No deberías andar revelando nuestros íntimos secretos, querido - le dijo saliendo del comedor dejándolo en silencio mientras cientos de murmullos comenzaban a crecer alrededor de ellos. Sacó su capa de invisibilidad y corrió hacia el lago sin que nadie lo viera y se dejó caer delante del grueso tronco de un árbol que lo ocultaba de la vista de cualquiera desde el castillo.
- Harry - le dijo Hermione sentándose a su lado junto con Ron, ambos mirándolo preocupados - ¿qué hay entre Malfoy y tú?
- Nada, excepto en su imaginación - dijo molesto - se está tomando las cosas demasiado en serio ¿qué pretendía Dumbledore al nombrarlo mi guardián?
- Tal vez sea mejor que te mantengas cerca de nosotros, así Malfoy te dejará tranquilo - le dijo ella preocupada.
- Hermione, a ese jamás le ha importado nuestra presencia - le recordó Ron - siempre es despreciativo con nosotros, lo único que nos queda es hacer que vuelvan a ser enemigos.
- Si, era más fácil cuando era cortante conmigo - dijo Harry - lo prefiero mil veces de enemigo que de acosador.
- Pues estaba diciendo que sólo estabas molesto con él porque no podían intimar estando en el castillo - dijo Ron molesto - sé que sólo se hace el interesante, pero es molesto.
- Lo mataré - dijo Harry fastidiado poniéndose de pie.
- ¡Aquí estás! - dijo Malfoy apareciendo por un costado abrazándolo.
- ¿No puedes irte un rato al infierno, Malfoy?
- No, al menos no si tú no me acompañas primero al paraíso.
- ¡No entiendes que sólo estaba jugando!
- Me parece que eres tú el que no lo entiende, Potter, vas a ser mío a como dé lugar - le dijo y trató de besarlo desentendiéndose de Ron y Hermione que de un certero conjuro lo apartaron de Harry - no tienen derecho a intervenir, esto es entre nosotros.
- Cierra la boca, serpiente ponzoñosa, no vas a lastimar a Harry o aprovecharte de él porque no tiene magia para defenderse.
- Dumbledore me nombro su guardián y sólo yo lo voy a cuidar, así que mejor se quitan del medio - los amenazó furioso, su razonamiento estaba nublado, sus sentidos sólo percibían aquel aroma que lo impulsaba a luchar por tener a Harry y pronto - y les irá muy mal.
- Por si no te has dado cuenta - le dijo Ron entre dientes - somos dos contra uno y tus perros falderos no están cerca para ayudarte.
- Yo me basto sólo para luchar por mi chico - les replicó.
Harry ladeó la cabeza mirando preocupado a Malfoy, había algo raro en todo eso, el Malfoy que conocía se ocultaba siempre detrás de Crable y Goyle, provocaba, pero quienes en realidad mordían eran los dos grandotes esos, pero ahora estaba dispuesto a enfrentarse a sus amigos por su amor, era extraño.
- Malfoy - le dijo Harry - no es necesario que pelees con mis amigos - hizo que Ron y Hermione bajaran sus varitas y tomó la mano del rubio para que la bajara también - no necesitas cuidarme todo el tiempo, ellos me cuidarán cuando no estés.
- Pero yo puedo estar siempre a tu lado - dijo tratando de abrazarlo.
- Yo necesito mi espacio - se apartó - si quieres, vigílame a distancia, pero no trates de atacar a quienes se me acerquen.
- Lo haré si me das un beso y le dices a todos que eres mi novio.
Harry lo miró exasperado, al parecer Malfoy se había dado un buen golpe en la cabeza durante la batalla con el señor oscuro y se había vuelto loco o tarado, porque no parecía entrarle en la cabeza que sólo había sido coqueteo de su parte, pero ¿qué podía hacer?
- Bien, diré que eres mi novio ¿conforme?
- No, debes besarme.
- Ni de chiste - dijo dándose vuelta.
- ¿Preferirías un beso de Snape? Por eso le coqueteas descaradamente.
- Prefiero besar a Voldemort - replicó volviéndose hacia él y plantándole un beso en los labios - ahora estarás conforme.
- No, pero eso basta por ahora - sonrió tocando sus labios mientras Harry lo veía correr de regreso al castillo.
- ¿Qué bicho lo picó a este? - dijo Ron.
- Quizás debiera preguntarle a Sirius - dijo Harry preocupado - mi padre tuvo el mismo efecto sobre su padre cuando estaban en el último año, dijeron que se lo había tomado muy en serio, sólo que mi padre tenía quien amedrentara a su padre, en cambio, este parece dispuesto a arriesgarse a lo que sea por tenerme.
- Y te estás dejando - le dijo Hermione.
- ¿No lo entiendes, Hermione? Malfoy estaba más que dispuesto a lanzarte una imperdonable con tal de sacarte del medio, nunca vi tanta decisión en sus ojos, hay algo sumamente extraño en esto, como si algo en mí lo obligara.
- Bueno, investigaremos eso.
- Hay algo más que quiero contarles - volvió a sentarse - he tenido un sueño recurrente desde que maté a Voldemort, es acerca de la noche en que mis padres fueron asesinados - suspiró - es como si visitara los recuerdos de alguien más ya que veo a Voldemort caminado hacia mi casa, como ataca a mi padre y luego tortura a mi madre para quitarla del medio, pero ella se niega, finalmente la mata y va por mí, pero algo le impide lanzar bien el conjuro y este rebota en su contra, luego veo a Hagrid que ve a mi padre, luego va hacia mi madre y la mueve, me toma, sale de los escombros de lo que fuera mi casa, se encuentra con Sirius, ambos se van, pero algo raro pasa, un fuego dorado aparece donde estaba mi padre, me devuelvo a mirar y veo la noche en que murió Cedric, pero estoy seguro que no son recuerdos míos, veo mi enfrentamiento con Voldemort desde afuera.
- Pero ¿de quién son esos recuerdos?
- No lo sé, sin embargo, cuando me desmayé esta mañana, vi otros recuerdos, recuerdos que jamás serán míos - recogió las rodillas y apoyó la barbilla sobre ellas - vi a un niño como de unos cinco años, una miniatura mía pero de ojos grises, pero cuando me acerqué a él, escuché a mi padre diciéndome que no respirara el aroma de aquel que me abrazaba o mi corazón le pertenecería a una serpiente.
- Pues te prevenía de Malfoy, no quiso soltarte desde que caíste en sus brazos al desmayarte - le dijo Ron.
- Si, estaba recostado contra él cuando desperté.
- Si tú respiras su aroma y puedes ser suyo ¿no crees que a la inversa funcione igual? - le dijo Hermione - ese tipo de cosas funcionan en ambos sentidos.
- Y Malfoy bien que pudo haber respirado tu aroma - le recordó Ron - y estar alterado por lo mismo.
- Sirius me dijo que su padre intentó llegar al mío a costa de lo que fuera, debe venir por la sangre ¿no?
- Deberíamos preguntarle a Dumbledore, él ya era director cuando tus padres eran estudiantes, quizás nos pueda decir algo al respecto.
- Me gustaría saber qué diablos le está alterando el cerebro a esa serpiente - dijo Harry molesto caminando de regreso al castillo y topándose a boca de jarro con Snape que lo miraba furioso - lo que me faltaba - dijo entre dientes.
- Señor Potter, no sé qué es lo que pretende ahora, pero no voy a dejar que siga jugando sus tontos juegos con Malfoy - lo amenazó.
- Yo no tengo nada con él, es él quien me persigue y me acosa - le replicó - y si no le gusta que esté cerca, reclámele al director porque él lo nombró mi guardián, además, es en parte su culpa por ponerlo a trabajar conmigo y darme esa maldita poción que ha generado que algunos de mis poderes dormidos se despierten, y si no quiere que todos los Slytherin conozcan sus secretos, lo mejor que puede hacer es dejarme en paz.
- No me amenace, Potter.
- No lo estoy amenazando - le replicó mirando a sus amigos - los Muggles dicen "sobre advertencia, no hay engaño", así que es mejor que me escuche y no vuelva a desquitarse con los Griffindor - agregó y pasó por su lado echando pestes contra el hombre y todos sus antepasados.
Llegaron a la gárgola que protegía la entrada de la oficina del director y Harry miró la estatua antes de decir la contraseña, esta se movió y les dio el paso por la escalera de caracol y los tres entraron en la oficina.
- Harry, Harry - le dijo el anciano - deberías aprender a controlar tu mal genio.
- Quizás, pero usted sabe que no lo soporto.
- Bueno, supongo que hay algo que quieren decirme.
- Es sobre Malfoy - dijo Ron.
- Eso deberían hablarlo con el profesor Snape.
- No creo que nos escuche luego de lo que pasó - dijo Hermione.
- Es que Malfoy se está comportando extraño - le dijo Harry - anoche quería comerme con la mirada, como habrá notado, esta mañana me cuidó todo el rato que estuve inconsciente y hace un rato estaba dispuesto a matar a Ron y a Hermine con tal de llegar hasta mí, pero había algo, como si no estuviera en sus cinco sentidos, con la vista empañada.
- ¿Le coqueteaste esta mañana o a la hora del almuerzo?
- Si, lo hice, porque quería que me soltara.
- Tu padre hizo muchas veces lo mismo con Lucius Malfoy - dijo divertido - y siempre obtuvo lo mismo, que este dejara de razonar y quisiera besarlo.
- Pero ¿por qué reaccionaba así? - dijo Ron
- Verás, hay cuatro familias de sangre pura que llevan una esencia especial en su sangre, dos de ellas ya desaparecieron por completo, pero las dos restantes se afectan entre si de la manera más inverosímil que se les pueda ocurrir. Una de ellas es la de los Malfoy, su herencia es el aroma de los unicornios mezclada con la de los veela, y la otra son los Potter, con la esencia del fénix mezclada con el león Verache, el que respire del aroma del otro será irremediablemente su enamorado, estando lejos, podrá actuar con cierta cordura, pero frente a frente, en lo único que ha de pensar es en recostar su cabeza en su pecho.
- Entonces, Malfoy respiró su aroma - dijo Hermione.
- Harry ha desplegado para él toda la coquetería del fénix, eso es como llamarlo a que corra a su lado y le dé lo que él quiera.
- O sea, que si vuelvo a hacerlo lo único que voy a conseguir es que se ponga más loco y me persiga con más ganas.
- Dime una cosa, Harry ¿de casualidad lo has besado?
- Si.
- Mm, entonces no tiene caso que dejes de coquetearle.
- ¿Cómo dice?
- Has sellado en él la esencia del fénix, a cualquiera que le coquetees de ahora en adelante será considerado un peligroso rival e intentará matarlo, además, debes cuidar tus emociones ya que mientras más fuertes ellas sean, con mayor fuerza el muchacho reaccionará a ellas.
- O sea, que si estoy muy enojado...
- Malfoy reaccionará odiando a la persona que te hizo enojar.
- ¿Y si está excitado por una victoria en el Quidditch?
- Será como pedirle que intimen - le dijo con suavidad - eso es aún más peligroso, porque el olor a excitación, aunque no sea sexual, lo despertará a ello y podría ser causa de muerte.
- ¿Por qué tendría que morir?
- Harry, ten cuidado, aún no te has dado cuenta del gran potencial mágico que tienes, pero si admites que en tu corazón se anide la rabia o el rencor, toda aquella magia blanca que tan bien guardas y cuidas podría transformarse en algo maligno.

Draco estaba sentado junto al lago, allí donde estaba su querido Harry sentado hace un rato disfrutando el recuerdo del roce de los labios del moreno en los suyos, aún sentía que los propios palpitaban y un rico calorcito lo recorría entero ¿qué se sentiría un beso compartido? O mucho mejor aún, sus caricias sobre la piel. Y el calor corporal comenzó a subir a niveles insospechados, su mente había conjurado a su Harry desnudo, claro que sólo era su imaginación, trató de decirse, pero ¿cómo sería sin esas ropas tan feas y holgadas que solía usar cuando no estaban en clases?
- Vaya, así que estás en su lugar favorito - le dijo uno de sus amigos - Snape te quiere en su oficina, ahora.
Draco se puso de pie, normalmente se habría alegrado de tener un motivo para hablar con su padrino, pero ahora sospechaba que la "conversación" no iba a ser nada agradable. Caminó tranquilamente preguntándose dónde andaría metido su amor en estos momentos, tal vez en la cabaña del guardabosque o con algún idiota que lo adoraba. Maldición, él era suyo, no lo compartiría con nadie, así que mejor acababa rápido con lo de Snape y lo buscaba, no iba a permitir que nadie más probara el dulce sabor de sus labios.
- No te vas a quedar con Harry, Malfoy, no sé que le has hecho, pero ten por seguro que voy a encontrar la manera de recuperarlo - le dijo Ginny Weasley pasando por su lado.
Draco apretó los labios con odio, pero decidió que ya se encargaría de esa... pelirroja, nadie amenazaba a un Malfoy y salía impune.
Entró en la oficina de Snape y se sentó frente a este en espera de la reprimenda quede seguro le iba a echar por andar detrás de su amor.
- Te vas a apartar lo más posible de Potter - le dijo y Draco lo miró sorprendido - ese muchacho es peligroso para ti.
- No - dijo decidido - es mío.
- Potter es un mago blanco de mucha fuerza.
- Y es muy lindo.
- Draco, no me estás escuchando.
- Y tiene una boca muy besable y dulce - agregó suspirando.
- ¿Besaste a Potter? - dijo escandalizado.
- No, él me besó a mí, si no me hubiese tomado por sorpresa, creo que habría sido mucho mejor - suspiró sonrojado.
- ¿Acaso estás loco, Draco?
- Me imagino a Harry acariciándome la nuca mientas me besa - cerró los ojos - y me atrae hacia su cuerpo excitado por mi presencia.
- Voy a matar a Potter - dijo el mayor furioso.
- ¡No le va a hacer nada a mi Harry! - le gritó - usted le toca un solo pelo a mi amor y lo torturaré hasta que se muera - se levantó y salió dando un portazo dejando a un sorprendido Severus Snape preguntándose que había sido aquel arranque tan poco digno de un Malfoy, le había parecido ver a otro hacer lo mismo cuando le dijeron que otro Potter estaba comprometido.

Harry estaba sentado en una banca en la puerta de salida del colegio, de la conversación con Dumbledore habían pasado casi tres días, al siguiente era sábado y Malfoy lo había invitado a que pasara la salida al pueblo juntos, ya que eran novios, habría querido negarse, pero vio en sus ojos tanta ilusión que su corazón Griffindor había accedido antes que la razón le explicara por qué no debía acceder. Claro que a cada momento el rubio se volvía más posesivo con él, no quería dejarlo a sol ni a sombra, había peleado con Ginny y con Cho, no quería que ninguna de las que alguna vez habían retenido su afecto se le acercaran ni a cien metros, tampoco permitía que alguno o alguna que tuviera algún interés romántico por él se le acercara y cada vez que estaba solo, se acomodaba en su regazo, como acababa de hacer.
- Me gustaría que me hicieras cariño - le dijo el rubio sacándolo de sus pensamientos y Harry, inconscientemente le acarició el cabello con delicadeza.
- Malfoy, esto no puede seguir así, estás tan obsesionado conmigo - lo miró y vio que sus ojos grises tenían una sombra - vamos a buscar un lugar adentro, hace demasiado frío aquí.
- ¿Adónde iremos? - le dijo poniéndose de pie entrando en el castillo tomando de la mano a Harry al ver que Ginny venía hacia ellos - a mí me gustaría que fuera un lugar donde estemos a solas y cómodos.
- No deberías andar con esa serpiente - le dijo la pelirroja molesta mirando sus manos enlazadas.
- Muérete, Weasley, Harry no me va a dejar porque tú se lo digas ¿verdad, amor? - le miró y este asintió - así que mantén tu distancia.
Harry movió la cabeza, Malfoy estaba decididamente más loco cada día, si se podía, se había peleado con Snape porque este lo había amenazado, había gritado contra uno de sus compañeros un maleficio y había petrificado a Peeves por molestarlo y aún no conseguían volverlo a la normalidad. Claro que Dumbledore había tenido que castigarlo, quizás Snape lo hubiese expulsado, pero había abogado por él, que había actuado así por amor, que no lo expulsaran, y se había ganado una detención con McGonogall, que al final había tenido que compartir por lo de la nivelación.
Le había escrito a su padrino para contarle lo que había pasado y había recibido lo que los muggles llamaban un "testamento" de cada uno, Sirius le recriminado que hubiese permitido que el rubio se le acercara tanto, que no debió desplegar sus encantos sobre él, que no se había dado cuenta que le podía pasar lo mismo que a su padre y una sarta de cosas que no había comprendido bien. La de Remus había sido menos violenta, pero eso no significó que no lo regañara también, sólo esperaba que no perdiera la razón también porque su padre había pagado con lágrimas su coquetería con Lucius Malfoy y no quería que le pasara lo mismo. Sorprendido, se preguntó cómo habría sido que su padre había llorado.
Draco apoyó la cabeza en el hombro de su amado y notó que su mente estaba en otro lado, su mirada estaba perdida quién sabe donde, ello no le gustaba nada, quería ser el centro de su vida, pero había algo que lo separaba de él.
- Harry - lo jaló por la corbata y este lo miró saliendo de su ensimismamiento - ¿se puede saber en qué piensas?
- Es que le comuniqué a mi padrino que estamos de novios y me han hecho muchas advertencias pero no comprendo por qué.
- Yo aún no le digo nada a mis padres, mi madre de seguro viene hasta aquí y me mata - suspiró cansado - no sé qué dirá mi padre, a él menos le diría con quien ando, de seguro me tortura a morir por andar con el enemigo, como dice Snape.
- Odio ese tipo - dijo fastidiado - pero no quiero que vuelvas a pelearte con él, ya tengo bastantes problemas con mi gente como para agregarle otro.
- Si quieres...
- Oye, no hemos hablado de nuestra salida de mañana ¿dónde te gustaría ir?
- A dónde sea que quieras llevarme - le sonrió coquetamente.
- A veces me agradan tus respuestas, Malfoy - le dijo malicioso.
- ¿Y cuando me vas a llamar por mi nombre?
- Tendrás que ganarte el honor - se sonrió mientras corría por los pasillos arrastrándolo detrás de él.

Sirius miró la carta que le había llegado de Francia, él no le había contado a Harry nada del pasado de su padre ¿para qué, si se suponía que no volverían a verlo? Sin embargo, aquel desliz del pasado había dejado consecuencias y aquel muchacho quería conocer a su familia, claro, sabía que su padre biológico estaba muerto, pero también sabía que tenía un hermano menor e insistía en conocerlo, en especial porque había descubierto parte de la verdad.
Remus miró a su pareja que parecía muy preocupado por aquella carta, era raro verlo así, tan pensativo y silencioso ¿qué había pasado? Iba a sacarlo de sus meditaciones cuando este se levantó y le entregó la carta.
- Vamos a tener problemas, Lunático - dijo paseándose por la cocina mientras el licántropo leía la carta - ya al nacer el muchacho demostró parecerse a ambos padres y Harry no sabe nada de esto, mucho menos su novio, y él quiere conocerlo.
- Dice que si no se lo permitimos por las buenas, acudirá a la ley, Harry será mayor de edad, pero él es su hermano mayor.
- ¿Te imaginas el escándalo que van a montar los Malfoy si se enteran del hijo de James? - dijo Canuto - mucho nos costó ocultar el embarazo como para que a estas alturas se enteren de todo.
- A mí los que realmente me preocupan no son los Malfoy, aunque Lucius va a armar la grande, quien en realidad me preocupa es Harry, no le va a hacer mucha gracia que le hayamos ocultado algo tan importante de la vida de su padre, aunque le hubiésemos prometido a este guardar su secreto hasta la tumba.
- Pues esto va a afectar la relación de Harry con ese muchacho, tienen ambos el mismo medio hermano - suspiró Sirius - es mejor que le digamos a Dumbledore de la situación, creo que tendremos que hablar con harry esta misma tarde, porque si bien no entendí, le enviará una carta tan pronto sepa dónde está y para nadie es un secreto que está en Howgarts, creo que le será muy fácil dar con él.
- Entonces, pidamos una entrevista con su jefa de casa ahora mismo y vamos por él, creo que dijo que este fin de semana tenían salida.

Harry miró sorprendido a la profesora McGonogall, eso que su padrino y Remus estuvieran allí le daba mala espina, pero no dijo nada, sí ellos querían hablar de inmediato con él debía ser porque pasaba algo grave, pero ese no era el problema principal, era que Draco quería acompañarlo y no conseguía convencerlo que lo dejara hablar primero con ellos para saber cómo estaba la situación, tantear el terreno.
Entró en la oficina de su jefa de casa con Draco a su lado y se enfrentó a su padrino que miró sorprendido al rubio que se negaba a soltar la mano de Harry y luego miró a Remus, quien se encogió de hombros.
- Creo que es mejor así, también le incumbe a él, después de todo - dijo el licántropo sentándose junto a su pareja - Harry, como buen Griffindor, debes saber que un león jamás traiciona su palabra - empezó.
- Claro que siempre hay excepciones - dijo Sirius - nosotros le hicimos una promesa a tu padre antes de salir del colegio, nos llevaríamos el secreto a la tumba, pero ya no te lo podemos ocultar.
- Menos con él intentando llegar a ti.
- ¿De quién hablan? - dijo Harry preocupado.
- James estaba muy enamorado en séptimo año, pensaba que él iba a casarse con él, pero se dio cuenta que sólo pretendía jugar con el chico más cotizado de la escuela, claro que no le dijo nada de su estado, se lo ocultamos todos los leones, y ese niño salió del país adoptado por unos parientes de James en Francia - dijo Remus de un tirón.
- ¿Tengo un hermano mayor?
- Si, pero él no lo sabía hasta ahora, de seguro ha encontrado algo que le ha señalado a tu padre, pero el problema no es ese, sino que su otro padre sí está vivo y de seguro todos vamos a tener problemas.
- ¿A qué se refiere con eso de "todos"?
- Bien, no queríamos contarte esto a ti, debería ser tu padre quien estuviera aquí, pero va a poner el grito en el cielo si él llega a buscar a Harry.
- No entiendo.
Harry entrecerró los ojos, si Draco estaba involucrado, quizás tenía algo que ver con su coqueteo con el padre de Draco, lo que significaba que aquello había llegado más allá de eso, que ellos habían salido de la protección de sus amigos y habían estado más cercanos.
- James coqueteaba descaradamente con cualquiera, pero a inicios de séptimo curso le llamó la atención un joven Slytherin, le entregó su corazón, pese a todos nuestros intentos de evitarlo, cuantas veces evitamos que se le acercara, sabíamos que si se juntaban, algo malo iba a pasar. Sin embargo, en algún momento nuestros cuidados no fueron suficientes y para las vacaciones de Navidad se nos perdieron y para mediados de febrero James nos reveló su secreto, estaba embarazado, pero su querido le era infiel, andaba con alguien más y estaba comprometido oficialmente con ella, se negaba a contarle lo que pasaba pasando, decía que no se iba a rebajar a pedirle que regresara a su lado de esa manera, si él lo quería lo buscaría.
- Lamentablemente, lo buscó y no para pedirle matrimonio, estaba ofendido porque Lily lo protegía y cuidaba, nosotros hicimos correr la voz que ellos estaban comprometidos desde navidad y el propio Snape se lo dijo al otro, pero no lo aceptó, le hizo daño a James y este tuvo problemas el resto del semestre, a ratos caía en depresión y en otros era verdaderamente insoportable, pero lo cuidamos mucho. Cuando lo dio a luz en septiembre, James estuvo muy mal, se quería morir, así que Lily le pidió que entregara al niño en adopción, no que ella no lo quisiera cuidar, sino porque James no quería seguir viviendo. Ellos ya estaban casados, pero él se quería morir por su traición.
- Así que lo mandaron lejos.
- Lily le pidió a un tío de James que lo cuidara, que ellos lo buscarían cuando James estuviera más recuperado, pero cuando James recobró la razón fue cuando naciste, Harry, y comenzaron a tratar que tu hermano regresara, pero como vino lo de Voldemort, se hizo imposible y después de la muerte de tus padres, pensamos que era mejor dejarlo donde estaba ¿cómo íbamos a ponerle en peligro al igual que a ti? La familia de Lily podría aceptarte a ti por ser hijo de ella, pero ese niño no.
- ¿A quién se parece?
- No lo sabemos, Lily temió que nos encariñáramos con él y no nos dejó verlo, así que lo único que sabemos es que debe tener 20 años y se llama Jeremy Potter, que quiere conocerte y que el lunes sabrás de él.
- Tal vez deberíamos avisarle a su otro padre.
- ¿Y que comience a buscar a todos los Griffindor que protegimos a James y le ocultamos la verdad todo este tiempo?
- De todas maneras se va a enfurecer cuando se entere de su existencia - le dijo Harry poniéndose de pie - aunque crea que es parte de una traición de mi padre.
- Quisiera saber qué diablos tengo yo que ver - dijo Draco mirando a Harry.
- ¿Tu padre te ha contado cosas de la escuela?
- Suele decir que los recuerdos hay que dejarlos guardados en un rincón, especialmente cuando ellos te hacen daño.
- No sabes nada, entonces - dijo Harry molesto - él era el novio de mi padre en esa época, lo traicionó con tu madre y lo dejó embarazado de un hijo que hizo pagar con sangre y lágrimas el amor que le dio ¿no es verdad, padrino?
- Si, es verdad - suspiró el animago - nosotros pensamos que él jamás se iba a enterar, en especial después de tanto tiempo, pero la curiosidad de un león siempre es mayor que su prudencia.
- ¿Quieres decir que Harry y yo compartimos un medio hermano? - chilló.
- Pronto vendrá, y si se parece a ti, por Merlín que estaremos metidos en problemas.

La semana había sido insoportable, la visita al pueblo un sincero fracaso, ambos buscaban la manera de solucionar el problema, pero no encontraban nada que los ayudara, el asunto se puso peor cuando Harry, esa misma tarde en Hogsmeade, se encontró con un muchacho idéntico a él pero rubio y de ojos grises. Este le sonrió y Harry supo de inmediato que era su hermano.
- Hola, eres Harry ¿verdad? Yo soy tu hermano mayor.
- Si - le dijo sorprendido, había pensado que le escribiría, pero verlo allí era demasiado para él.
- Quizás quieras acompañarme a la taberna y beber algo, para que nos conozcamos un poco - le sonrió.
- ¿Adónde crees que te llevas a mi novio? - le dijo enfrentándolo Draco.
- ¿Y quién es este?
- Draco Malfoy, este es Jeremy Potter.
- Mm, no se parecen mucho - dijo cruzándose de brazos.
- Es muy celoso, como buen Slytherin que es - se burló.
- No molestes - se defendió.
- Bueno, quizás me puedas contar algunas cosillas de mi hermano mientras puedo estar con él, porque según sé, sólo tienen permiso hasta las seis porque luego se oscurece - dijo divertido empujando la puerta del bar mientras los hacia pasar - en la escuela en la que yo estaba en Bordeaux no había un pueblo mágico que visitar, pero los fines de semana me podía ir a casa por la red de polvos Flu y llegar a primera hora del lunes.
- Nosotros estamos más apartados del mundo mágico y del Muggle, nuestro colegio es uno de los más importantes de magia que hay en Europa - le dijo Draco muy ufano - estamos separados por casas, yo soy Slytherin, Harry es Griffindor, otros son Ravenclaw y otros Hufflepuf, cada cual pertenece a una casa por sus intereses y capacidades.
- Me encantaría conocer el colegio - les sonrió.
- Y a mí me gustaría saber qué diablos está haciendo mi hijo metido en este lugar tan tranquilo con un desconocido y un media sangre - dijo una voz masculina que Harry reconoció como la del padre de Draco.
- Señor Malfoy, siempre tan simpático - le dijo Harry preguntándose si sería posible evitar que se diera cuenta de la presencia de su hermano - debió de avisarnos antes para prepararle una bienvenida mejor.
- Eres un fastidio, Potter, y tú, Draco, deberías estar con gente de tu altura y no con... estos - dijo mirando despreciativo a Harry.
- ¡No diga eso de mi hermano! - le dijo Jeremy molesto.
"Por Merlín" pensó Harry, pero ya estaba hecho, su hermano acababa de meter la pata descubriendo su secreto.
- Potter no tiene Hermanos.
- Claro que sí, a mí me mandaron a Francia para protegerme - dijo levantando el mentón abrazando a Harry - y si no le gusta mi hermano, puede irse por donde vino.
- Jeremy - gimió Draco rogándole a Harry que interviniera para evitar el desastre que estaba por formarse.
- No puede ser, Lily Potter tuvo un solo hijo en su matrimonio.
- Soy Hijo de James y Lily Potter - dijo molesto - vamos a caminar, Harry, el ambiente aquí se puso denso - se puso de pie y lo sacó del bar.
Harry miró a su pobre novio y siguió a su hermano, aquella información, estaba seguro, pondría a Lucius Malfoy sobre una buena pista y tal vez pronto supiera la verdad de lo que le habían ocultado todos esos años...

Continuará...

Este es un regalo de Pascua de Reyes (aunque en mi país no lo celebramos), ya que salió para esta fecha y no en navidad como hubiese querido.
Feliz Año Nuevo.
Shio Chang (feliz de cambiar de rumbo y de aires)


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