Siempre me di cuenta de que eras inalcanzable para mí, siempre te veía a distancias prudentes al ser la hija de la empleada de tu casa. Tu con tu porte y elegancia, jamás te dignarías en posar tu vista en alguien como yo, una niña once años menor que tú, con más complejos y defectos que virtudes.
Añorando una mirada, una sonrisa o un gesto de apreció, pero ni siquiera me dirigias el saludo cuando me veías, solo le hablabas a mi madre cuando era necesario después de todo, eras el señorito de la casa.
Cuándo tenía quince años mi madre murió, debido a un cáncer cerebral que aquejó su joven vida, acortando sus ganas de vivir, debido a los grandes dolores, horas de sueño que se volvían días. Al ser una sangre sucia igual que yo no tenía la inmunidad que los magos sangre pura poseían.
Ese dia me marche de tu casa, sin siquiera despedirme de los amos de casa. También, recuerdo que te vi por ultima vez, unos días después de el sepelio de mi madre. En el concurrido Callejón Diagon. Fue el único momento, y atesoraré para siempre el recuerdo de tus condolencias, tu suave y conciliadora voz acompañado por un delicado abrazo.
En esos momentos te vi, acompañado de un joven de melena un poco desordenada, ojos verdes esmeralda y una sonrisa soñadora. Recuerdo que la curiosidad me gano, cuando te despediste de mi, ya que jamás te habia visto con tus ojos grises tan brillantes, rebosantes de alegría. Vi que tomaste el brazo del chico y lo llevaste hacía un apartado callejón, cuando doble cuidadosamente por donde se encontraban, cuidando que no se dieran cuenta de mi presencia, me lleve la mayor sorpresa de mi vida, y sentí que mi corazón se caía a mis pies en mil pedazos. Al verlos besarse, con tanta intensidad, tanto anhelo, que fue doloroso darme cuenta a los quince años que mi primer amor jamás se fijaría en mi. Recuerdo que corto con mis lagrimas nublando mi visión, antes de cometer una locura. Quería de gritarle que se alejará de ti, gritarle que eres mío. Que tus amor debía ser para mi, una mujer y no un hombre. Aunque la verdad era otra.
_. ¿En que piensas Leonor?- preguntó mi mejor amiga Hermione, ambos éramos compañeras en la facultad de medimagia. Ahora a mis veinticinco años estaba a punto de graduarme y convertirme en lo que mi madre y yo, siempre deseamos...
Tenía todo lo que siempre desee, no tenía muy buena situación económica, ya que al ser una nacida de una sangre sucia, como la gente insultaba no tenía grandes oportunidades. Pero gracias a Merlín, había luchado para conseguir lo que ahora tenía. Tenía grandes amigos, que estaban para apoyarle cuando más lo necesitaba.
Pero siempre desee algo más, algo que a pesar de los años siempre añore, como en el primer momento en que te vi. Pero se que jamás podre tenerte, por que tu siempre serás un imposible para mi.
Ya que tu corazón siempre pertenecerá a Harry Potter, el niño-que vivió- y venció. Y que lamentablemente murió en la batalla final. Dando la vida por todos, después de haberlo odiado por tener tu amor, sentí lastima por él, porque dio la vida por nosotros y a pesar de todo siempre agradeceré.
_. En nada Hermione, solo estoy nerviosa. En dos días será nuestra graduación. Y ya quiero ejercer.
_. Yo también, tengo que ir a buscar el vestido, mamá lo mando a hacer a una diseñadora del mundo Muggle, quedó, maravilloso. Solo le faltaban unos ajustes.
_. Me alegro, yo aún no lo consigo pero tu sabes como soy, jamás usare algo ostentoso.
_. Lo se, eres capaz de vestir un saco de patatas antes de exagerar en gastos- bromeó Hermione.
Le Empuje suavemente, ambas reímos, y nos dispusimos a tomar nuestras ultimas clases.
¥¥¥¥¥
Cuando mire mi figura en el espejo de cuerpo completo que tenía en mi pequeño guardarropas, mis ojos verdes estaban brillantes, mi cabello castaño, caía en cascada por su espalda, en finas y delicadas hondas.
El vestido azul, de corte simple pero elegante, me hacía recalcar mis delicadas y finas curvas.
Iba a ir sola en el día mas importante de mi vida, a mi graduación, a pesar que desee entregar mi corazón a otra persona jamás lo logré, apenas si habia dado solo un beso en mis largos veinticinco años, pero como podía entregar algo a alguien que no deseaba. Solo deseaba sus labios, su toque o caricias.
Cerré mis ojos, sintiendo el calor de las lagrimas en mis ojos, añorando algo que no podía tener, algo imposible y Desee tener el amor de Draco Malfoy.
###########
La graduación fue elegante, pero llena de alegría, esa noche todos éramos de la fiesta, no existían los sangre sucias o los sangre pura.
Esa noche cuando Leonor llego a su departamento, aun en la inconsciencia de la borrachera deseo tener la vida que siempre deseo tener, la vida al lado de Draco Malfoy, pero nadie dijo que seria tan fácil, cuando a la mañana siguiente despertó, en un cuerpo que no era suyo, si no que en el cuerpo del niño que vivió, y que había muerto hacía más de diez años.