Misión Desastrosa
1. ¿Vestidos?
En toda mi vida nunca pensé que me pasaría esto.
Yo vestido de mujer, como era esto posible, no sé cómo me había dejado convencer por Lavi.
*Hace unas horas*
Se nos había dado la tarea de ir a por una inocencia la cual estaba en manos de un joven adinerado el cual se la pasaba rodeado de mujeres la cuales estaban perdidamente enamoradas de él, lo extraño no era que muchas mujeres estuvieran atrás del sino que la mayoría de ellas ya tenían parejas o familias y la mayoría de las exparejas decían que vivían de una manera muy feliz hasta que de repente desaparecían de un momento a otro dejando un nota de que habían escapado o algo parecido.
Muchos hogares rotos y parejas reparadas en la misma zona ya no eran normales.
Se decía que el duque que vivía en ese palacio que estaba en esa ciudad, esa una persona que era evitada ya qué se la pasaba en burdeles u organizaba fiestas indecorosas en su mansión.
Hasta ahí todo iba bien pues era un misión al fin y al cabo pues ya los tres exorcistas ya habían tenido misiones extrañas, pero lo malo de esta misión es que el duque no dejaba que se le acercaran hombres a excepción de los que eran invitados a sus fiestas “especiales” y él prefería estar rodeado únicamente de mujeres.
La fiesta hubiera sido mucho más fácil a no ser que cada mujer que se le acercaba a el caía rendida ante él.
Y por supuesto que Komui con su complejo de hermana no iba a dejar que esta se enamorara de él y mucho menos al saber que tenía un harem.
Miranda se encontraba en una misión muy larga y Marian no iba a dejar que su novia se metiera en ese tipo de situaciones.
Así que los únicos que acababan de regresar de una misión o estaban disponibles eran Kanda, Lavi y Allen.
Así que al llegar a la posada después de un largo viaje y descansar una noche ahí. Lavi había analizado la situación y se había dado cuenta de la mejor solución…
-Allen tú te vestirás de mujer y entraras a la mansión como encubierto para extraer la inocencia de forma limpia.
Después de escuchar esas palabras y voltear a ver la expresión de Kanda buscando una expresión de desacuerdo, que nunca encontré, intente salir corriendo pero Lavi rápidamente me tomo del brazo y me lo impidió.
-Kanda…
Cuando gire la cabeza ya tenía al Bakanda sobre mí, tirando al piso tomándome de las manos y poniendo todo su peso sobre mí.
En un intento desesperado por huir, levante mi rodilla derecha y patee a Kanda en el punto débil de todo hombre a lo cual el samurái en congio llevando las manos ahí, soltándome, dándome la oportunidad para escapar, pero no fue así.
Lavi había salido de la habitación a traer el vestido que me iban a poner, el maldito ya lo tenía planeado desde un principio.
Pero lo que no me espere fue que al abrir Lavi la puerta esta me golpeara en la cabeza asiendo que cayera inconsciente.
Al abrir los ojos estaba acostado en una cama de la posada, me dolía todo. De repente sentía diferente mi cuerpo, de alguna manera me sentía más pesado, al levantarme de inmediato me dirigí al primer espejo que vi para encontrarme con la sorpresa de que estaba vestido como una mujer, llevaba un vestido largo que me llagaba hasta los pies de falda negra con un corsé azul claro con encaje negro y unos tirantes negros que se cruzaban al frete mostrando mis brazos y un poco de mi espalda, también tenía puestos unos guantes cortos de encaje negro a juego.
Estaba que sonrojado de la ira y la vergüenza en partes iguales.
Pero lo peor de todo no era el traje sino que me habían puesto unas expansiones de cabello blanco del mismo tono que el mío que caían con gracia por mis hombros con y terminaban en rulos hasta la cintura y había un fleco que estaba peinado de manera que se separaba a los lados de mi cara enmarcándola.
Esto era de lo peor porque me hombría estaba por los suelos al ver que me veía mucho más hermosa que cualquier mujer que había visto.
Algo me parecía extraño al verme el rostro por el espejo como si mi cara hubiera cambiado un poco.
Me acerque para ver qué era eso y caí en cuenta de que era maquillaje, no demasiado pero si lo suficiente como para hacerme ver todavía más femenino y poder tapar de manera perfecta la cicatriz.
Ni siquiera me atrevía a ver qué tipo de ropa interior tenia porque ya sabía la respuesta…