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Please Don't Go... por Arizt Knith

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Comentarios de la Autora: Sé que aun debo de actualizar Una Nueva Oportunidad Para Cuidar de Ti y Esclavo de Tu Amor. Bueno ya casi termino el capítulo del primer fic mientras que del otro, aun me faltan muchas partes ya que el capítulo será más largo que el anterior, pues también aclarare algunas dudas con respecto a si Aeneas es o no el padre de los hermanos Verseau. xD Pero bueno, la cosa es que me puse a escuchar una canción y las ideas llegaron a mi mente en un BOOM! Y ya no pude detenerme o dejar esto ir, la canción que me inspiro es esta케이윌 ( ) - 이러지마 제발 (Please don't...) …Bueno, sin más que decir, les dejo con esta historia nueva que solo tendrá máximo 3 capítulos.

Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya TLC pertenecen a Masami Kurumada y Shiori Teshirogi. Y bueno, yo solo los he usado meramente para escribir esta linda historia xD ...asi que,... disfruten del primer cap!~

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Es increíble como los hilos del destino juegan con nosotros, ¿verdad? Juntar a dos personas totalmente opuestas para que se conociesen es irónico. Tú, siendo alguien de sangre caliente, totalmente alegre, jovial, extrovertido y muy impulsivo mientras que yo; yo soy todo lo contrario a ti. Siempre he sido alguien tranquilo, frio para algunos, alguien a quien nunca le ha gustado tener tanto tacto con las demás personas, siempre manteniéndome aislado en el mundo de la literatura. Qué triste. Quizás es por eso que no tengo muchas amistades, pero me conformo con las pocas que tengo. Al menos ellos saben cómo soy, al menos, al menos ellos siguen a mi lado y me aceptan tal cual soy.

Aun lo recuerdo muy bien, apenas iba a empezar cuarto grado y me encontraba nervioso. No era para menos, país nuevo, casa nueva, escuela nueva. Pero a pesar de todo no lo aparentaba, cualquiera que me viese diría que estaba tan fresco ¿cómo una lechuga? Sí, creo que es así como se dice.

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Era un lunes por la mañana y como cada día se había levantado temprano justo antes de que la alarma sonara. El pequeño de largas hebras verdosas se sentó sobre el filo de la cama y soltó un suspiro, justamente hoy debía de empezar su primer día en la primaria Ikaria. Debía admitirlo, se encontraba muy nervioso a tal punto que pensaba hacerse el enfermo para no ir.

Degel, cariño, ¿ya estas despierto? – El pequeño Degel suspiro derrotado al escuchar la melodiosa voz de su tía, aquella amable mujer que se había hecho cargo de él, cuándo Krest, su "madre" murió en medio del parto; y su padre, bueno, nunca le conoció. Pero según su tía, Aeneas era un buen hombre que amaba demasiado a Krest pero por motivos de su familia, el griego no pudo permanecer al lado de ellos. La familia Skorpió eran personas de temer.

Si tía – La mirada violeta del pequeño se encontró con las gemas de su tía, quien ahora se encontraba bajo el dintel de la puerta y con una dulce sonrisa en sus labios. Aquella bella dama sonrío aún más al ver a su pequeño sobrino con los cabellos alborotados –Vamos, ve a darte una ducha y luego bajas a desayunar. Recuerda que no debes perderte tu primer día de clase

El menor asintió con la cabeza y salió de la cama tomando de paso su toalla y ropa interior, para luego encerrarse en el baño. Garnet negó con la cabeza y se dispuso a hacer la cama. No sabía porque pero se encontraba ansiosa, negó nuevamente con la cabeza. Era Degel quien iría a la escuela pero ella no podía evitarlo. Por un momento tomo uno de las almohadas y la apretó contra su pecho. Podía sentirlo, era como una enorme emoción. Era como si algo grande fuera a pasar. Sus ojos tal cuales amatistas se enfocaron en un portarretratos que se encontraba en la mesita de noche.

En la foto se encontraban dos personas posando con una enorme sonrisa en el rostro, a excepción del más joven, quien solo lo hacía de forma sutil. Uno de ellos era Aeneas. Aquel hombre de buen porte y de piel ligeramente bronceada, tenía el cabello largo y ondulados, rubio. De nacionalidad griega y con un par de ojos color zafiro que podían intimidar a cualquiera. Mientras que el más joven era Krest, a excepción de Aeneas, Krest era más petiso, piel blanca, demasiado blanca, de cuerpo esbelto, cabellos de un tono castaño rojizo y ojos de un bello tono aguamarina.

Aquellos dos jóvenes enamorados eran los padres de Degel. Garnet sonrío ante el recuerdo mientras tomaba el portarretratos con cuidad y paseaba las yemas de sus dedos sobre el rostro de su hermano. De fondo se podía escuchar el ruido del agua caer, suspiro tranquila al darse cuenta de que por fin su sobrino se había dignado a bañarse. Mientras observaba la imagen de su hermano no pudo evitar preguntarse, por qué Degel nunca había tenido parecido a ellos. Aunque bueno, Degel había sacado aquella misma piel lechosa que su madre, al igual que esa gran belleza y elegancia que les caracterizaba; así como esa tenacidad y perseverancia que caracterizaba al rubio.

Nuevamente volvió a dejar el portarretrato en su lugar y termino de organizar la cama, para ese entonces escucho el sonido de la regadera cerrarse y salió de la habitación para dejar que su sobrino terminara de arreglarse. La casa en la que ambos vivían era simple, al menos la planta de arriba en la que ellos vivían mientras que la planta de abajo servía como un pequeño café. Desde que Garnet abrió aquel pequeño local, este se había hecho famoso por los incontables platillos que la joven dama preparaba, los que más destacaban eran aquellos postres que se habían hecho muy famosos entre los pequeños

Sin más ni más cerró la puerta tras de sí y se fue a la pequeña cocina a preparar un desayuno para ambos. Por otro lado el pequeño Degel salió del baño cubierto con una bata blanca mientras que con una toalla celeste trataba de secar sus largos cabellos verdosos. El menor suspiro derrotado ya una vez sentado sobre la cama bufo molesto. Vio de reojo su uniforme perfectamente doblado sobre la silla al lado del escritorio. ¡No quería ir!

Con pesadez volvió a levantarse y se despojó de la bata para comenzar a vestirse. Primero se fue colocando su ropa interior, seguido de los calcetines blancos, el pantalón negro y bien planchado. Sonrió levemente al ver el esfuerzo que su tía había hecho para planchar bien los dobladillos del pantalón; no podía hacerle eso, perderse su primer día solo porque los nervios lo mataban. Ya más animado se fue colocando la camisa blanca y de mangas cortas y de cuello. Ya dejando de ultimo la corbata a rayas negras con celeste y el suéter negro. ¿A quién demonios se le había ocurrido crear aquel uniforme?

Más que uniforme esto parece la vestimenta para asistir a un funeral –Negó con la cabeza y se fue a colocar los zapatos negros también, tomo su mochila junto con la corbata y suéter y salió de su habitación con dirección a la cocina, donde ya lo esperaba su tía con un delicioso y nutritivo desayuno del cual ambos disfrutaban mientras hablaban sobre cosas triviales.

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El pequeño Degel iba agarrado de la mano por su tía Garnet, quien se había encaprichado por llevar a su sobrino a la escuela. La mujer de cabellera castaña rojiza lucia radiante, más radiante que su sobrino quien solo se dejaba arrastrar como un simple muñeco.

–Vamos pequeño, ¿Qué es lo que te preocupa? –Los violeta del menor se encontraron con las aguamarinas de su tía. La mujer se puso a la altura del pequeño y lo tomo de los hombros para regalarle su mejor sonrisa –Sé que es tu primer día pero no estés nervioso, piensa en que harás mucho amiguitos. Eres un niño muy bello e inteligente, ya verás que todo saldrá bien

El menor asintió ya más animado y ambos volvieron a encaminarse de nuevo a la entrada de la escuela, donde un docente se encontraba recibiendo a los alumnos con una gran sonrisa en el rostro. Garnet volvió a ponerse a la altura de su sobrino para darle un abrazo y darle un beso de despedida en la mejilla. El menor entro ya más tranquilo a las instalaciones siendo recibido por aquel docente que le sonreía y le indicaba a donde debía ir. Según el mayor, tenía que dirigirse primero a la oficina del director Sage. Así mismo se dirigió a la oficina del rector, viendo en el proceso a todos los demás estudiantes reunidos en grupitos mientras hablaban antes de que las clases dieran inicio. Una vez llegado a su destino, toco tres veces para anunciarse.

–Uh, disculpe…

–Oh, sí, pasa, pasa pequeño –El menor hizo lo que el adulto hizo y con timidez fue entrando a la oficina mientras cerraba la puerta tras de si¿En qué puedo ayudarte?

Degel pudo darse cuenta de que el director era un hombre mayor, de largos cabellos albinos y atados en una coleta y mirada verdosa. El mayor se encontraba sentado en la silla de su escritorio y con las manos entrelazadas sobre la mesa mientras observaba al pequeño de hebras verdosas mirarle con cierta timidez.

–Yo… venía a entregarle esto… -Suspiro hondo y recordando las palabras de su tía. El mayor solo observo al jovencito con una sonrisa mientras le miraba sacar una carpeta con documentos de su mochila y se los entregaba Mi tía Garnet me dijo que debía entregarle esto

–Oh, sí. Así que Degel Verseau –El menor asintió cohibido y abrazándose a sí mismoVamos pequeño, no estés nervioso y toma asiento –Índico mientras señalaba una de las sillas que se encontraba frente a él, y el pequeño hizo lo que le habían dicho.

Nuevamente Sage volvió a sonreír para luego enfocar la mirada sobre los documentos que tenía enfrente. Por lo que estos decían, Degel era un niño de nueve años y de procedencia francesa, y se encontraba viviendo con su tía Garnet Verseau. Mientras seguía revisando los documentos, su mirada se desviaba un poco hacia el pequeño que jugaba nervioso con sus manos o con los mechones de su cabello en silencio. Se sorprendió un poco, pues por lo general los chicos eran muy hiperactivos y no podían estarse quietos en el mismo lugar por más de un minuto, pero cuando volvió a enfocar la mirada sobre los documentos, se sorprendió al ver la boleta de calificaciones. Todas las notas eran perfectas además de los comentarios escritos por los maestros y director de la antigua escuela a la que iba, hablaban maravillas de ese pequeño que ahora tenía enfrente.

–Bien, todo se encuentra en orden –Sage dejo los documentos sobre su escritorio y se levantó para indicar al pequeño a que le imitara –Vamos, te llevare a tu salón

Y dicho y hecho ambos salieron de la oficina hacia el salón del menor, en el recorrido el director Sage le fue indicando algunas cosas así como también el que le asignaría a alguien para que le mostrase las instalaciones de la escuela. Degel solo se mantuvo en silencio y atento a cada palabra y a los salones a su alrededor, memorizando el camino a la que sería su aula.

Aquí es, tu salón será el 4ª –El pequeño dio un suspiro hondo mientras el mayor daba unos cuantos toques contra la puerta para luego abrirla. El maestro entonces detuvo la clase y volteo a ver a los recién llegados –Maestro Andreas, lamento la interrupción

–Director Sage, no, no tiene por qué disculparse por favor pase adelante –El director agradeció con un gesto y entro al salón acompañado con el pequeño peli verde. Lo que nadie noto en ese instante fue un par de ojos como los zafiros que miraban con gran atención al pequeño junto con el rector de la institución. Los ojos de ese pequeño no podían dejar de verlo. No a ese otro niño de larga cabellera verdosa, ojos violetas y de piel blanca. ¡Por Zeus! Si la escuela no fuera solo para chicos, juraría que aquel niño era una niña.

Muy buenos días a todos alumnos –Los menores se levantaron de su asiento en forma de respeto hacia el docente – Les vengo a hacer el honor de presentarles al que será su nuevo compañero, Degel… -El pequeño dio un pequeño respingo, cosa que logro sacarle una pequeña risilla al otro niño que le observaba desde los asientos de atrás– Él es Degel Verseau y viene de Francia, por favor, sean amables con él. Degel, ¿tienes algunas palabras que decir a tus nuevos compañeros?

–Mi nombre es Degel Verseau y… Espero que nos llevemos muy bien… -El menor se había parado enfrente de sus compañeros y había hecho una leve reverencia mientras se presentaba. Atrayendo la atención de varios y murmurando como aquel chico competía con la belleza de otros niños, Albafica y Asmita. Aunque los mencionados parecieron hacer oídos sordos y fueron los primeros en presentarse amablemente con su nuevo compañero.

Bienvenido Degel, yo me llamo Asmita Naik y soy el Presidente estudiantil –El joven de largas hebras rubias se acercó hasta el otro para tenderle la mano, aun lado de él se encontraba otro jovencito de largos cabellos celestes atados en una coleta. Degel vio con cierta timidez a ambos pero aun así correspondió al apretón de manos del rubio.

Y él es Albafica Fiskarna, el Vice-Presiente –Espero que nos llevemos muy bien, Degel… -El director Sage vio como aquellos dos alumnos habían sido los primeros en acercarse al nuevo. Sonrió para sí mismo al ver que Degel ya se sentía un poco más tranquilo y empezaba a interactuar.

–Bien pequeños, que tengan un día muy productivo –Todos los alumnos y el maestro asintieron y vieron partir al director de regreso a su oficina. Mientras tanto y al ser el primer día las presentaciones habían terminado en el salón y el maestro Andreas decidió darles parte de la clase para que se conocieran entre ellos, además de que había sido a pedido del director antes de irse.

Varios alumnos se levantaron de sus lugares y se acercaron al nuevo a hacerle algunas preguntas. Los siguientes en acercarse fueron Shion Ariani y Dohko Libra, ambos mejores amigos y miembros del club de literatura al igual que Asmita y Albafica. Shion era un joven de larga cabellera verde clara, casi tirando a rubio. Sus ojos eran de un color amatista y su piel era muy blanca, mientras que Dohko era todo lo contrario a su amigo. El chino tenía ojos esmeraldas, su piel era ligeramente tostada y sus cabellos eran cortos y color chocolate. Los siguientes en presentarse fueron el dúo problemático, los gemelos Aspros y Defteros Gemini. Ambos hermanos eran iguales; su cabellera larga era de un tono añil, sus ojos eran de un color esmeralda intenso, la única diferencia era que Defteros era más moreno que Aspros. Fue ahí cuando Sísifo Sagitta y su primo, Regulus Léoq7;n.

El mayor de los griegos se acercó a Degel para informarle que debía de tener cuidado con el dúo problemático, en especial con el psicópata de Aspros. El siguiente en presentarse fue El Cid, un muchacho de tez un poco morena, cabellos color ébano y cortos, ojos griseárseos y con expresión seria. El único que seguía sin presentarse o siquiera acercarse era un moreno de largos y ondulados cabellos azules y de ojos índigo. El moreno se encontraba aun sentado sobre el ultimo asiento de la fila y contemplando al nuevo. Sentía curiosidad por ir a hablar con ese niño pero no se movía, no cuando todos los demás acaparaban la atención del nuevo. Eso le era molesto. Inclusive el estirado de El Cid hablaba con él, o el otro, el mastodonte de Hasgardo había logrado sacarle más de una sonrisa junto con el maniático de Valentino.

Agh, maldito mafioso… –Murmuro entre dientes e irguió la espalda. No sabía porque pero aquel chico lo había dejado inquieto, tanto así que ni tan siquiera podía dejar de verlo. ¡Eso era molesto! Inclusive dio gracias a que el maestro Andreas acabara con aquella tortura y mandara a todos a sus asientos para empezar la clase, podía sonar loco pero prefería estar en clases que estar viendo tanto a aquel chico.

Bien amm… Degel, ¿Por qué no vas y te sientas junto a Kardia? –Inmediatamente el peli azul dio un respingo cuando escucho mención de su nombre e inmediatamente volteo a ver al docente que le señalaba con el dedo índice, indicándole al peli verde el asiento vacío que se encontraba junto al griego.

Uhm… está bien –Asintió levemente con la cabeza, aun algo dudativo a medida que se acercaba al que sería su asiento permanente. Kardia decidió hacerse el indiferente mientras miraba al otro caminar hacia donde el, bueno, no hacia donde el pero si hacia el asiento libre a su derecha.

Huele bien… –Murmuro quedamente y arrepintiéndose a los instantes, pues Degel le había escuchado y todo su rostro se había puesto de un rojo intenso. Por otro lado, Kardia le miraba sin entender. El peli azul no se había dado cuenta de su error y ninguno de los dos podía apartar la mirada del otro, sino hasta que Degel hizo una leve reverencia y murmuro un pequeño "gracias" cuando el moreno capto y termino sonrojándose un poco, aunque esto no lo noto Degel pues el griego termino volteándose hacia la ventana. Sintiéndose avergonzado por aquel gran desliz de su parte, nunca a sus diez años de vida se había sentido tan nervioso y tonto por hacer el ridículo. Y eso que era un experto en el tema y le importaba poco lo que los demás pensaran de él, pero con aquel chico había sido distinto.

Cuando vio ese tierno sonrojo en las mejillas del galo sintió que sus mejillas también ardieron y su corazón empezó a latir de forma loca, muy loca. Era como en esas veces que iba de casa en casa tocando el timbre para luego salir corriendo. Por otro lado la mente del pequeño francés era todo un caos, desde hacía ratos había sentido la mirada penetrante de aquel chico peli azul en su persona. Más de una vez se preguntó mentalmente porque el griego no se había acercado o algo así. Inclusive los demás se extrañaron, a lo que Degel pregunto y el dúo problemático se encargaron de contarle un poco del griego. Por lo que le dijeron, el nombre del peli azul era Kardia Skorpió y era el hijo mayor de una familia de clase alta, era muy bueno en los deportes y aunque no lo pareciera, era bueno en clases eso y que era el payaso del salón. Por un momento llego a pensar que Kardia al ser hijo de una buena familia, era de esas personas a los que no les agradan los inmigrantes pero cuando escucho ese susurro, sintió que no era así.

Gracias… -Murmuro quedamente y tomo asiento, dejando su mochila aun lado. El peli azul no dijo nada y solo se quedó viendo hacia la ventana la mayor parte de la clase, aunque en breves momentos podía sentir como el otro se le quedaba viendo y cuando intentaba verle Kardia volvía la vista a la ventana o fingía leer su libro de historia.

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Los días continuaron con normalidad y con ellos Degel se fue adaptando a su nueva vida en aquel colegio. Se sintió feliz por lograr congeniar con los demás, inclusive su tía Garnet había visto el gran cambio en su sobrino y eso le alegraba. El pequeño francés de nueve anos había logrado llevarse bien con Asmita y Albafica, quienes ahora eran sus mejores amigos. El trio de amigos se reunía en la cafetería de la tía del galo para pasarla bien mientras hacían las tareas, algunas veces se les unían los gemelos o inclusive todo el grupo del salón. El único con quien casi no había logrado entablar una plática había sido con Kardia.

Con el pasar de las semanas se vino a dar cuenta de que todas las cosas que debían del peli azul, eran verdad. Era molesto, un impertinente, burlón, egoísta y muchísimas cosas más. No lo entendía, los primeros días el griego no hacia sido así pero con el pasar el moreno empezó a actuar distinto y a jugarle bromas de mal gusto. Desde que le conoció sabía que el moreno era esa clase de chicos, pero nunca imagino que el terminaría siendo el único blanco para él. ¿Tanto le odiaba?

Quizás es algo más… -Dijo Asmita mientras bebía su batido de fresa. Albafica solo le vio con una ceja alzada y siguió comiendo de su tarta de fresa.

¿A qué te refieres? –Pregunto curioso y sin despegar la mirada de su cuaderno de matemáticas. Por alguna extraña razón estaban viendo ecuaciones y eso le molestaba, no es que fuera malo en matemáticas, es solo que en ese momento no podía sacarse de la cabeza a aquel chico tan molesto.

No lo sé… Pero es extraño –Hizo una pausa mientras terminaba lo último que quedaba de su bebida, en ese entonces Albafica limpio los restos de crema que habían quedado en su boca con una servilleta blanca.

A lo que Asmita se refiere, es que Kardia debe tener un motivo oculto para que actué de esa forma –Ahora si las cosas se iban poniendo más confusas para el galo. ¿Acaso podía haber un motivo oculto tras otro motivo para que el otro actuase así con él?

Acabada la merienda ninguno de los tres volvió a hacer mención del asunto y decidieron ponerse a terminar las tareas del día, además de que debían de hacer un repaso para el examen de historia que tendrían mañana. Mientras tanto en un barrio para personas de buena familia, por así decirlo. El joven Skorpió se encontraba encerrado en su habitación y con la mirada en el techo mientras descansaba en su enorme cama.

Sentía que su cabeza iría a explotar en cualquier momento, ya llevaba al menos dos horas pensando en cómo debería actuar mañana para con el galo. Pero sin importar cuanto pensase sabía que terminaría arruinándolo como siempre. El no odiaba a Degel ni nada de eso y ya estaba cansado de que los demás anduvieran murmurando esas cosas a sus espaldas.

Maldición… –Mascullo molesto consigo mismo y arrojo una de sus almohadas contra la pared. No importaba en que pensase para acercarse al otro, sabía que siempre lo terminaría arruinando con alguna de sus bromas o palabras mordaces.

Bufo nuevamente y se sentó en posición de indio sobre la cama y con los brazos cruzados. No sabía porque pero, quería acercarse a Degel. Quería saber que se sentía hablar con aquel chico de largos cabellos y con ese aroma dulce que siempre se cargaba, olía a… a… manzanas. ¡Si! Eran manzanas. Además, era alguien muy lindo e inteligente, quizás pudiera ayudarle con matemáticas, la única clase en la que si era pésimo. Rio ante esto último y soltó un suspiro, esta vez dejando toda clase de bromas. No sabía porque pero siempre que estaba junto al peli verde no podía dejar de mirarlo, aunque fuera de reojo pero lo hacía.

Degel…Murmuro a la nada de su habitación y acostándose de nuevo, ansiando que un nuevo día llegase y tuviera la oportunidad de hablar bien con el otro. Con aquel pensamiento termino quedándose dormido y con una bella sonrisa en sus labios, preguntándose entre sueños porque le importaba tanto el estar con Degel.

Aún era joven, ambos lo eran. El apenas tenía diez y Degel solo nueve. Uno era un testarudo bromista y el otro un orgulloso y tímido a la vez. Y aunque no compartieran mucho, aun así una gran curiosidad por conocer al otro les carcomía y las ansias aumentaban en ambos. Quien sabe, quizás y las cosas podían cambiar un poco.

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Notas finales:

Algunas aclaraciones de ultimo momento:

Estas solo son algunas aclaraciones en cuanto a las edades. Uhmmm

Aspros, Defteros, El Cid, Sisifo, Valentino, son los mayores del grupo y por lo tanto tienen 11 años

Dohko, Kardia, Hasgardo. Tienen 10 años

Asmita, Degel, Albafica, Shion y Regulus tiene 9 años


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