"Las Razones Del Ángel
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Los actos que cometemos a lo largo de nuestra vida siempre tienen una razón, más estas razones no siempre son justificables. Wolfram Von Bielefeld es una de estas personas, alguien que tuvo una desdichada razón para cometer aquel pecaminoso acto que lo llevo al estado en el que estaba.
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Todo aquel tormento comenzó cuando la ex-maou llego de uno de sus largos viajes, solo que esta vez, la sexy Queen no llego sola, a la rubia la acompañaba una joven mujer que no aparentaba más de diecisiete años humanos, una jovencita nacida con el don de la belleza, de piel tan blanca y delicada como la porcelana, unos hermosos ojos de un azul como el cielo despejado y un hermoso y largo cabello ondulado de un color rubio cenizo; de un cuerpo bien formado, estatura baja; en conclusión, una frágil y delicada chica; vestida con un elegante vestido fiusha con vuelos amarillos que solo resaltaba la formada figura de la joven, la chica sin dudar era hermosa.
— ¡Lucía me muero por presentarte a mis lindos hijos!, ¡estoy segura que te llevarás bien con ellos! —Hablo con emoción la sexy Queen.
—Yo también estoy emocionada, estoy segura que todos nos llevaremos de maravilla. —Dicho esto, la chica sonrió apenas.
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Apenas llegaron al puerto, la mayor pidió un carruaje en donde ella y su protegida subieron con urgencia. Cuando llegaron al castillo ambas fueron recibidas tanto por los tres hijos de la ex-maou, como la siempre alegre Greta y el muy metiche y dramático Günter, pero el que llamo la entera atención de la joven fue cierto monarca de cabello y ojos negros.
—Hijos, Heika, ella es la hija de una buena amiga, su nombre es Lady Zafir Lucía, la he traído para que conociera el lugar, espero y la cuiden. —Presentó a la joven con una enorme sonrisa en el rostro.
—Un gusto conocerlos, espero y podamos llevarnos bien. —Saludo de manera respetuosa mientras su azulina mirada interceptaba al moreno.
Todos y cada uno de los presentes se presentó, y a todos se los ganó la joven, todos menos a Wolfram, quien vio las miradas que la intrusa le mandaba a su prometido.
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Los meses pasaban y la relación de los prometidos reales ya ni era de amigos, Yuuri ya ni hablaba con Wolf, siempre estaba al lado de Lucía y cuando nadie veía a la mujer, está siempre le echaba en cara a Wolf las cosas que Yuuri hacía por ella, pero cuando el rubio decía algo, nadie le creía, hasta que un día, Greta lo escucho todo, pero Lucía como siempre se salía con la suya.
— ¿Y piensan que Yuuri les va a creer? —Preguntó con burla. — ¡Que equivocados están los dos!, ¡Yuuri me cree solo a mí y cuando me case con él, yo misma me encargaré de que los mande lejos de nuestras vidas! —Ella estaba segura de que lograría su cometido.
— ¡Pues no lo permitiré! —Wolfram furioso desenfundo su espada y apunto a la rubia. — ¡Al menos no por mí!, ¡si Yuuri me deja, pues bien!, ¡pero jamás permitiré que abandone a nuestra hija Greta! —Y era sincero, lo que menos quería era que Yuuri abandonará a su pequeña niña.
La rubia iba a alegar algo contra el rubio, pero a lo lejos vio a su objetivo, así que comenzó a llorar como toda una verdadera sufrida.
— ¡Por favor, no me hagas daño! —Pidió en voz alta con fingido miedo.
—Yuuri al ver aquella escena fue corriendo a proteger a la joven. — ¡No te atrevas Wolfram! —Hablo de manera autoritaria, sus ojos miraban con odio al rubio frente a él.
— ¡Es que ella amenazó a Greta! —Trato de explicarse, pero al ver al moreno, se dio cuenta de que no le creía nada.
—Yuuri vio a su hija, tan asustada y temblorosa y luego vio con rencor a Wolfram. —Esto se acabó, mañana mismo tendrás los papeles para anular el compromiso. —Pronunció con enojo mientras tomaba a su hija en brazos para después abrazar a la joven rubia.
— ¡Espera Yuuri! —Llamo con desesperación. — ¡Por favor no me hagas esto!... ¡Yo te amo! —Suplico con dolor.
—Pero yo no... Ambos somos hombres y yo jamás amaría a un hombre, eso es algo anormal. —Dicho esto, Yuuri salió de la habitación, dejando al destrozado rubio.
— ¡Yuuri! —Susurró con dolor.
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Wolfram no perdió el tiempo, fue con su madre, tal vez si hablaba con ella las cosas se arreglarían. Le conto la verdad sobre Lucía, pero la reacción de su madre no era la esperada, su cara siempre alegre estaba distorsionada en una clara señal de enojo.
—Wolfram, Lucía es incapaz de hacer tales cosas, entiende de una vez, Heika no te ama y nunca lo hará, no sigas humillándote y reacciona de una vez. —Hablo con frialdad.
—... —Wolfram no dijo nada, salió en silencio, cuan equivocado estaba, su madre prefería a su protegida antes que a él.
—A veces desearía que Lucía fuera mi hija antes que tú. —Susurró sin darse cuenta de que su hijo la había escuchado.
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Llorando fue a paso rápido con su hermano Conrart, le contó todo, más el castaño ni se dignó a mirarlo.
—Wolfram ya deja al Heika, él no te ama y nunca lo hará, no importa si levantas falsos en contra de Lady Lucía, él la ama y así seguirá siendo. —Dicto el castaño con extrema seriedad.
— ¡Por favor... Dile a Yuuri que no rompa el compromiso, yo digo la verdad... Lucía no es buena... Por favor Cony-chan! —Suplicó arrodillado, no le importaba humillarse.
— ¡La respuesta es no! —Sentenció con seriedad.
El rubio salió en silencio, cuanto le dolía aquella fría indiferencia por parte de sus seres más preciados.
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Solo le quedaba una persona, tal vez Gwendal si lo apoyaría, fue con él, aun aguardaba la pequeña esperanza de que su hermano mayor lo llegara a ayudar, pero se equivocó nuevamente.
— ¡ENTIENDE DE UNA VEZ!, ¡EL NO TE AMA! —Grito con furia. —Estas manchando tu apellido con tanta humillación, yo no voy a ayudarte y esa es mi última palabra. —Sentenció con molestia.
— ¡Por favor ayúdame... Te lo imploro! —Dijo sin importarle verse en tan deplorable estado.
—Gwendal no aguanto más y le dio un fuerte puñetazo al rostro de su hermano, por un momento iba a dar su brazo a torcer al ver las lágrimas que caían de ese par de gemas verdes, pero su orgullo pudo más que aquel sentimiento de culpa. — ¡Qué asco me das ahora!, ¡por mi parte esta que he perdido un hermano! —Dijo sin mirar al rubio.
—... —Wolfram apretó los puños. —Lamento haber sido una molestia para usted, Sir Von Voltaire.
Dicho esto, salió del lugar en silencio, ya nada le quedaba, con esto último había tomado la decisión de no seguir molestando con su presencia, pero de algo estaba seguro y eso era que iba a desenmascarar a la bruja doble cara llamada Lucía, al menos lo haría por su pequeña Greta, porque para él ya no quedaba más camino por recorrer.
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Le dijo a Greta su plan, con excepción de sus oscuras intenciones y está encantada acepto a ayudar a su papi.
Wolfram mando a la niña a los establos, se encargó de que nadie más estuviera allí, luego le mando una carta a Lucía, la carta decía venir de parte de Yuuri y esta como tonta cayó y fue a los establos, claro que no solo se aseguró de que vaya ella, también mando tanto a Yuuri como su madre y hermanos, los cuales llegaron justo a tiempo para ver la verdadera cara de aquella joven mujer.
—Si creías que con hacerme venir con mentiras yo me alejaría de Yuuri, ¡pues te equivocas mocosa!, yo me voy a casar con él y después te mandare lejos junto al engendro ese, ja, hasta su madre lo aborrece, sino ¿porque estaría yo aquí? y por lo que escuche ni sus hermanos lo soportan. —La mujer hablaba y hablaba sin darse cuenta de que era escuchada por quienes menos quería.
—Greta sonrió complacida. — ¿Ahora si creen en las palabras de Wolfram? —Preguntó con malicia.
Lucía quedo pálida al escuchar esa pregunta y con temor viró a ver hacia atrás de si, encontrándose con lo que menos quería.
—Yuuri no podía creer lo estúpido que había sido, creyó más en alguien que acababa de conocer que en su supuesto amigo. — ¡Lucía no te quiero volver a ver en mi reino nunca más! —Hablo con furia el moreno.
— ¡Qué vergüenza Lucía!, ¡pensé que eras buena!, ¡pero me equivoque! —La rubia no sabía ni que pensar, lo único que tenía en claro era que había hecho algo imperdonable en contra del menor de sus hijos.
— ¡Qué bueno que esto se supo a tiempo! —Dijo el castaño con seriedad, una seriedad mostrada solo por fuera, porque por dentro pensaba en como disculparse con su querido hermanito.
— ¡Yo mismo me encargaré de que seas desterrada! —Exclamó con furia el peli gris, ahora se daba cuenta de lo estúpido y bastardo que fue con su pequeño hermano.
La rubia no sabía ni que decir, era más que obvio que cualquier falsa explicación no serviría de nada, había sido descubierta y era hora de afrontar su merecido castigo.
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El castigo no fue nada piadoso, ¡el destierro!, ese fue el dictamen del Maou. Gwendal se encargó de llamar a algunos soldados para que se lleven a aquella arpía lo más lejos de cualquier signo de vida, cosa que los hombres hicieron de manera inmediata. Ahora iba lo más difícil, pedirle perdón al inocente ser que despreciaron de la manera más cruel e infame posible.
— ¡Bien, yo cumplí con mi parte!, ¡ayude a mi papi a desenmascarar a esa bruja!, ¡ahora iré a verlo! —Aviso con desprecio y rencor en su voz mientras miraba con enojo a los causantes del dolor que su papi tenia.
Los cuatro adultos no sabían ni que decir, la niña tenía razón al hablarles de esa fría manera, iban a decir algo, pero Dorcas llego con prisa al lugar y su expresión era alarmante.
— ¡Heika... Algo malo ha pasado! —Informó en susurro debido al recorrido que hizo.
— ¿Qué ha ocurrido?, ¿por qué vienes de esa manera? —Preguntó el Maou de una manera atropellada debido a la preocupación.
—... —El hombre calvo agacho la mirada, la noticia que daría era muy difícil de revelar. —Sir Von Bielefeld... El a... Muerto. —Informó con pesar.
Al escuchar esas palabras todos los presentes abrieron los ojos con sorpresa y espanto, aquello no podía ser verdad, no ahora que la verdad de Lucía había sido revelada.
— ¡Mientes... Tu mientes, mi papi no puede estar muerto! —Hablo con dolor la niña, simplemente no podía ser cierto aquello.
—Yuuri sintió un tremendo vacío en todo su ser, un terrible sentimiento de pérdida le llego al corazón, Wolfram no podía estar muerto, no ahora. — ¡¡DILO DORCAS!!...¡¡DI QUE WOLFRAM ESTA CON VIDA!! —Exigió con dolor, tarde se dio cuenta de lo importante que era aquel hermoso bishounen que tanto amor dio por él.
—El hombre negó con la cabeza. —Todo lo dicho es verdad... Sir Von Bielefeld se suicidó... Tomo un potente veneno y nos fue imposible auxiliarlo... Dejo cartas para cada uno de ustedes explicando sus razones... Lo siento mucho Heika.
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Ese día Wolfram Von Bielefeld había muerto y de alguna manera también los causantes de su dolor y junto a ellos, aquella pequeña niña que siempre lo apoyo en lo que pudo.
Las razones de sus actos eran muchas, tantas que eran imposibles de contar, más esas razones nunca serian justificables, más aun si quitabas la vida que se te había otorgado. La vida es un hermoso don que siempre tienes que apreciar y cuidar, no importa cuán dura sea, esa es la verdadera forma de aprender a vivir. ¡Vivir la vida al máximo!, al menos eso espera Shinou que aprendan, tanto Wolfram como Yuuri, quienes todavía tenían un pequeño tramo para encontrar su felicidad.
CONTINUARA