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Los Inframundanos por Naghi Tan

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"Llevar una vida complicada es
Una excelente manera de evitar cambiarla."
-Elaine Saint James-.

[...] 

El olor a ámbar quemado era intenso, Zoro tuvo que cubrirse la nariz para no seguir respirando aquello, era un aroma insoportable y prefería que su olfato no tuviera secuelas. Vio a Nami crear una barrera de lineas luminosas, la bruja debía de tener una considerable cantidad de energía guardada en las neuronas, dado que no se encontraban cerca de una linea madre.

En la cafetería podía contarse a treinta personas, cinco humanos y el resto eran vampiros, brujos y hombres lobos, aquella era la hora donde los Inframundanos comenzaban a despertar e irse al trabajo y los buenos humanos deberían estar durmiendo o de parranda. Los brujos que podían manejar las líneas habían creado una barrera en diferentes partes del establecimiento, cuidando de los que no podían hacerlo.

Entre la nube de polvo se podía ver a un hombre de casi dos metros, piel morena y cabellos negros como la noche, parecía estar enfermo pero quizás era la apariencia favorita del demonio, uno nunca sabría cual era la verdadera forma de aquellos seres, estos se la vivían cambiando de apariencia en cada momento. El demonio estaba vestido de blanco, y llevaba una banda en la frente, podía pasar casi como un humano si no fuera por los ojos que parecían de cabra, con la pupila en forma de línea y la iris de color rojo.

"Sanji Ceathrú Dhubh" el demonio dijo en voz alta, acercándose al rubio, quien no se había movido siquiera un milímetro de su lugar y parecía muy ocupado leyendo unos documentos.

"¿Ceathrú Dhubh?" susurró Nami, y Zoro vio que ella entrecerraba los ojos, lo cual le preocupó.

"El pago por tú cabeza ha sido grande" el demonio se acercó a Sanji, Zoro gruñó, claro que sospechaba del rubio, pero no significaba que no se preocupaba por él, al fin y al cabo era amigo. "¿Cuanto me darás para que no te haga explotar?"

"¿Cuánto vale mi vida?" Sanji dejó los documentos y fijó los ojos en el demonio, mirándolo como si no fuera gran cosa.

"Eres ridículo" el demonio ladeó levemente la cabeza y sonrió.

"He preguntado ¿Cuanto vale mi vida? Porque si te pagaron, supongo que es una cantidad razonable, no cualquier mierda, así que ¿Cuanto valgo?"

Todo el lugar estaba en absoluto silencio, parecía que el demonio solo estaba interesado en Sanji y en nadie más, vio a Nami extender su escudo, al parecer quería cubrir a Sanji, pero no alcanzaba.

"Sanji Ceathrú Dhubh, no me hagas perder la paciencia, solo se bueno mientras arranco tus ojos". El demonio se desapareció y apareció detrás de Sanji.

"Así que, ¿Quieren mis ojos?" el rubio dijo para sí, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón.

"No" el demonio resopló divertido "No quieren tus ojos, pero yo sí" en menos de un segundo había cambiado de forma, ahora parecía una niña de cabellos rubios peinados en un par de trenzas, con el vestido raído y demasiado delgada. Aunque Sanji les daba la espalda, pudo ver que se ponía tenso, había escuchado de Robin que los demonios podían tomar el miedo de cualquier ser y ponerlo en su contra. "No pongas resistencia, Sanji Ceathrú Dhubh" la voz era idéntica a la de una niña.

"No sabes donde se encuentra ella" el rubio parecía tomar el control de si mismo.

"¿De tu pequeña princesa?" La niña se rió "Claro que sé donde está en este momento, y déjame decirte que es completamente raro que tú estés despierto a estas horas". El demonio se relamió los labios, haciendo que todos en el local ahogasen un gemido de pánico, ver a una niña con ojos de cabra y relamiéndose tan sensualmente no era una imagen hermosa, daba pánico y hasta Zoro sintió escalofríos, su instinto gritaba por huir, pero la fuerza de voluntad que poseía le hacia no moverse.

Lo que era digno de mención era que el rubio, a pesar de tener a un demonio en frente, no se había levantado de la silla y no parecía temblar ante la amenaza ¿Sanji estaba acostumbrado a los ataques demoníacos? Y si era así ¿Desde cuando?

Escuchó el rechinar de la silla, Sanji se había puesto de pie, las manos aún en los bolsillos y la cabeza mirando al suelo.

"¿No es el dueño de todos los establecimientos de comida de la ciudad?" El cuchicheo de las personas le comenzó a irritar, gente pendeja que no se dio cuenta de aquello a pesar de que el rubio llevaba un cuarto de hora en el lugar, la poca presencia de Sanji a veces irritaba.

Efectivamente, Sanji era el dueño de esos lugares, no cualquiera podía tener licencia para preparar alimentos, antes de La Revelación, algunos científicos habían creado un tipo de tomate que ayudaría a erradicar la hambruna en el mundo, pero nadie se había dado cuenta de que esa planta llevaba un virus y más del ochenta por ciento de la población humana había perecido, quedando solo al borde de la extinción y debido a que el tomate no le afectaba a Los Inframundanos, fue como se dieron a conocer. La Revelación no creó caos, porque los humanos estaban ocupados quemando vivos a los científicos, así que pasó sin pena ni gloria, pero desde entonces cada establecimiento de comida tenía que tener un control, aunque los tomates ya no fueran peligrosos, los humanos habían adquirido un tipo de miedo hacia ellos, así que no era raro que algunas tiendas que vendía estos frutos sufrieran atentados.

"¿Qué quieres de mi?"

Zoro vio a Nami sacar su móvil, ese aparato no funcionaría dentro del circulo de energía, y entonces, la caída de la barrera le tomó por sorpresa haciéndolo trastabillar, pero el demonio y Sanji no se fijaron en él.

"Maldición, maldición" la bruja estaba temblando "Responde Luffy".

Nunca en la vida había sentido tanto miedo, ni cuando casi moría aplastado por un tren. No sabía por qué, pero tenía miedo, pavor mas bien dicho.

"Hagamos un trato" el demonio volvió a su forma anterior y se inclinó hacia Sanji, no pudo escuchar el resto, el demonio estaba susurrándole al oído algo, pero a pesar de tener buena audición, no podía escuchar nada.

"No, no, no." Nami miraba hacía el demonio, se escuchó a Luffy contestar la llamada, "Ven rápido o Sanji va a hacer algo estúpido".

"Acepto".

Zoro se lanzó hacia ellos, pero fue demasiado tarde, el demonio sonrió e hizo explotar los vidrios de todo el lugar, todos se cubrieron y cuando dejaron de caer pedazos de vidrio ellos ya no estaban.

[...]

"¿Nada?"

Zoro estaba agotado, había pasado más de un mes y nadie sabía sobre el paradero de Sanji. A pesar de que aquel día Luffy había llegado tan rápido, lo que su sangre vampirica le permitía, nada se pudo hacer. El tufo a ámbar quemado probaba que sí hubo un demonio en aquel lugar.

Sabían que no podía estar en ese lado, que el paradero de Sanji debía de ser Siempre Jamás, los demonios no salían de ese lugar a menos que fueran invocados y no fuera de día, los demonios no podían estar en terrenos consagrados y mucho menos bajo la luz del sol.

"No puedo encontrarle" Robin, la bruja negra del grupo, había estado investigando durante todo ese tiempo, se le veía cansada y demacrada, la demonología era complicado hasta para un experto en el tema "Sin el nombre de invocación de ese demonio no puedo hacer nada".

Todos estaban reunidos en la casa de Luffy, incluso Law y la manada de este, cuatro hombres lobo beta que le servían, el moreno le tiraba miradas de odio y Zoro simplemente le ignoró, no era su culpa que un demonio se hubiera llevado a Sanji.

"Hemos hablado con Zeff" Usopp moqueó, este, junto con Nami y Chopper eran los que más habían llorado desde la desaparición del cocinero, "y de igual forma, ha estado buscándolo por sus propios métodos, se niega a cooperar con nosotros".

Zeff era el padre adoptivo de Sanji, un hombre que aún no se podía considerar anciano, y Zoro tampoco sabía la raza que era, el bigote trenzado, la pata de palo y su eterno y aparente mal humor no daban cabida a saber la raza que era.

"¿Puedes dejar de estar buscando la raza que son? Desde aquí puedo oler el aroma a desconfianza y duda". Law le reprendió, el moreno estaba mordiéndose el labio inferior y los ojos estaban adquiriendo la forma canina que les caracterizaban.

"Piérdete, imbécil" no pudo evitar responderle "Si no fuera por mi desconfianza no sabríamos siquiera quién se lo llevó".

"Cálmense" Luffy ordenó, al parecer su paciencia se iba a acabar, "no estamos peleándonos entre nosotros, eso es una perdida de tiempo, hay que buscar la manera en liberar a Sanji de ese demonio, cuando lo traigamos de regreso, entonces podrán hacer lo que quieran ¿Entendido?"

Ambos hombres asintieron, no conformes pero era verdad, la prioridad era encontrar al rubio.

"Sé con quien podemos buscar". Fue Chopper el que habló haciendo que toda la atención se dirigiera a él "Es un vampiro que maneja la cartomancia, y trabaja con un brujo terrenal, ellos pueden ayudarnos".

A esa altura, cualquier ayuda era bienvenida. Cualquiera.


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