Celos
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Me hierve la sangre de tan sólo verte cerca de él, sé que me has dicho que ya no sientes nada por ese antiguo amor tuyo que te robaba los pensamientos, pero aún así me molesta verte cerca de Midorima.
Cuando lo miras, cuando le hablas, cuando inconscientemente tocas tu suave piel con su mano, en cada uno de esos momentos mis manos me piden ir y golpear a ese sujeto, lo quiero lo más lejos posible de ti, deseo que se esfume en el aire, y que tú ya no puedas ni siquiera mirarlo.
Volteas tu mirada hacia mí, me has visto en una de las banca del parque observándote, me sonríes y mandas un beso al aires dirigido hacia a mí. Es claro que esperabas verme ahí, pero lo que no es claro, al menos no para ti, es mi rabia el verte junto a Midorima.
Ahora ríen, algo muy raro de Midorima pero ríen, no se dé qué diablos se ríen, pero tú te ríes con él, parece que ambos se divierten y eso es lo máximo que yo puedo soportar, me levanto de mi lugar y camino lo más tranquilamente que mis deseos de matar a ese chico me permiten.
Cuando llego a tu lado, veo como es que le estas tomando la mano y lo veo de forma dulce, ¿Acaso pretendes engañarme con ese idiota que tiene en frente a ti?, quiero reclamarte y partiles la cara a ese cuatro ojos, pero en ese momento tú te giras hacia mí y me sonríes.
Sueltas la mano del cuatr… digo de Midorima y me dejas ver cómo es que lleva una sortija de bodas, al parecer hace poco contrajo matrimonio con el pequeño halcón de Shutoku, creo que se llama Takao y es que apena te estaba contando.
Mi furia disminuye un poco y trato de calmarme, pero aun me molesta el verte al lado de otro tipo, no me importa si es o no casado, yo sólo te quiero ver a mi lado y no al lado de nadie más. Soy egoísta, lo sé pero en el momento en el que te conocí declare que sólo estaría a tu lado y tú a mi lado, así que no puedo evitar el querer golpear a toda persona que se te acerca.
En un momento te veo de pie junto a mí, me miras de forma extraña, al parecer algo cruza por tu mente, algo que no logro descifrar, tomas con delicadeza una de mis manos y entrelazas tu dedos con los míos.
Puedo sentir la calidez que me brinda tu mano, tu suave piel tocando la mía, mi mente comienza a nublarse con ese simple toque, tu logras que todo mi mundo se nuble cuando estas a mi lado, no sé si sea tu don o tu maldición.
Te acercas más a mí y me susurras a los labios un suave – Te amo Aominecchi – antes de besarme de esa forma tan especial que sólo tú sabes. Al escucharte y al sentir tus labios sobre los míos olvido todo lo que antes estaba pensando y solo quiero declarar que… Te amo Kise…
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Fin