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Atrapado por Jesica Black

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Notas del fanfic:

Los personajes les pertenecen a sus autores.

Atrapados

 

I

 

 

                En sus dos años como psicólogo clínico nunca pensó que lo llamarían de un neuropsiquiatrico local para empezar a trabajar con los internados. No estaba especializado en aquello, pero era una nueva forma de subsistir y la paga era buena.
Dégel Verseau tenía veintisiete años, licenciado en psicología y especializado en niños. Era soltero y no tenía pareja, había pasado la mayor parte de su vida estudiando a grandes pensadores como Freud, Melanie Klein entre otros. Su familia era pequeña, dado que era hijo único y sus padres vivían en Francia, lugar de su nacimiento.
Hacía pocos días que había comenzado a trabajar allí y como era normal en los nuevos internos, se horrorizó ante la mecánica de la guardia donde estaba siempre que podía.

Allí en la entrada y quien asistía en la ambulancia del lugar era Deuteros Salmos, un médico psiquiatra de treinta años y gemelo de Aspros Salmos, quien también había escogido la misma carrera. Ellos eran un equipo bastante unido que llevaban trabajando allí hace bastante tiempo y conocían toda la mecánica del lugar, además fueron los que prepararon a Dégel para lo que vendría. No era fácil estar allí, sobre todo trabajando en el área de internación donde estaban los casos más graves. Ya desde el primer día habían estado en el pabellón número dos, donde se encontraba la mayoría de los pacientes con patologías graves como esquizofrenia o hebefrenia(*), que en términos psicológicos eran casi lo mismo. También algunos esquizofrénicos paranoides medicados deambulaban por los pasillos tratando de buscar algo de comer.

                Ese día, como tantos otros, Aspros llegó con el horario justo, su hermano hacía varias horas se encontraba trabajando en la guardia y ni siquiera había llegado a comer. El muchacho de hermosos cabellos azules se acercó hacia donde Dégel se encontraba ordenando ficheros.

 

–Buen día Dégel –habló el hombre, se quitó la mochila que llevaba colgada y fue directamente hacia la parte de atrás en el vestuario para quitarse la ropa y ponerse el guardapolvo blanco. Dégel en cambio llevaba un ambo color azul marino que lucía muy grande en su delgado cuerpo. El mayor sale ya con su vestimenta y mira los ficheros de reojo–. ¡Cierto! Hoy Shion me dijo que debía asignarte unos pacientes.

–¿Asignarme?

–Llevas casi una semana aquí y hasta el momento no haz tendió ningún paciente, hmm –pensando–. A ver, déjame ver a los nuevos ingresantes –Dégel le extendió el gran fichero con los nuevos internos.

–Hasta ahora todas las noches son tranquilas, ¿cuánto durará? –Aspros se ríe–. ¿Qué es tan gracioso?

–Da gracias a dios que hoy es tranquilo, hay días peores….bien aquí está –saca dos fichas–. Kardia y Milo Antares.

–¿Hermanos? –preguntó sorprendido, era poco común que dos hermanos estuvieran internados con patologías graves.

–Sí. Kardia tiene veintisiete años, sufre de paranoia severa y delirios, pero está medicado, trata de no dejarte llevar por sus pensamientos, suele ser muy convincente. Cuando lo conocí, me dijo que trabajaba en el FBI –murmuró bajito el doctor mientras charloteaba con el peliverde–. Estaba tan arreglado que se lo creí, así que puede salirte con cualquier cosa.

–De acuerdo –masculló, se sentía intranquilo–. ¿Y el otro?

–Milo Antares, diecisiete años. No hay diagnóstico.

–¿Cómo que no hay diagnóstico?

–Pues, le hemos hecho algunas pruebas físicas y también psicológicas. Tiene buen nivel visomotor, ha tenido buenos resultados en los test de inteligencia, no tiene problemas neurológicos.

–¿Entonces? –preguntó Dégel, Aspros negó con la cabeza.

–Con Deuteros suponemos que es un perverso, pero tú sabes, es muy fácil sacar diagnósticos de la galera.

–Pero, si está internado significa que es un peligro para él y para los demás ¿verdad? –cuestionó, Aspros afirma.

–Bueno, Kardia dice que es Milo quien lavó su cerebro, pero tú sabes….

–Ya.

–Entonces estos dos serán tus pacientes a partir de-….–en ese instante levanta la mirada al escuchar la sirena, bufa y hace un ademán con la mano para que lo siga.

–¿Qué pasó?

–Si Deuteros está tras ésto, no debe ser nada bueno –camina hasta la salida donde ve a su hermano bajar de la ambulancia arrastrando una camilla, en esta hay un muchacho muy joven, extremadamente joven, de cabello rojizo–. Parece que aquí tienes a tu tercer paciente.

–¿Yo? –cuestionó más que nada con terror, el chico se veía drogado y con los ojos puerta de sí.

–¿Qué pasó? –preguntó a su gemelo.

–Hebefrenia al parecer, tiene delirios y dice que una foto le habló –Deuteros intentaba no reírse del pesar ajeno, pero llevaba tanto tiempo en eso que algunos casos aun le sorprendían.

–¿Cómo se llama? –Aspros ingresa por la puerta nuevamente y va al mostrador a tomar unas planillas, justo detrás de ellos se encontraba un joven hombre que no aparentaba más de treinta años.

–No sé, ¿cómo te llamas, cariño? –Deuteros en forma de chiste le pregunta al enfermo que por obvias razones no podía contestar.

–¡Que grosero! –masculló Dégel.

–Se llama Camus….–habló el muchacho–. Camus Florit.

–¿Usted es el hermano? –preguntó Aspros mientras llenaba las planillas.

–S-….no….no….yo soy el padre….–susurró, aunque no parecía querer decirlo.

–¿Si o No?

–Soy….es que….bueno yo soy el padre biológico –Deuteros miró a Aspros y éste arqueó la ceja–. Resulta que hace unos días se enteró de eso, que yo era su padre y no su hermano.

–¿Cuántos años tienes? –el mayor de los gemelos miró directamente al hombre, el cual se mordió los labios.

–Treinta.

–¿Y el nene?

–Quince, tiene quince –ahí entendió, ese muchacho había tenido a Camus a muy joven edad, por lo cual era normal que los abuelos se hicieran pasar por los padres de la criatura–. Me llamo Krest Florit.

–Bien Krest, voy a necesitar unos datos de Camus. Deuteros, por favor llévalo al pabellón dos –Deuteros afirma y arrastra la camilla, Dégel iba a seguirlo pero fue tomado por el brazo–. No, tú te quedas a escuchar.

–Hm, sí.

–Bien, empecemos. Krest Florit es el padre, ¿y tiene madre u otro padre?

–Otro padre –murmuró avergonzado, Dégel se mordió el labio y observó el rubor, sabía que se vendría la pregunta que quería evitar.

–¿Y el nombre del otro padre?

–Aeneas….–musitó seco, Aspros levantó la mirada.

–¿Aeneas qué?

–Aeneas Florit….–sus ojos se abrieron, ¿acaso este chico?

–¿Aeneas es tú….?

–Mi padre.

–¿Biológico? –preguntó Aspros, Krest afirmó. Dégel llevó una de sus manos a la boca pero no dijo absolutamente nada.

–Así que Camus fue criado como hijo de su padre y su madre ¿verdad? –el pelirrojo de cabello semi largo afirmó con la cabeza–. ¿Es hijo único?

–No, tengo otros dos hijos más.

–¿Nombres y edades?

–Alexander Florit de catorce y Jean Florit de doce, casi trece –Krest miraba hacia otro lado al mencionar el nombre de sus hijos, Dégel observaba todos aquellos gestos.

–¿Los tres son hermanos de sangre? Es decir, mismo padre y madre –Aspros le preguntaba sin preguntar, intentaba indagar más sobre esa familia tan irregular.

–Sí, los tres son hijos de Aeneas.

–Aaaah –suspiró y dejó de escribir–. ¿Has ido a ayuda psicológica por ésto?

–¿A qué se refiere? –preguntó desconcertado.

–A su relación con su padre, ¿quiere que sea más específico? –el peliverde no podía comprender como Aspros era tan directo con aquel joven hombre.

–No he ido a ayuda psicológica –murmuró–. Mi padre no me viola, si es lo que quiere saber.

–¿Entonces?

–Mi madre estuvo internada por varios años en el hospital zonal de Atenas, ella estaba en rehabilitación luego de meses de estar en terapia –el gemelo cruzó los brazos–. Papá y yo nos quedamos solos en casa y…..

–¿Y? ¿Cumpliste la función de esposa? –los ojos de Krest se cerraron y se mantuvo cabizbajo–. Ok, bien, lo siento. Pero sabes que si quieres que ayude a tu hijo tendría que saber toda la historia familiar. Usted sabe que en psicología, la familia es muy importante.

–Lo que sea por Camus –cruzó los brazos, se notaba que ese hombre estaba muy acongojado.

–Entonces, Krest, tuviste tres hijos con tu padre, ¿qué pasó después? –cuestionó esta vez más cálido, Dégel se quedó observando.

–Mi madre cuando volvió se enteró, no era difícil de suponer, se va con un solo hijo y al regresar hay dos bebés –exhaló por la nariz–. Mamá decidió adoptar a mis hijos, según ella no era una “madre” con todas las letras. Mi padre no dijo nada y simplemente asentía.

–¿Ella sabía que eran hijos de tu padre también?

–Sí, los tres son muy parecidos a papá también….–se apoyó en la mesada–. ¿Qué más quiere que le cuente?

–¿Problemas de drogas o alcohol durante el embarazo? ¿Cómo fue el nacimiento de Camus? ¿Dónde? ¿Presentaba patologías al nacer? ¿Hubo problemas durante o después del embarazo? ¿Casos de esquizofrenia en la familia? ¿Cambios de conducta en Camus?

–Ehm, problemas de drogas o alcohol no, siempre fui muy sano, salgo a correr y me alimento bien, también le he inculcado eso a mis hijos –pensó unos instantes–. El embarazo fue normal, tuve perdidas al parir pero el bebé estaba perfecto para salir. No presentaba ninguna patología, nació en el hospital zonal de Atenas el siete de febrero a las tres de la mañana –se detiene–. No hubo problemas ni después del embarazo ni antes.

–¿Cómo lo alimentaba?

–Le daba la mamadera…

–¿Y cuando se la daba, usted lo miraba? –Krest pestañó, Dégel no entendía la pregunta.

–En realidad, estaba en la escuela y prácticamente no tenía tiempo –suspiró–. La mayoría de las veces lo dejaba con una niñera, cuando nacieron sus hermanos, fue el doble y triple de trabajo. Mamá volvió cuando estaba atravesando los últimos meses de mi último embarazo.

–¿Notó cambios de conducta en su hijo? ¿Ingesta de alcohol? ¿Aspecto risueño? ¿Alteración?

–No, no….él actuaba normal hasta hoy a la mañana, se alistó para ir al colegio y lo saludé como siempre.

–¿Cuándo le dio el ataque? –preguntó.

–No lo sé, creo que a la noche cuando se estaba yendo a dormir.

–¿Se mordió? ¿Se lastimó? ¿Encontró sangre? –Krest continuaba negando–. Bien, haremos un análisis clínico de Camus y le tendremos un informe en estos días. Él es Dégel Verseau y será el psicólogo encargado de su hijo.

–Muchas gracias, Dégel –le da la mano–. Realmente no sé qué decir.

–Puede decirme ¿hay casos de esquizofrenia en su familia? –el pelirrojo piensa detenidamente pero niega.

–No.

–Gracias, dele el número a esa enfermera, lo llamaremos rápidamente y me gustaría poder hablar también con el padre de Camus.

–Está en un viaje ahora mismo….pero apenas me llame le avisaré.

–Gracias –saluda al joven mientras camina por los pasillos con Dégel–. Hebefrenia.

–¿Qué?

–Hebefrenia es la esquizofrenia adolescente, Camus tiene quince años, normalmente se da a esta edad, puede que la haya despertado el saber que su hermano mayor es en realidad su padre biológico.

–¿Cómo pudiste sacar esa conclusión tan rápidamente? –preguntó, Aspros se detiene y se da la vuelta.

–Escucha, si vienen aquí es porque su familia intentó frenarlos de otra manera, casi nunca en la primera te dicen la verdad sobre el padecimiento del enfermo, siempre todo está bien hasta que todo está muy mal. Parece que el contacto con el pequeño Camus era nulo cuando era bebé, por lo tanto es normal que desarrolle alguna patología grave cuando hay tanto cinismo en la familia.

–Aun así, la hebefrenia es una patología muy seria.

–Tal vez me estoy apresurando, pero es una hipótesis que pienso puede ser acertada –mira la ficha–. Un padre que usa a su hijo de puta…..me gustaría sorprenderme, pero he visto cada caso.

–Ese chico era violado por su padre.

–Lo más probable es que las violaciones vengan desde hace más tiempo, ¿viste que pasó cuando Deuteros entró? Krest venía detrás, usualmente los padres van a la par de sus hijos y el médico, pero parece que este tipo odia ser tocado y odia tener contacto con sus hijos.

–Después de tres embarazos del padre, yo también lo estaría.

 

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                A la mañana siguiente Camus despertó en la habitación que se encontraba asignado. Los medicamentos lo aturdieron un poco y se sintió más pesado que de costumbre. Dégel le ayudó a levantarse y llevarlo hasta el comedor donde se encontraban otros internados. Lo sentaron en una silla y le dieron de tomar un poco de té y un pan con queso para el desayuno. Dégel sonrió y le acomodó el cabello.

 

–Tienes un hermoso cabello rojo –murmuró recogiéndoselo para atarlo–. Pero es demasiado largo, creo que deberías recogerlo…. ¿te parece? –el chico asiste, no tiene fuerzas ni para hablar, sólo come–. Vendré en un rato para ayudarte a ir a tu cuarto ¿sí?

 

                Dégel se retira justo en el mismo momento que Kardia y Milo entran al cuarto. Kardia le mira y sus ojos se desencajan de sus cuencas, se siente bastante irritado pero Milo lo calma pasando una mano por la espalda. Inmediatamente los ojos azules del menor se clavan en el pelirrojo allí sentado. Murmura a su hermano que irá a comer a una de las mesas contra la ventana y se apartan. Kardia no deja de mirar la puerta donde se retiró el médico de cabellera verde, mientras Milo toma su comida y se acerca amistosamente a Camus.

 

–¡Hola! Mi nombre es  Milo ¿y tú? –Camus levanta la mirada y le observa, pero no dice nada–. Vaya, eres demasiado callado ¿quieres? –le muestra su pan, el chico niega–. ¿Eres mudo? –vuelve a negar–. Ya veo, no tienes mucha fuerza, seguro te drogaron hasta el cañote(**). Bien, entonces hablaré yo. Soy un internado de aquí, mi nombre es Milo. ¿Y tú? –Camus levanta la mano para mostrarle la pulsera roja que llevaba en la muñeca, Milo le toma el brazo con cuidado, notando unas marcas de autoflagelación, para luego ver el nombre inscripto–. ¿Camus?

 

                El chico simplemente asistía. Milo entonces le comentó que se encontraba allí con su hermano, que su familia estaba loca y decía que ellos estaban mal de la cabeza aunque los verdaderos locos eran los padres, también le comentó que estaba a punto de terminar el secundario, pues ya tenía diecisiete años y quería seguir psicología. Camus solamente le miraba, un tanto extrañado pero también hipnotizado por ese habla tan fluida y rica. Milo no parecía a simple vista tener ningún problema del orden psicológico o eso creía cualquiera que mantuviera una charla de pocos minutos con él, pero a medida que iba hablando se notaba un dejo de paranoia en su hablar, pero algo más, algo que a Camus no le gustaba mucho.

–¿Quieres que te ayude? –preguntó el rubio de ojos celestes cuando vio al pelirrojo levantarse.

–N-no…–susurró como pudo, dio un paso al costado pero la fuerza le traicionó, Milo rápido como era lo tomó en brazos.

–Tranquilo, te llevaré a tu cuarto –sonrió para sus adentros. Camus no tenía la suficiente fuerza para negarse otra vez por lo cual asintió.

 

                Kardia veía a su hermano llevarse al muchacho más joven del lugar y comenzó a temblar ligeramente. Se levantó y buscó con la mirada, pero no reconocía a ninguno de sus enfermeros. Caminó hacia un costado donde uno de los internos le impidió el paso.

–¡Necesito hablar con el doctor! –gruñó Kardia enojado.

–Lo siento amigo, debes terminar de comer.

–¿Acaso no vio que mi hermano se llevó a un muchacho? –criticó, el hombre negó con la cabeza.

–Anda, vuelve a sentarse o llamaré a Deuteros y te dará una medicación que te hará dormir como un búfalo.

–¡Le estoy hablando en serio!

–Yo también….–Kardia bufó molesto y volvió a sentarse para comer, esperando que ese muchacho de cabellos verdosos apareciera nuevamente.

 

                Pasó media hora cuando Dégel regresó y Kardia se levantó rápidamente de su lugar para increparlo. Tal vez por el miedo o cualquier otro trastorno de base que pudiera tener Dégel, se espantó al ver al peliazul abalanzarse encima de él y tomarlo de los brazos. Dio un respigo e inmediatamente los guardias tomaron a Kardia de ambos brazos para separarlos del joven psicólogo.

–Tranquilo Kardia….–habló uno de los seguridad.

–Necesito hablar con usted….mi hermano, él hace cosas raras….él le llena la cabeza a la gente.

–¿Eh? –Dégel intenta comprender a su paciente, que medicado y todo, aun tenía esos delirios.

–Mi hermano se llevó a ese chico nuevo y seguramente le hará algo….yo lo sé –explicó, Dégel sonrió y le pidió a los guardias que lo suelten.

–Tranquilo, no te preocupes, ya llamaré a alguien para que vaya a ver a Milo ¿de acuerdo? –Kardia parece más relajado y asiente con la cabeza, Dégel le pasa una mano por la cabellera.

–Gracias, gracias doctor….–respira más tranquilamente, Dégel se acerca al guardia.

–Vayan a ver a Camus –le susurra a un guardia.

–Pero señor, ese chico es…

–Lo sé, pero le dije a Camus que me espere aquí y no está, por eso quiero saber si se encuentra en su cuarto, anda, ve….–se acomoda un poco su uniforme y va directamente hacia donde Kardia se encontraba comiendo–. ¿Está rico? –se sienta con Kardia.

–Muy. Disculpa por el ataque de recién, soy Kardia Antares.

–Lo sé, me asignaron a ti, así que estaremos más tiempo juntos –el muchacho mayor afirma, Kardia era corpulento, medía al menos diez centímetros más que Dégel, cabellera azul con raíces rubias u ojos celestes. Vestía una camiseta blanca y pantalones grises de algodón.

–¿Cuántos años tienes?

–Veintisiete igual que tú…

–Yo cumplo los veintiocho en noviembre…

–Yo en febrero del próximo año….–sonríe y mira a los otros internados que comen tranquilamente–. ¿Tienes amigos?

–Sólo estoy con Milo la mayor parte del tiempo, él mete ideas raras en mi cabeza –suspira–. Aunque soy el mayor, siempre hace ese tipo de cosas.

–¿Qué cosas? –saca un bolígrafo de su bolsillo delantero y una libreta pequeña de su pantalón.

–Cosas, como que me quieren perseguir o matar y eso.

–¿Tú sabes que no te quieren perseguir?

–Bueno, no sé, yo miro por la ventana y veo que hay siempre una persona que me persigue. Ese tipo, el que ustedes llaman Aspros, me está mirando mucho –gira la cabeza y lo ve entrar–. Ahí está, a veces siento que está en todos lados.

–¿Hm? ¿Será que viste a su gemelo?

–¿Gemelo?

–Nada, nada….tú sigue comiendo….

 

Fin del Capítulo I

Notas finales:

ANTES QUE NADA: BORRÉ MI FIC DE "QUEBRADOS" PARA AVANZARLO MÁS Y SUBIRLO CUANDO ESTÉ TERMINADO, PORQUE TENÍA MIEDO DE DEJARLO ALLÍ Y NO VOLVER A ACTUALIZARLO.

 

Bueno, es la primera vez que uso la psicología en algo como esto, como saben estoy próxima a graduarme y necesitaba plasmar algo de mi profesión. No creo que sea extenso el fanfic pero espero les agrade.

(*) Hebefrenia: es la esquizofrenia que aparece en la adolescencia.

(**) Drogado hasta el cañote: no sé si esta expresión está bien escrita pero significa que lo drogaron mucho.

 


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