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NoIason por Paris Atreides

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Nota: este fic transcurre a partir del final de Ai no Kusabi, para entenderlo debes haber visto o leído, por lo menos, el resumen de los ovas. Esa información es fácil de encontrar con cualquier buscador. Qué disfrutes de la lectura.

 

Sin más preámbulos:

 

Cap 1: Máquina Loca.

 

 

“Soy Iason Mink. Un simple Blondy” (Ai no Kusabi)

 

 

 

- ¡No puedo creerlo, simplemente me niego a creerlo!- Katze meneó la cabeza en un gesto incontrolado, poco habitual en su frío y disciplinado carácter, su mano derecha que sujetaba un cigarro temblaba levemente.- No puedo.- sentenció.

 

Miró de frente al Blondy que reposaba calmadamente en el elegante sillón de cuero, su largo cabello rubio dorado, su apuesto y bello rostro, los ojos verdes azulados que no se despegaban del antiguo furniture, sí, no cabía duda de los Blondies habían sido diseñados para parecer casi divinos, Raoul Am tenía el aspecto de un dios. Éste se inclinó hacia delante, con un movimiento fluido.

 

- Así lo ha decidido ella.- juntó las yemas de los elegantes dedos.- No somos nadie para discutir sus decisiones, solo tenemos que limitarnos a acatarlas lo más fielmente posible.

 

Katze se dejó caer sin fuerzas en el otro asiento, apoyó un codo sobre la mesa del caro cristal lunar que lo separaba de su interlocutor.

 

- No será él.- sus ojos ámbar brillaron con rabia que sentía en su interior pero que reprimía, no podía permitirse perder nuevamente el control delante de Raul, ese tipo de debilidad no era apreciado por el Blondy.- No lo será.

 

- Estructuralmente sí.- Raoul embozó una sonrisa helada, como si le costara poner humor a aquella macabra broma.- ella lo diseñó, ella lo construyó y ella, de nuevo, le dará a luz.

 

Katze apagó el cigarrillo en el cercano cenicero, se recostó hacía atrás y cerró los ojos que ardían de una forma que no había sentido desde hace años, un escozor que sólo le había producido el día que había pasado un dedo por la cicatriz que le marcó como furniture.- No es la genética la que hace a una persona, es su alma y la suma de experiencias.

 

- No voy debatir ahora la existencia o no del alma.- Raoul frunció levemente el ceño.

 

- Entonces, ¿por qué me has llamado?, me imagino que no ha sido sólo por el detalle de comunicarme su orden.

 

- Así es, tú, ahora mismo, con mi ayuda fiscalizas todo el mercado negro de Tanagura y por lo tanto serás el que le asesore nuevamente para que vaya tomando de nuevo el control absoluto.- Raoul posó sus pupilas en las de Katze.- Tu eras una persona muy cercana a él, le conocías bien.

 

- No más que tú.- Katze sintió una punzada en el corazón.

 

- Es cierto, pero yo soy un Blondy, era su igual y, sin embargo, confió en ti que lo traicionaste una vez.

 

- Me dejo un buen recuerdo por ese acto.- Katze ladeó la cabeza mostrando la pálida cicatriz que cruzaba su atractivo rostro.

 

Raoul se adelantó, con una rapidez inhumana, y pasó su dedo por la marcada mejilla, su tacto era suave y fresco. Katze se sobresaltó por aquel inesperado gesto y no se apartó de aquella hipnotizadora caricia, tenía la impresión de que Raoul le estaba pidiendo algo.- ¿Por qué me has llamado, realmente?

 

Raoul puso su mano debajo del mentón de Katze.- Porque yo solo no puedo afrontarlo, necesito tu ayuda aunque entre nosotros no haya confianza.

 

Katze levantó la mano y rodeo la muñeca de Raoul con suavidad, sus labios dibujaron una media sonrisa.- Si me lo pides con esa dulzura….., no puedo negarme.

 

Antes de que Raoul le pudiera contestar se levantó con la agilidad felina, todos sus músculos se flexionaron delatando la naturaleza de luchador que latía dentro de Katze.

Se paró en el umbral de puerta.

 

- Máquina loca.- susurró con veneno.- Iason Mink murió hace un año, murió junto a la persona que amaba, no se puede resucitar a los muertos. Un clon de Iason nunca, nunca será Iason.

 

Y salió silenciosamente, tal como había venido.

 

 

 

Raoul contempló el asiento que había ocupado Katze, sus manos se agarraron con fuerza la borde de la mesa.

 

- Máquina loca.- murmuró entre dientes.- Sí, Júpiter está loca pero loca porque ha perdido a su hijo predilecto, su máxima creación y quiere revivirlo con una copia.

 

 

Raoul sabía que aquello que acababa de decir era una blasfemia, pero no tenía palabras para el  hecho de aquel ordenador quisiera recuperar a Iason a través de la clonación, cuando la misma Júpiter lo había prohibido, supuestamente lo que hacía único cada diseño genético era su exclusividad, la copia desvirtúa ese principio de cada ser humano es único, y más un Blondy. Era una aberración.

 

 

Todavía se acordaba de su entrevista con Júpiter hace solo unas horas.

 

- Y ese es le informe de todas las actividades.- Raoul contempló el holograma que representaba a Júpiter fluctuando delante de él,  brillando con una luz propia y artificial.

 

- Te veo cansado Raoul.- la voz femenina se expandió por las paredes metálicas, rebotando de una forma casi fantasmal.

 

- Solo un poco.

 

- Entonces te agradará saber que las cosas volverán a ser como antes.

 

- ¿Cómo antes?- Raoul sintió un nudo en el garganta, una sensación de extraña angustia lo comenzó a invadir.

 

- Sí, como antes. Mira.- Júpiter señaló a uno de los innumerables paneles de sala circular, éste se desplazo a un lado revelando una enorme cubeta cilíndrica, a ella estaba conectada innumerables cables y bullía en su interior un líquido con un color parecido al oro.

 

- Acércate.- ordenó Júpiter.

 

Raoul se puso lentamente en pie, todos sus músculos se negaban a obedecerle, no quería que ver que es lo estaba flotando en aquel tanque, no quería averiguar que era aquella sombra oscura. Antes de fuera consciente de ello, sus propias piernas se encaminaron hasta la amplia cubeta.

Su rostro se reflejó en el cristal.

 

- Acércate aún más.- indicó la voz de Júpiter a sus espaladas.

 

Raoul apoyó su mano en el cristal, su cara se aproximó aún más y unos ojos azules pálidos, desde dentro del tanque, ¡le devolvieron  la mirada! Raoul jadeó con fuerza y dio un paso atrás.

 

- ¿No es hermoso?- la imagen de Júpiter apareció al lado del tanque, sus brazos insustanciales se extendieron para rodear el recipiente que vibraba de energía.

 

- Sí, hermoso.- dijo Raoul como un autómata, el Blondy comenzó a sentir un mareo horrible, su vista comenzó a vacilar.

 

- Sí, mi hijo volverá. Más perfecto si cabe, sin esas debilidades que ocasionaron su fin una vez. Esta vez será realmente perfecto, sin equivocaciones.

 

Raoul se llevó una mano a la boca, para impedir que salir el vómito que le ardía en la garganta. Se contuvo haciendo uso del férreo control sobre su cuerpo. “Está loca, loca”, aquel pensamiento chocaba como un demente contra las tabiques de cráneo. Abandonó despacio la sala y Júpiter ni siquiera se dio cuenta, extasiada como estaba en la contemplación del clon de Iason.

 

 

Raoul volvió al presente al sentir como la calidez de la tarde se iba evaporando para dar paso a la noche, la amplia ventana de su despacho le permitió ver como se iban encendiendo una a una las luces de Ceres. Un dolor hizo presión en su pecho, se suponía que los Blondies no tienen sentimientos, eso intelectualmente los hace muy superiores al resto de los seres humanos, “es mentira, todo lo que está hecho de carne, aunque sea artificial, tiene sentimientos”. Raoul dejó escapar un gemido, y en la intimidad de su despacho, se cubrió el rostro con las manos.

 

 

 

 

 

Katze llevaba, diez minutos, quieto en el asiento delantero de su lujoso air-coche, tenía apoyadas las manos en el volante y su vista se fijaba en los elegantes vestidos de la clase alta que paseaba por las calles de Eos, la hermosa élite en la cuál no se incluía a desheredados como él. Emitió un suspiro de resignación, no podía conducir, necesitaba hacer algún ejercicio físico que lo cansara, necesita caminar. Ya enviaría a alguien a por el coche.

 

Comenzó a andar, se encendió un cigarrillo y dejó vagar su aguda mente. El año transcurrido sin el liderazgo de Iason había sido infernalmente difícil, después de la muerte del Blondy y el posterior estado de shock de Júpiter, no habían faltado oportunistas que quisieran ocupar su lugar, de la noche a la mañana Raoul se había encontrado en una situación peligrosa y delicada, el Blondy había acudido a Katze que también estaba luchando por mantener el control sobre le mercado negro de Tanagura. El Blondy se había presentado una noche lluviosa en el mismo despacho de Katze, éste todavía recordaba la extraña entrevista.

 

 

 

- Te conozco, eres Raoul Am. Amigo de Iason y su segundo al mando.

 

Katze tomo asiento en su alto sillón negro, apoyó los codos sobre la larga mesa lacada de color vino, y sometió a Raoul a un intenso escrutinio. El Blondy se removió incómodo bajo la insolente mirada del pelirrojo, éste le observaba como si fuera una mascota a la que fuera a comprar, Raoul jamás se había sentido tan violento pero se abstuvo de hacer cualquier movimiento que delatara su creciente nerviosismo.

Katze saboreó por unos minutos el estado de turbación de Raoul, sabía que estaba en su territorio y eso le daba ventaja sobre le Blondy, además la silla donde éste se sentaba Katze había encargado su diseño con finalidad de quién se sentara en ella no pudiera encontrar una postura adecuada. De todas formas no pudo dejar de admirar la serenidad con que Raoul fingía estar a sus anchas.

 

- Yo también te conozco, eres Katze. Antiguo furniture de Iason y su mano derecha en el mercado negro de Tanagura.- la voz de Raoul era fría, su acentuación precisa, expuso su información como quien expone los resultados de un experimento científico.

 

Katze no se sorprendió, estaba seguro de que le Blondy conocía gran parte de su historia, de otra forma no hubiera venido hasta él. Se recostó hacía atrás, y cruzó sus largas piernas, sentía un enorme cansancio, llevaba dos noches sin dormir en un intento de controlar las nuevas bandas que surgían como moscas a la vista de un cadáver. En otras circunstancias se hubiera permitido el lujo de jugar un rato con el Blondy, de tantearlo, de medirlo, en otras circunstancias.

 

- ¿Por qué has venido?

 

- Dímelo tú.- Raoul inclinó hacía un lado la cabeza sus ojos azul-verdoso brillaron en la semipenumbra de la habitación.

 

Katze no se inmutó, en todo caso le hizo gracia el intento del Blondy de salvar su orgullo, en vez de pedirle ayuda directamente lo que hacía era darle la vuelta a la situación para dejar que fuera Katze quién pusiera las cartas sobre la mesa. El pelirrojo sonrió interiormente, “me gustan los hombres sutiles”.

 

- Iason ha muerto, Júpiter está de luto y todo el sistema se está viniendo abajo.- la voz de Katze era llana y aterciopelada.- Has acudido a mí para hacerte con el control de todo, tienes la suficiente influencia para controlar a toda la élite pero necesitas de alguien que gobierne los bajos fondos, el mercado negro, Ceres.

 

Raoul cambió su postura,  y dedicó una larga mirada a Katze; todo la información que tenía de él la había recibido a través de Iason, “pero he de admitir que se quedaba corto”, sus ojos evaluaron la alta y esbelta figura, los músculos finos y entrenados, los brillantes ojos ámbar que delataban una gran inteligencia, el rostro de pómulos altos y delicadas líneas. Raoul admitió para su fuero interno que estaba impresionado, si no fuera porque conocía los orígenes impuros de Katze el pelirrojo podía haber pasado por una mascota de La Academia, pero había algo en su postura que no cuadraba con la de un esclavo sexual,  algo abiertamente desafiante y peligroso.

 

- Así es.- Raoul embozó una sonrisa carente de toda calidez.- Ahora mismo todo se encuentra al borde del desastre, pero si tú yo nos aliásemos podríamos mantener todo bajo nuestro control, de la misma forma que cuando Iason estaba vivo.

 

- ¿Las mismas condiciones?, ¿no interferirás en mi toma de dediciones?

 

- Las mismas condiciones, lo que hagas en tu terreno es cosa tuya mientras no me perjudique directamente a mí. Pero mensualmente intercambiaremos los informes de ambos mercados.

 

- De acuerdo.- Katze no era ningún tonto, sabía que las oportunidades como aquellas había que cazarlas al vuelo. Se levantó y extendió la mano derecha, Raoul se irguió también y la estrechó.

 

 

 

 

Katze se detuvo en uno de los innumerables puentes colgantes que surcaban Eos, dándole ala ciudad un aspecto frágil y etéreo. La vista de Midas era simplemente colosal y basta, con sus miles de luces desafiando la oscuridad, una ciudad que nunca duerme. Los ojos de Katze se dirigieron a una de las pocas zonas oscuras, dónde se ubicaban los barrios bajos, en los cuales los menos privilegiados afrontaban el tedio de una existencia sin futuro alguno.

La mano de Katze se metió en uno de los bolsillos de su chaqueta, tocó un objeto frío y redondo, lo cogió y lo sacó con cuidado. Era un anillo, el anillo que se les pone a las mascotas cuando son registradas, éste tenía inscrito Z107M, era el número de Riki, era el anillo de Riki. Katze apretó el anillo en su mano para darle calor, aquel símbolo de esclavitud era todo lo que quedaba de Riki, Katze sintió como un nudo se le formaba en la garganta, sus ojos navegaron por el cielo nocturno.

 

- Dime Iason.- dijo en voz alta.- ¿de qué te sirve volver a la vida si Riki ya no está en este planeta?

 

Katze volvió a guardar el valioso objeto, sabía que era una debilidad conservar ese tipo de cosas pero creía, en el fondo, que se lo debía a Riki; alguien debía recordar la vida de Riki, quién fue y como logro que un Blondy lo amara.

 

Katze siguió su camino a las sombras del Gueto.

 

 

 

 

 

 

 

 


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