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El Rostro Del Amor ( Kaisoo ) por Mikhiel

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Notas del capitulo: Soo borracho XD

Me rompí mi brazo, bueno me lo fracture mi mamá me ayudó a editar esto, lo siento si tiene fallas tardaré un poquito en seguir hasta que se me pase el dolor.
Febrero dio paso a marzo. El tiempo era tan desangelado y triste como el estado de ánimo de Kyungsoo. Desde aquel fatídico fin de semana en los Adirondacks no había tenido noticias de Jongin ni esperaba tenerlas.

La edición de Mode con el reportaje de Kyungsoo había salido ya publicado, pero el pelinegro no pudo entusiasmarse en modo alguno mientras miraba las fotografías que cubrían las páginas. El sonriente rostro del papel cuché parecía pertenecer a otra persona, a un desconocido que Kyungsoo ni reconocía ni con el que se identificaba. Sin embargo, el reportaje fue un rotundo éxito y la revistas se vendieron rápidamente. …l se vio acosado por constantes ofertas de trabajo, pero ninguna de ellas lo emocionaba. Contemplaba la continuidad de su carrera con infinita indiferencia.

Una llamada de Tao puso fin a su apatía. La llamada suponía una reunión con Jongin. Kyungsoo dudó si aceptar o no, pero decidió que prefería enfrentarse a Jongin en su despacho a que él fuera a buscarlo a su casa.

Se vistió ligeramente informal para la reunión. Eligió un pantalón negro junto con una remera blanca. Se peinó el cabello y se lo cubrió con una gorra negra. Después de mirarse cuidadosamente, se quedó muy satisfecho con la imagen de tranquilidad y sofisticación que le devolvía el espejo.

Mientras subía en ascensor al despacho de Jongin, Kyungsoo se dijo que debía permanecer distante, por lo que reflejó en su rostro una expresión de fría cortesía. Decidió que él no vería el dolor que lo embargaba. El mismo se ocuparía de ocultar bien su vulnerabilidad. Su habilidad para reflejar lo que la cámara le pedía sería su defensa. Sus años de experiencia no lo traicionarían.

Tao lo saludó con una alegre sonrisa.

—Entra —dijo, mientras apretaba un botón del intercomunicador—. Te está esperando.

Kyungsoo ahogó el miedo y se colocó una permanente sonrisa antes de entrar en la guarida del león.

—Buenas tardes, Kyungsoo —lo saludó Jongin. Se recostó en su asiento, pero no se levantó—.Ven a sentarte.

—Hola, Jongin —respondió el pelinegro, con un tono de cortesía idéntico al que Jongin había utilizado. Mantuvo la sonrisa a pesar de que el estómago se le había empezado a tensar al ver los ojos de él.

—Tienes buen aspecto.

—Gracias, tú también.

—Acabo de mirar de nuevo el reportaje. Ha tenido tanto éxito como esperábamos.

—Sí, me alegro de que haya salido tan bien para todos.

— ¿Cuál de estos hombres eres tú? —preguntó él mientras observaba las fotografías—. ¿El alegre niño, el chico elegante, el profesional dedicado, el amante esposo, el devoto padre o el exótico seductor? -añadió. De repente, estaba mirando a Kyungsoo muy fijamente a los ojos.

—Yo soy sólo un rostro y un cuerpo que hacen lo que se les dice y que proyectan la imagen que se requiere. Por eso me contrataste, ¿no es verdad?

-Es decir que, como un camaleón, cambias de una a otro según se exige.

—Por eso me pagan —respondió el. Se sentía ligeramente molesto.

—He oído que has recibido muchas ofertas. Debes de estar muy ocupado.

-Sí -mintió el pelinegro fingiendo entusiasmo-. Ha sido muy emocionante. Aún no he decidido cuáles aceptar. Se me ha dicho que debería contratar a un agente para que se ocupe de este tipo de cosas.Tengo una oferta de un fabricante de perfumes muy conocido que implica un contrato a largo plazo, tres años de publicidad en la televisión y, por supuesto, en las revistas. Creo que, por el momento, es la más interesante...

—Ya veo. También me han dicho que se ha dirigido a ti una de las cadenas de televisión.

—Sí, pero también tendría que actuar, por lo que tengo que pensarlo muy bien. No sé si haría bien en elegir algo como eso.

Jongin se puso de pie y se dio la vuelta para mirar por la ventana. El modelo lo observó sin decir palabra, preguntándose en qué estaría pensando. Sin poder evitarlo, se fijó cómo el sol se reflejaba en su abundante cabello.

—Ya has terminado el contrato que tenías conmigo, Soo. Aunque estoy dispuesto a hacerte una oferta, no sería tan lucrativa como la de un canal de televisión.

Otro contrato... Kyungsoo se alegró de que él estuviera de espaldas para que no pudiera observar la expresión de su rostro. Al menos, ya sabía por qué él ambario había deseado verlo. Sólo era para ofrecerle otro contrato, otro trozo de papel. Aunque no tenía intención alguna de aceptar ninguno de los otros contratos, tendría que rechazar la oferta de Jongin. No podría soportar volver a trabajar con él.

Antes de responder, se puso de pie.

—Te agradezco mucho tu oferta, Jongin, pero debo pensar en mi trayectoria profesional. Te estoy más que agradecido por la oportunidad que me diste, pero...

— ¡Ya te dije antes que no quiero tu gratitud! —exclamó él, interrumpiéndolo. Entonces, se volvió para mirarlo—. No me interesan las expresiones obligatorias de gratitud y apreciación. Lo que hayas recibido como resultado de tu trabajo en mi revista, te lo has ganado tú solo. Ahora, quítate esa gorra para que pueda verte la cara.

Sin esperar que Kyungsoo lo hiciera, le agarró la gorra y se lo colocó en las manos. Kyungsoo resistió la necesidad que sentía de tragar saliva. Lo miró a la cara sin pestañear.

—Tú eres el autor de tu propio éxito, Soo. Yo, ni soy responsable de él ni quiero serlo —añadió él en un tono de voz más tranquilo y preciso, con un esfuerzo aparente por recuperar el control—. No espero que aceptes la oferta que yo te hago. Sin embargo, si cambias de opinión, estaría dispuesto a negociar. Decidas lo que decidas, te deseo buena suerte... Me gustaría creer que eres feliz.

—Gracias —replicó el. Con una ligera sonrisa en los labios, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.

-Soo...

Con la mano ya puesta sobre el pomo de la puerta, el cerró los ojos durante un instante y trató de encontrar la fuerza necesaria para enfrentarse de nuevo a él.

— ¿Sí? —preguntó por fin.

Jongin lo miró fijamente. A el modelo le dio la sensación de que estaba memorizando todos y cada uno de sus rasgos.

—Adiós.

-Adiós -contestó el pelinegro. Entonces, giró el pomo y se escapó.

Completamente aturdido, se apoyó contra el reverso de la puerta. Tao lo miró asombrado.

— ¿Te encuentras bien, Soo? ¿Qué te ocurre?

Kyungsoo lo miró fijamente sin comprender. Entonces, sacudió la cabeza.

—Nada —susurró—.Y todo.

Con un sollozo ahogado salió corriendo del despacho.


Unas noches después, Kyungsoo tomó un taxi con poco entusiasmo. Había permitido que Yifan y Tao lo persuadieran para que asistiera a una fiesta al otro lado de la ciudad, en el ático de Max Changmin. Sabía que no debía hundirse en la autocompasión ni aislarse de sus amigos. Mientras se arrebujaba en su bufanda para tratar de derrotar la fresca brisa de abril, se dijo que ya era hora de que pensara en el futuro. Pasarse el día sentado en casa no le iba a servir de nada.

Como resultado de tanta reflexión, llegó a la fiesta con ánimo de divertirse. Changmin lo acompañó hasta la barra del bar y le preguntó qué le apetecía tomar. Kyungsoo estaba a punto de pedir su habitual bebida sin alcohol cuando un bol lleno de un ponche de color rosado le llamó la atención.—Oh, eso tiene buen aspecto. ¿Qué es?

—Ponche de frutas —le informó él mientras le llenaba un vaso sin esperar su respuesta.

Kyungsoo decidió que sería una bebida bastante inocua. Le dio un sorbo y le pareció deliciosa. Entonces, empezó a mezclarse con los invitados.

Saludó a personas ya conocidas y a los rostros nuevos, deteniéndose de vez en cuando para reír o charlar. Iba de grupo en grupo, sorprendido de lo alegre que se sentía. La depresión y la infelicidad parecían haberse disuelto como la bruma de verano. Aquello era lo que había necesitado desde el principio. Gente, música y una nueva actitud ante la vida.

Se había tomado ya tres vasos de ponche y se lo estaba pasando estupendamente. Estaba flirteando con un hombre alto y de piel muy blanca, que se había presentado como Sehun, cuando una voz conocida habló a sus espaldas.

—Hola, Soo. Qué casualidad encontrarte aquí.

Kyungsoo se dio la vuelta y se sorprendió de ver a Jongin. Sólo había accedido a asistir a la fiesta porque Tao le había asegurado que el señor Kim tenía otros planes. Le dedicó una vaga sonrisa y, durante un instante, se preguntó por qué su imagen estaba algo borrosa.

—Hola Jongin. ¿Has decidido mezclarte con tus súbditos esta noche?

…l le miró las sonrojadas mejillas y la ausente sonrisa antes de observarlo de arriba abajo. Cuando volvió a mirarla a la cara, tenía una ceja fruncida.

—Lo hago de vez en cuando... Es bueno para mi imagen.

—Mmm —replicó el pelinegro antes de tomarse el resto de ponche que le quedaba en el vaso—. A los dos se nos da muy bien cuidar de nuestra imagen, ¿verdad? —añadió. Entonces, se volvió hacia el hombre que estaba de pie a su lado con una brillante sonrisa—. Sehun, sé un cielo y ve por otro de éstos para mí. Es el ponche ése que está sobre la barra... En el bol...

— ¿Cuántos te has tomado ya, Soo? —le preguntó Jongin mientras Sehun iba a cumplir el encargo—. Pensaba que dos copas eran tu límite.

—Esta noche no hay límite —replicó él con un violento movimiento de cabeza—. Estoy celebrando que he vuelto a nacer. Además, sólo es ponche de frutas.

—Por el aspecto que tienes, yo diría que está hecho con frutas muy alcohólicas. Después de todo, tal vez deberías considerar los beneficios del café.

—No seas aburrido —le espetó el mientras le tocaba con un dedo los botones de la camisa que él llevaba puesta—. Seda... Siempre he sentido una gran debilidad por la seda. Yifan está aquí, ¿sabes? No tiene su cámara. Casi no lo he reconocido sin ella.

—Creo que no pasará mucho tiempo antes de que tengas dificultad hasta para reconocer a tu propio padre.

—No, mi Pá sólo hace fotos con una Polaroid, de vez en cuando —le informó mientras Sehun regresaba con su bebida. Tras dar un largo sorbo, agarró a Sehun del brazo—. Baila conmigo. Me encanta bailar. Toma —añadió, refiriéndose a Jongin—, sujétamelo durante un rato.

Se sentía ligero y libre mientras bailaba al ritmo de la música. Se maravilló por el hecho de que hubiera dejado alguna vez que Jongin interfiriera en su vida. La sala parecía dar vueltas al ritmo de la música y lo llenaba con una desconocida sensación de euforia. Sehun le dijo algo al oído que el pelinegro no pudo comprender, por lo que se limitó a suspirar como respuesta.

Cuando la música se detuvo, una mano le tocó en el brazo. Se giró y se encontró con Jongin al lado de el.

— ¿Acaso quieres tú bailar ahora conmigo? —preguntó el modelo mientras se apartaba el cabello del rostro.

—Marcharme es más bien lo que tenía en mente —le corrigió él ambario. Entonces, empezó a tirarle del brazo—.Y tú también.

—Sin embargo, yo no deseo marcharme —dijo él—. Es muy temprano y me estoy divirtiendo.

—Eso ya lo veo —replicó él, sin dejar de tirar de el pelinegro—, pero nos vamos de todas formas.

—No tienes que llevarme a mi casa. Puedo tomar un taxi yo solo. O tal vez Sehun pueda llevarme.

—Y un cuerno —rugió él mientras lo arrastraba entre la multitud.

—Quiero bailar un poco más —repuso Kyungsoo. Entonces, se dio una rápida vuelta y se chocó de pleno con el torso de Jongin-. ¿Quieres tú bailar conmigo?

—Esta noche no, Soo —suspiró. Entonces, miró atentamente a Kyungsoo —. Supongo que tendré que hacer esto del modo más difícil.

Con un rápido movimiento, se lo echó al hombro y comenzó a abrirse paso entre los asistentes a la fiesta, que los observaban completamente atónitos. En vez de llenarse de indignación. Kyungsoo empezó a reírse.

— ¡Qué divertido es esto! Mi Pá solía llevarme así.

—Genial.

—Por aquí, jefe.

Tao estaba al lado de la puerta con la cartera y la bufanda de Kyungsoo en las manos.

— ¿Tienes ya todo bajo control?

—Lo tendré —respondió él mientras salía del apartamento.

Sacó así a Kyungsoo del edificio y lo dejó sin ceremonia alguna en su coche.

—Ya está —le dijo—. Ahora, ponte esto.

—No tengo frío —replicó el. Entonces, lanzó la bufanda contra el asiento trasero—. Me siento maravilloso.

—Estoy seguro de ello —comentó Jongin. Se metió en el coche y le lanzó una mirada antes de arrancar el motor—. Tienes suficiente alcohol en la sangre como para calentar un edificio de dos plantas.

—Sólo es ponche de frutas —insistió Kyungsoo—. ¡Oh, mira la luna! —añadió. Se abalanzó rápidamente sobre el salpicadero y contempló absorto el disco de plata que brillaba en el cielo—. Me encanta la luna llena. Vamos a dar un paseo.

-No.

—No tenía ni idea de que eras tan aguafiestas.

A continuación, Kyungsoo volvió a recostarse contra el asiento y empezó a canturrear mientras Zayn conducía. Por fin, detuvo el coche en el aparcamiento del edificio donde vivia el modelo y se volvió a mirarlo.

—Está bien, Soo. ¿Puedes caminar o te llevo?

—Claro que puedo caminar. Llevo años y años caminando —replicó él. Entonces, abrió la puerta del coche y salió para demostrárselo. De repente, le extraño que el suelo estuviera algo inclinado—. ¿Ves? Tengo un equilibrio perfecto —añadió en voz alta a pesar de que se tambaleaba peligrosamente.

—Claro, Soo. Podrías ser equilibrista —comentó él. Entonces, lo agarró por el brazo para evitar que terminara en el suelo. A continuación, lo tomó entre sus brazos y lo acurrucó contra su pecho. El pelinegro se lo permitió e incluso le rodeó el cuello con los brazos.

—Esto me gusta mucho más —dijo Kyungsoo mientras subían en el ascensor—. ¿Sabes lo que siempre he deseado hacer?

— ¿El qué? —preguntó Jongin, sin molestarse en girar la cabeza. En aquel momento, el modelo comenzó a mordisquearle la oreja suavemente—. Soo... —susurró, pero el pelinegro le interrumpió.

—Tienes una boca fascinante -musitó mientras se la acariciaba con la punta del dedo.

—Soo, detente...

—Y también un rostro con una forma muy agradable. Además, esos ojos me han cautivado —murmuró. Empezó a recorrerle el cuello con la boca y Jongin lanzó un suspiro de alivio cuando se abrieron por fin las puertas del ascensor—. ¡Qué bien hueles!

Jongin trató de encontrar las llaves del departamento a pesar de que llevaba a Kyungsoo en brazos y de que no dejaba de sentir su boca contra la oreja.

—Soo, basta —le ordenó-. Vas a hacerme olvidar que este juego tiene reglas.

Cuando por fin consiguió completar el delicado proceso de abrir la puerta, se apoyó contra la madera durante un instante y respiró profundamente.

-Yo creí que a ti te gustaba, que te seduzcan -susurró Kyungsoo sin dejar de frotar su mejilla contra la de él ambario.

—Escucha, Soo...

Cuando giró la cabeza, notó que Kyungsoo le capturaba la boca.

—Me encanta besarte —dijo él. Entonces, bostezó y acurrucó la cabeza contra el cuello de Jongin.

—Soo... ¡Por el amor de Dios!

A duras penas consiguió llegar al dormitorio mientras el modelo seguía murmurando palabras incoherentes. Trató de dejarlo sobre la colcha, pero Kyungsoo no se le soltó del cuello, lo que hizo que Jongin perdiera el equilibrio y cayera encima de el. Una vez más, el joven apretó los labios contra los de él. Desesperadamente, Jongin trató de soltarse.

—No sabes lo que estás haciendo —afirmó Jongin. Con un somnoliento gemido, el pelinegro cerró los ojos—. ¿Tienes algo debajo de ese atuendo? —quiso saber mientras le quitaba los zapatos.

—Mmm... un ligero movimiento.

— ¿Qué estás diciendo?

El le dedicó una sonrisa y murmuró algo. Jongin respiró profundamente, desabotono la camisa, le dio la vuelta y le apartó la tela de los hombros y siguió deslizándosela hasta quitarla, después siguió con el pantalón.

—Vas a pagar por esto —le advirtió.

Las maldiciones de Jongin se hicieron más elocuentes cuando se vio obligado a no prestar atención alguna a la suave piel de Kyungsoo bajo un minúsculo trozo de algodón. Apartó las sábanas y lo metió en la cama. Kyungsoo suspiró y se acurrucó contra la almohada.

Por su parte, Jongin se dirigió hacia la puerta y se apoyó contra el umbral. Se permitió contemplar a Kyungsoo mientras el pelinegro se sumergía en un plácido sueño.

—No me lo puedo creer. Debo de estar loco —susurró—.Voy a odiarme por la mañana...

Tras dar un largo suspiro, fue en busca de la botella de whisky que Kyungsoo guardaba en la cocina.
Notas finales: Soy Dominick Mikhiel mala suerte Montalvan

Kim Jonghyun me pegó su mala suerte T.T

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