Anunció sus intenciones de la manera más casual. Cuando Kyungsoo asimiló las palabras, se quedó boquiabierto, pero no pudo emitir sonido alguno.
—Como eres el cabeza de familia —prosiguió Jongin, sin siquiera mirarlo —, debo asegurarte que, económicamente, Soo no pasará estrechez alguna. Por supuesto, depende de él si quiere proseguir o no con su profesión, pero sólo tendrá que trabajar si así lo desea.
Yunho dio una calada a su pipa y asintió.
—Lo he pensado muy cuidadosamente —continuó Jongin con voz muy seria. Su padre lo miraba a los ojos con idéntica actitud—. Llega un momento en el que un hombre necesita tener una esposp e hijos. Soo es la persona que he estado buscando. Sin duda es muy bello y, ¿a qué hombre no le gusta la belleza? También es muy inteligente, fuerte y, aparentemente, no le disgustan los niños. Está algo delgado —añadió, como si realmente aquello fuera algo en su contra. Yunho, que había estado asintiendo a todas las palabras que definían las virtudes de Kyungsoo pareció disculparse con la mirada.
—Nunca hemos podido conseguir que engordara un poco.
-También está la cuestión de su mal genio -prosiguió Jongin como si estuviera analizando los pros y los contras—, pero me gusta que una persona tenga espíritu.
Kyungsoo se puso de pie. Se sentía furioso y, durante varios segundos, no había podido ni siquiera formar una frase coherente.
— ¿Cómo te atreves? —le espetó—. ¡Cómo te atreves a estar ahí sentado y a hablar de mí como si yo fuera una yegua de cría! Y tú —añadió, refiriéndose a su padre—, tú te dejas llevar como si estuvieras tratando de vender el peor de los animales de una carnada. Mi propio padre...
—He mencionado el mal genio que tiene, ¿verdad? —preguntó Jongin, Yunho asintió.
—Eres un arrogante, presumido y un hijo de...
—Cuidado, Soo —le advirtió Jongin. Apagó su cigarrillo y levantó las cejas-. Si dices lo que no debes te volverán a lavar la boca con ese jabón.
— ¡Si te crees por un minuto que voy a casarme contigo, estás muy equivocado! ¡No me casaría contigo ni aunque te sirvieran delante de mi sobre una bandeja de plata! Regresa a Nueva York y... y... dedícate a tus revistas —rugió.
Rápidamente salió de la casa.
Después de que el pelinegro se hubiera marchado, Jongin se volvió para mirar a Jaejoong.
—Estoy seguro de que Kyungsoo querrá casarse aquí. Los amigos de Nueva York pueden venir fácilmente en avión, pero, dado que toda la familia de Kyungsoo vive aquí, tal vez debería dejar que te ocuparas tú de organizarlo todo.
—Muy bien, Jongin. ¿Habías pensado ya en una fecha?
—El próximo fin de semana.
Jaejoong abrió los ojos de par en par y, durante un momento, pareció verse sumido en el fragor de la organización de una boda. Entonces, con mucha tranquilidad, retomó su labor de punto.
—Déjamelo a mí. - Jongin se levantó y dedicó una sonrisa a Yunho.
—Creo que ya se habrá tranquilizado un poco. Iré a buscarlo.
—Ve al establo —le informó Yunho—. Siempre se refugia allí cuando está de mal genio.
Jongin asintió y se marchó de la casa.
—Bueno, Jae —le dijo Yunho a su esposo—. Parece que nuestro Kyungsoo ha encontrado su media naranja.
El establo estaba casi en penumbra. Kyungsoo vagaba entre las sombras, furioso tanto con Jongin como con su padre. « ¡Vaya dos! ¡Me sorprende que Jongin no haya pedido que mi padre le permita examinarme los dientes!».
Cuando escuchó que la puerta del establo se abría, se dio la vuelta y se encontró con Jongin.
—Hola, Soo. ¿Estás dispuesto para hacer planes de boda?
— ¡Yo nunca estaré dispuesto para hablar de nada contigo! —rugió. Su enojada voz reverberó por todo el establo.
Jongin sonrió sin preocuparse en absoluto por la rebeldía que se reflejaba en el rostro de Kyungsoo. La falta de reacción de Jongin lo incendió aún más y comenzó a gritar y a patalear el suelo.
— ¡Nunca me casaré contigo! ¡Nunca! ¡Nunca! ¡Nunca! Prefiero casarme con un enano con tres cabezas y verrugas por todas partes.
—Sin embargo, te casarás conmigo, Soo —replicó él, muy seguro de sí mismo—. Aunque tenga que llevarte pataleando y gritando hasta el altar, te casarás conmigo.
—He dicho que no lo haré —afirmó el modelo-. No puedes obligarme.
Jongin le agarró los brazos y lo obligó a quedarse quieto. Entonces, lo miró con lacónica arrogancia.
-¿No? -le preguntó. Entonces, lo estrechó entre sus brazos y lo besó.
— ¡Suéltame! —rugió el pelinegro apartándose de él—. ¡Suéltame los brazos!
—Claro.
Tal y como el le había pedido, lo soltó. El impulso de la fuerza que el pelinegro estaba haciendo la hizo caer de espaldas sobre un montón de heno.
— ¡Eres una... bestia! —exclamó. Trató de incorporarse, pero el cuerpo de Jongin cayó sobre el y lo inmovilizó por completo sobre el fragante heno.
—Yo sólo he hecho lo que me has dicho. Además, siempre me has gustado mucho más en posición horizontal —comentó él con una picara sonrisa.
Kyungsoo trató de hacer que se levantara, pero, cuando vio que no pudo, apartó el rostro en el momento en el que él ambario empezó a bajar la boca. Jongin tuvo que contentarse con la suave piel del cuello del joven modelo.
—No puedes hacer esto —dijo el pelinegro, Su resistencia iba perdiendo fuerza a medida que los labios de Jongin encontraban nuevas zonas que explorar.
—Claro que puedo...
Por fin encontró los labios de Kyungsoo. Lenta y profundamente, lo besó de un modo que aturdió por completo los sentidos del joven. Sin que pudiera evitarlo, suavizó los labios y los separó. Justo cuando acababa de rodearle el cuello con los brazos, Jongin se apartó y comenzó a frotarle la nariz con la suya.
— ¡Canalla! —susurró él. Entonces, tiró de él hasta que consiguió que sus labios volvieran a fundirse.
— ¿Vas a casarte conmigo ahora? —le preguntó él con una sonrisa.
—No puedo pensar —murmuró el modelo con los ojos cerrados—. Ni siquiera puedo pensar cuando me besas...
—No quiero que pienses —replicó Jongin. Comenzó a desabrocharle los botones de la camisa—. Sólo quiero que digas que sí —insistió. En aquel momento, le cubrió un pezon con la mano y comenzó a acariciarlo muy suavemente—. Dilo, Soo —le ordenó mientras le besaba la garganta, tratando de encontrar su punto débil—. Dilo y te daré tiempo para pensar.
—Muy bien —gimió Kyungsoo —. Tú ganas. Me casaré contigo.
—Bien...
Jongin volvió a unir sus labios con los de el y le dio un breve beso. Soo trató de superar la bruma que le estaba nublando los sentidos y trató de escapar.
—Has utilizado malas artes...
…l se encogió de hombros. No le suponía ningún esfuerzo tenerlo absolutamente inmóvil bajo su cuerpo.
—Todo vale en el amor y en la guerra, amor —afirmó él mientras la miraba con infinita ternura—. Te amo, Kyungsoo. Ocupas todos los rincones de mi pensamiento. No puedo deshacerme de ti. Amo cada centímetro de tu hermoso y alocado cuerpo —añadió. Entonces, volvió a besarlo e hizo que Kyungsoo sintiera que el mundo se le escapaba un poco más de entre los dedos.
—Oh, Jongin ... —susurró el. Comenzó a besarle el rostro con salvaje abandono—. Te amo tanto... Te amo tanto que no puedo soportarlo. Durante todo este tiempo he pensado... Cuando Luhan me dijo que habías estado con el aquella noche en las montañas, yo...
—Espera un momento —le pidió Jongi mientras le enmarcaba el rostro entre las manos—. Quiero que me escuches. En primer lugar, lo que hubo entre Luhan y yo se terminó antes de que yo te conociera a ti, pero el nunca ha querido admitirlo. Desde que te conocí, no he podido pensar en ninguna otra persona. Incluso estaba enamorado de ti mucho antes de eso.
— ¿Cómo?
—Por tus fotos...Tu rostro me perseguía por todas partes.
—Nunca pensé que fueras detrás de mí en serio —musitó el modelo al tiempo que le enredaba los dedos entre el cabello.
—Al principio pensé que sólo era algo físico. Sabía que te deseaba como nunca había deseado a nadie. Aquella noche en tu apartamento, cuando descubrí que eras virgen, me quedé completamente atónito —admitió. Entonces, sacudió la cabeza como si aún le sorprendiera y enterró el rostro en el cuello de Kyungsoo-. No tardé mucho tiempo en darme cuenta de que lo que sentía por ti era mucho más que una necesidad física.
—Sin embargo, nunca indicaste que fuera más que eso.
—Parecías tan tímido en las relaciones sentimentales... El pánico se apoderaba de ti cada vez que yo me acercaba a ti. Necesitabas tiempo y yo traté de dártelo. Esperar en Nueva York me resultó muy difícil —le explicó—, pero aquel día en mi cabaña, perdí completamente el control. Si Tao y Yifan no hubieran llegado cuando lo hicieron, todo hubiera sido muy diferente. Cuando me dijiste que estabas harto de que te manoseara, estuve a punto de hundirme...
- Jongin , lo siento. No quería hacerlo, pero pensaba que...
—Sé lo que pensabas —lo interrumpió él—. Lo único que siento es que entonces no lo sabía. No sabía lo que Luhan te había dicho. Entonces, empecé a pensar que sólo te interesaba tu profesión, que no tenías sitio en tu vida para nada ni nadie más. Aquel día en mi despacho, te mostraste tan frío y distante mientras me describías lo que pensabas hacer que sentí deseos de morirme.
-Eran todo mentiras -susurró acariciándole suavemente la mejilla—. Nunca deseé nada de todo eso. Sólo a ti.
—Cuando Tao me dijo por fin lo que había ocurrido con Luhan en la cabaña, recordé tu reacción y empecé a atar cabos. Fui a la fiesta de Changmin para buscarte. Quería hablarlo todo contigo, pero, cuando llegué allí, tú no estabas en condiciones de escuchar declaraciones de amor. No sé cómo conseguí mantenerme alejado de tu cama aquella noche. Parecías tan suave y estabas tan hermoso... ¡y tan bebido! Estuviste a punto de hacerme perder el control.
Jongin bajó la cabeza y lo besó. Poco a poco, su boca fue conquistándola. Con las manos comenzó a moldear las curvas de su cuerpo con urgente necesidad. Kyungsoo se aferró a él y se dejó llevar por su deseo.
—Dios Santo, Soo, no podemos esperar mucho más...
Se apartó de el y se colocó de espaldas sobre el heno. Sin embargo, Kyungsoo lo siguió y lo besó apasionadamente. Jongin trató de apartarlo de sí y respiró profundamente.
—No creo que tu padre tuviera muy buena impresión de mí si supiera que estoy poseyendo a su hijo sobre un montón de heno en su propio establo.
Volvió a colocarlo donde había estado antes y lo abrazó con fuerza. Kyungsoo se acurrucó contra él y apoyó la cabeza, sobre su hombro.
—No te puedo dar lo que deseas, Soo —susurró. Alarmado, el pelinegro levantó la cabeza para mirarlo—. No podemos vivir en Kansas, al menos por el momento. Tengo obligaciones en Nueva York de las que no me puedo ocupar desde aquí.
—Oh, Jongin —comentó el, más tranquilo y completamente feliz. …l lo estrechó contra su cuerpo y siguió hablando.
-Existe la posibilidad de la zona que está al norte de Nueva York o de Connecticut. Allí hay muchos lugares desde los que no me resultaría muy difícil ir y volver de Nueva York en el día. Así, tú podrías tener tu casa en el campo si eso es lo que deseas. Un jardín, caballos, gallinas y media docena de niños. Regresaremos aquí con tanta frecuencia como sea posible y podemos ir a la cabaña a pasar los fines de semana los dos solos —susurró. Lo miró y se sintió muy alarmado al ver que Kyungsoo estaba llorando—. Amor , no llores. No quiero que estés triste. Sé que esta granja es tu hogar...
Jongin comenzó a secarle muy dulcemente las lágrimas que le caían por las mejillas.
— Jongin , te amo... —afirmó—. No estoy triste. Estoy mucho más feliz de lo que nunca habría podido imaginar. ¿Acaso no comprendes que no importa dónde estemos? Sea cual sea el lugar en el que esté contigo, ése será mi hogar.
Jongin lo apartó un poco de su lado y lo miró muy seriamente.
— ¿Estás seguro, amor?
Kyungsoo sonrió y levantó los labios para que fueran sus besos los que se encargaran de responderle.
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