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El Rostro Del Amor ( Kaisoo ) por Mikhiel

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Notas del capitulo:

Listo no me culpen fue culpa de la chinkonkuya

 

Jajajajaja editar esto medio mucha risa

 

Ya saben cualquier horro me dicen :3

 

Para Kyungsoo,  ser modelo no era una pasión sino un trabajo. No había ido a Nueva York en busca de un sueño de fama y glamor, sino con la resolución de tener éxito y de ganarse la vida. La elección de trayectoria profesional había parecido inevitable, dado que poseía una gracia y un aplomo naturales, además de un físico espléndido. Su cabello negro como el azabache y sus marcados pómulos le daban un aire de exótica fragilidad. Sus ojos grandes, de largas pestañas y de un profundo color negro, constituían un atractivo contraste con su palida piel, tenía unos labios gruesos y bien formados, que esbozaban una hermosa sonrisa en forma de corazón. Además de su esplendorosa belleza contaba con una fotogenia innata que contribuía a su éxito en el mundo de la moda. La habilidad para componer un amplio abanico de poses para la cámara era algo natural en el y no le suponía esfuerzo alguno.

 

Después de que se le dijera el tipo de chico que tenía que reflejar, Kyungsoo  se transformaba en el inmediatamente.Sofisticado, sensual..., lo que se requiriera.Tras entrar en su apartamento, se quitó los zapatos y hundió los pies en la suave moqueta de color marfil. No tenía ningún compromiso aquella noche, por lo que estaba deseando prepararse una cena ligera y pasar unas horas de sosiego en su hogar.

 

Treinta minutos más tarde, envuelto ya en una vaporosa bata azul, estaba en la cocina preparándose el festín de un modelo, una sopa y panecillos sin sal. Entonces, el timbre de la puerta interrumpió aquella cena tan poco digna de un gourmet.

 

- Hola, Taemin -dijo saludando a su vecino del otro lado del pasillo con una automática sonrisa.

 

- ¿Te apetece algo de cenar?

 

Lee Taemin arrugó la nariz con un gesto de desdén.

 

- Prefiero engordar unos cuantos kilos que morirme de hambre como tú.

 

- Si me dejo llevar por la gula demasiado a menudo —afirmó Kyungsoo mientras se golpeaba el liso vientre- no haría más que importunarte para que me encontraras un empleo en ese bufete en el que tú trabajas. Por cierto, ¿cómo le va al joven y prometedor abogado?

 

— Minho ni siquiera sabe que estoy vivo -se quejó Taemin mientras se desplomaba sobre el sofá - Estoy desesperado, Kyungsoo creo que es posible que pierda la cabeza y que lo asalte en el aparcamiento.

 

- Eso carece de clase —replicó Kyungsoo- ¿Por qué no intentas algo menos dramático, como ponerle la zancadilla cuando pase al lado de tu escritorio?

 

-Eso podría ser lo siguiente que haga.

 

Con una sonrisa, Kyungsoo se sentó también y apoyó los pies sobre la mesita de café.

 

- ¿Has oído hablar alguna vez de Kim Jongin?

 

-  ¿Y quién no? - replicó Taemin-  Millonario, increíblemente guapo, misterioso, brillante hombre de negocios y sigue libre —añadió Taemin mientras contaba los atributos con los dedos de la mano- ¿Por qué me hablas de él?

 

—No estoy seguro, Yifan tiene una reunión con él mañana por la mañana.

 

— ¿Cara a cara?

 

-Eso es. Por supuesto, los dos hemos hecho fotografías para sus revistas antes, pero no me imagino por qué el esquivo dueño de Mode querría ver a un simple fotógrafo, aunque sea el mejor de todos. En el mundo de la moda, se habla de él con reverencia y, si hemos de creer lo que dice la prensa del corazón, él es la respuesta a las plegarias de toda persona  soltera, me pregunto cómo será en realidad... —comentó Kyungsoo frunciendo el ceño. Aquel pensamiento lo obsesionaba - Resulta raro...Creo que no conozco a nadie que haya tratado personalmente con él. Me lo imagino como un fantasma gigante, tomando las decisiones de un monumental conglomerado de empresas desde el Monte Olimpo de Mode.

 

-Tal vez Yifan pueda darte todos los detalles mañana —sugirió Taemin.

 

Kyungsoo sacudió la cabeza, el ceño fruncido se convirtió en una sonrisa.

 

- Yifan no se dará cuenta de nada a menos que el señor Kim esté en un rollo de película.

 

Poco después de las nueve y media de la mañana siguiente, Kyungsoo utilizó su llave para entrar en el estudio de Yifan.

 

Como se había preparado el cabello para el anuncio de champú, éste se movia en suaves y espesas ondas, con mucho volumen y muy brillante. En el pequeño tocador que había en la parte de atrás, se aplicó el maquillaje con habilidad y a las diez menos cuarto estaba encendiendo con cierta impaciencia las luces necesarias para las tomas de interior.

 

A medida que fueron pasando los minutos, empezó a tener la incómoda sospecha de que a Yifan se le había olvidado buscar un sustituto.

 

Eran casi las diez cuando la puerta se abrió. 

Kyungsoo se abalanzó sobre el hombre que entró.

 

- Ya iba siendo hora —le dijo, tratando de atemperar su irritación con una ligera sonrisa - Llega tarde.

 

- ¿Sí? —replicó el recién llegado enfrentándose a la expresión de enojo de Kyungsoo con las cejas levantadas.

 

En aquel instante, Kyungsoo se dio cuenta de lo atractivo que era aquel hombre. Su cabello, sedoso de un color muy particular. Éste era de un color negro, y unos ojos a decir verdad muy lindos y marrones. Tenía los labios fruncidos en una ligera sonrisa. En aquel rostro profundamente bronceado había algo vagamente familiar.

 

—No he trabajado con usted antes, ¿verdad? —preguntó Kyungsoo.

 

Se vio obligado a levantar un poco la cabeza dado que aquel hombre medía más de un metro ochenta.

 

— ¿Por qué me lo pregunta? -quiso saber él.

 

El modo en el que evadió la pregunta fue tan sutil que de repente, Kyungsoo se sintió incómodo bajo aquella penetrante mirada marrón.

 

—Por nada —murmuró el pelinegro.

 

Se dio la vuelta y sintió el impulso de ajustarse el puño de la manga.

 

-Bueno, pongámonos manos a la obra. ¿Dónde está su cámara? - añadió.

 

En aquel momento, se dio cuenta de que el hombre no portaba equipo alguno

 

- ¿Acaso va a utilizar la de Fan?

 

- Supongo que sí - contestó él.

 

No hacía más que mirarlo, sin realizar ademán alguno que indicara que se iba a poner manos a la obra con la tarea que tenían entre manos. Su actitud estaba empezando a resultar irritante.

 

—Entonces, pongámonos manos a la obra. No quiero pasarme todo el día con esto. Llevo ya media hora preparado.

 

— Lo siento. El hombre sonrió.

 

Kyungsoo se quedó atónito al ver el cambio que aquel simple gesto producía en su ya atractivo rostro. Fue una sonrisa lenta, llena de encanto, tanto que a el joven modelo se le ocurrió que podría utilizarla como un arma letal. Se alejó un poco de él para tratar de recobrar la compostura. Tenía un trabajo que hacer.

 

- ¿Para qué son las fotografías? —le preguntó el hombre mientras examinaba las cámaras de Yifan.

 

- ¡Dios! ¿Es que no se lo ha dicho?-replicó.

 

Se giró de nuevo para mirarlo frente a frente y por primera vez, le dedicó una sonrisa

 

- Yifan es un magnífico fotógrafo, pero es distraído hasta la exasperación. No sé ni cómo se acuerda que tiene que levantarse por las mañanas - añadió Entonces, tomó un mechón de su cabello y dio un dramático giro con la cabeza - Cabello limpio, brillante y sexy - explicó, con el tono de voz de un anuncio de televisión- Lo que vamos a vender hoy es champú.

 

- Muy bien - respondió él.

 

Entonces, empezó a preparar el equipo de una manera tan profesional que tranquilizó mucho a Kyungsoo al menos, aquel hombre conocía su trabajo.

 

- Por cierto, ¿dónde está Yifan? —quiso saber el hombre, de repente.

 

-  ¿Es que no le ha dicho nada? Es tan típico de él...

 

Kyungsoo se colocó bajo los focos y empezó a darse vueltas. Sacudió la cabeza y creó una nube de hermoso cabello negro para que él pudiera disparar la cámara mientras se agachaba y se movía alrededor de el pelinegro para captar su imagen desde ángulos diferentes.

 

- Tenía una cita con Kim Jongin - añadió Kyungsoo sin dejar de sonreír—. Que Dios lo ayude si se le ha olvidado, ese hombre es capaz de comérselo vivo.

 

-¿Consume fotógrafos habitualmente Kim ? —preguntó él, desde detrás de la cámara, con un cierto tono jocoso en la voz.

 

—No me extrañaría —contestó Kyungsoo mientras se alborotaba el cabello por encima de la cabeza. Tras un segundo, lo dejó caer de nuevo sobre su cabeza como un maravilloso sombrero negro - Creo que un hombre de negocios sin piedad alguna como el señor Kim tendrá muy poca paciencia con un fotógrafo distraído o cualquier otra cosa que no sea perfecta.

 

- ¿Lo conoce?

 

- Dios, no y no creo que lo conozca —dijo Kyungsoo sin ocultar su alegría— está muy por encima de mí. ¿Se lo han presentado a usted?

 

- No precisamente

 

- Ah, pero todos trabajamos para él en alguna ocasión, ¿no es cierto? Me pregunto cuántas veces habrá salido mi rostro en una de sus revistas. Seguramente millones. Sin embargo, nunca he conocido al emperador.

 

-¿Al emperador?

 

-¿Cómo si no describe uno a un individuo tan altivo? Además, por lo que he oído, dirige sus revistas como si se tratara de un imperio.

 

—Parece que no es de su agrado.

 

- No - afirmó Kyungsoo  encogiéndose de hombros.

 

- Los emperadores hacen que me ponga nervioso, yo sólo soy un simple plebeyo.

 

- Su imagen no es ni simple ni plebeya - replicó él- Bueno, creo que estas fotografías deberían vender litros de champú —añadió.

 

Bajó la cámara y lo miró a los ojos directamente

 

- Creo que ya lo tenemos, Kyungsoo.

 

El joven se relajó. Entonces, se acomodó el cabello  y lo miró con curiosidad.

 

-¿Me conoce? Lo siento, yo no puedo decir lo mismo. ¿Hemos trabajado antes juntos? 

 

- El rostro de D.O. Kyungsoo está por todas partes. Yo debo reconocer los rostros hermosos...

 

- Bueno, me parece que usted tiene ventaja sobre mí, señor...

 

- Kim, Kim Jongin -respondió él.

 

Entonces, disparó la cámara una vez más para capturar la expresión atónita que se reflejó en el rostro de Kyungsoo.

 

- Ahora, ya puedes cerrar la boca, Kyungsoo creo que tengo suficiente -añadió, con una amplia sonrisa en los labios. El pelinegro obedeció inmediatamente, sin pensárselo.

 

— ¿Te ha comido la lengua el gato?

 

 

Notas finales:

Nos leemos besos Ü


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