El celular de Jinki sonó, así que dejó su laptop en el suelo para ir a la sala de estar, en donde se estaba cargando.
La pequeña hada se asomó por la pequeña ventana de su casa de muñecas, buscó a Jinki con la mirada pero al no verlo salió usando sus alitas para llegar a donde estaba la laptop.
Había querido replicarse ese objeto, pero con nada lo podía hacer. De menos, no con lo que ese humano le dejaba recoletar. Pero mientras sus pupilas se amoldaban a la claridad que desprendía la pantalla de la laptop, notó la fotografía a un costado izquierdo de su humano.
Sus ojitos igual que sus labios, sonrieron.
Comenzó a tocar la pantalla con insistencia, quería sentir el calor de ese humano.
-No te preocupes, yo iré.- contestó Jinki, ahora tenía que pasar por las corbatas que Kibum había mandado a la tintorería. –Claro, me saludas a Minho.- susurró sonriendo.
Pero antes de que Kibum pudiera bromear de nuevo, un estruendo se escuchó al otro lado de la bocina de Jinki, entonces su corazón comenzó a latir con fuerza e inexplicablemente sus manos comenzaron a temblar.
-¡Key!- gritó por el celular. –¡¿Estás bien?!-
-Sí, sí, no te preocupes.- lo escuchó agitado. –Diablos, Jinki.- lo oía sollozar, así que el nombrado pasó saliva. Regresó a su habitación para tomar la chaqueta y ponerse tenis, así saldría en cuando tuviera la dirección de Kibum para saber qué fue lo que pasó.
-¿Está todo bien? ¿Qué fue eso que se oyó? ¿En dónde estás?-
-Estoy… bien, ¡es Minho!-
Jinki pasó saliva asustado.
-Estoy afuera de la biblioteca.- y finalizó la llamada, Kibum ahora tenía que marcar a Emergencias.
Jinki asintió y regresó a su habitación por las llaves de su departamento, pero antes de llegar a la mesa de noche, notó cómo la pequeña hada esta recostada sobre las teclas de su laptop.
Y, como la primera vez que la vio, su brillo parpadeaba.
Pero el brillo esta vez sólo era en su piernita derecha.
Alzó una ceja extrañado, se acercó a su laptop que ya estaba hibernando, al tomar el pequeño cuerpo del hada, presionó algunas teclas que devolvieron la imagen en la pantalla.
Notó que el perfil de Minho se había abierto, y la foto del mismo estaba mostrándose en grande.
-Qué.- susurró Jinki alzando ambas cejas.
De alguna manera extrañamente loca, su cerebro había relacionado el sonido estrepitoso de la bocina, el miedo en las palabras de Kibum, el probable accidente de Minho y ahora el hada que moría.
-¿Conoces a Minho?- susurró Jinki acercando al hada sobre sus manos, ésta frunció el entrecejo intentando abrir sus ojitos. –¡Lo conoces! ¿Él es a quién buscas?-
…
-¿Qué ocurrió?- preguntó Jinki entrando con cuidado a la enfermería.
-Un ridículo intentó hacer trucos en su moto, se cayó y la moto no paró hasta estrellarse contra Minho.- susurró Kibum, comenzando a reclinar su rostro hasta estar sobre el hombro de Jinki.
-¿Y cómo está?- preguntó mirando a Minho dormir.
-La enfermera dice que estará bien.- susurró Kibum. –Se rompió la pierna.-
-¿Y la moto?-
-Jinki.- susurró Key.
-Si era una motocicleta de montaña o si era una de carreras, el daño pudo ser diferente.- dijo Jinki. –¿Quieres un café? Minho no va a despertar hasta que se le pase la anestesia.-
-Es que… yo le pedí que me acompañara, si no lo hubiera hecho ahora estaría bien.- hiperventiló tan fuerte que Jinki terminó por abrazarlo.
-Pero no murió, es decir, sí, le pasó pero no fue tan grave.-
-Tu apoyo moral… se siente extraño.-
-Vamos por un café, Minho no despertará hasta que la anestesia pase.-
-Vamos.- susurró Kibum, girándose para salir de la habitación en la que ahora estaría su amigo por un par de días.
Jinki dejó que Key pasara primero, luego se regresó para ver a Minho dormir, se sentía nervioso, creía que era lo correcto así que de su bolsillo sacó a la pequeña hada, la dejó recostada sobre la almohada de Minho, al lado de su mejilla izquierda.
Suspiró y sonrió, luego se giró y salió corriendo de la habitación, seguro Key estaría hablando y le molestaba sobremanera que le dejaran hablando solo, además, ese café le podría sumar algunos puntos con él.
La diminuta pierna del hada dejó de brillar al sentir el calor que desprendía la mejilla de Minho, Taemin abrió sus ojitos y se giró de inmediato para ver el perfil de su humano.
Sus ojitos se aguaron.
Mientras escurría la lágrima de su ojo derecho, recordó cuando ese disco la tumbó del lado de Minho, cuando despertó en las manos de otro, las dolorosas horas de sexo con el otro humano, el listón con el que la tenía atada, el humo del tabaco que Nichkhun fumaba, cuando caía por la ventana, seminconsciente, y que al abrir sus ojos estaba con otro humano, dentro de un tazón con agua.
Relamió sus pequeños labios y afinó su garganta con miedo a despertar a su humano.
Separó sus diminutos labios, sus manos estaba temblando mientras estiraba sus brazos para tocar la piel contraria.
-Minho.- susurró con su voz temblando.
El nombrado frunció su entrecejo, sintió de inmediato el aroma a alcohol etílico característico del hospital.
Suspiró molesto y rendido, recordó que una motocicleta sin piloto le tumbó al suelo así como los gritos de Kibum y todos quienes lo miraron.
Recordaba a su amigo, con su rostro lleno de pánico, eso el hizo sonreír.
-Ese tonto.- susurró divertido ¡lo había visto llorar!
-Minho.- alzó sus cejas, volteó hacia la derecha pero la puerta seguía cerrada, luego miró hacia la izquierda y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-¿En dónde estabas?- preguntó hiperventilando, rápidamente tomó al hada entre sus manos para mirarla mejor o despertar de otro de esos sueños en donde la tenía.
Pero antes de que pudiera siquiera mirarla de frente, Taemin ya se había lanzado contra sus labios, tomando con sus manitas ambas mejillas del humano para abrazarlo fuertemente.