Atravesando el pozo
Sentía que le pisaban los talones y que poco podía hacer para ir más rápido con su carga.
Él no le temía a nadie, pero detenerse y enfrentar a esos demonios significaría un fracaso en la misión que su padre le había encomendado, y él era un ser que siempre cumplía con lo que su orgullo le mandaba.
Su padre lo había llamado y le había dicho de esa mujer, le dijo que si era necesario daría su vida por ellos y ahora estaría en sus manos el proteger a ese bebé.
Cuando llegó al castillo feudal en donde se encontraban los restos de su padre. Vio a la mujer a la que le quedaban pocas horas de vida y le pidió al recién nacido.
-Cuídalo, por favor -le dijo la mujer con su último suspiro.
A él no le importaba para nada el que esa mujer le hubiese pedido algo, pero era su padre quien le había encomendado esa noble tarea y él la cumpliría.
Corrió con su carga para ponerla a salvo de los demonios que asechaban a su alrededor, pero poco tiempo pasó antes de que un maldito ciempiés gigante se acercara por detrás y tratara de arrebatarle al lactante.
Lo esquivó con rapidez, pero ahora una horda aun mayor lo perseguía para hacerse del bebé hibrido.
Llegó a un claro y se quedó sin opciones. Sólo vio un poso a lo lejos y se metió en el para ocultarse por n tiempo.
Se sorprendió al sentir que era succionado por un agujero y afianzó más su agarre sobre el bebé, el cual no había parado de llorar desde que lo había arrebatado de los brazos de su madre.
Sintió como finalmente tocó fondo y miró hacia arriba. Se podían escuchar exclamaciones y gritos desesperados, luego de eso silencio. Decidió salir del poso y aturdido vio como el paisaje había modificado un poco, más el hecho de que era de noche y él se había metido al poso aun siendo de día. Trató de hacer callar al bebé meciéndolo, pero vio que era imposible. Caminó un trecho y llegó a un acantilado, cuando sintió el llanto de otro bebé y se acercó.
Frente a él, la figura de un demonio intimidaba a un hombre rubio, vestido con una capa blanca con llamas rojas en la base, el cual tenía un bebé en brazos.
Desenfundó su espada y se acercó al demonio por la espalda. En un movimiento terriblemente rápido destruyó al demonio.
El hombre sentado en el suelo lo miraba aturdido y el bebé en sus brazos no paraba de llorar.
-¿Quién eres? -Le preguntó poniéndose de pie con dificultad.
-No debe importarte humano -le dijo con soberbio.
El rubio enarcó una ceja “humano” lo había llamado el joven que tenía al frente. Un muchachito de unos 17 años con el cabello larguísimo de color plateado, pero lo que más le sorprendió eran los dos marcas Rojas en sus mejillas y la luna en su frente “un demonio”
-Quisiera saber el nombre de la persona que me salvó -Le dijo buscando una explicación.
-Confórmate con saber que fue el gran Sesshomaru -le dijo volteándose y caminando en dirección al bosque.
Lo vio partir y vio como se metía al bosque, cuando sintió que lo empezaban a llamar.
-¡Hokage-sama! -Gritaban unos ninjas al llegar a su lado.
-Capitán -llamó a uno de los ninjas-, quiero que se internen en el bosque. ¿Vio al joven que estaba recién aquí? -Le preguntó y vio como el hombre asentía -pues bien, quiero que lo busquen y lo traigan a la aldea, él me salvo de morir en manos del Shinigami, por lo tanto se le debe un reconocimiento.
-Como ordene -dijo el ninja, mientras le hacía señas a otro grupo para que lo acompañara y fueron al bosque.
Ya sólo, el Hokage se puso de pie y tomó a su bebé en brazos.
-Ya, Naru-chan -le decía consolándolo y acariciando su estomago, donde aun continuaba el sello que él mismo había creado para encerrar al Kyuubi.
En el bosque Sesshomaru fue consiente de que lo seguían nuevamente, pero se fijó que sólo eran humanos.
-Detente, por favor -dijo uno de los hombres y el sostuvo mejor su carga y se volteó.
-¿Qué quieren? -Preguntó molesto al sentir como lo distraían de buscar nuevos enemigos.
-Nuestro líder quiere agradecerte el que lo hayas salvado y para eso quiere que te guiemos a nuestra aldea.
El demonio vio a los hombres con desconfianza, pero por el momento era mejor ir con ellos y conseguir en esa aldea lo que necesitaría para Inuyasha. El pequeño bebé que aun lloraba en sus brazos.
Continuará...