Un pequeño empujón
-¿No te sientes un poco solo?
¿Un poco solo? Creo…que… a veces si…
-Aun reuniendo corazones todos podemos llegar a sentirnos solo alguna vez
Tal vez… si me siento un poco solo… pero…
-Por favor… ayúdame… yo… realmente deseo que me ame –Un ruego, sonreí mirando a los lejos sin que me notara como si yo fuera el aire, un joven enamorado, orando que le ame –
Tal vez me sienta solo… pero… este es mi trabajo.
Ah, que tarde más calurosa, me quede mirando por la ventana, pero allí practicando no estaba ni más ni menos que él, el dueño de mi corazón, estaba practicando deportes, como siempre, solté un suspiro, siempre le miro de lejos pero jamás soy capaz de acercármele.
-Sabes –Pronunciaron una de mis compañeras –Eh escuchado que cerca de aquí hay un templo
-¿un templo? –Profirió mi otra compañera yo realmente no quería estar interesado en ello –
-Se dice que si vas al templo y oras, porque el chico que te gusta te amé, se te concederá el deseo –Respondió ella muy feliz ¿eh? –
¿Acaso eso puede ser cierto?... no…no eso es tonto, la lógica dice que…que eso no es posible. Solté un suspiro, tampoco soy una colegiala enamorada como para creer en esas cosas. En el pasillo lo mire caminar su mejilla rojiza, sus ojos del mismo color. Esa aura que le rodeaba. Su mirada se posó sobre la mía y me sonrió, rápidamente se me subieron los colores a la cara… ¿por qué puede hacerme sonrojar tan fácilmente? Salí corriendo de allí lo más rápido que daban mis piernas.
. . . me pregunto… por qué… si yo no creo en estas cosas… ¿Qué hago aquí? Delante de mí estaba el templo del que esas chicas hablaron. Mire a mi derecha… no había nadie, a mi izquierda un perro orinando, bien nadie me vería hacer esta tontería.
Subí las escaleras hasta el templo, para llegar, solté un largo suspiro, sentía mis piernas temblar, jamás me imagine haciendo esto ¿tan enamorado estoy?. . . creo que si… ¿Qué me hiciste? Akaito Shion.
Junte mis manos.
- Por favor… ayúdame… yo… realmente deseo que me ame –pedí –“yo realmente deseo que… Akaito me ame”
Bien… solté un suspiro mirando el atardecer… y emprendí el camino hacia mi hogar, nuevamente solo.
-Mikuo –Escuche mi nombre ser pronunciado, voltea a mirar… no…tú no otra vez –
-¿Qué quieres Luki? –Contesté con desagrado en mi voz –
-la pauta se terminó, es hora de decidir mi carameleen –profirió –
-¿qué pauta? Si desde un principio te dije ¡no! –Contesté para seguir de largo para ser tomando del brazo –
-No, no, mi bello bombón, me atardecer, mi sol en irradiación –Respondió haciendo que una vena se posara en mi frente –Esa no era la respuesta y tú lo sabes
-Sí, esa es mi respuesta y ya la sabes, no, no, no y jamás –Respondí –
-Esa renuencia tuya te hace tan…l… ¡Ah! –Cayó al suelo retorciéndose de dolor por una patada que le di, iba a seguir mi camino de largo, pero fui detenido –Así no se trata a tu cortejante
-Acosador creo que sería la palabra apropiada –Respondí intentado zafarme de su agarre –
-No me está gustado ya tanta resistencia Mikuo –Profirió apretándome el brazo –
-Pero te he dicho desde un principio, no seré tu novio –Nos miramos frente a frente, mis ojos estaban fijos en los suyos – ¿Por qué no solo me dejas en paz?
-¡Porque tienes que ser mío! –Exclamo tomándome por sorpresa –Así tenga que ser por la fuerza –Me tomo fuerte de los brazos golpeándome contra la pared, iba a besarme pero yo le esquivaba –
-¡Déjame en paz! –Le grite –
-¡Ya te dije que! ¡Ah! –De repente fue golpeado, pero no por mi persona, sino por alguien a sus espaldas, cuando cayó, pude observar que quien estaba allí era Akaito –
-El amor de alguien no te obtiene por la fuerza y creo que has oído bastante claro que quiere que lo dejes en paz –su expresión, era seria, sus ojos rojos le miraban fijamente – ¿estás bien?
-Mh…si –Respondí –G…gracias
-No hay de que –Me sonrió –Ven sigamos… te acompaño a casa
-Si… -Respondí, mi corazón latía a mil, aunque eso no era posible, pero así de acelerado lo sentía comencé a caminar a su lado, pero no sabía que decir, ambos nos encontrábamos en un silencio hasta que –. . . esta…es…mi casa –murmure –
-Ah…si –Profirió deteniéndose, me acompaño hasta la puerta –Ha sido interesante encontrarte Hatsune-san
-… - ¡Sabe mi nombre! ¡Sabe mi nombre! –Si ha sido interesante
-Nos vemos mañana en clases –Respondió, nuestros ojos estaban fijos en los del contrario –
-Solo necesitas un pequeño empujón. . .
Sentí que alguien me empujaba y de repente mis labios estaban rosando con los suyos sentía mi cara arder, para que sus brazos pararan a mi cintura y los míos alrededor de su cuello profundizando el beso.
-Nos vemos mañana –Sonrió, sus ojos rojos brillaban como el mismo atardecer a su espalda –Novio mío
-¡Si! –Proferí con entusiasmo y se marchó de allí sonriendo…tal vez…lo del santuario… no sea…tan falso –
Fin. . .