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Diez años por Takaita Hiwatari

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Notas del fanfic:

Importante: Todos mis trabajos tienen todos los derechos reservados en Safe Creative. Mi fanfic está protegido por las leyes de copyright y tratados internacionales.

 

Disclaimer: Naruto y cía. pertenecen a Masashi Kishimoto. Yo sólo tomo sus personajes para crear este fanfic, sin ánimo de lucro.

 

Advertencias: AU

 

Para “La edad de oro SasuNaru”. Sencillamente somos un grupo de chicas que se ha unido para una buena causa: hacer crecer los fics SasuNaru. (Más información en la nota final)

 

¡Feliz cumpleaños Sasuke y Charasuke!

 

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 1: “Admiración”:

 

 

Aquella tarde que prometía ser apacible no tardó en verse truncada cuando Mikoto entró en la habitación de su hijo menor con una expresión de pura preocupación en su rostro.

 

Sasuke, que se entretenía leyendo un libro aprovechando que ese día no tenía tarea y tampoco tenía que estudiar, clavó la mirada en su progenitora.

 

─Hijo, ha ocurrido algo. ─Mikoto percibió la mirada de puro desinterés que Sasuke le dedicaba, pero continuó─. Itachi está ardiendo en fiebre, tu padre y yo vamos a llevarle al hospital ahora mismo.

 

Sólo entonces Sasuke dejó la lectura de lado. Itachi era lo más importante para él, aunque no lo dijera en voz alta y su capacidad para demostrar afecto fuera comparable a la de una piedra.

 

─Voy también ─dijo de inmediato, incorporándose.

─No te preocupes, papá y yo iremos con él. Tú tienes que quedarte aquí, te necesito para algo importante.

 

El menor entrecerró los ojos con tedio. No podía haber nada más importante que Itachi.

 

─¿Qué?

─¿Recuerdas a mi amiga Kushina?

─Sí. Uzumaki Kushina ─respondió, viendo a su madre asentir─. ¿Qué tiene que ver ella con Itachi?

─Es que desde hace semanas le prometí a Kushina que hoy cuidaría de su hijo, pero tengo que ir con Itachi…

─No… ─musitó para sí mismo. Ya sabía a dónde quería ir a parar Mikoto.

─Así que irás tú en mi lugar. Excúsame ante ella, pero no le digas lo de Itachi, no quiero preocuparla. Se lo contaré yo misma cuando todo esté arreglado.

─No ─dijo esta vez audible.

 

Mikoto le miró sorprendida. Su hijo nunca le había dado una negativa.

 

─¿No?

─No se cuidar niños ─trató de excusarse─. Yo debería ir con Itachi y tú quedarte con ese niño.

 

Antes de que ella tuviera tiempo de abrir la boca para responder algo, Fugaku irrumpió en la habitación.

 

─Mikoto, vamos de una vez ─apremió, saliendo tan rápido como entró.

─¡Voy! ─Sin esperar a que Sasuke dijera algo, se marchó igual de rápido que su esposo.

─¡Pero…! ─trató de decir el menor, pero había sido rotundamente ignorado. Segundos después corrió a mirar a través de la ventana, distinguiendo el coche familiar alejándose.

 

Suspiró hondo. Perfecto. Simplemente perfecto. Para una tarde que tenía libre de ocupaciones del instituto, tenía que cuidar a un mocoso. Resignado tomó las llaves de casa y se dirigió a la de los Uzumaki. Por suerte estaba bastante cerca. Los Uzumaki vivían en la acera de enfrente, unas cinco casas a la izquierda.

 

Nada más tocar el timbre, una mujer pelirroja le recibió. Conocía a Kushina desde siempre y por eso ella solía tratarle con mucha confianza.

 

─Sasuke, hola ─saludó con una sonrisa.

─Hola. Vengo a cuidar de… ─Guardó silencio. ¿Cómo se llamaba el hijo de los Uzumaki? Mikoto le mencionaba ocasionalmente.

 

Kushina guardó silencio un breve momento, mirándole con desconcierto.

 

─Creía que era Mikoto quien vendría ─comentó con sinceridad─. ¿Acaso ha ocurrido algo que le ha impedido venir? ─Se preocupó.

─Para nada ─respondió, con una expresión tan inmutable en su rostro que Kushina le creyó al instante─. Mi madre sólo me ha pedido que me adelante.

 

La mujer asintió convencida con la respuesta en lo que su esposo, Minato, se acercaba a ella.

 

─Kushina, ¿nos vamos? ─preguntó posando una mano en el hombro de su esposa, entonces notó la presencia del chico─. Sasuke-kun, hola. ─A diferencia de Kushina, él no tenía tanta confianza con el menor de los Uchiha. Sin embargo, a Itachi sí lo había tratado en varias ocasiones desde que éste era niño.

 

Sasuke respondió al saludo e ingresó en la casa cuando los adultos le invitaron a hacerlo, guiándole a la sala.

 

─Mikoto sabe dónde está todo, así que no es necesario que explique nada. ─Su amiga ya había cuidado de Naruto en otras ocasiones, así que ya sabía dónde estaba cualquier cosa que pudiera necesitar─. Sólo me queda darte las gracias’ttebane.

 

Un ruido captó la atención de los tres. En el otro extremo de la sala estaba el hijo de los Uzumaki subido a un triciclo de color blanco con el asiento de un chillón color naranja, pedaleando en grandes círculos.

 

─Naruto, acércate para saludar a Sasuke-kun ─pidió Minato.

 

El pequeño obedeció y bajó del triciclo, acercándose y mirando con curiosidad al recién llegado. Recordaba haberle visto a veces desde la distancia hablando con su madre.

 

─Él es Uchiha Sasuke ─le indicó Kushina─. Cuidará de ti en lo que llega Mikoto. Sasuke es hijo de Mikoto.

 

Naruto sólo se mantuvo mirando con curiosidad y cierta fascinación infantil al recién llegado. Y lo único que pudo pensar es que de mayor quería ser como ese chico. El toque de Minato en la mejilla le hizo despertar de su estudio visual.

 

─Naruto, ¿no te vas a presentar?

─Sí ─musitó─. Soy Uzumaki Naruto. Por favor, cuida bien de mí’ttebayo. ─Al instante miró a Minato, esperado la aprobación de éste que llegó con un asentimiento de cabeza. Satisfecho consigo mismo sonrió y regresó con su abandonado triciclo.

 

Kushina sonrió ligeramente antes de regresar la mirada a Sasuke.

 

─Dile a Mikoto que he dejado la cena prepara, sólo queda calentarla un poco en el microondas.

─Se lo diré.

 

Después sólo vio que Minato tomaba una maleta mediana junto a la puerta, y tras despedirse ambos de Naruto y de él se marcharon. Sasuke no pudo evitar preguntarse a dónde demonios iban los Uzumaki. Y verles con una maleta le dio la mala espina de que no regresarían precisamente ese día.

 

Suspiró y tomó asiento en un sofá cercano. Por suerte sólo tendría que cuidar del mocoso por unas horas.

 

Y ahora que pensaba en el mocoso, ¿dónde se había metido? No estaba montado en el triciclo pedaleando en círculos como idiota, y tras pasear la mirada por la sala tampoco le vio allí. ¿Quizá había ido al baño? Pero dejó de restarle importancia y se preocupó cuando se preguntó si quizá había salido tras los Uzumaki sin que ninguno de los tres lo hubiera notado.

 

─¿Cuántos años tienes dattebayo?

 

A pesar de que la pregunta fue formulada con una suave voz que rayaba la timidez, le sacó un ligero respingo a Sasuke. De inmediato llevó la mirada al otro extremo del sofá. Naruto le observaba cauteloso, escondido tras el brazo del sofá. Sasuke apenas distinguía los ojos y unos rebeldes mechones rubios en el afán del rubio por ocultarse.

 

Volvió a suspirar, esta vez de alivio. Si el niño se hubiera escapado cuando no llevaba ni un minuto cuidándole habría sido todo un desastre.

 

─Diecisiete.

 

Los azules ojos de Naruto brillaron con fascinación. Sasuke era muy joven, pero a Naruto esa edad se le antojaba muy lejana y ya era comparable a la de un adulto. Sasuke se veía tan mayor e independiente a sus ojos… De mayor quería ser como él.

 

─Yo tengo siete ─comentó al ver que el chico no le preguntaba, atreviéndose a salir un poco de su escondite─. ¿A qué escuela vas?

─No voy a la escuela ─respondió en tono obvio─, voy al instituto.

─¿De verdad?

 

Naruto no tenía la menor idea de lo que era el instituto, pero sonaba a que era algo interesante y más divertido que la escuela, algo que los adultos hacían. En ese momento deseó tener también diecisiete años para ser tan grande como Sasuke y poder ir al instituto también.

 

Sasuke no dijo nada más y tomó el mando de la televisión. Con algo tenía que entretenerse, sino moriría de aburrimiento. Debería haber llevado el libro que estaba leyendo para mantenerse ocupado.

 

─¿Dónde está Mikoto?

 

Tras encender la televisión clavó la mirada en el niño que en ese momento tomaba asiento en el otro extremo del sofá. ¿Mikoto?, ¿qué confianza era esa para llamarla sólo Mikoto?

 

─Está ocupada, hoy te cuidaré yo. ─El trato con los niños no era su fuerte, conociéndose a sí mismo sabía que no tendría paciencia para tratar a Naruto.

─¿Me vas a contar cuentos? ─cuestionó sonriente─. Mikoto me cuenta cuentos’ttebayo.

 

Sasuke sabía lo impertinentes que podían llegar a ser algunos niños cuando se les daba una negativa, así que prefirió evitarse un dolor de cabeza. No pensaba contarle cuentos, ni siquiera uno.

 

─Será más divertido ver la televisión. ─Cambió de canal, teniendo la suerte de toparse con un programa infantil─. Dibujos ─le indicó. A los niños les gustaban los dibujos después de todo.

─Esos dibujos no me gustan. ─Torció los labios en un mohín de disgusto y bajó del sofá de un salto, corriendo a una esquina donde había un abandonado balón de fútbol. Naruto tenía la sala salpicada de juguetes─. ¡Llévame al parque a jugar! Kiba y Chouji me han dicho que hoy sus madres iban a llevarles al parque.

 

Sasuke no tenía la menor idea de quienes eran Kiba y Chouji, supuso que amigos del colegio, pero sin el permiso de Kushina no sacaría al niño de la casa. No quería tener problemas. ¿Cómo le decía que no sin tener que soportar un berrinche después? No sabía si Naruto era de esos niños obedientes y conformistas, o de los que lloran y hacen una pataleta por cualquier cosa; y no quería detenerse a averiguarlo.

 

─¿Tienes jardín, Naruto? ─contestó con una pregunta, cambiando totalmente de tema como si no le hubiera escuchado.

─¡Sí! ─exclamó sonriente al pensar algo─. Ven, ¡te voy a enseñar mi jardín’ttebayo!

 

Con desgano, pero a la vez sintiéndose triunfante por haberle hecho olvidar las ganas de ir al parque, Sasuke siguió al niño hasta llegar a un jardín trasero. A primera vista comprobó que estaba bien cuidado, ya que había diferentes plantas de todo tipo, especialmente flores de llamativos colores. El niño le guió hasta unos pequeños girasoles, eran tan altos como el propio Naruto.

 

─Estos girasoles son míos ─presumió─. Yo los sembré y a veces vengo a regarlos.

─Muy bien ─fue todo lo que comentó al ver que el niño esperaba que él dijera algo al respecto.

─Las otras flores son de mamá y papá. Mamá dice que debo aprender a ser responsable y que por eso tengo que cuidar bien de los girasoles y no olvidarme de ellos ningún día.

 

Al escuchar aquello Sasuke asintió en silencio mientras caminaba un poco por el jardín, viendo otras flores. Abundaban especialmente las rosas. Le parecía bien lo que trataba de enseñarle Kushina a su hijo, aprender a ser responsable desde pequeño era algo importante.

 

─Me gusta mucho la jardinería dattebayo ─siguió parloteando Naruto, caminando tras él─. ¿A ti te gusta?

─No demasiado ─confesó.

 

Las horas transcurrieron como una lenta tortura para Sasuke. El niño era bastante hiperactivo y le resultaba un poco fastidioso. Sin duda no estaba acostumbrado a tratar con niños. No veía la hora de marcharse, sólo quería que su madre o los Uzumaki llegaran para dejar de hacerse cargo del niño. Pero la noche estaba llegando y no había rastro de Mikoto. ¿Acaso todavía estaba en el hospital con Itachi? ¿Y qué había de los Uzumaki?

 

─Naruto ─llamó al niño que en ese momento se entretenía pintando en un papel mientras tarareaba recostado en el suelo. Había dejado la hiperactividad a un lado al menos por un rato─. ¿Dónde están tus padres?

 

El pequeño se dio golpecitos en la barbilla con el lápiz de color en su mano, meditando.

 

─Mamá dijo que iban a la boda del primo Nagato.

─¿Boda? ─reiteró más bien para sí mismo.

─En realidad él es primo de mi mamá ─explicó─, pero a mí también me gusta llamarle así. Papá dijo que era mejor que me quedara para no perder días de escuela dattebayo. ─Continuó con su dibujo. En realidad había estado totalmente de acuerdo con su padre porque las bodas eran muy aburridas y en la escuela se divertía mucho con sus amigos.

─¿Entonces no van a regresar hoy? ─afirmó en la pregunta.

─No. Mamá me dijo que volverían mañana por la tarde, la boda es mañana por la mañana.

 

Una maldición silenciosa escapó de los labios de Sasuke. Eso significaba que tendría que estar pendiente de ese niño unas horas más. ¿Qué horas? ¡Un día entero!

 

Tenía que hablar con Mikoto para contárselo.

 

─Naruto, ¿dónde está el baño?

 

Con entusiasmo el niño se puso de pie casi de un salto, dispuesto a ayudar. Con familiaridad tomó a Sasuke de la mano y le guió hacia unas escaleras, una vez arriba, señaló al final del pasillo.

 

─¡Esa puerta! ─Sonrió, soltándole. Había otro baño en el piso de abajo, pero a él siempre le había gustado usar el de arriba.

─De acuerdo ─musitó despacio, agradeciendo que el niño le soltara. Era demasiado confianzudo─. Espérame abajo ─indicó alejándose.

─¡Sí! ─Tras asentir bajó las escaleras saltándolas de dos en dos. Siempre le divertía hacer eso, y ahora Kushina no estaba para enterrarle el puño en la cabeza y gritarle que bajar las escaleras así era peligroso.

 

Cuando se aseguró de estar solo, Sasuke se encerró en el baño y sacó el móvil del bolsillo del pantalón, marcando con habilidad el número de su madre.

 

─Sasuke, estaba a punto de llamarte. ─Escuchó que le decía Mikoto al otro lado.

─¿Estás en casa?, ¿puedes venir?

─Mn… no ─se lamentó─. Todavía estamos en el hospital, el médico dice que Itachi tiene un virus y que es mejor que pase la noche en observación porque la fiebre es muy alta.

─¿Un virus? ─reiteró sin poder esconder un tono de preocupación.

─Así es. No entres en la habitación de Itachi, la gripe es muy contagiosa. ─Antes de que Sasuke pudiera decir algo, continuó hablando─. Por cierto, ¿cómo te va con Naruto?, ¿todo bien?

 

Sasuke suspiró. Todo iba bien hasta que acababa de saber que irremediablemente iba a tener que cuidar a un niño veinticuatro horas.

 

─¿Sabías que los Uzumaki se han ido a una boda y no vuelven hasta mañana?

─Por supuesto, Kushina me lo comentó cuando me preguntó hace semanas si podía cuidar a su hijo. Con las prisas olvidé contártelo. ─Sonrió, y aunque Sasuke no podía verla lo apreció por su tono de voz─. Por suerte te tengo a ti, Sasuke. No me gusta faltar a mi palabra.

─Pero yo mañana tengo clase, no puedo cuidar de…

─No te preocupes por eso ─le restó importancia─. Simplemente lleva a Naruto al colegio, te queda de camino hacia el instituto. Va a la misma escuela donde fuisteis Itachi y tú, así que no hay problema. Y de camino a casa le recoges ─explicó como si fuese lo más sencillo del mundo.

─Perfecto ─masculló con ironía. No podía librarse de cuidar al mocoso.

─Preocúpate de que Naruto se bañe antes de ir a dormir y que coma bien. Kushina siempre deja la comida preparada cuando me quedo a cuidar de Naruto, intenta que la coma. ─Sasuke rodó la mirada. Lo que le faltaba, un niño tiquismiquis con la comida─. Es que Naruto ama el ramen y te suplicará que le dejes comerlo. ─Rió ligeramente─. Es un niño tan dulce…

 

Unos toques en la puerta interrumpieron a Sasuke que estaba a punto de decir algo. La voz de Naruto se escuchaba ansiosa al otro lado.

 

─¡Tengo que entrar al baño! ─protestó. Sasuke tardaba mucho.

 

El pelinegro suspiró con cierto hastío.

 

─Mamá, tengo que colgar.

─De acuerdo. Sé paciente con Naruto, y si tienes algún problema llámame. Yo voy a llamar a Kushina para decirle que todo va bien con Naruto.

 

Sin más Sasuke asintió y tras despedirse colgó. Guardó el teléfono para mantenerlo fuera del alcance de los ojos azules y abrió, descubriendo a Naruto que daba inquietos saltitos mientras se cubría la entrepierna con ambas manos.

 

─Entra ─dijo abandonando el baño. El niño no tardó en obedecer.

─Tengo hambre dattebayo. ─Le escucho decir desde el otro lado de la puerta─. ¡Quiero ramen!

 

Mirando al techo, Sasuke casi suplicó en su interior tener la paciencia necesaria para tratar con el niño. Con apenas diecisiete años ni siquiera se había planteado la posibilidad de ser padre en el futuro, pero ahora podía decirse que no tenía el más mínimo interés de ser padre en el futuro. Estar todo el tiempo pendiente de otra persona era molesto, y él estaba acostumbrado a ocuparse y preocuparse sólo de sí mismo… y quizá un poco de sus padres y de Itachi; nadie más.

 

Trató de hacer todo lo que Mikoto le había indicado. Ayudó a Naruto a bañarse y después cenaron. Kushina había preparado comida de sobra. Tal y como Mikoto predijo, Naruto estuvo dando la tabarra con su deseo de querer cenar ramen, pero se mantuvo estoico y ambos cenaron lo que Kushina había preparado previamente.

 

Sólo había algo que no le agradaba. No quería dormir allí, así que tras pedirle a Naruto que preparara su uniforme escolar y su mochila, fueron a su casa. Por suerte Naruto sabía dónde guardaba Kushina el segundo juego de las llaves de casa, así que Sasuke lo tomó si más.

 

─Nunca he estado en la casa de Mikoto ─confesó Naruto, contento con la idea de dormir fuera de casa. Era como una pequeña aventura, y le resultaba muy divertido caminar en pijama por la calle, aunque fuera un tramo bastante corto.

 

Naruto siguió a Sasuke hasta una habitación bastante sosa. Sintió decepción al no encontrar ningún juguete, ni siquiera un triste balón.

 

─Dormirás aquí ─informó, indicándole al niño que entrara. Miró la hora en su reloj de pulsera─. De hecho deberías hacerlo ya, es tarde para ti.

─¿Dónde está tu habitación? ─preguntó subiéndose en la cama, retirando las sábanas con energía.

─Está es mi habitación.

─¡Oh! ─exclamó queriendo comentar algo al respecto, pero sin saber qué decir. Era muy diferente a su propia habitación. Si quería ser como Sasuke tendría que empezar a guardar los juguetes para que sus habitaciones fueran iguales, pero le gustaban tanto…─. ¿Y dónde vas a dormir tú?

─En la habitación de mis padres, es la puerta de enfrente. ¿Necesitas algo? ─No quería que en mitad de la noche el niño estuviera molestándole porque tenía frío, sed, o cualquier otra cosa. Al ver a Naruto negar con la cabeza y acomodarse en la cama, salió─. Descansa.

─¡Buenas noches’ttebayo!

 

Demasiado enérgico, pensó Sasuke con tedio cuando abandonó la habitación. Naruto no se veía cansado en absoluto, esperaba que no tuviera problemas para dormir, porque si Naruto los tenía, él también los tendría, estaba seguro de ello.

 

En silencio se alejó, pensando que él también necesitaba un merecido baño.

 

****

 

─¡Sasuke, hoy es el día!

 

Nada más tomar asiento en su lugar en el aula, la voz de Suigetsu le hizo fruncir el ceño. Le había sobresaltado. Vio a su compañero de clase acercar una silla para tomar asiento a su lado.

 

─¿Qué día?

─¿No notas nada diferente? ¿No te sientes…? no se…. ¿aliviado?

─Habla claro, Suigetsu ─demandó inmutable.

─¡Karin no vendrá hoy! No puedo creer que no lo hayas notado. No la tienes pegada a ti como una lapa.

 

Sólo entonces Sasuke levantó la mirada y se molestó en estudiar el aula aquella mañana. Todavía faltaban varios compañeros, entre ellos Karin, quien intentaba llegar cada día tan puntual como él y le atosigaba hasta que el primer profesor de la mañana llegaba. Él se limitaba a ignorarla la mayor parte del tiempo, o a soltar breves respuestas.

 

─Karin me ha mandado un mensaje esta mañana avisando que no vendría a clase porque iba fuera de Konoha a… una boda creo que dijo. Sí, una boda. Me ordenó que la mantuviera informada de todo lo que hagas durante el día, pero no pienso hacerlo. ─Rodó la mirada con hastío─. Así que hoy es el día perfecto para poder salir Juugo, tú y yo, ¡sin estorbos! ─Sonrió entre dientes.

 

Estuvo a punto de aceptar la propuesta de Suigetsu, pero entonces recordó a Naruto. Tenía que recogerle de la escuela y ocuparse de él toda la tarde hasta que Mikoto o los Uzumaki llegaran.

 

─Imposible ─fue todo lo que respondió.

─¿¡Eh!? ¿Vas a dejar pasar esta oportunidad? Quién sabe cuándo será la próxima vez que podamos ir solos sin Karin colgada de tu brazo, Sasuke.

─Ve con Juugo. Yo tengo cosas que hacer. ─Dio por finalizada la conversación.

 

Pensativo recordó las palabras de Suigetsu. Era mucha casualidad que Karin precisamente ese día también tuviera que ir a una boda fuera de Konoha. Ahora que recordaba, Karin se apellidaba Uzumaki, ¿podría ser que...?

 

****

 

Mientras los niños esperaban a ser recogidos por sus padres o algún otro familiar al final de la jornada escolar, permanecían jugando y charlando en el aula bajo la supervisión de Iruka sensei.

 

Naruto había estado durante todo el día presumiendo que tenía un amigo que iba al instituto y que de mayor iba a ser tan cool como ese chico.

 

─Le diré a Sasuke que sea mi hermano mayor’ttebayo.

 

Pero otro niño le interrumpió.

 

─Seguro que te lo estás inventando, Naruto ─desestimó Kiba, uno de los compañeros de clase y mejor amigo de Uzumaki.

─Es cierto ─comentó una niña de cabellos rosas, su nombre era Sakura─. Como aquella vez que nos contaste que tenías un zorro de nueve colas en casa como mascota, ¡y eso no existe!

─¡No es mentira, Sakura-chan! Quiero decir… lo de ahora.

 

Y Kiba continuó hablando.

 

─O como aquel día que dijiste que esas extrañas marcas en tus mejillas te las habías hecho mientras peleabas contra un dragón…

─¿Extrañas marcas? ─reiteró interrumpiéndole.

─Sí. Reconoce que son… feas.

 

Los niños quedaron en silencio tras aquel comentario, especialmente Naruto que sólo atinó a inclinar la cabeza mientras se cubría las mejillas con las manos. Nunca le habían incomodado las marcas en sus mejillas, hasta ese momento.

 

─Naruto. ─La voz de Iruka captó su atención─. Han venido a recogerte.

 

El rubio miró a la puerta, descubriendo a Sasuke bajo el marco. No le había escuchado llegar y avisar que iba a recogerle.

 

─¡Sasuke nii-chan! ─Corrió hacia el mayor, abrazándose a sus piernas por apenas un segundo antes de girar y mirar a sus dos compañeros con los que antes hablaba─. Os dije que no mentía dattebayo, ¡él es Sasuke, y es mi amigo!

 

Los niños no dijeron nada, sin embargo Iruka sonrió, no había escuchado la anterior discusión de los niños por estar hablando con Sasuke que acababa de llegar.

 

─Naruto, no sabía que conoces a Uchiha Sasuke y que es tu amigo.

─¿Le conoces también, Iruka sensei? ─preguntó sorprendido.

─Por supuesto ─aseguró con una sonrisa─, conocí a Sasuke en mi primer año como maestro.

─Ha pasado un tiempo, Iruka ─comentó Uchiha sin ningún tono en particular. Dio un breve vistazo al aula, comprobando que no había cambiado demasiado. Los números del uno al diez se mostraban en una pared, en otra el abecedario, y en otra varios dibujos hechos por los niños. El lugar estaba lleno de color y de vida.

 

Momentos después Naruto movía la cabeza de un lado a otro, observando a Iruka sensei y a Sasuke hablar sobre el pasado, el presente y los planes de futuro de éste. Se estaba aburriendo.

 

─Vámonos, Sasuke nii-chan ─pidió, tironeando de la chaqueta del uniforme del mayor. Entonces en ese momento prestó atención a la vestimenta de Sasuke. Zapatos impolutos, los pantalones con la línea de planchado perfectamente marcada, la chaqueta y la corbata colocadas de forma impecable. Él también quería un uniforme así para vestirlo con la misma elegancia que Sasuke, deseó mirando su uniforme infantil de ropa bastante común.

 

Sasuke inclinó ligeramente la cabeza hacia Iruka en una reverencia, siendo respondido de la misma forma.

 

─Ha sido un gusto verte después de tanto tiempo, Sasuke ─se despidió.

 

Durante el camino Naruto se mantuvo aferrado a la chaqueta de Sasuke, y éste lo consintió, era mejor eso que llevarle de la mano. Miró de soslayo al rubio, extrañado de que se mantuviera en total mutismo y cabizbajo cuando sabía que ese pequeñajo era un torbellino de hiperactividad y que le resultaba imposible estar callado más de cinco minutos.

 

─Si no miras al frente vas a chocar con algo ─advirtió. Como respuesta Naruto inclinó más la cabeza y se encogió un poco, tratando de ocultarse cual tortuga. Algo le ocurría─. ¿Extrañas a tus padres? ─dedujo, viendo al pequeño negar lentamente con la cabeza─. ¿Has tenido un mal día?

─No ─musitó.

 

A la mente de Sasuke no llegaba ni la más remota posibilidad de qué era lo que podía estar afligiendo a Naruto. Apenas le conocía, y era poco habilidoso tratando niños.

 

─¿No me lo quieres contar? De acuerdo, no insistiré.

─…un niño me ha dicho que las marcas en mis mejillas son feas’ttebayo.

 

Psicología inversa, pensó triunfante, nunca fallaba.

 

─No dejes que te afecte lo que un mocoso diga.

─No es un mocoso, es Kiba.

─Como sea. No dejes que te afecte lo que ese Kiba te diga ─insistió en el mismo tono.

 

Naruto infló las mejillas pensando que para Sasuke era fácil decirlo, ya que él era tan cool que seguramente nadie le decía cosas hirientes. Sin ser consciente su infantil admiración hacia el mayor aumentó un poco más. Quería ser como él y que no le afectaran en absoluto las cosas malas que le dijeran los demás.

 

El resto del camino fue bastante silencioso. Naruto se mantenía aferrado a la chaqueta de Sasuke. Kushina siempre le decía que era pequeño para caminar solo por la calle y que era más seguro si lo hacía tomado de la mano de alguien, especialmente para cruzar la calle. Pero Sasuke no parecía por la labor de querer tomarle la mano, así que se conformaba con el extremo de la chaqueta.

 

Al entrar en casa Sasuke sintió la decepción invadirle al comprobar que estaba totalmente vacía. Su familia todavía no había regresado del hospital, ¿tal vez Itachi había empeorado?

 

─Sasuke nii-chan, tengo hambre. ¿Qué vamos a comer?

 

En cuanto ambos comieran, llamaría a su madre para saber sobre Itachi.

 

─Quiero cambiarme de ropa’ttebayo, el uniforme es molesto ─refunfuñó frunciendo los labios en un mohín infantil, sin esperar respuesta a su anterior pregunta.

 

Sasuke suspiró. La comida y la llamada serían después. Caminó a la salida, indicándole a Naruto que le siguiera.

 

─Ven.

─¿A dónde vamos, nii-chan?

─A tu casa para que te cambies de ropa.

 

A cada paso de Sasuke se escuchaba el tintinear de las llaves en sus bolsillos, ya que en uno llevaba las llaves de casa y en el otro las de la casa de los Uzumaki. A Naruto le resultaba divertido ese constante tintineo, y su expresión deprimida se suavizó un poco.

 

En cuanto la puerta se abrió un poco, Naruto entró veloz y corrió a su habitación para cambiarse de ropa. Con parsimonia Sasuke subió tras él.

 

─¿Naruto?

─¡Aquí!

 

Caminó a una puerta a la izquierda, viendo a Naruto ponerse con esfuerzo una sudadera naranja con gorro.

 

─¿Necesitas ayuda?

─Sé hacerlo solo’ttebayo. ─Era el momento de empezar a ser independiente y actuar tan cool como Sasuke.

─Como digas ─susurró, viéndole hurgar en el armario hasta sacar un pantalón largo de chándal, dejándolo todo hecho un desastre. A Kushina no le gustaría eso.

─Estoy listo. ─Se miró a sí mismo y asintió, aprobando su indumentaria.

─Bien, entonces regresemos ─dijo recogiendo el uniforme infantil que estaba tirado en el suelo y colocándolo en la cama del pequeño, abandonando después la habitación.

─¡No puedo! Primero tengo que regar mis girasoles. Es mi responsabilidad.

 

Sasuke rodó la mirada con hastío. Tenía hambre, no tenía ánimo para perder el tiempo en regar unos estúpidos girasoles. Pero el niño ya estaba un poco deprimido por lo ocurrido en la escuela, y si no le animaba quizá los Uzumaki pensarían que él era el responsable. Tal vez lo suyo no era cuidar niños, pero no quería quedar mal con los amigos de sus padres después de todo.

 

─Está bien.

 

Decidió ayudarle para terminar antes, pero una vez más el niño insistía en que podía hacerlo solo. Le agradó comprobar que a pesar de su corta edad, Naruto podía ser bastante independiente. Pero la expresión afligida todavía no desaparecía del infantil rostro.

 

─¿Por qué no juegas un rato antes de ir a comer? ─Tal vez eso le distraería.

 

Naruto asintió y entró buscando su triciclo, pero en cuanto lo montó permaneció inmóvil. No podía olvidar las palabras de Kiba. ¿Las marcas en su cara eran feas? Se tocó una mejilla un poco ausente. ¿Cómo podría ocultarlas?

 

─¿Ocurre algo, Naruto? ─El rubio alzó la cabeza para mirarle un poco confuso─. ¿No quieres jugar?

─Es que Kiba me dijo… ─susurró entristecido y acto seguido arrugó el entrecejo─. ¡No voy a jugar más con él dattebayo! ─sentenció cruzándose de brazos.

 

Sasuke chasqueó la lengua al comprobar que Naruto no podía olvidar lo que había pasado en la escuela. Se pasó una mano por la nuca con incomodidad, sin creer lo que estaba a punto de hacer.

 

─Baja del triciclo ─ordenó, recibiendo una mirada confusa de los ojos azules.

─¿Por qué?

─Hazlo ─insistió.

 

Al instante obedeció, y sofocó una risita sorprendida al ver a Sasuke montar con esfuerzo en el triciclo, el juguete era pequeño para él.

 

─¡Vas a jugar conmigo! ─celebró, recobrando su rostro la alegría perdida.

 

No pasó mucho tiempo cuando Sasuke maldijo interiormente el momento en el que decidió jugar con Naruto para animarle. Sí, el niño ya no estaba deprimido, ¿pero a qué precio?

 

Naruto se había montado sobre la barra que unía las dos ruedas traseras y se había abrazado a su cuello pidiéndole que le paseara por la  habitación. Y él, como un idiota, había obedecido. Estaba cansado después del pesado día de clase y estaba muriendo de hambre, pero ahí estaba, impulsando con sus pies el pequeño triciclo mientras Naruto reía en su oreja, amenazando con dejarle sordo.

 

─¡Sasuke nii-chan, eres tan lento…!

 

Sasuke suspiró agotado, estar en ese triciclo era incómodo, y Naruto no tenía intención de decirle que era suficiente paseo.

 

‹‹Quiero ir a casa…››, pensó Sasuke, fatigado.

─¡Más rápido’tteba!

 

Pero al contrario de la petición Sasuke clavó los pies en el suelo, parando en seco el triciclo.

 

─Suficiente ─masculló. Era lo más humillante que había hecho en su vida, por suerte nadie le había visto y con un poco de suerte Naruto olvidaría ese momento a lo largo de su vida─. Es hora de ir a comer.

─Jo… ─susurró desanimado, sin soltarle del abrazo.

─Escucha, Naruto ─le llamó un poco serio─. No tienes que deprimirte por lo que dijo ese otro niño. Esas marcas te convierten en alguien único y especial, no tienes que sentirte incómodo, ¿entiendes?

 

Inconscientemente Naruto jugó con el nudo de la corbata de Sasuke que estaba entre sus manos, dejándola más desarreglada.

 

─¿Especial? ─Sonrió. Ser único y especial le convertía en alguien tan cool como Sasuke, y eso le animó totalmente, ya que eso significaba que de mayor sería como él─. ¡Lo entiendo! ─exclamó, soltándole por fin y bajando del triciclo, permitiéndole al mayor incorporarse.

 

A Sasuke le alivió comprobar que le había animado con sus escasas palabras. Tal vez Naruto no era un niño muy complicado, o cuidar niños no era tan difícil. Tal vez. A pesar de eso no deseaba repetir la experiencia de cuidar niños pequeños.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola a todos! Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que publiqué.

 

Revisando mis viejos fics favoritos, recordé a un grupo de chicas que se había unido hace años para crear fics de cierta pareja, así que… pensé que estaría bien hacer lo mismo con el SasuNaru y crear nuestra propia Edad de oro SasuNaru. Reuní a un grupo de chicas y hemos intentado crear fics con ortografía decente (que cada vez abundan menos y es una verdadera lástima), basándonos en imágenes que elegimos previamente. Yo elegí la que tengo puesta de avatar en este fic en Fanfiction.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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