La puerta se abrió lentamente, produciendo un sonido un poco molesto. Los dos chicos voltearon y sonrieron débilmente. Sabían quién era sin necesidad de que la puerta los dejara ver.
-llegas un poco más tarde que siempre, Kurokocchi~-el rubio se acerco a la puerta y tomo a la pequeña peli-celeste de los brazos de su amigo y la llevo a la cama, pues estaba completamente dormida.
-lo sé-dijo este un poco cansado, después de que su hija lo encontrara en encerrado y llorando no había vuelto a dormir. Durante horas solo se dedico a pensar. El tema ya era común para él, pero también tuvo que pensar en una explicación que decirle a su pequeña cuando preguntara sobre lo que había pasado en el baño. No había preguntado en el camino de ida a la casa de los Midorima, pero sabia –o creía – que la pequeña preguntaría.
-te notas cansado, Kuro-chan-el peli-negro le paso una taza con café al otro y lo invito a sentarse.
-lo estoy… no pude dormir muy bien, pero estaré bien-se llevo la taza a los labios y dio un largo y profundo trago-tal vez.
-Kurokocchi… ¿podemos hablar?-la mirada de ambos se notaba un poco tensa, Tetsuya bajo la taza y la coloco en la mesa.
-claro, Kise-kun ¿Qué sucede?-nadie tenía que fingir, después de todo los tres ya sabían de que iba el tema.
-creo que deberías contarle a Yuacchi sobre Kagamicchi-la voz del rubio era un poco débil por las incontables veces que había insistido sobre eso.
-¿hasta cuándo vas a seguir de su lado, Ki-chan?-pregunto Kazunari, quien estaba en contra de ello.
-ella nunca me ha preguntado por él-respondió Tetsuya. Por primera vez.
-¿Qué?-preguntaron ambos chicos.
-ella nunca me ha preguntado por su padre… ha visto fotos mías durante mi embarazo y me llama “mamá” cuando esta triste, pero “papá” siempre que está feliz- el tono del más bajo no cambio en toda la conversación, o más bien pelea de Ryouta y Kazunari sobre el tema “Kagami Taiga”. Era siempre igual.
Después de largos 20 minutos viendo discutir a sus amigos el peli-celeste se marcho. Dio las gracias por cuidar de su hija y prometió no llegar tarde a recogerla, como siempre Kazunari no se quejo, ya que Ryouta se quedaría a cuidar de los niños de los tres con él.
Una vez que la puerta se cerró tras Tetsuya y este se marcho rumbo al trabajo, los otros dos continuaron discutiendo.
-no sé por qué te sigues poniendo de su lado-dijo el peli-negro mientras se recostaba en sobre el sillón.
-si…lo sé, ni yo tengo idea de por qué-la voz del modelo sonaba vencida, pero en sus “peleas” nadie perdía ni ganaba-solo que nunca he podido odiar a Kagamicchi, ni siquiera puedo culparlo.
-ayer…-empezó Kazunari-cuando Shin-chan regreso de “encontrarse” con Kagami se veía diferente… todos lo hacían, cuando llegamos a casa fue directo a la cama y no dijo ni una palabra… me da miedo preguntar sobre lo que paso.
-¿por qué?
-¿no sentiste algo raro a Ao-chan también?
-pues…si, ahora que lo dices se encerró en su estudio y no salió hasta muy entrada la noche.
-¿su estudio? Solo lo usa para los casos “Especiales” ¿no?
-sí, yo tampoco pregunte sobre nada.
-¿Qué crees que sucedió? No Shin-chan ni Ao-chan son así.
Ambos chicos continuaron contando sobre el anormal comportamiento de sus esposos hasta que escucharon los pequeños pasos de alguien. Los dos se levantaron y fueron hacía el producto del sonido. Lo que vieron les hiso olvidar todo lo referente a ese asunto.
Taiju llevaba de la mano a su pequeña hermana y a la peli-celeste mientras las dejaba a ambos frente al baño.
-primero entra tu Yua-dijo la linda morena. La peli-celeste asintió y espero a que el rubio abriera la puerta. Este hiso su trabajo y espero con su hermana a que su tierna miga saliera.
Taiju era de esa forma, se mostraba siempre “enojado” y con actitud seria, pero aun así tenía un corazón noble y era muy servicial. Todos decían que se parecía al moreno – a pesar de tener más parecido a su madre, exceptuando sus ojos, que eran regalo y herencia de su abuela – y por supuesto Ryouta también lo creía.
Por otro lado Ai, su hermana menor, era la viva imagen de su padre. Su piel era morena, aunque no tanto como su padre, sus ojos y cabello eran iguales a los de él y aun así, su actitud era igual a su madre, era enérgica y muy femenina, compartía la actitud fiera de ambos y también era hermosa. Todos sabían que en un futuro esa linda niña seria modelo, incluso si su padre daba su cadáver para impedirlo.
-es tan lindo~-dijo Kazunari al ver a Taiju.
-¡verdad!-chillo Ryouta atrayendo la mirada de su hijo. El pequeño rubio se sonrojo, últimamente mostraba más emociones y una de ellas era la vergüenza, sabía que su madre y su tio Kazu no dejarían de molestarlo por ello.
-¡madre!-grito haciendo que su hermana despertara al cien, al ver a uno de sus padres.
-¡Mami!-grito esta yendo directo a los brazos del rubio.
-¡Aicchi!-el rubio la tomo un brazos y ambos se abrazaron fuertemente y voltearon hacía el otro rubio-ven, Taijucchi te cargare también-la voz de Ryouta siempre era dulce y eso era lo que más avergonzaba a su hijo.
-por supuesto que no-dijo mientras volteaba y se iba-no podrás con ambos y te lastimaras.
-¡mamá no es tan débil!-Ai miro a su hermano con actitud desafiante.
-no, tienes razón no es tan débil, pero aun así podría lastimarse por mucho esfuerzo…madre Ai quiere ir al baño y Yua está en el baña, me voy a dormir.
Los tres miraron como se iba el pequeño Taiju y comenzaron a reír. Toda la tarde Kazunari y Ryouta continuaron cuidando de los niños, Kouki y Tatsuya llegaron después con sus respectivos bebes. Y entre todos cuidaron de su pequeña familia como cada día.
-¡Adiós Kagami-sensei!-grito una niña en los brazos de sus padres.
Kagami-sensei, ¿eh?-pensó Tetsuya- simplemente no puedo acostumbrarme, mi corazón siempre se acelera al escuchar “Kagami”, pienso que estará ahí… con una gran sonrisa y una actitud relajada y peligrosa…pero al final siempre soy yo-un largo suspiro escapa del peli-celeste-que decepción…
-¡Kagami-sensei!-grita otra de las maestras, Tetsuya voltea con calma y mira a su compañera de trabajo.
-lo siento no te escuche, ¿sucede algo?
La mujer suspira, claramente derrotada-solo quería decirle que podía irse cuando quisiera.
-gracias, entonces, me retiro.
Tetsuya comenzó a caminar hacía la pequeña escuela de una sola planta y abrió la puerta. Sonrió, en su interior, al ver el lugar. Ya estaba acostumbrado a su salón de clases, pero aun le ponía feliz verlo. Estaba tan lleno de vida.
Las paredes eran de un color amarillo pastel, un color alegre que no lastimaba los ojos de los niños. Había pequeñas mesitas redondas esparcidas por toda el aula, percheros para que los niños colgaran sus abrigos y mochilas. Y, muchos, muchos dibujos. Todos eran diferentes, pero aun así todos transmitían el mismo sentimiento de felicidad.
Entro en la habitación y lo recorrió lentamente observando todos los dibujos. Podía reconocer algunos que sus alumnos habían hecho, cuando llego al final de la sala encontró la puerta que necesitaba y la abrió.
Esa pequeña sala era para que los maestros y maestras se arreglaran y cambiaran antes de las clases. El peli-celeste se dirigió a su casillero y tomo su mochila. Se quito la estola, la dobla ordenadamente y la metió a su mochila.
-vemos-dijo mientras sacaba su móvil y lo encendía. Reviso sus llamadas y mensajes. Nada. Suspiro aliviado, pues sabía que si sus amigos no lo habían contactado significaba que todo estaba bien-estas exagerando-se regaño a si mismo. El hecho de ver a su esposo lo había dejado nervioso. Había comenzado a alucinar.
Saco una sudadera negra de su mochila y guardo su móvil en un bolsillo interno. Reviso el interior para asegurarse de que no le faltara nada, -más por costumbre que por precaución, pues se creía alguien muy descuidado- y salió de la habitación.
-nos vemos, buen trabajo-se despidió de sus otras tres compañeras de trabajo y recibió un “buen trabajo” coreado de vuelta.
Mientras encendía su auto su teléfono comenzó a sonar y se puso nervioso. Nunca lo llamaban durante ni después de trabajo. Nunca.
¡YUA!-grito en su interior mientras tomaba su teléfono y lo contestaba a toda prisa.
-¿sí?-pregunto alterado.
-hola… ¿sucede algo? ¿Es un mal momento?-al escuchar la otra voz su corazón regreso a su estado normal. Todo estaba bien.
-no, no sucede nada ¿Qué pasa?
-¿es raro que te llame?
-no…solo que no me llamas sin tener una razón-Tetsu se recargo sobre su asiento, poniéndose cómodo para hablar.
-en eso tienes razón… ¿quieres cenar conmigo mañana?-los ojos celestes se abrieron ante la invitación.
-Ogiwara-kun mañana es viernes-el tono de Tetsu era relajado, se sentía cómodo.
-¡ese es el punto! No tienes nada que hacer después, y puedes dormir hasta tarde el sábado ¿no?
-sí, pero ir a cenar después del trabajo sería muy problemático, estaré cansado y tu también.
-vale, ya entendí-dijo el contrario con tono de rendición-¿Qué tal el sábado?-nunca te rindes, ¿cierto?, la sonrisa de Tetsu se amplio.
-siempre paso los fines de semana con Yua-no quería rechazar la invitación, pero tampoco quería fallarle a su hija.
-en ese caso, ¡olvídate de cena! Vallamos al parque de diversiones o a un acuario con Yua, ¿Qué me dices? ¿Te niegas, Kagami?-su corazón se detuvo. Oh, cierto –recordó – yo soy Kagami.
-lo consultare con ella y te llamo esta noche, ¿de acuerdo?
-por supuesto, nos vemos.
-hasta pronto, Ogiwara-kun.
La llamada termino y el peli-celeste – con una sonrisa en el rostro – dio marcha a la casa de los Midorima para encontrarse con su linda hija.
La puerta de la casa se abrió y la pequeña peli-celeste sonrió ampliamente, se arrojo de su asiento y salió disparada a la puerta. Antes de que esta estuviera completamente abierta la pequeña se lanzo a brazos de su progenitor.
-¡Papá!-dijo mientras abrazada sus piernas-¡llegaste!
-he vuelto Yua-dijo mientras acariciaba los cortos cabellos de la niña-buenas noches, Kise-kun, Takao-kun, pequeños-la sonrisa del su amigo era diminuta, casi nada. Pero aun así sus amigos le regresaron la sonrisa.
-¡También estamos aqul!-dijo Tatsuya mientras ayudaba a caminar a Kouki.
-buenas noches, Himuro-san, Furihata-kun.
-Buenas, Kuroko-dijo el castaño mientras limpiaba una cuantas lagrimas.
-al tío Furi le dio por llorar, papá-dijo la pequeña mientras tomaba al mayor y lo guiaba la mesa donde se encontraban todos comiendo.
-¿en serio?-pregunto viendo a su amigo.
-s-si…-dijo con la voz temblando.
-tranquilo Furi, son las hormonas-le animo Tatsuya.
-si-suspiro derrotado-lo sé.
Ese era el segundo embarazo del chihuahua –algo que solo Kise y él habían vivido – pero aun así las hormonas lo atacaban igual y su cuerpo tampoco estaba bien. El segundo hijo de su amado Sei le absorbía más energía que la primera, Sayumi.
-Kurokocchi ¿quieres cenar?
-claro, ¿Qué hay de cenar?
-¡favorito, Hamburguesas!-anuncio su hija.
-oh-fue lo único que dijo. Hacía años que no las comía, incluso cuando las preparaba él mismo nunca las comía-bueno…yo.
-también prepare Curry-dijo Ryouta para tranquilizar a su amigo. Sabia el por qué de no querer hamburguesas.
-gracias.
Durante lo siguiente de la cena solo las madres se quedaron en la mesa, mientras los pequeños iban a jugar.
-¿Cómo te fue en el trabajo, Kurokocchi?
-agotador.
-lo sabía-dijo mientras reía Tatsuya-trabajar con niños debe ser complicado, ¿cierto, Tetsuya?
-no mucho…solo vigilar que no se hagan daño es lo complicado, tienes que explicarles que y no lo entienden.
-cuidar de niños mayores no es fácil-se quejaron Ryouta y Kazunari.
-tienes que correr tras ellos para que se bañen…en especial con Aicchi.
-cada vez hacen más preguntas… la ultima vez encontré a Kumi con la laptop de Shi-chan buscando “cómo se hacen los bebes” solo porque yo no quería responder su pregunta.
-¡eso es aterrador!-grito Kouki-Sayumi ahora es tranquila y obediente, pero no sé lo que hare si saca la personalidad de Sei.
-bueno si mi linda Aki saca la personalidad de Atsushi sería fácil de contralar…solo espero que saque un cuerpo fuerte como el de él o tendré una hija diabética ¡y no quiero eso!
-recuerdo que durante su embarazo, HI-chan solo pensaba en dulces-se rio Kazunari.
-sí… tu esposo le grito a Atsushi por eso…y me prohibió los dulces durante los cuatro últimos meses de mi embarazo-se quejo el más alto-por cierto ¿Qué tipo de antojos tuvieron ustedes?
-Chocolate-dijo el rubio mareado de solo escucharlo-en ambos.
-Sopa de Tofu-dijo Kouki con cierto resentimiento.
-sopa de frijol rojo-dijo Kazunari-maldito Shin-chan.
-no lo recuerdo…nunca le puse atención-ninguno le reprocho al más bajo sobre las Hamburguesas y continuaron hablando hasta que bien entrada la noche Tetsu aviso que se iría.
-nos vemos, gracias por cuidarme-dijo la pequeña haciendo una reverencia-¡ah, cierto!-dijo mientras tomaba a Kumi y Ai. Y se colocaban todas frente a sus madres.
-¡hemos decidido que dejaremos crecer nuestro cabello!-dijeron las tres al unismo.
-¡Valla!-dijo Kazunari sonriendo-por supuesto, princesa.
-bueno… no veo por qué no-opino Ryouta-…aunque no creo que tu padre se alegre mucho.
-claro, linda-Tetsu tomo los cabellos de su hija y sonrió-se verán hermosas-las niñas sonrieron ante el cumplido-por cierto, Yua ¿te gustaría salir conmigo y Ogiwara-kun el sábado?-el rubio frunció el seño, pues no le parecía apropiado que el peli-celeste saliera con alguien más cuando ya estaba casado.
-¿Ogiwara-san? ¡Claro, él es muy amable! ¿A dónde iremos?-la pequeña se separo de sus amigas y fue a con su madre.
-dijo que a donde tu quisieras, el parque de diversiones o un acuario.
-¡acuario!-dijo la niña bastante entusiasmada mientras se colocaba su abrigo y gorro.
-hum…-empezó el de ojos azul-plateado-¿Yua-chan, qué te parece si…¡Ogiwara se convierte en tu nuevo papá?-pregunto entusiasmado, provocando que los corazones de Ryouta y Tetsuya se detuvieran, mientras el de Tatsuya se oprimía por dolor, al recordar las palabras de su hermano.
-¡claro que no!-dijo la niña después de un rato, justo antes de que el modelo gritara-Ogiwara-san es una buena persona, pero no es ni será mi padre-dijo con el mismo tono cantarín de siempre-¡yo ya tengo un padre!
Al escuchar eso, todos se callaron, incluso los niños –absorbidos por la atmósfera – mientras la pequeña les mostraba una sonrisa perfecta y muy alegre.