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Propósitos de año por Lauui

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Notas del fanfic:

*Antes de comenzar sugiero leer las advertencias*

 

 

  1. Jugar mucho al baloncesto.
  2. Hacer amigos/Tener un mejor amigo.
  3. Enamorarme (ser correspondido)
  4. Besar por primera vez.
  5. Beber hasta no poder más.

 

Era lo que se leía en aquel trozo de papel arrugado, el cual llevaba Kagami Taiga en manos sin separar la vista de él "se supone que deben ser cosas buenas" pensó una vez hubo terminado de rayar la última opción en la lista –tch... pero no se me ocurre nada más –mencionó en un susurro para sí mismo –será que lo lleno después –su voz se elevó animada, y guardo su nota en el bolsillo del suéter blanco que correspondía al uniforme escolar del su nuevo colegio.


El joven de 14 años de edad estaba siendo transferido gracias a su reciente mudanza desde los Estados Unidos: lugar al que había sido llevado por sus padres algunos años atrás, pero por ciertas circunstancias habían vuelto a su tierra natal.


Para Kagami era el mejor momento para cumplir con algunos objetivos que en realidad deseaba ya de un tiempo, incluso aún estaba pensando en unos nuevos dado que ¿qué mejor que un colegio nuevo para empezar con todo aquello? y lo mejor era que ya estaba encaminado gracias a Himuro, la verdad era que por mucho tiempo en los Estados Unidos no le fue muy bien, nadie se le acercaba, y en lo que aprendía el inglés no podía hacer amigos por el mismo, las clases eran complicadas y odiaba la vida que sus padres le habían decidido tan de repente. Eso hasta que conoció a Tatsuya, su auto nombrado hermano.


Himuro Tatsuya era al igual que él de nacionalidad japonesa, la diferencia era que él estaba rodeado de amigos, cosa que le extraño a Kagami al principio, tanto que hasta se arriesgo a preguntar como hacía para lograrlo.


Fue así como Kagami conoció la que sería con el tiempo su afición más grande: el básquet ball. Y ya con eso como base era que iba a iniciar su nueva vida; si en América, una vez hubo mejorado con aquel deporte se vio rodeado también él por los amigos de Himuro, no veía el por qué no podría funcionar en su nueva escuela, después de todo era famosa por el club de baloncesto que está poseía.


Entró a la institución sonriente en todo momento, ¿cómo no estar feliz después de lo que le costó convencer a sus padres de que lo inscribieran ahí?  Y es que aunque Teiko estaba tan retirada de su domicilio actual, a su parecer valía la pena la distancia recorrida con todo lo que seguramente iba a aprender de básquet en aquel lugar.


Una vez dentro de las edificaciones, caminó sin prisas detrás de aquel profesor que lo guiaba a su nueva aula, aunque el más que nada deseaba ir al gimnasio e inscribirse de una vez por todas al club de baloncesto.


Ya en su salón de clases, recibió una que otra mirada curiosa, no era normal trasladarse justo a mitad de curso, posiblemente, para Kagami sería más difícil de lo que se imaginó, pero claro, eso no importaba, ya que los amigos que él quería encontrar con tanto anhelo, no debían estar en otra parte más que en la cancha que más tarde iría a ver.

 

***

 

Sus clases fueron duras, con cada maestro averiguando sobre él, y su nivel académico, presentándose tantas veces, que más que seguro sus compañeros ya se habían terminado de aprender su nombre.


Pero la hora había llegado, al final de las clases se daban las prácticas en los clubes deportivos, y era en ese momento en el que podría inscribirse al de baloncesto.


Salió certero y con prisa en cuanto la campana sonó.


Fue ahí cuando se dio cuenta, que no tenía ni idea hacia dónde dirigirse.


–¿Pasa algo,  Kagami-kun?  –escuchó aquella voz a sus espaldas luego de detenerse a pensar que debía hacer con su recién descubierto problema.


–Ah, lo siento –instintivamente se hizo a un lado, podía ser que no sabía a dónde ir, pero tampoco debía estorbar a los demás –solo me di cuenta que no sé donde quedan los gimnasios... este... –seguramente aquel chico era de su clase, pero no podía asegurarlo a ciencia cierta dado que en realidad, no presto atención.


–Kuroko Tetsuya, mi asiento está detrás tuyo –Mierda, quizá se distrajo más de lo que creía –¿Entonces prácticas algún deporte?


–Sí, me dirigía al club de baloncesto.


–Yo también voy hacia allá, si quieres puedo mostrarte el camino.


"¿Hablas en serio?" le miró con incredulidad en el rostro, no tenía complexión de jugador, en realidad no parecía que practicara ningún tipo de deporte, pero no dijo nada y se limitó a seguir al de cabellos celestes.

 

***

 

"Es enorme" pensó al entrar al gran gimnasio, el lugar se miraba inmenso incluso aunque los miembros iban llegando y preparando todo para comenzar con el entrenamiento.


–Nijimura-sempai, el es Kagami-kun, fue integrado a clases hoy y quiere ingresar al club.


–Ya veo... el entrenador me anuncio su ausencia por unos días, te daré a llenar tu solicitud, pero la prueba para asignarte a una de las tres ramas tendrá que esperar.


–Supongo que está bien –respondió con suficiencia y una pequeña sonrisa en su rostro, se consideraba lo suficientemente bueno como para ser jugador regular en el equipo.


–Por ahora puedes hacer las prácticas aquí, Kuroko-kun te lo encargo –puntualizo y se alejó.


No entendió del todo aquella conversación, sin embargo únicamente debía demostrar su fuerza para entrar en el equipo lo antes posible –dime Kuroko, quién es el jugador más...


–¡Kurokocchi!


Se detuvo al verse interrumpido por un efusivo rubio que llegó intentando abrazar al peli celeste, quien lo esquivo como si nada.


–Kise-kun, llegas tarde –le regaño como buen instructor qué era en esos momentos.


–Moo, Kurokocchi, vine lo más rápido que pude –se quejó haciendo un mohín, era cierto que como kouhai en el deporte, debía cumplir lo que se le indicará, pero con las chicas distrayéndolo en todo momento era imposible llegar antes que su asignado entrenador particular.


–Hey Tetsu, ¿tu guardería sigue en aumento?


Kagami fulmino al dueño de aquel comentario.


–Aomine-kun –saludo simple y noto como otras cuantas figuras se acercaban por detrás del moreno, curiosos por saber sobre el pelirrojo recién llegado –no es así, sólo ayudaré a Kagami-kun en lo que es asignado.


–Hm –le miró atentamente –¿qué te parece un uno a uno para empezar?–preguntó dirigiéndose al nuevo.


No estaba seguro si aceptar aquella oferta, después de todo el solo estaba interesado en demostrar que tan bueno era a lado del más fuerte, pero rechazar un reto tampoco estaba en sus planes –me parece bien.


El moreno sonrió suficiente y camino con el recién llegado siguiéndole de cerca.


–¿Quién es él? –preguntó Kise lo que todos ahí querían saber.


–Taiga Kagami-kun, dice que viene desde Estados Unidos. –fue la presentación que Kuroko se limitó a dar.


–Interesante –pronunció Akashi antes de emprender camino tras el otro par, junto a un Midorima y un Murasakibara que no añadieron más.


–Waah, yo también quería un uno a uno con Aominecchi~ –se quejo Kise pero igual se acercó a mirar el encuentro.


Kuroko no dijo nada, después de todo el también estaba curioso por ver que tan bueno era viniendo de América.

 

***

 

Y ahí estaban, frente a frente analizándose el uno al otro.


Kagami se sorprendió con la primera jugada del contrario, no sintió cuando el balón le fue arrebatado y en seguida el vibrar del aro y el balón botando debajo del mismo se dejó escuchar.


Botó el balón calmadamente observando más atentamente los movimientos del contrario, y cuando se decidió a pasarlo, justo antes de dar el drible la pelota le fue robada nuevamente, giró rápidamente decidido a recuperarlo de nuevo,  pero no le dio tiempo a dar si quiera un paso, cuando el peli azul ya había lanzado, tan limpiamente que un rebote no era concebible, Aomine miró al contrario y sonrió con suficiencia, acto seguido Kagami sonrió más con cólera que otra cosa, la sangre se encendió dentro de sus venas y ganar se volvió más necesario que nunca.


A su tercer intento dejó atrás la calma, y se lanzó precipitado a pasar a su contrincante, lo logró y con una gran sonrisa se dirigió a la canasta, sin embargo, en un segundo, el moreno ya se encontraba bloqueándolo.


Lo rodeó con un drible tan rápido como pudo, no fue suficiente pará pasarlo, así que como pudo hizo un lanzamiento el cual milagrosamente paso por entre el bloqueo, sin embargo chocando estrepitosamente en el aro no tuvo éxito.


El duelo continuó bajo las expectantes miradas de muchos, el capitán no dijo nada, ya que el también estuvo observando por un rato.


Cuando ambos individuos apenas podían mantenerse en pie, todos se fueron dispersando a practicar lo que les restaba de tiempo.


Muchos se dieron cuenta, más nadie lo dijo en voz alta: podía ser que Kagami perdió más aplastantemente contra Aomine de lo que lo hacía Kise habitualmente, pero el esfuerzo y el agotamiento que se notó en el ojiazul a lo largo del encuentro era innegable.


Una bestia había llegado, una que entrenando, bien podría alcanzar a los miembros regulares de Teiko apodados "Generación de los milagros"


Ya no sólo se encontraba Kise Ryota forzándose a entrar, ahora Kagami Taiga llegaba a presionar junto a él, y otros 5 miembros por el momento a salvo, pero desde aquel momento obligados a luchar por mantener su lugar.

 

***

 

Los días pasaron, y el entrenador decidió colocar a Kagami en la segunda rama, nadie sabía la razón, ni el mismo daba créditos a lo que sus oídos escucharon cuando recibió aquella absurda noticia, era verdad que su primer día ahí no logró dejar la mejor impresión, aunque en verdad que lo intentó con todo, sin embargo los días posteriores, si que dejó en claro que era lo suficientemente bueno como para estar ahí, hasta era mejor que muchos de los reservas del equipo.


¿Entonces por qué?


Nadie lo sabía, y tampoco se quejó, aunque ganas no le faltaban, pero Kuroko le convenció que el entrenador sabía lo que hacía, y que más que seguro, aquélla solo era una medida temporal.


También influyó que de vez en cuando, cierto moreno visitaba el segundo gimnasio después de la práctica, cuando ya todos se habían ido, para retarle a un uno a uno, y eso de alguna manera le ponía de buen humor.

 

***

 

–Maldición Kuroko, una medida temporal y una mierda, ya llevó más de un mes y nada que vuelvo al gimnasio principal –A ese punto la paciencia que el pelirrojo no tenía ya se estaba agotando y no tenía tiempo para perder ahí estancado, el podía ser regular y jugar contra rivales fuentes, con estar en la banca se conformaba, pero no, sólo recibía entrenamiento que no llegaba siquiera a agotarle, y los partidos oficiales se empezaban a llevar a cabo, por lo cual no tenía sus encuentros con el moreno últimamente.


–No desesperes Kagami-kun, alguna razón debe tener el entrenador para mantenerte ahí –si veía y podía hablar con Kuroko, era porque estaba en su clase, si no, ni con la sombra de Teiko tendría contacto, se sentía casi exiliado.


–No justifi-¡auch!


–¿Qué sucede, Kagami-kun?


–Algo me ha gol... peado... –se giro buscando al causante de su dolor, aquel que se encontraba escondido tras algunos casilleros en el pasillo, ahora se hallaba haciéndole señas que no llegaba a comprender –no, no es nada, adelántate, ya te alcanzó –concluyo con un golpecito en la espalda de Kuroko animándole a seguir.


–Te veo luego entonces –continuó por su camino sin mostrar el más mínimo interés en la actitud del pelirrojo.


–Cuál es tu problema, Ahomine –se quejó acercándose al escondite del mismo, sea lo que sea que había lanzado justo a su nuca había dolido.


–Ya ya, no es para tanto –le restó importancia –saltémonos la práctica hoy.


–... ¿Qué dices? –su cara era de pura incredulidad, ¿había escuchado bien?


–Que nos saltemos la práctica y vallamos a jugar a otro lado...


–No estás hablando en serio, ¿verdad? ¿qué objetivo hay en saltarse las prácticas?


–¡No interrumpas! es lo que estoy diciendo, ¿no te jode? porque diablos no vienes al equipo –bufo molesto cruzándose de brazos.


–Claro que jode, pero si tú no vas a las prácticas te castigarán, ¿quieres qué te saquen del equipo?


–Por una que otra falta no me van a sacar, a lo mucho tendré el doble de entrenamiento, créeme, puedo con ello –su voz sonaba un tanto arrogante, aunque en absoluto era su intención.


–No me culpes después.

 

***

 

El sol comenzaba a ponerse, ambos chicos jadeaban, pero no tenían la más mínima intención de detenerse, luego de dejar el instituto cómo si nada, se dirigieron a la cancha de básquet más cercana. Aomine se había prevenido llevando un balón desde su casa, y aunque tuvo problemas para persuadir a Momoi, que era su vecina, amiga de la infancia y manager del equipo: no planeaba perderse su deseado encuentro con el pelirrojo.


–Tiempo fuera –se rindió Kagami al cansancio dejándose caer justo dónde se encontraba, estaba exhausto, y los entrenamientos diarios no ayudaban a mejorar su resistencia.


Aomine se detuvo sin quejas y fue por su bebida, para luego volverse y tumbarse cerca de dónde se encontraba su compañero.


–¿Qué tal las preliminares de la spring hight? –dijo Kagami apenas recuperando el alimento.


–Seguro Tetsu te tiene bien informado –levantó una ceja fingiendo desconfianza.


–Trataba de hacer plática –dijo frunciendo el ceño –además lo que dice Kuroko y lo que dices tú obviamente debe ser diferente.


–Pues nos fue increíblemente bien –su sonrisa de lado se dejo ver por un momento –entonces ¿fue diferente?


–"pasamos a la siguiente ronda, Kagami-kun ¿seguro que podrás comer todo eso?" –soltó el pelirrojo desechando toda expresión tanto de su rostro como de su voz pará imitar a la perfección lo dicho por el peli celeste.


–Pfff –el moreno estalló en carcajadas –concéntrate en el baloncesto, la actuación no es lo tuyo –se burló.


–A quien le importa –rió de regreso –¿fue un partido divertido?


–Fue una victoria demasiado fácil.


–¿Ah sí?  los partidos buenos estarán más adelante, seguro.


–Más vale, si no tendré que transferirte.


–Pfff –rió sin poder evitarlo –no creí que quisieras deshacerte de mi tan pronto.


–... Suficiente descanso, juguemos un rato más –


–No podría negarme, debo aprovechar antes que Ahomine-san decida trasladarme –se apresuró aún con la sonrisa en el rostro a por el balón que descansaba a unos pasos de distancia de ellos, después de todo se sentía feliz,  Aomine le había dicho que era un buen jugador, y que se divertía tanto como él lo hacía al jugar juntos.


–Tch, Bakagami.

 

***

 

Aquel día Kagami se encontraba particularmente exhausto después del encuentro con el peli azul, había perdido contra él, no cabía duda que ese tipo era increíble en lo que hacía, y por mucho que se esforzara no terminaba de dar el ancho para vencerlo, tampoco era que se estuviera rindiendo ni nada por el estilo, solo pensaba que debía esforzarse más.


Y para ello debía ir y ganarse un puesto en el primer equipo de entrenamiento, no pensaba esperar más.


Llegó a su casa un poco más tarde de lo normal, antes de abrir la puerta respiró profundo –Ya llegué –anunció con el adecuado nivel en su voz, seguido a ello los pasos apresurados dirigiéndose hacía allí se dejaron escuchar.


–Taiga –era su madre con aquél tono de preocupación que solía utilizar normalmente –que bueno que ya llegas, estuvimos a punto de ir a buscarte.


–Ya les había dicho, el entrenamiento a veces dura más –mintió.


–Ah... estuviste llegando temprano, creí que se habían fijado los horarios.


–No, bueno, se llegaron los partidos oficiales, así que debo entrenar más –no mentía, podía no participar en ellos, pero eso iba a cambiar y estaba decidido a lograrlo.


–No te esfuerces demasiado cariño.


–Si si, as you say mom –terminó y se dispuso a irse a su cuarto.


–En un rato tendré lista la comida, no tardes en bajar.


–Ok –cerró la puerta tras de sí y lanzó su mochila a la cama echándose a la misma en seguida de esta, un suspiro salió de su garganta cerrando los ojos en el proceso.


Sus ojos se abrieron lentamente, pudo notar la obscuridad reinado en la habitación, y el confort de una manta sobre si, se había quedado dormido ¿por cuánto tiempo?  no interesaba el peso de sus párpados tampoco iba a permitirle averiguarlo.


Al final había quedado tan exhausto que durmió toda la tarde y como si no hubiera sido suficiente falto al otro día a la escuela, pero había recuperado sus energías por completo.

 

***

 

Luego de tanto descanso aquel día fue más motivado de lo normal, en el transcurso de su hogar hacia Teiko recordó un asunto aparte de platicar su inconformidad con el entrenador y convencerlo de que le deje hacer el mismo entrenamiento que los miembros regulares.


Rebuscó dentro de su mochila, hasta dar con aquél trozo de papel seguido de la primera pluma que encontró, y en él escribió como punto número 6 en la lista las palabras "Ganarle a Aomine"


Sonriendo para si mismo, dejo caer el par de objetos dentro del mismo lugar donde los había tomado, y continuó con su camino. 

 

***

 

Las clases fueron rápidas, y aprovechó los tiempos libres para copiar los apuntes de Kuroko del día anterior.


No se preocupó por dar alguna excusa a sus profesores, pero el joven detrás suyo insistía con la mirada por una, fue bueno que esperó pacientemente a que la alarma final sonará, y así con lentitud salieron del aula.


–Kagami-kun, ¿estás bien?


–Ah, sí –no tenía caso inventar alguna excusa, Kuroko era muy perspicaz y seguramente no le creería cualquier cosa, así que se limitó a contarle la penosa verdad –me quedé dormido, eso fue todo –o una verdad aunque fuera a medias, qué más daba.


–Me enteré que faltaste a la práctica hace dos días, creí que te habías sentido mal.


–Ah... no, nada de eso.


–Aomine-kun también ha estado faltando a las prácticas, ¿sabes algo?


–... ¿Ha estado faltando? ¿desde cuándo? –no podía culparse a si mismo sobre ello, después de todo el solo tenía culpa de un solo día, en el cuál fue arrastrado en contra de su voluntad... mas o menos.


–El mismo tiempo que tú –respondió sin mirarlo y sin interés alguno, seguramente no le estuviera insinuando nada, pero no pudo evitar tomarlo así.


Iba a responder, quizá quejarse de ello y echarse de cabeza, pero la voz de Kuroko le interrumpió.


–El intervino por ti.


–¿Qué? –la conversación de pronto se volvió un enigma para él, ¿de qué están hablando? ¿habían cambiado de tema de repente?


–Ayer Aomine-kun faltó a la práctica...


La calma que Kuroko tenía para hablar solía ser desesperante muchas veces para el pelirrojo –si, ya dijiste eso –e interrumpirlo para apurarlo también le era muy común.


–Porque discutió con el entrenador.


–¡! –se detuvo ante la sorpresa –¿qué discutió con el entrenador dices? –será idiota... dijo que no lo expulsarían del equipo por una falta, y va y pelea con el entrenador.


–Por ti –soltó para finalizar.


Kagami no cabía en la sorpresa, y eso se notaba en lo mucho que sus ojos se abrieron al escuchar aquello –¿por mi? –planteo la pregunta forzado la voz, que de un momento a otro se negó a querer salir.


–No pude escuchar todo, pero se quejó de que estabas en el lugar equivocado.


El hablar seguía costándole un inmenso trabajo, pero el asunto le concernía y necesitaba enterarse de todo aquello que había sucedido en su ausencia y por su causa –¿qué pasó con Aomine? dime que no fue tan grave.


–Todo el gimnasio le escuchó gritarle al entrenador, pero nadie sabe las medidas que el tomará.


–Ah... Kuroko, estás de broma ¿verdad? –puso todas sus esperanzas en aquella pregunta, sin embargo el silencio por si solo respondió la negativa –tch.

 

***

 

Luego de la conversación con Kuroko, lejos de desviarse a su gimnasio correspondiente para llevar a cabo la práctica de aquel día, continuó con él hacia el principal.


Igual tenía planteado ir hacía allá, aunque la razón haya cambiado.


Al llegar busco con la mirada al entrenador del equipo, y al moreno, realmente tenía que hablar con ellos, sin embargo ninguno estaba ahí.


Salió de ahí de vuelta al edificio principal donde se daban las clases y se apresuró a la sala de profesores.


–Naoto-sensei –entró sin llamar a la puerta antes, estaba ansioso y necesitaba solucionar o al menos hablar de todo aquello.


El mencionado masajeo sus sienes preparándose para lo que venía, y caminó hasta el pelirrojo –Kagami-kun, ¿en qué te pueda ayudar?


–Sobre lo que ocurrió ayer, es mi culpa, lo siento –se apresuró –así que...


–Sígueme –salió del lugar cerrando la puerta tras de si –¿sobre lo que ocurrió ayer dices?


–Ah... si,  sobre lo que dijo Aomine, es mi culpa, el no tiene nada que ver.


–Tengo entendido que no te presentaste ayer.


–Sí, digo no, ósea, no importa, me quedó con toda la responsabilidad.


–Puedo apostar a que ni siquiera sabes que es lo que ocurrió.


–Sé...


–¿Has hablado con Aomine-kun? –a ése punto ya estaban llegando al gimnasio, a un costado de la entrada el antes mencionado los miró a uno y al otro respectivamente.


Se acercó apresuradamente –Le dije que Kagami no tenía nada que ver.


–No es lo que él ha dicho.


Kagami de alguna manera no podía mirar al moreno a la cara, pero sintió su mirada clavada sobre si –eso es Ahomine, déjame este asunto a mí.


–No sé de qué asunto hablas tú, pero yo tengo algo que tratar con el sensei.


–Voy a dar indicaciones, ustedes no se muevan de aquí –anunció.


–¿Qué es lo que pasó ayer? Aho –tomando todo el valor que pudo, encaró a Aomine, quien tenía cara de pocos amigos en esos momentos.


–El que se hace ésa pregunta soy yo, te busqué ayer y Tetsu dijo que no habías venido.


–Solo decidí que quería dormir un rato más, ¿qué hay de ti? ¿qué es lo que le dijiste al entrenador?


–No es asunto tuyo.


–Kuroko dijo que me concierne, así que si es asunto mío.


–Es asunto mío, así que solo no te metas.


–El que no debería meterse eres tú.


Cuándo Naoto Sanada volvió, el par de jóvenes estaban en una intensa batalla de miradas, este suspiró y se acercó a calmar el asunto.


Carraspeó ligeramente para llamar la atención –Al parecer este asunto me está tomando el suficiente tiempo como para impacientarlos –comenzó y captó la atención del par que inmediatamente comenzó a prestar atención –Kagami-kun –mencionó al principal involucrado, pero la explicación que estaba por dar iba para los dos –ya estoy viendo lo de tu estadía en la segunda rama, créeme, a este paso no tomará mucho tiempo más, solo sopórtalo por un rato.


–Eres el entrenador, sólo cámbialo y ya –interrumpió el moreno.


–No es tan fácil cómo eso –explicó el mayor mirando de reojo al pelirrojo.


Aomine iba a replicar nuevamente mas fue detenido por Kagami quien habló en su lugar –ya entiendo –apretó sus manos en un puño –esperaré entonces.

 

***

 

–¿En qué estás pensando? –las prácticas habían terminado, y aunque no se lo esperaba el propio Aomine Daiki se hallaba esperándole en la entrada de Teiko.


–¿Eh? ¿qué haces aquí?


–No evadas la pregunta –en su voz se notaba lo molesto que estaba.


–No es asunto tuyo, hay cosas que tú no sabes.


–¡Al diablo! tenía todo bajo control, y esperar no era una opción.


–Solucionaré esto por completo, ya descubrí las razones de las que Kuroko hablaba.


–No sé de qué estás hablando.


–Solo asegúrate de cuidar bien tu lugar cómo regular –dijo sonriendo y dando un ligero golpe en el hombro del contrario. La expresión en su rostro cambio en un instante y desvío la mirada –lamento lo que... no –rasco levemente la parte inferior de su nuca –gracias.


Aomine lo miró con un poco de sorpresa, y seguido soltó a reír.


–¡Aho! –fue su despedida para dar media vuelta y alejarse de ahí, sentía su rostro arder y evitar que lo notarán era una prioridad.

 

***

 

Pasaron algunas semanas más en las que Kagami tuvo que permanecer en la segunda rama del equipo, habló y convenció a sus padres de que se presentarán a hablar con el entrenador en su presencia, y de alguna manera logró su aprobación.


No fue colocado como regular.


Ni siquiera había salido sustituyendo a alguien en ningún juego oficial.


Pero sus entrenamientos habían subido un poco la intensidad, estaba en la primera rama del equipo y en los partidos de práctica muchas veces jugó junto a la Generación de los milagros.


Y muchos encuentros de uno a uno contra los mismos.


Ése problema se había esfumado para el pelirrojo.


Sin embargo algo en su interior le molestaba.


Sus encuentros favoritos en la cancha eran en definitiva los que tenían contra Aomine, pero fuera de está, la tensión interna no había cesado.


–Kagami-kun ¿algo va mal?


–¡Ah! Kuroko, deja de aparecer de repente.


–Estaba aquí desde el principio.


–Vamos al Maji Burguer ¿vienes Kagamicchi?


–Voy.


–¡Oh si! –Celebró efusivamente el rubio –ahora si podremos organizar un partido después.


Una vez todos listos se reunieron en el partió, toda la Generación de los milagros estaba ahí, a excepción de Akashi que tenía como siempre un listado de compromisos que hacer en el día.


Momoi y Kise no pararon de parlotear alrededor de Kuroko durante todo el camino.


Aomine robaba uno que otro caramelo a Murasakibara cada cuanto este se distraía, y reía dejando al contrario preguntándose que era tan gracioso para el moreno.


Mientras tanto Kagami iba tan callado como Midorima, cosa que quizá extrañó a los demás, dado que normalmente estaría al igual que Aomine asaltando los dulces de Murasakibara, o bien acosándoles a apurar el pasó.


–Bakagami ¿algo no va bien?


Se sobresalto al sentir aquél brazo rodeando sobre sus hombros –de que hablas –le respondió removiéndose al agarré.


Murasakibara se hallaba escondido tras Midorima mirando con reproche en su dirección, al parecer el moreno había sido descubierto.


Luego de encogerse levemente de hombros continuó su camino a un lado del tigre hasta llegar al restaurante –bien Bakagami, está vez te venceré– dejó al pelirrojo hacer su pedido primero y tras esté hizo el suyo propio con un digito extra al contrario.


–Inténtalo si puedes –retó de regresó dirigiéndose a una mesa para comenzar con su duelo de hamburguesas, el competir por todo se había hecho común en ellos.


–Moo, ya van a empezar –dijo en queja la peli rosa.


–Tanto silencio era demasiado bueno para ser cierto –concordó Midorima.


–¡Yo también! –corrió Kise a la mesa también con su bandeja llena de hamburguesas.


–Kise-kun, no creo que sea buena idea.


–Está bien Kurokocchi, no pasa nada.


–Murasakibara, poner golosinas en tu comida es asqueroso-nanodayo.


–Bakagami, ¡ir por más es trampa!


–¿Prefieres que te ayude entonces?


–Kise-kun, no te sobre esfuerces.


–Moo, se acabaron las golosinas.


–Tetsu-kun, ¿Quieres más?


El rato paso rápido para todos en aquella mesa, la gente a su alrededor miraba de vez en vez por el ruido que se dejaba escuchar por todo el restaurante, y se sintió la tranquilidad cuando salieron de ahí.


Cómo tenían planeado se dirigieron a la cancha más cercana de la zona.


Dividieron los equipos de manera que Momoi propuso para mejorar el trabajo en equipo.


Aomine, Kagami y Kise en uno de ellos;  Midorima, Murasakibara y Kuroko en otro.


La primera mitad del partido la desorganización del primer equipo los llevó a perder muchos puntos, ya que lejos de trabajar juntos, había un trío luchando para quedarse con el balón a toda costa.


–Aomine-kun, Ki-chan, Kagamin: son un equipo, pasen el balón ¡no luchen por el! –la chica se estaba arrepintiendo del cómo formó lo equipos.


Tomaron un descanso en el que todos buscaron algo para beber.


–Kise, idiota... por tu culpa no pude encestar.


–Moo, dile eso a Aominecchi que tampoco me dejaba hacerlo.


–Bakagami, ¡no me robes el balón si no vas a anotar puntos!


–Ustedes tres, si no van en serio será mejor que cancelemos este encuentro –regaño nuevamente Momoi.


–Vamos Satsuki, solo estamos calentando.


–Hay veces en que el trabajo en equipo es necesario, no jueguen más y pónganse serios.


–Sí, si, como digas –aceptó con aburrimiento –ya oyeron Kise, Kagami: pásenme el balón.


–Lo mismo va para ti, Aho.


El descanso terminó y comenzaron la segunda parte del partido.


Empezó sacando Kise con un pase a Aomine quien encesto sin ninguna dificultad pasando a Murasakibara mientras esté se encontraba ocupado bostezando.


Momoi sonrió con alivio al ver que le habían hecho caso.


En la siguiente jugada Kagami pudo recuperar el balón de Midorima, sonrió para sí mismo y corrió directo a anotar obteniendo otro par de puntos para el equipo.


Sonrió con satisfacción en dirección a Aomine, quien le devolvió el gesto.


Kise quien bloqueaba a Kuroko le arrebato el balón antes que este pudiera hacer uno de sus pases, giró en dirección a la canasta y corrió hacia ella, no sintió en qué momento la pelota desapareció de sus manos cuando escucho el vibrar del aro anunciando un nuevo enceste.


Aomine sonrió nuevamente en dirección al pelirrojo, y el trabajo en equipo se fue al olvido nuevamente.


Momoi suspiro con pesadez.


Kise hizo berrinche a mitad de la cancha.


Y todos se resignaron a que esa especie de juego siguiera su curso.


Midorima, Kuroko y Murasakibara se organizaron para seguir anotando puntos, mientras que los contrarios siguieron saboteándose entre sí luchando por brindar puntos a su equipo, y que los demás no, cosa que fue contraproducente hasta el final.

 

***

 

–Ahomine, perdimos por tu culpa.


–No me culpes, tú me provocaste, además hiciste lo mismo –empezaba a oscurecer y ya todos se habían retirado a sus respectivos hogares.


–Será mejor que nunca hagan eso en un partido oficial –Momoi caminaba molesta a un costado del moreno.


–Tengo hambre, vamos a comer a algún lado –cambió el tema de modo casual, llevando sus manos a la parte trasera de su nuca.


–Paso, estoy llegando tardé –se excusó Kagami.


–¿Que dices? sólo vamos, dile Satsuki.


–Vamos Kagamin, Dai-chan dice que el invita~


–¿Qué? yo nunca dije eso, además te he dicho que no me llames así.


Ignorando el comentario del peli azul y decidido a aprovechar esa oportunidad para molestarlo continuó con aquella charla –Si Dai-chan invita entonces no podría negarme –se forzó para no reír.


–Kagami imbécil...


Aomine sabía que si tenía que pagar por lo suyo y por lo de Kagami comiendo afuera se iba a quedar en la ruina, así que caminaron con rumbo a su propia casa esperando que el par de colados se conformara con la comida casera de su madre.


–Lamento la intromisión –se adelantó Momoi en cuanto el moreno pudo abrir la puerta principal.


Kagami no estaba muy seguro de estar ahí, pero le imitó bajito.


–Satsuki-chan, hacia un tiempo que no te pasabas por aquí –se apresuró la señora Aomine a recibirlos –¿eh? ¿un nuevo amigo?  –preguntó sonriente hacia el rostro nuevo en su entrada.


–El es Kagami, los invité a comer.


–Oh Kagami-kun, bienvenido, por favor siéntete cómodo –dijo abriéndoles paso hasta el comedor.


Se sentaron en la mesa y unos instantes después esta ya se encontraba repleta de alimentos.


–Me alegra que Daiki invite a sus amigos a casa –se unió a ellos utilizando el lugar que quedaba libre –no suele hacerlo.


–Mamá... –le reprochó con aburrimiento.


–Siempre se la pasó metido en alguna cancha –comento la peli rosa con voz cantarina.


–Sí, encontrarlo era problemático y ni siquiera llegaba a la hora de la comida... –su cara estaba llena de preocupación indagando en los recuerdos.


Kagami sonrió con algo de culpa, el también les había dado problemas a sus padres desde que se internó en el deporte, incluso hasta la fecha seguía haciéndolo.


–Entonces Kagami-kun, ¿eres compañero de clase de mi Daiki? –preguntó amistosamente.


–No... yo estoy en el club de básquet.


–Valla, tenía que ser –rió alegremente.


Continuaron hasta terminarse cada platillo, Aomine guardó silencio a la charla que su madre había decidido formar, y rogaba por qué no se pasara de la raya en cuanto a hablar sobre él se refería.


–Ya basta –cuando ya no pudo soportarlo más se puso de pie decidido a marcharse de ahí –Kagami, juguemos videojuegos.


–Eh... gracias por la comida –se apresuró a decir antes de seguirle –yo ya tengo que irme –le aviso al moreno quien se había acomodado en su sala.


–Es bastante tarde, Kagami-kun ¿vives cerca? –interrumpió la madre de Aomine quién escuchó por casualidad.


–No está tan lejos.


–¿Debería avisar a tus padres que ya vas hacia allá entonces?


–Gracias, no es necesario.


–Por favor permíteme hacerlo, no es ninguna molestia y podrían preocuparse.


–Ah... –no le quedó de otra más que dar el número de su casa.


–Hola, buenas noches. Habla la señora Aomine avisando que Kagami-kun ya se encuentra de camino hacia allá –habló con voz amable y una pausa apareció en lo que escuchaba lo que decían al otro lado de la línea –si, se encuentra aquí aún, nuestra dirección es...


Kagami suspiró y se acomodó con Aomine y Momoi quienes peleaban por el control del televisor en ese momento, mientras seguía escuchando como proporcionaban la dirección de aquel lugar, marcharse ahora parecía lejano, sus padres seguramente irían por el hasta allá y el tendría que esperar hasta que llegarán.


–Oh no, no se molesten en salir, yo me encargo... no, para nada, no es ninguna molestia... enserio, con mucho gusto –la plática estaba marchando tan amena que Kagami sintió algo de inquietud dentro de sí –bueno, bueno, entonces que pasé la noche aquí si no les molesta –y lo que menos deseaba oír llegó –en absoluto, al contrario.


Y así el teléfono fue colgado, no fue necesaria una explicación, ya que todos ahí habían escuchado y entendido la conversación que se había llevado a cabo.


–¿Ves? podemos jugar videojuegos –prendió la consola y pasó un control al pelirrojo.


–No creo que sea buena idea.


–¿Hm? ¿temes a perder?


–¡No me refiero a eso! –le arrebató el mando con brusquedad.


–Que aburrido –se quejó Momoi en voz baja poniéndose de pie y alejándose del par que comenzaba a discutir –bueno, yo me voy, ¡hasta luego! –se refirió a la madre de Aomine.


–Con cuidado Satsuki-chan,  observaré hasta que llegues a casa –la acompañó sonriente hasta la puerta.


–Gracias~ ¡hasta mañana Kagamin, Dai-chan!

 

***

 

Luego de una larga contienda, desde carreras de auto hasta luchas y de muchas revanchas,  Kagami siguió a Aomine hasta su cuarto.


Éste ya se encontraba con un futón tendido a un costado de la cama, sin prestar atención a los detalles entró y sin modestia alguna se tiró en el mismo.


–Hey imbécil, arruinaras tu uniforme.


–Ah... claro... –su voz suave atravesando la almohada en la cual había enterrado su rostro se dejó oír.


Se incorporó con pesadez y se deshizo de las prendas correspondientes al uniforme escolar, quedando con la camiseta delgada que llevaba debajo y el bóxer únicamente, en cuanto terminó se volvió a tirar. Estaba exhausto.


Aomine hizo lo mismo, pero se colocó la camisa que usaba para dormir y apagó las luces.


–Ahomine... –se escuchó luego de un rato en el que el silencio reinó.


–¿Hm?


–Este... verás... –apenas y soportaba el cansancio y eso se notaba en su voz.


–Suéltalo de una vez, estoy cansado – aunque el moreno no se quedaba atrás.


–A veces me cuesta trabajo despertar... así... que...


–¿Eres idiota? ¡no voy a despertarte! –Protestó obteniendo como respuesta un profundo silencio – Hey, ¿me escuchaste? … Kagami... ¿Kagami? … Taiga-chan~ –decía mientras estiraba un brazo hacia el contrario incluso moviéndolo levemente –pff, es inútil –rindiéndose a obtener su última pelea del día se dio la vuelta dispuesto a dormir el también.

 

***

 

Kagami había dormido exquisitamente, sus músculos se hallaban totalmente relajados y se encontraba por completo cómodo.


La única excusa era el calor que se sentía en aquellos momentos.


¿Será que se había descompuesto acaso la calefacción?


No sabía, e investigarlo podía tomar un rato, así que para deshacerse de ésa sensación de bochorno hizo a un lado las mantas y abrió sus ojos con lentitud.


–Creí que te habíamos perdido.


Su vista se enfocó en el receptor de aquella burlona voz, era cierto, se había tenido que quedar en casa de Aomine.


–Dijiste que te costaba trabajo despertar, pero estás demente, lo tuyo es pasarse –el tono de su voz pasó a enfado.


–Que haces aquí –preguntó con la voz aún rasposa debido a que recién despertaba, el contraste junto a la voz del moreno le hizo saber que éste tenía ya un rato despierto.


– Se me dio la gana sentarme en el futón ¿algún problema? –Aomine se hallaba con la espalda recargada sobre su cama y con las piernas cruzadas en dirección al pelirrojo.


Pasó una de sus manos por sus ojos, y luego rasco su cabeza incorporándose hasta quedar sentado, miró al contrario con molestia ante su comentario –¿qué hora es? –pero a la vez comprendía su enojo, después de todo aquéllos días en que el sueño le daba una mala jugada él solía perder clases, y el que el moreno se encontrará ahí, tan desaliñado como él mismo, significaba que le había hecho perder el día.


–Son las 4.


–¿En serio?


–Sí, me pregunto si en lugar de "Tigre" no eres un león o un oso –colocó la pantalla de su celular en exceso pegada al rostro de Kagami.


Éste tuvo que alejarlo levemente para percatarse de lo que el contrario le mostraba "cómo despertar a alguien" "cómo despertar a alguien con el sueño pesado" "qué hago si alguien no despierta" era lo que se leía en las opciones de búsqueda que el otro le mostraba.


La idea de que quizá Aomine había estado intentado despertarlo todo el rato paso por su mente, y a pesar que era vergonzoso, se echo a reír ante la idea.


–Imbécil, no es gracioso.


–Lo siento, es completamente normal, pero te aseguro que si te hubieras esforzado tan solo un poquito lo habrías logrado.


–¡Bakagami!

 

***

 

Desde aquella noche en casa de Aomine, el pelirrojo había empezado a frecuentar el lugar de vez en cuando los fines de semana, después de todo los juegos contra el peli azul tanto dentro como fuera de la cancha eran los mejores.


Algo había cambiado entre ellos, quizá era que su amistad había crecido, o que lo había hecho su confianza. Sea cual sea estaban cómodos con ello.


Y así el tiempo pasó cómodo y sin inconvenientes.


Teiko ganó fácilmente la spring hight, y aunque hasta el final Kagami no fue participo en ninguno de los partidos, estaba contento de haber llevado a cabo la primera opción en su lista, ya que a pesar de todo había estado jugando más que nunca.


Eso le hizo recordar que no había tan siquiera puesto el más mínimo esfuerzo en los demás puntos, pronto llegarían las vacaciones de verano y ya habían transcurrido cuatro meses desde su regreso de América, si quería realmente completar aquel listado debía empezar a ponerse a ello. Si no lo lograba, al menos podría decir que lo intentó.


Ése día le había tocado ser participe en la limpieza de la bodega del gimnasio, actividad que debían realizar por lo menos una vez al mes en orden alfabético, por lo tanto aquél sábado paso toda la mañana en ello.


Perdido en su mente caminó junto con Kise y Kuroko a su lado hasta la salida, ya que les había tocado también a ellos la limpieza de ése mes.


Intentó recordar que más había escrito en aquel trozo de papel.


"¿Tener una novia... o algo así?" bien, no era como si tuviera la mejor memoria del mundo, y tampoco era como si hubiera puesto sus sueños más profundos, nadie podía culparlo por no podía recordar exactamente las palabras que plasmó.


–Kagami-kun ¿qué opinas?


–¿Sobre qué?


–Kagamicchi, ¿no me estabas escuchando?


–Kise-kun estaba diciendo que estaría bien hacer la fiesta de fin de curso en grande.


–A que te refieres con "fiesta en grande”


–Es normal organizar algo por aulas, pero todos en el club estamos separados, me refiero a organizar algo para que puedan ir todos –explicó Kise por segunda vez en el día.


–No creo que eso sea posible, ¿quién podría querer organizar algo así?


–Bueno, en realidad Momoicchi ya habló con el consejo e incluso algunos del profesorado, la condición fue que si más de la mitad del cuerpo estudiantil estaba de acuerdo, permitirían hacer algo en la escuela ya que saldría algo costoso.


–Ya veo, una fiesta en la escuela como en América.


–La idea es buena ¿no creen?


–Supongo.


–Entonces hagámoslo –finalizó Kise sacando un rollo de hojas –debemos conseguir la firma de todos para el viernes, les encargo las de su grupo –les entregó unas cuantas de las hojas.

 

***

 

Al llegar a su casa sacó el papel que en alguna ocasión había arrojado dentro de su mochila.


Al leer el segundo punto sonrió pensando automáticamente en Aomine, y no solo él, había hecho más amigos, y pensar lo nervioso que se sintió al escribir aquello.


Buscó un lápiz cualquiera para palomear sus logros, y leyó el tercer punto mientras encontraba algo útil dentro del desastre que había dentro.


"Enamorarme y que sea correspondido" nuevamente el rostro del moreno apareció en sus pensamientos sorprendiéndose a sí mismo "pero que..."


Taiga, te llaman –el grito de su madre desde la planta baja lo saco de sus pensamientos.


–Voy –se apresuró a responder antes de ir apresuradamente "aquello no fue nada" se aclaró a sí mismo para dar por concluido el tema.


Tenía del punto tres al seis por realizar.


Vencerlo en videojuegos no era válido como "Ganarle a Aomine" ya que él se refería a ganarle en baloncesto, y ahí estaba de nuevo el de cabellos azules en su mente.


Quizá debía bajar un poco su obsesión por superarlo exclusivamente a él, o terminaría por dañarse aún más la cabeza.

 

***

 

Bajó rápidamente las escaleras y buscó a su madre creyendo que se trataba de alguna llamada telefónica, más en su sala el as de Teiko le esperaba.


–Ahomine, qué haces aquí –hizo a un lado toda mala idea que pudo haber pasado por su mente, y actuó con normalidad, ya que de hecho a su lado se sentía bien.


–Estaba aburrido, ¿estás ocupado?


–Ah, no, ¿quieres jugar básquet, o videojuegos?


–No, tengo sueño, mejor veamos una película.


–Entonces mejor te hubieras quedado en tu casa.


No era la primera vez que Aomine visitaba su casa, así que se puso de pie y avanzó al cuarto del pelirrojo por su cuenta –que va, Satsuki esta insoportablemente molesta con lo de la fiesta.


–Hmm –sin importarle mucho lo siguió.


Aomine se puso cómodo en la cama mientras Kagami encendía su televisor en cualquier canal –"jugar mucho al baloncesto" ¿qué es esto?


–No vallas por ahí leyendo las cosas de los demás –se acercó con claras intenciones de quitarle el trozo de papel.


–¿"...Hacer amigos"? ¿porque está medio rayado? –se incorporó logrando esquivar al tigre.


–No te importa, y deja eso de una vez.


–Espera, hay otro punto rayado... "beber hasta no... ¿poder más?"


–Dame eso –se lo arrebato con brusquedad.


–¿Es algo así como una lista de objetivos? enserio... ¿ya te emborrachaste hasta no poder más?


–Claro que no, idiota. Son correcciones o ideas descartadas.


–¿Qué? pero sonaba divertido, hagámoslo.


La situación parecía divertir de sobre manera a su invitado, pero Kagami no tenía ganas de soportarlo, así que puso su video favorito de la NBA y le ignoró como pudo.

 

***

 

Las semanas restantes del ciclo terminaron, y Momoi junto a Kise lograron recolectar las firmas obteniendo el permiso para la fiesta, de la cual ellos mismos se habían dedicado a organizar.


La ceremonia de clausura se dio aquél mismo día por lo mañana, y por la noche, la fiesta que todos esperaban se iba a dar.


Con vestimenta más que formal todos empezaron a llegar a partir de las 7, el club de baloncesto se reunió primero que nada en el gimnasio para despedir adecuadamente a los sempais, y luego la fiesta más que animada los recibió.


–Tetsu-kun, baila conmigo – la música sonaba fuertemente en el gran patio dónde se les había permitido dar su fiesta, a pesar de estar al aire libre, la ambientación y decoración que habían logrado el modelo y la manager no daba lugar a una sola queja.


–¿Dónde están los dulces? –Murasakibara se marchó a la mesa de bocadillos en cuanto logró ubicarla.


Kise se vio rodeado por un sin fin de chicas que querían bailar con él, Midorima y Akashi se alejaron huyendo de todo aquel alboroto, y así uno a uno se separaron a disfrutar la fiesta por su lado.


Kagami a un lado de Murasakibara, devorando cuan pozo sin fondo disfrutaba de la comida.


–Oi Bakagami, te estaba buscando.


–¿Qué quieres? –desprevenido como lo habían cogido respondió con la boca llena.


–Ven conmigo.


–Espera Aho, aún no termino.


–Solo ven –puesto que Kagami se negaba a ir, tomándolo de la muñeca lo arrastró del lugar.

 

***

 

Aún dentro de la escuela, pero lejos del bullicio de la música y el alumnado, se encontraban el moreno y el pelirrojo.


–Para que me trajiste hasta aquí –más le valía a Aomine que no fuera una tontería, porque ya de por sí alejarlo de la comida que estaba tan buena merecía matarlo.


–Traje algo, para ti y para mí –dijo con la sonrisa como si hubiera hecho la más grande travesura de la historia.


–...  ¿Qué es? – preguntó con precaución ya que la actitud del contrario no le daba muy buena espina, y para responder a la pregunta, este solo sacó una botella de la nada –¿estás loco? ¿de dónde lo sacaste?


–Lo tomé del bar de mi viejo.


–Se dará cuenta.


–No lo hará.


A decir verdad aunque había descartado la idea de su listado, Kagami sí que sentía curiosidad sobre ello, y gracias a eso ningún argumento lógico llegó a él para detener esa locura.


Aomine pasó la botella ya abierta a Kagami –debemos terminarla toda nosotros solos.


–Está bien –llevó la botella a su boca dando un trago profundo, el ardor en su garganta se hizo notar y su cara se deformó un poco –sabe horrible –mencionó pasando la botella al peli azul quien hizo lo mismo tras beber del líquido.


–Es verdad.


El silencio de la noche se llenó de risas del par de jóvenes que a pesar de todo siguió pasando la botella con ganas que su contenido se terminara de una vez.

 

***

 

–Aomine, ya vuelvo, tengo que ir al baño –habló atropelladamente gracias al alcohol que ya circulaba por todo su cuerpo.


– Te dije que no nos iríamos de aquí hasta terminarnos esto –su estado no era mejor que el de Kagami.


–Aho, tengo que ir a mear.


–Aun no está vacía, si tanto quieres irte, da tragos mas grandes –la botella aún tenía un tercio de su capacidad, el moreno dio un trago profundo y la paso a las manos de Kagami con los ojos apretados.


–Maldición, voy a mojar los pantalones –dio un trago pequeño y soltó a reír –imposible ya vuelvo –poniéndose de pié.


–Que no –le tiró del brazo desestabilizándolo y llevándolo de vuelta a la posición en la que estaba.


–Idiota –agarrando la botella de vuelta le dio un buen trago –entonces tu también, apúrate y terminemos con ella –inclinándola sobre la boca del contrario.


Tardaron unos minutos más en terminar la botella, y Kagami corrió tambaleante al baño, Aomine le siguió apoyándose de vez en cuando en las paredes.


De un momento a otro, sus ganas de incluirse en la fiesta se hicieron presentes, y entre risas y bromas estúpidas regresaron.


Todos se divertían, algunos bailaban, otros estaban a un costado mirando y charlando en grupos grandes, o algunas parejas más alejadas del resto.


El pelirrojo se acercó a la mesa de alimentos de la que anteriormente había sido alejado, el moreno lo siguió en todo momento.


–Bakagami, eres un glotón.


–Kagami-kun, Aomine-kun, los estábamos buscando.


–Kuroko, no aparezcas de repente –se tambaleó hasta casi caer.


Aomine se rió hasta tener que sostenerse sobre la mesa por falta de equilibrio.


–Ustedes dos...


–Dai-chan ¿dónde te habías metido? quiero bailar... ¿qué? –Kuroko y Momoi se dieron cuenta de su condición apenas mirarlos por un momento –¿en qué diablos están pensando? –les regañó molesta mirando por los alrededores esperando ningún profesor de guardia estuviera cerca.


–Satsuki, que molesta, de que estás hablando.


–Idiota, sínico, y porque arrastras a Kagamin en tus tonterías.


–Momoi-san, creo que deberíamos sacarlos de aquí. Si son descubiertos podría traer consecuencias.


–Tetsu, ¿tú también? estamos perfectamente, pueden notarlo.


–Si Aomine-kun, podemos notarlo.


Como pudieron la sombra y la manager los sacaron de ahí, concordaron que mandarlos en ése estado a sus respectivas casas no sería la mejor idea, así que los llevaron a la casa de Kuroko, ya ahí mandaron un texto como aviso a sus respectivas familias.


–Tetsu-kun, lamento tener que dejártelos así –se disculpó apenada la muchacha, de fondo Kagami discutía preguntando dónde se había ido la comida, y Aomine seguía insistiendo con su falsa inocencia.


–No te preocupes Momoi-san, por mi no hay problema.


Cuando los padres de Momoi llegaron por ella, se marchó del lugar y Kuroko llevó a su par de huéspedes a su habitación.


–Por favor no hagan tanto ruido –el cuarto de Kuroko no era demasiado grande, pero tenía el suficiente espacio para los tres, se dedicó a acomodar por un momento, en el piso un futón, y en el sofá que tenía lanzó un cojín y una cobija –supongo que así está bien...


–Kuroko, vamos a comer.


–Voto igual que Bakagami.


–Les prepararé un café, les caerá mejor –suspiró resignado y salió de ahí con calma.


–Bakagami, puedes acomodarte en el sillón en el momento que gustes.


–Ni lo sueñes, luce ideal para ti, he oído que te saltas clases para ir a dormir a la azotea.


–Lo dice el que tiene problemas a la hora de despertar.


–Tienes que saber que no me pasa siempre.


–Pues yo tampoco me salto siempre las clases.

–¿Quieres competir entonces? –su sonrisa de retó apareció en sus facciones –el que pierda se queda con el sofá.


–Muy bien, entonces... –miró por todos sus alrededores buscando una idea para su reto –Tetsu no tiene una consola...


–No me digas...


–¿El primero en encontrar el porno de Tetsu gana?


–¿Qué tontería es ésa?


–Entonces piensa en algo tú –molesto se cruzó de brazos.


–¿Qué tal un reto de fuerza?


–Mm, bien –su sonrisa adornó su rostro –¿cómo hacemos?


Kagami le sonrió de vuelta y caminó al centro del lugar –ven aquí.


Aomine le obedeció y se colocó frente a él.


–El primero en chocar contra algo pierde –colocó sus manos al frente indicando con ello a que el contrario hiciera lo mismo.


Sus manos se entrelazaron y sus posiciones se afianzaron esperando a empezar con aquello.


–¿Listo? –dijo el pelirrojo apretando un poco las manos contrarias.


El peli azul dejó ver su dentadura y como si aquella fuera la señal empezaron a empujar.


En sus brazos se notaba la fuerza que estaban ejerciendo ya que estos temblaban levemente; las plantas de sus pies se deslizaron hacia atrás hasta quedar en punta, y quedaron inmóviles en el mismo punto donde habían empezado por un largo rato.


–No... perderé –habló Aomine con los dientes apretados y logrando deslizar su pié por delante del otro.


–Yo... no perderé –respondió Kagami de la misma manera, logrando empujar levemente a su rival.


Un vaivén empezó en el que ninguno se permitía retroceder más de dos pasos, y de alguna manera empezaron a girar en el mismo centro del cuarto resultado de la fuerza y defensa que estaban utilizando.


–Aho... mine...


–Bakagami...


Tomando aire se decidieron a dar fin a aquel encuentro y con lo último de sus fuerzas empujaron.


Quizá hubieran podido decidir un ganador, de no haber sido por qué los pies de Kagami se enredaron en las mantas sobre el futón que hasta el momento no habían dado problema, pero que le hicieron caer de espalda hasta el suelo, llevándose consigo a aquel con quien sus manos se encontraban entrelazadas.


–Eso dolió –dijo incorporándose un poco, sus manos ya se hallaban libres por lo que una de ellas pudo rápidamente colocarse sobre su cabeza.


Al alzar la vista sus ojos pudieron percatarse de la mirada contraría sobre si.


Aquellos ojos de un azul profundo le miraban como si fuera la cosa más interesante de la historia, atentos y perdidos a la vez, hasta que se detuvieron en los suyos propios.


Quizá no se dio cuenta, pero se miraba de la misma forma.


Cómo si algo comenzará a pesar sobre sus párpados, se fueron entrecerrado con forme la distancia entre ellos se iba acortando.


Y de un momento a otro, sus labios tuvieron contacto en una suave unión que no duró más que unos cortos segundos.


Sus miradas que en ningún momento se separaron se hallaban firmes, tal vez por el alcohol en su sistema.


No era que importará demasiado, sólo querían más.


Y sus bocas volvieron a chocar.


Con roces suaves sus labios se volvieron a acariciar levemente, hasta que sus lenguas curiosas decidieron participar probándose entre sí.


Experimentando aquellas nuevas sensaciones, sus sentidos se agudizaron.


Pudieron sentir la suavidad en la cavidad contraría, el ritmo de su palpitar haciendo eco en su interior.


Y la llegada de aquella sombra que siempre lograba aparecer sin ser notada de antemano.


Todo pensamiento volvió a verse con claridad en sus cabezas y notaron por fin sus actos.


Aomine se alejó y puso de pie con toda la velocidad y agilidad que poseía; Kagami centro la mirada en Kuroko que se hallaba parado en el marco de la puerta sin moverse ni decir nada "¿Nos vio?" fue la pregunta que pasó por sus cabezas.


–Kuroko...


–Tetsu...


Dijeron a la par tensándose levemente.


–Aquí está su café, bébanlo todo –se adentro en la habitación y cerró la puerta tras de sí sin mencionar nada más.


Obedecieron y el silencio reinó en todo momento, Aomine se acomodó en el sofá y las luces se apagaron sin más.

 

***

 

No fue fácil conciliar el sueño, sin embargo en algún momento de la noche lo habían logrado.


En la habitación no había más que el sonido de algunos ronquidos y respiraciones acompasadas.


Hasta qué un quejido se dejó escuchar en medio de todo aquél silencio, seguido de otros más que aumentaban con el transcurso del tiempo.


–¿Kagami-kun? ¿estás bien? –Kuroko se incorporó y encendió la lámpara a su costado.


No hubo respuesta por parte del aludido y Aomine se removió desde el sofá –¿Qué pasa? –su voz sonaba somnolienta.


–No lo sé, creo que algo pasa con Kagami-kun.


–Quizá está teniendo un mal sueño.


–Kagami-kun –le movió levemente desde su cama.


–Nunca lograrías despertarlo de ésa manera.


–Kagami-kun –volvió a moverle utilizando una poca mas de fuerza.


Los párpados ajenos se abrieron permitiendo ver el color rubí en aquella mirada que se encontró pérdida en el espacio antes de que fueran cubiertos por las manos de su dueño y que un grito ahogado se dejará escuchar.


–Kagami-kun ¿algo va mal? –preocupado Kuroko abandonó la comodidad de su cama para colocarse a un costado de su amigo, Aomine realizó la misma acción al lado contrario tomando algo de distancia.


Sin obtener respuesta decidió intentar mover las manos del contrario, no fue necesaria mucha fuerza para lograr su objetivo.


Con el ceño fruncido y la mirada borrosa intentó enfocarse en su entorno.


La voz de Kuroko le hizo recordar que no se encontraba en su casa.


Tenía un inmenso dolor de cabeza que lo llevaba a la necesidad de querer gritar, más en su lugar apretó los dientes con fuerza.


Se incorporó sobre si e intentó visualizar nuevamente.


–Eh... –"Estoy bien" intentó decir más se detuvo al no sentir la firmeza en su voz, froto sus ojos con la palma de su mano dándose cuenta que estaba llorando.


"Maldición" 
respiró profundo y al fin pudo visualizar a sus compañeros que le miraban extrañados.


–Kagami-kun, te duele la cabeza ¿verdad? –pudo deducir tan solo observar al contrario, después de todo había estado estudiando el significado en los movimientos corporales y expresiones para poder utilizar más eficazmente la misdirección –llamaré a un médico.


–No es necesario –se apresuró a decir al tiempo que le impedía ir a ningún lado tomándolo de la muñeca.


–También tienes fiebre –sintió al tacto.


–No importa, pueden seguir durmiendo, debe ser la resaca.


–Aomine-kun ¿te duele la cabeza?


–¿Eh? este... un poco –lo que menos le importaba era su propia condición, ni siquiera había notado la leve punzada en su cabeza ni lo seca que se encontraba su boca.


–¿Es insoportable?


–N-no es insoportable –intervino el pelirrojo.


–Kagami-kun, no es normal, deben revisarte –le miró con seriedad y se dispuso a ir por el teléfono.


–Lo siento Bakagami –dijo el moreno una vez estuvo seguro Kuroko se había marchado –no sabía que te haría daño.


–No... no es eso –aquel comentario lo tomó por sorpresa –yo lo siento...


El silencio se hizo presente nuevamente y Kuroko volvió –el médico ha dicho que puedes beber éstos calmantes por ahora –le entregó unas píldoras junto con un vaso de agua –si el dolor es demasiado fuerte no bastará con una, así que si quieres puedes tomar ambas.


–Está bien, gracias.


–También dijo que tienes que ir al médico más adelante a que te revisen.


–Si...


–Tampoco olvides decirle a tus padres.


–Claro.


–Tetsu, cómo te digo que pareces uno.


–Como sea, descansemos un rato más –y así lo hicieron, aunque las pastillas tardaron un rato en hacer efecto en el cuerpo del pelirrojo.

 

***

 

Las vacaciones terminaron más rápido de lo que a la mayoría le hubiera gustado, y el primer día de clases de su tercer año de secundaria estaba dando comienzo.


Después del incidente con su terrible resaca en casa de Kuroko cada quien se había marchado a su respectivo hogar, y los malos recuerdos de la noche inundaron su cabeza sin piedad.


Gracias a ello no se atrevió a mantener contacto con sus compañeros para divertirse y jugar básquet, estaba inmensamente apenado por la traición que había recibido de su propio cuerpo, y aún más estaba que no se creía lo que él y Aomine habían hecho juntos, aparte ¿no se suponía que los borrachos no recordaban lo que hacían mientras estaban en ése estado?


Era terrible, ¿qué si Aomine también recordaba? no tenía una explicación para darle, y más aun, no podría mirarlo a la cara, en definitiva no estaba listo y esperaba no encontrárselo por ése día.


Pero la suerte al parecer no estaba de su lado.


–Kagami-kun, buenos días –apareció Kuroko frente a él en la entrada al instituto.


–Ah, Kuroko, deja de aparecer de repente –el saludo ya se había hecho habitual con la sombra de Teiko.


–Estaba aquí desde el principio –todo fue tan normal que pudo sentirse un poco aliviado –¿Ya viste las listas?


–No, vengo llegando.


–Hicieron un cambio, dividieron varios de los grupos.


–¿Entonces quedamos separados?


–No, seguimos juntos.


–Ah, entonces da igual.


–¿Viste a Aomine-kun en las vacaciones?


–¿A qué viene eso? –sintió su cuerpo tensarse sin previo aviso, en definitiva no estaba listo –es obvio que no.


–Ah sí –dijo y tomó algo de leche de aquel pequeño embase que sostenía con una de sus manos –¿eso está bien? –continuó avanzando al aula que les correspondería ese ciclo.


–¿Q-que quieres decir?  –"¿si nos vio?" fue la verdadera pregunta que pasó por su cabeza, lo siguió aún esperando una respuesta y se adentraron a uno de los salones, Kuroko busco el último lugar a un lado de la ventana, y Kagami se sentó frente a él –Kuroko, ¿me estás escuchando?


–Si Kagami-kun.


–Entonces que es...


–Kagami-kun, mira por allá.


Curioso miró en la dirección que le había sido indicada, y su corazón dio un vuelco al notar a que se refería el peli celeste.


–Tetsu-kun –la peli rosa corrió alegre hacia ellos en cuanto los localizo –me alegra mucho que nos tocara juntos –dijo y se acomodó en el lugar a lado de Kuroko.


–Momoi-san,  Aomine-kun, buenos días.


–Buenas –saludo el moreno con algo de aburrimiento y se plantó en el pupitre frente a Momoi sin mucho ánimo.


Nadie hizo el intento por decir algo más, el ambiente se sentía extrañamente tenso y Kagami quien había decidido mirar los detalles en la madera de su mesa decidió enfocarse en otra cosa.


Miró a la pizarra, a la puerta, y observar al de al lado se hizo absurdamente necesario.


Con calma y con el mayor cuidado del mundo apoyo su mentón sobre su mano derecha girando sus ojos con disimulo.


Y cuando llegó a su objetivo pudo encontrarse con aquel par de ojos azules clavados en sí mismo.


Hubo un leve contacto, hasta que con rapidez y al verse descubiertos por el contrario miraron rápidamente a otro lado con la vergüenza pintada en la cara.


Recordando que no estaban solos miró atrás para cerciorarse de no haber sido descubierto por alguien más.


Momoi estaba muy sonriente mirando hacia la pantalla de su celular, totalmente distraída, sintió un pequeño alivio en la boca del estomago y enfocó la vista en Kuroko quien le miraba con la serenidad de siempre y aún sorbiendo de su bebida.


Sintió un leve ardor en el rostro y se acomodó correctamente en su lugar para luego continuar con la inspección a su pupitre.


"El definitivamente nos vio"

 

***

 

Luego de dos semanas desde el inicio de curso, el reclutamiento de nuevos miembros, el cual era obligatorio para todos los clubes se llevó a cabo.


En el club de baloncesto había tantos miembros, que incluso tenían que dividirse en 3 diferentes ramas para las prácticas, muchos nunca en su temporada de instituto tocaron una cancha ni siquiera en algún juego de práctica, sin embargo era bien sabido que sus habilidades mejoraban indiscutiblemente tan solo con ingresar.


Era por eso que el club era tan famoso, aparte de estar invicto con tantas victorias obtenidas sin ni una sola derrota por un largo tiempo.


Kagami a pesar de estar ya en tercer año, era nuevo en comparación con los demás miembros, por lo tanto a él junto a Kise se les asignó la repartición de panfletos, en el cual se veían las características necesarias para entrar al club así como la ubicación del mismo.


–¿Quieres unirte al club de básquet? –se veía a Kise animado repartiendo los pequeños papeles a quien quiera que se le acercará.


–Kise, dudo que sea de utilidad que repartas entre todas esas chicas.


–Si se acercan es porque están interesadas ¿no?


–Es un club varonil.


–¿Eh? ¿qué hay de Momoicchi?


–Es diferente...


–Vamos Kagamicchi, da igual a quien se los demos, solo tenemos que deshacernos de ellos.


–Bien.


Continuaron repartiendo entre la multitud, y Kise cada vez se rodeaba más de un tumulto de chicas quienes lejos de estar interesadas en ingresar al club empezaron a pedirle fotografías.


Kagami suspiró y se alejó del alboroto.


–¿Terminaste con eso? –se giro a encarar al recién llegado.


–Aomine, me asustaste –la tensión podía sentirse cuando los dos se encontraban juntos, y aunque empezaron a compartir clases e incluso se sentaban uno al lado del otro, no habían cruzado palabra desde la fiesta de fin de curso.


–Hay algo que quiero hablar contigo.


Pudo sentir una corriente eléctrica atravesar su estómago –claro, dime –su voz podía sonar normal, pero el nerviosismo estaba ahí ¿Aomine recordaba que se habían besado? era obvio, si no porque mantenía la distancia al igual que él.


–Aquí no, idiota –fuera como fuera el que el contrario hablará tan normalmente era aún más preocupante.


–Tengo que acabar con esto ¿sabes? –mostró el rollo de papeles que aún tenía que entregar.


–Pff, ¿a quién le importa? –le arrebató el paquete de las manos.


–Bueno, es obvio que al as del equipo no –los recuperó de regreso.


Una sonrisa se dibujó en su rostro ante aquello, nadie le había llamado as directamente, menos en un equipo como lo era la llamada Generación de los milagros en la que todos eran unos genios en la cancha –bien, no me interesa pero te ayudaré con ello –volvió a quitarle los papeles al pelirrojo y miró a su alrededor localizando a su víctima.


Una vez la hubo localizado se acercó con pereza a ella –yo Kise –saludó colándose entré la multitud como si nada –¿terminaste con eso?


–¡Aominecchi! estoy por hacerlo.


–Buen trabajo, el entrenador ha dicho que si puedes con éstos también –le entregó los papeles sin obtener una respuesta antes.


–Ah... claro, déjamelo a mí.


–Sigue esforzándote, te veo luego –dio media vuelta y se apartó de ahí, cuando visualizo a Kagami quien lo miraba algo ensimismado le indicó victoria haciendo la seña de "amor y paz" con una mano.


–Ahomine –le recriminó en cuanto estuvo de vuelta.


–Entonces... ya estás libre, vamos –comenzó su andar y Kagami le siguió aún con algo de duda.


–Kagami-kun ¿ya has terminado? –preguntó Kuroko quien se encontró de frente con el par de luces.


–Sí, terminé –mintió lo mejor que pudo.


–Murasakibara-kun dijo que Kise-kun estaba tonteando con las chicas nuevas, así que lo estoy buscando.


–Está por allá –señaló a sus espaldas.


–Gracias Aomine-kun –continuó por la dirección señalada.


–¿Qué hay si Kise dice algo?


–Da igual, continuemos.

 

***

 

Una vez estuvieron alejados de la multitud Aomine se detuvo recargándose en el muro más cercano.


A pesar de la naturalidad que se había empezado a sentir entre ellos, la carga de tensión se dejó caer sobre los hombros de ambos muchachos.


Ninguno habló por un largo rato que se sintió más que incómodo.


–Entonces, ¿estuviste practicando mucho durante las vacaciones? –incapaz de soportar más aquél ambiente el pelirrojo se decidió a romper el silencio.


–Si... no tanto –su voz se escuchó algo desinteresada y la respuesta cortante hizo que Kagami fuera incapaz de continuar cualquier charla –yo... bueno... –continuó luego de un momento, igual sin saber cómo continuar –sobre la otra noche... ya sabes, en casa de Kuroko...


Al escuchar lo último Kagami sintió que quería desaparecer en ése mismo instante, controlándose con todas sus fuerzas para no huir desvío la mirada.


–¿Estás bien? quiero decir... ¿te volvió a ocurrir?


Sorprendido ante tal sinceridad en la voz contraría se atrevió a mirarlo –No, no volvió. Al parecer soy intolerante a las bebidas alcohólicas, sólo eso.


–¿Es así?


–Suena idiota lo sé, no podremos beber juntos de nuevo.


–Kagami... –sus miradas se encontraron y aún con la incomodidad lograron sostenerlas –Kagami –la sangre se le detuvo y se acumuló en su rostro que empezaba a arder –¡tú me gustas!


Las palabras llegaron e hicieron eco en su cabeza, y la enorme sorpresa se reflejó en su rostro.


Aomine se notaba ruborizado y sus labios apretados hacían que se notará el gran nerviosismo que había estado tratando de ocultar, verlo así hacía que Kagami se sintiera aún peor, y pensar en el significado de aquella frase hizo que el color de su rostro se tiñera levemente.


Cuando abrió la boca dispuesto a hablar fue interrumpido por el otro que continuó.


Tenía más que decir y quería dejarlo bien en claro antes de escuchar cualquier cosa –cuando... te besé –hablar era completamente difícil, y en algún punto ambos desviaron la mirada intentando disminuir el impacto de lo que aquélla conversación les estaba provocando –m-me gustó mucho... quería más, y aunque creí que estaba mal, aún quiero más,  desde que llegaste no he hecho más que pensar en ti, ahora lo entiendo, ¡me gustas de ésa manera!


Su corazón saltaba como loco y era su turno de hablar, abrió la boca tardando un poco en lograr que algún sonido saliera de ella –yo... –la mirada penetrante del otro se clavó en él y para poder manejarse tuvo que apretar sus puños con fuerza –igual me gustó, me gustas de ésa manera... también... –el color en su rostro se elevó a tal grado que casi competía con el rojo de su cabello.


Hubo un largo silencio  y ninguno sabía que decir para romperlo.


Kagami caminó hasta colocarse a un lado de Aomine, donde lo imitó recargándose en el muro.


Sin tener que mencionar nada sus manos se encontraron entrelazándose en el proceso.


Sus miradas se encontraron por un momento fugaz, pero en el que transmitieron las emociones tan intensas que estaban sintiendo.


Y así mirando cualquier cosa a sus alrededores, disfrutaron la compañía, de la cual ellos mismos se privaron por un largo tiempo.

 

***

 

Su relación no había cambiado en absoluto después de haberse declarado, tan solo habían vuelto a cómo eran antes.


O quizá solo no habían tenido tiempo a solas como para intentar algo.


Llevaban casi tres semanas de ésa manera, con sus encuentros uno a uno en el club, las largas sesiones de videojuegos en la sala de los Aomine, y las visitas al Maji Burguer con sus amigos después de un duro entrenamiento.


Y ése era uno de esos días.


Kise se encontraba demasiado silencioso, lo que causaba que el ambiente se notará diferente de lo que solía ser, aparte ¿era imaginación de Kagami, o en realidad todos se encontraban muy serios?


–Aomine, ¿no sientes algo raro? –preguntó a aquel que caminaba a su lado para salir de dudas.


–¿Qué? creo que no es momento para hablar de eso –rió burlón.


–Aho, no me refiero a eso –le dio un golpe leve a un costado.


–Parece que antes que llegáramos a la práctica hubo un problema con Haizaki, una discusión con Kise... son idiotas, se retaron por la posición de regular cuando es obvio que es tuya.


–¿Se puede hacer eso? maldición, entonces definitivamente te venceré en un entrenamiento.


–Sigue intentándolo Bakagami.


–No te relajes tanto Ahomine.

 

***

 

Pasaron tres días para que el encuentro entre Kise y Haizaki se diera, fue muy reñido, sin embargo el rubio obtuvo la victoria.


Muchos estaban contentos de que el peli plateado se marchará, después de todo desde la partida de Nijimura se había vuelto aún más problemático.


Sin embargo aún todos se encontraban muy serios según el punto de vista de Kagami.


No pasó ni una semana para lograr enterarse que era lo que sucedía de la propia boca del capitán del equipo.


–Taiga, Ryota: creo que ya se han dado cuenta de lo que está pasando aquí –comenzó Akashi en la reunión a la que había convocado –era deducible el que Haizaki iba a perder su lugar de un momento a otro, lo que estaba en duda era él quien iba a sustituirlo. Luego de hablarlo con el entrenador, hemos llegado a la conclusión de que el puesto será decidido por un uno a uno entre ustedes.


Todos ahí estaban de acuerdo, y nadie tenía en claro quién sería el ganador


–No complicaremos esto demasiado, el primero en anotar 10 canastas gana.


El encuentro se dio en ése mismo momento, ante los ojos de todos para que no quedará ninguna duda.


Kagami obtuvo la pelota en el primer saque, y llegar a la canasta fue absurdamente fácil obteniendo así el primer punto.


Kise imitó la misma jugada, y quedaron parejos en un instante, como una declaración de guerra.


Todo se puso serio de un momento a otro, y un juego fácil fue impensable.


El imitar cada una de las técnicas del pelirrojo no era una carta que se debiera jugar si deseaba ganar, ya que específicamente en ésa situación solo haría deducibles sus movimientos, y con todo lo que había jugado con el moreno, Kagami seguramente si sería capaz de detenerlo e incluso sería una ventaja para él.


Para su segundo ataque buscó en su memoria una de las muchas técnicas que había visto, robó el balón luego de dos intentos fallidos y así logro obtener su segunda canasta.


Era duro pasar al rubio.


Era difícil detener al pelirrojo.


Con ambos dando lo mejor de sí, muchos robos, tiros forzados a fallar y pelotas fuera de la cancha tuvieron lugar.


Con aquel ritmo de lleva y trae, para cuando llegaron al 5-5 ya ambos respiraban con dificultad.


Y todos quienes miraban aquella disputa estaban maravillados del nivel al que ambos chicos habían llegado.


Kagami estaba por detrás, si no detenía al rubio y anotaba el sexto punto antes estaría perdido, debía hacerlo ahora que aún sus fuerzas se lo permitían.


Miró atento a su contrincante quien botaba el balón intentando pasarlo, al bote se lanzó para obtenerlo, leyendo el cambio de dirección que el otro provocó para esquivarlo consiguió la bola.


Corrió a anotar el punto con el rubio persiguiéndolo, era su oportunidad para remontar, pero el contrario tampoco pensaba perder, y logró pasarlo bloqueando al pelirrojo antes que pudiera lanzar.


El encuentro tardó más de lo que se tenía estimado.


Ambos jugadores terminaron recostados a la mitad de la cancha del cansancio con el que habían terminado, y los demás miembros del club reunidos en grupos comentaron el encuentro animadamente.


–Buen juego, felicidades a los dos –se acercó Akashi por un momento y se encaminó a informar los resultados al entrenador.


–Kagamicchi, fue bastante duro, no creí que te habías hecho tan fuerte.


–Lo mismo digo.


–Definitivamente te venceré la próxima vez.


–No te la dejaré fácil.


–Kagami-kun, Kise-kun, buen juego.


–Kurokocchi, perdí –dijo incorporándose y abalanzándose al peli celeste.


–Solo debes esforzarte en la práctica para lograrlo la próxima vez –respondió esquivando con facilidad a exhausto rubio.


–Moo, Aominecchi, perdí –intentó nuevamente ahora corriendo en dirección al moreno que se acercaba con calma.


–Que pesado –con pereza lo hizo a un lado y continuó de largo.


–¡Midorimacchi! –y así Kise continuó buscando con quien sacar su frustración por todo el gimnasio.


–Bien jugado Bakagami.


–Gracias, Aho, tu eres el próximo.


–Lo estoy esperando.

 

***

 

Al llegar a su casa, Kagami se sentía tan hambriento como cansado, así que se dirigió hacia la cocina preparándose unos sándwiches luego de leer la nota de sus padres avisando que les había surgido trabajo.


Sabía que muy seguramente aquel sería uno de esos días en los que tendría un ataque de sueño, pero valía la pena ya que se había ganado su lugar como regular en el equipo.


Pronto empezarían las eliminatorias para las preliminares de las nacuinales, y jugar contra otros equipos era algo que esperaba desde su retorno a Japón.


Al terminar su comida se recostó en su cama, sintió sus tensos músculos relajarse al instante, y pronto se perdió en el mundo de los sueños.


Aquella noche soñó qué iba a enfrentar a cada uno de los miembros de la Generación de los milagros, cada uno tenía su propio equipo, su propio uniforme y estaban en filas, presenciando la ceremonia inaugural de una nueva jornada competitiva de básquet.


Sintió la emoción de enfrentarse a los jugadores más fuertes con los que se había encontrado en su vida.


Y aunque deseaba continuar con aquel sueño, la fuerte luz del sol que se colaba por su ventana lo trajo de vuelta a la realidad.


Abrió los ojos con molestia, había demasiada claridad con las cortinas abiertas de par a par y las luces encendidas.


¿Había dejado así antes de dormir? Podría jurar que no, pero los hechos eran otros y debatirse con sigo mismo era una pérdida de tiempo.


Se sentó sobre la cama y estiró sus músculos para desperezarse.


Hasta que se dio cuenta que había un peso extra a su costado.


–Pero que... –se sorprendió al ver que aquélla irregularidad en su cama era nada más y nada menos que un cuerpo descansando con el rostro clavado en la pared –oye, intruso –le movió con fuerza con la intención de despertarlo.


–Cinco minutos más –respondió con pereza ocultando el rostro aún más de la luz.


Sonrió pensando que decir ésa frase en la vida real no era algo común –Ahomine, porque dejas todo encendido, y aun más: ¿qué haces durmiendo en mi cama?


Con pereza decidió asomarse levemente por sobre su hombro –dijiste que si me esforzaba un poco podría despertarte, ¿lo hice bien? –la imagen somnolienta del moreno en combinación con su sonrisa triunfal era algo para verse.


–Supongo que lo hiciste bien, ahora dime ¿qué haces aquí?


–Pensé que no asistirías hoy, y quería intentar despertarte de nuevo.


–Qué es eso, no debes faltar a clases.


–¿Porque tú puedes dormir más y yo no?


–Entonces quédate en tu propia casa.


–¿Y lo de despertarte?


–Idiota.


–Kagami... ¿podemos... besarnos?


Fue bueno que su rostro se encontrará fuera de la visión del contrario, ya que sintió enrojecer al instante.


Respiró profundo e intentó calmarse antes de responder.


Ya que se sintió listo giró el rostro en dirección a su compañero, éste le miraba serio esperando a que dijera cualquier cosa.


Mas no lo hizo, fue incapaz de pronunciar nada, así que se acercó con calma hasta lograr posar sus labios sobre los ajenos y un cosquilleo les recorrió desde el punto de contacto hasta el centro del estomago.


Al separarse se miraron algo avergonzados, más unieron sus labios nuevamente.


Aomine dejo la comodidad de la almohada incorporándose para cambiar a una mejor posición para ambos.


Fue ahí cuando Kagami recordó dónde se encontraban.


–¿C-como entraste? –se separó bruscamente del otro.


–Tu mamá me abrió, obviamente –al notar como el pelirrojo miraba hacia la puerta con preocupación pensó en explicarle mejor –dijo que tenía prisa y que no tardabas en bajar, así que le dije que estaría bien esperando por mi cuenta.


–Entonces estamos solos –suspiró aliviado.


–Eso suena sucio –se burló Aomine aprovechando la oportunidad.


–Quién es el que va por ahí metiéndose en la cama de los demás –intentó recriminarle con molestia.


–Eso también suena sucio –Aomine estaba que no se aguantaba la risa al poner a Kagami en aprietos, pero se logró contener –además escuché ruidos desde abajo antes, así que supongo que ni siquiera estamos solos.


–Tch... echare un vistazo, ya vuelvo –se puso de pie y salió del lugar, no sin antes apagar las luces que aún seguían encendidas.


Volvió unos minutos después con una bandeja que contenía dos torres de hotcakes y dos vasos de leche.


–Entonces... ¿estamos solos?


–Está mi padre, pero duerme.


–Hmm.


Luego de desayunar empezaron con un juego de mesa que Aomine había encontrado mientras husmeaba en la habitación de Kagami.


Entre revancha y revancha la noche llegó, y el moreno se tuvo que marchar a su propio hogar.

 

***

 

Y así compartiendo su tiempo juntos, éste voló.


Los partidos oficiales habían dado comienzo, y Kagami feliz podía decir que ya participaba en ellos.


Sin embargo éstos no eran tan interesantes como se los había imaginado, y ganar era terriblemente fácil con ése equipo.


Aún así jugar a lado de Aomine le provocaba la misma satisfacción que jugar contra él.


Pero en los aproximadamente 7 meses que llevaban compitiendo en sus duelos uno a uno, no había sido capaz de derrotarlo ni una sola vez.


–Aomine, juguemos uno a uno hoy –dijo en cuanto la clase finalizó.


–Has estado entusiasta con eso últimamente –tomando su bolso y adelantándose a la salida –¿crees que hoy al fin será tu día?


–Por supuesto, ayer te salvaste por poco.


Su sonrisa brilló con entusiasmo –entonces veamos que tienes para mí hoy.


Los últimos días habían tenido esos encuentros luego de la práctica, Aomine se había encargado de parar antes de que Kagami terminará completamente exhausto con el pretexto de que tenía hambre, y al parecer sus esfuerzos habían dado frutos ya que el pelirrojo había asistido a la escuela sin falta, y eso le indicaba que no tenía ésos extraños ataques de sueño extremo, así que continuaría con ése método.


Ésa tarde Kagami volvió a estar cerca de la victoria, o al menos más cerca de lo que jamás estuvo por mucho tiempo.


–Es inútil, así nunca lo lograré –se quejó mientras daba una mordida a su hamburguesa.


–¿Te estás rindiendo acaso?


–Ni lo sueñes –se apresuró a corregir –me refiero a que con todo lo del club no podemos tener un buen uno a uno.


–Supongo que tienes razón, pero tranquilo, las nacionales terminarán más pronto de lo que parece, y tienes toda la vida para intentar con todas tus fuerzas, aunque sea ganarme una sola vez.


–Lo siento, pero no soy tan paciente, te enseñaré la derrota antes de todo eso.


–Hmm, entonces si lo logras te contaré algo.


–¿Algo sobre qué?


–Algo sobre lo que no sabrás hasta que te lo ganes.

 

***

 

–Bien Ahomine, no desperdiciaré está oportunidad, así que da todo de ti o te arrepentirás.


–No planeaba hacer lo contrario, pero gracias por el consejo.


Luego de tomar los uno a uno de la tarde como algo de entretenimiento después de no conformarse del todo con las competencias contra otras escuelas, al fin habían sacado un día completamente libre para enfocarse en ello.


Kagami por primera vez en mucho tiempo no durmió ante la emoción que el encuentro le provocaba, y Aomine sentía la energía emanando por sus poros, no planeaba contenerse y sabía que su rival tampoco lo haría.


Se reunieron muy temprano en la mañana, y fueron a un restaurante familiar a desayunar antes que nada.


Cuando llegaron a la cancha dónde solían encontrarse se veía por completo vacío por todos los alrededores, y sin perder el tiempo se colocaron en sus posiciones.


Kagami empezó el ataque luego de ganar el volado, la velocidad del moreno lo dejó sorprendido cuando intentó pasarlo en una finta.


Más ambos habían llegado a obtener la capacidad de leer los movimientos del contrario, y con lo misma rapidez del otro, realizó una nueva finta dentro de la primera logrando despistar al moreno y pasándolo sin pisca de duda en sus movimientos.


Incluso después de eso sabía que sería alcanzado, calculando el tiempo y adivinando por donde llegaría el contrario, lanzó el balón al frente en un bote que exitosamente había pasado por entre las piernas del peli azul cuando este se posicionó a bloquearlo.


Aomine giró con rapidez a recuperar la pelota mas Kagami aprovechó la oportunidad y pasó nuevamente al moreno, retomando su camino hacia el aro, y antes de ser alcanzado nuevamente, saltó clavando el balón con éxito.


–Nada mal –la sonrisa del moreno se instaló en su rostro, solamente jugar con el pelirrojo le causaba ésa excitación que se suponía debía sentir nada más pisar la cancha.


Una disputa por dar y devolver se llevó a cabo en esa cancha.


Los tiros sin forma del moreno que entraban de forma casi milagrosa lo llevaron a ponerse a la cabeza de un momento a otro.


Era turno de atacar para Kagami, su pecho ya subía y bajaba notablemente, pero estaba lejos de rendirse.


Botó el balón un par de veces y se lanzó a un punto muerto por el cual podría pasar la defensa fácilmente, más la reacción de la pantera fue más rápida bloqueando como si nada.


Aprovechando la inestabilidad que había creado al hacer al pelirrojo frenar y retroceder, se lanzó a robar el balón.


Kagami pudo notar las intenciones y como defensa cambió de posición botando a sus espaldas.


Era una posición difícil para él, pero con el moreno encima no tenía de otra.


–Q-que haces... –preguntó al notar la extrema cercanía del otro hacia su rostro.


–Intentar robarte el balón, a la vez que un beso... ¿no te suena interesante?


–Puede ser, pero podrían vernos.


–No hay nadie, intentémoslo un rato –con calma inclinó su rostro hasta que la punta de su nariz tocó la ajena, y con sigilo deslizó su mano hacia el balón, planeaba obtener ambas cosas.


Pero el pelirrojo no era ingenuo, y no iba a tomar la distracción, en cuanto lo creyó adecuado paso el balón hacia su otra mano, con los labios contrarios a milímetros de los suyos sonrió triunfante y pasó al peli azul de un solo movimiento encestando con facilidad –está bien.


Era su turno para defender, Aomine emanaba fuego en la mirada decidido a regresar el favor, y con la velocidad que esté poseía fue complicado incluso acercarse lo suficiente para cubrirlo.


Aún en alerta para que no se le escapara avanzó, con la posición defensiva y sin perder de vista el balón en ningún momento lanzó su mano izquierda para el robo.


Aomine reaccionó al instante y con un fuerte bote elevó la pelota más de la cuenta haciendo fallar a pelirrojo en su objetivo, su boca fue capturada en ése mismo instante, con una fuerte presión que duró apenas unos instantes, y antes que la bola tocará de vuelta el suelo, el pelirrojo ya la había atrapado, sin pensárselo dos veces se alejó en dirección al aro, y con un lanzamiento simple logró un segundo punto consecutivo.


–Me quedé con ambos –dijo imitando a la perfección la sonrisa arrogante de Aomine.


–Eres algo bueno en esto ¿he? –con el balón en mano avanzó sin perder el contacto visual y se detuvo a un escaso metro de distancia del contrario, Kagami dio una leve mirada a la bola y Aomine aprovechó ese gesto para lanzarla a un costado como regalándosela, a pesar que se veía como una trampa ante los ojos color rubí instintivamente se lanzó a por ella, con un dribleo rápido el moreno se posicionó en un leve instante en el lugar al que se dirigía el balón, con una mano lo tomó y en uno de sus tiros sin forma lo lanzó desde su espalda, mientras tanto con el pelirrojo llegando de frente no hizo más que colocar su rostro a la altura y buscar sus labios. Por supuesto el balón entró –pero yo también me quedó con ambos.


Continuaron con el juego, en increíbles tácticas obligaban al otro a crear buenas condiciones para obtener lo que querían.


Y la intensidad del juego aumento cuando aprovechando lo entreabierto de sus bocas decidieron profundizar de vez en cuando.


Sus respiraciones se escuchaban jadeantes, por el cansancio o por la velocidad en que habían hecho correr a su corazón con cada toque.


Tal vez eran ambas.


El marcador volvió a emparejarse, la determinación de ganar en ésa ocasión había llevado a Kagami a dar más de sí de lo que hacía siempre, por lo mismo un encuentro de gran nivel se estaba llevando a cabo.


–Bakagami, estamos parejos y muero de hambre, decidamos al vencedor con esta.


–Estoy de acuerdo.


Era turno de Kagami para atacar, y no era bueno en los lanzamientos a distancia, así que para no arriesgarse, tenía que pasar al moreno fuera como fuera.


Con sigilo avanzó hacia un lado despejado de la cancha, el contrario se encaminó a cubrir con la misma calma, y Kagami aprovechó para correr y pasar antes que el bloqueador pudiera reaccionar, lo logró a pesar que la velocidad de reacción y física de Aomine era sumamente buena,  sin embargo en tan solo un instante ya lo tenía nuevamente enfrente, en un bloqueo firme.


Era la última jugada y ambos se pusieron serios para ello.


Ninguno planeaba perder, rendirse o dejárselo fácil a su rival, y eso podía notarse por el brillo en sus ojos.


Kagami se colocó en posición de tiro e hizo el lanzamiento que desde un principio se notaba no iba a entrar, el aguazul apenas cubrió un poco para asegurar la falla, momento que utilizó el pelirrojo para pasarlo y saltar tras la bola en el aire clavándola con fuerza en el aro.


Por un momento ninguno dijo nada y el que menos se creía ésa victoria era el mismo Kagami.


–¿Qué hay con esa cara? –dijo Aomine luego de ir y levantar el balón.


–Yo...


–Tch... en verdad pensé que te tomaría más tiempo. Vamos, realmente tengo hambre.


–Ahomine, te he ganado al fin –soltó una vez su acompañante hubo avanzado unos pasos hacia la salida de la cancha, la sonrisa que se instaló en su rostro no se desvaneció por el resto del día, después de todo había logrado una victoria.


Aunque fuera con un minúsculo punto más, pero con ello podría caminar a lado del otro orgullosamente cómo igual.

 

***

 

–Kagamin,  estuvimos hablando y a pesar que ya pasó un tiempo, no queríamos dejar pasar tu entrada como regular al equipo desapercibida, así que ¿qué te parece salir con todos?


–Ah... gracias, no es necesario.


–Igual puede servir para que el equipo se relaje un poco, anda, tienes que venir~


–...


–Kagami-kun, últimamente pareces algo más decaído de lo normal, distraernos juntos será bueno para todos –intervino Kuroko desde su asiento.


–Es tu imaginación, pero está bien, ¿a dónde quieren ir?


–Un camping en el parque –dijo feliz la chica –yo me encargare de la comida~

 

***

 

Momoi fue la encargada de avisarle a todo el mundo sobre su idea, y como era bastante rápida para actuar, ése mismo fin de semana se reunieron para relajarse y convivir un poco.


–No prueben nada de lo que Satsuki trajo si es que quieren seguir viviendo –Aomine se encargó de advertir a todos a espaldas de la chica quien iba al frente con expresión de felicidad llevando una canasta gigante en uno de sus brazos


–Aomine-kun, no deberías decir eso.


–Lo sabrás en cuanto lo veas.


–Aominecchi, ¿entonces que deberíamos comer?


–Murasakibara trajo muchos dulces.


–Aomine-kun, si quieres seguir viviendo deberías dejar de robar de los dulces de Murasakibara-kun.


–El objeto de la suerte de Midorima es pizza –sugirió Kagami.


–Ni lo piensen nanodayo.


–¿Porque nadie me dijo antes que Satsuki se encargaría de la comida? ahora estamos perdidos.


–Ahomine, si no te quedarás dormido en clase lo hubieras escuchado tu mismo.


–Kagami-kun se duerme en clase aún más que Aomine-kun.

–Kagamicchi, ¿en serio? nunca me lo hubiera imaginado.


Una vez encontraron un lugar se instalaron, la conversación fue amena para todos y no pararon de reír de cualquier cosa.


Fue así hasta que la peli rosa decidió que era momento para comer.


Sacó gran variedad de contenedores de la canasta que parecía no tener fondo, al quitarles la tapa se podía ver una especie de papilla de diferentes y extraños colores dentro de ellos.


–Bakagami, juguemos uno a uno –el moreno se levantó con rapidez y halo al pelirrojo con él.


–¡Yo también quiero! –gritó Kise entusiasmado y los siguió.


–No Kise, tu no juegas.


–Moo, Aominecchi, que cruel.


–Chicos, no se vallan antes de comer –se quejó Momoi.


Los alimentos de la chica fueron botados disimuladamente una vez se dieron cuenta que las palabras de Aomine podían ser ciertas, y Midorima agradeció de nuevo a Oha Asa por mejorar su suerte y mantenerlo a salvo día tras día.

 

***

 

Una vez llegó la tarde, todos decidieron marcharse para que no les llegará la noche de improvisó.


Kise, Kagami y Aomine estuvieron jugando entre ellos, y ya que eran al parecer unos locos del basquetbol, los demás se marcharon sin ellos.


El sol se puso, y el cielo obscuro no les ayudaba para poder continuar, así que se marcharon del lugar.


–Hoy fue muy divertido~ –como solía hacerlo, a Kise se le ocurrió hablar todo el camino, ninguno le prestó demasiada atención, ya que la unión de sus manos y la sensación que les provocaba, así como cuidarse de ser vistos por cualquier transeúnte o el parlanchín a su lado captaba toda su atención y concentración.


–Kagami, quédate en mi casa –susurró el moreno –hay algo de lo que quiero hablarte.

 

***

 

–Y bien Ahomine, ¿qué es? –luego de separarse de Kise se dirigieron a la casa del más alto, su madre les preparó la cena que casi se devoraron gracias al hambre que se habían aguantado desde la tarde, y para cuando Kagami avisó a su casa que no llegaría por ésa noche, el futón ya se encontraba preparado para él.


–Recuerdas que te dije que cuando me ganarás... ¿te contaría algo?


Kagami asintió.


–Pues sobre eso –desvió la mirada y rasco su nuca –la razón era que si no lo hacías no tendría sentido y... en realidad ahora que lo pienso suena algo estúpido, pero... bueno, siempre me gustó el básquet, al principio jugaba con adultos y era divertido, sobre todo cuando iba mejorado y recibía halagos por ello, pero llegó un punto en el que seguía mejorado y jugar ya no era tan divertido como antes... porque... ya nadie parecía estar interesado en esforzarse contra mí. Cuando entré al club creí que eso cambiaria, y que el baloncesto volvería a ser divertido, pero no fue así... Pensé que nunca nadie podría vencerme. Estuve por rendirme, pero conocí a Tetsu y decidí esperar un poco más... Y... cuando creí que mi deseo de tener a alguien como yo,  alguien que me hiciera emocionar en la cancha, que hiciera que deseará mejorar aún más... y que me hiciera recordar lo divertido que es el básquet –hizo una pequeña pausa y clavó su vista en su compañero –llegaste tu.


Kagami no sabía que decir, pero antes de encontrar algo el peli azul continuó, a lo que se dedicó a seguir escuchando.


–Creo... que el destino te trajo a mí. Tú me salvaste, y ahora estoy seguro de ello.


–Aomine... –empezó y busco las palabras adecuadas –creo... que es el destino... también. Cuando llegue aquí, no esperaba nada de esto, creí que sólo pasaría... nada en absoluto. Pero nada ha pasado como lo creía, incluso puede que siga... no pasando como lo creía, porque... es el destino, ¿verdad? –en algún punto su voz se quebró sin permitirse evitarlo.


Aomine asintió algo sorprendido y se inclinó hasta apoyar su frente con la ajena –Kagami... –pronunció con voz suave –gracias por haber aparecido en mi vida.


Con un pequeño movimiento en su rostro atrapó los labios del moreno, los cuales se empezaron a mover al ritmo de los suyos, eran tal para cual, encajaban tan bien que la teoría del destino dejó de ser tan descabellada como el peli verde del equipo lo hacía parecer.

 

***

 

–Kagami-kun, el timbre ya sonó, despierta –se acercó Kuroko a despertar a su amigo quien había perdido casi la mitad de la clase, fue una suerte que el profesor no se dio cuenta.


Aomine miró preocupado la escena a su lado y se incorporó a ver, era alarmante lo seguido que le pasaba aquello al pelirrojo últimamente.


–Bakagami, hoy tenemos un partido, si no te despiertas llegaremos tarde.


Con pereza abrió los ojos y los rascó para desperezarse –lo siento, anoche no pude dormir.


–Kagami-kun, perder sueño por un partido es extraño.


Sin decir nada más emprendieron camino hacia el gimnasio, donde los esperaba un autobús que los llevaría directo al partido de semifinales para la Winter Cup.


Como ya era costumbre entre ellos, se sentaron en la parte trasera del vehículo.


–Es genial que las vacaciones ya hayan llegado, y el próximo fin de semana es el partido de la final, ya que fue tan divertido salgamos cómo la última vez después de eso –le decía Kise a Momoi quién lo escuchaba emocionada ante la idea.


–Y ya que mi comida tuvo tanto éxito la última vez, puedo preparar algo nuevamente.


–N-no estaría mal, pero sería mejor comer algo por ahí para que tu también disfrutes de la salida.


–Está bien, no sean tímidos –y entre una insistente peli rosa, y un persuasivo rubio todos ahí rogaron a su compañero silenciosamente para que no se dejará vencer.


Para ése partido todos participaron dado que el entrenador pensó en hacer sustituciones para ver cómo funcionaba el equipo con o sin cada miembro, pero exclusivamente Kuroko fue el más interesado en participar, y así entró a la cancha.


A pesar de llevar una gran ventaja contra el equipo rival Kuroko se veía más entusiasmado, más en un mal momento por parte de Kise el peli celeste fue herido y tuvo que salir gracias a la aparición de sangre en su cabeza, alarmando a todos.


Pero continuaron con el juego que por supuesto ganaron con una extensa cantidad de puntos.


Luego de regresar a la escuela por sus cosas Kise se ofreció a acompañar a Kuroko a su casa.


Midorima se fue junto con Akashi una vez pasaron por el último para uno de sus comunes encuentros de shögi.


–¿Vamos al Maji? –sugirió Aomine a él resto.


–Lo siento, hoy me siento muy cansado –contestó Kagami sin esperar la respuesta del resto y emprendió camino hacia su casa.


–Espera Bakagami, tu bolsa...


–Se fue, tendremos que dársela después, Mu-kun, ¿vienes?


Y así los tres salieron con dirección al Maji Burguer.

 

***

 

Al llegar a casa Kagami se dirigió a su habitación sin decir palabra alguna, se acomodó en su cama y en un instante se adentró al mundo de los sueños.


Cuando abrió sus ojos sintió su cuerpo renovado y su estómago le pedía a gritos algo de comida, por lo cual bajo con rapidez a la cocina.


–Taiga, buenos días.


–Buen día –dijo sentándose a la mesa.


–Ya que llegaron las vacaciones, tu padre y yo estuvimos hablando sobre ir a descansar a algún lado los tres juntos, ¿qué te parece? –le contó sus planes mientras les servía un gran plato con fruta picada, un vaso de leche y algunos panes con jalea encima.


–Ehh, supongo que está bien, pero las finales serán la próxima semana, así que después de eso.


–Claro cariño –una sonrisa cariñosa apareció en su rostro –al principio no estaba segura sobre ése club tuyo, pero te he visto muy contento últimamente, y tus jaquecas no volvieron tampoco, me alegra que hayamos vuelto a Japón.


–Sí, yo también.


Una vez terminó de desayunar sintió ganas de encontrarse con el moreno, así que subió a alistarse encontrándose con un mensaje del otro que le decía sobre su mochila y que se reunieran para entregársela.


Kagami sonrió y como un punto intermedio quedaron de verse en el parque al cual solían ir a jugar.


–Ahomine, llegas temprano –sonrió Kagami al notar al contrario ya esperándolo en una de las bancas de aquel lugar.


Aomine sonrió con alivio al notar lo animado que ya se encontraba el pelirrojo –más bien llegas tarde Bakagami.


–¿Es así? –se acercó y echando un ligero vistazo a su alrededor plantó uno pequeño beso en los labios ajenos.


–Estás perdonado –devolvió el gesto con un beso un poco más largo, hasta que escucharon voces acercándose –aquí está tu bolsa –alzó el objeto para disimular un poco –por cierto, ¿es que no llevas nada? esto no pesa.


–Claro que si, debe ser que no llevó cosas innecesarias como tú.


–Yo no cargo cosas innecesarias, pero esto parece como que no tiene nada dentro.


–Puedes ver que llevó todo lo que necesitó –abrió el cierre y abrió la bolsa a todo lo que daba para que el moreno pudiera ver.


–Valla, si que está vacía –menciono al notar un único cuaderno dentro.


–Al fondo está lo demás –se defendió y metiendo la mano sacó el puño lleno de lápices y cualquier tipo de material de papelería que pudo agarrar.


Aomine soltó a reír –eres increíble.


–Dudó que tú mochila se encuentre mejor.


–Ese papel... –señaló a su mano –¿es el mismo de la última vez?


–Ah... –tomándolo con su mano libre dejo caer todo lo demás –si, cuando regresé de América pensé en hacer una lista de propósitos para intentar cumplirlo.


–Así que era eso... es extraño que emborracharse sea algo como un propósito de vida –se burló ante la idea.


–Estaba rayado, debes saber lo que eso significa.


–Aun así lo hiciste, eso habla bien de ti ¿no? ya que cumples hasta lo que no te propones.


–Idiota –rio levemente –¿pero sabes? es increíble, pero tú me ayudaste a cumplir cada uno de estos.


–¿Puedo ver?


No estaba muy seguro de ello, pero aún así le pasó el trozo de papel.


Aomine lo leyó en silencio y sonrió con algo de ternura –¿es así? pero deberías marcarlos —con la mano extendida le pidió algo con que escribir –bebimos hasta no poder más, venciste a ése tal Aomine y... nos besamos... por primera vez –a cada palabra el moreno colocaba una gran y marcada palomita frente a los incisos.


Ambos se sintieron un poco avergonzados de repente.


–Sobre el punto tres, Kagami... ¿ya he logrado que te enamores de mi? –al momento de terminar la frase el peli azul ser arrepintió, sintió arder hasta las orejas y cambio el tema por su propio bien –ah, pero aquí faltan opciones, como "ganar el torneo nacional" "ser profesional" "ganar a nivel profesional" –decía a la par que escribía.


–Aho, se supone que son objetivos que puedas lograr en el año, además ¿que haces escribiendo en una lista ajena?


–Eso se puede arreglar renovando cada año hasta lograrlo, y sobre lo otro, yo te he ayudado con esto, tengo derecho.


Kagami sonrió con resignación –bien, pero ¿me seguirás ayudando con ello?


–Está bien, pero pongamos más… "tener sex"


–¡Idiota! no escribas eso ahí –le arrebató la pluma.


–Era broma –se burló.


–Aho –soltó con reproche –bueno, gracias por traer mis cosas –dijo poniéndose de pié.


–De nada Bakagami –le imitó a incorporarse –ah, no olvides tu hoja –se la extendió al frente.


–Guárdala por mi –dijo sonriendo, una sonrisa que parecía brillar y que hizo a Aomine sentir un sentimiento de nostalgia en su interior.


Cuando el pelirrojo se giró para marcharse tuvo la necesidad de llamarlo –¡Kagami! –el nombrado volvió el rostro para mirarlo –lo cuidaré bien –le devolvió la sonrisa que había recibido de su parte hace un momento.


–Gracias... adiós, Daiki –antes de retomar su camino le guiño un ojo.


Una pequeña risa ahogada salió desde el fondo de su garganta ante la acción –adiós Taiga –con cuidado guardo el trozo de papel en sus pantalones y caminó en dirección a su propia casa, no sin antes echar un vistazo a la figura del pelirrojo que se alejaba en la dirección contraria.

 

***

 

Kagami entró a su casa anunciando su llegada.


Pasó por la sala donde estaban sus padres mirando el televisor, y le dedicaron una sonrisa –bienvenido a casa de vuelta, cariño.


–Escuché que la próxima semana serán la final del torneo en tu club, iremos a apoyarte, así que muéstranos lo que has aprendido hasta ahora.


–Gracias –devolvió la sonrisa.


Subió las escaleras que daban a su cuarto.


Al entrar se acercó a su cama y se dejó caer de espaldas.


Sintió que una leve punzada atacó a un costado en su cabeza y arrugó la frente.


Intentó ignorarlo recordando la pregunta que le había sido hecha por Aomine, y evadida a la vez "¿ya he logrado que te enamores de mi?" con una sonrisa en el rostro tomó el móvil –desde el principio –susurró para sí mismo y tecleo una cuantas letras.


Una vez la pequeña pantalla le anunció que el mensaje había sido entregado exitosamente dejó caer el brazo a un costado y cerró los párpados.


Apenas unos instantes después sintió el objetivo vibrando en su mano, y sus labios se curvaron en una sonrisa.

 

***

 

–Yo, Bakagami –dijo Aomine como saludo –es cruel de tu parte hacerme salir y venir hasta acá con tanto frío –frotó sus manos frente a si para calentarlas –bueno, no importa, tengo que contarte algo... no mentiré, en realidad no fue difícil, pero si me tomó más tiempo del que creí –sonrió y se agachó a tomar el pequeño trofeo que estaba guardado en una bolsa de papel a un costado suyo –hice ganar a mi equipo a nivel profesional... debes estar muy orgulloso de mi ¿verdad?...  y con esto he terminado la lista de propósitos que me encargaste –su sonrisa paso a dejar entre ver un dejé de tristeza y con extremo cuidado sacó el trozo de papel gastado con el tiempo, manchado con lágrimas y cuidado con anhelo –te lo regreso... –estiró su brazo y dejó la hoja frente a si —ah, pero ya que he sido tan amable en ayudarte, he escrito un único punto... que me gustaría ahora seas tú quién me ayude a cumplir –finalizó y tomó sus cosas para dar media vuelta y alejarse con calma –lo estaré esperando...

 

Tras de sí, sobre aquella fría piedra que sobresalía al nivel del piso del lugar, descansaba el pequeño y arrugado papel, con letras borrosas y palomeado al final de cada pequeño párrafo.


A excepción de uno,  que en letras grandes se leía:

 

 

 

"Volverte a ver"

 

 

 

Notas finales:

 

*El retorno de la familia Kagami se decidió en el momento en el que los médicos les dieron el diagnostico, en el cual los resultados arrojaron que no podían hacer mas.

Desde pequeño, Kagami Taiga empezó con problemas de jaquecas severas, a lo que sus padres sin pensárselo dos veces le mandaron a hacer estudios.

Luego de descubrir su problema, que era un pequeño tumor en su cabeza, y que los médicos de la zona no tuvieran las herramientas para curarle, decidieron partir a los Estados Unidos.

Allí les confirmaron que operarlo y extraer el tumor no era posible por el lugar donde el mismo se encontraba, pero a base de medicamentos lograron controlarlo y en medida hacer que se redujera.

Aquel tratamiento funciono durante varios años en los que vivieron felices y relajados viviendo en América.

Hasta que los dolores volvieron en cada momento que el joven se esforzaba de mas.

Desde ahí cambiaron los medicamentos por calmantes, el tumor que había aumentado su masa, seguiría creciendo hasta causar el descenso del muchacho.

Para que eso pasara tenía alrededor de un año de vida.

 

*Kagami sabia de su condición gracias a una conversación que escucho de sus padres en una noche que decidió levantarse por algo de comida.

En ella decían sobre volver a su país natal a pasar sus últimos días, y como dejando el deporte que tanto amaba, quizá podrían ampliar su vida unos meses más.

Era impensable para él, jamás dejaría el básquet.

Y así continuo a cada día como si nada, se fingió ingenuo de la situación, y se decidió aprovechar su tiempo haciendo lo que más le gustaba.

 

*Aomine noto que algo andaba mal, más nunca se imagino que era tan grave.

Su cambio de actitud se dio a partir de ese evento.

 

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Gracias por leer~
(Se va antes que le lancen piedras)

 


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