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Fixing my robot por Dashi Schwarzung

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Notas del fanfic:

Como se lee en la descripción del fic, este escrito es un spin-off de mi fic previo "Just love me, pretender"

Antes que nada, debo decir que "Just Love me pretender" tendrá una segunda parte, pero... no los quiero emocionar, pues aún tengo varias ideas para otros fics de las cuales necesido deshacerme. (Además aún tengo que seguir con mi long-fic "Hogar, dulce hogar" :'v

De hecho, ya tengo la trama para la segunda parte, el problema es que he tenido muy poca inspiración parta escribir, y conociéndome, será algo largo (espero que menos largo que el fic original xD )

Bueno, ya, los dejo leer 
*Brinca de felicidad porque por fin le salió algo corto*

..::Fixing my robot::..

.:.

.

 

Dos chicos caminaban por las calles, los autos transitaban tranquilos por las pistas que se veían el cielo y las enormes pantallas como espectaculares se podían vislumbran sobre los edificios. Las dos lunas podían apreciarse perfectamente en el cielo a pesar de ser aún de día.

Un par de niños híbridos cruzaron entre ellos, claramente jugando y divirtiéndose. El chico de orbes grisáceos miró a su acompañante, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa; el otro chico le correspondió.

 

—Mayuzumi-san ¿Crees que esté bien que sólo llevemos un pastel? —Cuestionó Kuroko, mirando el pequeño pastel de chocolate y fresas que su acompañante llevaba entre sus manos.

—Tal vez no, conociendo el hoyo negro que Kagami tiene por estomago… —Dejó su comentario al aire, pues el chico peliceleste junto a él sabía cómo terminar esa frase.

—Debimos comprar algo más.

—Sí, tal vez debimos comprar toda la pastelería sólo para Kagami. —Dijo el de cabellos grises, recibiendo una sonrisa sincera de su acompañante.

Ambos se dirigían hacia la casa de Kagami y Aomine, quienes habían estado viviendo allí por un año ya; Taiga había invitado a ambos a comer, aquello ya empezaba a ser como una costumbre entre los cuatro, y lo menos que Kuroko y Mayuzumi podían hacer era llevar el postre.

 

Iban conversando tranquilamente, cuando fueron abordados por un policía, pero este tipo de servidores públicos no eran ya queridos por las personas de la ciudad. Dicho policía se posó delante de ambos y miró a Mayuzumi con desprecio, cosa que no pasó desapercibida por ambos chicos.

—¿Qué quiere? —Cuestionó Kuroko al ver a aquel tipo desconocido.

—Necesito ver la identificación y número de este pretender. — Habló serio, estirando la mano para que el androide le diera su identificación.

Mayuzumi le dio a Kuroko el pastel y prosiguió a sacar su cartera junto con su identificación, para otorgársela a aquel tipo.

—Número 576, Mayuzumi Chihiro. — Leyó el policía en la identificación, luego con sus ojos escaneó de arriba a abajo al de cabellos grises. —Bien, parece que está en orden. Pueden continuar. —Le entregó al androide su identificación y prosiguió a desaparecer de sus miradas.

 

—Esos horribles policías. —Musitó Kuroko con molestia en su voz y en su rostro.

—No importa, no pueden hacer nada. Mis documentos están en regla. —El pretender trató de confortar a su acompañante, luego se acercó a su rostro y dejó un beso en la mejilla blanca de Kuroko.

—No en público, Mayuzumi-san. — Pidió el peliceleste, con un claro sonrojo en sus mejillas mientras comenzaba a retomar su camino, escuchando una pequeña risa de parte de su androide.

 

~*~

Después de algunos minutos por fin llegaron hasta la casa de Aomine y Kagami, y sin espera  el peligris tocó a la puerta, esperando ser recibido.

Un buen rato pasó pero nadie atendió a la puerta; fue turno de Kuroko de tocar.

—¿Aomine-kun, Kagami-kun? —Alzó la voz, preguntándose si ambos chicos habían olvidado los planes de la comida.

—Está abierto, pueden entrar. — Apenas se pudo escuchar la voz de Aomine a través de la puerta. Mayuzumi y Kuroko se miraron y se dispusieron a entrar.

Cuando Kuroko abrió la puerta lo primero que encontró fue a su amigo moreno detrás de Kagami, claramente revisando el sistema del androide.

—Lo siento, no quise que entraran así. —Se disculpó Daiki, sin desviar la mirada de  los cables y circuitos que estaba modificando en el pretender.

—¿Kagami está fallando? —Cuestionó Mayuzumi, acercándose a la escena para tener una mejor vista, mientras Kuroko se encaminaba hacia la cocina y abría el refrigerador, para dejar allí el pastel que habían traído.

—Sí, su sistema se ha estado sobrecalentando y se reinicia a cada momento. — Confesó, cerrando el pequeño compartimento en el cuello del pelirrojo, dando por finalizado el mantenimiento. —Pero creo que está listo. —Sonrió para sí mismo.

 

Kuroko se acercó a ver la escena y miró cómo Kagami se reiniciaba.

—Iniciando…— La voz del pretender pelirrojo se dejó escuchar en el lugar —Carga completa… actualizaciones listas… Memoria no encontrada…—

“¿Memoria no encontrada?”  Se cuestionó mentalmente Aomine, frunciendo el ceño y esperando que Kagami recuperara la consciencia.

Los ojos rubíes se fijaron en Mayuzumi, luego en Kuroko y por último en Aomine, luego miró la casa… todo lo que lo rodeaba y permaneció estático.

—¿Kagami-kun? —Habló el peliceleste, notando cómo el pelirrojo se encontraba totalmente perdido.

—¿Dónde estoy? —Cuestionó sin dejar de inspeccionar la casa.

—Parece que tus arreglos no fueron adecuados. —Mayuzumi se dirigió a Aomine, y no pudo evitar decir aquellas palabras, ganando un suspiro de inconformidad del moreno.

 

Kagami nuevamente miró a Mayuzumi, luego a Kuroko, ambos con la mirada de interés, pero no les tomó atención. Notó cómo el moreno rascaba su cabeza y se dirigía hacia una mesa, donde había dejado sus herramientas.

Los ojos color rubí observaron con detenimiento al  más alto: piel morena, cabello bellamente azul marino, además de que esos brazos fornidos -uno de ellos mecánico- se dejaban ver en todo su esplendor, pues el chico usaba una camiseta sin mangas. Un espectáculo hermoso ante los ojos de Kagami.

—Tú…—Habló,  percatándose de cómo la mirada de aquellos bellos ojos zafiro se fijaban en él.

—¿Eh? —cuestionó Aomine al saber que Kagami estaba hablándole a él.

—Sí. — Confirmó. —Tú… eres tan lindo...

Los ojos de Aomine se abrieron con sorpresa y sus mejillas no tardaron en teñirse de ese color rojo que rara vez se veía en él.

 

—¡Oh! Kagami está muy animado. —Mayuzumi trató de contener su risa, pero le fue inútil.

—Ca-cállete, tonto. —Reclamó el moreno, acercándose de nuevo a Kagami y abriendo el compartimento en su cuello, para arreglarlo, a lo que Kagami no se opuso.

 

~*~

 

Pasaron alrededor de 20 minutos, en los cuales Mayuzumi y Kuroko conversaron amenamente sobre varias cosas mientras el moreno se encargaba de arreglar a Kagami, parecía que esta vez había tenido éxito… o al menos es lo que Aomine pensaba.

—Iniciando… —Habló Kagami una vez que el moreno lo encendió para verificar si había quedado listo. —Carga completa… actualizaciones listas… Memoria no encontrada…—

—¡No de nuevo! —Se lamentó Aomine, poniendo una mano en su rostro.

Kagami nuevamente miró a los tres chicos frente a él, sin saber qué es lo que podía decir o hacer.

—Tranquilo, Aomine-kun, tal vez sólo es un cable mal puesto. —Mencionó Kuroko al momento en el que se acercaba a su amigo moreno y pretendía posar una mano sobre su hombro, pero un movimiento rápido de Kagami se lo impidió.

 

Kagami tomó el cuerpo de Aomine y lo separó de los otros dos chicos, rodeó el cuello moreno sin agresión, pero sí con mucha posesividad.

Mayuzumi se situó delante de Kuroko al ver la mirada retadora de Kagami y esa pose de pelea que para nada era amigable. No quería pensar que a falta de las memorias de Taiga, éste los atacara, así que permaneció expectante, sólo por si algún movimiento lo hacía dudar y tener que defender a su novio peliceleste y a él.

 

—¡¡¿Qué demonios te pasa, idiota?!! —Gritó Aomine, deshaciéndose del suave agarre sobre su cuello.

—Ellos iban a atacarte. Sólo estaba asegurándome de que no se atrevieran a poner una mano encima de ti. —Habló, sin siquiera saber el nombre del chico de cabellos azules.

—Estúpido, ellos no iban a atacarme. ¿Por qué pensaste algo tan tonto? — Se alejó un par de pasos del pelirrojo y suspiró en derrota por no poder aún regresar a la normalidad al pelirrojo.

—Supongo que me enamoraste a primera vista. —Dijo como si nada, sin ningún atisbo de vergüenza, claramente no mostrándose como realmente era.

—¿Qué? —  Los ojos de Aomine se fijaron en él, y nuevamente el color carmín regresó a sus mejillas.

 

Esta vez fue Kuroko el primero en reír al ver el rostro de tonto que su antiguo pretender tenía, vaya que Kagami jamás se había portado de esa forma tan extraña como para decir cosas vergonzosas.

—Tsk. Sólo cállate, tonto. Debo arreglarte de nuevo. No te muevas. —Ordenó el moreno, acercándose de nueva cuenta al pelirrojo para tratar de arreglarlo.

—¿Necesitas ayuda Aomine? —Cuestionó Mayuzumi, hablando tranquilo para no alterar al moreno.  —Tal vez puedas comparar mi sistema con el de Kagami y revisar qué es lo que le falla.

Aomine quedó un poco pensativo, al momento en el que apagaba a Kagami, no era mala idea la propuesta del chico de cabellos grises. Intentaría una vez más arreglar a su novio pelirrojo, y si no podía entonces recurriría a la ayuda de  Chihiro.

 

~*~

No sabía cuánto tiempo había pasado revisando a Taiga, lo que sabía era que la comida había quedado pospuesta y que incluso Kuroko estaba ayudando.

—Espero que esta vez quede bien. —Aomine habló tras haber revisado por tercera vez a su novio, esperando que la tercera fuera la vencida.

—Bueno, Aomine-kun… siempre existirá el plan B —Kuroko tomó a Mayuzumi del hombro y lo señaló; ambos mostraron una pequeña sonrisa.

—Sí, claro. Voy a encenderlo.

 

Los ojos de Kagami se abrieron.

—Iniciando…Carga completa… actualizaciones listas… Memoria no encontrada…

—¡AAHH! —Gritó el moreno en frustración. No sabía qué rayos había hecho mal para que la tarjeta de memoria de su novio no fuera leída de una forma correcta. Pensó que tal vez era momento de usar el plan “B” como lo habían llamado sus otros dos amigos.

—Si Kagami aún no reconoce bien su memoria…. ¿Entonces cómo se comportará? —Fue la incógnita que acaparó repentinamente la mente de Kuroko.

Los tres chicos esperaron a que Kagami recobrara la consciencia para ver su comportamiento.

 

Kagami parpadeó un par de veces y enfocó sus ojos en Mayuzuki, quien lo miraba sin expresión alguna en su rostro, luego miró a un lado de él, a ese chico de cabellos celestes que también permanecía inexpresivo.

¿Qué demonios con estos dos tipos?” Pensó, pues ante sus ojos aquellos chicos eran muy similares.

Luego movió un poco su mirada y la situó en el chico de mayor altura; ese hombre que lo estaba mirando con preocupación y expectación. Abrió los ojos ante la hermosa visión que se encontraba frente a él, era como si su campo de visión se hubiera reducido a la figura del chico moreno y que a su alrededor empezaran a aparecer corazones y estrellitas.

Sin demora el pelirrojo acortó la distancia entre él y el peliazul, posó una rodilla sobre el piso y tomó la mano cálida de Aomine entre la suya, ante la mirada de extrema sorpresa de Kuroko y Mayuzumi.

—Hombre sin nombre, me bastaron sólo unos segundos para saber que mi amor por ti quema con la intensidad de mil soles. — Declaró, para luego besar la mano morena.

 

Aomine sintió sus mejillas arder. ¡¿Por qué rayos Kagami debía decir esas cosas tan vergonzosas?! Además de ello, Kuroko y Mayuzumi tenían la misma cada de sorpresa y asco, ni siquiera sabían qué debían pensar.

Daiki no apartó su mano, había quedado prácticamente congelado ante las palabras tan tontas de su novio.
Kagami se levantó del piso y miró con ojos impregnados de amor al moreno y continúo con su cursi declaración:

—Me muero tanto de amor por ti que van a faltar ataúdes para enterrar tanta muerte...

—¡¿Eh?!

—Pff ¡JAJAJAJAJA! —Mayuzumi y Kuroko comenzaron a reír como dementes, nadie jamás los había visto reír de esa forma, incluso dejaban escapar un par de lágrimas por reír tanto.

 —Hey, amor. —Kagami tomó de la cintura a Aomine y lo atrajo a su cuerpo — qué te parece si nos vamos de aquí y te demuestro cuánto me encantas en la forma que más te guste. ¡Grrr!

A esas alturas a Aomine le dio miedo el comportamiento tan extraño de su novio; por supuesto que la idea de que el pelirrojo le demostrara cuánto le encantaba de todas las formas no era nada mala… pero no se imaginaba nada con ese chico tan extraño y para nada su tipo.

—¡¡Vete a la mierda, idiota!! —Gritó, tratando de zafarse de las garras del pelirrojo, ante un Kuroko y un Mayuzumi que ya se encontraban sobre el piso, riendo y agarrándose el estómago, pues no podían soportar tanta risa.

 

~*~

Después de que los cuatro chicos terminaran de comer -por fin- Mayuzumi sirvió el postre, que era el pastel que habían llevado para la ocasión.

—Prometan que jamás hablarán de esto. —Pidió el moreno, llevando un pequeño bocado del postre a su boca.

—Es sumamente vergonzoso, no te preocupes, Aomine. Lo mantendremos en secreto. — Fue la respuesta de Chihiro.

—Pero sabes… resultó muy romántico que Kagami se enamorara de ti, aunque su tarjeta de memoria no fuera leída… fue muy lindo. — Kuroko fue el siguiente en hablar, notando la pequeña sonrisa que nació en los labios morenos.

Una sensación de confort llegó a Daiki, y es que su amigo peliceleste tenía toda la razón, se sentía tan feliz de saber que en cualquier situación Kagami seguía fijándose en él.
—¿Qué demonios fue todo eso que dije? ¿Me avergoncé a mí mismo, cierto, Daiki? —Preguntó el pelirrojo. Aomine por fin lo había arreglado, pero no había almacenado aquellas memorias de lo que había pasado.

—Uh…  sólo… jamás lo vuelvas a mencionar. —El peliazul no podía evitar sentir aún ese sonrojo que el tonto comportamiento de su novio había causado.

 

Un silencio incómodo surgió entre los cuatro… Kagami no sabía qué había hecho o por qué su novio estaba tan extraño, y no sabía tampoco por qué los otros dos chicos trataban de aguantar la risa.

—Bueno, yo no podía evitar la oportunidad… —Mencionó Kuroko, dejado su comentario al aire y buscando algo en el bolsillo de su celular. —… de grabar el momento.

Todos mostraron un rostro de sorpresa, pero el de Aomine era más de terror.

—“Me muero tanto de amor por ti que van a faltar ataúdes para enterrar tanta muerte.”

 

Ante el sonido dela voz de Kagami, el chico peliceleste y el peligris empezaron a reír de nuevo y Aomine tuvo que ocultar su rostro sonrojado detrás de sus manos. De verdad que aquello había sido demasiado vergonzoso.

—¡¡¡¿¿¿¿¿Qué demonios le hiciste a mi sistema, Aomine Daiki?????!!!! —Gritó un furioso Kagami, al saber que se estaban burlando de él gracias a un error del moreno.

 

 

 

Notas finales:

No lo mencioné en las notas iniciales para no dar spoilers sobre este escrito, pero esto nació debido a ESTA publicación en facebook. 
No pude evitar escribir ante la idea y dije... "por qué no? xD"

Y ya, nació esto...

Gracias por leer y gracias por sus comentarios, los hamo a todos por leer semejante cosa tan improvisada y fea xD <3


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