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Kyūbi no kitsune por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola queridos lectores. He venido con un oneshot que deseaba hacer desde hace días atrás, lo empecé hace poco y hoy pude terminarlo. Esta idea quería hacerla sí o sí, antes de olvidarla, debido a que es un oneshot tuve que acortar escenas y detalles que me hubiera gustado poner pero hubiera tardado más en subir.

Espero les guste. Pasen un grato momento. Es posible que haga un extra.

(Personajes de Masashi)

 

Nuestra historia se origina en el período Edo, también conocido como período Tokugawa, en un pueblo que era protegido por Kyūbi no kitsune (el zorro de nueve colas) su apariencia era humana pero poseía orejas y cola de zorro de pelaje color dorado. Era un kitsune adulto muy poderoso, tenía más de mil años de edad y el número de colas era la mayor prueba, pero debido a la incomodidad al caminar con sus ropajes, dejaba a la vista solo una.

Su nombre era Naruto, uno de los últimos kitsunes vistos en Japón. Llevaba mucho tiempo conviviendo con humanos y protegiendo los bosques. Era bondadoso como peligroso. Sus poderes iban más allá de lo imaginable y prefería trabajar solo, por lo que no contaba con sirvientes como sus compañeros. Vivía en un templo y solían visitarlo a menudo pidiendo su protección y orando en el pequeño santuario por problemas de salud, cosechas o sus seres queridos. Los campesinos lo adoraban y lo respetaban, los niños buscaban jugar con él y el zorro les acompañaba de regreso a casa antes del anochecer.

Constantemente en las noches frías cuando la luz de la luna no caía, los espíritus malignos buscaban hacer de las suyas, poseer, matar o devorar a los seres humanos. Naruto no dormía demasiado y estaba siempre a la espera de un demonio, para atacarlo, sin embargo, una noche se descuidó y el costo fue enorme.

—Desgraciado…-se arrastró por el suelo hasta llegar a los escalones que conectaban con el santuario. Su cuerpo estaba entumecido, totalmente débil al corroborar el robo de la hermosa joya.

—Ven por ella, estúpido zorro.

La voz grave y siniestra, largó una carcajada burlándose de su miseria. Divirtiéndose al ver al gran protector de la escoria humana, tirado en el suelo y respirando agitadamente. La sombra negra desapareció entre los árboles y luego, todo fue silencio.

La Hoshi no tama (esfera de estrellas) era un artículo con un poder inmenso capaz de proteger el pueblo despejando entes demoniacos por ende, compartía un estrecho vínculo con su portador, Naruto. Por lo que las consecuencias de haberle arrebatado la perla recaía en él debilitándolo, dejando desprotegido y propenso a los ciudadanos.

—Maldición-masculló, sus ojos comenzaron a entrecerrarse y finalmente cayó inconsciente frente al santuario en la fría noche sin luna.

Al día siguiente a primeras horas de la mañana, el kitsune fue encontrado en el mismo sitio con la temperatura extremadamente alta y jadeando, por los pobladores que habían ido por rezos.

—¡Llamen al capitán, urgente!

—Creo haberlo visto inspeccionando la zona de comercio.

—¡Yo iré!

Entre dos hombres, Naruto fue llevado dentro del templo y recostado en su lecho delicadamente. Una mujer se tomó el atrevimiento de mojar paños húmedos y pasarlo por su frente, pero su estado de salud parecía agravarse con cada minuto transcurrido. Su cabeza dolía horrores, todo le daba vueltas, sus sentidos estaban demasiado despiertos en ese momento por lo que se sentía vulnerable.

—¿Qué ha ocurrido para que me griten desde el mercado?-frunció el seño, notablemente molesto.

El blondo observó sin mover un músculo al capitán del Shinsengumi, Sasuke Uchiha, un hombre realmente atractivo para cualquier mujer con sus recientes veintiocho años de edad. Su ropa consistía en un haori, una especie de chaqueta de color azul oscuro que los caracterizaba como equipo, debajo de ella un kimono negro atado con un cordón blanco que cruzaba sobre el pecho y se ataba en la parte posterior. Cada prenda tenía una función importante a la hora de pelear, principalmente el pequeño cordón que evitaba que las mangas no interfirieran con los movimientos de los brazos al usar la katana (espada). Las mangas del kimono estaban adornadas por rayas blancas haciéndolo distintivo en el grupo como su superior. Sasuke era un hombre de pocas palabras con un temperamento fuerte si se le molestaba, había aprendido toda clase de técnicas en el dojo a manos de sus colegas mayores y su propio padre. Su recompensa, fue recibir la mejor de las katanas, “Kusanagi”, una espada hecha de espíritus malignos y que no cualquiera podía manejar. Naturalmente, a base de esfuerzo y entrenamiento, Sasuke consiguió controlarla perfectamente.

—Naruto-sama, está…-habló un miembro de su equipo.

Sus ojos ónix enfocaron la figura recostada en el futón, y para sorpresa de muchos, Sasuke inclinó la cabeza a modo de respeto.

—¿Qué le ha ocurrido, Kyūbi no kitsune?

Naruto hizo el amague de levantarse, pero simplemente no lograba mover su cuerpo. Desistió. En su lugar, los azules ojos siguieron los negros como el mismo abismo acompañándolo sus labios.

—Recuperen la Hoshi no tama, Sasuke. ¿Sabes a lo que me refiero, verdad?

—¿La perla blanca del santuario?

—Esa misma. Debido a que la extrajeron de aquí, me he debilitado rápidamente. Cuando mi poder se agote, cualquier espíritu maligno entrará al pueblo e incluso, podrá asesinarme a mí-confesó.

—¡¿Qué?! ¿Tan grave es la situación?! ¡Maldita sea!-golpeó el borde de la puerta—Iré de inmediato con mi escuadrón. Recorreré hasta el último rincón de este sitio-le dio la espalda—Andando-habló a sus hombres.

—¡Sí, señor!

—Sa-Sasuke…-habló con dificultad. Iba volver a colapsar por la fiebre.

El azabache se detuvo abruptamente sin mirarlo.

—Si tardas demasiado en dar con ella… moriré-susurró. Sus ojos se cerraron volviendo a perder la conciencia y dejando a la mujer que lo acompañaba, y a Sasuke, perturbados.

—¿Qué dijo…?-miró al oficial.

—Cuidelo. Encontraré esa reliquia lo antes posible.

Dos de la mañana. La noche estaba fría y podías ver tu aliento al respirar. Sasuke y sus hombres llevaban recorriendo los bosques cercanos al templo del kitsune por demasiado tiempo, algunos ya perdían las esperanzas de encontrar aquella perla, pero el Uchiha sabía que la noche de madrugada era la hora favorita de cualquier espíritu maligno. Acompañados de pequeñas lamparitas de papel, inspeccionaban cada sector del enorme bosquejo.

—No se oyen ni los grillos…-respondió uno, nervioso.

—Un lugar verdaderamente aterrador, no hay sonidos de nada.

—Es definitivamente muy mala señal, capitán.

—Entonces está aquí, en algún lado ocultándose-desenvainó su katana y el resto le imitó.—Atentos.

El azabache tuvo un mal presentimiento. Sentía que alguien les observaba fijamente las espaldas, se sentía impotente. Estaba esperando el momento exacto para que bajaran la guardia.

—Las lámparas… se están apagando-habló asustado.

—Tranquilos, no se dejen influenciar, esa es su arma y los matará. Esta mirándonos.

¿Qué es lo que quiere un puñado de escorias como ustedes?

La voz se oyó lejana, pero estaba ahí. El grupo se juntó en un solo punto a oscuras, el viento soplaba las hojas secas de los árboles y ramas, confundía sus sentidos haciendo toda clase de ruidos. Era una voz grave y llena de odio.

—¡Sabes a lo que vinimos!-gritó el capitán—¡Devuelve lo que robaste a nuestro guardián!

Ja, ja, ja, ¿la perla? Oh, sí. Estoy seguro que está agonizando. Es tan maravilloso saber cuánto sufre ese maldito zorro… me pregunto cuánto tiempo podrá resistir sin esta joya. Y cuando el muera, el pueblo será el siguiente, me los comeré a todos. Niños, mujeres y hombres por igual.

—¡Desgraciado!-gritó furioso apretando los nudillos—¡Da la cara maldito cobarde! ¡Enfréntanos!

Te arrepentirás de ello, humano.

Era una sombra negra sin forma alguna, tenía ojos rojos que resplandecían en la oscuridad y era lo único que alertaba al Shinsengumi de su presencia.

—¡Ahh!

—¡¿Qué demonios?!

Dos de ellos fueron levantados por los aires y golpeados contra los troncos de un árbol. Sasuke tuvo apenas segundos para ver como sus hombres eran derrotados tan fácilmente. Eras escurridizas manos que los tomaban desprevenidamente de cualquier ángulo y los lanzaba contra lo más cercano que tuviera a la vista, debido a la escases de claridad lo hacía más dificultoso. En un abrir y cerrar de ojos, sus compañeros estaban tirados en el piso e inconscientes. El único de pie, era él.

—Maldita sea…-se puso en guardia.

Dije que te arrepentirías de buscarme. Cuando caigas, devoraré a tus amigos y verás con tus ojos como sufren, ja, ja, sin poder hacer nada para detenerme.

El ente oscuro se puso frente a frente, estiró lo que parecían brazos y lo tomó de los hombros, pero antes que lo lanzara por los aires, Sasuke usó la kusanagi y lo atravesó en su pecho.

—¡Aargg!-se apartó rápidamente del moreno.

Sasuke sonrió.

Esa katana no es ordinaria. ¿Cómo has podido causarme dolor…?

—Eres inteligente maldito demonio. ¿Creías que dejaría que una mierda como tú me pusiera un dedo encima desalmado?

¡Te mataré!

Su arma no solo hería físicamente a los espíritus, sino que anticipaba sus movimientos al empuñarla. Derecha. La empuñadura brilló y le anunció el próximo ataque. Esquivó el golpe que impactaría a su rostro y retrocedió tres pasos saltando y esquivando el golpe bajo sus piernas.

—No puedes herirme. Puedo ver todos tus movimientos. No te conviene tenerme de enemigo, regrésame la perla y te dejaré vivir.

¿Crees que con amenazarme todo se solucionará? Tu peor debilidad es confiar demasiado en una simple katana.

Sintió un fuerte jalón y fue tumbado al piso bruscamente. Su espada se alejó de su mano y quedó a unos pasos de su lado. Sus brazos fueron sujetados y oprimieron sus muñecas hasta marcarlas, los ojos rojos le miraron con arrogancia y deseo de comer. El azabache no podía creerlo, había sucedido tan rápido que no tuvo tiempo de pensar ni que le advirtiera su kusanagi.

—Si vas a matarme, hazlo antes que pueda hacerlo yo.

Ja, eso sería simple. Me gustaría verte sufrir antes, quiero que veas como mato a tus compañeros.

—Qué pena que no tengas más tiempo para eso, imbécil.

¿Ahh?

Sasuke miró incrédulo una mano con garras atravesar la sombra negra que estaba encima suyo. El agujero creado comenzó a brillar intensamente, signo de una herida grave, el espíritu fue arrojado lejos de Sasuke y el zorro con sus nueve colas en lo alto le observó con ojos rojos como la sangre mientras desaparecía.

Se suponía… que estabas… muriendo…

—Te confiaste demasiado. El único que podía recuperar tan valioso objeto, era yo.-la herida consumió todo el cuerpo hasta que este no dejó rastro alguno, en el suelo, la perla brillaba como una pequeña estrella iluminando un tercio del bosque.

Naruto miró a Sasuke ponerse de pie y a su grupo desparramados en el suelo. Suspiró. Tomó la perla con cuidado y la puso dentro de sus ropas, al tiempo, la luna hizo acto de presencia y el sonido de los insectos y animales nocturnos volvía a ocupar el ambiente.

—Esto es muy vergonzoso-agachó la cabeza—Lamento que hayas tenido que venir hasta aquí en tu estado… yo quería…

—¿Tus hombres están bien?-le interrumpió.

—¿Ah? Sí…-los miró—Solo desmayados.

—Me alegra. Yo…-sus ojos se entrecerraron, un sueño comenzaba a consumirlo. Se había sobre esforzado demasiado.

—¡NARUTO!

Sasuke lo tomó entre sus brazos antes que golpeara el suelo, el blondo sonrió y apoyó su cabeza contra el pecho del capitán.

—Es la primera vez… que me llamas por mi nombre, Sasuke.

Quedó inconsciente dejando al Uchiha con la cara sonrojada. Había sido un impulso del momento, pero era una falta de respeto haberle llamado tan familiarmente por su nombre. No podría perdonárselo. Unos quejidos comenzaron a llamar su atención, sus hombres recuperaban el sentido.

—¿Qué sucedió?

—Me duele todo el cuerpo…

—Ah, es la luna, la luna ha vuelto a salir.

—Es cierto. ¿Capitán?

—¿Ese es Naruto-sama?

Se levantaron y observaron a su superior en el suelo con el kitsune en brazos. Un tanto apenado por la escena, se levantó cargando al blondo contra su pecho y comenzó el recorrido hasta el templo.

—Él nos ayudó en el último momento, por eso se ha desmayado-explicó.

—No cabe duda que Naruto-sama es genial.

—¡El siempre estará con nosotros protegiéndonos!

—¿Tú crees?

—Desde luego, después de todo, Naruto-sama es inmortal.

—Inmortal… eh.-miró aquel hermoso rostro que parecía un ángel. Un ser como él estaba demasiado lejos de su alcance.

El canto de las aves en la mañana lograron despertarlo. Se sentía mucho mejor, sus fuerzas habían vuelto y cuando se levantó de la reconfortante cama, lo vio. Sonrió con ternura.

—¿Te has quedado toda la noche conmigo?

El otro se exaltó, estaba de espaldas mirando la entrada del templo. Repuso la compostura y volteó a mirarlo con toda la seriedad posible.

—Yo, creía que sería la mejor opción para que descansaras. Mucha gente ha venido a verte, pero les dije que volvieran más tarde ya que estabas durmiendo. Anoche nos salvaste, y es lo menos que puedo hacer por ti.

—Te lo agradezco, dormí muy bien. Creo que es la primera vez en miles de años que logro conciliar el sueño-rió—Ahora, yo debo continuar con mis tareas-hizo el amague de levantarse, pero Sasuke le detuvo tomándole de los hombros.

—Quédate un poco más recostado.

—Pero Sasuke, ya me siento mejor, no creo que deba…

—Kyūbi no kitsune, por favor, ruego que me haga caso. Es por su salud.

—Lo haré, pero solo con una condición-le miró.

—¿Cuál es?

—Que me llames por mi nombre.

Sasuke quedó perplejo.

—No, yo, no puedo. Usted es una divinidad, no podría-

—¡Sasuke!-gritó molesto. Le tomó el rostro entre sus cálidas manos—Dilo-ordenó—Di mi nombre, Sasuke.

—Na-

—Dilo-respondió ansioso.

—Naruto.

El zorro sonrió de alegría. Fue tanto su entusiasmo que se abalanzó sobre el oficial abrazándolo con fuerza, el corazón de Sasuke jamás había latido tanto como en ese instante.

—Señ-calló antes de completar la palabra y molestar al blondo—Naruto, estás muy cerca…

—¡Oh, cuanto me hace feliz oír mi nombre de tus labios, Sasuke!

—Espera-

—¡No voy a esperar más!

¿Qué estaba pasando? Naruto estaba extraño. Se detuvo abruptamente en un segundo, pero permaneció sobre él con la cara olisqueando su cuello.

—¿Sabes porque me descuide? ¿Sabes porque me robaron la perla?-su voz era seria, más de lo normal.

—No, no lo sé-contestó nervioso.

—Estaba distraído porque te miraba a ti.

El kitsune le observó con amor en todo su rostro. Sus ojos azules brillaban como dos piedras preciosas, Sasuke quedó embelesado con la imagen.

—Naruto, no sé qué decir…

—Fui un tonto, ¿verdad? Dejé de vigilar el santuario un segundo, porque no podía dejar de mirarte desde aquí, dejar de pensar en ti… Sasuke, me gustas mucho, tanto, tanto que ya no puedo esconderlo, te quiero como mi esposo. Quiero que seas mío.

 —Naruto, yo…

¿Por qué no decir sí? ¿Por qué no corresponder sus sentimientos? Si él estaba completamente enamorado del bello zorrito. ¿Por qué estaba dudando?

—Yo…

—No digas nada-sonrió con tristeza—Sasuke, te amo.

Besó sus labios suavemente hasta asimilar la situación. Sasuke puso la mente en blanco y terminó correspondiéndole gentilmente. No estaba seguro si luego se arrepentiría de lo que estaba a punto de pasar, pero no podía dejar de tocarlo y marcarlo.

—Sasuke… Sasuke…

En esa mañana, nadie más frecuentó el templo. Naruto puso un campo de fuerza que no podrían pasar los humanos, quería estar solo con Sasuke, compartir un momento juntos. Incluso si luego, él abandonaba su lecho en silencio y fingía que nada había ocurrido. Incluso si rompía su corazón en pedazos.

Ambos hicieron lo que habían deseado hace un tiempo. En esa pequeña habitación solo se escuchó jadeos y el nombre de la persona que amaban. Lágrimas escapaban de sus ojos sin poder contenerlas, mientras Sasuke continuaba llegando a lo más hondo de su ser. Estaba experimentando una unión que nunca hubiera imaginado tener con otra persona.

—Sasuke, más, Sasuke… Sasuke.

Se aferró a su desnuda espalda y las estocadas se hacían más profundas. La esponjosa cola descansaba a un lado, sus orejas caídas y las garras paseándose por la espalda de su amante sin poder soportar tanto placer otorgado. El azabache no decía nada, solo jadeaba, sin embargo, Naruto sabía que él sentía exactamente lo mismo que él. Que de alguna manera, sus sentimientos eran correspondidos. Que Sasuke lo amaba.

—¡Naruto!

Él acabó diciendo su nombre al final de un explosivo orgasmo. El kitsune gimió abrazándose a su amante y sintiendo la semilla caliente esparcirse en sus entrañas. Luego todo fue silencio, y el sueño lo consumió.

Un mes después.

El zorro miraba sentado en el hermoso jardín y bajo la luz soleada de aquel verano, a los niños jugar. Últimamente la paz estaba reinando y no había vuelto ninguna presencia maligna a perturbarlo. Las personas iban y venían, haciendo sus típicas tareas diarias.

—Oye, pequeño, espero vengas pronto. Quiero tenerte en mis brazos cuanto antes-habló con dulzura mientras acariciaba su abultado vientre.

—¡¿Naruto, que te he dicho?!-gritó molesto—¡Tienes que estar descansando!

El blondo frunció el seño. Su amigo, y guardián del otro templo vecino, era ahora su ayudante y el que se hacía cargo de alejar espíritus malignos. Sus dos hermanos ocupaban su lugar hasta entonces. Gaara era un tanuki de cabellos pelirrojos. Era una especie de mapache japonés con orejas color marrón oscuro y una cola anillada. Dejó la mercadería a un lado, que eran puros vegetales y ayudó al blondo a levantarse de la piedra.

—Vamos adentro-lo agarró de los hombros.

—Gaara, aún puedo caminar. No me trates como un inútil ttebayo.

—Ah, Dios, tú y tus estúpidas muletillas.

—Las digo desde que estoy embarazado dattebayo.

—¡Pues deja de decirlas, me ponen histérico!

—Siempre estás de mal humor…

Acostó a Naruto en el futón delicadamente. Este suspiró de aburrimiento mientras Gaara recogía los vegetales y los entraba adentro.

—Hoy haré sopa.

—Qué asco.

—Te aguantas, es por tu niño.

—¡A Menma no le gusta la sopa, es como yo ttebayo!

—¿Menma?-preguntó sorprendido.

—Así se llama mi cría, Gaara-sonrió.

El tanuki se puso a su lado junto a la cama.

—¿Cómo sabes que es un varón?

—Soy su madre, es obvio que lo sé-comentó con orgullo, tocó su vientre por sobre la tela del kimono naranja—Estoy hablándole todo el tiempo.

—Lo he notado, te escucho en las noches. Naruto, tienes que dormir lo necesario, no quedarte despierto todos los días.

—Lo sé dattebayo. Es que estoy… muy ansioso porque nazca.

—Eres igual que los humanos en ese aspecto.

—Tú también actuaras así, cuando tengas tus hijos, Gaara-rió con picardía.

—Me niego-respondió de mala gana—Odio los niños, odios los bebés, no paran de chillar, es insoportable.

—Ja, ja, es posible… pero es tan maravilloso tener uno. ¡Ah!-se exaltó.

—¡¿Qué sucede?!-preguntó preocupado por su reacción.

—Pateó-sollozó—Mi bebé, pateó, Gaara.

—Desgraciado, no me des eso sustos. Haré la comida…

La mayor parte del tiempo se mantenía recostado. Gaara atendía a los pobladores y bendecía sus hogares. Ponía un campo para proteger a Naruto y volvía lo antes posible, no le gustaba dejarlo solo por mucho tiempo. Los hijos de los kitsunes crecían de manera impresionante. Todo el pueblo estaba feliz por el nacimiento de un nuevo guardián. Menma heredaría los poderes tal como su madre y podría algún día, ocupar su lugar. Al ser primerizo estaba asustado, pero su hijo le calmaba siempre que se mostraba inseguro, le pateaba y hasta parecía oírlo hablar en su cabeza. La conexión que tenían era única. Naruto sabía que solo era cuestión de tiempo, su cría podría nacer en cualquier momento, pero había algo que no podría evitar al momento de dar a luz.

Esa noche se escabulló al jardín del templo mientras Gaara dormía plácidamente. Se sentó en una piedra junto a un pequeño charco de agua donde se reflejaba la enorme luna en todo su esplendor. Llevó la mano a su vientre y le dio suaves caricias.

—Menma… mi madre cuando nací, quedó inconsciente. Ella durmió un tiempo hasta que pude verla…-sollozó—Así que, bebé, es probable que pase lo mismo conmigo. Cuando apenas salgas de mí, yo caeré en un profundo sueño, no sé cuánto, es diferente para cada kitsune.-sintió pataditas en su estomago y sonrió—Sé que lo entiendes. No te dejaré solo, el tío Gaara te cuidará hasta que yo despierte. Y tu padre… tu padre también lo hará-soltó el llanto sin poder controlarlo—Papi volverá con nosotros, Menma, volverá y estaremos juntos… ya verás… ya verás…

Naruto no lo sabía, pero Gaara había escuchado todo. Bajó la mirada con dolor y volvió a recostarse escuchando el llanto del blondo por unas horas más.

Dos meses después.

Menma había elegido una noche templada para nacer.

—¡Aahh!

—Tranquilo, tranquilo, Naruto, yo estoy aquí. Relájate, lo haré rápido.

—Gaa-Gaara, en cuanto lo saques yo voy a-

—Lo sé-sonrió con tristeza—Lo escuché, Naruto. No te preocupes, lo cuidaré con mi vida hasta que abras los ojos.

Lágrimas de alivio se deslizaron por sus mejillas, su vientre dolía y resplandecía como si hubiera un pequeño sol dentro. Gaara miró a su amigo directo a los ojos, levantó la mano y la puso frente al vientre preparándose para sacarlo. La forma en que nacían los kitsunes no era muy agradable.

—¿Estás listo?

—Sí-sonrió, entre lágrimas—Cuídalo mucho, Gaara, cuida a mi hijo, por favor.

El tanuki sollozó de impotencia y asintió en silencio con un nudo en la garganta.

—Te estaremos esperando, amigo.

Su mano atravesó el vientre que brillaba, Naruto largo un alarido de dolor y Gaara sumergió su extremidad hasta dar con un pequeño bulto, metió la otra mano y tomó con extrema delicadeza al pequeño que no dudó en extraer. El cuerpo poco a poco se dejó al descubierto y el pequeño kitsune azabache comenzó a llorar.

—¡Buuuaaaaaaaa! ¡Buuuaaaaaaaaaa!

—Ssshh, tranquilo, tranquilo, Menma. Naruto es hermo-

Dejó de hablar en cuanto miró a su amigo. Estaba dormido. Su vientre dejó de brillar y la herida comenzó a cicatrizar en segundos, entre lágrimas tomó una manta y envolvió al pequeño para acercarlo a Naruto.

 —Menma, él es tu madre, Naruto…-sollozó.

El pequeño dejó de llorar y miró en silencio la figura de su madre. Gaara podía ver mucho de Naruto en él, el escaso cabello oscuro en su cabecita, sus esponjosas orejas, sus bigotes en las mejillas y una colita pequeña. Pero el negro predominante en él, era de su padre.

—¿Qué estará haciendo Sasuke?

El tiempo transcurre con o sin prisa. Menma, tenía dos meses de nacido y tenía la apariencia de un niño de cinco años. Gaara no dejaba de asombrarse ante lo rápido que crecía, y lamentaba en el alma que Naruto no pudiera verlo adaptarse.

Su amigo descansaba en un santuario especialmente construido por él, en lo profundo del bosque. Su presencia ahuyentaba a miles de criaturas y mantenía protegido el pueblo. Menma visitaba a su madre todos los días y ya sabía manejarse solo hasta ahí.

—¡Mira tío, ya puedo hacer el kitsune-bi como mami!

Le mostró las llamas violetas en ambas palmas de la mano, una de las técnicas que tenían los kitsunes para eliminar demonios. El tanuki sonrió con nostalgia, las llamas de Naruto eran rojas, y había aprendido de pequeño tal como Menma.

—Eres igual de listo como él-le sacudió los revueltos cabellos azabaches.

—¡Tío, duele, me aplastas las orejas!

—Ups. Lo siento-la apartó—Sigue practicando.

—¿Puedo mostrarles a mis amigos?

—No, Menma, no creo que sea una buena idea. Esa llama puede lastimar a los humanos como a los seres malignos.

El kitsune agachó las orejitas deprimido. Era difícil tener amigos humanos, Gaara lo sabía mejor que nadie. Algunos niños le habían arrojado piedras una tarde que no estaba en el templo, Menma lucia sucio con heridas en brazos, piernas y cara. Discutió con los padres de los niños y les prohibió el paso por el templo. Se suponía que debía proteger a Menma, no podría mirar a los ojos a Naruto si algo llegase a ocurrirle al pequeño.

—Lo siento-se disculpó.

—Está bien, tío, yo sé que soy diferente-sonrió, una sonrisa falsa que Gaara podía interpretar—¿Cuando despertará mi mamá? Lo extraño-sollozó—Lo extraño mucho-fue a los brazos del pelirrojo quien correspondió el acto con ternura.

—Yo también lo extraño. No es lo mismo sin él-murmuró—Estoy seguro que pronto despertará y llorará como una niña cuando te conozca-rió.

—Yo sé cómo suena la voz de mi mamá. Cuando estaba en su pancita, podía escucharlo llorar…

Gaara abrió los ojos desmesuradamente.

—Mamí lloraba mucho, porque papi nos dejó-Menma continuó llorando—Papi no me quería, por eso dejó a mami solo.

—Tu imaginación es fascinante, pero no para estas cosas-desarmó el abrazo y se inclinó a la altura del kitsune para tomarlo de sus pequeños hombros.

—Tu padre no podía quedarse, él tenía una misión muy importante. Su trabajo es proteger a las personas, él es muy poderoso, muy fuerte, mucha gente confía en sus habilidades por eso tuvo que irse.

—¿Para ayudar a la gente?

Gaara asintió.

—Exacto. Tu madre lo sabía y lo dejó ir. Cuando tu padre te conozca, te amará mucho.

—¿Tú, crees, tío?

—Es imposible no quererte-sonrió.

—Ojalá venga pronto y así estamos todos juntos.

—Ojalá…-miró el infinito cielo, deseando lo imposible. La verdad es que no sabía nada de Sasuke, era como si la tierra se lo hubiera tragado. En el peor de los casos, podría haber sido asesinado por un demonio a un bandido cualquiera.—Yo y mis malditos pensamientos-susurró molesto consigo mismo.

 —¿Tío Gaara?

—No pasa nada. Ve a jugar-sonrió—Empezaré a hacer la cena.

El zorrito negro estaba encantado hasta con el más pequeño detalle a su alrededor. Amaba la naturaleza y se conectaba contantemente con las plantas, llegaba hasta conversar con ellas ante lo cual los niños humanos lo consideraban un lunático y rarito. Menma vestía una yukata azul haciendo juego con sus ojos y unas sandalias de medera. Su cabello crecía todos los días y Gaara se lo cortaba todo el tiempo para evitar que se burlaran de él, dejando un corte como el de su madre.

Caminaba de un lado a otro con la pequeña llama en la palma de su mano tratando de mantenerla encendida a costa del soplo del viento.

—Eso se ve bastante peligroso.

Se detuvo abruptamente ante el hombre extraño caminando hacia su dirección, debido a su distracción la pequeña llama se apagó en un segundo.

—¿Quiere… ver al tío Gaara, señor?-preguntó tímido.

—¿Gaara? ¿Hablas del tanuki del pueblo de la arena? ¿Qué hace tan lejos de su templo?

—El tío Gaara me cuida desde que mami está dormido.

—¿Eh? ¿De qué hablas? Eres un kitsune, ¿verdad? Pensé que Naruto era el único que quedaba.

—¿Conoce a mi mami, señor?-preguntó entusiasmado.

—Ma-Mami… ¿Qué quieres decir…?

—¡Menma, ven a comer!-Gaara salió para llamarlo pero…

Al ver a ese hombre junto al pequeño se puso pálido.

—¡Mi mami Naruto! Mami duerme desde que yo nací, señor.

Sasuke sintió un horrible mareo que estuvo a punto de conducirlo al piso, se mantuvo cuerdo y sus ojos se enfocaron en el pelirrojo que estaba sin habla.

—¿Señor… está bien?

La voz del niño no llegaba a sus oídos. No había, no, no encontraba forma de resolver lo que estaba pasando. No armaba en su cabeza ese rompecabezas tan destruido.

—¿Qué le pasó a Naruto?

Gaara se mostró frio como era habitualmente ante los demás a excepción de Menma. Avanzó pesadamente, y se puso al lado del kitsune, su voz no debía flaquear, no dejar dudas, decir toda la verdad por más ilógica que resultara.

—El cayó dormido en un sueño profundo hace dos meses, al dar a luz a Menma-miró al pequeño que miraba con curiosidad a los adultos.

—¿Dar a luz…?-Sasuke observó al pequeño, y estaba peor que antes, su mente no lograba asimilar nada—Pero ese niño tiene como cinco años, es imposible que-

—¡Menma es un kitsune, los kitsunes se desarrollan rápido!-levantó la voz—Naruto es su madre, ¿sabes quién es su padre, Sasuke…?

 “Sasuke, te amo”

“No te vayas, no me dejes, Sasuke”

“Sasuke”

“Incluso si te arrepientes, yo no, yo no lo hago Sasuke. Estoy contento de haberme entregado a ti, te amo demasiado”

—¡Oh, Dios!

Gaara observó a Sasuke arrodillarse en el piso, el hombre que tenía orgullo y había dejado todo para cumplir con su trabajo. Ese hombre, lloraba, lloraba gimiendo el nombre del rubio. De su amigo.

—Veo que ya lo sabes… él nunca dejó de amarte. Y siguió esperándote estos cuatro meses de ausencia.

—Naruto… Mi Naruto… Dios… ¿Qué he hecho?-se cubrió el rostro lloroso—¿Qué he hecho…? ¿Por qué no me lo dijo…?

—Quien sabe.

Menma no entendía nada. ¿Por qué lloraba ese señor mientras mencionaba el nombre de su madre?

—¿Le duele algo?-le miró.

Sasuke dejó al descubierto su cara con lágrimas bajar por sus mejillas, observó detenidamente al pequeño, era suyo. ¿Cómo no lo había notado? Ese cabello, y hasta en sus gestos le recordaba a él de niño.

—Menma, yo conocí a tu mami-sonrió.

—¿De verdad?

Gaara guardó distancia. Era momento de dejarlos solos, padre e hijo debían hablar largo y tendido.

—Yo amo a tu madre. Es solo que… no pensé que podríamos estar juntos. Soy humano después de todo. Creí que lo mejor… era apartarme de él, pero me equivoque… lo necesite tanto a mi lado…

—No llore-puso su pequeña mano en su rostro quitando sus lágrimas—Mami también lloraba y me ponía triste.

Sasuke tomó su mano entre la suya dándole un beso, a continuación, lo jaló a su cuerpo y le dio un enorme abrazo. Menma se desconcertó, ese hombre lloraba en su hombro y lo aprisionaba gentilmente.

—¿Señor…?

—Dime, papi-sollozó.

Los ojos del menor se abrieron enormemente. Su pequeño corazón se puso inquieto y comenzó a descontrolarse más y más. Sus orejas se levantaron y comenzó a mover la larga cola azabache de un lado a otro.

Y lloró.

Comenzó a llorar como lo hacían todos los niños.

—¡¡¿Eres mi papi?!! ¡¿Lo eres?!

Sasuke afianzó más su unión y envolvió el cuerpo que no paraba de temblar.

—Lo soy.

—¡Papi! ¡PAPI! ¡PAPI! ¿Por qué no venias? ¿Por qué tardaste tanto en venir con nosotros? ¿No me querías?

—Hijo, yo no sabía nada  de ti, de haberlo hecho… hubiera venido mucho antes, no, de haberme quedado cuando tu madre me lo pidió… si yo, me hubiera quedado… lo siento, lo siento mucho, Menma. Soy un imbécil. Un verdadero imbécil. Te amo. Te amo a ti y a Naruto, no lo dudes, no volveré a dejarlos.

—¡¿Lo prometes?!-preguntó llorando.

—Lo prometo-sollozó.

Gaara miró conmocionado la escena y no pudo evitar derramar un par de lágrimas. Lloraban hasta desahogarse y no se separaban por nada. Luego miró a su lado el verde claro, allí al fondo estaba él. Durmiendo angelicalmente.

Naruto… despierta pronto.

 


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