Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Conociendo a Daiki por Lauui

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Dedicado especialmente al grupo AoKaga 5x10 (AomineXKagami)

para conmemorar el último día del Hikari Month~

y el cumpleaños de nuestro sexy~ Ahomine~

Notas del capitulo:

Declaimer: los personajes aqui mensionados pertenecen a Tadatoshi Fujimaki

  

Desde el momento en que conoció al moreno, Kagami Taiga se había dado cuenta de dos cosas: era indiscutible que Aomine Daiki era la persona más arrogante qué había conocido en su vida, y mira que había chocado con muchos tipos creídos en Estados Unidos; y la otra era, que contrariando la primera característica, el sujeto era sumamente demostrativo.


Bien, no estaba seguro de ello, dado que Kuroko no hablaba de la Generación de los milagros a menos que estén por encontrarse en un partido, y con Aomine no había sido la excepción, no dijo más que sobre el gran ego qué este poseía, y que según él, el único qué podría vencerle,  no era más que su propia persona. ¡Ja! ¿Y su nieve de qué sabor? El sin duda alguna le demostraría lo contrario.


Por otro lado, el mismo Aomine lo había buscado a él, su primer encuentro no fue casual, y aunque aquello no había sido más qué una prueba hacia la nueva luz de Kuroko, el se había divertido a lo grande, con todo y el dolor que cargaba en sus piernas por aquellos tiempos.


Esperó el día del partido entre Seirin y Töö como nunca esperó ningún otro.


Todo para que el moreno lo considerará lo suficientemente bueno como para llegar hasta la segunda mitad del partido.


Aún con eso, Seirin había perdido aplastantemente...


Pero el saludo por parte de Aomine aquel día no iba, ¿Desde cuándo abrazas a tus contrincantes? ¿Acaso se estaba burlando de él? bueno, no había que preguntar para saber sobre ello, sinceramente e incluso cómo burla no era común mirar a un jugador hacerlo.


Y por cada una de las acciones del peli azul, era que Kagami no entendía nada, es decir, lo poco que había escuchado de parte de su sombra no era un error,  pero había ciertas cosas que no cuadraban, y esas cosas le impedían terminar de odiar al as de la Generación Milagrosa, si, lo tenía en concepto de rival, pero a la vez tenía aquel sentimiento de admiración, y aquello únicamente conllevaba a querer jugar con él: porque era fuerte, porque era un reto, y porque era divertido.


Era como si aparte de querer ganarle, ¿quisiera ser su amigo?


...


Imposible, con aquellos aires de grandeza no podría soportarlo.


Entonces, ¿porque aquella cuestión seguía rondando por su cabeza?

 

 

Había pasado un tiempo desde que se dio el aquel partido contra Töö, y todos estaban completamente enfocados en el entrenamiento para llegar con todo a la Winter Cup.


Sin embargo Kagami Taiga tenía otros asuntos en su cabeza, ya que aparte de volverse más fuerte tenía que convencerse a sí mismo de que cierta persona, en lugar de "todo perfección" era todo lo contrario.


Aquel día el entrenamiento terminó temprano, por lo cual decidió dirigirse a su lugar favorito aparte de alguna cancha de básquet: el Magi Burguer.


Caminaba lentamente sumido en su mente como ya hacia un tiempo sin poder evitarlo, cuando de la nada, visualizo a unos cuantos metros aquella cabellera verde inconfundible.


¡Midorima! qué suerte, sería bueno tener una opinión diferente de Aomine, era un genio, así de una vez por todas dejarían de considerar como una posible buena persona a aquel tipo sin modales de una vez por todas.


Antes de que el Tsundere de Midorima se pasase de largo como seguramente planeaba hacer Kagami se colocó frente a él impidiéndole el paso.


—Yo, Midorima —saludo intentando sonar amistoso.


—Estas en mi camino, ¿Qué es lo que quieres?


—¿Por qué supones que quiero algo? solo saludaba...


—Bien, si únicamente era eso, entonces con permiso — mencionó mientras esquivaba a Kagami para seguir con su camino.


—¡Espera!


—¿Es que cambiaste de opinión?


—Solo quería saber... —pensó por un instante, ¿cómo podría obtener la respuesta que quería sin sonar con demasiado interés? —...¿cuál es tu opinión sobre el resto de la Generación de los Milagros?


—¿Mi opinión sobre el resto?... —se tomó el también un momento para pensarlo —cada uno de ellos me da completamente igual —dijo cómo sí nada, Kagami bufo con decepción disimulada –en cuanto a Aomine...— cuando se escuchó aquello, pudo notarse inmediatamente como la postura del pelirrojo cambiaba a una tensa —... creo qué Kuroko debió decirte todo lo necesario.


—Pero que...— ¿que había sido aquello?  Había sido leído, y aún así no obtuvo nada por parte del más alto —¿por qué crees que me importaría específicamente saber más sobre ese idiota? —se defendió intentando parecer ofendido y molesto, algo de su orgullo podría salvar, ¿no?


—Lo supuse dado que Seirin hace poco acaba de perder contra el—respondió Midorima acomodándose sus anteojos con aquella seguridad característica en el.


—Pues no has acertado en absoluto... —nunca lo aceptaría en voz alta, y sabía que incluso si terminaba cediendo, el peli verde no diría nada respecto a lo que quería saber.

 

 

Fue una estúpida pérdida de tiempo intentar razonar con Midorima y aparte se puso en evidencia frente a él: fue una mala idea por su parte, pero no cometería nuevamente el mismo error, esta vez iría a la segura, Kise hablaba hasta por los codos, seguro entablando una charla casual con él algo se le salía de su ex compañero de equipo, con suerte solo habría que presionar un poco para que la conversación valla por el rumbo indicado y tendría su respuesta deseada.


Definitivamente era un genio.


Caminó decidido a Kaijo, con suerte los miembros del club de básquet aun se encuentren en su entrenamiento diario, no tenía tanta prisa en todo aquello pero ¿por qué dejar pará mañana lo que puedes hacer hoy?


Sabía dónde se encontraba el gimnasio gracias al entrenamiento de práctica qué habían tenido por lo cual llegó fácilmente.


Se encaminó a la entrada, supo que aún se encontraban dado que desde lejos se podía escuchar el constante ruido de los balones botando y el rechinar de las zapatillas deportivas.


Entró como si en su propio gimnasio se encontrará ya que nadie estaba cerca de la entrada para pedir llamarán al rubio.


Busco con la mirada hasta dar con Kise quien practicaba tiros en esos momentos.


No sabía si acercarse directamente estaba bien, así que optó por ir hacia algunos miembros del club que se encontraban sentados en la banca.


—Estoy buscando a Kise Ryota... —dijo de la nada a lo que aquellos chicos dieron un salto del susto, Kagami se pregunto si pasar tanto rato con Kuroko le estaba pegando sus peculiares habilidades de pasar desapercibido, supo que no cuando escucho una alegre voz llamarle desde atrás.


–¡Kagamicchi! –Se acercó Kise apresurado, seguro era una sorpresa verlo por ahí.


–Yo, Kise.


–¿Mh? ¿dónde está Kurokocchi? –buscó con la mirada por los alrededores e incluso le rodeo como si el anterior pudiera estar escondido tras él.


–Ah... no, vine solo –en la cara del rubio pudo notarse claramente la decepción que aquellas palabras le causaron, pero él tenía un objetivo, y la intención de alegrar a alguien con su visita estaba fuera de discusión –la verdad es que quiero preguntarte algo, ¿estás ocupado después de esto?


–No, está bien, solo espérame un momento: iré a cambiarme.


–Bien.

 

 

Unos minutos más tarde un rubio y un pelirrojo se encontraban caminando por la calle, a decir verdad Kagami no tenía nada que ver con la Generación de los milagros por lo cual no podía haber demasiado conversación dada la falta de confianza. Sin embargo, como él lo predijo Kise no había cerrado la boca ni un segundo en el transcurso del camino, pero no había hablado más que de Kuroko... Al parecer dado que siempre estaban juntos y en aquella ocasión había ido solo, creyó qué quería preguntar sobre él, pero era ilógico, sabía todo lo que había que saber sobre aquel chico, después de todo estaban en el mismo equipo, incluso hasta compartían la misma clase. Kise, ¿por qué diablos no era tan audaz como Midorima?


–Ah sí, sus pases son increíbles –contestó por quinta vez ya agotado de aquella conversación.


–Pero... aunque me cueste admitirlo era mucho más increíble cuando jugaba con Aominecchi...


Sin proponérselo su espalda nuevamente se tenso al escuchar aquel nombre, quizá porque era lo que estaba esperando y en algún momento perdió la esperanza de obtenerlo, pero había llegado la hora, escuchar todo el rato a Kise al fin daría sus frutos.


–...lo siento, no debes querer escuchar sobre Aominecchi con lo de su último partido –se disculpó Kise exageradamente uniendo sus manos e incluso inclinándose un poco.


–¡NO! –¿qué pasaba con su suerte?  el rubio lo hacía a propósito ¿verdad? –No hay problema, por favor continúa –si sonaba desesperado ya no le importaba, pero ni aquello era captado por su acompañante.


–No es nada importante –y como por arte de magia el modelo dejo de hablar.


Kagami respiró profundo y lo pensó por un momento –sobre la pregunta que quería hacerte... –al diablo, no había gastado su tiempo y paciencia para al final quedarse con nada –Aomine, como e...


–¡KISEEE! –Antes de siquiera formular la pregunta, pudo notar como el rubio a su lado era lanzada por una patada que llegó desde detrás de ellos, en efecto era Kasamatsu –que mierda te crees para dejar la práctica cuando más te place –las patadas continuaban con el mencionado hecho bolita y casi suplicando por su vida.


–Sempai, lo siento, no podía hacer esperar a Kagamicchi...


–¡Y una mierda! tú no puedes ir y dejar el entrenamiento a tu antojo –concluyó el pelinegro llevándose de vuelta a Kise ignorándolo olímpicamente.


Por su parte, Kagami dio por concluido su segundo intento para obtener información sobre Aomine y continuó su camino más exhausto que nunca.


Con Kise tampoco había obtenido nada... tan sólo esperaba que el rubio no haya escuchado nada de su estúpida pregunta tampoco.

 

 

Al llegar a su departamento camino directo al baño, estaba tan tenso que una buena ducha le caería de maravilla.


Ciertamente hablar con aquél par de la Generación de los milagros había sido regarla bien y bonito, la sensación incómoda en su estómago se lo gritaba.


Aun así necesitaba la información, y a pesar de todo se estaba pensando muy seriamente el intentarlo de nuevo con ellos, aunque haciendo eso sería como cavar su tumba ¿quien le aseguraba que no harían llegar el tema de su repentino interés al principal involucrado? después de todo habían sido compañeros en el mismo equipo por tres años.


Ésa noche no pudo dormir como si a la mañana siguiente le esperará el partido más importante de su vida, y eso se notaba tan solo verlo ya que no faltó quien le preguntará por su estado.


A ese paso iba a volverse loco, en definitiva tenía que dejar el asunto de lado: Aomine era presuntuoso, arrogante e impredecible tanto como sus increíbles tiros y forma de juego, ¿para qué quería más? únicamente había que ganarle y punto.


Ya con las ideas claras salió del colegio con la intención de dormir lo que su dilema no le había permitido a la noche.


Más una silueta conocida esperando a unos pasos del lugar captó su atención, era Momoi, la manager de Töö que gustaba de Kuroko. Según tenía entendido era amiga de Aomine desde la infancia, ella debía saber todo en relación al moreno...


Frunció los labios ante la idea, era una mala idea... en realidad era una maravillosa idea muy arriesgada, pero el que no arriesga no gana, y de eso a morir con la espinita clavada en el fondo de sí, pues un intento más no haría daño.


Se acercó a la muchacha aun sabiendo que no era a él a quien esperaba.


–Kagami-kun, hola –fue lo que dijo la chica al sentirlo frente a ella –¿no estás con Tetsu-kun?


–Eh no, terminé antes –luego de mirar las ojeras y el desánimo del pelirrojo la entrenadora lo mando a descansar un poco antes preocupada por la salud del mismo – este... ¿puedo preguntarte algo... sobre... Aomine? –el nerviosismo lo invadió y pudo notarse levemente en su voz.


–Sobre Dai... quiero decir... ¿Aomine-kun? ¿qué es?


Y fue ahí cuando cayó en cuenta de que no tenía planteado el cómo hacer la pregunta, es decir... "me parece que Aomine es una buena persona en el fondo ¿es así?" sintió vergüenza de sí mismo tan solo pensarlo.


Había sido un idiota por acercarse sin alguna especie de plan.


–Bueno... la verdad yo... –su cabeza no daba para más, miró a su alrededor buscando que decir, pero estaba en blanco –he notado... –y la mirada entre curiosa y sorprendida que tenía clavada sobre el no ayudaba en lo absoluto –... Olvídalo.


Era el imbécil más imbécil de la historia, y para colmo cobarde maldita sea, se giró enojado con sigo mismo farfullando malas palabras en inglés y se alejó sin más.

 

 

 

El entrenamiento continuó para él tratando de dejar de lado el asunto de Aomine, sin embargo tenerlo invadiendo sus pensamientos a cada momento le estaba irritando.


Necesitaba su encuentro ya mismo, no soportaba la insistente obsesión que había creado y crecido a tal punto.


Y cómo si no estuviera plantado permanentemente en su cabeza, apareció frente a él.


Podía ser un complot de la vida que la semifinal de la Inter Hight se diera casualmente cerca de su campamento y que todos decidieran ir sin protesta alguna.


No era como si no quisiera ver realmente ése encuentro, pero vamos, acaba de plantearse que se estaba obsesionado. Bien, gracias a eso daba todo de sí en los entrenamientos y sin duda estaba mejorando... un poco, pero era intrigante la manera en que su cerebro estaba maquinando por su cuenta.

 


Observó atentamente el partido que frente a él se estaba desarrollando.


Kise era increíble por lograr mantener a raya al moreno de la manera en que lo estaba haciendo, y sintió envidia.


Porque al parecer valía mucho más la pena que el mismo. Había sido subestimando desde el principio por aquél a quien él estúpidamente había hecho un altar.


Era por completo un idiota. Porque a pesar de todo el deseo de lograr pintar aquélla expresión en rostro ajeno por su cuenta sé instaló en su interior.


"Maldito Ahomine, te ganare y me devolverás el favor con cada uno de estos pensamientos de vuelta hacia mí" pensó con el ceño fruncido y empuñando las manos con fuerza,  pero sin perder de vista un solo movimiento en aquélla cancha.

 

 

El tiempo pasó, tan lentamente que el tener a su tan deseado contrincante frente a él finalmente le provocaba que ésa gran sonrisa en su rostro no pudiera desaparecer ni aunque deseará lanzar un par de desafíos de lo más agresivo posible.


No importaba, ya que Aomine estaba ahí. Desde el principio del juego, y le devolvía aquélla mirada retadora que el mismo portaba.


Durante todo el partido sintió ése cosquilleo dentro de sí.


Jugar contra el moreno era por completo excitante.


Era obvio hasta para el que aun no era capaz de vencer al contrario en un enfrentamiento individual, más rendirse estuvo fuera de discusión desde el principio.


"Kagami, eres el mejor" creyó escuchar aquellas palabras cuando casi el partido estaba finalizando; en el momento en el que de alguna manera logró entrar a la zona.


Miró desconfiado al dueño de aquélla voz, su sorpresa fue encontrarse con aquélla sonrisa dibujada en el rostro siempre malhumorado del peli azul.


Dudó por un momento sin dejar que aquello afectará en su juego.


"Si que eres bastante sincero, ¿eh?" pensó para sí mismo y su pulso se aceleró aun más.


Su lucha por la victoria fue intensa, apenas y logró continuar con aquél ritmo hasta el final, pero ganaron.


No estaba del todo conforme, aun debía mejorar para lograr hacerle frente por sí solo, pero dentro de lo que cabía estaba contento, porque no fue su imaginación ¿verdad? había disfrutado ése partido tanto como el ¿no? y sobre todo: había jugado con todas sus fuerzas, sin subestimarlo ni un poco.


–¿Por qué actúas como si fuera el fin? las cosas apenas empiezan, juguemos de nuevo: te enfrentare.


–Cállate Idiota –por un instante se encontró perdido en aquélla sonrisa que le estaba siendo dedicada solo a él. Fue feliz: ahí estaba su respuesta, y la encontró por sí mismo.

 

 

–Yo, Bakagami –sintió tensarse al escuchar aquélla voz por detrás seguida de un brazo que se acomodó como sí nada sobre sus hombros.


–¿Q-que haces aquí? –se alejó molesto fallando en su intento por zafarse, a lo que lanzó una mirada molesta al contrario.


–Escuché por ahí que alguien estaba interesado en mí, preguntando por aquí y por allá para obtener algo de información, ¿sabes de quien se puede tratar? –la sonrisa prepotente que se pinto en el moreno le hizo desviar la mirada.


Maldita sea su suerte, ¿quien le había dicho? ¡los iba a matar! –no es lo que crees, ni siquiera les pregunté nada.


–Hmm, entonces... –la mano ajena se posicionó sobre su cabeza al tiempo que acercaba el rostro a su oído –puedes preguntarme a mí, si quieres...


Sus ojos se abrieron con asombro y miró de reojo para encontrarse la expresión seria que Aomine había adquirido.


–...después de todo, también quiero saber más sobre ti.


–D-de que estás hablando, ¿eres idiota? –nunca antes había sentido tanta vergüenza ¿qué había sido eso? ¿se daba cuenta que aquello acababa de sonar como una confesión sumamente apasionada?


–Juguemos uno a uno, Bakagami.


–Tch, vas a volverme loco.


–Ya me traes loco~


–¡Imbécil! voy a limpiar el piso contigo, no tendré piedad de ti, ni la zona podría salvarte... –con paso rápido se adelantó con rumbo a la cancha más cercana, pues con aquello quedaba claro que había aceptado la invitación.


Su rostro ardía y podía sentir el insistente palpitar de su corazón golpeando en su pecho.


Quizá si era un Bakagami, de otra manera no podría explicar el sentimiento de felicidad que se instalo en él en aquellos momentos.


Porque… jugar con el Ahomine no era tan especial…


Porque claro, aquel sentimiento era porque iba a jugar nuevamente con Aomine… ¿¡verdad!?

 

 

Notas finales:

Gracias por leer~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).