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Beso robado por Keny-chan

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Notas del capitulo:

Algo cursi, muy rosa~ 

Beso robado

Keny-chan

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Aunque la pequeña escena no había durado más que unos escasos segundos, para él, que miraba de soslayo a su compañero, todo se movió en cámara lenta. Había estado escuchando parcialmente a la diminuta fan que le hablaba con un torpe japonés, no es que no quisiera prestarle atención, pero cierta persona de 1.68 atraía su mirada con tanta facilidad que… bueno, era irritante.

Shuu amaba convivir con las fans de la banda, eso no se ponía en duda, pero después de ver cómo una osada (desde su punto de vista) chica se ponía en puntas para alcanzar la mejilla de Satoshi con sus labios...

—   ¿Shuu?— susurró Nii a su lado— ¡Shuu!

No hizo caso hasta que una mano se hubo agitado de lado a lado frente a su cara. Parpadeó desorientado regresando a la realidad. ¿Qué había sido todo eso? Miró de nuevo a su vocalista y se dio cuenta que ya estaba compartiendo palabras con otra chica, sonriendo con amabilidad y aceptando tomarse una foto. Después reparó en la presencia de su mejor amigo que le veía extrañado con una de sus delgadas cejas arqueada.

—   ¿Estás bien?— preguntó cuando se dio cuenta que finalmente le escuchaba.

—   Sí, ¿por qué no habría de estarlo?— respondió rotundo, con un sabor amargo descendiendo por la garganta. Agitó la cabeza y suavizó su tono— Sí, Nii, perdona. ¿Por qué lo preguntas?— y se permitió sonreírle.

—   Oh, no lo sé. Quizá porque tu rostro transmutó al de un yakuza listo para la acción— dijo, con una pizca de sarcasmo y una de sorna.

—   No es verdad— replicó.

—   ¡Sí que lo es!— corroboró Ryo pasando por detrás de ellos y caminando hacia el vocalista.

Arrugó el entrecejo pero no dijo más. Podía que tuvieran razón. Respiró profundo y se recordó dónde estaban y cuál era el objetivo. Eso fue suficiente para despejar las ideas absurdas de su cabeza y enfocarse al ciento veinte por ciento en el concierto que estaban por dar. Se despidió del público con el que habían tenido oportunidad de compartir unos momentos, echó una última mirada a Satoshi y siguió a sus otros dos amigos hacia el cuarto de preparación. Era tiempo del show.

 

 

 

 

 

 

 

 

Las estrellas titilaban en el cielo nocturno, la noche era fresca y las calles estaban tranquilas. Se sorprendía de que, a pesar de estar prácticamente desechos después del concierto, encontraran la energía suficiente para recorrer el camino hasta el departamento del castaño, quien caminaba a su lado. Miró hacia abajo y sólo pudo ver el perfil de Satoshi. El vocalista parloteaba entusiasmado sobre todo lo que les había acontecido ese día y él escuchaba atento, distrayéndose tan sólo por breves instantes. Perdiéndose en la adorable curvatura de la nariz del más bajo, en los suaves pliegues que se formaban cuando reía y en el rubor de sus mejillas por culpa del frío decembrino. Era en momentos así, cuando lo contemplaba milimétricamente, que se daba cuenta de que, a pesar de todas las peleas que habían protagonizado, no había dejado de amarlo.

Y era porque no había amado a nadie como amaba a Satoshi. No creía poder hacerlo. Él era, también, el autor de sus preocupaciones y sus celos. Shuu lo admitía, sólo en sus pensamientos, pero lo hacía.

Así como admitía que se había puesto celoso cuando una de las mejillas que él adoraba había sido tocada por alguien ajeno. Se detuvo de pronto, pensando en ello de nuevo y mirando fijamente la espalda de Satoshi que se dio cuenta de su ausencia casi de inmediato. El castaño se dio la vuelta buscándolo y cuando lo vio, el bajista pudo percibir el alivio en sus ojos. Hizo un puchero y llegó hasta el más alto de tal manera que al estirar la mano sus dedos tocaran sin problema el pecho de Shuu.

—   ¿Shuu-chan?— musitó, exhalando un denso vaho. Hacía frío y deseaba llegar con urgencia a su departamento, poder beber algo caliente y ver películas de Disney con los brazos de ese malhumorado chico alrededor suyo hasta caer dormidos. Al no recibir respuesta, repitió: — Tierra llamando a Shuu-chan, ¿me copias?

En su campo de visión apareció el rostro de Satoshi, haciéndole muecas graciosas para que reaccionara. Sus blancos dedos se extendieron hasta él y halaron traviesos un mechón de su cabello, aquél rizo que al cantante le gustaba dar forma mientras lo creía dormido. Súbitamente se inclinó hacia adelante y tocó con sus labios la misma mejilla que había sido mancillada esa tarde.

La sorpresa del castaño fue evidente y antes de que pudiera preguntarle el motivo de semejante arrebato, usurpó de esa boca un nuevo beso, más duradero pero no menos cálido y revelador. Satoshi suspiró en medio del contacto ante una nueva ola de impresión pero no se apartó, estiró el cuello cuanto pudo para facilitarle la tarea al bajista, sosteniéndose inconscientemente de la chamarra que el otro vestía, haciéndole sonreír.

Shuu se alejó lentamente, alcanzando a rozar la punta de su nariz con la del vocalista.

—   Estás helado— dijo suavemente.

—   Sí, bueno, es diciembre, más de medianoche y estamos en mitad de una calle desierta, Shuu-san— respondió con diversión.

La curiosidad resplandecía en sus ojos pero por esa ocasión prefirió no preguntar. Era la primera vez que Shuu le robaba un beso y se sentía tranquilo ignorando el motivo, pues a su parecer eso le hacía un momento especial. Rió porque quiso hacerlo, estaba feliz. Feliz porque volvían a estar juntos. ¿Con quién más podría estar si no era con Shuu? Con nadie pues sólo lo amaba a él.

Jaló una vez más ese rizo rebelde que le gustaba y reanudaron su paseo, hombro con hombro. Satoshi estornudó y Shuu sin pensarlo se quitó su bufanda y la puso alrededor del cuello del castaño, quien le agradeció con una sonrisa apenada.

—   Siempre tan enfermizo— dijo con mofa.

—   Espero no contagiarte, porque quiero más de eso que me diste allá atrás— respondió él con picardía.

Shuu sólo atinó a desviar la mirada avergonzado, cubriendo torpemente la cabeza  del más bajo con la gorra de su abrigo. No le importaba enfermarse si eso implicaba poder besar a Satoshi hasta que alguno de los dos estuviera satisfecho. Lo cual, por supuesto, nunca pasaba. 

Notas finales:

¡Buenas madrugadas! Espero les haya gustado :3 Fue una idea que no pude dejar pasar y menos porque  es el primer atisbo de inspiración fluida que tengo en semanas. ¡Lamento si me quedaron un poquito fuera de personaje! 

Dedicado por completo a mis hermosas Brujitas, con todo mi amor. 

¡Mil besos y gracias por leer! *3*


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