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Recuerdos del corazón por Asahina Nanami

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Notas del capitulo:

Holaaa! Sé que pasó mucho tiempo y realmente lamento no haber podido actualizar antes. Espero lo disfruten. 

Gracias a mi hermosa novia que me tuvo toda la paciencia del mundo mientras escribía este capítulo. 

Disfruten. 

Esa misma noche la pelinegra sin poder dormir se encontraba paseando nuevamente por los alrededores del castillo, con la leve esperanza de poder encontrarse con aquel joven violinista William. Algo en aquel muchacho le resultaba familiar a pesar de haberlo conocido recientemente… no sabía qué o por qué, ya que ella nunca había estado en Shin Makoku antes.

Ese pensamiento la llevó a recordar  su vida anterior, su trabajo en la panadería, los rumores en la escuela sobre su persona, la soledad que sentía a diario, y las diferentes marcas en su cuerpo. Esas marcas que la hacían diferente, que la distinguían como una guerrera, una sobreviviente. Su vida nunca fue fácil y tampoco tenía muchos momentos felices. Se preguntó si Shinou la obligaría a volver a la Tierra una vez que ella cumpliera con su misión. Ojalá que no, este lugar le gustaba mucho más y la gente no la trataba diferente por ser ella misma. Eso era refrescante.

-         ¿Yuki?

La pelinegra detuvo su andar al escuchar su nombre, volteó para ver de quién se trataba y resultó ser nada más ni nada menos que aquel rubio con esmeraldas por  ojos, Wolfram.

-         Hola Wolfram. Lo siento, sé que no debería estar dando vueltas por el castillo pero no podía dormir.

-         No pasa nada, yo tampoco podía dormir así que decidí dar un paseo.  

-         Bueno, como ninguno de los dos puede dormir… ¿por qué no damos un paseo juntos?

-         Me encantaría. – Dijo el rubio con una sonrisa tranquila. –

Caminaron juntos charlando sobre lo pasado con el caballo de Yuuri aquella misma tarde, y Yuki no tuvo más opción que admitir que había sido todo un plan en complicidad con Cheri-sama y Conrad.

-         Aunque debo admitir que tu apoyo para deshacernos de esa arpía fue algo muy oportuno, gracias por eso.

-         Todo con tal de alejar a esa mujer de mi Yuuri. Aunque no sé si servirá de algo.

-         ¿Por qué?

-         Yuuri nunca me amó. Hoy en el comedor me dijo que nuestro compromiso fue un error desde el principio debido a su ignorancia sobre las costumbres de Shin Makoku. Esa mujer no me gusta para nada, pero si él la ama... no sé qué hacer honestamente. Lo amo, quiero que él me ame, me bese, que se case conmigo, pero no quiero que lo haga por obligación a un compromiso accidental y sea infeliz el resto de su vida. – El rubio se detuvo y se sentó en una de las bancas de piedra de la galería mientras dejaba que las lágrimas de frustración y tristeza corrieran por su rostro. – Mierda. Lo siento, no quería llorar.

La pelinegra se sentó junto al demonio de fuego y para sorpresa del mismo, la muchacha lo abrazó. 

-         No tienes por qué aguantar las lágrimas, desahógate. Puedes confiar en mí, no voy a hacerte daño.

Ante aquellas palabras, el rubio se dejó abrazar y lloró como si fuera un niño pequeño otra vez.

Luego de desahogarse, el rubio se separó del abrazo de la chica, mucho más aliviado y tranquilo que antes.

-         Gracias Yuki.

-         De nada. Me imaginé que lo necesitabas.

Asintiendo el rubio volvió la vista al horizonte, dudando sobre si realmente preguntar o no sobre la evasión de la chica al sacar el tema de su familia… no quería presionar pero algo de esa actitud no le cerraba…

Ante la observación de la batalla interna en los ojos del rubio, Yuki decidió romper el silencio.

-         ¿En qué piensas Wolfram?

-         Es sólo que hay algo que no me cierra… lo siento mi intención no es ser grosero.

-         No lo eres. ¿Se puede saber qué es lo que te inquieta?

-         Tu actitud de esta tarde cuando Yuuri te preguntó sobre tu familia. – Fue directo al grano, después de todo, Lord Wolfram Bielefeld no era de andar con rodeos – Los demás quizás no notaran las marcas en tus brazos, piernas y espalda ya que son casi imposibles de ver a menos que sepas que están ahí, pero yo las note la primera vez que nos conocimos, cuando te presté mi chaqueta.  Luego evadiste el tema cuando el henachoko preguntó y hace unos momentos me consolaste y supiste leer a través de mí como si estuvieras acostumbrada a hacer eso. Mi punto es… ¿Qué te paso para no querer volver a la Tierra?

Yuki suspiró con resignación una vez que el chico terminó de hablar.

-         Sabía que en algún momento ibas a preguntar. Vi la cara que pusieron Conrad, Gwendal y tú. – Hizo una pausa para tomar aire, y sus ojos azules cual zafiros se oscurecieron al recordar su pasado. – Evadí el tema porque no tengo familia. No me malentiendas, la tuve. Éramos mi padre, mi madre, mi hermanita dos años menor que yo Alice, y yo, pero nunca fuimos una familia feliz. Mi padre era un alcohólico y solía ser violento con mi madre. La torturó psicológicamente y físicamente cada día de su vida, y cada vez que pasaba yo me escondía con Alice para protegerla de presenciar todo eso o de salir herida como daño colateral. Hasta que ella se rindió, se suicidó y todo fue de mal en peor. – La pelinegra hizo una pausa para limpiarse una lágrima traicionera que resbalaba por su mejilla y esta vez fue el turno del rubio de consolarla, por lo que la tomó de la mano y la apretó con suavidad. – Después de su muerte, todos los golpes, insultos y torturas los recibía yo y así Alice estaba a salvo. Pero, un día no contento con atarme a una silla y golpearme con su cinturón hasta casi desmayarme, fue detrás de mi pobre hermanita. Me obligó a ver todo… la mató a golpes. Aún recuerdo sus gritos, su llanto y la impotencia de no poder hacer nada. Al día siguiente la policía lo arrestó y yo quedé por mi cuenta, ya que mis padres no tenían más familiares vivos que pudieran cuidar de mí, y yo no quería ir a un orfanato. Así que conseguí un trabajo en una panadería para poder mantenerme y me preocupé por pasar desapercibida en general. Nunca tuve amigos, en mi escuela casi todos me evitaban por lo sucedido con mi familia y cuando la directora me obligó a formar parte de alguna actividad de la escuela, el club de teatro, mis compañeros sólo me hablaban para darme indicaciones. Las únicas que estuvieron ahí para mí fueron las dueñas de la panadería, ellas evitaron que me derrumbara.

Luego de un momento de silencio, el rubio la miró a los ojos y le sonrió.

-         Pues yo seré tu amigo.

-         Gracias.

Unos instantes más tarde, ambos se levantaron y se dirigieron a sus respectivas habitaciones para por fin conciliar el sueño.

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La mañana siguiente transcurrió con relativa tranquilidad, sacando que en el desayuno aquella arpía de Sayumi había estado muy melosa con el monarca y eso había arruinado el apetito de Wolfram haciendo que se retirara antes que todos. Su actitud por supuesto no había pasado desapercibida y ahora Yuuri se encontraba rondando por el palacio en busca de aquel rubio, dejando (como siempre) plantado a Gwendal con el papeleo.

Quería disculparse con el rubio por la actitud de Sayumi, pero a la vez él no había hecho nada malo, es decir, ella ahora era su prometida e iban a casarse, la actitud de la chica era normal. Entonces ¿por qué quería disculparse?

“¿Por qué siento que algo está mal? Todo es tan confuso… ¿realmente quiero casarme con Sayumi? No importa que tanto trate de recordar el por qué rompí el compromiso con Wolfram, no logro conseguirlo y  todo es muy borroso.”

Frustrado consigo mismo, el rey siguió en la búsqueda de aquel demonio de fuego que por años fue su mano derecha.

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Mientras tanto en la otra punta del palacio, la prometida del rey observaba desde la ventana de su habitación el horizonte, viéndolo sin realmente ver y pensando en su próxima jugada. Esto era un juego de ajedrez y por ahora, ella tenía la ventaja. Tenía controlado al Maou, un poco más comiendo de la palma de su mano cada vez que le daba una dosis de la poción que su jefe le había proporcionado, aunque últimamente el rey pensaba cada vez más en aquel maldito rubio. Todo era culpa de esa perra, si esa mocosa seguía conspirando contra ella con la ex reina, las cosas se complicarían.

Sus ojos lilas sostenían una mirada calculadora mientras se alejaba de la ventana para leer la carta que su superior había enviado.

“Ángel de la muerte:

Por cómo van las cosas, por ahora no tienes nada de qué preocuparte. De igual manera recuerda ser 100% cuidadosa con todo lo que planees, a pesar de que ahora tengas la ventaja. Mientras sigas administrándole esa poción a ese maldito mestizo, no dudará a la hora de casarse contigo, aunque debo recordarte que no abuses tanto ya que se volvería el equivalente a un veneno mortal, y por ahora lo necesitamos vivo. Una vez estén casados, lo mataremos junto al resto de traidores aduladores de la mezcla de sangre y tomaremos el control de Shin Makoku.

Mantenme informado.

El Capataz.”

-         Lo sé Capataz, lo tengo muy claro…sólo espero ser yo la que le atraviese el corazón con un puñal a la estúpida de Yuki Kurohana.

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Después de lo que pareció ser una búsqueda de 2hs, el Maou por fin encontró al rubio de ojos esmeraldas, quién estaba sentado en el borde de la fuente del patio central. Se acercó suevamente y no fue hasta que estuvo a poco menos de un metro de distancia que aclaró su garganta para dar cuenta de su presencia.

-         ¿Yuuri? ¿Qué haces aquí?

-         Wolf… yo…

En ese instante el rey se dio cuenta de que todos los que pasaban por las galerías podían verlos y se sintió incómodo, quería hablar en privado con el rubio. Decidido tomó la mano de su ex prometido, y lo obligó a levantarse y a seguirlo hasta la primera habitación vacía que encontraron. Una vez solos, soltó la mano del rubio y lo obligó a mirarlo a los ojos.

-         ¿Por qué me trajiste aquí Yuuri? – La irritación era visible en el rostro del Lord, quien había peleado para soltarse del agarre del rey –

-         Wolf, sé que estás molesto… y realmente quiero disculparme por la actitud de Sayumi de esta mañana.

-         ¿Me arrastraste hasta aquí sólo para eso? Me importa muy poco lo que esa mujer y tu hagan, pero mantengan esas cosas para cuando tengan su noche de bodas, es repugnante.

-         Si realmente no te afectara no dirías eso.

-         ¿Y tú que mierda sabes de cómo me siento? ¿Qué te importa? Jugaste con mis sentimientos y me lastimaste. Sin mencionar que rompiste nuestro compromiso para segundos después anunciar que te casarías con esa mujer ¡en medio de una fiesta llena de nobles! No sólo me humillaste públicamente sino que también le rompiste el corazón a Greta, y ahora ella no nos habla. ¡Así que preocúpate más por arreglar las cosas con nuestra hija en vez de creer saber lo que tengo derecho o no a sentir!

-         Wolf, de verdad que lo siento…no quería lastimarte.

-         Ya es muy tarde para eso Yuuri.

Dicho aquello el rubio salió de la habitación cerrando suavemente la puerta, dejando del otro lado a un triste monarca.

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Esa noche durante la cena reinaba un silencio tenso e incómodo cuya única persona que no parecía afectada era una insoportable peliverde que parecía ajena a las miradas de odio que le lanzaban Wolfram y la pequeña Greta.

-         Tenemos un anuncio que hacer.

El Maou se puso nervioso y rogó que la peliverde se callara, podía ver la rabia en los ojos de su ex prometido y no quería causar más daño. Viendo que la chica n iba a ceder, quiso interrumpirla con la esperanza de que no dijera nada…

-         S-sayumi, no creo que sea un buen momento…

-         ¿Por qué? Estoy feliz de nuestra decisión y quiero decirle a los demás, además mientras más pronto lo anunciemos, mejor.

-         Más bien tú decidiste por los dos – Dijo el monarca en un susurro que casi nadie excepto Yuki escuchó. –

-         Hemos decidido casarnos en dos semanas.

Wolfram y Yuki casi se atragantan con la comida al oír eso. “Maldita perra” pensaron la pelinegra y la anterior Maou.

-         ¿No es un poco apresurado Sayumi? Digo, la boda estaba programada para dentro de un mes. La gente podría pensar otras cosas si adelantas la boda. Como por ejemplo que te salteaste lo de ser completamente virgen hasta la noche de bodas y llevas en un vientre un bebé, siendo obvio que quisieras casarte antes de que sea demasiado notorio.

Sayumi no era tonta, sabía que toda esa amabilidad era fingida y un intento desesperado por frustrar sus planes. “Voy a disfrutar tanto matarte maldita metida.” Sonrió con petulancia y respondió cortésmente.

-         Te agradezco la amabilidad Yuki, pero me importa muy poco lo que la gente piense de mí. Yo amo a Yuuri y no quiero esperar más para hacerlo completamente oficial.

-         Si quiere ser reina consorte debe importarle lo que la gente opine, de lo contrario podrían alzarse en su contra. – Era el turno de Wolfram para refutar. No iba a dejar que de ninguna manera esa mujer hiciera lo que se le dé la maldita gana. –

-         ¿Qué insinúa Lord Bielefeld?

-         No insinúo nada Lady Amsel. Sólo digo los hechos y por lo visto aún no entiende su papel, quizás Günter debería seguir dándole clases e incluso más intensas si realmente quiere adelantar la boda.

-         ¿Cómo se atreve? ¿Me está diciendo ignorante?

-         Yo quería ser más sutil, pero sí.

-         ¡WOLFRAM! – El pelinegro interrumpió parándose de la silla indignado por todo lo que acababa de escuchar. –

-         ¿Qué? – El rubio ahora molesto también se había parado y miraba con rabia contenida al rey.- Si ni siquiera va a tener la decencia de ser discreta por lo menos que se ponga a estudiar y deje de pensar que ser reina consiste solamente en llevar una corona y ordenarle a los sirvientes qué hacer. ¡¿O prefieres que sea una reina ignorante y te levanten un golpe de estado por sus estupideces?!

-         ¡NO VOY A TOLERAR ESA FALTA DE RESPETO HACIA MI PERSONA LORD BIELEFELD! – Gritó la peliverde mientras se levantaba de un salto y golpeaba la mesa con el puño. –

-         ¡ME IMPORTA MUY POCO LO QUE USTED TOLERE LADY AMSEL!

-         ¡CANALLA!

-         ¡BRUJA!

-         BASTA.

Ante el grito de Cheri-sama todos se quedaron en absoluto silencio, mientras que la ex monarca se ponía de pie para seguir hablando.

-         Lady Amsel, si bien mi hijo no tuvo la mejor de las formas, lo que dijo es cierto. Así que pasará estas dos semanas aprendiendo TODO lo necesario para ser una reina consorte y Günter supervisará las clases. Y cómo castigo por su insolencia hacia mi hijo… quiero un reporte de 300 páginas sobre todo lo que haya aprendido sobre las costumbres de Shin Makoku.

Al oír esto el rubio sonrió al igual que Yuki y esa sonrisa se ensanchó al ver que la arpía dejaba el comedor ofendida.

-         Borra esa sonrisa de tu cara hijo. Yo no te crie para que fueras un maleducado irrespetuoso. Como castigo, ayudarás  a Yuuri heika con el papeleo de mañana.

-         S-sí madre. – Dijo con las mejillas prendidas fuego debido al reto de su madre. –

La ex monarca se giró en dirección al actual rey de Shin Makoku y se disculpó por la actitud atrevida de su hijo, a lo que Yuuri le dijo que no debía disculparse, ya que la peliverde también había sido mala con Wolfram.

A partir de ahí, todos volvieron a cenar en silencio mientras cierta rubia y pelinegra intercambiaban miradas de complicidad.

Notas finales:

Nos vemos en el próximo capítulo.

With Love, 

Asahina Nanami. 


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