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Fobos y Deimos por misteriane

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Notas del capitulo: Porrrfa comenten!!! escribo por y para ustedes! espero les guste...
(capi dedicado a Violent x dejar el primer review)
Capítulo 2: Mi color favorito

Sam aguardaba temeroso la llegada del detective Foose. Andrew estaba a su lado, acariciando distraídamente su mano, en un intento de calmarlo un poco. El timbre sonó. El joven castaño se apresuró a abrir la puerta, dejando pasar a un elegante hombre y a una bella y menuda mujer.

- Buenas tardes – dijo el hombre extendiendo su mano para estrechar la de Andrew- soy el detective Alexander Foose y ella es la oficial Emily Mossen-
- ¿Emily?- dijo Sam volteando hacia ellos- ¡Emy!-
El joven corrió hacia la mujer y ambos se estrecharon en un fuerte abrazo.
- Sammy, ¡Dios! hace tanto tiempo que no te veía, estás tan cambiando… ¡ya eres un hombre!- comentó la joven risueña.

Emily apenas podía recordar al Sam de años atrás. La verdad es que no lo había conocido en las mejores circunstancias. De hecho, la primera vez que lo había visto personalmente fue cuando lo salvó de ser sepultado vivo. El muchacho se encontraba dentro de un ataúd, con el rostro ensangrentado y los ojos cerrados con pegamento, obra de Necros, claro. Luego lo había visto en el hospital, días después del incidente. Durante su cautiverio, Sam había bajado notablemente de peso, además del estrés y de las terribles torturas a las que había sido sometido, por lo que tenía, en ese entonces, un aspecto demacrado, casi fantasmal. Sin embargo, a pesar de haberse visto solo dos veces en persona, ambos habían mantenido contacto vía e-mail durante casi dos años desde el secuestro.

- Desde que renuncié al caso, no volví a tener datos tuyos- dijo la mujer- … ya sabes… información clasificada y esas cosas, por eso no me enteré que habías vuelto al país-
- Yo… la verdad es que he estado pensando sólo en mi trabajo, no he visto a nadie, ni a ti, ni a ningún otro de mis viejos amigos-
- Y… a Midane?- susurró.
- No…- dijo tristemente- nunca respondió a mi mensajes, ni llamadas, ni e-mails… supongo que se cansó de mi-
- …l te amaba, Sam… te amaba más que a nada en el mundo, y lo sabes.-
- Si, pero no fui yo quién me alejé de él.-
- Te fuiste al otro lado del océano…-
- ¡No tuve opción!- gritó el rubio.

Ante el alboroto, Andrew se acercó y besó suavemente la mejilla de Sam.

- ¿Está todo bien, amor? El detective nos espera en la sala…- dijo el castaño antes de retirarse hacia donde esperaba el invitado.
- ¿él no sabe nada de Midane y tú, verdad?- dijo Emily.
- Si, lo sabe… y no le importa. Esa historia no es más que pasado… un pasado que quiero olvidar-
Sam y la mujer avanzaron en silencio hasta la sala dónde los esperaban los otros dos hombres.
- Bien, muchacho, como te habrán dicho tus padres, hace cuatro años que yo estoy al frente de tu caso… el de Necros, para ser preciso.-
- No, de hecho no lo sabía-
- Oh, creí que estabas informado al respecto… de todos modos, no es eso de lo que vinimos a hablar.- el detective hizo un corto pero incómodo silencio- Efectivamente Necros ha vuelto, ya hemos podido confirmar que el asesinato de la joven del garage del edificio Douglas, fue obra suya. Como siempre, no encontramos huellas, pero sí esto- dijo tendiéndole una fotografía de un trozo de papel- …está dirigido a ti-
- “Dime, Sammuel Jaun, ¿cuál es tu color favorito?”- leyó el joven con la fotografía temblando en sus manos-
- No sabemos aún a qué se refiere o qué es lo que trama, pero…-
- Estamos custodiando la zona y hay oficiales en la puerta de tu edificio las veinticuatro horas- interrumpió Emily.
- Sammuel, estamos cuidando de ti, no podrá acercarse, lo prometo.-
- He escuchado muchas promesas, detective- tomando a Andrew de la mano- …pero supongo que no puedo hacer otra cosa que confiar en ustedes… ¿y mi familia? Quiero que cuiden de ellos también, y de Andrew…-
- Todos tienen custodia policial, Sam-

Sam guardó silencio por unos minutos. Estaba en peligro, y por consiguiente, estaban en riesgo todos sus seres queridos. Por su culpa. ¡Por su maldita culpa! Quería saber qué tramaba Necros, qué quería de él. Quizá deseaba terminar el trabajo que comenzó con él y que no pudo terminar, o… tal vez no, quizá quería algo mucho peor que matarlo. ¿Su color favorito? ¿Por qué querría saber algo como eso? Lo había tenido cautivo durante diez días, torturándolo, haciéndole daño… ¿Acaso no estaba satisfecho, ya? Sí, no había podido matarlo, pero, sobre todo en sus momentos de debilidad, llegaba a pensar que hubiese sido mejor que lo hubiese matado. Seis años después, volvía para proponerle otro de sus perversos juegos, y al parecer, no estaba en sus planes enseñarle las reglas, directamente había comenzado a jugar.
Emily y el detective Foose se marcharon sin mucho más que decir. Le habían explicado cómo se manejarían las custodias policiales y le colocaron cuatro botones antipánico en distintas habitaciones de la casa. No obstante, Sam se quedó con más miedo del que tenían antes de que llegasen. Debía hablar con su padre, le había ocultado muchas cosas acerca del caso.
Condujo durante más de dos horas hacia la casa de su padre. Hacía unos meses se había mudado, junto con su esposa Kelly y la pequeña Annie, a una casa en un barrio residencial al este de Queens. Al llegar, Sam admiró la casa que sólo conocía por fotos. Era grande y de estilo clásico, realmente bella.
La recibida fue alegre y ruidosa. Tanto su padre como Kelly se alegraron de verlo, pero fue su media hermana, de tan solo seis años, la que hizo una verdadera fiesta al verlo. La visita, sin embargo no duró mucho, y, como presentía, no obtuvo más que una tonta disculpa por haberle ocultado datos sobre la investigación.

- ¿Ya debes irte Sammy?- preguntó la niña con un tono triste.
- Si, princesa, pero prometo volver pronto para jugar contigo, ¿si?-

La niña solo respondió con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla del rubio.
Nuevamente la carretera, aburrida y monótona. Ya había anochecido, y, debido a ese tonto miedo a la oscuridad, encendió la radio para no pensar en ello. Además, estaba preocupado. Andrew no había respondido a sus llamadas desde que llegó a casa de su padre. Al principio lo adjudicó a una distracción por parte de su novio, luego a alguna falla de los teléfonos celulares. Pero ahora ya no era tan fácil encontrar más excusas.
Corrió prácticamente todo el recorrido desde el garaje del edificio hasta la puerta de su apartamento, sorprendiéndose al encontrar la puerta entreabierta. De inmediato el mal presentimiento se transformó en un terror que apenas lo dejaba respirar. Con las manos temblorosas intentaba marcar al 911, mientras recorría velozmente el apartamento. Sólo faltaba la habitación. Se detuvo aterrado frente a la entrada del cuarto y llamó a su novio con un fuerte grito, sin obtener respuesta. Y entonces abrió la puerta.
De repente un grito desgarrador brotó de su garganta, al mismo tiempo que su cuerpo cedió ante el shock, dejándolo postrado en el suelo de rodillas. Sobre la cama, cubierta de sangre, yacía Andrew, vestido con sus pijamas blancos teñidos de carmín, al igual que las sábanas. Pero lo que generó realmente pánico en Sam, fue la inscripción hecha con sangre que ocupaba casi toda la pared de la cabecera de la cama:

“Mi color favorito es el rojo, Sam”
Notas finales: Gracias por leer, y PORFI DEJEN UN REVIEW!!!
los amo... BYE~

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