— Papá Itachi cuéntame una historia — mi pequeña hija me pedía mientras se sentaba en el pasto con una sonrisa.
— Bueno, pero no quiero que llores — le sonreí para sentarme a su lado pensando en algo bueno para contar — Bueno ¿Has escuchado que las estrellas te conceden deseos? — le pregunte notando una ligera confusión en su infantil rostro.
*
*
Los momentos que había pasado con él habían sido sumamente increíbles, recuerdo cada una de las veces que reímos juntos, así como también todas aquellas veces que lloramos, pero, no todo era felicidad después de todo somos seres humanos tenemos nuestros defectos y virtudes. La mala noticia era que mi amado tenía un tumor en el pulmón en fase terminal ya no le quedaba mucho tiempo y este se acababa cada vez más y más, yo ya había intentado hacer de todo rezar, implorar, en fin cada una de las cosas que yo podía hacer pero nada de eso funcionaba.
Recuerdo el día en que decidimos unir nuestras vidas a los ojos de todas las personas, fue un momento tan hermoso que olvide por completo que él se encontraba a semanas de un final inminente. Lucia tan hermoso, su sonrisa irradiaba felicidad y yo estaba más emocionado que nunca, al fin me casaba con el hombre de mis sueños. En ese precisó momento fue cuando me di cuenta de algo, yo no estaba listo para dejarlo marchar no ahora, no en éste momento, tenía que evitar lo inevitable a toda costa.
Los días pasaban y con ellos mis esperanzas de conservarlo conmigo, eran felices pero cortos los momentos en los que yo podía estar con él, en los que yo podía verlo tan lleno de vida pero a la vez tan desgastado por las medicinas y tratamientos, cada noche veía como una pequeña parte de él moría junto con mis rezos. Las noches caían difíciles y llenas de llanto mientras que los días pasaban monótonos y pesados.
¿Cuál fue el día más triste?, lo recuerdo perfectamente bien, el doctor me llamó para decirme algo sumamente doloroso, las frías y mecánicas palabras que utilizo fueron un detonante para mis lágrimas.
— No creo que sobreviva un día más —
Rasque mi cabeza pensando que haría, no podía dejarlo ir tan fácilmente mucho menos ahora, debía hacer algo lo que fuera para así fuera lo último que hiciera en mi vida. ¿Qué tan difícil es dejar ir a alguien?, ¿El dolor era inevitable?.
— Hola amor — sus dulces palabras me quiebran al instante, mi amado rubio sufriendo. Acercarme a él me hacía temblar, lo necesitaba a mi lado, él era mi todo, aun lo sigue siendo por más que intente hacerme a la idea de no tenerlo conmigo no me fue posible, era horrible el simple hecho de imaginarlo. ¿Qué más puedo hacer?
No pude evitar que las lágrimas salieran disparadas de mis ojos, él solo se dedico a mirarme confundido por toda la situación, intente sonreír fingiendo estar bien pero no funcionó del todo pude ver en su rostro una mueca de inconformidad, lo amo porque conoce todo de mí así como yo de él.
"Te prometí tantas cosas, una de ellas era estar contigo para siempre"
Se levantó de la cama del hospital acercándose a mi, con uno de sus finos dedos seco mis lágrimas se puso en puntas para besar mi frente dulcemente. Sabía perfectamente como tranquilizarme, presiento que siempre lo supo.
— Todo va a estar bien, yo estoy bien Itachi— escuchar ésas palabras llenas de temor pero a la vez seguridad. Era como si supiera que ya no tenía tiempo para estar conmigo, tanto que intentamos retrasar esto y ahora estábamos a horas de separarnos para siempre.
"Siempre y para siempre al lado tuyo"
Queríamos estar juntos y eso fue lo que hicimos, el resto de la tarde la pasamos acostados en la cama abrazados el uno del otro como si no nos quisiéramos separar y esa era la razón del fuerte agarre. No supimos en que momento nos quedamos dormidos, pero cuando yo desperté la hermosa luna nos cubría de lo que sería el final. Con suma delicadeza salí de la cama para acercarme a la gran ventana que estaba frente a la cama de mi amado esposo.
— Si tan solo me concedieras un deseo — susurre entre la oscuridad — No te lo lleves — lágrimas cargadas de un dolor intenso comenzaron a correr por mi pálido rostro — Por favor — me hinque implorando la misericordia de quien fuera que me estuviera escuchando, las estrellas eran testigo de lo que yo estaba sufriendo en ese momento.
Y así me quede nuevamente dormido entre mis sollozos, pidiendo a la luna que la mañana nunca llegara pero al parecer mi deseo no fue concedido porque tarde que temprano los rayos del sol me hicieron abrir los ojos.
"Pero prométeme que no me abandonaras, te necesito conmigo"
Lo primero que hice al despertar fue ver su cama, estaba vacía tan fría y solitaria, en ese momento algo en mi se rompió en mil pedazos estoy casi seguro que era mi corazón, hice caso omiso para comenzar a correr por los pasillos buscando al doctor y así fue como lo encontré.
— El joven Naruto esta...
"Nunca te dejaré solo, siempre estaré a tu lado"
*
*
— ¿Entonces eso significa que él sufrió mucho papá? — mi pequeña hija de tan solo 6 años era bastante curiosa e inteligente.
— Sufrió mucho pero afortunadamente tuvo la prueba más grande de amor una linda y dulce niña — su cara se iluminó.
Ya habían pasado muchos años desde lo que sucedió, ahora me encontraba en un pequeño campo a la luz de la luna, contándole mi bella historia a mi pequeña Elizabeth.
— ¿Qué están haciendo ustedes dos?.
— Papi — la pequeña corrió a los brazos de mi amado rubio abrazándolo.
Creo que después de todo pedir deseos a las estrellas no es tan inútil, no tengo idea de que tan grande fue mi deseo pero ahora estamos juntos los 3, después de todo lo sucedido decidimos adoptar una pequeña niña que era la luz de nuestros ojos.
Él mismo día en que se supondría que mi esposo falleciera apareció un donante para su pulmón y entraron en una operación de inmediato. Todavía recuerdo cuando lo vi vivo frente a mis ojos con una sonrisa de oreja a oreja como si intentará decirme que todo estaría bien de ahora en adelante, agradezco de todo corazón a la estrella que me escucho, gracias a ella mi ángel permanece al lado mío.
— ¿En qué piensas amor? — su voz me saco de mis pensamientos, verlo al lado mío tan lleno de vida como siempre.
— Para siempre — susurre sonriendo.
"Y por siempre"
FIN