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Un nuevo comienzo… por Zafira

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios... aquí les dejo la continuación... 

Capítulo 2º: Intensiones


 


Y… ¿a ti te gusta él? – hacía casi una hora en que aquella conversación había dado inicio, Wolfram no podía negar que ya se había dado cuenta de las intensiones de Marcus, pero necesitaba saber, si era realmente correspondido…


Ciertamente… me gusta, y me alaga su trato… pero, para mí es más importante que a ti también te agrade, él quiere formar una familia con nosotros dos – habló el mayor, intentando leer todas las expresiones de su pequeño, al final de cuentas, él era lo más importante en su vida.


Es agradable, y quizás tenemos algunas cosas en común… si a ti te gusta, a mí no me molestaría – murmuró el más joven, la verdad era que ese sujeto le había pedido permiso para cortejar a su papá, y considerando todo lo que había sucedido, le pareció justo que alguien se preocupara por su felicidad, después de todo, aunque una muy infantil parte de él, le hubiera gustado que su otro padre fuera el que ocupara aquel lugar, aunque algunas veces algunas cosas simplemente no se daban.


Entonces… le daremos una oportunidad… sin prisas – murmuró el oji jade, sosteniendo las manos de su hijo – Ahora dime… ¿Cómo es tu relacionamiento con Octavio?


Las mejillas del menor se pintaron inmediatamente después de escuchar esa pregunta – Si lo dices por que ayer nos batimos a duelo, déjame decirte que simplemente estábamos midiendo fuerzas – Waltorana estaba sorprendido, hasta las orejas de su hijo estaban al rojo vivo, tanto que le causó gracia – La próxima vez no voy a confiarme y lo venceré…


Estoy seguro que lo harás… me alegra que se lleven bien… Octavio parece un muy buen muchacho – comentó tranquilamente, al tiempo en que escuchaban la puerta ser golpeada – Adelante…


Espero no importunar… Lord Waltorana, Wolfram – saludó un joven de cabellos marrones y ojos jades


No te preocupes Octavio, ¿en qué podemos ayudarte? – el líder de la familia Bielefeld le sonrió amable…


Me quería robar a su hijo por unas horas, hay una quermes en el pueblo al que me gustaría ir en su compañía – el joven dirigió una mirada bastante pícara al de cabellera dorada, Wolfram sonrió en respuesta…


Nos vemos en la cena, papá… - sin esperar comentario ambos jóvenes salieron presurosos… Waltorana le dirigió la mirada a uno de sus sub alternos, quien asintió y se retiró…


Más entrada la tarde, luego de haber disfrutado de todas las atracciones del pueblo, ambos jóvenes fueron caminando a la par que sus caballos rumbo a la mansión de la familia…


¿Crees que aún nos esté siguiendo? – el castaño guiño al más joven…


Estoy seguro de eso… aunque en Bielefeld siempre he estado seguro, siempre me pone uno o dos guardaespaldas – comento el de mirada esmeraldina sin brindarle mucha importancia, después de todo su aniue enviaba a Yozak…


Nuevamente tienes esa mirada triste – sus palabras llamaron la atención del noble de tez blanca – Me dan ganas de congelar el corazón de quien te haya lastimado tanto como para causar tu tristeza…


Dime… ¿No te molesta que tu padre, pretenda al mío? – Wolfram quiso cortar el ambiente que se formó entre ellos luego de aquellas palabras


Él ha estado demasiados años solo… no me molesta, todo lo contrario… ganaré un hermano menor absolutamente adorable – susurró cerca de su oído – Y quizás algo más…


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Yuuri observaba a su principal asesor fijamente mientras este parecía de lo más concentrado en su trabajo, su vista se fijó en la de su padrino, que también estaba prestándole atención a su hermano, observó su escritorio con atención, después de todo, en su cajón aún estaba el documento de cancelación del compromiso ya firmado por Wolfram, al que aún le faltaba su firma.


Suspiró para sus adentros, al fin y al cabo, aún le costaba creer que su prometido accidental, fuera el hijo de  dos de las personas más opuestas que él había conocido, quizás lo único, a parte de su rubio compañero, que tenían en común era que a ninguno se les daba mucho reírse. Aunque si consideraba la nueva información que había salido a la luz, comprendía a Waltorana…


¿Por qué no has ido ya? – soltó al fin, sin importarle las miradas que le fueron dirigidas – Wolfram podría pensar que no te importa, o que estas enojado…


Heika… Wolfram fue el que le pidió a Gwendal un poco de espacio – Gunter que también estaba en el despacho decidió participar, al ver el pequeño temblor en las manos de su amigo.


¿Y?... no es un tema que debería dejarse por tanto tiempo así como así – Yuuri se puso de pie, y observó con seriedad a su general – Ha pasado un mes, él salió de aquí disgustado con todos… luego se enteró de que todo lo que creía saber de su familia era una mentira… te pudo haber pedido tiempo… pero quizás lo que quería era que fueras con él para… decirle que todo estaba bien… - lo último lo dijo susurrante, pudo notar a la perfección que había lágrimas en los parpados del mayor – Gwendal…


Y si voy… y me rechaza… si me dice que me odia – susurró el hombre, y su reacción dejó shokeado a su hermano – Yo cometí demasiados errores, y los cometí con mi hijo… lo abandoné incluso antes de nacer.


Entonces es tiempo de dejar de sufrir, mi querido general, y de seguir el ejemplo de su señora madre – Murata había ingresado al despacho, llevaba una expresión muy seria – Además, contamos con la bendición de Shinou… me ha pedido que traigamos aquí a ambos Bielefeld…


¡Geika… ¿y eso por qué?! – Gunter se puso de pie, y dirigió la vista al sabio…


Me ha dicho… - comentó con expresión sombría, mientras su vista se fijaba en la del Líder de la familia Voltaire – Que algo, o alguien está bloqueando su visión… y que su energía no puede llegar hasta sus… hasta los Bielelfeld – terminó de decir, con un suspiro…


No creo que Wolfram, y menos que Waltorana acepten eso, Geika -  habló el peli lavanda…


Shibuya… ¿No lo has firmado, verdad? – el moreno de piel clara, preguntó…


No – fue la escueta respuesta del soberano


Lord von Voltaire… Shinou me ha dicho… que si es necesario, usted debe recordar lo que dicen nuestras costumbres con respecto al segundo hijo – esas palabras sorprendieron a más de uno, especialmente al mayor de los hijos de la 26º maou, él único que pareció no entender a qué se referían aquellas palabras, parecía ser Yuuri, más no mencionó ninguna palabra…


Entiendo Geika… iré a alistar todo para nuestra partida… la madre ya ha de haber llegado a esas tierras – sin decir más, el general se retiró seguido de un muy preocupado Conrad…


Gunter… ¿qué es lo que dicen las costumbres con respecto al segundo hijo? – el joven maou preguntó a su consejero, mientras que Murata simplemente observaba distante tras el cristal de la ventana…


Entre rangos iguales… prima la voluntad del primogénito… - susurró el peli lavanda, con una expresión sombría… - Si dos nobles que fueran líderes de su casa, tuvieran un hijo… el niño se quedará y recibirá el apellido de su progenitor… especialmente si ambos son además los primogénitos de sus respectivas familias… pero… si uno de ellos no lo fuera… este debe someterse al que si lo fuera, y sería el apellido de este el que recibirá la criatura…


Quiere decir, Shibuya… que si Wolfram es un Von Bielefeld es simplemente porque Lady Chery no era primogénita… y William von Bielefeld si lo era… ahora, los papeles cambian – Yuuri se sorprendió por aquellas palabras… aquello no le iba a gustar nada a aquel orgulloso mazoku – El general, tiene todo el derecho sobre la custodia de su hijo… es eso lo que quise decir…


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¿Y tienen muchos caballos en tus tierras? – se escuchaba la voz del heredero de los Bielefeld…


Los mejores pura sangre que puedas imaginar – orgullosamente respondía otra voz – Deberían venir con nosotros… te enamorarás de nuestras tierras… y de su gente…


Cuando cruzaron las puertas, las risas simplemente se desvanecieron, el peli dorado reconoció de inmediato aquel olor… había crecido amándolo… - Madre…


La mujer se puso de pie y pareció inspirar profundamente, mordió su labio inferior como solo hacía cuando se sentía superada por las emociones - ¡Mi hermoso Wolfy! – gritó y corrió a estrechar entre sus brazos a su niño…


Waltorana se quedó mirando seriamente esa expresión afectuosa, sentía cierta opresión en su pecho, su ex cuñada y él no habían podido pronunciar palabra alguna, simplemente se miraban con pena, Marcus había sido quien intentaba amenizar el ambiente para que no se sintiera tan incómodo… sintió la calidez de un apretón de mano y cerró sus ojos intentado serenar su corazón – Quizás… deberíamos dejarlos solos – susurró al fin intentando sonreír


Wolfram es tu hijo, Waltorana… tienes todo el derecho de estar aquí – acotó con cierta molestia el mayor


Quiero que sepas, que nunca voy a dejar de amarte… le he pedido a Shinou un nieto por tanto tiempo… y él me lo había dado, uno tan hermoso y muy parecido a su abuela – esas palabras impresionaron, no sólo al oji jade, sino también a quien mostraba unas bellas esmeralda… - Waltorana… realmente lo siento, si lo hubiera sabido… fue mi culpa que tú y Gwen…


No… no, no Cecilia – el noble la interrumpió – Todo sucede por un motivo… Shinou debía garantizar el bien de nuestro pueblo, así que entiendo lo que sucedió, tenía un motivo… lo de su hijo y lo mío no tenía futuro de todas maneras, no era tan fuerte… pero el fruto de ese sentimiento si lo fue…


Wolfram levantó una ceja ante aquellas palabras, notó a la perfección que su madre iba a contar algo, y su papá no quería que eso sucediera, ahora definitivamente estaba convencido de que la información de su nacimiento si fue comunicada al mayor…


No, querido, escúchame… tú y Gwendal eran almas gemelas, jamás imaginé que mi egoísmo podría dañarlos tanto – la mujer sostuvo a quien considerara como su hijo menor y lo llevó en presencia de su padre, ignorando totalmente a los otros dos ocupantes de la habitación – Ustedes tres deben ser una familia…


Madre… por favor – susurró el menor


Cecilia, he decidido comprometerme en la fiesta que estoy organizando… y lo haré con Lord Marcus, ya lo hemos hablado con Wolfram – el oji jade hablo por fin, su mirada parecía avergonzada… después de todo, hacía mucho tiempo él había renunciado a la idea de que Gwendal era su alma gemela…


¡No puedes! – se alarmó la ex reina – Wolfram es de Gwendal, no puedes alejarlos.


No planeo hacerlo… mi hijo podrá acercarse a su otro padre siempre que guste – comentó acariciando los cabellos del menor – No fue su culpa Chery… por favor, no lo crea así, no va a perder a Wolfram, se lo juro


Comprendo… no voy a insistir, pero si van a organizar una fiesta, permitan que yo ayude – la expresión de la ex reina, paso de melancólica a muy alegre en solo un segundo…


Por supuesto que sí, madre – el rubio más joven respondió con alegría, y acompañó a la mujer hacia lo que serían sus aposentos…


Vaya que esa mujer es peligrosa… parece que va a perturbar tus planes – aquel susurro solo fue escuchado por uno, pues el señor de aquellas tierras seguía con los pensamientos muy lejanos.


¿Te encuentras bien? – Marcus se acercó al hermano menor del que fuera su amigo, era evidente que dentro de su cabeza se estaba librando una brutal batalla - ¿Waltorana?


La ex reina siempre fue bastante vivaz… espero que sus comentarios no te hayan ofendido – por fin habló el rubio – Supongo que el más afectado por su presencia aquí, va a ser Wolfram… pero, no hay mucho que pueda yo hacer, ella fue su madre por demasiados años, y yo, solo su tío.


Yo creo, mi señor… que su hijo solo se la llevó para que dejara de importunarle con sus comentarios – Octavio se acercó más al oji jade – A mi padre no le agrada verlo triste… por favor, cambie esa expresión.


Hijo, por que mejor no vas a alistarte para la cena… ¿tú y Wolfram la pasaron bien en su paseo? – el mayor notó el rubor en las mejillas de su homónimo…


De maravilla, padre… él desea conocer nuestras tierras, más específicamente a nuestros caballos… podríamos ir una semana después de la fiesta… ¿No lo cree así lord Waltorana? – sin esperar respuesta se retiró con premura del salón 


Sospecho que a mi hijo, le gusta el tuyo – murmuró el mayor, cortando con toda distancia con su próximo a ser prometido – Sería agradable tenerte en mis tierras… solo nosotros, como una familia… sin ningún tipo de interrupción.


No suena como una mala idea… nos hará bien cambiar de aires – sonrió al comentar…


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Sabes que si llegas atacando, ellos se defenderán, ¿verdad? – Conrad había decidido seguir a su hermano a la habitación, y aunque al principio no dijo nada, necesitaba saber que pensamientos pasaban por la mente de su hermano.


No voy a apartar a Wolfram de Waltorana… voy a luchar por traerlos conmigo – respondió al fin – Sólo hay una cosa que rescatar de la conversación en aquella oficina, y es, que yo debería estar en Bielefeld intentando ganarme a mi familia… lo que me dijo el sabio, solo será un as que usaré como último recurso – lo último lo dijo casi susurrante, al final de cuentas, estaría en su derecho…


¿Quieres que te acompañe? – el castaño había escuchado también aquel susurro, mas comprendió que su hermano no haría nada en contra del bienestar de Wolfram…


Me gustaría… sé que voy a  necesitarte por allá – esta vez la mirada azul del general, se posó en la de su hermano…


Hay una cosa que quiero que me digas, hermano – el oji miel se puso serio mientras hablaba - ¿Qué es exactamente lo que sientes por Waltorana?


No lo sé… no voy a mentirte, fueron muchos años de anular los sentimientos que tenía por él, y antes de todo esto, yo creía sin temor a equivocarme, que toda aquella historia, estaba enterrada – esa misma pregunta se la había hecho un millón de veces, desde que toda la verdad saliera a la luz – Hoy ya no estoy seguro, siento tanta culpa que eso me confunde… él me odia, y no puedo  culparlo… yo mismo me odio por fallarle… supongo que esperaré a ver qué pasa, necesito hablar con él, aclarar las cosas… quizás, intentar comenzar nuevamente como amigos…


Bien, supongo que es un inicio – el castaño sonrió – Iré también yo a preparar mis cosas…


Cuando se quedó solo tomó asiento sobre la cama, su vista se dirigió al manojo de cartas que leía desde aquel día una y otra vez, en aquel entonces se había sentido traicionado, que ni siquiera quiso pensar en la posibilidad de que Waltorana haya resultado inocente, se sentía demasiado herido por que su madre nuevamente le buscara un reemplazo a su padre, y lo que era peor, que esperara un nuevo hijo… habían ocurrido tantas cosas, y se había tenido que encargar de tantas responsabilidades, que decidió renunciar a aquel dulce y apasionado tormento, que era su amor el hermano menor de su nuevo padrastro.


Era en ese momento que comprendió aquellas actitudes frías, ese rencor que se le era trasmitido en cada reunión en la que participaban… entre sus tantas promesas rotas, estaba la de protegerlo de todos y de todo… - Pero no te protegí de mí, así como no pude proteger a Wolfram… - perdió el norte de lo que era realmente importante, y hoy peligraban lazos que creyó indestructibles…


Murata observaba a su mejor amigo empacar, lo notaba serio y preocupado… al parecer la idea de que Gwendal disputara la custodia con Waltorana no le daba buena espina… a él tampoco le gustaba, al fin y al cabo, no le parecía justo…


¿Estás seguro que corren peligro, Murata? – soltó con fastidio el moreno – ¿Seguro que no es una de las travesuras de Shinou?


Me gustaría decirte que así es, Shibuya… pero incluido él, está nervioso – respondió el de gafas suspirando – Lord von Voltaire no la tendrá nada fácil con ninguno de los dos… pero es su deber protegerlos, y…


¿Y? – el de mirada oscura como la noche fijó su total atención en su consejero y sabio


También es tú deber – aquellas palabras lo sorprendieron, aunque quizás ya las esperaba…


¿Me puedes explicar por qué sería mi deber? -  el soberano preguntó mientras su mirada se dirigía al lugar en donde había guardado el documento firmado por su prometido.


Es algo que aún no puedo decirte, Shibuya… pero probablemente tú eres el único que podría impedir que algo malo suceda – el de piel más clara, no dijo más antes de dirigirse a la puerta – Yo los acompañaré en esta visita…


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Cuando  dejó a su madre en la habitación, se sentía demasiado cansado como para ir a ver las repercusiones de sus comentarios, ella había insistido tanto en que sus padres debían estar juntos, que le dolió como nada decirle que él no lo creía así… suspiró con tristeza…


Ni en tu rostro, ni en el de tu padre queda bien esa expresión de tristeza – Marcus lo observaba fijamente desde el otro lado del pasillo – Él se siente apesadumbrado, teme que sufras…


Iré a hablar con él, gracias – el rubio menor continuó su camino silenciosamente… sintió un frío recorrerle todo el cuerpo, justo antes de llegar a la habitación - ¿Puedo pasar?


Claro que sí, hijo – el oji jade estrechó a su pequeño entre sus brazos – ¿Cecilia ya se quedó dormida?


Ella siente culpa… lamento que insista tanto – susurró el menor, dejándose mimar – Le pedí que deje de hacerlo, y le conté lo de los caballos pura sangre que crían en Lancaster


¿Quieres visitar ese lugar? – Waltorana aceptó de buen agrado el cambio de tema – Podríamos ir después de la fiesta…


Si quiero – la sonrisa parecía genuina, y eso calentó el ambiente para ambos rubios – Podríamos adelantar la fiesta para dentro de tres días y partir en el feriado…


Vaya, vaya, vaya… si ese es tú deseo… por su puesto, que también es el mío – ambos se quedaron hablando hasta bien entrada la noche, cuando el sueño se hizo más fuerte ninguno pareció poder luchar contra sus efectos…


Cuando los rayos de sol comenzaron a iluminar la habitación, ambos Bielefeld se encontraron acostados sobre el lecho, a Wolfram pareció no afectarle este hecho, más el mayor se quedó serio y silencioso… observó a su hijo yendo de un lado a otro haciendo referencia que ese día saldría a montar y que se le hacía tarde, cuando lo dejó sólo, no sin antes despedirse con un beso… - ¿En qué momento llegamos a la cama?


En el comedor no hubo mayores comentarios, la ex reina ya había puesto manos a la obra para la organización del evento, mientras que el jefe de esa familia simplemente sonreía ante sus ocurrencias - ¿Me estás escuchando, Walto?


Cecilia, disculpa… ya instruí a la ama de llaves para que te ayude en todo lo que precises, debo ordenar algunas cosas… siéntete en tu casa, por favor – sonrió ante la sonrisa de quien fuera el amor de su hermano


Por cierto, ¿Y ese caballero que te pretende? – el oji jade no se dejaba engañar por aquella expresión inocente, conocía que esa hermosa mujer era de armas tomar, y era por demás evidente que ella no estaba de acuerdo en que su nieto conviviera con otro que no sea su padre…


Salió a montar junto con Wolfram y Octavio, se les ha hecho costumbre salir todas las mañanas – el líder de la familia comentó mientras se ponía de pie


Parece que no sólo el padre esta interesado, sino también el hijo… - comentó la mujer dirigiendo la mirada a su antiguo cuñado – Wolfy me hablo de su nuevo amigo… sin embargo, por lo que pude apreciar, ese joven muestra por él el mismo interés que Lord Marcus muestra por ti.


Si, ya me había percatado… la verdad Cecilia, nada me haría más feliz que ver a Wolfram devolver ese interés a Octavio – el oji jade habló fríamente – Sus sonrisas han vuelto a ser radiantes, y voy a poner todo mi empeño en que eso se mantenga…


¿Aún amas a Gwendal? – en todos los años que llevaban de conocerse, solo en contadas ocasiones Waltorana había visto esa expresión seria en aquella mujer…


No… mi amor por él, agonizó nueve meses antes de morir – dichas esas palabras se retiró, pues una cosa era que su hijo aún tenga contacto con su familia, lo que incluía a su padre… otra muy diferente, que él tenga que hacer lo mismo…


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El viaje había sido largo y agotador, pero ya se podía apreciar la hermosa edificación de la residencia Bielefeld, el general desmontó y observó hacia la entrada, dos soldados les dieron la bienvenida…


¡General Von Voltaire! – le saludaron, aunque parecían algo confundidos… su sorpresa fue mayor al ver al maou descender de la carrosa - ¡Maou Heika!


Informen a Lord Waltorana que tiene visitas, por favor – Murata también había descendido, y la sensación de frío lo embargó por completo…


Los señores han salido, Geika… sin embargo,  Lady von  Spitzberg prefirió quedarse a descansar, le informaremos de su llegada – fueron escoltados rumbo a la residencia, no esperaron mucho para ser recibidos por la despampanante ex maou…


¡Gwendy, Conrad! – corrió a abrazarlos – Sabía que vendrían… justo les estaba escribiendo una invitación… Heika… Geika, no los esperaba…


¿Wolfram y Waltorana salieron a montar? – Yuuri preguntó curioso, después de todo, se sabía persona no grata en aquel lugar.


Si, Heika… Lord Marcus y Octavio los invitaron a un paseo… supongo que se están divirtiendo, pues de eso ya hace un buen rato – la mirada de la exuberante rubia parecía maliciosa, aunque cambio a una preocupada, cuando reparó en la molestia marcada expresada en los  rostros de sus hijos.


¿Ellos quienes son? – Conrad preguntó, pues no había escuchado esos nombres anteriormente.


Lord Marcus es quien acompañó a Waltorana aquel día – respondió la mujer – Y Octavio es su hijo, con quien nuestro Wolfy parece llevarse muy bien


¿Cómo está él, madre? – el general preguntó suavemente, una parte de él comenzaba a temer de las reacciones que pudiera suscitar, su presencia en la mansión.


Sabes que Wolfram es difícil de leer… especialmente, si pone empeño en ello – respondió la madre, aunque unos sonidos en el exterior le hizo saber que debía prepararse para el enfrentamiento – Creo que ya están aquí…


El líder de la familia Voltaire se acercó a uno de los ventanales, claramente escuchaba risas, y reconocería al dueño de ellas sin necesidad de mucho esfuerzo… su vista pudo apreciar con claridad las demostraciones de confianza entre los más jóvenes de la comitiva, cerrada por un par de adultos que parecían conversar de manera íntima… el par de soldados se acercaron al señor de esas tierras, y su expresión demostró la sorpresa, y fue justo en el instante en que su vista se dirigió hacia la mansión, que sus miradas se encontraron…


Cuando las puertas se abrieron fue Waltorana el primero en entrar - ¡Vaya, no esperaba visitas el día de hoy! – comentó dirigiendo una fugaz mirada a todos los presentes - ¿Nos tenías una sorpresa Cecilia?


Creo que ella también estaba sorprendida cuando llegamos – contestó seriamente Gwendal, y fue en ese momento en que el otro Bielefeld también entró… - Hola… Wolfram


Lord von Voltaire, Weller… Geika, Heika… sean bienvenidos – el rubio menor hizo una pequeña reverencia – Si nos hubiesen informado los habríamos esperado con habitaciones dispuestas y una cena más formal…  - su tono de voz intentó ser jovial, al tiempo de sujetar la mano de su padre, buscando algún tipo de apoyo y al mismo tiempo brindándolo.


Aquella forma de referirse a él, le dolió en lo más profundo de su pecho, pero sabía que se lo tenía merecido, por primera vez, desde que la verdad saliera a la luz, estaba en presencia de quienes le pertenecían a él, sus bellas joyas… y se juró en ese preciso momento que lucharía por recuperarlos, tanto a su hijo como al padre.


Wolfy… ve y dile a Margaret que mande alistar todo… - el menor asintió y se retiró de la habitación… - ¿Qué es lo que quieren?... porque entiendo la  presencia de Lord Weller y de Lord Von Voltaire… no la de usted Heika…


Esa forma de referirse podría considerarse una falta de respeto para con el maou – Murata había intercedido, aunque sabía que explicar su presencia y la de su soberano iba a estar difícil.


Waltorana… debemos hablar – Gwendal intervino ante aquel comentario…


Estoy demasiado cansado para eso Lord von Voltaire… será mañana después de que todos hayamos descansado – sentenció el oji jade y se retiró sin decir más.


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Se quedó en su habitación sin poder conciliar el sueño, ni Marcus ni Octavio habían participado de aquella incómoda cena, la presencia de su ex prometido había desequilibrado su buen ánimo, y eso lo tenía descompuesto, tanto que había vomitado todo el contenido de su estómago ni bien abandonara el comedor – Lo estaba haciendo bien, para qué viniste… - susurró justo en el momento en que alguien llamaba a su puerta, supuso que sería su padre, después de todo Waltorana había notado su nerviosismo, aunque cuando abrió la puerta sin antes preguntar, no fue con su papá con quien se encontró, si no…


¿No puedes dormir? – Gwendal no podía esperar una noche más para arreglar las cosas con Wolfram, se había arriesgado a tocar, más justo en ese momento lo tenía enfrente - ¿Me dejas pasar?


Claro, pasa… - de pronto sintió su estómago retorcerse, el peso de todas las cosas que se dijeran aquel día comenzó a asfixiarle, ni siquiera se atrevía a mirarle…


El silencio estaba siendo realmente insoportable, observarle con esa expresión angustiada le torturaba el alma, y era su culpa… sentía un océano inmenso entre ellos, había herido el orgullo de su hijo, y él sufría por su causa… extendió su mano para acariciar el mechón rebelde que caía por su rostro – Wolf… - susurró…


Aniue… - se había lanzado a sus brazos hecho una mar de lágrimas, por un instante el mayor se quedó sin habla y totalmente paralizado, sentía un inmenso dolor en el pecho, pero no había mucho que reclamar, se preguntó si con Waltorana también sería tan difícil… lo estrechó fuertemente, intentando darle calma a los temblores que lo embargaban…


No, Wolfram… no tu Aniue – susurró levantando el rostro del menor – Soy tu padre… tu Chichiue – su voz sonaba quebrada, aquello estaba siendo mucho más difícil de lo que se imaginó…


El silencioso testigo de aquella escena bajó el rostro, dolía… y dolía bastante, tal vez la sangre siempre había sido la responsable del ciego amor que Wolfram sentía por quien consideraba su hermano mayor… escucho los susurros suplicantes de perdón, las palabras de consuelo y de amor… retrocedió sin hacer ruidos, no deseaba arruinar ese espacio que era de ellos… solo rogaba a Shinou que Gwendal no arruinara las cosas con su hijo y que no lo defraude como, hacía tantos años, lo había hecho con él.


Fui un tonto… el más grande de todos – susurraba el mayor mientras respiraba el maravilloso aroma que pertenecía a su hijo… esa noche había pasado muy rápidamente, prácticamente no habían dormido nada, más cuando Wolfram se quedó dormido, él se retiró silenciosamente de la habitación… sentía un enorme peso ser quitado de encima de sus hombros, aún había una oportunidad para él…


Debería alejarse de ellos… sólo conseguirá hacerles más daño – una fría voz se hizo escuchar, cuando el general fijó su vista en quien se dirigía a él, reconoció casi de inmediato al caballero que según palabras de su madre, pretendía cortejar a Waltorana y a su hijo – Ambos añoran una familia y atención, que Usted no podrá darles… ahórreles este mal trago, y vuelva por el camino por donde vino…


Vaya, que es bastante descarado… cortejar al señor de estas tierras no le da el derecho de meterse en cuestiones que escapan a su incumbencia – soltó con veneno el moreno, el ambiente se sentía frío… y la mirada que le era dirigida era de absoluto desprecio – No soy un hombre que acostumbre rendirse antes de pelear… es usted el que sale sobrando aquí, Lord Lancaster…


Dentro de un par de días, será usted el que lo haga, Lord von Voltaire – sin mirar atrás el castaño se retiró… el mayor de los hijos de la 26º maou sintió rabia, aquel sujeto lo estaba provocando, pero lo que más lo molestaba era que eso sucedía por la confianza que había depositado en él, quien en ese justo momento salía de manera somnolienta y desaliñada de su habitación…


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No había podido dormir en toda la maldita noche, se moría de ganas de ir a aquella habitación y compartir ese momento con su hijo, pero no le correspondía… se había jurado que no se involucraría en la relación de Wolfram con su otro padre, aunque a él le dé coraje el hecho de que Gwendal no se merezca ni la más mínima atención de su pequeño, le pareció escuchar unas voces en el pasillo, iba a salir a darle un sermón de aquellos  al irrespetuoso que hozara acabar con la silenciosa calma de la noche… pero cuando salió se arrepintió mil veces – Gwen… - el nombre murió en sus labios, esa cara de enojo solo asustaba a sus subordinados, aunque ahí recordó su apariencia e intentó ingresar rápidamente a su cuarto…


Ahh no… tú y yo vamos a hablar – el moreno impidió a fuerza que la puerta  le fuera cerrada por la cara, ingresó al cuarto haciendo retroceder al otro noble que lo miraba impactado, sonrió de lado al notar su nerviosismo – Antes te gustaba dormir con una de mis camisas puesta…


¡Cállate! – ladró el rubio - ¡Sal de mi cuarto ahora!


¿Pero dónde está el trato protocolar que siempre te caracterizo Waltorana? – quería acariciar ese rostro, adoró ver el nerviosismo de esa mirada que tanto había amado…  hacía demasiados años que no coincidían en una misma habitación…


¡Sal! – intentó que su voz sonara lo más firme que podía, mordió su labio inferior mientras intentaba dejar de retroceder, aquella mirada él hacía mucho tiempo que no la veía, su sonrisa ocasionó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo – Lord von Voltaire, salga de mi habitación, ahora…


¿Vas a gritar si no lo hago?… - se sintió nuevamente como un adolescente, cuando entre juegos se encargaba de seducir a quien se robaba todos sus juveniles suspiros – Tú y yo debemos hablar… y será ahora que lo hagamos…


Si quiere hablar lo espero después del desayuno en mi oficina… este no es el lugar más apropiado para hacerlo… - dijo rápidamente el rubio – Ahora, por favor… gusta retirarse… - …”Respira Waltorana, no le demuestres que te afecta… rayos, aún se ve lindo con su cabello desprolijo”…


Me trae muchos recuerdos ver ese sonrojo en tu rostro – susurró el mayor - ¿Acaso estás intentando seducirme? – Estaba pisando terreno rocoso, pero una vez frente al abismo, le tentaba lanzarse… él sabía que tendría que arrastrarse mucho para ganarse el perdón del noble, pero si aún quedaban cenizas entre ellos, él se iba a encargar de encender nuevamente la hoguera… antecedió su intento de huida, y lo sostuvo de la cintura…


Suéltame… suéltame Gwendal, por favor, suéltame – no había sentido su pulso tan acelerado desde que le informaran de la supuesta muerte de su hijo – No quiero hablar contigo… te odio, te odio como a nadie… de lo único que hablaremos es de Wolfram, de nada más…


Le dolieron aquellas palabras, le dolía escucharlas… por que había tristeza y verdad en ellas – Acepto que me odies, y si, hablaremos de Wolfram… pero te equivocas si piensas que no intentaré hablar de nada más… pero, quizás, no necesitemos hablar ahora…


¿Eh…? -  sintió que toda su sangre fue a parar en su rostro, y aunque no quisiera contestarle, el príncipe mayor siempre había sabido besar muy bien… “¡Reacciona Waltorana… no te dejes vencer, tú vas a comprometerte con Marcus en la fiesta!”… - ¡Basta!... voy a quemarte vivo si te me acercas de nuevo…


Quiero dejarte algo en claro, Waltorana… pienso arreglar las cosas con Wolfram… pero también contigo, así que mejor comienza a borrar de tu mente la idea de hacerle caso a ese sujeto – el moreno salió de la habitación antes de que la valentía lo abandonase… conocía demasiado bien al hombre frente a él, como para saber que simplemente lo había atacado con la guardia baja… a partir de ese momento iba a ser todo mucho más difícil…


Cuando se quedó solo en la habitación, por fin se derrumbó en el suelo, había jurado no volver a derramar ni una sola lágrima por ese mentiroso… y no lo haría, si él quería guerra, pues iba a dársela.


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Se estiró cual gato luego del largo descanso, se sentía mucho más contento luego de haber hablado con… aún le estaba costando bastante decirle papá, pero ciertamente eso era… cuando su vista se fijó en la puerta, sus mejillas se sonrojaron, sin hacer mucho alboroto, se cubrió con su manta - ¿Se perdió Geika?


Sir von Bielefeld… verlo dormir puede resultar bastante agradable la verdad – el moreno sonrió mientras dirigía una penetrante mirada al oji esmeralda


¿En qué le puedo ayudar? – sin importar el tiempo que trascurra, la reencarnación del principal asesor del primer maou, siempre iba a ponerlo nervioso…


Se ha percatado que casi todo el castillo está algo frío, aunque esta habitación aún está cálida – comenzó a decir el moreno mientras deambulaba por el lugar, bajo la atenta mirada del rubio – Aún así se siente una presencia rodeándolo todo, como si quisiera encerrar toda la calidez para dejarnos sin esperanzas…


¿Se está sintiendo bien, Geika? – Wolfram no estaba entendiendo nada, si no fuera porque ese chico siempre fue algo raro, creería que se había bebido algo – Podría salir, por favor… quisiera vestirme – se rodeo con su manta y se puso de pie…


Pregúntele a su padre, von Bielefeld… cuales son las leyendas que rondan a su familia – en un movimiento que el mazoku no se esperó, fue colocado boca arriba sobre su cama, con el moreno justo sobre él – Shinou no está complacido… Ambos deberán volver a Pacto de Sangre con nosotros…


Pues puede decirle al mismísimo Shinou que se puede ir al otro mundo y dejar de meterse en mi vida… que no me importa lo que piense y que de una buena vez nos deje a mi padre y a mí vivir nuestras vidas – el tono de voz del rubio era peligroso, así como lo era la mirada que le estaba dirigiendo al sabio – Ya jugué con su papel de marioneta… ahora bien se puede ir al diablo, y espero que tú y Yuuri lo acompañen… salga de mi cuarto o conocerá lo que es fuego…


La sonrisa en el rostro del moreno le puso nervioso… aunque no lo demostró – No serías quien eres, si no te rebelaras… pero tú obedecerás – sin más salió del cuarto dejando al rubio confuso.


Cuando llegó al comedor casi todos estaban ahí, intentó evitar la mirada del sabio pervertido – Wolfram… hoy saldremos a montar solos tú y yo…


Está bien – una vez más Octavio lograba sacarle una honesta sonrisa de gratitud, por lo que tomó asiento a su lado… intentó por todos los medios no dirigir la mirada hacia donde sabía se encontraba Yuuri, no por que tuviera miedo de que a él le importase con quien se relacionara, más bien era porque aún le dolía…


Quizás Shibuya y yo podríamos acompañarlos, Sir von Bielefeld – Murata había hablado, ganándose la completa atención del rubio menor – No lo cree así, General Von Voltaire…


La mirada esmeraldina se encontró con la azulina, sintió un apretón de mano, brindarle apoyo, y sus ojos se apartaron de la de su padre, para toparse con la del castaño nuevamente – Por supuesto que no habría problemas… - esta vez fue Octavio quien respondió – Mejor nos adelantamos…


Si – aquella actitud dejó más que sorprendidos a algunos invitados a esa mesa – Papá nos vemos más tarde – Wolfram besó a Waltorana justo antes de salir…


Te lo encargo, Octavio… diviértanse – el oji jade dio por terminado el desayuno, justo cuando se puso de pie… y por lo que pudo notar, Marcus iba a acompañarlo.


Cuando estuvieron en los establos se encontraron con alguien con quien  aún no había hablado… se miraron por un tiempo – Sir Weller, Buenos días… no lo vi esta mañana durante el desayuno…


Octavio, me dejas un momento a solas por favor – Wolfram agradecía la intervención de su nuevo amigo, realmente lo apreciaba, este le dirigió una mirada amable antes de asentir y retirarse – Supongo que aún eres mi Conichan, ¿verdad?


Siempre voy a ser tu Conichan… - Conrad se había acercado al más joven, acarició su rostro con ternura, mientras lo observaba con cariño – Siempre voy a amarte, Wolfram… aunque no nos unieran lazos de sangre, yo lo haría…


Lo abrazó fuertemente, y él le devolvió el abrazo… no se había dado cuenta de cuanto le hacía falta ese contacto hasta ese justo momento – Yo, no se como actuar ahora… me cuesta tanto… debo prestar atención en todo momento para no decir tío o aniue, realmente odio esta situación…


Ellos entienden, y no es tu culpa… pero Wolfram, por favor… no nos dejes de lado, no te apartes tanto, sentimos que te perdemos… y eso duele – susurró el mayor, deseaba llevarse a su pequeño, para él también era difícil, el rubio siempre había sido su pequeño hermano.


No van a perderme… pero necesitaba espacio, para pensar… para olvidar – terminó de decir el menor al tiempo de apartase – Conrad, ¿por qué vinieron Murata y Yuuri?…


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Considerando que nuestro tema a tratar, es Wolfram, no le veo la razón de participar, Lord Lancaster – Gwendal estaba tocando los límites de su paciencia, ese desconocido no se apartaba de Waltorana, y en todo momento se metía en la conversación.


Considerando que tengo la intención de formar parte de esta familia, yo creo que si puedo participar – era bastante notorio la aversión que sentían mutuamente los morenos, el oji jade les dirigió a ambos una mirada cautelosa… una parte de él, no quería quedarse a solas con el general, mucho menos luego de lo que sucediera en las horas de la mañana… pero la otra parte, no quería tentar la paciencia del mayor, y sentía que estaba llegando al límite…


Marcus… agradezco tu apoyo, pero quiero acabar con esto pronto, podrías por favor – apretó su puño con ira, de repente la idea de usar las costumbres con respecto a los primogénitos no le pareció tan mala…


Está bien… pero después saldremos con los chicos – el Cataño salió sin mirar atrás, un largo suspiro fue emitido por el rubio…


Bien, ahora estamos solos… - hablo acomodándose en su asiento…


¿Acaso es esa una invitación? – sonrió de manera seductora, no pensaba perder la ventaja que sentía que tenía…


Pediste que Marcus saliera para que hablemos de Wolfram… ese tipo de invitación, no la vas a tener de mí – frunció el ceño con molestia – Y te recomiendo que mejores tu relación con Lord Lancaster… él va a ser parte de mi familia, y por tanto, de la de Wolfram también…


¿Qué te hace pensar que voy a permitir eso? – el moreno nuevamente sentía hervir su sangre…


Gwendal, no voy a interferir en tu relación con Wolfram, de hecho es por eso que le dije que  jamás te había confesado lo del embarazo… - comenzó a decir fríamente - Pero la verdad es que si te lo dije, y tú jamás prestaste interés en conocer que era aquello que yo tenía que decirte… me demostraste con acciones, ese  gran amor que juraste tenías hacia mí… y me demostraste, que fueron palabras vacías que lo único que buscaban, era  usarme…


¡Eso es mentira! – Gwendal se puso de pie mientras golpeaba la mesa…


Leíste mis cartas luego de que se conoció la verdad, ¿o me equivoco? – no se había inmutado con aquella reacción, estaba más que dispuesto en enterrar el asunto que el primer príncipe se traía en mente – Jamás te interesé lo suficiente como para averiguar por qué te escribía… ni una sola vez durante todos estos años… ese fue el gran amor que decías tenerme… y es por ese amor, más bien, por aquella mentira… que yo te desprecio…


Comenzó a sentir que el aire le faltaba, su corazón latía presuroso en su pecho… aquellas palabras las había esperado, pero escucharlas, dolía… y dolía bastante – Yo…


Sin importar cuantos “lo siento” me digas, no lo voy a olvidar – cortó el noble – Me dejaste solo, y ni te imaginas la agonía que padecí cuando me dijeron que mi hijo había muerto… no te imaginas lo que sentí cuando no fuiste a reunirte conmigo en todas aquellas ocasiones… no estuviste cuando mi maryoku se debilitó debido a mi estado, no estuviste durante mis largos malestares, no estuviste cuando se lo tuve que contar a mi padre… tuve miedo, y tú no estabas ahí para protegerme… - se contuvo de derramar las lágrimas que luchaban por escapar – Como te aseguré… no me interpondré entre tú y Wolfram… y por mi boca él no va a saber nada de eso… pero si por tu mente recorre la idea de que los tres vamos a ser una familia feliz… comienza a olvidar ese absurdo.


Si debo pagar penitencia… voy a pagarla – comenzó a decir el oji azul – Fui el peor de los idiotas, y merezco todo lo que me dices… - el moreno se dirigió a la puerta, el nudo en su garganta era muy fuerte – Pero quiero que te quede claro algo… No me voy a rendir, si hasta hoy me he mantenido solo es simplemente por que jamás pude olvidarme de ti… no se amar, es cierto, pero voy a aprender, y voy a hacerlo contigo… - luego salió presuroso…


No creo que tenga la oportunidad de probarlo – Marcus parecía muy complacido recostado por la pared – No se preocupe Lord von Voltaire… yo me encargaré de darles la familia que usted les negó – sin decir más, ingresó al despacho…


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Yuuri observaba con molestia la interacción entre su aún prometido y ese joven, Murata se estaba burlando de sus reacciones, y él estaba que se lo llevaba el diablo… el oji esmeralda ni le había dirigido una mirada, Conrad tampoco parecía muy feliz con lo que veía… por lo que volver a la mansión había resultado ser un gran alivio.


Cuando se dirigieron a sus habitaciones, vio la oportunidad de acorralarle justo cuando uno de los soldados le informaba al castaño que  su padre lo andaba buscando… -  Parece que te llevas muy bien con ese tal Octavio…


Heika… si, Octavio es un muy buen amigo… si me disculpa – el peli dorado intentó huir, más el moreno lo retuvo…


Deja de evitarme – su voz sonó firme y molesta, esas hermosas esmeraldas se fijaron en él, y sintió el deseo de sonreír… así le gustaba más, esa mirada sólo en él – Te he extrañado, Wolf… me haces falta…


Su corazón se contrajo en su pecho… pero no iba a claudicar en su decisión, no volvería a esa vida – Heika, como buen soldado siempre podrá contar conmigo… así también como noble – sintió el repentino dolor en el brazo, pero no emitió queja alguna


Dos podemos jugar este juego… solo por si no se le ha informado Sir von Bielefeld… aún a la fecha, usted sigue siendo mi prometido – sonrió al notar su desconcierto, así que decidió dejarlo así… casi tenía la certeza de que ahora sí lo buscaría para que le explicara su actuar… comenzaba a sentirse agradecido con Murata por aconsejarle no firmar aquel documento… la idea de Wolfram con otro sujeto comenzaba a sentirse muy mal…


 


 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, nos vemos en una semana...

 

Besos


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