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Creí que... por Keny-chan

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Notas del capitulo:

Fic en honor al cumpleaños de Satoshi que fue hace unos días (sí, el 13 de este mes).Es algo así como mi versón con happy ending :BB Se me ocurrió después de leer "Birthday wish" de cherrymusic14. El cual, por cierto, fue hermoso y casi me hace llorar. 

Intenté sonara lo más fiel a lo que dejan "ver" Shuu y Sato en sus cuentas de Tuitah y demás. 

Espero sea de su agrado C: 

Creí que…

Keny-chan

.

.

.

Despertar la mañana de su trigésimo primer cumpleaños por el leve trinar de Fukutaro fue en extremo agradable. Se contorsionó bajo las numerosas cobijas y despegó un ojo con dificultad, dirigiéndolo hacia la jaula donde reposaba el ave.

—   Gracias, Fuku-chan— sonrió Satoshi aún con modorra.

Hizo el amago de volver a dormir unos cinco minutos más cuando el vibrar de su móvil llamó su atención, las luces de un mensaje nuevo parpadeaban incesantes. Lo tomó no sin antes palmotear sobre la cómoda hasta alcanzarlo. Y se sorprendió de no encontrar un mensaje nuevo, sino más de una decena de ellos. Revisó los nombres y volvió a sonreír al ver los nombres: su familia, viejos amigos de la escuela y por supuesto amigos de otras bandas. Y no era lo único, tenía numerosas notificaciones de Twitter  y otras redes sociales. Buscó entre ellas, sin abrirlas, una en específico, pero no estaba y eso fue suficiente para que sus ilusiones fueran al pozo de la tristeza.

Miró la hora y decidió pararse y comenzar el día de una buena vez.

Después de bañarse, sacó a Fukutaro de su jaula para poder jugar juntos un momento. Sería un largo día y por más de una razón ese año su cumpleaños era lo que menos le entusiasmaba. De camino a la primera actividad del día, mientras conducía, no paró de pensar en esa inquietud que el estarse agregando años le causaba. Treinta y un años no eran muchos, por supuesto, pero no dejaba de pensar que mientras más creciera habría menos cosas de las que podría disfrutar como si fuera un niño. Madurar estaba bien, lo entendía, pero no lo quería si ello conllevaba el aburrimiento y la seriedad constante.

Lo cual lo llevaba al siguiente punto de su ansiedad. Sabía quién era, qué era lo que hacía pero había veces, como aquella, que dejaba de saber lo que quería. O más bien, no sabía si lo conseguiría. En cuyo caso sólo era algo… o más bien, alguien. En un semáforo en alto tuvo la oportunidad de resoplar frustrado y dejarse caer sobre el volante.

Deja de pensar en ello. Deja de pensar en ello, Satoshi. El día apenas empieza.

Se dijo. Oh, cómo deseaba en ese mismo instante volver a su departamento y quedarse en compañía de la pequeña Fuku-chan para ver películas o hacer cualquier otra cosa, pero no, no podía dejar plantado a nadie, aunque fuera su cumpleaños.

 

 

 

 

 

 

 

El día siguió su curso y Satoshi hizo lo mismo. No lo estaba pasando mal, en absoluto, había comido pastel, recibido regalos, abrazos y más mensajes. Pero no era suficiente. Sólo deseaba recibir una cosa y esta le estaba siendo negada.

Maldito Shuu. Maldito Hideyuki. Maldito, maldito Nagai desconsiderado. Maldito fuera el hombre del que seguía irremediablemente enamorado.

Suspiró. Sin fijarse si alguien lo miraba o no, se restregó el rostro con ambas manos. Hacía horas que había anochecido, la noche era joven sí, pero no dejaba de sentirse ansioso, desplazado, decepcionado e ingenuo.

No podía exigirle nada, absolutamente nada al bajista. Porque era culpa suya y no de él que la distancia creciera y mermara la posibilidad de su compañía. Ah, Satoshi, eres un idiota orgulloso. Lo sabía perfectamente, maldita sea. Y se suponía que estaban bien, pero él no podía evitar enfadarse cuando Shuu tenía que ir al encuentro de KEEL. Sabía que estaba mal y era injusto, porque él había cometido la traición primero, sin embargo… ¿podían culparlo por desear ese tiempo al lado del otro? Si Shuu no estuviera en esa otra banda, estaría con él. Y él mismo no estaría trabajando como modelo para ocuparse en algo y no pensar en lo mucho que necesitaba a Hideyuki.

Y allí estaban, sus penosas verdaderas razones.

Su papá, dándose cuenta de su soledad se sentó a su lado abrazándole por sobre los hombros. No escuchó nada de su parte pero sabía perfectamente cuál era su consejo: si realmente lo amas, deja de lado tu orgullo y háblale con el corazón. ¿No era así como hacían antes?  Se dejó cubrir por el apoyo y la comprensión de su padre, talló sus ojos que escocían peligrosamente sin dejar derramar aún las lágrimas y respiró profundo para tranquilizarse. Había recuerdos de fiestas anteriores que no deseaba invadieran su cabeza, pues le harían recordar que por más que uno quiera nada vuelve a ser como era.

—   Pero puede ser mejor, hijo— Satsuma le despeinó con cariño y volvió a la cocina por más carne.

Antes de volver con el resto, revisó su teléfono una última vez. Nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cerca de las once de la noche su padre le despedía en la entrada del restaurante. Le había sugerido que se quedara pero la añoranza del calor de su departamento era más grande.

Mientras se colocaba debidamente la cazadora su celular timbró. Una notificación de LINE  se mostraba y el nombre que había esperado leer durante todo el día se encontraba allí mismo. Abrió el mensaje con demasiada urgencia, pero no importaba.

Shuu: Happy Birthday, Satoshi-kun.

Una simple oración, unas cuantas palabras, pero eran suficientes para él. Sonrió como un niño, llevó el celular hasta su rostro y dejó caer la frente sobre la pantalla donde aún se leía el mensaje.

—   No lo olvidaste— susurró al viento, anonado.

—   ¿Cómo podría?— dijeron a su espalda.

Satoshi dio la vuelta, sorprendido. Y allí estaba. Recargado contra el ventanal del restaurante de su padre, son las manos en los bolsillos de la chamarra y mirándole profundamente. Satoshi podía jurar que incluso esos labios se elevaban al cielo en una fina curva. Impresionado como estaba no halló palabras en ese instante. Shuu caminó hacia el cantante, deteniéndose a tan sólo un paso de distancia.

Satoshi llevó su mirada hacia la del bajista y soltó el aire que retenía involuntariamente en sus pulmones.

—   Creí que… — balbuceó y se detuvo.

—   Pues lamento informarte que estabas equivocado, Satoshicchi.

La tersa y profunda voz de Shuu lo envolvió totalmente y sonrió enormemente al escuchar ese antiguo apodo que sólo el bajista había pronunciado en el pasado.

—   Gracias— susurró.

Dio un paso al frente quebrantando la distancia que los separaba y hundió el rostro en el pecho de Shuu como había deseado hacer cuando leyó su mensaje. Sorbió la nariz discretamente, pues las lágrimas amenazaban otra vez con salir. No, no lloraría por ideas absurdas.

Shuu, por su parte, se dio cuenta del rebelde sollozo que salió de la garganta del vocalista y le rodeó suavemente con sus brazos. Haciéndole saber que allí estaba, que no iría a ninguna parte. Había tenido que esperar a que el día terminara para poder acudir a él y verle. Fuese una hora, dos, o unos cuantos minutos él deseaba estar a su lado un cumpleaños más.

—   Feliz cumpleaños, Sa-chan.

Satoshi rió contra su suéter y le abrazó de igual forma.

—   Eres el mejor regalo, Shuu— susurró  con la intención de no ser escuchado por el otro, pero supo, cuando sintió los labios del bajista contra su cabello, que no había tenido éxito. 

Notas finales:

¡¡Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer!! Y por favor, déjenme saber su opinión. 

Mil besos~ 


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