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Inocente trato de niños por darkness la reyna siniestra

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Notas del fanfic:

Hola mis queridos lectores. Ando de nuevo por acá para dejarles mi nuevo escrito. Ahora con la pareja ShakaxCamus. Yo en lo personal solo he leído un fic de esta pareja y la verdad es que me encanto, y es hasta ahora que puedo aportar algo con estos sexys chicos juntos, claro que el crédito a mis inspiración se lo debo a mi súper linda y especial amiga y lectora Geo de Acuario. Amiga, gracias por la idea, y como ya saber, este fic va dedicado a ti con mucho cariño, y de nuevo no te preocupes por mi tiempo, a mí me gusta escribir y tus ideas son fabulosas.  ;) 

Notas del capitulo:

Saint Seiya no es de mi propiedad, es de Kurumada-sensei, yo solo los tomo prestados par que sean parte de mis escritos sin ningún fin lucrativo. 

Aquel lugar era calentando tenuemente por el sol brillante de la mañana griega. Los jóvenes caballeros de oro se encontraban calentando sus músculos para iniciar los combates de entrenamiento como cada mañana. Aquello parecía ya un ritual monótono del día a día y al francés del grupo ya le estaba molestando aquello. Si bien el frío Camus de Acuario no se quejaba de su destino y el tipo de vida que debía seguir por deber. Si le molestaba de cierto modo el tener que hacer lo mismo cada nuevo amanecer, aunque agradecía que por lo menos ya estaban en tiempo de paz y que su diosa le permitiera a él y sus compañeros regresar tras morir en la batalla contra el dios del inframundo.

A decir verdad, los días del Aguador eran bastante tranquilos. Pero como en toda ocasión, siempre debe haber... un pelo en la sopa...

Camus se relacionaba lo necesario con los demás santos pero con «él» siempre tenía uno que otro «rozón» y ese día no tenía por qué ser diferente.

Resulta que el Santo de la Vasija y el de la Virgen, tenían una tensión muy pesada. Tanto que ni siquiera podían estar en un mismo lugar sin agredirse. Pero lo que los demás dorados notaron es que el que comenzaba a atacar al otro era nada más y nada menos que Shaka...

Esa mañana en particular, cuando el rubio llegó al Coliseo, lo primero que hizo fue buscar con la mirada al peli turquesa y cuando lo diviso comenzó con lo que todos temían.

 

-Veo que ya apareció el frío.

 

El comentario con sorna de Shaka, fue escuchado a la perfección por Camus a quien no le hizo gracia dicho apelativo para su persona. Más decidió que lo ignoraría, no le daría el gusto al hindú de verlo molesto. Eso sí que no.

 

-Shaka ¿no crees que deberías dejar tranquilo a Camus? Él en realidad nunca se mete contigo amigo. -comentaba Mu, colocando una mano sobre el hombro del rubio a lo que este sonrió con maldad.

 

-¿Sabes Mu? A veces eres muy ingenuo. -Shaka se alejó del ariano dispuesto a hacer su rutina, dejando al peli lila confundido negando con su cabeza.

Sin dudas cuando Shaka quería, podía ser alguien muy complejo de entender.

 

Por otro lado. Camus hacia un poco de calentamiento junto con Milo que se había acercado a él tras escuchar como el budista lo había llamado.

 

-Sinceramente Milo, no sé qué tiene Shaka conmigo pero ya me estoy hartando. -comentó esquivando un ataque del griego.

 

-¿Desde cuándo ha comenzado a molestarte?

 

-No estoy seguro... ¡Ahh! -Camus no pudo seguir hablando. Al esquivar un ataque de Milo.

 

-¡CAM! -el grito de Milo hizo voltear a los demás, logrando divisar la dolorosa caída del francés para luego ver la del griego sobre este, quedando ambos a escasos centímetros de distancia del rostro contrario.

 

Todos silbaron a modo de molestar a los accidentados. Milo ayudó a Camus a ponerse de pie, tomando al galo de la cintura para que se apoyara en su hombro pues Camus se había desguinzado el pie.

 

-¡Oye Milo que bien escondido se lo tenían tú y Camus! -gritó Death Mask a son de burla.

 

-¡Mira que el copo no es tan frío como creímos! -secundó Kannon para luego reír sonoramente.

 

Camus tras escuchar esos gritos tontos, se puso rojo de ira y vergüenza. Pero aunque el francés estuviera molesto. No se comparaba con la furia que cierto rubio sentía en ese momento por ver el contacto que el escorpiano tenía con el peli turquesa. Así que queriendo hacer notar su presencia, se acercó a los dos caídos.

 

-Vaya Camus, al parecer eres tan débil que necesitas que te carguen.

 

La sonrisa de molestia mal disimulada que mostró Shaka al decir esas palabras hizo a Camus entrar en duda junto con enojo.

 

-Milo, Suéltame... puedo solo. -pidió el Aguador tratando de mantenerse sólo.

 

-¡Camus como crees! -trato de hacerlo desistir Milo, más fue inútil y Camus se soltó de su agarre.

 

Pero al hacerlo, el francés apoyó su pie herido dando un quejido de dolor. Casi cae de nuevo pero fue detenido por Shaka que logró tomarlo por la cintura quedando a escasos milímetros de distancia de los labios galos. Camus al ver la forma como el hindú lo miraba, se sonrojo notablemente lo que fue visible para el rubio.

 

-Esto es tu culpa Shaka. ¿¡Qué diablos te ha hecho Camus para que lo molestes tanto!? -cuestionó molesto Milo interrumpiendo el momento de los otros dos.

 

-¿De verdad quieres que te diga? -miro al griego y luego al francés quien se coloreo más aun, desviando el rostro apenado.

 

-Creo que hasta la pregunta es tonta Shaka. -Milo se acercó más a Camus para alejarlo del rubio, colocando sus manos en los brazos del otro. Pero Shaka se negaba a soltarlo.

 

Es por eso que entre Shaka y Milo, formaron un sándwich de Camus. Pero cada quien sostenía al galo por motivos distintos.

 

-¡Oigan, ya déjenme! -gritó el acuariano molesto. Se sentía acalorado y el tener a ese par de hombres acorralándolo no ayudaba.

 

-Pero Camus ¡Que no ves que te estoy ayudando!

 

-Milo yo lo sé pero es que me duele el pie. Necesito llegar a mi templo y tu Shaka ya ¡Déjame tranquilo!

 

-Está bien, ven te ayudó. -Milo se ofreció para ayudarlo pero Shaka se dejó escuchar de nuevo.

 

-Yo puedo ayudarte si gustas Camus, para disculparme de alguna manera contigo por todo. -su voz sonó seductora y suave directamente en el oído del francés al cual le recorrió entero un escalofrío que le provocó mover su cabeza en otra dirección.

 

-N-No, Milo me ayudará... -dijo titubeante, pero una cuarta voz se hizo oír dejando a Camus «frío»

 

-¡Hey Milo! -llamó Aioria llegando al lugar. -El Patriarca te llama, parece que quiere que vayas a una misión a Rodorio con Shura. -informó a lo que Milo miro a Camus que no decía nada por lo que había escuchado.

 

-Aioria, ¿Puedo ir en otro momento?

 

-Eso sería cosa de Shion, Milo. Yo te recomiendo que vayas ahora, perece que es urgente. -aclaró el León y Milo se preocupó.

 

-Pero, ¿Camus...?

 

-Vete Milo. -Esta vez fue el budista y el peli turquesa dio un respingo en su lugar.

 

-Olvídalo, tu fastidias tanto a Cam que eres capaz de hacerle algo ahora que está herido. Pero...

 

Milo se quedaba sin opciones y los minutos corrían, tenía que presentarse ante el ariano mayor pero no quería dejar sólo al acuariano con Shaka.

 

Al final de tanto, el de Acuario dio un sonoro suspiro de resignación y hablo.

 

-Milo, vete. Debe ser importante lo que Shion te dirá, no te preocupes por mí, estaré bien. -dijo sonriendo levemente.

 

Milo sonrió con pesar. Quería ayudar a su amigo pero Aioria lo estaba esperando para llevarlo ante el peli verde.

 

-Cam amigo no quiero dejarte... iré a verte cuando vuelva. -dijo como despedida comenzando a caminar junto con el otro griego.

 

-No te preocupes, buena suerte amigo. -Camus se despidió del peli azul.

 

Estaba dispuesto a irse a como diera lugar, pero Shaka tenía otros planes. Le pareció graciosa la expresión de angustia del peli aguamarina al ver la cantidad de escaleras que tenía por delante. Y más aún cuando el francés con toda dignidad tomó aire dispuesto a subir los peldaños interminables hasta su templo. El de la India más que divertido sonrió y negando con su cabeza se acercó al otro joven para cargarlo a estilo nupcial ante la sorpresa y duda del galo. Ambos se miraron a los ojos sin decirse nada. Shaka giro sus ojos azules hacia adelante para ver el camino, Camus cerró los ojos y giro su bello rostro hacia otro lado totalmente rojo. El rubio se percató de esto y sonrió para sí mismo.

El ilusionista escondía un gran secreto. Ese era el gran amor que le guardaba a Camus de Acuario, y si Shaka lo molestaba era porque quería tener una forma de llamar su atención y de alguna manera lo había conseguido aunque no tanto como quería. Por otro lado, Camus tenía estimación por el rubio pero cuando este inicio a molestarle, la percepción le cambió y aunque le molestara nunca quiso corresponder a sus provocaciones. Más ahora estaba ahí, sonrojado sin saber muy bien porque, en los brazos de ese hombre tan cercano a Dios.

Ninguno de los dos decía alguna palabra, Camus sólo escuchaba el murmullo melódico de la brisa mañanera la misma que movía sus cabellos turquesa junto con los dorados del de Virgo haciendo parecer la unión de piedras preciosas junto con oro puro. El francés estaba entrando en un estado de somnolencia y sin sentir muy bien cuando, se había recostado sobre el lado izquierdo del pecho de Shaka que es donde su cabeza busco reposo siendo arrullado por los latidos de ese corazón que tenía su nombre tatuado a fuego. Esos latidos que sin que lo notara repetían su nombre con gran amor y el subir y bajar que provocaba su respiración ante el trayecto de escalones y templos, le daban paz a su momentáneo descanso quedando profundamente dormido para deleite del sexto guerrero quien ahora protegía su tranquilidad.

Shaka se mostraba agradecido con la vida por dejarle tener al hombre que amaba ahora en sus brazos pudiendo admirar su calma belleza insensible y elegante, refinada como las gotas de rocío hecho diamante bajo la pupila del sol que acaricia sin destruir. El aroma a jazmín que liberaba la cabellera aguamarina le embriagaba hasta el séptimo sentido, tratando de calmar las ansias de hundir su nariz en ese lago de turquesas hebras brillantes y suaves y depositar un casto beso sobre esos sueños escondidos de sus ojos.

El camino llevaba buen rato, y apenas iban saliendo de Cáncer. El budista pensó en llevar a Camus hasta Acuario pero faltaba demasiado todavía y la dolencia del francés debía de tratarse pronto o de lo contrario se hincharía y sería más lenta su recuperación. Así que Shaka tomó una decisión, ya luego se explicaría pero por ahora lo importante era atender a Camus.

 

 

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

Tras un largo peregrinaje, Shaka entraba a su templo con el galo aun dormido en sus brazos. Lo llevo hacia su recámara personal donde lo recostó, Camus se quejó un poco entre sueños al sentir el contacto con la mullida superficie, pero no despertó; se sentía cómodo. El semidiós salió de la habitación para ir en busca de unas hierbas para preparar un ungüento con el que masajearía la zona afectada evitando así su inflamación.

A la media hora, Camus despertó de su letargo, quiso ponerse de pie pero un dolor en su pie derecho lo hizo morderse el labio inferior para ahogar el doloroso quejido que saldría de su garganta. Y aunque ahogó el sonido, no pudo reprimir la mueca de dolor que mostraron sus finas facciones, justo en el momento en el que el guardián del templo volvía.

 

-Camus no te esfuerces demasiado, aun tienes el daño en tu pie. -Shaka pronunció llamando la atención del nombrado que le miro interrogante.

 

-¿Shaka?... -miro desorientado la habitación sin reconocerla. -¿Dónde estoy? ¿A dónde me has traído? -indago con su característica calma.

 

El rubio camino hacia la cama donde volvió a acomodar las piernas de Camus sobre está cuidando no lastimarlo. Tras hacerlo, tomó asiento en la misma.

 

-Era importante que se tratara tu esguince antes de que empeorará, así que te he traído a mi templo donde tengo lo necesario para ayudarte ya que tu templo está muy lejos y no creo que tuvieras lo requerido. Además, te dormiste en el trayecto, quise dejar que descansaras.

 

-Entiendo... g-gracias supongo pero... ¿Porque me ayudas si te caigo mal?

 

Shaka que se encontraban retirando el calentador mullido que Camus llevaba en la parte de la pierna hasta el tobillo, dejó su trabajo para mirarle a la cara sorprendido por saber cómo él sentía su forma (incorrecta) de llamar su atención.

 

-¿Porque piensas que me caes mal, Camus?

 

-No necesito ser un genio o brujo, Shaka. De hecho creo que nadie aquí... -El galo volteó el rostro hacia sus manos que se mostraban calmadas sobre sus piernas.

 

El dueño de casa no sabía que decirle a su compañero, se sentía molesto consigo mismo por crearle a su amado esa idea equivocada de sus sentimientos por él. Y todo por culpa de... nunca debió haberle hecho caso a su amigo. ¡No! Mejor, no tuvo que haberle pedido precisamente a él un consejo amoroso...

 

-Camus yo... tú nunca me has desagradado en ningún momento ni sentido. -quiere que el otro lo mire así que toma su barbilla para que deje de ver sus manos y lo mire a él.

 

El acuariano sube su rostro hasta hacer que ambas tonalidades azules tan diferentes y a la vez la misma, se encontrarán en una fusión de sinceridad para mostrar verdades disfrazadas. Shaka se perdía en la profundidad azul de la mirada fría, fría pero cálida como si guardará muchas cosas tras una tapa de cristal congelado sellando las ventanas de su alma pura ocultando tantas fantasías de las que nadie supiera existencia alguna. Y Camus se sentía extrañamente tímido ante esa mirada azul como el cielo del día luminoso y conocedor de los caminos secretos. Como ese firmamento sin nubes que todo lo ve desde lo alto. Ambos caballeros se sentían embrujados por el otro y su aura tan distinta de la propia, como cuando la calma de la noche se besa con la luz del día en los atardeceres fundidos y de tal manera, el ilusionista fundiría sus anhelos con el mago de los hielos.

El tiempo se quedó inmóvil, el sonido no interrumpió el momento, los corazones guerreros se aceleraron como en un combate de vida o muerte y el universo entero hizo un nuevo Big Bang en el interior de cada hombre en esa habitación.

Shaka había buscado los labios seductores de su onceavo compañero, acercó su cuerpo al del de Francia con la finalidad de rodear su cintura con uno de sus brazos y con la mano libre, tomarle de la nuca para profundizar más la caricia. Camus no se negó a dejarse llevar por ese hombre divino aunque no sabía el porqué, no se alejó y respondió con el mismo ímpetu. Se sentía mareado y nervioso, cosa rara en él pues nunca le había pasado con alguien tal cosa. Shaka se levantó de donde se encontrara sentado sin dejar de besar a Camus, quedando arrodillado. El de Acuario sintió como el rubio lo iba recostado de nuevo. Shaka acostó al otro para después colocarse él en cima sin romper el beso que cada minuto se hacía más intenso y excitante. Camus no busco retirarlo, no entendía porque pero le estaba gustando, el sabor de la boca del virginiano lo estaba embriagando haciéndolo caer en el hechizo del deseo. Camus deseaba sentir más a Shaka y Shaka más a Camus.

El hindú recorría con una de sus manos las piernas del otro, subía y bajaba lentamente como no queriendo olvidar la textura de la tela de sus ropajes. Camus por el contrario, acercaba más al rubio con una mano en la nuca y la otra acariciando la piel del cuello, la garganta y el rostro fino de Shaka. Los dos se estaban dejando llevar a niveles insospechados. Virgo dejo la boca rosada del peli turquesa para ir hasta su níveo cuello donde un largo mechón le hacía cosquillas en la nariz. Comenzando así a recorrer esa blanca y tibia piel con la humedad de su lengua indomable. El rubio succionaba con sus labios y Camus sólo respiraba agitado mordiendo su labio inferior para evitar gemir de gusto por la atención que estaba recibiendo.

Y aunque Shaka disfrutara de hacer aquello que siempre quiso más que nada desde que inicio a ser un caballero de oro. Tuvo que alejarse del menor para hablarle puesto que sería ilógico que se unieran de aquella forma tan completa sin siquiera poner en claro sus sentimientos y Camus pareció entenderlo.  

Así que apenado y bastante excitado, Shaka se dio a la tarea de “hablar claro”

 

-Camus, discúlpame. Te bese sin siquiera saber lo que tu querías. –tomo una de las manos frías del Aguador.

 

Camus se sonrojo tan notoriamente que al rubio le invadió una gran ternura.

 

-No te preocupes Shaka, no estoy molesto, solo un poco sorprendido. Pero ¿Por qué me besaste? Se sinceró conmigo.

 

-Pues… Camus la verdad es que tú me atraes demasiado como para no querer hacerlo…  me gustas mucho. –se confesó suspirando de vergüenza bajando el rostro.

 

El de Acuario no sabía cómo sentirse o que decir, se sentía nervioso y lo que su compañero le dijo sentir era bastante nuevo para él. Si bien estimaba al ilusionista como compañero, le molestaba en sobremanera el cambio que tuvo con él. Eso de comenzar a sacarlo de sus casillas por casi ocho largos meses sin una razón lógica… ahora todo tenía sentido para Camus: Shaka lo molestaba porque quería acercarse a él de alguna manera, y aunque quizá no eligió la correcta, surgió un poco de su claro, no era positivo pero dio resultado.

 

-Shaka ¿acaso tu…? ¿Me molestabas solo para llamar mi atención?

 

La pregunta inocente hizo sonrojar a Shaka tras verse descubierto,  cerró los ojos como pidiendo que la tierra se abriera y se lo tragara ahí mismo para evitar morir de bochorno.

 

-Me imagino que piensas que soy un tonto verdad. –suspiro. –Me lo merezco.

 

Bajo el rostro aun apenado mirando sus propios pies como si fueran la respuesta a su situación. Pero la risa hasta entonces desconocida de Camus lo hizo asombrarse y volver a mirarlo. El francés se tapaba la boca con una de sus manos para ahogar la risa que le proporcionaba aquella revelación de la que ahora era sabedor.

 

-Lo siento Shaka. –pronuncio aun sonriendo limpiándose una lagrima del ojo derecho. –Es que nunca creí que… alguien tan serio y centrado como tu caiga en esos juegos de niños. Es decir, es como en la escuela, cuando a un niño le gusta una niña; este la molesta para que la chiquilla no sepa que en realidad le gusta.

 

-Camus, no sé qué decirte. Estaba un poco desesperado, no sabía cómo acercarme a ti, así que decidí pedirle consejo a Aioria y él fue el de la idea de molestarte para que me notaras.  

 

Camus se acercó a Shaka con la intención de reconfortarlo, lográndolo con éxito. Abrazo al rubio por los hombros para recostarse en uno de ello.

-No necesitabas pedirle consejo a Aioria. Tienes suerte de que no respondiera a tus ofensas o ya estarías congelado. –rio con gracia al imaginarse aquello que acababa de decir, Shaka volteo a mirarle para refutarle algo pero Camus se lo impidió capturando sus labios con los propios en un beso tierno que no requirió abrir la boca para atrapar los suyos. Al alejarse el francés, el hindú indago sorprendido y feliz.

 

-¿Qué fue eso?

 

-Tú no eres el único que siente cosas Shaka. –miro directamente a los ojos a Virgo, notando su claridad y brillo como el cielo de su bella Francia en las mañanas de primavera.

 

Shaka hizo lo mismo hundido en el azul más oscuro de los ojos galos, así de azules como las noches que adornaban a la India que lo vio partir hacia su destino.

 

-Camus, perdóname por todos los enojos que seguramente te hice pasar.

 

-No te disculpes, al menos sé que no fue porque me odiaras, creo que me habría sentido realmente mal si hubiera sido por eso.

 

-¿Por qué te importaría tanto lo que yo pienso de ti?

 

-Porque, a pesar de no convivir mucho tu y yo. También comparto lo que tú sientes por mí. Siento un gran cariño por ti Shaka de Virgo, siempre lo sentí aunque tú me molestaras.

 

-¿Es verdad?

 

-Mucho…

 

Camus ya no espero respuesta verbal. Pues tenía las acciones y esas acciones ahora tenían sus labios en una unión de ensueño con su querido compañero, y aunque ambos se gustaran, aún faltaba mucho por conocerse y por quererse.

 

 

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Habían pasado dos meses desde que Shaka se declarara a su ahora amante. Todos en El Santuario supieron de aquella nueva relación que surgió entre aquellos poderosos rivales. Nadie se entendía como ni cuando ocurrió, solo el que ahora estaban juntos.

Ahora amanecía en aquella tierra de guerreros. En el templo de la virgen yacían dos cuerpos desnudos solo cubiertos por una sabana color arena y olor a gardenia. Camus estaba profundamente dormido en el pecho de Shaka mientras este ya despierto, acariciaba los largos cabellos de su príncipe de los hielos.  

El más joven al sentir la caricia, se removió un poco para luego abrir los ojos ante el nuevo amanecer que se mostraba con magnificencia ante él.

 

-Buenos días, Shaka. ¿Cómo dormiste? –lentamente se acerca a la boca del rubio para darle un beso matutino.

 

-Muy bien, te tenía a mi lado. Por eso mi sueño fue perfecto. –Shaka sonrió haciendo sonrojar a Camus. –Me encanta cuando te sonrojas.

 

-No digas eso. –volteo el rostro pero el rubio lo hizo verlo para reclamar su boca como propia en un beso más profundo y delicioso, de esos que se usan para explorar lo desconocido, aunque ya Shaka lo haya conocido infinidad de veces, le encantaba seguir haciéndolo y lo mejor del caso es que nadie le quitaría ese privilegio.  

 

-Camus te amo tanto. No sabes cuan feliz me hace tenerte conmigo. –le confesaba besando su rostro.

 

-Y yo soy feliz a tu lado Shaka. A pesar de haber comenzado de la forma equivocada… hazme tuyo de nuevo Shaka, quiero sentirte. –pedía el mago de los hielos ansioso por el calor del de Virgo quien no se hizo de rogar, iniciando así una nueva unión tan completa como la de un eclipse o la del atardecer encendido en la tonalidad exacta así como los gemido armoniosos que ambos hombres daban como una canción prohibida, discreta, como lo que solo ello podían hacer y deshacer.  

 

La noche anterior habían tenido una entrega intima de amor y deseo. El cuerpo de Camus era el vicio de Shaka y el del rubio era la droga del acuariano. Por ende, no importaba realmente cuando hicieran el amor, porque era amor, porque aprendieron a conocerse y a amarse más profundo que el poder de un agujero negro consumidor del espacio de lo desconocido. Porque ambos se conocían y todo aquello había empezado por un inocente trato de niños  

Notas finales:

Bueno llegamos al final de esta entrega para mi amiga Gea, espero que te haya gustado así como a todas las bellas personitas que leyeron este fic, se los agradezco en el alma. Recuerden si quieren aportarme una crítica, o sugerencia, son bienvenidos los reviews. Nos leemos en mi siguiente trabajo. Sigan bellos. ;)


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