Cry Baby. por BaniaticaFer

Sus pies se movían ligeros, eran exactamente los mismos de antes... ¿entonces por qué se sentía diferente? 

Caminó suavemente por las ruinas de aquel basurero al que muchos llamaban 'hogar', pero que ahora estaba deshabitado, solo lo acompañaban en las calles aquellos cadáveres desafortunados que no pudieron vivir para ver el nuevo mundo. 


Finalmente subió las escaleras del gran hotel. Seguía desgastado y en ruinas como siempre, sin embargo no parecía haber sido víctima de "la cacería". No supo cómo y tampoco le interesó averiguar pero había llegado ahí. ¿Por qué no había ido a casa? La respuesta le aterrorizaba más que nada: Estaba sola, vacía. La soledad estaba latente en cada pared, en cada estantería; se hacía gélida y pesada en cada libro que lo miraba desde las esquinas. 


— ¡Nezumi! —la voz salió ronca y pesada, como si hubiese visto un fantasma, pero también estaba emocionada, feliz. Inukashi se paró de la silla donde segundos antes estaba sentado hablando con el viejo quien también se quedó estupefacto. 

A Inukashi nunca le interesó Nezumi, era una rata que se aprovechaba de las situaciones y aun así había aprendido a tomarle cariño, aprecio como a sus perros, tal vez un poco menos. Y ahí estaba Nezumi, él Nezumi que era fuerte y despiadado, eficaz y mordaz. El zorro astuto... se estaba desmoronando frente a sus ojos. 


Nezumi apretó los puños, ¿por qué ahora? ¿Por qué ahí? ¿Por qué mostrar su debilidad? Sin embargo, todo le importó una mierda. 

Caminó pesado hasta la pequeña cama descompuesta que había en un rincón de la habitación y ante la atenta mirada de sus dos colegas se dejó caer boca-abajo en ella haciéndola rechinar con angustia.


—Nezumi... oye, no es para tanto. Todos sabíamos que era peligroso y... —Inukashi no supo cómo continuar, los ojos grises lo miraron penetrantemente. Aún en ese estado Nezumi sabía cómo callar a alguien.


—Él está vivo... se salvó. No pregunten como, solo pasó —su voz salió en un murmullo corto. Estaba vivo... Shion estaba vivo, entonces, ¿por qué él estaba ahí? Con los ojos ardiendo y con el corazón tan pesado que hasta dolía respirar. 


—Entonces... ¿por qué tú-? —Los ojos de Inukashi se abrieron muy grande. No. Eso no podía estar pasando, ante su mirada vio lo que jamás pensó ver. Los hombros de Nezumi temblaban con desesperación, mientras la vieja y desgastada almohada reprimía unos pequeños y casi inaudibles sollozos. Estaba llorando, como nunca antes lo había hecho, Nezumi estaba dejando escapar todo de él. Había colapsado después de tantas emociones juntas. Él... estaba perdiendo una vez más a todo lo que amaba, No.6 le estaba arrebatando todo de nuevo. 


Inukashi se sentó en la cama, aun lado del cuerpo que se movía espasmódicamente por el llanto, le sorprendió, ahora entendía que tipo de relación tenían Shion y Nezumi. 


—Sí él está allá afuera, vivo... no entiendo que haces aquí. Si es tan importante para ti, entonces no es No.6 la que te lo está arrebatando, eres tú el que lo está dejando ir; cegado por tu ira dejarás ir lo más preciado que tienes. Puede que sea tu debilidad, pero ese chico vale la pena. 


El llanto cesó, Nezumi se sorprendió al sentir unas manos huesudas acariciar su cabellera. ¿Estaba siendo consolado por Inukashi? ¿Pero qué clase de broma mal hecha era esa? Y aun así, en el fondo de su ser sabía que tenía razón. Debía volver con Shion, había perdido, se había acercado tanto a aquel peli-blanco que sus grilletes ya no apretaban, sino que hacían parte de él. 


Nezumi había perdido, pero ya no le importaba. Regresaría al lado de Shion. 


Era una promesa.