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Detención = Club de Teatro por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Danny Phantom pertenecen a Butch Hartman.

 


 


Detención = Club de Teatro


 


 


 


Un día normal en Amity Park. Si ignoran al fantasma metálico que está siguiendo a un chico fantasma, el héroe del pueblo según algunos, y el desastre que acusan a su paso no habrá más que una agradable vista. Calles limpias… con rastros de ectoplasma… edificios no tan altos y bien conservados… con algunos hoyos debido a ataques… y un parque amplio y lleno de vida… y algunos cráteres causados por luchas… está bien, está bien, Amity Park es una ciudad peculiar.


Amity Park es el lugar más infestado de fantasmas de todo el planeta, es el hogar del chico fantasma que apareció hace un par de años, a pesar de ser constantemente acechado por los caza fantasmas expertos residentes ‘Fenton’ y de la mala reputación surgida en ciertos momentos el chico fantasma ‘inviso-bill’ ha declarado este pueblo su territorio. Hay ataques a la ciudad que ‘inviso-bill’ se encarga de erradicar y de enviar el culpable, ya sea criminal o fantasma, al lugar correspondiente a cualquier hora del día y de la noche.


Justo en estos momentos ‘inviso-bill’ está luchando contra un fantasma recurrente que suele gritar, jurar y reafirmar su deseo de obtener su mayor trofeo como cazador colgado en su pared; ha de suponerse que ‘inviso-bill’ no se queda callado y de hecho hace comentarios ocurrentes e ingeniosos. La lucha sigue su marcha y es un alivio que ‘inviso-bill’ sea un fantasma pues de lo contrario estaría faltando a las horas escolares para cumplir con su deber de proteger su territorio de otros fantasmas.


Al parecer la pelea ha llegado a su fin, ‘inviso-bill’ saca un artefacto cilíndrico en el que absorbe al fantasma robótico ahora hecho pedazos y se aleja luego de gritarnos que no se llama ‘inviso-bill’ sino ‘Danny Phantom’. Parece que lleva prisa, en fin, sigamos con el recorrido de la ciudad.


*****     *****     Danny     *****     *****


Diablos. Otra vez tarde, sin duda ya tengo otra detención más, ¿Cuántas van con ésta? Trece, quince, bueno, no importa. Algo que me parece curioso es que debido a tantas detenciones se me han hecho ‘acumulables’, si no me equivoco hoy cumpliré una hora y media de detención que le debía a la maestra de química.


Ojalá que esas horas acumulables no sean válidas en verano.


Al fin en la escuela, entre encontrar un lugar donde regresar a mi apariencia humana, ir por mis libros y buscar el salón en el que debería estar me doy cuenta que es más prudente no entrar y prepararme para la clase siguiente, entrar a tan solo diez minutos de clase sería un insulto. Regreso a mi casillero y para mi desgracia me encuentro Lancer, al verme fue como recordarle algo desagradable que preferiría olvidar pero me intrigó el rápido cambio en su mirar… algo se trae entre manos.


--Bien, señor Fenton, como veo que se ha saltado las clases nuevamente y que tendrá un par de horas más para su larga lista de detenciones pendientes debo pedirle que me siga a la oficina del director. –dijo con un tipo de voz que me hizo esperar lo peor.


Sin decir nada lo seguí, ¿Qué podría decirle? Y con el paso de los años descubrí que el tratar de explicarme o dar excusas llenas de mentiras tan solo hacía que las cosas empeoraran. El nerviosismo, los golpes ‘inexplicables’, mi notable falta de sueño y constante postura precavida además de mis sobresaltos a fuertes sonidos me hicieron quedar más como un chico problema ante mis profesores que ya hasta siento que lo único que desean es poder deshacerse de mí.


Aunque por fortuna o desgracia, luego de verificar que mi deplorable estado no se debe a las drogas, el personal docente lo atribuye al trabajo de mis padres; los constantes ataques fantasmales a mi casa, las armas que suelen explotar un par de veces antes de funcionar correctamente, el tipo obsesión que papá tiene para con los fantasmas… antes que pregunten, enviaron a una trabajadora social a mi casa, ¿el resultado? Cualquiera estaría en mi situación si vivieran con los científicos brillantes pero desquiciados Fenton, lo mejor que me pudiera pasar es irme a la universidad lo que conlleva alejarme de mis padres.


Lo sé, lo sé, es algo ridículo sin embargo, los profesores lo creyeron y así fue como lo de las horas ‘acumulables’ de detenciones se hizo para mí. Se supone que me ayudan al no tener que pasar demasiado tiempo en casa.


Ya en la oficina del director, Lancer y una maestra que no había visto antes, sus miradas se centraron en mí. Algo andaba mal. El rostro inexpresivo del director, un leve movimiento y Lancer ya estaba explicándome que por tantas horas acumuladas y debido a que uno de los alumnos de la maestra Catherin necesitaban a un ‘remplazo’ con urgencia.


--Y si mi memoria no me falla, Daniel, tienes buena memoria cuando de hecho prestas atención y más si repites varias veces lo que debes aprender. –dijo como para justificarse –Así que el resto de las horas en detención las pasarás con Catherin en el club de teatro.


Oh cielos.


>>Los ensayos de la próxima obra escolar están casi a la mitad por lo que podrás ponerte al corriente en poco tiempo. Y, antes que empieces a negarte, ten en cuenta que es el club de teatro o venir durante el verano a cumplir con esas horas.


Esto no puede estar pasando.


Sin tener opción, quedé con verme con Catherin después de clases en el auditorio. ¿Tenemos auditorio? No lo recordaba. Al término de las clases, y sin avisar a mis amigos del nuevo castigo de Lancer, me excusé con la clásica despedida para ir a detención. ¿Por qué no les conté lo del Club de Teatro? Bueno, prefiero dejarlo para el final.


Para mi desgracia, el personaje que faltaba era el de LA PROTAGONISTA, era una de esas obras de Shakespeare en la que LA PROTAGONISTA se hacía pasar por un hombre… sin opción, me dieron una copia del guión, para mi sorpresa ningún miembro objetó mi presencia, tan solo siguieron cada quien en su papel y para mi sorpresa, quien haría el papel de ‘mi hermano gemelo’ sí se parecía a mí… un poco más masculino paro era adecuado para la obra,


Guardaba la esperanza que en algún momento alguien dijera algo sobre mi ‘actuación’ después de todo yo no estaba en el club, no asistí a las clases de preparación y ni sabía actuar, mucho menos ‘interpretar’ a una chica, y absolutamente impensable el hacer el papel de una CHICA que se hace pasar por un chico que oculta sus sentimientos por el hombre para el que trabaja. Sin embargo, casa día, una hora y media después de clases, me veía practicando con ellos en el auditorio, llegué a ayudar con la escenografía y para mi asombro sí llegué a memorizar las líneas de mi personaje. Para mi desgracia, no entendía la mitad del vocabulario que usaba.


Uno de esos días, mientras patrullaba Amity Park, iba ‘recitando’ mis líneas cuando sentí que era observado. Tras atrapar a Skulker, el Fantasma de las Cajas, dos fantasmas que no había visto antes, todos ellos algo extrañados por escucharme ‘recitar’ mis diálogos, seguí con esa sensación de ser observado. Al llegar al diálogo en donde ‘Viola/Violo’ cuenta su mal sentir, siento a alguien cerca.


--Pero qué sorpresa Daniel, no creí que fueras fan de Shakespeare, es más, jamás creí que supieras apreciar cualquier obra teatral. –escuché la voz de la única persona me hace enfadar con tan solo su presencia.


--Plasmius. –espeté.


--Sin embargo, como buen conocedor de teatro Daniel, te puedo decir que esa parte que acabas de recitar le hace falta cierto… sentimiento. –dijo como si no viera mi molesta mirada y como si no hubiera escuchado mi voz.


Para mi mala suerte, lo que acababa de decir fue lo mismo que Catherin, ‘el duque’ y ‘mi hermano’ me dijeron esta misma tarde. Digo, fue por ello que estaba recitando esas líneas durante mi patrullaje… un momento, me estoy saliendo del tema.


--Ten en cuenta, mi querido Daniel, que en ese momento tu personaje está en una encrucijada de emociones. No pude ‘defraudar’ al duque, no pude ‘expresar’ lo que en verdad siente, ‘sufre’ por hacerle de cupido entre el duque y la condesa; es dolor puro, no es amor no correspondido pues no lo ha expresado, no es amor platónico pues el hombre al que ama lo conoce de verdad y no lo tiene idealizado, además su ‘condición’ no le permite decir una sola palabra. –explicaba Vlad.


Woow, sin duda Vlad sabía de lo que hablaba. Ni siquiera hizo algún comentario mordaz sobre el papel del que estaba hablando y que era más que obvio sería yo quien lo interpretara, no hubo burlas ni comentarios sarcásticos, y lo que dijo, ahora me quedó un poco más claro mis diálogos. Bajo su atenta mirada, tras asegurarme que no me atacaría, inicié de nuevo… justo en la parte donde Vlad intervino, de hecho él empezó ‘recitar las líneas del duque´.


--... alguna vez te has enamorado. –dijo Vlad.


--Sí señor. –contesté recordando mis diálogos.


¿Cómo puede Vlad conocer el diálogo de memoria?... La obra, ciertamente habla de un amor aparentemente inalcanzable… tal como Vlad sigue pensando que mi mamá es el gran amor de su vida. Y que le fue arrebatado. Además, seguía con la duda Supongo que se siente identificado,


--¿Y cómo es esa mujer? –preguntó con curiosidad.


Por muy extraño que suene, por más desagradable, si lo veo de una perspectiva diferente… si imagino que soy yo quien estuviera ‘enamorado’ de Vlad pero, jamás podría decírselo no solo por la diferencia de edad, no solo porque ambos seamos hombreas, no solo porque al ‘estar juntos’ él tendría problemas;…


--Se parece a usted. –contesté con timidez.


--Entonces no es digna de tu amor. Cuéntame, ¿Cuántos años tiene? –seguía Vlad.


…el verdadero problema sería que mientras yo intentara ‘conquistarle’, mientras intentara mostrarle que soy digno de su amor, él siguiera fantaseando con mi madre, con tener su amor.


--… los de usted, más o menos señor. –dije tratando de sonar tal como Vlad sugirió, tratando de sentir lo que acababa de pensar.


Eso sí que sería cruel.


--Es muy grande para ti. Mira muchacho –seguía Vlad, muy metido en su papel–… así que si quieres que las cosas funcionen, búscate a una mujer de tu edad.


El largo discurso en el que intenta hacerme desistir del amor que guardo—que mi personaje guarda, y luego, luego llegó la parte en que me envía de nuevo con la mujer que quiere como esposa, trato de imaginarme la desesperación por no poder decir lo que siento…


--… suponga que hay una dama que siente un amor mayor al que usted siente por Olivia… –dije convencido de poder persuadirle.


….de tener tan cerca a la persona amada pero sin poder expresarle nada.


--No hagas comparaciones tontas. –me interrumpió Vlad sin considerar siquiera mis palabras.


Amarle… pero… por las circunstancias, no poder decírselo.


--¡Pero yo sé! –alcé la voz con desesperación.


--¡¿Qué?!... ¿Qué es lo que sabes? –exigía Vlad.


Ahogando mi pena… sintiendo la impotencia de tenerlo cerca y no poder decir lo que en realidad quiera decir… no poder ofrecer nada porque tengo claro que su amor es para otra persona.


--Yo sé bien hasta dónde puede llegar el amor de una mujer. –digo con desesperación, rogando que se dé cuenta –Las mujeres tienen el corazón tan sincero como el de nosotros. Mi padre tenía una hija que amaba a un hombre tanto como si yo fuera una mujer… podría amarlo a usted…


--¿Qué pasó con tu hermana? –preguntó con curiosidad disimulada.


--Ella nunca reveló su amor. –dije con dolor –Ella palideció volviéndose una estatua de resignación. Los hombres hablamos mucho, pero prestamos poca atención. –dije con reproche hacia él, hacía mí mismo.


--¿Murió tu hermana a causa de su amor? –morirá si sigue suprimiendo lo que dicta el corazón.


--Yo soy… todas las hijas que quedan en la casa de mi padre… y todos los hijos… –seguí con mis líneas, casi las sentí verdaderamente mías.


Seguí practicando con Vlad, ignoré lo que mi subconsciente gritaba y decidí que tan solo era producto del ensayo, al fin había entendido lo que la obra intenta reflejar. Tras terminar ‘la práctica’, me fui a casa, no luché contra Vlad, no lo creí necesario.


Los días pasaron, el tiempo de presentar la obra se acercaba pronto, los miembros del club de teatro y Catherin alagaban mi avance con mi papel, decían que encontré la manera de encarnarme en el personaje de aquella chica que calla porque no tiene opción, de aquella chica que hace lo posible por complacer a su amado… incluso el hacer de ‘mensajero’ con palabras y promesas de amor a otra doncella.


Claro que entiendo un poco.


Intento convencer a mi cerebro que gane la batalla contra mi corazón, la única arma: yo no sería capaz de ser ‘mensajero’. No con mi propia madre… por el bien de Vlad… está bien, está ben, esto ya se tornó bastante extraño. Hasta escalofríos me dio.


Pronto mi mente se encargó de ocuparse con otra cosa… una muy grave por cierto… Catherin colocó en los volantes y posters que dan propaganda a la obra el nombre de todos los alumnos que participarán, incluyendo el mío.


La noticia llegó a oídos de mis mejores amigos, se molestaron, exigieron explicación y luego murieron de risa, figurativamente hablando; mis padres se enteraron, estuvieron incrédulos al principio, me pidieron que les explicara el motivo por el que no les conté sobre el proyecto y luego se encargaron de hacer más publicidad para la obra escolar, casi muero de pena, bueno, casi muere mi mitad humana; la noticia se esparció por la escuela, no faltaron las burlas y los ataques de brabucones intensificaron, cortesía de Dash… y eso que aún no sabían cuán era mi papel.


Rayos. Tan desesperado estaba que prefería enfrentarme a todos mis enemigos fantasmas que presentarme el día de la obra, casi rogaba que ese mismo día hubiera algún ataque masivo, uno en el que el mundo entero estuviera involucrado… ¿Extremista? No lo dudo… pero todo estaba en calma.


Y Lancer, el director, Catherin y los demás integrantes del club de teatro me ‘amenazaron’ no tan sutilmente para asistir, para hacer mi papel en la obra, supongo que notaron mi pánico y mis constantes huidas de los ensayos. Incluso, bajo el pretexto de repasar los diálogos, se turnaban quienes hacían el papel de ‘mi hermano’, de ‘Olivia’ y del ‘Duque’ para pasar el día a mi lado.


Ni siquiera el Fantasma de las Cajas había aparecido. Extrañamente me sentí atrapado, acorralado y con toda esa vigilancia no podía transformarme en Phantom e ir a volar por un momento.


Se llegó el día de la obra. Todos los demás miembros del club de teatro estaban observándome. Cuidaban cada uno de mis movimientos, temían que escapara. Exploté, ya no lo soportaba y para calmarme, Catherin dijo que mi papel era muy importante, dijo que de alguna manera había logrado apropiarme del personaje y que si yo faltaba… esa obra, la mejor que ella ha visto, no sería lo mismo. Me pidió que hiciera esto, me dijo que confiara en mí… me dijo que quería ver que mostrara mi talento a los demás.


Mi sorpresa creció al ver que no solo era Catherin quien me lo pedía, los demás integrantes del club de teatro también estaban ahí, me volví a sentir extraño, sus miradas decían que eran sinceros. Paralizado, sin saber qué hacer… esperé con ellos a que todo iniciara.


Me dieron el vestuario, un vestido para iniciar, me aplicaron maquillaje para suavizar mis facciones, me colocaron extensiones del mismo color que mi cabello que llegaban a mi media espalda… en el espejo frente a mí vi lo que supuse, algún día, Danni llegaría a verse cuando sea mayor.


El ruido de las personas al llegar al teatro incrementaba con cada minuto que pasaba, mi sentido fantasmal de activó, antes de intentar salir, sentí que alguien tras de mí, alguien invisible que me sostenía para no ponerme de pie.


--Valla, valla Daniel. Si fueras chica, serías realmente una belleza. –era Vlad, su voz casi en susurros, cerca de mi oído me provocó escalofríos –Aunque no te sorprendas, siendo tal como eres, también eres hermoso. –en mi reflejo pude observar la coloración en mis mejillas –Si no te diste cuenta, no fue mucho el maquillaje que te colocaron, tan solo se aseguraron que hubiera más luz en ciertas partes de tu rostro.


--¿A dónde quieres llegar Vlad? –pregunté con cierto nerviosismo.


--A nada en realidad, tan solo quería decirte que si tu sentido fantasmal se activa antes que salgas al escenario no le prestes atención, varios fantasmas han acordado observar la obra y no causarán estragos. Así que no te preocupes. Por cierto, buena suerte o mejor dicho, en lenguaje teatral, rómpete una pierna. –dijo para luego desaparecer.


¿Que no me preocupe? ¡¿Que no me preocupe?! Ahora no solo seré el hazme reír de mi escuela, mi generación y del pueblo sino que también de fantasmas. Qué maravilla.


Antes de volver a considerar mis rutas de escape, inició el primer acto. Sale el ‘duque’ y los otros personajes, cambia la escena a la casa de ‘Olivia’… y ya me están llevando pues mi turno y el del marinero que me salva ha llegado.


A fuerza de los ensayos sigo mi papel de memoria, mis movimientos, mis gestos y mi voz hacen suyo el papel que estoy interpretando. Pese a mi voz, mis movimientos y en general toda mi actuación, mi mente esperaba registrar las risas, las burlas y los comentarios sobre mi vestimenta, sobre mi papel. Durante mi ‘transformación en chico’, el rápido despoje del vestido, esconder mi pelo largo bajo un sombrero y mi súplica al marinero que guardara silencio ante mi resolución, es justo donde esperaba algún sonido proveniente de los asientos, sobre todo de Dash quien dijo asistir para lanzarme tomates al final de la obra. Tan solo hubo silencio. Sólo las voces de quienes estábamos en el escenario se escuchaban por todo el teatro.


Cambió la escena, y volvía a cambiar, llegó mi turno y para seguir con mis diálogos volví a recordar mis pensamientos sobre… Vlad. Recordé su situación, recordé la situación hipotética entre él y yo, ya las líneas fluyeron de mi boca con naturalidad. El rápido cambio de escenas arreglado para que no hubiera pauta a los espectadores a aplaudir permitió a la obra continuar sin interrupciones.


Las escenas donde ‘Olivia’ es quien busca ‘mi amor’, donde yo siento la aprensión de no ser quien ella cree que soy, donde intento seguir con el mandato del duque.


--… soy Violo, –trato de alejarme de su cercanía –soy el servidos del duque Orsino quien vive para servirla a usted. –intento recordarle a mi señor.


Ella sigue con su insistencia en que sea yo quien la corteje, intento reusarme, intento no pensar en lo que sucede, no puede estar sucediendo lo que sucede, la mujer que mi señor quiere como esposa es quien intenta seducirme.


--…pienso que usted no es lo que parece. –contesto cuando me pregunta lo que pienso de ella.


--Yo tampoco creo que té eres lo que pareces. –contesta fingiendo desinterés, con prepotencia.


--Pues tiene usted razón, yo no soy lo que parezco. –digo como dando a conocer mi secreto.


--Incluso el gesto de desdén es hermoso en tus labios, –decía ella, yo me removía nervioso ante su mirada –la culpa de un criminal no se descubre tan rápido como el amor que quiere parecer oculto. –y me jura amor.


--Juro por mi inocencia y mi juventud que tan solo tengo un corazón –digo deprisa, con el nerviosismo a flor de piel –y que ninguna mujer será dueña de él. –casi grito para deshacer su pasión.


Me despido prometiendo no volver a lamentar las lágrimas de mi señor, aunque eso no es lo importante, no para mí.


Más cambios de escena, se llega el ‘malentendido’ del duelo, la escena en que me entero que ‘mi hermano’ está vivo en un ‘malentendido mayor’… el duelo de ‘mi hermano’, su matrimonio con Olivia, siguió otro mal entendido y por fin mis sospechas que mi hermano sigue vivo se aclaran,  y al fin, el reencuentro con mi hermano.


--Una misma voz, una misma cara y una misma ropa… y dos personas. –decía el duque al tenernos frente a frente a mi hermano y a mí –Extraña cosa que es, y no es a la vez.


--Nunca tuve un hermano, sino una hermana, que fue devorada por las olas… –decía mi hermano –Dime tu nombre y tu familia. –pedía mi hermano a su reflejo, me pedía mi hermano a mí.


--Mi padre se llamaba Sebastián al igual que mi hermano –inicié –y él, estaba vestido igual que usted, cuando se hundió en su tumba líquida.


--Si fueras mujer… –lamentaba mi hermano.


--Un buen marinero me salvó. –expliqué –Y entré al servicio de este noble duque, desde entonces mi suerte estuvo atada a él y a esta dama. –dije refiriéndome al duque y a ‘Olivia’.


Ante la mirada de todos, me quité el sombrero dejando caer libres mis cabellos largos, tras afirmarle que yo era Viola, me lancé a los varazos de mi hermano, llorando de felicidad.


--Muchacho. –llama el duque –Hace tiempo dijiste que nunca amaste a una mujer como a mí… –decía evocando el pasado.


--Y lo volvería a decir. –dije para lanzarme a sus brazos, atreviéndome a besarlo por primera vez.


Rayos.


Me dejé llevar, en verdad besé a ‘al duque’.  La obra seguía, se aclararon los malos entendidos, seguí atónito por mi reciente acción que lo único que me sacó de mi estupor fueron los aplausos dedicados a la obra. Fueron bastantes, muy potentes a decir verdad, incluso los fantasmas aplaudían.


En la espera de los tomatazos que Dash prometió, lo que recibí, bueno, recibimos, fueron flores. Agradecimos al público con la clásica reverencia, y los aplausos no cesaron. Parece que en verdad les gustó. Catherin inició a presentar a cada integrante del club de teatro, cada uno recibiendo su propio momento ante el público rebosante, llegó mi turno y puedo jurar que las muestras de afecto se intensificaron, incluso mis compañeros estaban aplaudiéndome. Los fantasmas se hicieron visibles pero no fueron notados, estaba atónito, ¿Tan bueno fui?, luego los fantasmas fueron notados y todos salieron gritando, huyendo de los fantasmas.


Quedé solo en el escenario, la verdad no sabía qué más hacer.


--Sabes Daniel, “Noche de Reyes” es una de mis obras favoritas. –eraVlad, apareció a un lado del escenario.


--Eso ya lo habías dicho Vlad. –le recordé… creo que mejor no lo hubiera hecho, también yo recordé.


--Bueno, esta noche mi gusto por esa obra creció gracias a ti. –dijo mientras se acercaba –Me pregunto, ¿Cómo fue que te inspiraste? ¿Qué te hizo adueñarte del papel de Viola?


--No tiene importancia Vlad. –intentaba olvidar.


--Al contrario, mi querido Daniel, claro que importa. Te escuchaban herido de verdad, la resignación de no tener el amor de tu vida era casi palpable, incluso el final, besaste de verdad al chico que supuse imaginabas era esa persona en quien pensabas para hacer tuyo el papel de Viola. –seguía diciendo Vlad.


En serio, o era muy observador o todo el mundo se dio cuenta de mi pequeño desliz.


--Vlad, tú yo sabemos que no te contestaré. Ahórrate el aliento y ya no preguntes. –suspiré.


--Si no fuera porque aun eres menor de edad… –susurró.


--Eso no tienen nada que ver, Vlad. –dije restándole importancia.


--Mi querido Daniel, tienen TODO que ver. Cuando cumplas los dieciocho, lo entenderás. –dijo para desaparecer.


No, no quiero que mi mente juegue conmigo. Vlad tan solo quería confundirme. Solo eso.


Mis amigos entraron en mi búsqueda, sin ninguna de las chicas que me colocaron las extensiones tuve que quedarme con ellas el resto de día. La fiesta que el club de teatro había organizado para el final de la obra estaba dando inicio en la gimnasio de la escuela, en mi búsqueda de alguien que me quitara las extensiones varias personas me felicitaron, todas decían que les hice sentir varias emociones y logré expresar lo que sentía mi personaje.


Lancer y el director fueron quienes más aclamaban mi papel, dijeron haber hecho una buena decisión al cambiar mis horas de detención por el club de teatro. Mis padres… hicieron lo que todos los padres hacen, ya saben, decir lo orgullosos que estaban, lo mucho que su hijo había crecido, admitieron que sí tenía talento y luego se fueron tras los fantasmas que se mostraban de vez en cuando. Sí, también querían felicitarme. Raro.


Sí que había varias personas en la fiesta, no logré encontrar a alguien que me quitara las molestas extensiones, y creo que por lástima al fin, Sam se ofreció a retirarlas. Entregando la utilería a Catherin me dispuse a alejarme de la fiesta y estar con mis amigos. En mi prisa por salir antes que me detuvieran, seguía sin acostumbrarme a las felicitaciones, choqué con alguien.


Alcé mi vista y vi que era Dash Baxter. Oh rayos. Creí haberme ganado algunos golpes según la lógica del mariscal de campo, pero él tan solo me vio y me dejó pasar. Está bien, eso fue aún más raro. Aprovechando el buen humor de Dash, corrí con mis amigos y con la intención de olvidar lo sucedido. Al fin era libre.


El siguiente lunes en la escuela, había un poster que anunciaba una convocatoria para la obra de teatro “Romeo y Julieta”, no le presté atención, seguí con mi día normal, figurativamente hablando, y durante el almuerzo, Sam y Tucker me arrastraron hasta el poster de la convocatoria. Ante mi confusión me mostraron el lugar donde los nombres de las interesadas para el papel de Julieta debían firmar.


Ahí, en letras grandes, sin dejar lugar a más nombres, estaba el mío.


Oh rayos.


 


 


 


 


 


Fin.


 

Notas finales:

Gracias por leer.


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