Ese día MinSoo había insistido en pasar el día juntos. Habían ido a comer a un lugar muy bueno y elegante. Incluso fueron a ver videojuegos y libros, y Cap no quiso salir de las tiendas sin haberle comprado al menos uno de sus productos para Leeteuk. JungSoo estaba muy confundido, era lindo que fuera así de atento, pero su actitud era un tanto sospechosa. Había estado en plan romántico todo el día, y sin embargo no lo había besado ni una vez cuando normalmente disfrutaba no dejarlo ni respirar. Además había estado muy callado.
-¿Pasa algo?
Había preguntado muchas veces, pero siempre obtuvo la misma respuesta.
-Nada, sólo que hoy quise salir contigo.
Leeteuk frunció el celo todas las veces. Sabía que escondía algo, lo conocía bien. Demasiado. Así que, cuando llegaron a casa, no le sorprendió que Cap suspirara y no le soltara la mano. Porque un “hay algo que debo hablarte” bastó para poner sus sentidos alerta. Le hizo tomar asiento frente a el en la sala, y fueron unos minutos agonizantes en donde nadie dijo nada por un buen rato.
-¿Qué sucede? –preguntó preocupado. MinSoo se veía muy afligido y eso lo estaba molestando.
Y así, sin tacto alguno. CAP respondió.
-Terminemos.
Leeteuk había imaginado ese escenario muchas veces. Exactamente en esa sincronía, era todo tan semejante que le daba miedo. Aunque, nada, nada lo había preparado para el golpe emocional que había sentido. Nunca imagino que una sola palabra pudiera destrozarle el espíritu así de rápido. Sintió un vacío en el estómago, como si no hubiera comido en días. Y sintió el sudor frío en su espalda dándole escalofríos. Trago salido y aspiró aire con mucha fuerza pero de una manera sutil. Escondió sus manos de la mirada de MinSoo, no quería que lo viera temblar.
-Uhm, ¿Por qué?
MinSoo lo miró como si hubiera hecho la peor pregunta de todas. ¿Qué esperaba? ¿Qué no lo cuestionaba?, su expresión se mantuvo serena, igual y un poco molesta. Y tan sólo lo vio suspirar, dándose ánimos quizá, y tal vez debió hacer lo mismo porque nadie lo preparó para lo que vino después.
-Te engañe con alguien.
Y eso fue todo. Leeteuk asintió, se mordió los labios, suspiró y de una se levantó del sillón. Sin mirarlo, ni decirle nada, caminó hasta la habitación que compartían juntos y se encerró. No lloró, ni puso mala cara, tan solo se puso a buscar sus cosas. Una por una las fue apilando en la cama; ropa, zapatos y accesorios. Y en la misma maleta que había traído al mudarse, metió sus cosas sin importarle todo. No era mucho de todos modos. Suspiró de nuevo, escuchó los pasos de MinSoo en el pasillo, y después la manija de la puerta intentando ser abierta. Sin embargo nadie habló. Minutos después volvió a escuchar los pasos de MinSoo alejarse de nuevo.
Ignorando aquello, y una vez con todas sus cosas en la maleta, miró alrededor. No había nada más que llevarse, pensó. Pero entonces su mirada se vio atrapada por un muñeco sobre la cama, el mismo que CAP había conseguido para él en aquel parque de diversiones. Lo tomó entre sus manos y esta vez sí que quiso llorar. De repente sintió el hueco en su pecho y unas agonizantes ganas de gritar. Pero se aguantó. Aún con el peluche en su mano, fue al espejo donde tenían todas sus fotografías, y partió por la mitad cada una de ellas. La fiesta de SungMin, la boda de Jimin, aquel día en la cabaña, las rompió todas, metiéndose en los pantalones la mitad donde salía su rostro. Hasta que llegó a la fotografía de la fiesta de disfraces. Era la primera foto que tenían juntos, Donghae la había sacado en recordatorio de una nueva amistad, y hasta hace unos meses la había conservado él hasta que presentó a MinSoo como su actual pareja que se las había obsequiado. Esa foto fue la única que no pudo romper, pero la juntó, la llevó en la misma mano con la que llevaba el peluche, agarró su mochila con sus cosas y abrió la habitación.
MinSoo no estaba ahí.
Pero estaba en la estancia.
No se detuvo a verlo, no quería. Pero antes de poder llegar a la puerta, lo alcanzó. Tenía una mirada de pánico en el rostro. Nunca lo había visto así.
-¿A dónde vas? –preguntó.
-¿Te importa? –Leeteuk le habló con tanto desdén que MinSoo vaciló un poco.
-Pues claro que sí, es muy tarde.
-¿Eso te ha preocupado alguna vez? –JungSoo seguía hablando con el mismo tono de enojo, desprecio y hasta un poco de asco.
-JungSoo, hablemos.
-No, no quiero hablar, hemos hablado mucho ya.
-¡Pero tú no has dicho una palabra! –CAP intentó agarrar su muñeca, pero Leeteuk fue más rápido y se apartó.
-¡Exacto! ¡¿Qué más puedo decirte CAP?! –Esta vez la determinación de Leeteuk flaqueó, y con esa leve vacilación bastó para que sus lágrimas comenzaran a correr. No por tristeza, aunque si había un poco de ella, sino más bien de coraje- ¿Cuándo? ¿Con quién?… ¿Por qué? –La voz le tembló un poco- ¿Eso quieres que te pregunte? Porque ya se las respuestas –Rápidamente se limpió las lágrimas con la manga del suéter- ¿Cuándo? Desde hace meses, ¿Con quién? Con la puta de Nana, si MinSoo la llamé puta, porque eso es –Dijo al ver una exaltación en su semblante al mencionarla-, tu querida noviecita es medio pendeja. Porque me mandó un mensaje que era para ti, “¿Nos vemos hoy dónde siempre? Llevaré mi lencería rosa”, ¿Ese era tu hermoso proyecto de la carrera?
Casi le escupió en la cara. Se miraron un buen rato, que en realidad fueron segundos, unos eternos segundos. Leeteuk ya no se limpió las lágrimas, y tampoco flaqueó de nuevo. MinSoo estaba de pie sin hacer nada más que mirarlo con una cara de culpabilidad. Porque no había arrepentimiento en ella, y eso fue lo que lastimó más a Leeteuk.
-Lo único que no sé, y tampoco quiero saber, es por qué. Se supone que antes de ser pareja somos mejores amigos, yo lo sé todo sobre ti así como tú de mí. Yo te doy todo CAP, menos un par de tetas.
Y estuvo a punto de girarse e irse, pero esta vez MinSoo sí le alcanzó la muñeca, reteniéndolo. Leeteuk miró su mano, y lentamente subió la mirada hasta su rostro. CAP le devolvió la mirada, y se acercó.
-No voy a soportarlo más MinSoo. Te perdoné todo, todo. Pero esto… -JungSoo negó lentamente, mordiéndose los labios porque no quería sollozar pues sus lágrimas seguían cayendo- Esto no CAP. Porque no es la primera vez que me haces llorar, ni la última que me harás doler. Ya me cansé de esto, este estúpido círculo vicioso está acabando conmigo. No puedo estar contigo y no preocuparme de que voltearás a ver a otros, de que en cuanto me vaya tú irás corriendo a las piernas de otra persona, no quiero esto para mi CAP.
-No tienes que hacerlo.
-¿Entonces, perdimos el tiempo, perdí mi tiempo contigo?
CAP negó lentamente.
-No creas que no valió la pena –Habló, no supo si se refería a Nana o a él-, no creas no que no eres importante –Declaró aclarando sus dudad-, no creas que lo perdimos, esto que nos duele –Dijo señalando su pecho-, aunque nos duele es sólo nuestro.
-¿Se supone que eso debe consolarme? –Leeteuk habló en voz baja.
-Es nuestro Leeteuk, esto es lo que construimos, nuestra amistad. No abandones la nave.
-¿Es eso entonces? Tú… ¿Conmigo no sientes nada?
-Al contrario, yo te amé con toda el alma.
Pasado…
-¿Entonces CAP? –Él suspiró.
-Eres demasiado bueno para mí –Admitió derrotado, soltando su mano-, contigo me siento feliz, no hay drama ni obstáculos, solo nosotros. Pero… -Leeteuk no entendía nada, si eso era lo que sentía MinSoo, ¿Cuál era el problema?-, pero siempre me veo a mi mismo buscando algo. Algún defecto, alguna causa para pelear, pero no hay, nunca hay y eso me frustra. No estoy acostumbrado a llevarme bien con mis parejas, y tú eres tan…tan tú que me siento desorientado.
-¿Y por eso te enrolaste con la peor chica de la universidad? -Preguntó enojándose de nuevo. ¿Qué clase de razón era esa?
-Lo siento
-No, no lo sientes. Lo veo en tu mirada, no estás arrepentido. Te conozco. Sé que lo hubieras hecho tres y mil veces de nuevo. Así eres tú, nunca cambiarás.
Eso le dolió a MinSoo.
-Que estúpido fui, haciendo planes porque creí que llegaríamos lejos –Sentenció de manera cruel, estrellando en su pecho el peluche y la fotografía, haciendo que MinSoo las tomara instintivamente para que no cayeran-. Toma, tíralos, rómpelos, regálalos o dónalos, no me importa.
Entonces se dio la vuelta, tomando la perilla de la puerta y abriéndola de un solo movimiento, sin embargo no se fue inmediatamente. CAP pensó que se había arrepentido y se alivió un poco, pero antes de poder dar otro paso la voz cortante de JungSoo le atravesó el pecho.
-No me vuelvas a hablar, te detesto. Ni te molestes en buscarme. Sólo quería que lo supieras.
Y sin decir nada más, y sin mirar atrás, Leeteuk se fue. Dejando a CAP con un sentimiento amargo y un sabor de boca a veneno. Miró sus manos por primera vez, sorprendiéndose al ver el muñeco, y sintiéndose aún peor cuando miró la fotografía. JungSoo estaba sonriendo en ella, y traía su botarga de lechuga. Y se sintió mal, porque la última imagen que tenía de él era llorando.
JungSoo acudió al único lugar donde sabía que MinSoo no acudiría, y se sintió patético al mostrar esa imagen suya, pero Eric no preguntó nada. Lo abrazó hasta que sus lágrimas dejaron de salir, y le consoló hasta que su alma se sintió tranquila, y lo dejó gritar hasta que su garganta se hubo acabado. Y todo sin preguntarle nada, dejando que desahogara su dolor sin preguntas. Lo dejó quedarse esa noche, y las que fuesen. Le hizo compañía hasta que JungSoo cayó rendido por el agotamiento, tenía los ojos hinchados y la voz ronca, y en su rostro quedaban rastros del camino que habían recorrido sus lágrimas.
Leeteuk no sabía que sentir, no sabía cómo podría dejarlo ir. Se sentía perdido sin su mejor amigo. Normalmente, cuando rompen contigo corres con tu mejor amigo a llorar y a sentirte mejor, pero ¿Y si la persona que terminó contigo también es tu mejor amigo? Era una relación que había empezado con un juego de botella, una apuesta de largo plazo.
CAP esperó a Leeteuk en todas sus clases de esa semana, pero Leeteuk no apareció. Porque si MinSoo le hubiera puesto atención en vez de organizar sus salidas con Nana, hubiera escuchado cuando este le dijo que había exentado y ya no iría. Porque había querido darle una sorpresa apareciendo en el departamento de repente, pero no contaba con encontrarse a un par de personas, y una de ellas conocida, follando en su cama.
Sabía que esto pasaría, pero no lo había visto venir tan pronto.
-¿Por qué? -Le cuestionó a Eric un día.
“A los corazones rotos hay que hacerles menos preguntas y darles más abrazos“. Había sido su respuesta.
Leeteuk acompañó a Eric a la pastelería el resto de la semana, queriendo distraerse. Eric le enseñó a hacer pasteles y betún, le dio mangas gratis y no le cobraba renta por vivir en su casa.
MinSoo había buscado en casa de todos sus amigos, había acosado a KangIn por respuestas, incluso iba a merodear a la Pirate Cove intentando pescarlo comprando manga. Nunca se le ocurrió mirar a la pastelería La Leyenda, aunque lo hubiera encontrado muy rápido. Leeteuk no volvió a ir a Frosty Ice, ni tampoco respondió las llamadas ni los mensajes.
Y lo que habían construido en todo ese tiempo, se acabó. De repente no hubo más y todo se esfumó. Como si nada hubiera pasado. Sin embargo, ambos influían tanto en la vida del otro que fue imposible no verse por más tiempo. Y así, pasaron nueve largos meses, sin saber nada el uno del otro hasta que fue inevitable encontrarse de nuevo.