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Ginza (EcuPer- PerEcu) -Latin Hetalia por EClover

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Notas del fanfic:

Fanfic: Ginza *en honor a esa hermosa canción que suena por todas partes rompiendo las ilusiones que tengo en la humanidad XD*.

 

Fandom: Latin Hetalia.

 

Autor: EClover *yo ps, ¿Quién más?, ok no*.

 

Personajes: Francisco Burgos/Ecuador y Miguel Alejandro Prado/Perú, los personajes no me pertenecen, son parte de la comunidad Latin Hetalia en livejournal y tumblr.  

 

Agradecimientos: Un enorme agradecimiento *no, en serio enorme a mi queridísimo Bicho por ayudarme todo el tiempo y porque ella editó el fic ;v;* I LOVE YOU. 

 

 

 

Es el primer fic que subo, asi que sean tiern@s conmigo y dejenme reviews ;v;. 

Notas del capitulo:

probablemnte tenga una continuacion (pero será para la EcuPer week de este año, que ya esta bien cerquita), por cierto este fic esta subido en mi pagina de tumblr (http://eclover908.tumblr.com/), los personajes, aclarando uan vez mas, no son d emi autoria, pertenecen a la comunidad de LatinHetalia y sus respectivo autores (http://latin-hetalia.livejournal.com/), disfruten el fic =v=/. 

Era por la tarde, Miguel y Francisco yacían sobre la cama de este ultimo, con la mente en blanco, mirando el techo, aburridos. 


—Causa, ¿qué hacemos? Me aburro.


—Yo que sé, a mi no me preguntes, que estoy igualito que tú. 


—¿No se te ocurre nada qué hacer? —interrogó Miguel mirando a Francisco al rostro, hastiado. 


—No.


Miguel soltó un suspiro largo y volvió a mirar el blanco techo del cuarto de Francisco, como si este fuera más interesante. No es que estar con Francisco lo aburriera, le encantaba estar con Pancho, de hecho era lo que más le gustaba en la tierra, porque Francisco después de todo, además de ser su mejor amigo y compañero desde hace años, era la persona de la que Miguel "secretamente" estaba enamorado; —y digo secretamente entre comillas porque al parecer todo el mundo sabia que Miguel andaba enamorado de Pancho— Martín, Manuel, Catalina, Julio y hasta el mismo Francisco se habían dado cuenta de las pequeñas y tiernas miradas que Miguel le daba a Pancho cuando este creía que el otro no lo veía, cuanto se preocupaba en cocinarle lo que Francisco pidiera para complacerlo, o lo mucho que le importaba el bienestar de este. Y así echados en la cama pensativos fue cuando se le vino una idea a la cabeza a Miguel de la nada y se levantó de golpe sonriendo.


—Pancho, vamos a alguna discoteca —Francisco lo miró como quien no quiere la cosa. 


—¿Qué?


—Sí, sí. Vamos, ya levántate, huevón —le dijo mientras lo jalaba para que se levantara de la cama.


—Pero no tengo ganas de bailar…


—Yo sí pe’ —Francisco frunció el ceño—. Ya nos seas amargado y vamos —insistió.


—Pero de verdad, no quiero ir a la disco, mucho ruido y además no bailo tan bien que digamos.


—Como no, mentiroso yo sé que quieres perrear así intensamente —"¿perrear intensamente?," pensó Francisco.


—Sinceramente… No.


—Ni siquiera esa de: yo la conocí en un taxi, en camino al club... —Miguel comenzó a bailar de un lado a otro en lo que cantaba la cancioncita, mientras Pancho lo miraba y reía sin parar.


—Es que, no sé... —se quejó Francisco— No tengo ni qué ponerme.


—Tú ponte cualquier cosa nomás y vámonos —continuó insistiendo.


—Bueno, bueno, espérame afuera.


Miguel salió de la habitación con una sonrisa y se pasó a sentar en uno de los sillones de la sala en lo que Francisco se cambiaba.


 


Salieron de su casa y Miguel paró un taxi. Francisco no sabía el nombre de que discoteca le dijo, eso lo dejaba en manos de Miguel, no era como si él supiera de muchas discos después de todo. Y al entrar al taxi: oh milagro sonaba "El taxi". Se puso peor cuando el taxista y Miguel comenzaron a cantar a dúo la maldita cancioncita —fíjate que hasta melodías se hacían entre ellos—. Francisco no disfrutaba tanto del reguetón que digamos, le gustaba en la medida de lo justo, veía al reguetón como algo mas bailable que otra cosa.  


 


Cuando llegaron al local la música se oía desde afuera, se aproximaron a la puerta y un hombre bastante corpulento los detuvo.


—DNI —fue lo que les dijo.


Miguel saco su DNI al igual que Francisco, pero al momento de recibirlo devuelta le dijo a Pancho.


—Ta’, ¿qué me ven con cara de chibolo? —Francisco solamente lo miró y sonrió.


—No es que te vean… Es que tienes cara de guagua todavía —respondió molestándolo.


Miguel se rió y entraron caminando entre el gentío, buscando algún lugar en el cual bailar tranquilamente. Entonces Miguel lo paró.


—Causa, tú avanza, yo voy ahí a la barra pa’ traer unas aguas —Francisco asintió y continuó su camino entre la multitud y el bullicio.


Cuando llegó a un claro, técnicamente tranquilo esperó ahí moviéndose un poco al ritmo de "Corazón serrano".


—"Sácame la vuelta pero no me dejes, si te vas, llévame contigo… “ —cantó despacio el corito de la canción y entonces lo empujaron por detrás. Volteó, y sí, era Miguel como él pensaba.


—Traje una para ti y una para mí —Miguel le extendió una de las dos botellas de cerveza y Francisco la tomó.


—Asu, esa canción —Miguel comenzó a moverse mientras cantaba—. Ya pe’, Pancho, muévete.


Francisco comenzó a bailar también, le gustaba como Miguel se movía, sabía bailar muy bien estas clases de ritmo. No es que él no supiera hacerlo, es solo que Miguel siempre tenía movimientos tan característicos de él que hacían ver al baile un poco más sabroso y divertido. Entonces el DJ puso chicha y los pasos de Miguel cambiaron, Francisco no sabía bailar chicha de manera tan fluida, así que Miguel lo detuvo y se puso a su costado, a ver si así le podía enseñar más fácil los pasos.


—Mira, no es muy diferente de la cumbia, paso a la derecha, paso a la izquierda y mueves tus manos así, siguiendo el ritmo de la canción —Francisco imitó los pasos de Miguel y este lo detuvo un momento y le agarro las caderas—. Mueve más las caderas ps, Pancho.


—Ah, ok —respondió este siguiendo las indicaciones y sonrojándose un poco por el contacto—. ¿Así? —Francisco se movió y al parecer, el resultado complació a Miguel.


—Ahora sí pues… Ya, ahora baila —Miguel comenzó a moverse de nuevo y esta vez Francisco bailó también.


Ambos se miraban y sonreían. "Salir no ha sido tan mala idea después de todo," pensó Francisco en lo que se movía en la pista junto con Miguel, quien hacía a veces expresiones raras cuando el DJ ponía alguna pista que le gustaba. Y cuando sonaba una canción lenta o salsa tomaba una de las manos de Pancho y con la otra la cintura de este moviéndose al ritmo. Francisco reía y le seguía el juego, porque Miguel hacia eso en tono cómico. "A falta de mujeres, me tengo que conformar contigo pe’, huevón," decía Miguel, en lo que Pancho se reía y bailaba con él. Por momentos sus miradas se cruzaban y Miguel se sonrojaba mientras sentía como le invadía alguna clase de calor extraño venido desde el fondo de sus entrañas.


Desde la barra dos chicas los veían —por favor eran dos chicos atractivos bailando—, obviamente alguien se les iba a acercar, asi que una de ellas se adelantó.


—Hola —se oyó una voz al lado de Miguel.


—Hola —respondió Francisco.


—Hola —dijo Miguel.


—¿Por qué tan solitos los dos? —la chica sonrió coquetamente. Miguel y Francisco se miraron un segundo.


—Es que hoy le dije a mi flaca que era "jueves de patas" y que me aflojara la correa —bromeó Miguel, Francisco rió con él y la muchacha también.


—¿Puedo acompañarlos? Yo también ando solita.


—Una chica linda como tú, ¿solita?, no creo —respondió Francisco.


—Es que mi enamorado me ha dejado y salí con mi amiga —la muchacha miró hacia la barra y llamó a la otra chica que andaba sentada ahí—. Ella es Patricia y yo soy Carmen.


—Yo soy Miguel y este de aquí es Francisco.


Y así una vez presentados todos, comenzaron a bailar entre los cuatro, riéndose, gozando y divirtiéndose  hasta que se hizo tarde y tanto Miguel como Francisco vieron que era hora de regresar, así que se despidieron de las chicas, no sin antes que Pati y Carmencita le dieran sus teléfonos a Francisco, así es, solo a Francisco, a Miguel prácticamente lo chotearon e hicieron como si no existiera —pobre Migueloncho :v—, al menos eso es lo que le pareció a Miguel, lo que en realidad sucedió fue que Miguel dijo: "debo ir a achicar la bomba", y se fue al baño, así que fue Francisco el que tuvo que anotar los teléfonos, pues el baño estaba fuera del local y él pasaría por Miguel para irse ya de frente —ahhh ya—.


—¿Miguel, andas ahí? —llamó Francisco desde fuera de los baños.


—Aquí estoy, espérame un toque que ya salgo —le respondió Miguel desde adentro. 


—Vale... —Francisco espero solo un momento hasta que vio a Miguel salir.


—¿Y las chicas? —preguntó al verlo solo.


—Adentro, me dieron sus números.


—¿Por qué solo a ti? —dijo un poco amargado.


—Porque tú te viniste aquí de repente.


—Sí, claro… Ya vámonos, que me hace frio.


Iban caminando porque a esa hora carros ya no pasaban, Francisco temía por ambos, porque la avenida se veía desolada y a su juicio Miguel andaba un poco más ebrio que él, por el berrinche injustificado que le plantó en el baño hace ratito. Miguel por su parte andaba en otra, seguía molesto porque las chicas le habían dado sus números a Francisco y no a él, aunque era una molestia muy distinta, no es que sintiera celos por las chicas, sino por Francisco, ¿Qué pasaba si Pancho algún día saliera con alguna? ¿Y si no solo saliera, sino que comenzaran una relación? ¿Y si luego se casaban? ¿Cuántos hijos tendrían? ¿Al menos lo invitaría al matrimonio?, todos sabemos que lo que pensaba Miguel era poco probable, pero él no podía evitar plantear todas esas posibilidades, porque amaba a Francisco desde hace mucho tiempo y entre tanto pensar y pensar en posibilidades y supuestos, cayó en cuenta de "ni siquiera le dije que me gusta".


Francisco andaba tranquilo, Miguel no le hablaba, estaba bastante pensativo, ya casi iban a llegar a su casa y Miguel no había dicho ni pío durante todo el trayecto lo cual le preocupaba, porque conociéndolo andaría hable y hable: que el tremendo potencial que se traía Carmencita, que mañana amanezco con resaca, etc, etc. Pero no, andaba silencioso y eso a Francisco en parte le hacía sentirse un poco solitario, así que decidió hablar el primero.


—Oye, Miguel.


—Ah, dime —respondió este.


¿Quería llorar?, porque notó que sus ojos brillaban anormalmente o sería por el brillo de los faroles que a veces provocan esa clase de efectos. Ya era de madrugada y hacía mucho frio, la respiración de ambos se podía apreciar y Francisco vio que Miguel tiritaba, así que se acercó.


—¿No tienes frio?


—Sí, ando con frío, caliéntame —Miguel abrazó a Francisco.


—¿Cómo te voy a calentar? —preguntó este un poco confundido.


—Es que tu temperatura no es normal, es como si siempre pararas arrecho, así que caliéntame.


—Bueno…


Ambos se quedaron así, abrazados un buen rato. La excusa de Miguel había sido que lo calentara, pero él solo quería sentir a Pancho más cerca suyo, ya que casi siempre lo sentía tan lejano, incluso ahora "tan cerca y tan lejos", entonces apretó mas el abrazo y al sentir esto Francisco tuvo que preguntar.


—¿Oye, pana, andas bien? ¿Qué tienes? que estás raro desde que salimos de la disco. ¿Sigues molesto por lo de las chicas?


—Pancho, te quiero —Francisco apretó el abrazo.


—Yo también te quiero, loco.


—No en ese sentido, huevón... en, en el otro sentido.


—¿Cuál otro sentido? —cuestionó.


—¡En el otro pues… El… El romántico! —gritó Miguel separándose y mirando el rostro de Francisco.


—Ah... ¿Y? —Miguel perdió la paciencia y entonces comenzó a gritar como loquito.


—¡Aaaaah!, ¿Cómo que "y"? O sea yo aquí declarando mi amor como cojudo y a ti te chupa un huevo todo lo que yo diga.


—Yo también te quiero Miguel —respondió Pancho, haciendo que Miguel se parara y volviera a verlo.


—Me estas cojudeando, ¿no?


—¿Qué? ¡No!, lo digo en serio, también te quiero en ese sentido —un ligero sonrojo subió al rostro de Pancho, era la primera vez que decidía proclamar sus sentimientos por Miguel.


—Oh... —Miguel se sonrojó terriblemente y luego acercó su rostro al de Francisco.


Pancho acercó su rostro aun más y cerrando los ojos presiono sus labios sobre los de Miguel. Este no se quería quedar atrás así que correspondió el beso sujetando el rostro de Francisco, quien a su vez colocaba sus manos en la cintura de Miguel, se besaron largo y tendido fundiendo sus alientos y enredando sus lenguas, tratando de sentir mas del otro, Miguel sentía que el pecho le estallaría al igual que Francisco, fue solo cuando sintieron que el aire se les acababa que se separaron y cruzaron miradas, ambos sonrojados y agitados, de un rato al otro Miguel había dejado de temblar o de sentir frío, es más hasta sentía calor.


—Pancho, vamos a tu casa rápido.


—Sí, vamos.


Y así de madrugada, tomados de la mano, entre ladridos de perros y los primeros rayos del sol, caminaron en silencio con las ansias de llegar al destino.


 


 


FIN

Notas finales:

espero haya sido de su agrado, si necesitan saber mas de mi, pueden seguirme en mi tumblr o twitter (deje el link arriba), apoyen a la comu de Latin Hetalia, adios =v=/.


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