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Limited Time: The countdown begins (Usuk, Cardverse moderno) por Shion Sland

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Notas del capitulo:

Discraimer: Los personajes que aparecen a continuación no me pertenecen. Pertenecen al anime/manga Hetalia, creado por Hidekaz Himaruya. También el universo Cardverse le pertenece. Lo único que me pertenece es la idea de esta historia y algunos personajes secundarios con nombres inventados en el momento.

Advertencias: Posible lenguaje ofensivo. Tema de bulling y abuso, por lo que si te es sensible el tema, esta no es tu historia. Posible contenido +18 en un futuro, si la historia va bien. Alfred con una personalidad retorcida y desvergonzada.

Instrucciones:

-Cualquier cosa escrita así (en negrita y tras un guión) , será un diálogo.

Aquello que se encuentre en cursiva, serán recuerdos, sueños o pensamientos.

El resto es simplemente la narrativa de la historia, pero no por ello menos importante.

Sin más que decir, disfruten de la lectura y no olviden dejarme sus opiniones. Si ven algo que les parezca fuera de lugar, también pueden decirlo sin miramientos. Al igual que faltas ortográficas (pero sin ofender por favor)

-Arthur,debes ocultarlo. No importa que, no debes utilizarlo. Eres especial,pero nadie debe saberlo. No puedes oponerte a tu destino como un Kirkland, recuerda esto cuando crezcas.

-¿Por qué me dices esto ahora, mami? Estaremos para siempre juntos ¿verdad?

-Lo siento, mi pequeño.

Abrió sus ojos. No recordaba haberse dormido en ningún momento. Se levantó con pereza por el punzante dolor que tenía en el estómago. Miró a su alrededor, la cama en la que se permanecía sentado estaba rodeada de rosadas cortinas lo que le llevó a suponer que estaba en la enfermería.

Ah,ahora lo recordaba. Nuevamente había ocurrido eso. Estaba cansado de aquel constante acoso que le proporcionaba su compañero de clase,esta vez le había golpeado en el estomago hasta que se desmayó.

El joven se levantó y apartó la cortina. Efectivamente, estaba en la enfermería y como la mayoría de veces, la encargada no estaba por allí. Aunque, en momentos como esos, le aliviaba el que la mujer no estuviese, así se evitaba explicaciones. Se acercó al espejo para ver si tenía alguna magulladura visible. La marca de unos dedos alrededor de su blanco cuello le alertó. Era cierto, esta vez ese maldito abusador había disfrutado viéndolo ahogarse tras golpearlo repetidas veces.

Revisó que no hubiese nadie acostado en las otras camas y tras poner el seguro a la puerta, puso su propia mano sobre las magulladuras y esta comenzó a emitir un brillo azulado, haciendo que las marcas despareciesen por arte de magia.

Un suspiro aliviado escapó de los labios del joven y salió de la enfermería. Caminaba por los pasillos con calma, como si aquel intento de asesinato fuese un hecho cotidiano y la verdad es que para él lo era. Él nunca entendería a su acosador personal, Alfred F.Jones. No sabía el porque de su odio hacia su ser y, aunque muchas veces se lo había preguntado, Jones siempre decía que su simple existencia le era molesta.

Se reflejó en uno de los cristales y se quedó observándose.

Arthur Kirkland no era alguien especialmente atractivo, pero tampoco era feo. Su complexión delgada le hacía ver como alguien frágil,demasiado distinto a todo el poder que guardaba en su interior. La fortaleza mental que tenía era admirable, aunque debía serlo para resistir el martirio de Jones durante sus casi tres años en la preparatoria. Su cabello era corto y de un tono rubio ceniza. Y ahí estaban sus rasgos más destacados, sus prominentes cejas, que habían sido durante gran parte de su vida objeto de burla y sus ojos verdes,tan extraños y exóticos en el Reino de Espadas. La mayoría de la gente que vivía en el reino solía tenerlos azules, razón por la que muchas veces lo tomaban por un extranjero perteneciente al Reino de Tréboles con quien compartían una enemistad silenciosa y eterna.

Reanudó su paseo hasta la clase 3-A, su clase para ser más exactos. No tenía ganas de abrir aquella puerta que ahora se presentaba frente a él.Seguro que Jones estaba sentado en el asiento que estaba detrás del suyo como siempre y cuando lo viese pasar se burlaría con esa sonrisa maliciosa que tiene pero al ver como su cuello permanecía intacto -sin ninguna de las magulladuras que él dejaba en su piel y que consideraba trofeos- se molestaría de nuevo. Evitar salir de clase a la hora del descanso era la mejor opción de Arthur en esos momentos, para no tener conflictos innecesarios.

Sin poder retrasar más su entrada al escuchar unos pasos por el pasillo,decidió llamar y tras escuchar que le daban permiso, se aventuró dentro de su salón.

-Disculpe la interrupción, señor Beils.

-No son necesarias las disculpas, Kirkland, si ya se encuentra mejor es preferible que se incorpore a la clase.

-Esta bien.

Tras esa corta conversación con su maestro de historia contemporánea y tutor, Johans Beils, se sentó en su sitio no sin antes evidenciar su anterior suposición sobre Jones.

Parecía que no estaban dando clase por lo que no se molestó en sacar los libros y decidió prestar atención con tal de ignorar los golpes de su compañero trasero que parecía dispuesto a romper la silla con tales patadas.

-Continuando con lo que os decía antes de que ingresase Kirkland, el rey esta gravemente enfermo así que dentro de tres días, el rey y la reina junto a su Jack, devolverán sus marcas al Reloj y ese mismo día, a medianoche, la marca reaparecerá en nuestros futuros soberanos y su fiel consejero. El asunto es que cualquiera puede ser elegido por el Gran Reloj, por lo que tal vez tengáis a los futuros soberanos aquí mismo.

Añadió con el toque jovial que hacía al señor Beils tan querido por sus alumnos. No era el típico maestro de historia contemporánea que encontrarías en una preparatoria común y corriente como lo era la Preparatoria Royalblue. Era joven, apuesto,amable y popular entre sus alumnos. Demasiado perfecto desde el punto de vista de Arthur.

-Si sale como rey y su reina no le complace, siempre puede tenerme como amante, maestro.

Se escuchó una voz en el fondo del aula y las risas delos demás en la clase. Seguramente aquello había sido dicho por una de las tantas fanáticas sin vergüenza ni amor propio que tenía el profesor.

-Dudo que eso fuera posible. Tal vez no lo parezca pero soy alguien muy fiel en sus relaciones. Nunca engañaría a mi reina.-

Aquellas palabras sacaron suspiros de amor entre algunas chicas y, decepcionados, entre las otras. Su mirada, de repente y tras mencionar la palabra ''reina'' se cruzó con la esmeralda de Arthur y este sintió un calor repentino en sus mejillas pero el momento duró poco ya que sintió un tirón en su corto pelo desde atrás.

-Guau ¿Ahora te estás volviendo un asqueroso gay de esos? Realmente detestable, Kirkland. ¿Como puedes siquiera mirar a tu profesor con esos obscenos ojos? Me repugnas.

Le susurró al oído Jones, fingiendo demasiado bien que solo estaba contándole alguna especie de secreto o broma como cualquier ''amigo'' haría. Arthur se tensó en su lugar y decidió intentar soltarse de ese agarre. Si no lo hacía le arrancaría el pelo que tenía con la piel que lo sostenía incluida.

-Me gustaría averiguar como te has librado esta vez de las preciosas marcas que te he dejado en el cuello esta mañana.¿A caso utilizas maquillaje como las mujeres? Lo dudo, no tienes ese olor tan agradable que ellas tienen. Más bien, lo tuyo es hedor a perdedor.

Finalmente, Arthur se libró de ese detestable -y aunque no quería admitirlo, terrorífico- agarre y movió su mesa levemente hacia delante para evitar estar al alcance de aquellas odiosas manos.

Solo quedaba medio año, debía resistir. Una vez saliese de esa preparatoria se marcharía a la universidad, lejos de Jones, lejos de esa ciudad. Allí comenzaría una nueva vida y no volvería a verlo nunca.

El profesor continuó hablando, aunque esta vez Arthur ya no prestaba tanta atención. Sobretodo por la trivialidad de las preguntas que le realizaban a Beils las chicas a modo de coquetearle. La campana sonó anunciando el descanso, aunque Arthur acababa de llegar a clase.

-Esperad,antes de salir quiero acabar de deciros lo que me faltaba acerca de las marcas. Si por alguna casualidad alguno de vosotros la tuviese,debéis ir directamente a algún organismo oficial ya que el palacio queda demasiado lejos. Si podéis avisar desde el teléfono os recogerán en vuestra casa sea la hora que sea.

Cuando acabó, salió del aula al igual que muchos alumnos entre los que estaba Jones. Eso fue un alivio para Arthur, se quedaría en el salón. Aprovechó que su sitio estaba al lado de la ventana para ver hacia el patio trasero donde solían ir grupos de amigos y parejas. Tal vez lo envidiaba un poco, él hubiese querido vivir su preparatoria como cualquiera de esos chicos y no tener que caminar con los cinco sentidos en alerta por si el abusón de Jones le apetecía usarle como saco de boxeo.

Y como si pensar su nombre fuese una forma de invocarlo,este apareció en una de las ventanas que daban al pasillo y se apoyó al lado de unas de las chicas menos decentes -por decirlo de forma refinada- de la clase que hablaban sobre trivialidades que no le importaban a Arthur pero que no podía evitar escuchar considerando la escasa distancia a la que estaba su pupitre del de aquellas chicas.

-¿Os imagináis que alguna de nosotras se convierte en la próxima reina?

-Debe ser un sueño, tienes todos los lujos que quieres, poder, un apuesto rey atado a ti para siempre...Definitivamente, es la vida perfecta para cualquier chica~

-Vamos chicas, vosotras ya sois unas reinas...En la cama-

Sí, ese último comentario fue de Alfred F.Jones, por si alguien lo dudaba. Arthur decidió no escuchar más de aquella conversación tan sucia. Cogió su Mp4 y se puso los auriculares,sacó un libro y se puso a leerlo mientras la música acompañaba a la agradable lectura de Shakespeare. Y así dejó pasar el descanso,ni siquiera tenía hambre como para comer y considerando que tenía que ir a la cafetería a por algo, prefería esperarse a llegar a casa.

El resto del día pasó -para su tranquilidad- sin mayores percances. Además a la hora de salir invitaron a Jones a ir a no se sabe que lugar por lo que se salvó de una segunda paliza ese día, aunque seguro se la reservó para el día siguiente.

Por primera vez, en meses pudo caminar con tranquilidad hasta su apartamento. No se podía quejar, era un ático con mucho espacio. Demasiado grande para una sola persona, pero ese era el lugar que sus padres le habían dejado en herencia. Bueno, ese y una casa familiar centenaria que se encontraba en el bosque. Obviamente,se alojó en la que le daba más facilidades a la hora de vivir su día a día. Aunque en vacaciones siempre visitaba la otra, era nostálgica y tenía todos los recuerdos que conservaba de sus padres en aquel sitio, además amaba la forma en que arropaba la naturaleza a aquel sitio. Lo convertía en su paraíso personal.

Se preparó algo de comida, que como siempre se le quemó. Por lo que prefirió llamar a la pizzería más cercana y que le trajesen su favorita. Hoy, su estomago no estaba para soportar el sabor a ceniza de su comida. Tras comerse la pizza se dejó caer sobre el sofá, no tenía ya fuerzas ni para cambiarse o guardar las cosas. Alcanzó el móvil y puso la alarma una hora antes. Mañana sería un nuevo día.

Notas finales:

Hola a todos y a todas, este es mi nuevo fic Usuk. Siempre había querido hacer un fic con la temática Cardverse pero no encontraba una trama que me inspirase a escribir. Y de repente me iluminé. ¿Que sería un Cardverse en la sociedad actual? Y además que el rey odie a la reina y la reina no pueda perdonarle a este todo el dolor que le produjo. 


Además que la reina nos guarda más de un secreto que se irá revelando poco a poco. 


Advierto que no pienso dejar que ellos sean felices del día a la mañana, Alfred le ha causado un dolor irremediable  a Arthur, además de que actualmente se odian a muerte. Espero que continúen conmigo en esta historia.


Esto es simplemente la introducción por eso es tan corto. 


Hasta pronto~ 


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