1-. Sexual Affection…
Hoy salí realmente tarde de mi trabajo, mi jefe tuvo una reunión muy importante y no quise que él personalmente me trajera hasta mi casa, ya que me corteja cada vez que puede. Le dije que no quería tener ningún tipo de relación con nadie, pero parece que le entra por un oído y le sale por el otro. Es bastante guapo, eso no hay que negarlo, sus intensos cabellos negros con una evidente inclinación hacia el lado izquierdo era verdaderamente muy llamativo, sus fuertes brazos e incluso la manera en que me mira… – ¡¿Pero que estoy pensando?!– me sonrojé por imaginar “muchas más cosas como esas” en la calle, aunque quizás sólo deba dejarme querer, un poco de sexo no le hace mal a nadie… digo, después de tanto tiempo.
“Son sentimientos encontrados y en conflicto entre sí porque a veces quisiera dejar de estar tan solo.”
Han pasado cuatro años desde que terminé una relación dolorosa, mi ex me dejó por otro tipo después de más de un año de estar juntos, así que para olvidarme un poco estudié algo relacionado con la administración cuando tenía a duras penas los 18 años. Hoy actualmente con veintitrés primaveras estoy trabajando como asistente de un empresario con bastante reputación en lo que es publicidad y diseño gráfico, si bien es muy mal humorado y a veces un poco extraño (además de que intenta ligar conmigo) pues me paga bastante bien.
A Haizaki (mi ex) no lo he vuelto a ver desde ese entonces, no he querido preguntarles a nuestros amigos en común como ha estado y creo que ha sido la mejor terapia para poder olvidarlo, ellos también evitan el tema. Aunque siendo bien sincero creo que no ha funcionado… aún no he podido dejar de “pensar en él ni en cómo sería nuestra vida juntos”, lo sé, soy patético por querer y sufrir por algo así después de tanto tiempo.
Llevo una vida simple, no tengo un motivo por el cual esforzarme mucho ni una gran razón para vivir, sólo sé que existo y que tengo que trabajar para ello (mantenerme). Sólo intento sobrevivir de la manera más tranquila, aunque los recuerdos aún pesan y duelen. No he vuelto a tener pareja (siquiera lo he intentado) la verdad es que tengo un poco de miedo volver a sentir tanto amor por alguien y que después se enamore de otro más lindo que yo y me deje.
Desvariando un poco mientras caminaba hasta casa apresuré el paso ya que escuché murmullos tras de mí, sin pensarlo dos veces crucé con luz roja por el susto, aunque de pronto sentí como un auto daba hacia mí suavemente ya que había frenado en el momento preciso. Nada más ni nada menos el que bajaba a insultarme era mi jefe, Tatsuya Himuro.
– ¿Qué mierda que no te fijas por donde caminas? – dijo mirando primero si le había pasado algo al auto y luego a mí.
–Lo siento– dije mientras sobaba mi rodilla.
– ¿Shun? – habló el más alto acercándose a mí, recién percatándose que era yo.
–Sí, lo siento, iba un poco rápido y no me fijé que la luz había cambiado.
– ¿Pero estás bien? Déjame ver tu pierna, ¿sólo te pegaste ahí?– me llevó a la parte trasera de su auto y me examinó.
–Tranquilo, sólo fue un golpecito. Ahora tengo que irme, gracias por la preocupación– le sonreí cordialmente tratando de zafarme de él para no ponerme a pensar cosas impropias en un momento como “este”.
–No voy a dejar que te vayas así a tu casa, te acompañaré. – Y como no tenía intenciones de dejarme solo, finalmente asentí.
Llegamos a casa luego de un par de minutos y lo invité a pasar. Tenía un presentimiento de que esto definitivamente no terminaría “bien”.
– ¿Quieres tomar algo? – No sabía porque estaba siendo tan amable, si en realidad no quería que se involucrara ni darle más confianza.
–Estará bien un té, digo si quieres y puedes– se rascó nervioso el cabello.
Y le serví un té con sabor y un trozo de pastel con galletas, mientras me sentaba (sin saber por qué) al lado de él.
–Eres muy amable bonito– se sonrojó como cualquier quinceañera.
–Sólo dígame Shun por favor– miré al suelo triste por recordar que así era como me decía mi maldito ex.
–Siempre lo arruino, por eso no quieres salir conmigo, porque soy muy tarado, lo siento. – agarró fuerte la taza de té y se lo tomó todo de un sorbetón. – Está bien, es hora de que me vaya. Gracias por todo.
–No, no tiene porque irse tan pronto, digo no hizo nada malo, sólo que yo soy un imbécil– sonreí más nervioso que él.
–En todo caso ni siquiera sé que hice– se sonrojó y dio un par de carcajadas sin sentido.
El silencio fue algo incomodo por lo que le ofrecí otra cosa para beber, mientras ponía más galletas sobre la mesa.
– ¿Quiere una cerveza o un poco de sake?
–Una cerveza estaría bien.
Y nos sentamos a conversar tantas estupideces y cosas cotidianas de nuestro trabajo que sentí que ya lo conocía demasiado. Se nos había pasado el tiempo volando, ya eran pasada la una de la mañana y aún nos quedaba bastante energía y trago para compartir.
–Espéreme un poco, me voy a poner cómodo. – me levanté a duras penas y me tambaleé hasta quedar encima de Himuro, nuestros rostros habían quedado absurdamente cerca y el calor en el cuerpo se apoderó rápidamente de mí.
–Eres tan bello Izuki– me ayudó a levantarme con cuidado, él no estaba tan afectado como yo por el alcohol.
Fui hasta mi habitación a ponerme la camisa que usaba como pijama, me quedaba algo larga así que no me puse nada más (además de dejarme los bóxers claramente) de igual forma quería provocarlo.
Tatsuya seguía bebiendo como si no le entraran balas, pero al verme dio un suspiro dejando a un lado el vaso, tragó saliva al verme tan cerca. Con cuidado me senté de piernas abiertas sobre su regazo, poniendo de forma descarada mi trasero en su ya abultada entrepierna.
–Iz-Izuki– gimoteó ronco, apresurado por poner sus manos en mi cadera. –Quiero cogerte como si no hubiera un mañana bonito– me besó lentamente pero con tanta pasión que sus labios parecían de fuego. Ambos olíamos a alcohol pero no era un olor desagradable sino uno que invitaba a mucho más.
Con desespero abrí su camisa para besar su pecho, subí hasta su cuello para detenerme y morderlo como si fuera mío o para marcarlo como tal. Nos besamos, sus labios eran tan cálidos y me traían tantos recuerdos…
–No puedo aguantar más, por favor, tómame– se sorprendió al escucharme decir eso y negó con la cabeza.
–Aún tengo que prepararte– me acomodó sobre el kotatsu mientras me bajaba los bóxers y ponía su nariz en mi piel desnuda.
– ¡No huelas ahí! – dije avergonzado intentando taparme. Pero fue inútil, el tomó mis manos sólo con una de las suyas y me obligó a obedecerlo.
Sentir una lengua que no fuera la de Haizaki era extraño, si bien no se sentía mal era demasiado para mí. Quería huir y llorar por una parte, pero por otro lado sólo “necesitaba” disfrutar, dejarme llevar y dejar salir “toda esa presión acumulada” que tenía.
–No te tenses tanto que no podré entrar “aquí”– y sin darme cuenta su lengua se adentró en mi humanidad.
Eran sensaciones que pensé ya había olvidado, era extraño, pero tampoco quería detenerme. Así que me dejé llevar por el momento. Sus fuertes manos me seguían atando a disfrutar y a obedecer. Su lengua hacía estremecer todo mi cuerpo y el placer comenzaba a envolverme. Ahora le prestaba atención a mi parte delantera, succionando con delicadeza la “punta” pero como si fuera su caramelo favorito, sus dedos acariciaban el largo de mi excitado miembro mientras las succiones empezaban a ser más intensas. Quería correrme mientras gemía como “un Uke para un CDBL” y revolcarme y seguir gimiendo cuando de pronto sentí como dejaba de prestarle atención a mi parte baja para posarse frente a mí con su falo duro y erecto.
–Vamos, chupa– dijo a la vez que lo ponía en mi mejilla, manchándome y esparciendo su líquido pre seminal con autoridad.
–Quiero que te corras en mi boca y me llenes– dije sin vergüenza, mostrándole mi lado más sucio y pervertido.
Y ahora era mi lengua la que recorría el pene ajeno, su sabor era demasiado embriagante, su olor a hombría, su rostro sonrojado y su voz hilarante, todo en él era demasiado excitante. Una lamida tras otra, acompañadas de fuertes y agudas succiones– “Tan excitante” – pensé viendo todas esas expresiones “apasionadas” que me entregaba, mientras que a la par mis manos comenzaban a masturbarlo con mayor intensidad.
–Destrózame, hazme tuyo, rómpeme– le dije entretanto bajaba mi mano y estimulaba también mi miembro, estaba a punto de correrme sólo con ver su rostro lleno de placer.
–Shu-Shun, ya no puedo aguantar…– y su semen y el mío estallaron en sincronía, el suyo sobre mi cara, pecho y parte del abdomen. Tragué todo lo que pude y lo demás lo puse en mi entrada para auto-prepararme. – Veo que no tienes intenciones de terminar esto tan pronto, de todas formas ya me estás “poniendo” de nuevo– sonrió con lujuria mirándome como a una presa lista para servir.
Me puse en cuatro sobre el kotatsu, abriendo con gran habilidad las piernas para estimularme frente a él, metí uno de mis dedos y luego dos mientras que con la otra mano incitaba nuevamente mi virilidad.
Me miró con deseo antes de entrar con delicadeza, sentí que me iba a partir en cualquier momento y unas lágrimas de dolor se escurrieron sin querer por mis mejillas, después de todo nadie me había penetrado en por lo menos unos cuatro años.
–Seré gentil hasta que me pidas a gritos que te rellene con mi leche por lo menos cinco veces seguidas– agarró con poderío mis caderas pero no dejó de tener cuidado.
De un momento a otro el placer fue inevitable, un calor intenso recorrió todo mi cuerpo y sus embestidas comenzaron a ser más y más intensas. Mis gemidos comenzaron a escaparse por todo el lugar y su pene parecía que cada vez se hacía más grande, pero ya no dolía, había tocado todos mis puntos erógenos. Pensé que me volvería loco de placer o que en cualquier momento me desmayaría. Sus gruñidos eran igual de incitantes.
Primero en cuatro, después él encima, luego yo sobre sus caderas y ahora de pie pero mirándonos. Estábamos a punto de irnos y su líquido pre seminal comenzaba a hacerse burbujitas en mi entrada.
–Me gusta más la expresión de ahora que la que me pones cuando vienen “clientas” a verme– rompió el silencio burlándose de mí, ¿acaso ponía caras cuando alguien lo visitaba? ¿Serían celos? Sin poder evitarlo me sonrojé.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo dando el inicio a un éxtasis total y simplemente no pude aguantar más.
–Y… y-ya Tat-su-ya…– gemí para correrme sobre su pecho y el tras de mí pero adentro.
Me sentí como si fuera un churro siendo rellenado con manjar, pero sin duda el mejor orgasmo que había tenido en mi vida. No me arrepentía en lo absoluto, bueno, quizás mañana cuando no pueda ponerme de pie y me cueste caminar.
No sólo uno, ni dos ni tres orgasmos fueron suficientes, la noche era más “larga” de lo que creía. Y ni él ni yo queríamos detenernos.
Aunque lo único que recuerdo ahora es que desperté acostado en mi cama y ya eran más de las nueve de la mañana, llegaría tarde al trabajo, eso estaba claro.
–Tienes permiso para llegar al medio día– dijo Tatsuya saliendo del baño vestido de terno para irse a trabajar. Besó mi frente con ternura para salir finalmente de la habitación mientras me regalaba una sonrisa.
No pude quitar la expresión de felicidad de mi rostro hasta que me quedé dormido nuevamente.
Seguramente esta no sería la última vez que estaríamos juntos… eso lo presentía.
Fin...