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オリジナルの愛 por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

El fan fic nació de un puro capricho al ver las fotos de Tora besando en la mejilla a YO de Matenrou Opera. Al principio me emociono de una forma extraña, pero luego recordé a Saga y sentí un poco de pena. Porqué Tora hacia ello y nunca lo hacía con Saga. De todos modos el fic tiene otro rumbo y quería darle un toque pintoresco cursi y gracioso. Algo que me gusta siempre en esta pareja colorida.

 

Tengo muchos fics que empecé de ellos y que por falta de tiempo y motivación. Aunque me gustan mucho y realmente no dejo de amar a la OTP, a veces siento que mis recursos con ellos se vuelven repetitivos y quiero sorprender de algún modo. En este fic, sólo me saque el gusto, Espero que le sea de su agrado a los que lo lean.

Notas del capitulo:

El siguiente capítulo debe ser complementado con la siguiente canción, más que nada porque Saga la mencionara y si quieren saber como es la melodía, pueden escucharla aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=svYwZaCafKc

 

Para una referencia, las fotos de las que hable en un principio, son las siguientes: https://twitter.com/FantasyAlice9/status/671093166184005633

Créditos a FANTASY AIX

 

El fic va dedicado a todos los que esperaron de esta pareja, se los prometí hace tiempo y en verdad espero que les guste la historia.  Gracias por el apoyo y las palabras de aliento de siempre y en especial se lo dedico a mi dragoncito que siempre está esperando fic de ellos, que es una persona muy especial para mí. TE AMO <3

 

¡DISFRUTENLO!

 

 

Había llegado el final del Tour de DIAWOLF, Saga había decidido tomarse aquel día libre y poder ir a ver el concierto de su pareja, aunque en un principio había dudado de hacerlo, por fin se había decidido. No estaba casado con Tora, apenas tenían un concubinato de hace un par de años. Su relación había sufrido varias mesetas pero luego el amor entre ambos parecía volverse más fuerte, podían ver en el otro un reflejo de lo que buscaban.

 

Saga actuaba por instinto por lo que aunque Tora le había invitado a la fiesta después del concierto, le había dicho al mismo que lo disfrutara solo, que era lo mejor para no estar todo el tiempo juntos.  El guitarrista le había insistido, pero ante sus constantes negativas, dejo de mencionarle aquello y se retiro, avisándole que estaría pendiente del teléfono por si necesitaba algo o lo extrañaba. Las cursilería entre ambos, terminaban siempre en muecas o bromas, por lo que ello no fue la excepción. Pero por alguna razón desconocida el interés por la fiesta se volvió más intenso a medida que las horas pasaron y dado que el castaño era cambiante, decidió arreglarse para esa noche, de paso le daría una sorpresa al pelinegro.

 

Le aviso a Nao que ese día no asistiría a la reunión en el estudio, y que se verían al día siguiente. Luego de arreglarse para esa noche, buscó la entrada que el guitarrista le había regalado, el mismo era VIP, porque de ese modo estaría en un lugar donde sólo accesible para las personas allegadas a la banda y a los miembros soportes. El guitarrista se la había dejado seguramente porque conocía sus cambios de ideas repentinos, por lo que no le costó saber la dirección, para poder trasmitírsela al taxista cuando subió.

 

Debido a que se decidió un poco tarde, y el tránsito de esas horas era lento, sabía que estaba llegando con el tiempo justo, por lo que trataba de no desesperarse, pero estaba ansioso, quería ver la expresión del más alto al verlo sentado en la sala VIP o quizás cuando se le acercara para saludarle. Cuando él le llamara la atención por sorprenderlo de aquella forma, pero demostrándole lo mucho que le agradaba que le acompañara. Sabía que el pelinegro se comportaría de ese modo, con esa ancha sonrisa que le hacía olvidar hasta los dolores de espalda.

 

Tora se había convertido en un pilar fuerte en su vida, dado que tenía esa constante inestabilidad que lo ponía nervioso y que no lograba controlar, pero desde que aquellos ojos claros, indefinidos porque nunca estaba seguro de cuál era el color exacto, se cruzaron con su mirada, todo cambio. Tora había logrado en su vida un ambiente de armonía, donde podía sintonizarse consigo mismo y entenderse, estabilizarse. Desde ese flechazo la primera vez que se miraron, hasta el largo recorrido con la banda, comenzó un largo camino para  a enamorarse completamente de él.

 

De pronto el taxista se detuvo y le habló, quitándole de los pensamientos y recuerdos que le habían rodeado. Taciturno, pagó el servicio para luego poder bajarse del vehículo. En cuanto observó el lugar, notó la cantidad de gente que había, caminó hacía una de las entradas y se coló por uno de los pasillos, encontrándose con algunos conocidos, los cuales le guiaron hasta la zona VIP cuando les presentó la entrada. Aunque todos sabían que venía por Tora, nunca habían blanqueado la relación. Ninguno de los dos sentía la necesidad de hacerlo, con tal de que todos pensaran lo que se les diera la gana. Al caminar, pudo notar como la sala estaba ubicada a un lado del escenario y dado que había llegado tarde, prefirió esperar allí. Saludo a algunos de los presentes, los cuales conocía y con calma tomó asiento.

 

El concierto terminó unos cuantos minutos después de su llegada, en el momento que escucho como se despedían de los fanáticos, su corazón comenzó a vibrar. Escuchó la voz del más alto resonar por toda la sala, ese tono firme y grave con el que hablaba, podía escucharlo emocionado y feliz. Eso sólo le dibujaba una ancha sonrisa. No quería parecer un desesperado, por lo que trato de alejarse de la puerta, donde debía aparecer y en un momento dado, uno de los asistentes de DIAWOLF le habló para comunicarles hacía donde se encontraría la fiesta del final de Tour y demás cosas. Prestó atención a las mismas, despejándose algunas dudas, puesto que tampoco quería incomodar a los miembros y banda soporte de DIAWOLF. Había perdido la voz del pelinegro, y también su fascinación con la puerta, puesto que el ruido de la música no le dejaba escuchar del todo bien, trato de poner mayor atención.

 

Pero en un segundo todo cambio, el sonido de la música alta fue reemplazado por gritos de alegría, de emoción y de sorpresa. Ello incluso llamó la atención del asistente que se acercó a mirar que sucedía, Saga no podía ser menor y se coló a mirar, justo sobre la pared de la parte exterior del escenario. El castaño bajista sintió como si su corazón le diera un vuelco, Tora estaba besando a YO de Materou Opera, y no sólo lo había besado sino también lo había agarrado de la cintura. La mayoría se había detenido a sacarle fotos y filmarlos, Saga ni siquiera podía parpadear e incluso se negaba a moverse, aunque quisiera huir y que el guitarrista no se percatara de su presencia, estaba tan pasmado que se quedo quieto. Tora sonrió apenas se separó de la mejilla del muchacho, para luego reír.

 

Saga actuó por instinto y comenzó a moverse entre la multitud para perder por uno de los pasillos, sentía su corazón latir tan fuerte que comenzaba a marearse. No quería que Tora se enterara de su presencia, no quería encontrárselo, sabía cómo sería capaz de reaccionar y no tenía pensado arruinarle aquella noche al pelinegro. Caminó rápido hacía la salida, pidiendo permiso y disculpas por la forma en la que caminaba, atropello algunas personas. Tan pronto como encontró la salida, se limitó a caminar ligero y mezclarse entre las personas que caminaban por la vereda.

 

Sentía frío puesto que su chaqueta había quedado en el interior del recinto, pero en ese momento no tenía intensiones de volver al lugar. No tenía dinero por lo que no podía regresar a la casa, debido a que su billetera había quedado junto con su abrigo. Caminó ante la mirada atenta de los transeúntes que notaban su poca ropa siendo que el frio comenzaba a calar los huesos, pero aun así no se detuvo en ningún momento. Lamentaba encontrarse tan lejos de la casa de sus compañeros de banda y lamentaba más por haber sido el idiota de querer darle una sorpresa al pelinegro, cuando terminó siendo el sorprendido. No podía entenderlo, Tora jamás hacia fan service y era contada las veces que lo hacía. En un escenario podía entenderlo, pero luego del concierto. ¿Para qué? ¿Qué sentido tenía hacer semejante numerito? Sin lograr entender porque el más alto había decidido hacer ello, tomó asiento en un banco de una plaza. Las piernas le temblaban entre el cansancio, los nervios y el frio.

 

 

Cerró sus ojos, tomando aíre antes de sentir un fuerte dolor en su pecho. Observó las calles, aunque en realidad no veía nada. No sentía ganas de llorar, porque su desconcierto era mayor que su dolor. Estaba paralizado, hasta el punto que deseaba encontrar una respuesta que le sacara de las dudas que le rodeaban. Pero nada parecía efectivo, su móvil sonó en sus pantalones, había olvidado que el teléfono era el único que tenía encima, puesto que hasta las llaves habían quedado en el abrigo. Observó el número, percatándose que era el más alto. Desvió la llamada, no tenía las fuerzas suficientes para mandarlo al carajo en ese momento, por lo que simplemente no quería hablar con él. La insistencia del pelinegro fue bastante intensa, y el último mensaje, preguntaba donde se encontraba. No respondió absolutamente nada.

 

 

Los minutos pasaron, intentó recordar la hora final el evento, para poder regresar por sus cosas, cuando la mayoría se retirara del recinto. No quería cruzarse con Tora, al menos quería recuperar su dinero para poder moverse y buscar algún lugar donde quedarse. Intentó repasar ello, pero la imagen de Tora y Yo besándose, era más fuerte. De pronto escuchó el pitido de una bocina, al levantar la vista pensó en Hiroto, pero para su sorpresa el guitarrista pelinegro, había bajado del auto, acercándose hasta su banca. Volvió a bajar la mirada y le hubiese gustado salir corriendo, pero ya no podía actuar de esa manera otra vez.

 

 

El guitarrista tomó asiento a su lado y lo cubrió con el abrigo que había olvidado en el salón de la fiesta. Por unos minutos se mantuvieron en silencio, hasta que el Tora tomó aire profundamente antes de animarse a hablar.

 

—     Takashi… ¿Por qué te fuiste de la fiesta?— Fue la primer pregunta del más alto, sin observarlo aún. Saga sintiendo que ello era una pregunta muy estúpida.

 

 

—     Porque no tenía intensiones de seguir mirando tu espectáculo. – Respondió de forma tajante, sintiendo un nudo en su garganta. El abrigo poco a poco le devolvía el calor que había perdido durante estas horas.

 

 

—     Espera… ¿Te refieres al beso con Yo-san? Takashi…

 

 

—     No te hagas el desentendido Amano. Por favor. No sé porque cuernos lo hiciste, sólo sé que yo tenía muchas ganas de sorprenderte y terminaste…Sorprendiéndome de una forma muy inesperada.— Las últimas palabras resultaron más irónicas de lo que hubiese pensado. Tora se quedo callado durante varios minutos.

 

 

—     Takashi…Cuando uno de los asistentes me preguntosí te había visto. No logré entenderlo, hasta que el mismo me mencionó que tu habías estado antes de que el concierto se terminara y cuando me mostró tu abrigo, con tus pertenecías, comencé a buscarte por la sala. Estaba muy preocupado, te llame para poder ubicarte.

 

 

—     ¿Dime que tiene que ver todo eso, con lo que hiciste frente a mis ojos? ¿Acaso porque sabías que no iba a estar presente, te diviertes haciendo esos jueguitos con tus compañeros? – Espetó enojado el bajista, agarrándose la cabeza, puesto que un fuerte dolor comenzaba a molestarle.

 

 

—     No…No hago esas cosas normalmente, Takashi. Tú mejor que nadie me conoce.

 

—     ¿Entonces por qué? ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué con él?— Saga no lograba entender con qué fin el más alto había hecho algo que normalmente no hacía. Estaba tan molesto que el tono de su voz desmantelaba rabia. Tora jamás lo había oído así y suponía que ello se debía a todo los problemas, pequeños pero problemas al fin, que habían tenido debido a DIAWOLF. El guitarrista había buscado la forma de no hacerlo enfadar, incluso evitando los acercamientos con Show, pero al parecer Show no era el principal problema. Saga estaba celoso y celoso de todo aquel que estuviera a su alrededor, lo que hizo hacía unas horas había sido un detonante, que no estaba seguro de cómo detener, no quería perder al castaño por un estúpido juego.

 

 

—     Vamos a casa, Takashi. Has tomado mucho fri…— El guitarrista no logró completar la frase, debido a que Saga lo empujo con rabia y a punto de golpearlo en el rostro, pero se detuvo para mirarlo fijamente y volver a gritarle.

 

 

—     ¿Por qué mierda no contestas? ¿Acaso te has enamorado de él? — El tono de voz gélido era una daga fría que se clavaba en su pecho, al notar aquella mirada, una mirada que no quería ver en el amor de su vida. ¡Maldición! Nunca se lo decía, nunca era del todo claro, porque muchas veces las palabras no salían de su boca de forma tan sencilla. Pero verlo sufriendo por algo que consideraba un juego y que sin lugar a dudas el castaño no lo sentía de ese modo, dolía.

 

 

—     ¿Cómo puedes preguntarme semejante estupidez, Sakamoto? ¿Cómo puedes creer que me enamore de otro? ¿Tan poco me conoces?— Se animó a pronunciar, sin quitarle la mirada, aunque sus ojos no delataban más que sinceridad. Colocó una de sus manos sobre la mano helada del castaño, para presionarla, el menor se resistió a ello y estuvo a punto de soltarle, pero el calor que aquellos dedos le trasmitían, le hacían sentirse protegido y aún más era como si el mismo calor llegara hasta su corazón. Saga se detuvo y se quedo absorto ante la mirada del más alto, la misma brillaba. Pronto algunas gotas comenzaron a caer, la lluvia comenzó a mojarlos.

 

 

—     Sólo respóndeme la pegunta… — Pidió el bajista en un tono de voz pausado, observando lastimosamente aquella brillante mirada.

 

 

—     No tengo una razón lógica para haberlo hecho. Era un juego, tu caíste muchas veces en eso, me pareció interesante. Estaba claro que te ibas a enterar porque Yo-san la pidió a modo de despedida de lo que fue el Tour, para subirlo a Instagram. No me pareció mala la idea, pero de ahí a enamorarme de él…Jamás lo contemple. Takashi yo te amo a ti…Te amo mucho más de lo que puedas imagin…—

 

 

—     ¡Cállate! — El bajista tapo los labios ajenos con la mano que había formado un puño, sólo que esta vez había colocado su palma sobre las comisuras impropias. El guitarrista se detuvo, sin dejar de mirarlo. — No quiero tus cursilerías, Amano. Vámonos. — Anunció, levantándose del banco. Tora no puso objeción alguna, había llegado a notar el rubor en las mejillas ajenas, había notado como su expresión y el tono de su voz habían cambiado. Seguramente seguía dolido y confundido, pero si se había animado a quedarse con él, es que realmente no lo había perdido.

 

 

Saga caminó hasta el auto de Tora, para poder ingresar en el asiento del acompañante. Se colocó el cinturón de seguridad, y pronto se quedo de brazos cruzados. El guitarrista no emitió palabra alguna, sólo lo observo antes de encender el motor. La calefacción del vehículo era perfecta para el momento, logrando que el bajista recuperara el calor que había perdido durante sus horas a la deriva. Tan pronto como comenzó a relajarse se quedo dormido y sólo despertó cuando Tora lo estaba cargando para ingresar a la casa. El castaño confundido por la posición en la que se encontraba, escondió su rostro sobre el pecho del más alto, respirando el dulce aroma de su camisa.

 

 

El más alto lo acostó sobre el sofá principal, fue en ese momento que noto como Saga lo observaba. Sonrió suavemente, pero aun no se animaba a pronunciar palabra alguna, no estaba seguro de lo que el bajista podría decirle en ese momento.

 

 

—     No tengo ganas de seguir durmiendo…—Expresó con la voz rasposa. 

 

 

—     Me parece bien. ¿Qué quieres hacer, entonces?— Preguntó interesado el más alto, mientras le ayudaba al bajista a quitarse sus zapatos. Lo observó con calma pero también con prudencia.

 

 

—     Quiero bailar. — Saga pronunció aquello, mientras pestañaba intentando despertar un poco más. Tora se sorprendió de aquel pedido y dibujo una pequeña sonrisa.

 

 

—     ¿Bailar? Soy muy malo bailando. Jamás baile con nadie, Sakamoto. — Expresó el pelinegro, negando suavemente con la cabeza.

 

 

—     ¿Nunca, Nunca? ¿Nunca pensaste a sacar a bailar a una chica? – Pregunto interesado el bajista, mientras se ponía de pie. — Tampoco soy un experto, pero algo he aprendido, para poder conquistar chicas. – El castaño expresó aquello, mientras caminaba hacia el sistema de audio, donde normalmente colocaba la música que solía conseguir cuando salía de compras. Tora se mantuvo en silencio, para luego observarlo con cierta curiosidad. — Si te preguntas si conquistaba…Pues al menos le intentaba para acercarme.— Añadió con una sonrisa amarga.

 

 

—     ¿Y piensas conquistarme a mí, ahora?— Se animó a preguntar el pelinegro, caminando hasta el centro de la sala de la casa, cerca del equipo de música. Saga, seguía buscando la canción, por lo que tardo unos segundos en encontrar su canción favorita para ese momento.

 

 

—     ¿Conquistarte, Amano? Luego de lo que has hecho, creo que los roles se invierten. Tendrás que convencerme, al menos para que esta noche no duermas en el sofá, bonito. — El castaño no tardó en mencionar aquello elevando sus cejas, antes de tomar las manos ajenas suavemente.

 

 

—     ¿Sofá? Ni loco, Sakamoto. No puedo dormir ahí. Sabes que no puedo. Eso sería como una tortura…Me duele mucho la espalda luego de…

 

 

 

—     Shhh Cuando lo hacemos en el sofá no te quejas. Así que no seas chillón. Y demuéstrame en que eres bueno. Si sabes hacer el amor, sabrás bailar. — Exclamó juguetón el castaño, mientras entrelazaba sus dedos con los ajenos, pero aún así la música no empezaba y el guitarrista, comenzaba a impacientarse.

 

 

—     Según tu, hago bien el amor, para que necesito bailar.— Replicó, rezongando, más que nada porque no tenía ni idea de cómo hacerlo y esa presión de saber que dormiría solo en el sofá, no era nada agradable.

 

 

—     Admito que no eres malo, Amano. — Agregó, aunque el tono empleado por el más bajo era burlón, lo observaba con cierta complicidad.— Vamos, lo haces bien, porque lo haces conmigo. No creo que si lo hicieras con otro, lo harías igual. – Añadió y esta vez había logrado hacerle reír al más alto.

 

 

—     Takashi… Siempre eres tan…—No pudo terminar la frase, cuando el castaño, le pidió silencio y los primeros acordes de una canción que Tora creía desconocer completamente, comenzaron a sonar.

 

 

—     Es mi canción favorita, así que no la arruines. Escucha el sonido y guíate con los movimientos. Te ayudaré cuando lo necesites. — Explicó el bajista completamente entusiasmado de hacer ello con el guitarrista. Tora cerró los ojos y suspiro, antes de volver a abrirlos y ver la figura del bajista moverse a los compas del ritmo que no era lento pero tampoco dinámico, más bien relajado y suave.

 

 

 

Saga había decidido aquel “castigo” porque sabía que el más alto jamás había bailado, incluso en las fiestas de su anterior compañía, nunca lo vio moverse para un baile que no sea saltos y saltos, de música electrónica, algo que le había pegado el vocalista de A9. El bajista acostumbraba a escuchar todo tipo de música, por lo que los ritmos, siempre llamaban su atención y aquella canción era especialmente bonita. Bonita por el tempo y la voz acompañante y porque  la misma la había escuchado el día en que Tora y él hicieron las paces para que en ese entonces Alice Nine, funcione. Era extraño, pero de pronto ambos tenían tantas cosas en común, que les impresionaban y podían pasar horas y horas hablando de muchas cosas o de tonterías. Reír como dos amigos de toda la vida o incluso discutir en sus puntos diferentes y comenzar a filosofar repentinamente. Saga se había enamorado de Tora lenta y armoniosamente, tal como aquella canción.

 

 

Tora al principio se movió con cierta torpeza y se aferraba con firmeza de la mano ajena, para luego dejarse llevar por los suaves giros que Saga daba y del cual también debía darlos y la forma en que movía sus manos, bailan apenas separados, pero lograban mirarse a los ojos y sonreírse como dos bobos enamorados. El bajista había aprovechado en no encender tanto las luces, para evitar que el pelinegro se cohibiera, aun así podía notar aquel sonrojo en sus mejillas, que le hacía verse incluso más guapo.

 

 

La canción culmino cuando Tora lo abrazo para apegarlo a su cuerpo y esconderse en el hombro contrario. Saga dejo de moverse repentinamente, quedándose inmóvil, colocando sus manos en la cintura opuesta. La canción cambió a una más sensual, eran temas que Tora comenzaba a reconocer, el más bajo siempre le mostraba diferentes canciones y le resultaba fascinante el paladar con el que el castaño se manejaba, porque cada canción era diferente, con él había aprendido a escuchar diferentes músicas. De repente aquella canción la sintió suya, por haberla compartido con su pareja.

 

 

—     ¿Cómo se llamaba la canción? — Preguntó de repente el pelinegro, volviendo su mirada al castaño, saliendo de su escondite sobre el hombro.

 

 

—     La canción se llama Original Love es de  Seppun-Kiss ¿La conoces?— Preguntó interesado el más bajo.-

 

 

—     No…Pero recuerdo que me la has hecho escuchar. Es una linda canción. Gracias, Takashi. — El guitarrista agradeció aquello de repente y sonrió amplio.— Nunca baile con nadie, pero haber bailado contigo, fue algo que no olvidaré nunca.

 

—     Shinji quería verte bailar alguna vez…eres mejor en la cama.—Agregó aquel comentario, sólo para hacerlo reír y cortar ese momento sentimental que no solía ser muy apegado, puesto que las palabras nunca le salían del todo.

 

 

 

—     Es bueno saberlo, ya que es donde debo complacerte más seguido. — Respondió el guitarrista, mientras reía suavemente.— Pero aunque sé que te cuesta hablar y reaccionar frente a mis cursilerías, como tú le llamas… Quiero que sepas que tú eres muy importante para mí. Que te amo profundamente y que eres el amor de mi vida. No importa que pasé el día de mañana, lo que he vivido y lo que vivo contigo, son momentos únicos para mí. — Saga se quedo perplejo al escuchar semejante confesión del más alto. Normalmente parecían una pareja que se toma el amor como algo ligero, pero en realidad es que ninguno de los dos era bueno expresando sentimientos en forma de palabras. No lo necesitaban, sus cuerpos y expresiones lo hacían mejor que sus bocas. Aun así la forma en que Tora se le había declarado, dejaba en claro cosas que a veces le hacían dudar y su compleja personalidad le hacía caer en errores como sus celos atroces.

 

 

 

—     Dime que me pedirás casamiento, Shin y te juro que acepto.— Expresó el bajista con una sonrisa, pero aunque había intentado que su tono sea el bromista, había sido más serio de lo que creía, haciéndole sonreír al guitarrista de forma suave.

 

 

 

—     Sólo con la condición de que me dejes dormir en la cama contigo.— El pelinegro se había sentido satisfecho con aquellas palabras, incluso si Saga intentaba ocultar lo que sentía, podía leer entre líneas y aquello era una confesión.

 

 

—     Estas negociando de nuevo Amano. Tendrás que bailar más piezas conmigo…Te haré cansar hasta que me pidas todas las cajas de Pizza que deseo comer ahora mismo.— La risa del pelinegro se había vuelto a escuchar por toda la habitación, logrando que Saga lo observara cómplice con una sonrisa en los labios.

 

 

Las bromas y los bailes continuaron gran parte de la noche, hasta que Tora logró conseguir una pizzería abierta a esas horas, para complacer el hambre que el castaño tenía. Terminaron exhaustos y rendidos, durmiendo en el sofá. Mientras estuvieran juntos, el pelinegro era incapaz de molestarse, cualquier lugar le resultaba reconfortante si el castaño estaba a su lado. La fiesta de DIAWOLF quedo en el olvido para ambos, Tora ni siquiera lo había recordado. Esa noche sólo quería mimar al muchacho de ojos chocolate que dormía a su lado.

 

FIN-

 

Notas finales:

 

¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado, lo sé me pase de meloso, pero esa canción es tan bonita como romántica y no puedo ni siquiera dejar de pensar en cómo la bailaría Saga XD junto a su tigre! Muchas gracias a todos lo que leen y si desean dejar algún comentario, siempre son bienvenidos.

¡CUIDENSEN MUCHO!

¡BESOS!


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