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Perfect

Notas del capitulo:

Hola gente preciosa!! 

Primero que nada pido disculpa por atrasarme, esta vez fueron cuestiones un poco de tiempo un poco de inspiración y no había podido escribir, estaba que lloraba pero creo que no quedo tan mal >.< 

y disculpas también por las faltas que puede tener no lo revise muy bien ¡lo siento!

 

Capitulo 11

Sentado casi al final del salón de clase, Takao se dedica a mirar al frente como si pusiera atención a lo que dice la mujer que tiene por maestra, es la última clase de ese día: Filosofía. Y poco le interesa lo que la señora dice acerca del Renacimiento de Kant y su concepción del conocimiento en la filosofía.

Más entretenido para el pelinegro era pensar en lo que había pasado hace una semana.

**Flashback**

Aún la sala de espera del hospital se encontraban los 8 chicos ya algo, hartos y cansados de estar ahí, querían información rápido acerca del estado de Izuki y Tatsuya no daba señales de vida.

Quienes sí dieron señales de vida fueron tres chicos, dos azabaches y un castaño, uno de los azabaches usaba lentes y el otro solo traía cara de querer mandar todo al diablo. Los tres hacían mucho ruido, entre quejas y reprimendas, pero para Kazunari fue fácil reconocer las voces como los amigos de Izuki así que se paró para saludarlos.

-Hola – Les dedico una grande sonrisa que los hizo callar - ¿Son los amigos de Izuki-san?

-Ah sí – le respondió amable el castaño, igualmente sonriéndole - ¿Tu eres Takao-kun?

-Así es y tú debes ser Kiyoshi-san – el pelinegro le volvió a sonreír, notando también por su vista periférica que todos los milagros también le prestaban atención – Izuki-san estará feliz de verlos.

Con un poco de tristeza Takao les explico a los recién llegados lo que el doctor Midorima les había dicho, también les dijo que por el momento solo podía entrar Himuro, dejando al trio con mala cara, dos porque no querían que el del lunar estuviera con su amigo y el otro porque simplemente no quería estar ahí.

Los siguientes minutos fueron solo silencio y tensión en la sala hasta que regresó Himuro que ni siquiera se mostró sorprendido por la presencia de los chicos, únicamente los llamo y les dijo que subieran a ver a Izuki, los chicos no dudaron en mandarle miradas de odio y desprecio, pero un odio tan puro que incluso le dio escalofríos a Kazunari, una vez que se fueron Tatsuya no dudó en  despacharlos.

**Fin Flashback**

Takao se preguntaba una y otra vez como había estado Izuki, el chico le había caído demasiado bien y aparte sentí en cierta forma culpa, tal vez si hubiera negado la propuesta de Izuki para barrer las hojas eso no habría pasado, y aunque el doctor Midorima hubiese dicho que ese no era un factor de riesgo para los bebes él no podía evitar sentir culpa.

Lamentablemente durante lo que iba de la semana no había podido ir a la casa de Himuro pues las horripilantes clases habían comenzado al igual que sus turnos en la tarde en la cafetería, lo que no solo le impedía ir a ver a Izuki, sino también ir a ver a su Shin-chan.

Ahh Shin-chan, solo pensar en el  nombre hizo que la mente de Takao divagara en dirección del peli verde y todo lo que le gustaba de él.

Dejando de lado sus pensamientos concentró un poco de su atención a la clase para copiar la tarea y luego guardar sus cosas para irse por fin a su trabajo. Miro de lejos a algunos de sus compañeros que hablaban acerca del partido de práctica que tendría el club de básquet contra una de las escuelas más fuertes.

Soltó un suspiro, cómo le gustaría irse con ellos, pero lamentablemente para él, el básquet había llegado a su fin. Después de todo ahora tenía que aportar algo a su casa.

Desde que habían corrido a su padre de la empresa donde trabajaba, todos en su casa se habían tenido que poner las pilas. Su madre tomo horas extras en el hospital donde trabajaba, su hermano consiguió un segundo empleo y él también había tenido que encontrar trabajo a tiempo parcial, mientras su padre seguía buscando empleo, y aunque ya hacía un mes que había encontrado un trabajo no le pagaban ni la mitad de lo que le pagaban en su antigua compañía.

Aunque le dolía ya no jugar básquet sabía que primero estaban sus deberes como hijo después de todo su familia no era precisamente pequeña, simplemente eran cuatro hijos y dos todavía muy pequeños y que generaban más gastos, pero no importaba porque él quería a sus hermanitos y al final valdría la pena.

Dejo de tontear y se apresuró a llegar al café donde había empezado a trabajar.

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Izuki dejo sus platos del almuerzo y volvió a su habitación, su rutina se había convertido en casi prácticamente pasarse encerrado, no es como si lo obligaran a estar ahí, Himuro le había dado total libertad de usar su casa y sus coches como quisiera, pero aún no había tenido ganas de salir, simplemente quería reposar, evitar esfuerzos que perjudicaran a sus bebes, mantenerse un poquito aislado sin que nadie le preguntara cuando iría a la universidad.

En realidad eso de la escuela ya lo había hablado con Himuro, acordando que se daría de baja temporal y retomaría después de tener a los bebes. Ahí era donde entraban las complicaciones para Shun, no quería dejar a sus hijos donde solo serían tratados como un experimento, no quería que fueran utilizados, los quería libres y protegidos.

Lo había pensado mucho y había llegado a la conclusión de que si Himuro había hecho lo que hizo por manipulación de su padre era porque tal vez no estaba tan en contra de aquellos experimentos, y quien sabe, tal vez incluso los milagros se verían involucrados más tarde en lo mismo, como un ciclo.

Recluido en su habitación y sobre la cama se entretenía leyendo uno de los tantos libros de la biblioteca personal de Himuro, porque el del lunar tenía un mar de libros que había puesto a su disposición y aunque la mayoría era de química, biología, física, y otras ciencias, también había novelas variadas que iban desde las ediciones más viejas a las relativamente actuales.

El tiempo vuela cuando tienes un buen libro, y solo se dio cuenta de que habían pasado cerca de dos horas hasta que sonó su celular. Era su madre, quien le mandaba un mensaje para preguntarle  como seguía.

Durante la semana había hablado con ella, no le había dicho mucho, solo lo indispensable para que la señora no se preocupara: que estaba bien, que vivía donde el padre de los niños, también le contó que eran dos, no había querido amargar la plática mencionándole la perdida, le dijo que estaba “saliendo” con Himuro, después de todo eso era lo que la mayoría creía, y por ultimo le dijo que retomaría sus estudios después del embarazo.

Pero su madre no había parado de preguntarle como estaba, si lo trataban bien, si se casaría con Himuro después de tener a los bebes y un sinfín de preguntas más que él había respondido vagamente con un “ya veremos…”

Respondió el mensaje y volvió a su lectura hasta terminar con la historia que lo tenía picado. Fue hasta ese momento que se dio cuenta de que el pequeño conejito blanco que tenía al cuidado estaba más activo de lo normal, posiblemente aburrido de estar encerrado en la habitación. Shun tomo a pantunfla para sacarlo al patio a correr un rato, sorprendiéndose mucho de ver en la piscina a un rubio de ojos azules acompañado de un pelinegro quien hacía un gesto molesto con sus labios.

-Etto… ¿Quiénes son ustedes? – Izuki miro con desconfianza a los chicos – ¿Son amigos de Himuro?

-Sí, somos sus amigos – le respondió el pelinegro – Soy Nijimura Shuuzo, un placer.

-Soy Izuki Shun – Izuki dio una reverencia y luego fijo su vista en el rubio - ¿Tú eres?

El rubio le miro de mala manera con sus penetrantes ojos azules, causaba algo de miedo, sumado a eso su tatuaje que iba del lado izquierdo de su cuello a su brazo y el piercing en su oreja izquierda, parecía un vándalo cualquiera.

-Soy Nash.

El rubio respondió de forma seca para luego voltearse y seguir bebiendo del coctel que tenía en su mano.  

-Disculpa ¿Eres un empleado? – pregunto un poco confundido Nijimura sin saber bien porque ese chico estaba ahí.

-En realidad vivo aquí – aclaró Izuki – desde hace casi un mes.

-Ah… ya veo – Nijimura y Nash intercambiaron miradas.

El rubio salió de la piscina con una cara que demostraba estar el doble de enojo que hace un momento y tomando la copa de la que bebía la estrello contra el suelo mientras se iba gritando maldiciones.

-Disculpa – Nijimura le hizo una reverencia y se dio cuenta de la pequeña pancita de Izuki – Deberías llamar a alguien para que recoja eso.

Tras decir esto se fue detrás del rubio corriendo. Dejando un poco asustado y molesto a Izuki que no le quedo de otra sino entrar y pedirle a Sakura que limpiara aquello pues no podía dejar a pantunfla corriendo por ahí donde había vidrios rotos.

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Tatsuya volvió a tronarse el cuello mientras volvía a concentrarse en los números de la computadora, el cuello y la espalda le dolían de los nervios, sus amigos habían llamado diciéndole que ya estaban en Japón y que se irían directo a su casa, en condiciones normales no le importaba que lo hicieran pero en esta ocasión hubiera preferido que se pasaran por los laboratorios antes para explicarles la situación con Izuki, aunque seguramente se la estarían imaginando.

Lo sabía bien porque hacía más o menos una hora que Shuu había estado llamándole y como buen trabajador que era no había contestado ni una sola de esas llamas, “en horario de trabajo no se permiten llamadas personales”, el solo seguí con el reglamento de trabajo, no es como si quisiera evitarse el dolor de cabeza que le causarían los gritos de Shuu y Nash al otro lado de la línea, por Shougo no tenía que preocuparse, su amigo con rastas llegaría después y posiblemente le valdría un pepino aquella situación.

Sin embargo sus amigos  habían llegado al extremo de llamarlo a la oficina donde prácticamente su secretaría le había casi suplicado que contestara pues el señor Gold había insistido demasiado diciendo que era un asunto de vida o muerte.

-¿Qué necesitas? – le habló con calma esperando gritos del otro lado de la línea.

-“¿En qué carajos estabas pensando? ¿Qué tienes por cerebro? ¿Estiércol de mono?” – La voz se escuchaba más que enojada.

- Posiblemente en ositos polares y mariposas – Tatsuya le habló más firme – No preguntes cosas que ya sabes, no tuve opción.

-“Has dejado que gane”

-¿Qué hubieras hecho tú? Saben muy bien que no podía negarme, conoces la situación y créeme que no necesito sus sermones ni regaños ni sus críticas, háblame cuando tengas una alternativa que pude haber seguido – Al otro lado de la línea Nash se había calmado y Tatsuya podía saberlo de solo escuchar como ralentizaba su respiración, conocía tan bien esas facetas porque no era la primera vez que peleaban por teléfono.

-“Ya sé, pero joder” – Nash seguía casi gritando, posiblemente Shuu lo había callado o le había dicho que moderara su volumen – “Es un maldito mocoso”

-Lo sé. Pero puede gestar y eso era lo que importaba – Del otro lado no obtuvo respuesta más que los ruidos de quienes forcejean por el teléfono - ¿Hola?

-“Tatsuya tienes que platicarnos muchas cosas” – Le dijo Shuu con tono serio – “Te esperamos para la cena idiota y trata de no reñirnos, sabes que solo nos preocupamos”

-Está bien Shuu, nos vemos para la cena.

Tatsuya colgó casi sonriendo, eso había sido demasiado fácil y estaba casi seguro que sus amigos no lo juzgarían tan duramente pues conocían bien su situación.

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En el café Takao iba de un lado a otro llevando las ordenes de los clientes, ese día por ser viernes estaba un poco más movido que de costumbre pero no se quejaba, sus entrenamientos en el club de básquet eran más devastadores y aunque veía a algunos de sus compañeros de trabajo ya agotados pidiendo un respiro el seguía campante pensando que aquello no era realmente tanto.

Con alegría vio como un grupo con cabellera de arcoíris ingresaban al café y no dudo en decirle a la chica que iba a atenderlos que le dejara esa mesa.

-¡Bienvenidos! – El pelinegro los saludo con entusiasmo y una gran sonrisa – Mi nombre es Takao y voy a atenderles.

-¡Kazu! No sabía que trabajabas aquí – el pelirrojo más alto le devolvió la sonrisa

-¿Desde cuándo Takao cchi? – le pregunto Kise igual de emocionado.

-No tiene mucho, empecé en vacaciones – Takao les respondía al tiempo que ponía los servicios y les daba sus cartas.

-¿En qué momento nanodayo? Siempre estabas en donde Himuro – Kazunari sonrió con más dulzura al escuchar que su peli verde le prestaba atención

-Venía por las mañanas para pasar las tardes con ustedes – el azabache volvió a sonreírles, una de las razones por la que los comensales siempre le daban una buena crítica era por su amabilidad y su simpatía a la hora de trabajar, Takao tenía una sonrisa contagiosa – Les dejo la carta volveré en cinco para tomarles la orden.

El azabache dio una reverencia y se fue para seguir atendiendo y fue hasta ese momento que los milagros se dieron cuenta del aura oscura que envolvía el pequeño cuerpo de Kuroko nada feliz por ver la extrema atención que le ponían sus amigos al azabache.

-¿Todo bien Kuroko? – le pregunto Taiga preocupado acariciando una de las blancas mejillas del peli celeste

-Claro Kagami-kun – Kuroko le sonrió de forma casi imperceptible acomodándose más cerca de su novio – Solo pensaba en que no vi las malteadas de vainilla en el menú.

-¿Eh? Pero Kuroko cchi están justamente aquí –le señalo Kise con una sonrisa.

-Oh cierto, gracias Kise-kun – Kuroko sonrió mentalmente al ver los brillitos que desprendían los ojos del rubio.

-¡Kuroko cchi! – El rubio se le lanzó siendo detenido por el moreno – Mo Aomine cchi

-Deja en paz a Tetsu

-Ara~~ Kise-chin es muy ruidoso.

-¡Qué cruel eres Murasakibara cchi!

-Ya guarda silencio Ryouta, intentamos decidir qué comer – Akashi le dio el ultimátum y el rubio volvió su vista hacía el menú.

****

40 minutos después Takao les llevaba su orden junto con un encargo especial.

-Mura-chan alguien me ha pedido que te entregue esto – Takao le habló al peli morado mientras le dejaba un pastelillo bastante lindo junto a su orden – También te mandan esto – Lo segundo que dejó fue un pedazo de papel donde suponía venía el nombre de quien le había dado tan lindo regalo.

-Wa ¿Quién te mando eso Murasakibara cchi? – Kise fue el primero en  preguntar motivado por la emoción y la curiosidad.

Murasakibara solo veía el pedazo de papel un poco confundido pero aun así feliz pues le habían dado un pastelillo gratis. Akashi le pidió el papel pues él también tenía curiosidad de saber quién había hecho aquel detallo

-¿Quién fue Akashi cchi? – pregunto nuevamente el rubio

-No dice, solo trae una pequeña nota – le respondió el heterocromo y luego tomo aire para leer – “Eres muy lindo, disfrútalo” 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!! 

Nos leemos!! 


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