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No te enamores; Ámame por Lizie CoBlack

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Disclaimer: estos personajes no son míos. El universo Kuroko no Basuke pertenece a Tadatoshi Fukimaji. Yo solo me divierto creando fics.

Aclaraciones: Las escenas están presentadas por números romanos. La transición de la III a la IV es algo larga porque es un feedback, aunque solo sea una escena y a su vez está marcada por asteriscos (.*.) que representan saltos de tiempo. Espero se pueda comprender. Hay algo de MuraHimu insinuante y de Teppei/Hyūga.

Lo que se encuentra ente comillas es un flashback: "letra normal"

Con dedicación especial para Momo y Kagami-kun.

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Capítulo II

Un corazón débil hiere a los demás


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VI


Cuando Hyūga vio a Kagami le pareció ver el reflejo de lo que alguna vez fue Kiyoshi —del hombre en que lo transformó— un viejo sentimiento se removió en él: culpa —vieja culpa aderezada con dolor—, tristeza. El cálido brazo de Teppei se posó en sus hombros liberándolo de sus fantasmas. Cuán tonto había sido. Todo aquello que en un parpadeo dejó de apreciar, lo que estuvo a punto de perder.

—Estoy aquí, Hyūga. —lo estrechó más a su cuerpo, un devoto beso siendo depositado en su sien. —Estamos.

Que afortunado era. Por tener a Teppei y su férrea voluntad que decidió que su relación tenía salvación lo que permitió que abriese sus ojos, un poco más ciegos de lo común.

—Tesshin.

—¡Hyūga!

Lo adoraba con toda el alma y el abrazo de su pareja le transmitía el mismo sentimiento.

Afortunado —muy afortunados—.

VII


—No te rindas. —La impasible voz de Kiyoshi resonó en Kagami trayéndolo a la realidad. Los ojos de su pupilo carecían de ese brillo salvaje que lo caracterizaba, sin fuerza. Perdido. —Nada cambiará si lo haces, en cambio, si decides moverte llegaras a algún lugar. —colocó la palma de su mano sobre su cabeza, solo ahí estática en apoyo como en los viejos tiempos (siempre sería su junior y él siempre estaría para protegerlos). —Para demostrarle cómo te sientes utiliza palabras y acciones, y puedes reaccionar como desees después de intentarlo.

Kagami se sostuvo de la mano en su cabeza. Tomando la fuerza que necesitaba (y un descanso, uno ligero para no caer —más—), cuando levantó la mirada la intensidad en sus ojos había regresado.

El juego no había terminado.

VIII


.*.

Kuroko parpadeó con extrañeza, dejando caer por unos segundos su máscara habitual. No era como si a un batido de ojos encontraría lo habitual, un evento simplemente novedoso. El ladrido de Nigou lo regresó a la realidad. Tomándole, nuevamente, unos instantes realizar lo que debía.

Con lentitud cerró la puerta del microondas. Dejándolo vacío como lo había encontrado.

.**.

En medio de la duermevela a sus oídos llegó el quedo sonido de la puerta principal abrirse al igual que el cuerpo de su mascota salir del lecho; Kagami regresaba. Con sueño lo ignoró y, acomodándose mejor, durmió.

Al despertarlo Nigou, aún con sueño se recorrió tratando de escapar de él, no llegó muy lejos por la insistencia del can, aunque tampoco es que desease caerse de la cama. Con una diminuta sonrisa se levantó por fin dejando a su dormilón perro donde momentos antes dormía.

Al salir de la ducha Nigou ya no se encontraba en la habitación. Vestido y con la cama tendida tomó su camino a la cocina.

Silbó más Nigou no respondió al llamado, al tercer intento desistió, dejaría su ración de comida al alcance para cuando regresara. Le pareció algo extraño dejándolo fuera de su pensamiento poco después.

Lo atípico en su rutina siguió, Nigou no había salido a despedirlo. Si los siguientes días seguía así consideraría llevarlo al veterinario.

.***.

Nigou se removió apenas abriendo los ojos ante el sonido de su amo irse. Unas cálidas y grandes manos muy conocidas para él le acariciaron lentamente detrás de la oreja, aletargando más su cuerpo, haciéndose ovillo al lado del humano recostado en la cama volvió a dormir.

Sin lamentar despedir a su pequeño amo, estaba mucho mejor al lado su gigante otro dueño.

.****.

La escena le provocaba una extraña sensación de deja-vu sin embargo no la había vivido, de hecho era la primera vez que le pasaba. Percibía cierto toque de incredulidad sintiéndose fuera de sintonía. Es decir, solamente era Kagami cocinando, mientras cantaba una canción inglesa que, a un moderado tono, escuchaba por la radio. Nigou a penas lo notó le ladró quedo acomodándose nuevamente a los pies de Kagami. El cocinero siguió lo suyo omitiéndolo por completo.

Se quedó absorto viéndolo para cuando se recuperó Kagami terminaba la preparación, con prontitud se movió, debía realizar su desayuno.

.*****.

Cansado de buscar resopló, estaba sin tés y sin los ingredientes para un batido vainilla, ni de nada. Sin más opción optó por tomar leche. Ya buscaría tiempo para abastecerse, porque la despensa ya había sido hecha por Kagami.

.******.

Colgador por prenda, su camisa celeste no aparecía. Estaba limpia él se había asegurado de lavarla en la colada anterior, era ya la segunda vez que revisaba el clóset. Pronto pasó a la sección de Kagami notando la falta de prendas en ella, al menos la mitad, entre las últimas ropas deportivas por fin divisó su camisa.

Con algo de prisa acomodó puesto que se le estaba haciendo tarde.

El bullicio traspasaba la puerta de entrada. La risa de Himuro se sobre escribía a las quejas de Kagami. Como un tic su pulgar inició un movimiento circulatorio en su anillo. Checando la hora en su móvil se dio cuenta de lo tarde que era, de hecho no esperó encontrar a Taiga despierto. Lo estaba y acompañado.

Para cuando quiso abrir la puerta esta fue abierta desde adentro.

—Hola, Kurochi. —el tono monocorde de Murasakibara lo saludó.

—Murasakibara-kun—. Con una leve inclinación, agregó: —Himuro-kun.

—Buenas noches, Kuroko. Es una sorpresa coincidir. —en la educada voz no pasó desapercibido el tono de sarcasmo. —Bro, nos vamos, estuvo muy sabrosa la cena…

—Los brownies también, Taichi —recalcando el hecho abrazo el recipiente que, Kuroko suponía, contenía más.

Otro gesto atrajo su atención, el puño de Himuro contra el de Taiga en despedida. Ese gesto de camadería que hacía mucho no veía.

—Vamos, Atsushi.

—Nos vemos, Taichi. Kurochi. —se despidió con un gesto de mano.

Misma que tomó la contraria de Himuro y así continuaron caminando. Cuando se dispuso a entrar Kagami ya no estaba y la puerta nuevamente cerrada.

La frecuencia en las visitas de Himuro y Murasakibara aumentó, tanto como las salidas durante el día y noche con ellos. La primera noche le extendieron la invitación, misma que tuvo que rechazar.

A partir de entonces no volvieron a hacerlo.

.********.

Las notas volaban frente a él, una tras otra comenzaron a formar una melodía. A sus ojos. Sus manos los escribían en papel y sus dedos las reproducían en las teclas. Un frenesí creativo. Se negaba a perderlo, el primero en un año de sequía.

Y el ladrido de su mascota lo distorsionaba todo. Era horrendo, cansino, molesto. Soltó el pedal un segundo y pateó al perro que insistente seguía llamando su atención.

Kagami salió de la cocina atraído por el ruido al tiempo suficiente para ver la punta del pie de Kuroko entrar en contacto con la cabeza de Nigou. Frunció el ceño hasta casi cerrar los ojos al escuchar el ladrido sollozante del perro, quien aturdido, sacudió la cabeza y se alejó del piano. Con la cola entre las patas y orejas caídas se detuvo un momento a esperar la caricia en disculpa de su dueño. Una que no llegaría porque el mismo ya tocaba de nuevo el piano, persiguiendo la melodía que solo él escuchaba.

Las grandes manos de Taiga lo dirigieron a la cocina donde revisó a conciencia que no tuviera algún rasguño alarmante. Acariciando suavemente en la cabeza a Nigou observó al músico perdido.

.*********.

Para cuando Tetsuya terminó el reloj marcaba la media noche, sus dedos se sentían acalambrados y algo tiesos. La satisfacción le llenó al ver sus partituras con las últimas cuatro composiciones que le faltaban. Todavía a meses de su concierto quería estar lo mejor preparado.

Con calma se estiró sintiendo su cuerpo acomodarse suspiró con languidez. Su estómago pidiendo alimento, sin embargo, por un largo rato no podría preparar nada. Se dirigió a la mesa por algo de fruta y se encontró con nostalgia un paquete para él.

Ahí sin malicia unos guantes, crema analgésica y un platillo completo le esperaban.

Con calma tomó una respiración larga, parpadeó con fuerza tratando de quitarse el escozor en sus ojos y la humedad que eso representaba. Mientras aplicaba la crema, si cerraba los ojos, podría sentir en sus manos la suavidad de unos toscos dedos reverenciarlas con cuidado y sostenerlas a la esperada de su secado para colocarle los guantes. Con ellos puestos la tristeza tiró de sus labios en una sonrisa. Quizá la añoranza se anidó en su pecho al primer bocado, esa sazón —ambrosía de otros tiempos— la había extrañado sin saberlo.

Kuroko Tetsuya se preguntó, como hace mucho tiempo no hacía, qué era lo que verdaderamente estaba haciendo.

Y el silencio absorbió su respuesta.

.**********.

—Buenas noches, MagiBurger a su servicio, qué desea ordenar.

—Un batido.

—Batido de vainilla a la orden, ¿desea algo más o es todo?

Un momento de duda, —quince hamburguesas de queso para llevar. —Solamente uno. —Es todo.

.***********.

Con extrañeza en su mirada miró la pila de hamburguesas calientes en la mesa. Un pedazo de hoja sobresaliendo al lado de la bebida.

Gracias; Por todo, Kagami-kun.

-Kagami Tetsuya

Depositó la nota doblada en la mesa. Una sonrisa en su rostro se borró al dar el primer mordisco a su presente.

IX


Hyūga observó a Teppei leer en la terraza, un hábito adquirido para calmar su mente, para transportarse a mundos mejores, a distintas realidades, ajenas a él. Sabe que algo va mal, estaba en el hecho de ocupar la terraza y no el sofá. La forma en que fruncía el ceño, aunque acabara de empezar el libro, la tensión en los dedos al sostenerlo y pasar página. Sin estar ahí podía escuchar su mente trabajando, idea tras idea hilando las mejores opciones, todo en afán de ayudar. Un poco preocupante (tierno también aunque se negara a reconocerlo) verlo reflejarse en Kagami, negando el hecho de la distinción de sus situaciones.

Eran Kagami, Kuroko, su falta de comunicación, sus profesiones. El cariño, la convivencia… el amor.

Un todo, una nada.

Demasiado por lo que alcanzaba a ver. Y era quizá solo la punta del iceberg.

X


"Reía, con ese tono ronco que ha escuchado durante mucho tiempo. Su voz lo acompañaba. La gran mano de su pareja sostiene la suya, su palma caliente quemándolo. La diversión y felicidad evidente en esa sonrisa tonta que durante el secundario le hacía golpearlo.

Recorrían un lugar a otro, tomaban a penas tiempo de descansar para buscar el siguiente juego mecánico. Los castaños ojos, vivaces y a veces astutos, resplandecían cada vez que aceptaba hacerlo que deseaban, él le reñía por comportarse como un infante, le daba un golpe en la pantorrilla cuando insistía de más. Y entonces sonreía de lado, esquivando sus ojos (cuidando que no los observara a cabalidad) cuando sabía que lo veía tratando de hacerse el desentendido. Así como eran en sus citas hacía tiempo, podía hacerlo por los tiempos mejores, por hacer sonreír a Teppei y borrar las marcas de expresión en su ceño y la tirantes de sus labios hacia abajo.

Sí, era lo más primordial: la felicidad de Teppei.

Podía hacerlo. Después de tantos desplantes de su parte, de dejarlo en soledad. Tenía que poder.

Se lo debía, no iba a robarle ese momento de alegría aunque por dentro todo estuviera tan vacío. Sus pensamientos giraron y se transportaron a kilómetros de allí, viajaban al pasado haciendo pilotear su cuerpo en automático. Su mente huía de una pregunta, que se repetía constante, y que no recordaba como contestar.

¿Por qué eso era importante?"

Notas finales:

¡Hola!

Gracias por leer.

Me encantaría que si lo leyeron me dejaran un comentario, de qué estuvo mal o qué necesito mejorar o quizá de lo que les gusto, sean respetuosos eso.

Me tarde mucho, lo siento.

Es un capítulo de transición. Cuidado con lo que crean pensar de él, porque el próximo puede que cambie o afirme mucho.

Atención.

Cuando pensé esta historia tendría un final dramático, que ha algunas no les gustaría aunque a mí sí y al releerla muchas variables surgieron y entonces la idea creció y me dije: "no puede terminar ahí", sin embargo, la continuación tiene un final libre de interpretación.

Expuesto esto sobre aviso no hay engaño.

.

Con problemas personales y (extrañamente) mucho tiempo libre, trataré de no tardar tanto en traerles el próximo capítulo. Nos estamos leyendo.

No sé si esté muy fuera de carácter. Espero que no, aunque es muy probable que así sea.

No está beteado, lo hice lo más limpio posible, deseo que se entienda y no tenga tantos errores ortográficos, de no ser así una disculpa.

Bueno, espero que les gustara.

Saludos.

Lizie.


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