ChangMin estiró su mano para tomar un chocolate más, sólo que la retiró al instante pues sintió la mano de Taemin también.
-Ñé.- susurró el híbrido sonriendo ligeramente apenado.
-Tómalo tú primero.- dijo ChangMin cerrando la revista que leía. Así que el híbrido volvió a estirar su mano para tomar el chocolate, luego se retiró para quitarle la envoltura y comerlo.
Lo cierto era que no tenía planeado darle chocolates a Taemin, sólo que cuando llegó Wendy de visita sorpresa se la entregó “por ser un abogado a toda madre” y no pudo evitar abrirla, más cuando notó el brillo en los ojos del híbrido al saber qué era.
-¿Te gustó?- preguntó Max mirándolo.
-Ñé.- asintió. –Es muy rico.- contestó volviendo a lamerlo.
Wendy le había enseñado que los chocolates no se masticaban, sino se lamían como los caramelos, así que eso había estado haciendo. Sólo que sin saberlo sonreía mientras el chocolate se derretían en su boca.
-Minho no me dijo nada sobre no darte golosinas, así que supongo él también te las da.- dijo el abogado tomando otro chocolate para comerlo.
-Minho me compra paletas y dulces con relleno, ñé.- contestó cubriendo su boca para que no escapara la saliva, como lo había hecho cuando Wendy le dio el primer chocolate que lamería.
-Wendy siempre me trae chocolates cuando viene a visitarme.- dijo ChangMin mirando la caja para contar cuántos habían aun. –Los guardo porque no suelo comerlos pero recién termines con estos iré a buscar una caja más.-
-¡Ñé!- asintió Taemin logrando mancharse con el chocolate derretido más arriba del labio, casi todo el philtrum. –Ouh…- susurró intentando mirarse la mancha, ChangMin al darse cuenta del inconveniente se levantó del sofá para ir por una toalla húmeda, cuando regresó con ella el híbrido estaba estirando su lengua lo más que podía para asearse.
-Tengo una mejor idea.- susurró ChangMin acercándose a él, tomando su barbilla para que elevara la mirada, luego pasó la toalla húmeda por sus labios. –Así quedó mejor.-
-Gracias.- susurró el híbrido volviendo a comer del chocolate. –Tío Max… ¿a usted le gusta su trabajo? ¿ñé? –
-Sí, bastante.- contestó sentándose de nuevo en el sofá, a un lado de Taemin. –¿Por qué?- lo miró curioso, notando como el híbrido terminaba por comer el chocolate.
-Ñé.- susurró. –¿Es difícil?-
-No es difícil, sólo complejo.- contestó mirando el televisor. –Tienes que ser meticuloso por supuesto, pero realmente me gusta mi trabajo.-
-Pero le gusta ver la gente muerta, ¿ñé? A Minho sí.-
-Inicialmente me dedicaba al Derecho Familiar, pero sólo pude con un divorcio.- se quedó callado porque no sabía si Taemin le estuviera entendiendo como esperaba, pero cuando lo miró, el niño estaba atento. –Sentí que eso de separar gente y dividir patrimonios no era lo mío. No me despertaba feliz… luego conocí a Minho.-
-Minho también te salvó, ¿ñé?- preguntó.
-En cierta manera.- él le propuso crear la sociedad criminológica y empujó a los litigios. –Sí. Me salvó de los divorcios y reparticiones injustas.-