Nunca dejaré de cuestionarme el por qué sigo en este trabajo. Siento que la cabeza se me explotará en cualquier momento, aunque eso es literalmente imposible pues me llaman el hombre de acero. La última semana no ha sido nada buena, en el trabajo me referiero pues no logré escribir nada relevante y la ciudad ha estado en completo orden durante días; así que, en realidad no hay nada de que escribir.
No ceso de tamborillear con mis dedos la mesa de mi escritorio y estoy completamente sumergido en mis pensamientos. Necesito escribir algo urgente o sino White va a gritarme o quizás hasta me despida; aunque desearía que lo haga, porque no sé qué hago en un trabajo como este, parece que aquí hay más gente muerta que viva.
Esa risilla muy alegre y femenina me saca de mis profundos pensamientos. Lois es siempre encantadora incluso riendo y llena el lugar con su risa. En estos últimos días la he visto trabajar mucho y no nos hemos estado juntado como siempre debido a eso. Ella si tiene una muy buena nota, estoy seguro que será un buen trabajo como ella siempre lo hace. Ha logrado entrevistar a los investigadores de una nueva fecundación in vitro en las cuales se podía hacer que el bebé tengo uno o múltiples padres. Eso me inquieta y me causa mucha sorpresa, no creo que en Kriptón se haya podido hacer algo como eso, yo espero que no.
Lois y yo somos muy buenos amigos, ella fue quién me apoyo cuando llegué a esta ciudad y sobre todo me ayudó mucho en el trabajo cuando apenas era solo un novato, desde ahí nos vemos casi siempre y nos juntamos para el trabajo o para salir algunas veces, aunque no me gusta salir, no por ella, es que tengo que ver que todo en la ciudad vaya bien, además ella puede salir cuando quiera con Jimmy.
Ahora que lo recuerdo, tal vez me quedo en este trabajo por mis buenos amigos, me han apoyado bastante, en especial Lois pero Jimmy también lo hace. Cuándo Lois y yo salíamos a hacer reportajes nos hacía falta alguien para completar el equipo, necesitábamos un fotógrafo y es así como dimos con Jimmy Olsen. Y ahí están ellos dos, riéndose de qué sabe quién, ya llevan buen rato hablando y Lois no ha parado de reír y yo no he logrado escribir ni una sola palabra.
Quizás no puedo concentrarme porque mi entorno no me deja, todo está alborotado y la risa de Lois me distrae totalmente y Jimmy parece más alocado que de costumbre haciendo unos extraños movimientos con sus manos, veo que está algo nervioso, aunque eso no me sorprende. Este chico pelirrojo siempre se mete en problemas, siempre queriendo sacar la mejor foto. Lo he salvado muchas veces, creo que debería darle algo para que me localice e ir a socorrerlo, algo como un reloj o no sé, algo con que no pueda descubrir acerca de mi identidad.
-Estás muy pensativo, Clark – no me di cuenta en qué momento se me acercaron mis amigos.
-Es que aún no he logrado escribir nada, Lois.
-Date un descanso – me dijo Jimmy – hoy llega él, así que no hay problema si no escribes nada, acaso no ves que nadie hace nada, todos quieren verlo y no paran de hablar de ello.
-¿Él? ¿Quién? – pregunté a mis amigos.
-¡Vamos, Clark! Todo el mundo sabe que hoy llega él – me respondió Lois con cierto enojo.
-Él, el jefe de todos estará aquí – completó Jimmy.
Así que él estaría aquí, ahora entiendo porque el Diario El Planeta está todo un pandemonio. Doy un largo suspiro y miro fijamente a mis amigos, no tengo idea de que responder así que me quedo con los labios entreabiertos intentando articular algo.
-Iremos a la cafetería, ¿quieres acompañarnos? – pregunta Lois.
-No, aún debo hacer esto – digo señalando a mi computador.
-Está bien, vamos Jimmy – dice Lois marchándose junto a Jimmy.
Nuevamente doy un suspiro, esta vez uno pesado. En realidad no sé por qué hacen tanto alboroto por él; bueno, en realidad lo sé. Él es el hombre que toda mujer quisiera tener al menos por una noche y que todo hombre quisiera tener como amigo. Yo no lo quisiera como amigo, y no malinterpreto; es decir, soy un alienígena y no me importaría salir con algún chico o chica, lo que en realidad pasa es que no quisiera relacionarme en nada con él y pensar que es mi jefe, el jefe de todos, eso me hace sentir raro. Lo he visto varias veces en televisión y he leído mucho sobre él en revistas y otros diarios. Siempre alguien mediático, no sé cómo una mujer quisiera alguien como él; es atractivo, sí lo es, no es que esté ciego pero creo que es un completo canalla, siempre despilfarrando su dinero y saliendo con cuantas mujeres pueda. Aunque quien no hiciera eso con todo la cantidad de dinero que tiene. Es un empresario multimillonario y un filántropo por conveniencia creo yo, además de ser un mujeriego total.
Su dinero le ha dado la posibilidad de tener todo lo que quiere y hacer que los demás hagan lo que él quiera. Compró el lugar donde trabajo solo para que dejáramos de hacer notas que mancharan su imagen. Me pregunto a qué vendrá al diario, acaso revisará al personal. Espero que no sea eso, hace unas semanas White nos advirtió que habría un recorte de personal y yo durante eso días he tenido una baja tremenda en el trabajo.
No soportaría ser despedido, este es el único trabajo dónde creo que mi identidad este a salvo y la única que me da lo suficiente para poder pagar el alquiler. Sé que podría hacer cualquier otra cosa, tal vez ser albañil o policía pero mis destrezas físicas me delatarían rápido y por lo tanto debo quedarme aquí. Además en los trabajos que estoy pensando no necesitaría los lentes que es lo único que me ayuda a ocultarme del mundo.
Debo escribir ahora si no quiero ser despedido. De pronto me doy cuenta que todo el Diario el Planeta se ha callado. Todo quedó en silencio y apenas se pueden oír los vehículos transitando en la avenida. Alzó la cabeza y me encuentro con una imponente figura.
-Es él – digo para mí mismo.
Y ahí estaba parado él mientras todo el mundo lo miraba atónito. Veo como su perfecta sonrisa hace temblar a algunos y pasa todo el lugar con sus brillantes y penetrantes ojos hasta que su mirada se detiene en la mía. Aún separados por una considerable distancia nos miramos mutuamente, sé que ya he visto anteriormente esos ojos y eso me causo un cosquilleo tremendo. Me pongo nervioso y volteo la cara y él aún sigue observándome. No sé por qué Bruce Wayne no deja de mirarme.