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Historias por Shiochang

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Historias
Heero Yuy

Esa tarde pletórica de sol había nacido en los Laboratorios de Z & W un hermoso bebé, con la tecnología más reciente sus genes habían sido alterados de tal modo que al crecer se convirtiera en el humano perfecto, de inteligencia superior, fuerte, astuto y sobre todo, sin los sentimentalismos que caracterizaban a sus pares, sería capaz de tomar una decisión con sangre fría, no le importaría ni su propia vida con tal de lograr sus objetivos. Pero la última fase de su creación estaba compuesta por unos químicos especiales que harían que su cuerpo se regenerase una y otra vez, que las heridas que algunos les costaría la vida para él no significarían absolutamente nada y las enfermedades mortales tampoco le afectarían. Estaba programado para no morir a no ser que así lo decidiera el mismo, pero también le habían programado para tener un incorrompible espíritu de supervivencia.
- Es un bebé hermoso - dijo una de las enfermeras encargadas - según los datos de su ficha clínica tendrá unos hermosos ojos azules y el cabello castaño, será un chico muy guapo ¿no le parece, doctora?
El pequeño abrió sus ojos todavía grises y trató de enfocar la mirada en las mujeres que hablaban a su alrededor, pero lo veía todo borroso, así que con una de sus manitas intentó atrapar algo que se movía frente a él.
- Lindo - dijo la doctora divertida al ver como atrapaba el estetoscopio con que lo examinaba - eres un chico listo - le acarició la barriga pero el bebé la miró enojado - ah, no te gustan las cosquillas ¿verdad?
- Es muy inteligente - dijo la enfermera divertida - ¿Cómo lo llamarán?
- No lo sé, los científicos no han querido decir nada, de seguro lo dejan sin nombre para así no inscribirlo, después de todo, pretenden convertirlo en un arma de guerra junto con aquellos robots que están construyendo en secreto.
- Pobre bebé - murmuró y la doctora asintió en silencio.

El pequeño Niño creció sin problemas, cuanto le era enseñado él lo absorbía como esponja, ya fueran destrezas o teoría, las técnicas eran su fuerte, podía poner en jaque cualquier sistema computacional y poner de cabeza a sus dueños, y lo ponían ahora a aprender a manipular todo tipo de armas. Aquello tenía alarmadas a todas las mujeres que trabajaban en la casa y el laboratorio, les daba miedo ver llegar al pequeño con un agujero en el pecho, sin embargo, el pequeño a sus seis años no había cometido ningún error y había probado con mucha precisión su pistola apuntando una lata de bebida y abriéndola medio a medio.
Pero el chico si llegó embarrado entero, los animales no se le daban con facilidad, la equitación era parte de su entrenamiento, en especial porque el chico estaba siendo preparado para ser gobernador de las colonias y debía tener todas las destrezas de un príncipe, por lo mismo recibía aquella educación refinada.
- Tal vez el chico no sufra heridas - dijo una de las empleadas - pero la ropa no le dura nada.
- El maestro dijo que no importaba la ropa - replicó él muy serio - debo ser siempre el mejor en todo.
- ¿No le dan ganas de jugar como todos los niños?
- Yo no soy un niño como todos - le replicó con frialdad.
- Ya lo sé, mi Niño, pero debería reírse un poco, le haría bien lucir una sonrisa.
- Yo no debo sonreír - replicó tranquilo - las emociones no son mi fuerte.
- Pues debería intentarlo, son algo bonito.
- Soy un arma, no un ser humano - le recordó y entró en el baño - debe recordarlo y no tratarme así.
Abrió las llaves, a cualquiera le llamaría la atención que un niño de su edad fuese capaz de bañarse solo, él siempre se encargaba de su propio aseo personal, se miraba atentamente la dentadura y si creía que debía repasarlos, lo hacia, él sería un líder de las colonias y si de algo estaba seguro, era que su apariencia iba a ser importante ¿quién seguiría a un líder desarreglado? Lo único malo era que tenía esos mechones desordenados que no conseguía domar ni con un kilo de gel, había pensado en cortárselo, pero primero había hecho una simulación en su portátil y se vio tan horrible que se desanimó.
- ¡Niño! - lo llamaron desde fuera de su habitación - ¡es hora de tu clase de esgrima!
- ¡Voy! - respondió y comenzó a vestirse rápidamente.
Las clases más fáciles para él eran esas de los deportes, pero le gustaba más jugar al ajedrez, ese era un juego lúdico que lo hacia sentirse bien, ganarle a los cerebros más complicados era una delicia para él y se sentía feliz, aunque estuviera prohibido para él expresar alegría o cualquiera otra emoción.
- Muy bien - le dijo su maestro al pararse frente a él - espero que estés dispuesto a practicar lo que aprendimos ayer.
El pequeño asintió en silencio y el hombre apretó los labios, nunca conseguía hacerlo perder la paciencia y eso lo sacaba de quicio y lo peor era que, pese a que forzaba al muchacho a entregar lo mejor de sí, no conseguía hacerlo perder la frialdad o quejarse del abuso, no parecía cansarse.
Se puso en posición de ataque con la mano en su espalda y alzó su espada, algo más grande que él, saludando a su maestro y se iniciaron las largas horas de entrenamiento.

Pasaron varios días y los maestros consideraron que ya era tiempo de probar las habilidades del pequeño "engendro", como lo llamaban despectivamente ellos, quedando a cargo de uno de sus entrenadores, el experto en armamento Odin Low. Con él iría a una de las colonias y se presentaría en la base principal al doctor G luego de destruir una base militar en la misma, allí sería entrenado en la guerra aunque seguiría recibiendo la educación de un príncipe.
El niño ahora había adoptado el nombre de Odin Low Jr, y el hombre lo había subido al trasbordador como su hijo, era la única manera de viajar desde una colonia a otra, después de todo, no tenía familia ni nombre propio.
- ¿Qué pasa, Hijo?
- Nada, simplemente miraba la inmensidad del espacio - dijo volviendo la mirada desde la ventanilla - quisiera conocer mis obligaciones de ahora en adelante, no creo que sea fácil como ha sido hasta ahora.
- A veces pienso que eres un adulto en un cuerpo de niño - le respondió el hombre - y es algo que no me agrada, los científicos no debieron haber hecho aquella maldad tan grande contigo.
- No entiendo - dijo mostrándose por primera vez intrigado en su presencia.
- Bueno, ellos te alteraron genéticamente y te han obligado a aprender muchas cosas en estos últimos dos años, cosas que un niño de tu edad no debería saber, incluida la sexualidad, deberías estar en tu casa, disfrutando de tus padres, de tu infancia, jugando con otros niños y no atacando una base militar.
- Esas son mis órdenes.
- Algún día te verás enfrentado a tus emociones y no podrás controlarlas, no es posible aprender acerca de ellas sin sentirlas.
- Las emociones estorban - replicó y no volvió a hablar en todo el viaje.

Dos años más tarde fue enviado a una misión especial como hijo adoptivo de un embajador, aquel hombre era un infiltrado dentro de la Organización de la Alianza de la Tierra Unida y lo llevaría a conocer una base especial en otra de las colonias. Según los datos que manejaba, allí se construía otro robot, pero el guerrero que estaba siendo entrenado para él era un chico normal, recibía su mismo entrenamiento, pero no permanecía en la base, en cambio él jamás salía de la base sin una misión específica.
El trasbordador aterrizó tranquilamente en L2, el embajador y su supuesto hijo fueron recibidos formalmente por el líder de aquella colonia, al que le llamó mucho a atención la manera en que se comportaba el niño, que ahora se hacía llamar sólo Jr, en especial por la mirada fría e intimidante que le lanzaba a su hijo, un chico algo mayor que él.
- Jr, como usted comprenderá, se ha criado entre adultos y diplomáticos - dijo el embajador de L1 al ver como lo miraba - y se comporta como tal ya que siempre se la ha tratado como si fuera un adulto.
- Entiendo - dijo sin comprender realmente la mirada dura y fría de ese niño que cuando mucho debía tener ocho años - ¿Quieres ir a jugar?
- No, Gracias, señor, tengo que estudiar - le respondió.
- ¿Ve? Es un chico terriblemente responsable - le dijo poniendo la mano en su cabeza - las obligaciones primero, la diversión después.
- ¿Qué edad tienes?
- Ocho años, señor.
- Pero debe haber algún juego que te agrade ¿verdad?
- Sólo el ajedrez.
- El chico es un genio, le ha ganado dos veces al campeón de nuestra colonia - se sonrió orgulloso, y como no estarlo si al fin y al cabo era como si en verdad fuera su hijo - espero poder conseguir que alguien más de esa categoría acepte jugar con él, sería fantástico para él tener un rival fuerte que le enseñe más.
- Pero es muy joven.
- Eso no le quita nada, ya lo verás en acción tú mismo.
Jr siguió a los hombres hasta el vehículo que los esperaba para llevarlos al hotel tomando nota mental de los datos de los guardias de aquella colonia, casi todos estaban uniformados de color negro o azul oscuro y pantalones blancos, se notaba de más que no serían grandes rivales para él.
Después de comer con el líder de la colonia, se dedicó a estudiar los planos de la colonia, le gustaba conocer a la perfección todos los recovecos de las ciudades y colonias que visitaba, sabía que, cuando tuviera una misión como la primera que le habían asignado junto con Odin Low, que seguía desaparecido desde entonces, tendría que conocer todas las rutas de escape posibles.
- Es hora de visitar la base secreta en L2 - le dijo el embajador al oído sin sorprenderse por no haber sobresaltado al niño, cualquier otro se habría asustado, pero él tenía un excelente oído y podía detectar a cualquiera que se acercara a él aún antes que aquel se diera por presentarse a su lado.
- Aquí también hay un laboratorio ¿verdad?
- Me dijeron que el piloto que entrenaba aquí es muy distinto de ti - le dijo - incluso creo que es un niño común y corriente.
- El Doctor me dijo que debía investigarlo para mejorar mis capacidades porque si lo habían elegido a él como piloto era porque alguna habilidad especial tenía.
- Debe ser - aceptó - pero, al contrario de ti, él lleva una vida normal.
- …l es humano, yo no - le contestó cerrando su portátil saliendo de la habitación que le habían asignado - aquella está en el lugar borrado ¿verdad?
- Sí, no muchos conocen de ella - lo llevó al estacionamiento y le abrió la puerta del auto - algún día las colonias volverán a unir y serás su líder, no uno de los Barton como pretende la organización.
- Yo fui creado para eso - le recordó.
- No sé qué es lo que planea esa fundación, pero nada bueno ha de ser si la dirige ese Dekim Barton y propone a su hijo menor como uno de los pilotos.
- Nunca he sabido gran cosa de nuestra organización.
- Y eres quién más debería saber, después de todo tú serás su líder - dijo saliendo del estacionamiento y mezclándose con el tránsito de la cuidad - la organización nació poco después de la muerte del Líder de las Colonias, Heero Yuy, que se dice fue asesinado por la gente de la Alianza de la esfera terrestre. La idea era vengarlo y vengar a las colonias por todos los años de "esclavitud" y sometimiento en la que nos han mantenido, sin embargo, la organización está esperando en gran momento para arremeter contra ellos y es por eso que está creando cinco guerreros especiales por separado y entrenando duramente a sus pilotos, pero, desgraciadamente, esto toma mucho tiempo, lo que hace que los que no queremos que los Barton se adueñen de la Tierra y de las colonias preparemos a alguien más, ese eres tú, sin embargo, la fundación sabe de tu existencia y obligó a los científicos que prepararan a su hijo como uno de los pilotos, pero también nosotros tenemos a alguien más para reemplazar a Trowa Barton cuando sea el momento.
- ¿Eso no sería una rebelión?
- Ellos son los rebeldes al oponerse a aquel que ha sido creado para ser el líder de las colonias y llevarlas a la libertad, es por eso que hoy estamos aquí, queremos que los encargados te conozcan y te entrenen en lo mejor de lo mejor.
Jr asintió y se dedicó a verificar el paisaje a su alrededor reconociendo las calles por si en algún momento necesitaba ubicarse para buscar una determinada ubicación en la colonia.

La base dos, como era conocida, estaba tan oculta como la primera.
Entraron por un montón de túneles semi ocultos y llegaron a la parte más baja de la colonia donde encontraron a un montón de ingenieros dirigidos por un hombre muy feo, según Jr, al que llamaban profesor J. Más allá jugaban varios niños a las escondidas, pero el niño no les prestó mayor atención.
- Hola, embajador - le dijo el profesor a cargo - supongo que vienes a ver los adelantos en nuestro robot ¿verdad?
- En realidad, me enviaron a que él conociera las instalaciones desde dónde será enviado el Deathscythe - le respondió poniendo la mano en la cabeza del pequeño - y para que lo conozcan, él será el próximo Heero Yuy, sólo que a él no podrán asesinarlo.
- Así que G consiguió al piloto perfecto, pero mi piloto será el mejor.
- Lo dudo mucho, profesor - le respondió el niño señalando a los otros que corrían por la base - yo fui programado para ser una arma y mi Gundam será mi complemento perfecto.
- ¿Programado? - repitió uno de los ingenieros - ni que fueras un robot.
- No lo soy, pero tampoco soy humano - respondió con frialdad - ¿Me podrían mostrar las instalaciones y presentarme al futuro piloto?
- Claro - el profesor se volvió hacia los chicos que jugaban y lo llamó - ¡Dúo!
El aludido era un pequeño de su misma edad de largos cabellos castaños sujetados en una trenza en su espalda y de unos hermosos y expresivos ojos color violeta que llegó corriendo a su llamado.
- Profesor - se presentó y sonrió a los visitantes - hola - saludó y le tendió la mano al otro niño - ¿qué pasa?
- Buenas tardes - dijo él haciendo una leve inclinación con la cabeza identificándolo como su igual.
- Jr es de origen japonés, ellos saludan así.
- Mucho gusto, yo soy Dúo Maxwell - le sonrió.
- ¿Eres el piloto de ese guerrero? - le preguntó con frialdad mirándolo directamente a los ojos y lo hizo temblar - ¿Has probado su cabina?
- N... no - dijo un poco asustado - dicen que soy muy pequeño para usar un arma así - explicó preocupado por la manera en que lo miraba.
- ¿Tú te consideras así?
- No entiendo.
- Que si tú consideras que eres muy pequeño para manejar un arma así.
- Claro que no.
- Yo ya he probado la cabina de Wing Zero hace un año y con mis datos se trabaja - se volvió y lo miró despreciativo - yo manejo todo tipo de armas desde los cuatro años y recibo educación personalizada.
- Yo voy a la escuela con los otros niños - le dijo sonriendo una vez más - ¿quieres conocer a mis amigos?
- No, gracias.
- ¿Por qué no?
- No tengo tiempo para perderlo.
- Mis amigos no son una pérdida de tiempo - le reclamó.
- Tal vez - le dijo condescendiente - sin embargo, mi tiempo es muy valioso.
- Jr - le dijo el embajador - ¿te quieres quedar aquí por un rato?
- ¿Pasa algo malo?
- Informan que acaban de llegar dos oficiales de la Alianza y el líder de esta colonia acaba de decirles que yo estoy aquí, pero no les contó de ti y no queremos que ellos sepan de ti hasta que sea demasiado tarde para ellos.
- Está bien.
- Quédate a jugar con Dúo - le dijo y se marchó.
- Yo no juego - dijo muy serio - y menos con quienes no son mejores que yo.
- Eres un engreído.
- ¿Crees que jugando con ustedes seré mejor que antes? - le replicó con frialdad cruzándose de brazos.
Dúo lo miró enojado, aquel niño era enfermante, un mirador en menos, prepotente y engreído, y lo peor de todo era muy bonito y le gustaba a montones.
- Ven a jugar con nosotros - le ordenó y lo tomó del brazo pero él no se movió.
- Me niego, yo no fui programado para comportarme como un niño cualquiera.
- Pues igual vendrás conmigo, tú padre te lo dijo.
- …l no es mi padre - replicó fastidiado - es sólo una pantalla.
- Entonces, eres huérfano, como yo.
- Mejor miro el trabajo de los ingenieros - se soltó y se alejó sin volver a mirar al trenzado.
Los ingenieros como el profesor se dedicaron a enseñarle a Jr acerca del funcionamiento de las máquinas que allí había y se despreocuparon del resto de los niños, era mucho más interesante de conocer aquel soldado perfecto que los juegos y travesuras que pudieran hacer ese grupo de pequeños rufianes.

Unos meses más tarde el embajador de L1 fue asesinado por desconocidos en L4, allí la familia Winner lo acogió dado que el padre de la familia era el dueño de las grandes empresas abastecedoras de las colonias y del satélite de Recursos naturales M2, quien tenía treinta hijos, pero sólo el menor era varón, así que creyó bueno para su hijo tener en casa alguien de su misma edad para que fuera su amigo. Para Jr, que ahora comenzó a llamarse Heero, era toda una novedad que lo consintieran y pudiera quedarse en cama hasta tarde si así lo quería, pero no podía acostumbrarse y a las seis de la mañana se le veía practicando equitación por los prados artificiales de la mansión de los Winner.
Al desayuno del décimo día que pasaba allí estaba mortalmente aburrido, por lo visto su "padre adoptivo" no estaba de acuerdo con eso de la guerra y por lo mismo él y Quatre, su pequeño hijo, no tenían nada que hacer más que estudiar.
- ¿Qué te parece si vamos a jugar tenis? - le dijo el rubio sonriendo.
- Está bien - lo siguió.
Una vez vestidos, fueron a la cancha central de la cuidad, allí había muchos jóvenes mayores que ellos jugando el deporte blanco, muchos eran buenos, pero había algunos que sobresalían de manera notable, aunque eran bastante más mayores que los demás.
- Jóvenes Winner - les dijo el entrenador - Me pregunto si quisieran jugar dobles con los campeones de la colonia.
- ¿Qué opinas, Heero?
- Son los campeones - se encogió de hombros y aceptó. El hombre se alejó y fue a preparar la cancha mientras ellos precalentaban.
- ¿Adelante o atrás? - le preguntó Quatre.
- Yo jugaré en el fondo - dijo revisando su raqueta - ve tú adelante, ya veremos si cambiamos de posición cuando juguemos con ellos.
- A papá no le gusta que juguemos este deporte, dice que debemos practicar la equitación, pero yo pienso que para practicarla necesitamos un campo real, donde los caballos respiren aire verdadero y no se agoten con tanta facilidad.
- El aire de las colonias fue adaptado para la vida humana, no para la de otras especies - explicó y entró en la cancha - creo que debería autorizarnos a ir a la Tierra con una de tus hermanas, hay otro deporte que me gustaría practicar.
- ¿El polo? - Heero asintió - le llaman el deporte de reyes.
- Y debe ser un tanto complicado, hay que coordinar tus movimientos con los del animal.
- Heero y Quatre Winner - los presentó - Agmed Musar y Alí Bensair, campeones de la colonia.
- Mucho gusto - se saludaron a la usanza árabe.
Heero retrocedió hasta la marca inicial y Quatre tomó la línea central en espera que los rivales iniciaran su servicio. Tal como Heero lo había calculado, se coordinaban muy bien, por algo formaban pareja en ese deporte, notaba que a Quatre le costaba devolver los servicios con la fuerza necesaria y lo forzaban a cometer errores que estaban a punto de quebrarles el servicio a ellos. Con una sola mirada le ordenó que retrocediera y pudo conseguir el time breack.
- Salvemos el punto - le dijo golpeando ligeramente la raqueta en el suelo - debemos tratar de confundirlos un poco y forzarlo a equivocarse, para ellos sería fácil vencer a dos niños, pero sería un gran logro que les ganáramos nosotros.
- ¿Crees que papá nos dé permiso para ir un tiempo a la Tierra si lo logramos?
- Bueno, no puedo decirte que sí, pero podríamos pedirle a tu hermana que interceda por nosotros.
- ¿Por qué siempre dices tus hermanas si también eres mi hermano?
- Es que no las conozco y no me siento bien de decir que sean mías ¿entiendes?
- Le voy a decir a papá y podrías conocerlas a todas.
- ¿A todas? Dios me libre - murmuró y se colocó más cerca de la red - tal vez sea una manera de conseguir el permiso que queremos.

Al final habían ganado, luego de largas horas de juego, seis a cinco, cinco a siete y siete a seis con punto de quiebre y llegaron, además, tarde a comer, lo que les significó un enorme regaño por parte de su padre ya que varias de las hermanas de Quatre habían ido a visitarlos y ellos no llegaban.
- Nos costó ganar el partido - dijo Heero cuando al fin lo dejaron hablar - jugamos tenis contra los campeones de la colonia y vencimos dos sets a uno.
- Debieron avisar.
- Lo sentimos, papá - intervino Quatre - no pensamos que nos fuéramos a demorar tanto.
- Como castigo van a tener que acompañar a sus hermanas a L3 - les dijo - Irena quiere también llevarlos a la Tierra, pero eso lo veremos luego, ahora, vayan a cambiarse y vuelvan a comer, salen dentro de una hora.
Ambos chicos subieron a sus habitaciones, no les convenía atrasarse, quizás cambiara de opinión y se quedaran castigados sin salir de la Colonia, tal vez Irena fuera capaz de convencerlo que los dejara ir a la Tierra.
Al llegar al comedor una mujer de cortos cabellos castaños y muy parecida a Quatre los esperaba.
- ¿Cómo están mis pequeños hermanitos? - los abrazó a los dos con fuerza aunque Heero trató de evitarlo - papá me autorizó a llevármelos.
- Como castigo - dijo Heero consiguiendo separarse.
- No importa el por qué - le sonrió dulcemente ella abrazando más a Quatre que se veía un tanto avergonzado - yo tengo que ir a la Tierra y los llevaré conmigo para que los Maguanacs los conozcan y puedan conocer mejor la Tierra, la mayor parte de los chicos hijos de gente importante estudia allí.
- Yo no tuve tiempo de ir allá - dijo Heero - a mi padre lo asesinaron antes de iniciarse el año académico y al final no fui, Quatre y yo hemos tenido profesores particulares aquí, quizás papá piense que no somos lo suficientemente buenos para estudiar en la Tierra.
- Yo hablaré con él - dijo ella - todas nosotras estudiamos en la Tierra y ustedes que son varones con más razón deben hacerlo.
- Sería bueno - dijo Quatre soltándose al fin.
- Bien, coman mientras hablo con él - les dijo y los dejó solos en el comedor.
- Misión cumplida - le dijo a Quatre y se dedicaron a comer.

L3 era igual que las demás colonias con la diferencia que ellos, en su mayoría, eran artistas bohemios de origen latino, pero Heero estaba más interesado en otras cosas y apenas Irena los dejó solos, se llevó a Quatre a conocer la base oculta de la colonia, tal como lo había llevado a la base de L4 poco tiempo atrás, él lo había escogido como piloto para el robot de esa colonia por el don de la Empatía que tenía.
- Si Irena nos descubre, nos va a acusar y no iremos a la Tierra jamás - le dijo Quatre preocupado.
- No te angusties, le dejé una nota por si llega antes que nosotros diciéndole que fuimos a visitar a un amigo de mi padre.
- Pero eso es mentira.
- Claro que no, él debía traerme aquí para conocerlo y al piloto del robot de esta Colonia.
- Me parece que los líderes de esta colonia son de la fundación Barton ¿no es así?
- Así es, son los mismos que se creen dueños de nuestra organización, por eso debo enfrentarlos, quiero saber contra quienes nos enfrentamos dentro de nuestra propia organización.
- ¿Crees que ellos hagan algo en contra de la organización?
- Según los antecedentes que me dieron de Dekim Barton, es un hombre ambicioso que pretende hacer lo mismo que la Alianza aquí en las colonias, por lo mismo obligó al científico de su colonia a poner a su hijo como piloto del guerrero de aquí de manera de poder oponerlo al líder natural.
- Sabes muchas cosas aunque sólo seas un niño.
- Yo no soy un niño normal y lo sabes - le abrió una puerta - fui creado como el piloto para uno de los guerreros y para ser el sucesor de Heero Yuy, no muchos lo saben y por eso me mantienen alejado de las actividades centrales, se me ha dado libertad para escoger lo que quiero, pero al final igual seré quien ayude a las colonias a recobrar la libertad.
- ¿Ya tienes planeado algo?
- Hay tiempo aún, falta uno de los pilotos, algo me dijeron que era de origen Chino y que pertenecía al clan del Dragón en L5, pero no tengo mayor información acerca de su persona, los datos restringidos eran una mera pantalla, no existen más datos sobre él.
- ¿Y cuantos somos?
- Con él, somos cinco: Dúo Maxwell, Tú, Trowa Barton, Wufei Chang y yo, aunque en secreto está siendo preparado un piloto para reemplazar a Trowa Barton.
- ¿Por qué?
- Tanto el profesor G como el profesor J están de acuerdo en qué será un peligro para el resto de nosotros - se detuvo - hay guardias en el acceso inferior, parece que vamos a tener que burlarlos y pasar sin que se den cuenta de nuestra presencia.
Quatre asintió y miró a su alrededor. Allí había un conducto de ventilación y se lo mostró a Heero, este asintió y sacó algo de su bolsillo, de inmediato ambos retrocedieron sin palabras y una fuerte explosión que llenó todo de humo los rodeó. Los guardias abandonaron sus puestos y ellos se colaron cubiertos por el humo. Consiguieron entrar con facilidad a la base y se dirigieron a la plataforma donde se construía el guerrero.
- Vamos a hacer una prueba más en la cabina, Trowa - decía un hombre alto con una nariz falsa - no quiero que hagas lo que hiciste la vez anterior, queremos los datos para probar si el sistema funciona, no lo fuerces.
- Ese debe ser el profesor a cargo - le dijo Heero y ambos se pusieron junto a él para ver la prueba.
Entonces todos notaron sus presencias y fueron rodeados, pero el profesor reconoció y los saludó.
- No pensábamos que fueras a venir tan pronto, Jr.
- Somos Heero y Quatre Winner - se presentaron - de L1 y L4 respectivamente.
- ¿Dos Winner? - dijo un hombre mayor que Heero reconoció como Dekim Barton.
- Fui adoptado hace muy poco por la familia - dijo Heero restándole importancia - antes andaba con mi padre, el asesinado embajador de L1.
- Así que tú eres el piloto de aquel guerrero.
- Yo probé hace mucho la cabina del mío, así que no me necesitan para trabajar sobre él, yo mientras estoy dedicándome a aprender cuanto sea necesario para ser un buen soldado.
- Mi hijo será el líder de la organización - dijo el hombre mirando al muchacho.
- ¿Es posible que hablemos con él? - dijo Quatre.
- Tan pronto terminen las pruebas - se retiró.
- Ese joven es un cacho - dijo uno de los ingenieros - es tan prepotente como el padre, pero no hace nada bien, tal vez sea un buen soldado, pero nunca será el piloto correcto para Heavyarms.
- Por eso hay otro chico - dijo el profesor señalando a un joven que trabajaba con los mecánicos en uno de los brazos del robot - cuando llegue el momento ocupará su lugar, por eso no nos preocupa mucho que eche a perder las pruebas, Sin nombre nos ha aportado todos los datos necesarios.
- ¿Podemos hablar con el mientras tanto? - Quatre lo observaba trabajar afanosamente.
- Claro, de paso pueden ayudarnos con algunos datos - los llevó con los ingenieros y el futuro piloto de Heavyarms.
- Quatre y Heero - se presentaron.
- Perdonen, yo no tengo nombre - los saludó.
- ¿Qué están haciendo con el robot? - dijo Heero acercándose a los ingenieros.
- El robot va a estar armado hasta los dientes, así que el brazo que soportará el peso de la metralleta debe ser más fuerte que el otro o no podrá controlarla, pero eso no significa que el brazo sea más pesado, sin embargo, el piloto deberá ser más hábil con la mano izquierda que con la derecha - dijo el profesor - es por eso que Trowa Barton no es bueno para el trabajo.
- No importa mucho, se nota que no será un buen piloto - dijo Heero mirando al joven - es tan nulo como yo al tratar con otras personas, en especial si tienes que ser amable.
- Es mejor que volvamos al hotel - dijo Quatre - si Irena nos pilla vamos a estar metidos en soberano problema con papá.
- Debo hablar primero con Trowa Barton.
- Mejor que no, ese joven es peligroso y va a querer saber por qué ustedes, siendo pilotos de otras colonias, saben llegar aquí y conocen cosas que él no.
- Entonces nos marchamos - asintió Heero.
- Hasta luego, sin nombre - se despidió Quatre estrechándole la mano y le sonrió - estoy seguro que volveremos a vernos.

Habían pasado seis años y Heero había aprendido con Quatre, si bien no se le daba con tanta facilidad como al rubio, a practicar la empatía, sin embargo, no podía controlar las emociones que sentía y por lo general las respuestas que tenía eran menos que favorables.
- Deberías tener paciencia - le sonrió Quatre - terminado este semestre regresaremos a casa, espero que tengamos unas buenas vacaciones antes de seguir con la preparatoria.
- Yo espero que al fin nos den una misión como pilotos, aunque a papá no le guste.
- A mí no me importaría siempre y cuando me den un par de semanas de descanso.
- Odias demasiado estudiar, pequeño - replicó y sacó su maleta para preparar su equipaje - de todas maneras dudo que, cuando empiece nuestra misión, tengamos tiempo para hacer algo más que pelear.
- ¿Te han llegado nuevos informes?
- Nada nuevo, sólo que el último de los cinco tiene un torneo de karate en L4 y podremos reconocerlo porque lleva en la espalda de su uniforme un dragón dorado.
- Bueno, si está en nuestra colonia podremos ir a verlo y hablar un poco ¿no crees?
- Es probable, según sé sólo tu y yo no hemos estado tan mezclados con la construcción de los gundam como los demás.
- Creo que papá nos envió a la Tierra más que como premio como castigo porque estuvimos ayudando al profesor con la construcción de Sandrock.
- Pero él sabe que es importante para las colonias, queríamos cooperar.
- Papá siempre ha sido pacifista, fue por eso que te dejó el nombre de Heero, dijo que tal vez así se te calmaran tus ansias guerreras.
- Fui creado para ser un arma, hermano mío, es imposible que pidas a una pistola que no asesine al disparar- se volvió hacia él - fui programado para la guerra y esta está por comenzar muy pronto.
- Lo sé, pero haz que mi padre lo comprenda.
- En realidad no me preocupa lo que el piense, pero no me gusta que se oponga a nosotros, él ha sido un buen padre y siempre ha procurado lo mejor para nosotros.
- Yo pienso igual, pero dudo que lleguemos a convencerlo.

En L4 había una gran competencia de artes marciales y había gente tanto de las naciones de la Tierra como de todas la colonias. También había guardias de la Alianza "resguardando la seguridad", cosa que molestó a la gente de las colonias, ¿acaso creían que no eran capaces de cuidarse ellos mismos a los demás?
Heero y Quatre se paseaban por detrás de los competidores buscando al último de los cinco guerreros, a Heero le pareció extraño, le parecía haber visto a un chico de largos cabellos castaños afirmados en una trenza en la misma actitud de ellos, se volvió hacia Quatre y notó que no miraba ya a los competidores, así que trató de seguir su mirada, allí estaba aquel soldado sin nombre.
- Parece que todo está por comenzar - le dijo Heero - ya lo ubiqué.
- ¿Perdón?
- Ubiqué al pequeño dragón, vamos, reunámonos con los demás.
Caminaron hacia el salón de recepción y vieron al chico alto, de cabellos negros afirmados en una apretada cola en su nuca y sus ojos negros como dos carbones, se paseaba de un lado al otro como león enjaulado.
- No le digas a nadie que somos hermanos, el único que lo sabe es el soldado sin nombre y tal vez no lo recuerde.
- ¿Cómo te presentarás?
- Con el nombre que me dijeron asumiera cuando comenzara la guerra, Heero Yuy.
- ¿Quiénes son ustedes? - dijo el chino mirándolos molesto.
- ¿Wufei Chang? - el chico asintió - Somos Heero Yuy y Quatre Raberba Winner, de L1 y L4 respectivamente, esperamos que los demás lleguen.
- ¿Los demás?
- Somos cinco pilotos Gundam y si nos han hecho reunirnos significa que nuestro trabajo está por comenzar.
En eso apareció junto a ellos el piloto trenzado que apoyó la mano en el brazo de Heero quien ni pestañeó, lo había sentido poco antes, aunque sí sorprendió a Quatre y a Wufei.
- …l es Dúo Maxwell, de L2 - lo presentó Heero - Quatre Raberba Winner de L4 y Wufei Chang de L5.
- Nos volvemos a ver Jr.
- No me llames así, me llamo Heero Yuy.
- ¿Cómo el líder pacifista? - dijo una voz a sus espaldas - Hola soy Trowa Barton de L3.
- Así que ya ha sido reemplazado - dijo Quatre - pero ¿ustedes saben para qué hemos sido reunidos aquí?
- Es muy simple - dijo el creador de Sandrock - hoy comienza la revolución de Heero Yuy, luego de terminada la competencia habrá un ataque en la Tierra y ustedes serán enviados allá en la Misión Meteoro, sus ordenes y sus datos les serán entregados con sus Gundam, cada uno tendrá un objetivo específico para comenzar y luego recibirán datos de los profesores creadores de sus guerreros en una frecuencia especial.
- ¿Por qué la revolución de Heero Yuy?
- Vamos a vengar al líder pacifista - dijo el japonés.
- Estén listos, dentro de unas horas comenzará la guerra.

Continuará...

Espero que les guste la historia, me ha tomado mucho tiempo el escribirla (me cuesta enfocarme a la vida de un personaje) se parece en algunas partes a la original, pero ya ven que no es (¡Dios me libre!), y la iré enfocando desde el punto de vista de cada personaje, así que adivinen quién sigue.
No sean muy duros conmigo, el la primera vez que trato de ponerlos en su verdadero contexto, pero si se me salen, recuerden que es un fic.
Gracias.
Shio Chang.

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