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La mirada del asesino por Jesica Black

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen. Y lamento no continuar mi fic pendiente pero bueno -w- ya conformense con este JAJAJAJA 

La mirada del asesino.

 

Capitulo I: Prologo.

 

Londres.

 

                Las noches en un pequeño barrio de Londres solían ser agobiantes, pero esa en particular se caracterizaba por fría. La joven, que anteriormente llevaba un vestido rojo tipo victoriano con pliegues color blanco, yacía ahora en la cama semi desnuda esperando a su galán. Era hija de un muy importante empresario de Inglaterra, además de ser la única heredera a la inmensa fortuna de su familia y por lo cual, su víctima perfecta.
Los ojos del asechador brillaban en la oscuridad, y su sonrisa con dientes blancos se perdían en ella.

La joven, que no debía pasar de los diecisiete años, se acomodó su cabello largo y volvió a colocar sus piernas por encima del colchón de la cama, sonriendo provocativamente, no estaba segura de lo que hacía y tenía mucho temor, pues era virgen, lo cual era esperable en su época antes del matrimonio.

                El hombre se acercó al fin luego de los tenues llamados de la doncella, gimoteando de gusto, se subió a la cama y la dejó suavemente en la colcha. Mordió sus labios y de un arrebato le tapó la boca, lo cual para la chica fue solamente un juego de seducción, pero no, sacó de entre su cinto un enorme cuchillo y susurrando unas palabras que dejaron a la mujer helada, la apuñaló varias veces en el pecho.

Los vecinos del cuarto no escucharon nada, y los que escucharon pensaron que sería una noche de placer entre amantes, dado que la joven no podía hacer más que gemir. La cama se movía bruscamente sólo por el vaivén del cuerpo ante las apuñaladas. Ella lloró, lloró de angustia pidiéndole a quien la escuche un castigo para ese asesino, que arrebataba su joven vida en un suspiro. Él se le reía a la cara, le decía lo puta que era, lo decepcionado que debía estar su padre de haber caído en brazos de un desalmado como él, pero le dio un dejo de esperanza, estaba esperando a su víctima más gorda, la que le dejaría la fortuna de su vida, la cual pondría en lo más alto a su familia…..

Ella entonces escuchó estas palabras y una vez que su boca fue liberada pronunció:

Sé que hay alguien allá arriba, tan infinito y perfecto –comentó como pudo, dado que se desangraba−. Él te dará el…..castigo que mereces.

 

                El joven hombre no comprendió como la chica pudo pronunciar esa oración mientras se desangraba. Bufó molesto y la observó, la colcha estaba completamente bañada en sangre, su ropa también. Escuchó unos pasos apresurados y la voz del padre de la víctima gritar por los pasillos, enojado con su hija impura a la cual “le estaban haciendo el amor”.
Sus ojos brillaron y lentamente, llevándose el puñal y cualquier cosa que le pudiera delatar, salió de allí por la ventana. Su flexibilidad era sorprendente y pudo caer de parado y correr hasta perderse en los bosques.

La joven fue encontrada muerta por su padre luego de media hora intentando abrir la puerta, su corazón se despedazó a verla víctima de tanta violencia. Nunca se supo nada de su asesino, probablemente estaría en Londres o en cualquier otro país. Pero el anciano apretó sus puños y cerró sus ojos, jurando que encontraría a aquel delincuente que arrebató con cizaña la vida de su joven heredera.

 

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Paris, 10 años después.

 

                Dégel se miraba constantemente al espejo buscando el tipo de ropa que fuera la indicada  para la cena de gala a la cual lo habían invitado hacía poco tiempo. Dado que cumplía los 23 años la noche posterior, era completamente recomendable que vaya con el afán de desposar a alguien, no por nada era hijo de una figura importante en la política Parisina. Tomó una chaqueta, luego la otra, se miró al espejo con una, con la otra, o con las dos, ninguna favorecían su cuerpo. Tal vez el problema no era la ropa sino él, ¿había engordado? No, aun se notaba bastante delgado, tal vez y sólo tal vez era su cuerpo, el cual parecía encogerse con la elegante vestimenta.
Negó y nuevamente volvió al armario ante los gemidos de queja de su acompañante. Dégel, como hijo único de un importante miembro del parlamento de París, debía siempre tener un acompañante que le ayudara por cualquier inconveniente, esto se implementó luego que la hija de Hakurei fuera asesinada tan brutal hacía diez años.

Nuevamente el muchacho peliverde volvió al espejo esta vez con otra chaqueta, pero tampoco le agradaba. El acompañante se levantó, fue al armario, tomó una azul y se la arrojó por la cabeza. Se conocían desde hacía mucho y tenían ciertas familiaridades, por lo cual no vio el peliverde esta acción como un insulto.

 

−¡Estás volviéndome loco! –gruñó el jovenzuelo−. Me volveré viejo de tan solo verte.

−Bueno, bueno, sucede que mi papá me presiona para que en esta fiesta vaya a conquistar, y realmente te soy sincero, ninguna de estas ropas me dicen “¡Que elegante!”, sino que sigo pareciendo un niño.

−Hmm, lo sé, será porque aún no llegas a los veinticinco años –comentó con una sonrisa.

−Los sirvientes la tienen fácil, hay tantos en la servidumbre que pueden escogerse entre ustedes, pero yo, encima, tengo que elegir a alguien poderoso –Se ató el cabello con un enorme moño blanco mientras terminaba de cambiarse, el más joven tomó esto como una grosería.

−Ojala yo pudiera evitar casarme con Valentino, dentro de dos años mi “madre” me arrastrará a fuerza al altar…..−cruzó los brazos en su pecho−. Todo porque soy fértil ¿puedes creerlo? Como hay más hombre entre los Parisinos que mujeres, es más fácil.

−Deja de quejarte, Valentino no es feo…..

−Descuartiza vacas en el matadero –comentó con asco−. Por eso lo llaman DeathMask.

−Entiendo, entiendo….−se coloca la chaqueta azul, que hacía juego con su atuendo y se da la vuelta−. ¿Qué tal, cómo luzco?

−Perfecto. Aun no comprendo por qué debo ir yo a esa fiesta.

−Ya sabes, Camus, cuando éramos todos unos críos, murió la tan dulce hija de Hakurei de Altar, en Londres, todos los padres de chicos ricos se pudieron con los pelos de punta y por ello contrataban acompañantes…..dicen que la chica fue seducida por un hombre joven que la llevó al cuarto y allí la apuñaló.

−¡Por dios! Yo jamás confiaría en alguien así −Dijo−. ¿Cuántos años tenía?

−Diecisiete creo.

−Yo tengo esta edad y sé que no me dejaría seducir por un tipo con cuchillo.

−¡Ella no sabía que tenía un cuchillo! –se rio del ingenuo compañero y le dio dos palmadas en la espalda−. Bien, ya sé con qué iré yo, ¿tú como irás?

−Soy un acompañante, como luzca yo a nadie le interesa…..−cruzó los brazos en su pecho−. Me iré a bañar, ¿quiere que le prepare un baño a usted, señor?

−Deja de llamarme así –masculló irritado, pero inmediatamente confirmó con la cabeza−. Me sacaré esto y lo dejaré para que Marin los planche, gracias por ayudarme.

−De nada señor…..con su permiso –hace un gesto de cordialidad hacia su compañero y se retira.

 

                Dégel y Camus habían sido amigos desde el primer instante, pues la madre de Camus era una sirvienta que había trabajado en la mansión durante años, lo cual permitió que su pequeño hijo tuviera contacto con el joven de la familia. La madre de Camus había enfermado y fallecido al poco tiempo, por lo que otras empleadas le acobijaron como a su hijo, una lo adoptó y el padre de Dégel, Krest, le había brindado al pequeño los honores de ser el acompañante del joven Dégel du Verseau y así lo fue. Cuando Camus cumplió diez años el privilegio se le fue otorgado y desde entonces siempre acompañaba a su amigo a cualquier lado que fuera.
Pero no todo era lecho de rosas, dado que la madre adoptiva desposó a sus hijos mayores, faltaba solamente elegir pareja para el pequeño pelirrojo y no tuvo mejor idea que hacerlo con el joven Valentino “DeathMask” Cancro, el cual se había obsesionado con el pelirrojo a tal punto que muchas veces le mandaba carne de cortesía. Dégel no sabía si descostillarse de risa por ello o sentir pena por Camus, pero de algo estaba seguro y es que Valentino no dejaría en paz al muchachito hasta que lo haya conquistado completamente.

Ahora el joven Du Verseau, solo con su alma, miró el espejo por varios minutos y se preguntaba si en aquella fiesta conseguiría prometido, no por nada era un heredero muy importante, el más importante de toda Europa, y su fortuna sería envidiada por cualquiera.

 

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Londres.

 

                Limó sus uñas mientras colocaba ambas piernas encima de la mesa, pasó su lengua por los labios una y otra vez, pues estaban resecos. Un muchacho rubio abrió la puerta y al encontrar a su hermano mayor en esa posición se acercó y de un manotazo sacó las piernas de la mesa. El mayor se enojó y dio un gruñido sonoro, pero el otro no se inmutó, se sentó en la silla y lo observó. No debería estar tan a gusto limándose las uñas mientras el plan se pone contra ellos, era culpa del mayor y sólo de él que estén viviendo de esa manera.

 

−Escucha, insensato –comentó el más joven mientras le mostraba un periódico−. Más te vale que tengas un plan para sacarnos de la calle.

−Ay, joven, ingenuo y estúpido Milo –habló con cierto sarcasmo, cosas que el joven aborrecía−. ¿No me has conocido todos estos años?

−Sí, te conocí y te mandaste más estupideces de las que puedo contar. ¿Tienes un plan, acaso?

−Por supuesto, abre ese diario –señala el mismo que anteriormente le mostró, Milo curioso lo abre y observa una fotografía con el encabezado: “Gran fiesta de Paris”−. Seguro te preguntas ¿qué es eso?

−¿Qué es eso?

−Una fiesta muy importante de París ¿no sabías? –comentó y tomó el periódico en sus manos, lo dobló y mostró la imagen de la casona con un muchacho en primera plana–. El es Aspros Gemini, el heredero de los Gemini de Paris.

−¿Y eso…..? –Milo bastante fastidiado, no terminaba de entender−. No comprendo que es lo que pretendes mostrándome una fiesta.

−¡Eres un imbécil! ¿Acaso no te das una idea? En este lugar, en esta fiesta precisamente, habrá una fortuna danzante, alguien de aquí debe estar forrado en dinero.

−¿Qué harás entonces?

−¿Leiste bien quienes asistirán a la fiesta? –cuestionó mientras arqueaba su ceja derecha, Milo buscó en el periódico y encontró exactamente a lo que se refería Kardia.

−Muchachos y jovencitas con dinero.

−Exacto, montones de ellos buscando prometidos, es una fiesta de elegancia, donde se juntan los ricachones para conseguir esposo o esposa para aumentar su fortuna y nosotros iremos.

−Jajajaja no me hagas reír –sonrió ante esa afirmación−. ¿Cómo podrás entrar a ese lugar? Ni siquiera eres miembro de la elite, la cremme de la cremme de Paris.

−Te olvidas de una de mis especialidades, idiota –se incorporó un poco solo para golpearle la nuca con un manotazo, Milo se quejó pero Kardia no le dio importancia−. Me haré pasar por un conde de Inglaterra.

−Pero….pero Kardia, te descubrirán enseguida.

−Claro, claro, los llamarán por telepatía a algún pelmazo londinense. ¡Por favor! Cuando descubran mi pequeña farsa ya estaré casado con un joven y la fortuna será mía, sólo mía.

−¿Y yo? ¿Cómo entro yo en todo esto? Porque me llevarás contigo ¿verdad?

−Claro, claro, serás mi estúpido hermano menor, lo que eres en la realidad…..y además una vez que sea un multimillonario, todas las mujeres caerán a tus pies –sonrió y tomó el periódico para hojearlo.

−¿Lo o la mataras en la noche de bodas? –preguntó.

−No, no, sería demasiado obvio, me lo tiraré un tiempo hasta que ya me harte de él o de ella, de quien consiga,  fingiré un suicidio, tu sabes que ya lo he hecho con mi ex esposa.

−Aun así hay algo que aún no me cabe en la cabeza. ¿Cómo le harás para que se fijen en ti?

−Tú mantén la calma, yo sé cómo jugar mis cartas –Milo no parecía del todo convencido pero lo dejo hacer, no por nada su hermano había conseguido el dinero que necesitaban cuando él era pequeño.

 

                La historia de los jóvenes sin apellido, sin familia, sin vida era por demás intrigante. Kardia fue el primer hijo en nacer y hasta el nacimiento de Milo las cosas marchaban bien. Sus padres solían discutir constantemente pero nunca pasaba a mayores. El nacimiento del pequeño atrajo nuevos accidentes en el seno familiar. Su madre se levantaba golpeada, gritaba por las noches desgarradoramente. Kardia se acobijaba en su hermanito recién nacido para evitar escuchar gritos pero no podía. Una noche, decidió ver lo que ocurría y se arrepintió toda la vida. Su padre asesinaba a su madre frente a sus ojos. Sino fuera porque ella era hija de un noble, seguramente su padre no hubiera caído en prisión.
Solos, dado que sus familiares no quisieron hacerse cargo de los hijos de un asesino, tuvieron que subsistir pidiendo a la gente, hasta que un viejo hombre los acogió en sus brazos y se los llevó. Ese fue el preludio de lo que se convertirían.
Kardia era violento, torturaba a niños y pequeños animales, no le importaba nada más que el mismo y por eso terminó siendo un excelente cazador. Milo por otra parte, a pesar que también era un muchacho rebelde, dentro de todo es quien menos problemas daba a la familia. Ambos crecieron y se fueron de la casa del anciano para hundirse en las pandillas y mafias más peligrosas, no por nada a Kardia le importaba una mierda el resto de la humanidad mientras él y su hermano tuviera dinero para comer.
Su mayor reto había sido asesinar a la joven londinense, hija de Hakurei de Altar, creyó que fue demasiado, pues su verdadero plan era conquistarla, casarse con ella y asesinarla para quedarse con su fortuna, nada de eso pasó, su instinto le gano, pero ahora estaba completamente seguro de querer realizar el plan y lograr su objetivo.

 

Continuará.

Notas finales:

Bueno este es el prólogo del fic, si les gusta dejen comentarios al respecto. El fic esta basado en la estética de la época victoriana, más parisina, como la ropa que usan en el gaiden de Dégel, pero existen la fotografía. Otra cosa a aclarar es que hay hombres fértiles jajajaja, ósea que puede haber mpreg.


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