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Illuminated por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Historia que se formó de la nada… bueno, no de la nada, la inspiración llegó de repente.

 

Los personajes pertenecen a Butch Hartman.

 

Posible capítulo único.

 

 

 

 

Illuminated

 

 

 

 

 

 

 

En Casper High todo es normal para ser el primer mes luego de las merecidas vacaciones que traen consigo la Navidad, los chicos populares, los nerds, los chicos rechazados caminaban por los pasillos de la secundaria, todos en su rol, todos haciendo lo que deberían hacer. El capitán de futbol luciéndose con las chicas bonitas, la reina de la escuela siendo adorada por un montón de admiradores, el chico inteligente dando su tarea a uno de los populares… un chico, de pelo negro indomable, ojos zafiro, piel blanquecina y de apariencia frágil, caminaba con reticencia, evitaba ver a quien se cruzase en su camino, siendo uno de los chicos sin estatus en la escuela era normal que nadie le prestara atención.

 

Salvo sus dos mejores amigos. Una chica gótica de ojos violetas, piel clara, pelo negro adornado con una pequeña cola de caballo, Sam es su nombre; un chico de piel morena, ojos verdes escondidos tras un par de anteojos y su pelo escondido bajo una gorra roja, responde al nombre de Tucker; ambos chicos son los mejores amigos del chico que caminaba deseado ser invisible, Danny.

 

Danny al ver a sus amigos esperándolo con una mirada sospechosa cerca de su casillero, titubea un poco para acercarse, al fin llega con ellos y les evita la mirada.

 

--¿Qué es lo que sucede contigo? No nos llamaste en todo el fin de semana, ningún mensaje y en tu casa no decían más que estabas fuera con un amigo. –reprendía Sam.

 

--Es-estaba ocupado, Sam. No deberías esperar noticias mías cada cinco minutos. –respondía el chico con aparente molestia, ‘aparente’ ya que el chico parecía más bien culpable de preocupar a sus amigos.

 

--Amigo, contigo siendo quien tú sabes es normal que nos preocupemos, ¿Qué tal que estés en peligro? ¿Qué tal que estés mal herido? ¿Y si te torturan?... Somos tus amigos, preocuparnos por tu seguridad es algo que no podemos evitar. –dijo Tucker.

 

 

 

****Punto de vista de Danny****

 

Rayos. En verdad están molestos, me gustaría… de verdad me gustaría decirles pero, no puedo.

 

--Danny. ¿Qué es eso? –escuché a Sam preguntar, no sabía a lo que se refería sino hasta que tocó lo que miraba.

 

Retrocedí por el dolor, miré a otro lado y traté de fingir que nada sucedió. Mis amigos lo notaron, Sam me tomó por la sudadera que estaba usando y me lanzó arrastró con ella al armario del conserje, luego entró Tucker para cerrar la puerta y prender la luz, Sam me lanzó contra la pared que estaba libre como cuando Dash me arroja contra mi casillero, me sentí asustado no lo niego, Sam es… Sam. Me obligó a mirarle a los ojos y volvió a preguntar.

 

--¿Qué es esto? –dijo mientras volvía a colocar una de sus manos en mi mejilla izquierda, la que procuré tapar con mis cabellos.

 

--N-no es nada. –dije apenas.

 

--Danny… –susurró Tucker –eso es un moretón, alguien te golpeó muy fuerte como para que aún no desaparezca… a menos, a menos no fuera causado por algún fantasma.

 

--N-no, de verdad no es nada, me… me encontré con el Fantasma de las Cajas de camino a la escuela y… y, olvidé hacerme intangible… pero, ya pasó, él ya está encerrado en un Termo. –rogaba para que me creyeran.

 

Una patética excusa, pero, siendo Danny Phantom y luchando contra fantasmas todos los días es algo creíble, es algo muy pegado a la realidad… aunque esta no fuera la ocasión.

 

--… Ticker, baja el cierre de su sudadera. –ordenó Sam.

 

--¿Qué? ¿Por qué? No, no es necesario. Debemos… –no terminé de hablar cuando mi amigo se las arregló para bajarme el cierre y sacarme la sudadera.

 

Quedé expuesto.

 

Escuché las expresiones de asombro de mis amigos, apuesto que miraban mis brazos cubiertos por raspones, moretones de varios colores y una cortada en mi brazo derecho a la altura de mi codo. Sin esperarlo, Sam subió mi camisa, ahora estoy acabado. Mi abdomen tenía más marcas.

 

--Danny… ¿Eso es… una mordida? ­–cuestionaba Sam.

 

Tucker no dijo nada, seguí mirando mi maltratado cuerpo. Cerré mis ojos con la intención de ignorar las posibles reacciones que obtendría de Sam y Tucker… especialmente Sam, sí que puede dar largos discursos. Genial, estoy en un enorme problema y aún sigo haciendo bromas.

 

--Amigo, no creo que el Fantasma de las Cajas llegue al extremo de morder. Dinos la verdad, somos tus amigos ¿recuerdas?, nosotros hemos estado ahí desde que inició todo esto de los fantasmas, de los secretos, de los problemas en la escuela, ¡Incluso desde antes! –exponía Tucker –Vamos hombre, si no querías que Sam se enterara tan solo tendrías que decírmelo. Pero, lo importantes es que digas lo que sucede. Por favor.

 

Miré a mi mejor amigo desde que usábamos pañales, al amigo con el que inicié a explorar el mundo, con el que nos contagiábamos resfriados y hasta viruela de tanto tiempo que pasábamos juntos, vi al amigo que siempre contesta no importa lo tarde que lo llame.

 

--Danny… esto que te está pasando no es algo superficial, sin duda es algo serio y, como dijo Tucker, si no querías decírmelo está bien, pero le hubieras hablado. O al contrario, si no querías que él se enterase, yo te habría ayudado. Tan solo no te quedes callado. –dijo Sam.

 

La mejor amiga que pudiera encontrar, la que adora lo diferente, la que siempre te tiende una mano, la que a pesar de su rebelde y ruda actitud es comprensible y siempre está cuando se le necesita.

 

Ahí estaban, mis mejores amigos.

 

Se me aguaron los ojos, dos grandes personas, confiables y sinceras me acompañan siempre. Me dejé caer al suelo, flexioné mis piernas y abracé mis rodillas, escondí mi cara, no quería que me vieran así… no quería que me vieran cuando les contara,

 

--En las vacaciones de invierno, cuando ustedes salieron de Amity Park, conocí a alguien. –inicié, sentí cómo mis amigos se sentaban uno a cada lado para estar a mi altura y escuchar mejor –Fue algo repentino, fue inesperado… era un chico. –Esperé que dijeran algo, que hicieran un comentario pero no hubo nada, así que continué –Me sentí muy bien con su compañía, él era muy atento, amable, detallista… no lo pude evitar, me sentí atraído hacia él. Cada día que pasaba sentí que me enamoraba de sus ojos, de su sonrisa y de esa manera tan tierna de ser que poseía. –solté una risa amarga, en verdad que era una linda ilusión.

 

--¿Qué sucedió después? –preguntó Tucker, era su manera de decirme que continuara.

 

En su voz no había reproche, no había rechazo por lo que les confesé, el que me gustara un chico. De alguna manera me sentí aliviado, mi amigo seguía aceptándome. Pensé en mi amiga, pero estaba claro que ella no hablaría sino hasta el final.

 

--Sentí que el pánico me invadía, es decir, ¿Cómo podría gustarme un chico? ¿Por qué mi corazón latía tan deprisa con tan solo pensarlo? Llegué a evitarlo un par de días, pero él me buscó, me dijo que si él había dicho o hecho algo que me ofendiera que lo perdonara, me dijo que le dijera lo que hizo para que me alejara. Y se lo dije. El temor que me rechazara, ya sea por ‘gustarme’ o por no ser suficiente para él me estaba atormentando… así que se lo dije.

 

>>Me miró sorprendido, creo que no todos los días se le confiesa un chico. Pero, aun así, me invitó un chocolate caliente. Me dijo que repitiera lo que me gustaba, lo hice, luego me dijo que él también no me podía sacar de su cabeza y que por eso fue a buscarme por no estar a gusto sin mi compañía. Estaba eufórico. Era correspondido.

 

Me perdí en los recuerdos.

 

--Danny, por favor continúa. –pidió Sam.

 

Parece que tampoco está molesta, realmente espero que me perdone por haberme ‘olvidado’ de ella y empezar una relación con alguien más… a escondidas… con otro chico. Suspiré.

 

--Todo era de ensueño. Las citas, los paseos en el parque o en el centro comercial, todo era como en los días que nos conocimos, nos sentíamos bien el uno con el otro, la diferencia era los besos repentinos, tomarnos de las manos en ocasiones… las caricias accidentales. Lo que más adoraba, era que cada que nos veíamos, ya fuera al principio, al final o durante el tiempo que pasábamos juntos, de la nada sacaba una flor. Ya fuera una rosa, clavel, violeta, jazmín, o incluso una vez me obsequió una orquídea, siempre tenía una flor para mí.

 

>>Sé que es algo cursi… al principio me sentía raro pero, luego, era inevitable sonreír como bobo al tener la flor del día entre mis manos. Siempre era así, él actuando como un príncipe y yo perdido en la ilusión… tan perdido, que no me di cuenta de lo que sucedía alrededor. No me di cuenta cuando nuestra relación se convirtió en secreto, no me di cuenta cuando empecé a mentir a mis padres y a Jazz sobre con quién saldría, no me di cuenta cuando él me convenció que no dijera lo nuestro a nadie, ni siquiera a ustedes dos, no me di cuenta cuando las salidas disminuían, no me di cuenta cuando… los besos so volvieron bruscos, exagerados, vacíos… no me di cuenta cuando las caricias se hicieron prolongadas, rudas, excesivas… no me di cuenta cuando sus lindas palabras y tierno comportamiento pasó a calculado, seco, vacío.

 

Y era cierto. No me había dado cuenta de nada. No es sino hasta ahora que lo noto, el cambio gradual, decadente… sentí que mis ojos acumulaban lágrimas, sentí que mi voz se quebraría en cualquier momento, pensé en ya no decir nada. Lo que dije, es suficiente para que Sam y Tucker unan las piezas y lleguen a una conclusión.

 

Me quedé callado por un tiempo, luego sentí que presionaban mis manos… mis amigos, me mostraban apoyo. A pesar que les mentí. Aquí siguen.

 

--Cuando ustedes regresaron, el tiempo que pasaba con ustedes, él lo exigía el doble. Empezó a mostrar celos hasta del aire que respiraba. No me quería cerca de ustedes. No quería que contestara sus llamadas, no quería que viera sus mensajes, una vez, me enfrenté a él. Ustedes son mis amigos, los mejores y a él no le importó. Su modo de callarme, me abofeteó.

 

>>Ambos quedamos congelados, después del eco que resonó en su departamento, lo irreal de lo que sucedió seguí sin registrarse en nuestra mente. Sentí que me ardía la mejilla, sentí un extraño dolor en mi pecho y en mi mente, tan solo se repetían las palabras ‘no es real, no es real, esto no sucedió’. Lo miré, en su rostro había horror, él observó su mano aun en el aire y la miró como lo más repugnante del mundo, luego, se acercó a mí… me susurró un millar de palabras dulces, me acarició con ternura, besó mi mejilla y me dijo un ‘lo siento’… me besó más, y más, y terminamos… bueno, ya saben… pese a la bofetada, fue el día más especial de mi vida.

 

>>Él volvió a ser el de antes, tan tierno y cálido, me enviaba mensajes de amor, me dedicaba canciones, me dejó salir más con ustedes. Lo que sucedió antes de la bofetada parecía como un mal sueño que poco a poco se borraba de nuestra mente. Y luego terminaron las vacaciones.

 

>>Ya no podía verlo tan seguido, el horario de la escuela, las tareas, ir tras los fantasmas que aterrorizan Amity Park… sus mensajes se convirtieron en reclamos, sus llamadas eran para exigirme vernos, quería todo mi tiempo libre para él. Incluso el tiempo que dedico a la protección de la ciudad… y, se tornó agresivo, violento. Hacía lo que quería conmigo, no me pedía opinión, no necesitaba de mi permiso.

 

No pude evitar que mi voz se quebrara, siento como si estuviera narrando una pesadilla, no quería seguir hablando… pero ya no había vuelta atrás.

 

--No sé en qué momento me quedé sin voluntad ante él. Al estar en su presencia es como si me convirtiera en un muñeco de trapo, sin vida, sin ganas de moverme y hablar o decir que no. Él es rudo, no tiene tacto y solo busca sentirse bien… yo termino adolorido, con moretones y, mordidas. Dice que así no olvidaré a quien pertenezco.

 

>>Y cuando descubrió que esas marcas desaparecen de un día para otro, se molestó, en su mirada solo había ira, por primera vez en mucho tiempo sentí temor de otro humano… me golpeó abiertamente, me decía palabras hirientes, me hacía sentir como vil basura. Y luego, luego de cansarse de golpearme y recordarme a cada minuto que tan solo a él le pertenezco… sin importarle mi estado, me tomó… fue doloroso, sentí miedo, sentí de todo menos lo que se debe sentir en un acto tan íntimo.

 

>>Y ya no puedo… ya no quiero… no más. Ya no quiero seguir así. No me gusta sentirme asustado hasta de respirar. No me gusta sentirme vulnerable. No me gusta que me miren con lástima. Skulker me vio con él, vio cómo me trataba, y desde ese día no ha habido más fantasmas… lo último que vi en Skulker era lástima por la situación en la que me encontró: su más grande adversario a los pies de un humano.

 

>>Y no quiero. No quiero. No quiero… no quiero la lástima de mis enemigos, no quiera la lástima de nadie. No quiero seguir así. No más. No más. Ya no.

 

Seguí repitiendo esas palabras. Sentí que si las decía varias veces, en verdad podrían hacerse realidad, pensé que obtendría la fuerza para alejarme de él, para recuperar mi confianza, para recuperar mi fuerza y la obstinación de la que mis enemigos tanto se quejaban.

 

En verdad quería cambiar.

 

En verdad ya no quería sufrir.

 

Ya no más.

 

No así.

 

Ya no.

 

Entre mi llanto, sentí que alguien me tomaba de mis hombros, sentí que me sacudían y vi que era Sam quien no paraba de moverme hasta que le vi a los ojos. Solté otro sollozo, mi mejor amiga estaba conteniendo lágrimas en sus preciosos ojos amatistas… y era yo la causa.

 

--Escúchame, Danny. Y escúchame bien. –decía ella con rabia contenida, rabia que no estaba dirigida a mi –Eres Danny, eres un chico increíble con sueños hermosos, eres Danny, el que tiene un corazón con una inmensa capacidad de amar, eres Danny, el chico con un alma noble que le impulsa a luchar por alguien más, que siempre pone a los demás primero que a sí mismo…. Eres Danny, un chico que lo único que busca es proteger a quienes ama.

 

La vi asombrado, ¿así era yo?

 

>>Eres Danny… quien no le importa sufrir si a cambio habrá felicidad para sus seres queridos. Eres Danny, querido por su familia, por sus amigos, eres respetado por algunos poderosos fantasmas, eres temido para casi todos los fantasmas… ese Danny, eres tú.

 

De mi boca ya no salían sollozos, de mis ojos caían un par de lágrimas, estaba impactado por la convicción de mi amiga al hablar así de mí.

 

--Amigo, hermano, Danny… –decía Tucker, lo miré a él –no estás solo. Has enfrentado a un millar de enemigos, fantasmas y humanos, y siempre recibiste ayuda, no porque no fueras lo suficientemente fuerte sino porque siempre hay alguien que está dispuesto a ayudarte, alguien que te estima lo suficiente para no dejarte la carga solamente a ti. Tú eres fuerte, demasiado, pero, toda esa fuerza que tienes se manifiesta cuando hay alguien a quien proteger… en este caso, te adentraste solo a un terreno peligroso. Pero ya no más. Danny, aquí estamos. No te dejaremos solo, no te dejaremos caer ¿me escuchas? No lo haremos.

 

--Aun no entiendo cómo es que siendo quien eres, derrotando al Rey de la Zona Fantasma, derrotando a una versión malvada tuya que vino desde el futuro, salvando al mundo cada semana y siendo capaz de noquear a todo el equipo de futbol de la escuela le tengas temor a… ¿Quién es él, Danny? –decía Sam.

 

Había furia en sus ojos, prácticamente me estaba ordenando decir ‘su’ nombre.

 

--No tienes que saberlo, lo dejaré, no lo veré más. –dije con una voz débil, apenas audible.

 

--No Danny, dime quién es el que cree ser tu dueño, dímelo y te aseguro que no te volverá a molestar. –decía Sam con tal fervor que creí en sus palabras.

 

Pero, esto tengo que terminarlo yo. Fui yo quien lo inició, fui yo quien lo permitió, debo ser yo quien lo termine.

 

Logré convencer a mis amigos que me dejaran terminar esto por mi cuenta, les prometí que si tenía complicaciones que les avisaría, les prometí no cesar la comunicación con ellos… les prometí que, cuando vuelva a verlo, les diría. Después de secarme la cara, salimos del armario del conserje y nos dirigimos a las pocas clases que faltaban… sin duda tendríamos detención por ausentarnos las primeras horas.

 

Sin embargo, me sentía mejor. Dolió recordarlo pero, valió la pena, ahora sé que no estoy solo, ahora sé que podré salir del hoyo en el que me encuentro. El día pasó demasiado rápido para mi gusto, rechacé cada llamada que él me hacía, borré los mensajes sin abrirlos, mis amigos fueron testigos y cada que guardaba el celular ellos me sonreían y me daban palabras de ánimo… sí que me hacían falta. La hora de salida llegó pero, estuvimos más tiempo en detención al igual que los chicos de siempre y Dash y Kwan. Actuaban extraño las pocas veces que los vi, aparte de ellos y de las llamadas no hubo más novedad. Al fin podíamos ir a casa, por desgracia, el golpe en mi mejilla aún no sanaba por completo.

 

Acompañado de mis amigos, recorrimos esa ruta que era tan conocida para nosotros desde el inicio de la secundaria y a medio camino, alguien nos interceptó. Me tensé, era él. Dos cabezas más alto que yo, musculatura firme no tan desarrollada, cabellos castaños y ojos negros… Thom. Thomas Parker, en mitad de su año sabático para aplicar a la universidad de California con una beca académica, con una mirada donde reprimía ira. Dirigida a mí sin duda. En mi pánico me arrepentí de no haber contestado una sola de sus llamadas, ahora me iría peor.

 

--Hola Danny, ¿Podemos hablar? ­–dijo tan casual que pensé la ira escondida en sus ojos no era real.

 

--¿Y tú quién eres? –preguntó Sam notando mi tensión.

 

--Un amigo, Danny, vamos acompáñame a dar una vuelta. –insistía Thom, se acercó y me tomó de mi mano derecha… justo donde estaba la cortada que aún no cicatrizaba.

 

Traté de ocultar el dolor que me provocaba su agarre, Tucker lo notó y alejó a Thom de mí, en un intento de protección se colocó delante de mí.

 

--No tengo tiempo para esto, vamos Danny. –dijo Thom más firme.

 

Era ahora o nunca.

 

--No. –Thom me miró como no creyendo lo que dije –No iré a ningún lado contigo Thom, ya no, es más olvida que me conociste, olvídame y no me busques. Adiós Thom.

 

Mis palabras confirmaron las sospechas de mis amigos, al fin tenían frente a ellos a quien me hizo daño, sus rostros se ensombrecieron y su determinación de no dejar que Thom se me acercase se hizo más fuerte. A pesar de esto, Thom no se inmutó, seguía mirándome tratando de descifrar mis palabras. Como si no hubiera sido lo suficientemente claro.

 

--Vamos Danny, no sé lo que te pasa pero recuerda que quedaste de acompañarme hoy en la tarde. –pude escuchar la ligera amenaza en sus palabras, claramente dice que valla con él o no me va a gustar lo que sucederá después.

 

Sin poder evitarlo, mi determinación estaba flaqueando, sentí que si me seguía mirando así, aceptaría ir. Pero antes que sucediese lo peor, sentí que alguien se acercaba a nosotros por atrás, en lugar de pasar de largo, se quedaron a nuestro lado. Eran Dash y Kwan.

 

--¿Estás perdido? –preguntóDash a Thom.

 

Tanto mis amigos, Thom y yo mismo estábamos sorprendidos, ¿Qué estaban haciendo los dos chicos más populares de la escuela… respaldándonos?

 

--Tranquilo amigo, tan solo quiero hablar con Danny. –dijo más calmado Thom.

 

--Quien contestó no tener el deseo de volver a hablar contigo. –dijoTucker volviendo su atención a Thom.

 

--Ya escuchaste, así que ¿por qué no te vas yendo? Tenemos cosas que hacer. –dijo Dash mirándonos, indicando con su mirada que avanzáramos con él, Kwan también se veía alerta y ligeramente nos empujó para iniciar a caminar con ellos.

 

Dash iba delante de nosotros, Sam y Tucker iban a mis lados y Kwan iba detrás de nosotros. Logramos pasar a Thom quien no me quitaba la mirada de encima, sus ojos prometían un castigo, uno muy doloroso. Tragué en seco, si Thom me llegara a ver cuando estuviera solo y todavía no me recuperara la suficiente confianza como no volver a caer en su juego… creo que recaería. Espero que eso no suceda, no me gustaría ir por ahí siempre huyendo y mirando sobre mi hombro.

 

No fue sino hasta estar casi frente a FentonWorks que Sam cuestionó a Dash y Kwan sobre su repentina aparición, y su ayuda, Dash parecía nervioso y Kwan miraba a otro lado fingiendo no escuchar. Creí que Dash me miraba pero, su vista estaba en mi mejilla que aún tenía el golpe marcado, por reflejo lo tapé con el cabello de mis mechones y bajé la vista mirando a cualquier lugar cerca del suelo.

 

--Ese tipo… es alguien peligroso. –fue lo que dijo –Para estar seguros, que no volverá a aparecer, será mejor que los acompañemos a la escuela y de la escuela a este lugar. La casa de Fenton será el punto de reunión.

 

Sin esperar respuesta, él y Kwan retomaron el camino a su casa, Kwan vivía por este lado de la ciudad. Todo es muy extraño. Sam y Tucker consideraron tomar su ‘petición’ y hablando de ello entramos a mi casa.

 

¿Cómo pudo un sueño convertirse en pesadilla?

 

¿Por qué dos de los chicos más populares se ‘ofrecieron’ para acompañarnos de mi casa a la escuela y viceversa?

 

¿Podré superar este momento amargo?

 

Solo el tiempo lo dirá. Hey, Clockwork, ¿Podrías acelerar el tiempo? No me gusta esto que siento en este momento?... Por favor.

 

 

 

 

 

Fin(?)

Notas finales:

Gracias por leer.


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