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My fallen angel por Blasphemy

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Notas del capitulo:

So... este es mi primer fic, esta inspirado en la canción fallen angel de Three days grace. espero que les guste.

How do you stay so strong?

How did you hide it all for so long?

How can I take the pain away?

How can I sabe

A fallen angel, in the dark

Never thought you'd fall so far

Fallen angel, close your eyes

I won't let you fall tonight

Fallen angel, just let go

You don't have to be alone

Fallen angel, close your eyes

I won't let you fall tonight

 

En las frías calles de Nueva York se escucha un llanto que acaba con la tranquilidad de aquella lluviosa noche del trece de diciembre. Aquel sonido lleno de desesperanza provenía de un sucio callejón en donde descansaba un joven de no más de unos diecinueve años con una piel tan blanca como la nieve y cabello negro tal como aquella tenebrosa noche de invierno.  Se encontraba sentado de manera que reposaba su cabeza sobre sus rodillas dobladas con una vestimenta completamente gris, sucia con barro y rota en diversos lugares. De manera casi imperceptible un pequeño brillo hace notar que de su labio rojo brota sangre, de igual manera que en las heridas de su cabeza y espalda, más específicamente en los omóplatos de esta última.

Nada pareciera perturbarlo del estado en que se encuentra, ni siquiera la fuerte la lluvia que caía sobre su magullado cuerpo. Con el tiempo sus sollozos gradualmente comienzan a perder intensidad y su conciencia comienza a abandonarlo, sin embargo, antes que sus parpados logren cerrarse y ceder ante el cansancio, logra ver una gran figura acercarse a él a paso apresurado.

- ¿Te encuentras bien? - pregunta con voz amable y profunda.

Él solo alza su mirada con sus ojos llenos de lágrimas y finalmente se desmaya cayendo al piso. Aquel hombre mira al muchacho con lástima, el no suele ser muy compasivo mas algo en aquel chico remueve su corazón. Se acerca a él para levantarlo y lo comienza a cargar con cuidado -algo extraño proviniendo de él- y lo lleva a su pequeño departamento.

El camino es tranquilo pues no habita alma alguna en las calles, tal vez por el clima o porque la posibilidad de sufrir un asalto no es del todo nula.

Aquel hombre que carga al muchacho posee por nombre Logan Jones, tiene 24 años y es originario de Inglaterra, sin embargo, ahora vive en la ciudad que nunca duerme para poder estudiar artes. Posee un hermoso cabello rubio platinado, ojos ámbar, es alto y de contextura media.

 

Al llegar a su destino Logan deja al chico que cargaba en su cama mientras busca ropa seca para ambos y un botiquín de primeros auxilios. Cuando tiene todo vuelve a su habitación y se cambia rápidamente de ropa, para luego acercarse a su inesperado huésped. Le quita la ropa y se dedica a sanar sus heridas, comenzando por su cabeza, siguiendo con el labio para luego voltearlo y atender su espalda, mas algo llama su atención, aquel chico tenía heridas más profundas de lo que pensaba y tendría que aplicar puntos. Pero antes debía limpiar la zona, coloca ambas piernas al lado del cuerpo de aquel jove y acerca el algodón con desinfectante a la herida abierta, sin embargo, al momento de tocar la piel del de cabello oscuro este abre los ojos de golpe y trata de levantarse abruptamente.

-¡Hey! ¿Qué crees que haces?, ¡solo estoy tratando de curarte!- Expresa el rubio con voz molesta por la interrupción.

A pesar de la explicación, el chico lo ignora y continúa removiéndose bajo su cuerpo.

-¡Suéltame!- dice el más pequeño tratando de salir de aquella molesta situación girando su cabeza para mirar a su oponente con sus hermosos ojos negros opacados por la ira- ¡Yo no te he pedido que me ayudes!

¿Dónde había quedado aquel inofensivo y frágil muchacho del callejón? Logan cansado de sus movimientos decide atar sus manos con las sabanas y cagar su peso en el cuerpo de aquel molesto chico.

 A pesar de no detener completamente sus movimientos, esto facilita su tarea y logra limpiar la zona con éxito. Ahora venía el verdadero desafío, poner los puntos.

-Escucha mocoso, debo poner puntos en las heridas de tu espalda así que si quieres evitar un dolor innecesario dejarás de moverte como pez fuera del agua y me dejarás continuar con lo que hago- expreso con voz severa el mayor.

Extrañamente los movimientos cesaron poco a poco, y el dueño del lugar pudo continuar con su tarea sin problema alguno, el único movimiento que hacia el muchacho era debido a la curación de sus heridas, y era entendible, después de todo éstas eran grandes y los puntos suelen ser dolorosos. Muy por el contrario de los movimientos, los sonidos del pelinegro no se detuvieron y sus constantes insultos llenaban la habitación.

Luego de aproximadamente cuarenta minutos Logan termino con su trabajo, se bajó de la espalda de su “invitado” y desato sus manos. Es en ese entonces que el joven dio cuenta de su desnudez lo que provoco que su cara se tiñera de color carmín.

-Tu ropa estaba sucia, sobre aquella silla hay ropa limpia así que cámbiate- Ordenó con tranquilidad el artista, salió de la habitación con paso lento y cerró la puerta.

Al quedarse solo el ojinegro miro con detenimiento la habitación, era de un tamaño adecuado, de color claro y con una enorme ventana que daba a la cuidad.

Tomo la ropa y se vistió con cuidado, tal vez estaba siendo desagradable con aquel chico que lo había ayudado, debía disculparse más tarde. Al terminar de vestirse con aquella ropa que por cierto le quedaba enorme salió de la habitación para buscar al rubio. El lugar era pequeño por lo cual no fue difícil encontrarlo.

-No te quedes ahí parado, siéntate- Menciono el más alto con el ceño levemente fruncido.

El otro se sentó en silencio y miro a ese hombre, sabía lo que venía ahora y no le gusta en absoluto, la curiosidad de los humanos siempre le había molestado de sobremanera.

-Bien, dime, ¿de dónde eres? ¿Qué edad tienes? ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué hacías en aquel lugar?- Pregunto el rubio, mirando al otro fijamente.

El moreno puso los ojos en blanco y suspiró con pesadez.

-En primer lugar pongamos las cosas en orden humano, no me trates como un igual porque no lo somos. Vengo de Regnum caelorum*, tengo aproximadamente 20 años humanos, y no tengo un nombre-Contesto con mirando al humano con intensidad.

El de ojos ámbar no perecía inmutarse en absoluto, por lo que el muchacho se extrañó, por lo que el sabia los humanos suelen temer a lo desconocido.

-¿Qué eres? ¿Qué haces en la tierra?

- Soy un A divinis*, fui desterrado de mi hogar y despojado de mis alas- Dijo con la mirada en el suelo y conteniendo las lágrimas. Espero que el humano se espantara o lo tratara como un fenómeno, sin embargo esto no pasó.

 -James- espetó

El joven levanto la mirada extrañado buscando una respuesta.

-James Flint, ese será tu nombre mientras te encuentres en la tierra- Concluyó para después levantarse y caminar hacia la cocina dejando a un muy confundido muchacho en el sofá.

 

Notas finales:

*A divinis:significa lejos de lo divino en latín. pero en esta historia se tratara de un ser que se uncuentra entre los humanos y los angeles 

*Regnum caelorum:Reino de los cielos 


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