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Contra el tiempo por acuariuscorpio

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Notas del capitulo:

Los personajes no son propiedad mía, sino de Masami Kurumada.

Tic-tac Tic-tac…

Escucho lentamente recorrer las manecillas del reloj, sin embargo no me atrevo a mirarlo, sé que ya es tarde, y sinceramente me da lo mismo la hora que sea. Sonrío ante tal mentira, me levanto poco a poco de la cama y pongo el libro que tengo entre mis manos a un costado mío. Camino hacia el espejo que tengo a unos cuantos metros de distancia y estudio cada parte de mi ser. Alcanzo a visualizar mis largos cabellos rojos que hacen juego con mis ojos del mismo color, además de ver mi piel pálida y mi cuerpo delgado. Vuelvo a sonreír, pero esta vez de una forma amarga, sombría, al preguntarme quizás si el libro que estoy leyendo tenga razón; “El reflejo del espejo” y es que me pregunto cómo algo tan frívolo como este libro tenga una pizca de raciocinio.

No quiero aceptar que tenga razón, me opongo. Porque si es verdad que este ejemplar tiene algo de veracidad, entonces estoy sumamente equivocado con la profesión que he elegido, y eso me deprime.

Suspiro y de nuevo vuelvo mi vista hacia el reloj que está pegado a la pared, midiendo el tiempo, sin darle tregua a detenerse. Suelto un bufido al ver la hora, y decido que ya es hora de dormir.

Abro mis párpados lentamente y dejo que los primeros rayos del sol entren por mi ventana, me levanto rápidamente de la cama. Abro mi clóset que está a unos cuantos metros de mi cama, me tomo mi tiempo para escoger un cambio, nunca he sido muy bueno vistiéndome, mis antiguos amigos seguido me lo reprochaban. Sonrío tristemente al recordarlos, por lo que me decido darme ánimos, porque hoy es un día diferente, un nuevo comienzo, un nuevo año, una nueva ciudad, un flamante día lleno de ilusiones.

Veo el reloj, y me doy cuenta de que llegaré tarde.

Me apresuro y llego lo más rápido que puedo a la facultad,  afortunadamente no ha llegado la profesora, suspiro y   tomo asiento en uno de los pocos lugares. Observo a mí alrededor, todo es distinto, impecable.

-¡Hola!- escucho decir a un chico todo “atolondrado” a mi parecer de estatura alta, cabello corto y café, nariz recta y tez morena además de que porta una camisa azul y unos jeans oscuros.

-Hola-contesto sin mucho entusiasmo.

-Mi nombre es Aioria y ¿el tuyo? ¿Vienes de intercambio no?¿Cómo te pareció la ciudad de Atenas, Grecia?- sonrío ante sus preguntas y es que el chico que tengo en frente me parece en demasía simpático.

-Mi nombre es Camus-veo su semblante sonriente y no puedo evitar contagiarme de su sonrisa, sin embargo no continua hablándome porque la maestra ha llegado. El resto de las clases pasaron sin mucho contratiempo y sin interés a excepción de que faltó un alumno.

Por fin las clases han terminado. Es momento de regresar a mi casa, visualizo mi reloj y son cerca de las nueve, me apresuro para no llegar tarde a mi destino. Me pongo unos audífonos y camino, sin embargo a lo lejos escucho gritos de terror, sin embargo  trato de ignorarlos pero hay algo dentro de mí que me pide ir hacia donde estos se escuchan, subo el volumen lo más alto que puedo para tratar de acallar los sonidos del exterior, pero es en vano. Mi respiración se agita. Uno, dos tres, cuatro…Cuento los latidos de mi corazón. Es inútil. Una mezcla de desesperación con curiosidad se apropia de mí. Maldigo por lo bajo y corro  lo más rápido que puedo hacia donde los gritos se alcanzan a escuchar. Mis latidos son cada vez más rápidos, mi respiración más entrecortada, como si mis pulmones no pudieran jalar más aire. Los ignoro y sigo corriendo hasta donde mis oídos me guían y mis piernas me lo permiten…

Me paro en seco a una distancia considerable. Mis ojos se abren desmesuradamente. Mis puños se cierran y pierdo el control de mi misma al ver tal imagen enfrente de mí. Una estupefacción me invade. Hay tanta sangre a mí alrededor y no puedo evitar caer de rodillas. Nunca creí poder ver un asesinato tan latente aun cuando mi profesión trata de eso. Ya no siento el desconcierto envolverme, no, ahora se ha convertido en una furia que nunca había tenido, quiero ir en contra del asesino y me levanto para encararlo. Siento mis músculos tensarse. Pero ello no me permite levantarme, de pronto alguien me toma del brazo y me cubre la boca, quizás para evitar que grite. Mi corazón da mil latidos por segundo y levanto la vista hacia el sujeto, una invaluable sorpresa me llevo al ver que es un chico de mi edad. Su rostro se muestra serio, sus ojos son de un azul turquesa; como la claridad del mismísimo cielo, es alto de piel bronceada y cabello un poco largo, ondulado y rubio. Él no me mira, mira hacia el horizonte, a la dirección del homicida. El ambiente es tenso, hay un choque de miradas entre ellos en el cual un callejón con poca iluminación es el único testigo de ello, fijo mi mirada hacia el asesino, pero la oscuridad en la que está no me permite reconocerlo. Me sumo en mis pensamientos, pero me veo interrumpida cuando de nuevo el chico toma mi brazo y corre hacia la dirección contraria hacia donde el fratricida se encuentra.

-Mi nombre Milo Antares y es lo único que debes saber-escucho que el chico es cortante y no le tomo importancia, pues la adrenalina en mi cuerpo no cesa, el acabar de presenciar un acto homicida me llena de terror, porque apenas me doy cuenta del por qué corremos. El asesino nos vio.

Notas finales:

Este es el primer capítulo, anteriormente lo había subido en otro foro, los que ya lo han leído ya saben quién soy xD


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