Taemin volvió a mirar la misma decoración de la oficina en la que trabajaba Minho, el cuadro abstracto con colores y manchas negras cada vez tenían un significado diferente.
Alzó las cejas por su nuevo descubrimiento.
Minho había llevado ese cuadro cuando le permitieron decorarla y ahora entendía por qué había escogido ese al del paisaje nocturno.
Los colores eran Minho y las manchas negras ese aburrido trabajo de oficina.
Entonces se sintió triste, dejó de mirar el cuadro para ver a Minho, que seguía tecleando en el ordenador mientas leía unas carpetas a su costado. Sabía que no era el trabajo soñado del criminólogo pero al menos le pagaban por ello.
Suspiró antes de levantarse de su silla, llamando la atención del mayor que sólo lo miró por dos segundos, luego siguió tecleando con más rapidez.
-Iré a tomar agua.- dijo Taemin estirándose, volviendo a gritarle con su cuerpo que ese trabajo era aburrido. –¿Quieres que te traiga un poco?-
-Gracias.- contestó cambiando de hoja a la carpeta. –Sólo veinte minuto más.- luego terminaría su jornada y podría salir.
Taemin sólo se encogió de hombros, pasó por la puerta que siempre estaba abierta y fue hacia el garrafón, que estaba en el centro del pasillo.
Miró el resto de oficinas en las que también tenían zombies trabajando a toda máquina. Eso le hizo ponerse un poco más triste.
Tomó un conito de papel y lo colocó tras el expendedor del garrafón, accionó la llave y comenzó a sentir el frio del líquido, tan frio como el ambiente en ese edificio y tan muerto como el alma de sus empleados.
Pero sonrió divertido la oír la burbuja que subía dentro del garrafón, la observó hasta que desapareció en la superficie.
Frunció el entrecejo un poco más animado, la oficina no era tan aburrida.
Miró hacia el departamento de Crédito y notó que dos persona hablaban.
-“Yo creo que usted luce muy bien ene se vestido.”- dijo Taemin mirando como el sujeto de traje hablaba con la chica, que sólo había reído.
-“Usted luce muy guapo con ese corte de pelo.”- contestó de nuevo notando como el sujeto le tendía una carpeta más y la chica lo recibía.
Fue divertido jugar así, pero cuando lo miraron regresó un poco intimidado a la oficina de Minho.
-Terminé.- escuchó la voz de Minho y lo miró estirarse en su silla que por las rueditas se desplazó un poco hasta chocar con la pared.
-¿Podemos irnos ya?- preguntó Taemin arrugando el conito para tirarlo al bote de basura.
-Tengo que esperar a firmar mi salida.-
La fila para firmar fue más de lo mismo, personas que lucían cansadas mentalmente, algunas incluso estaban enfadas. Taemin buscó a Minho entre la ola gris hasta encontrarlo, también tenía esa expresión de molestia en su rostro.
Tras salir del edificio Minho sentía el dolor típico de su estrés en la clavícula derecha, movió su hombro con la intención de desaparecerlo sin éxito alguno.
-Hoy en la oficina descubrí algo hermoso y desconocido.- dijo Taemin comenzando a balancear su mano que yacía externalizada con la de Minho.
-¿Qué descubriste?- aparte de la vista panorámica no había otra cosa con la que se pudiera “descubrir”.
-Las burbujas del garrafón también odian estar en la oficina, sólo que ellas sí pueden escapar.- contestó sonriéndole, notando como Minho fruncía su entrecejo algo divertido. –Ven, te mostraré algo hermoso y desconocido.-
Sin recibir respuesta del criminólogo Taemin consiguió tirar de su brazo.
El horario de oficina de Minho era vespertino, así que salía justo cuando las estrellas estaban en el cielo.
Pero paró en seco haciendo que Minho chocara contra su cuerpo.
-Aquí es.- susurró girando su rostro para mirar al criminólogo que sólo había alzado la ceja.
-¿Aquí?- sólo era en medio de la avenida, ni siquiera era un parque.
-Te voy a mostrar algo hermoso y desconocido.- afirmó sonriéndole pero apuntando hacia el cielo, por inercia Minho giró su rostro para ver qué había de interesante.
Quizá un fenómeno cósmico, una lluvia de estrellas o un asteroide que pase cerca y sea visible.
-Te presento a las estrellas.- susurró Taemin mirándolas también. –Son hermosas y desconocidas.-
Taemin pudo escuchar la risa de Minho, así que lo miró.
-A veces las cosas más simples son las que nos causan alegría.- afirmó sonriéndole. –Sé que por tu trabajo estás bajo mucha presión y mal humor, pero las burbujas del garrafón me dijeron que te salvara.-
Minho sólo sonrió y soltó la mano de Taemin para abrazarlo por los hombros.
-Dile a las burbujas que lo hicieron.-