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Debilidad de un Deseo Reprimido por ruru_san

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Notas del fanfic:

Esta historia nace a partir de mi amor por Leda, por Sujk, Deluhi y todos los proyectos en que estos chicos han estado involucrados; más encima tengo una amiga muy especial que me apoyó desde un inicio a publicarla y pues... acá tienen. Es un escrito que comencé a hacer al recordar la trama de una novela que leí hace ya varios años, me llamó la atención su temática de "jefe/empleado" y solo bastó con elegir a mis chicos y lo demás se hizo por si solo.

I. De como NO solicitar empleo

 

Yuuto había sido muy honesto por teléfono, había admitido que algunas noches acostumbraba a reunirse con un grupo de amigos que tenían una banda y que, como guitarrista, les apoyaba en sus diferentes presentaciones en bares, cafés y algos recintos de mayor alcance. También agregó que esperaba poder dedicarse a ello de lleno en dos años a más tardar. La entrevista de trabajo era importante, pero no tanto como sus sueños. No, lo cierto era que se había abstenido de comentar nada al respecto... No tenía el valor suficiente como para poner en riesgo la posibilidad de ser aceptado en tal empresa financiera. El anuncio prometía muchísimo más de lo que él había pensado encontrar en ningún empleo.

 

Todo había ido estupendo hasta el momento en el que esa jodida secretaria de Recursos Humanos salió a su encuentro.

 

Se había preparado muy bien para la entrevista: Había leído todo lo posible sobre The Andou's Financiers. Por lo que se había informado también sobre Ryosuke Andou en una entrevista que este había concedido a una famosa revista de finanzas, se veía que era un hombre directo cuyo éxito parecía radicar en sus decisiones acertadas, transparencia y negativa a dejarse llevar por el sensacionalismo. Características que ya casi no se encontraban en los hombres poderosos de negocios del mundo hoy en día.

 

Si, iba preparado. Incluso había ido a algunas tiendas de segunda mano y se había encontrado con un traje sastre de un color gris claro que no parecía quedarle del todo mal, quizás algo holgado para su menudo cuerpo; se había alisado bien sus castaños cabellos y los peinó lo más decente posible... todo aquello a pesar de estar prácticamente en la ruina.

 

Su aspecto era genial, justo la imagen que había esperado lograr: Moderno y profesional. Quizás algo inexperto, pero sin duda alguien que daba la pinta de ser confiable como para cumplir con el perfil de "Asistente personal".

 

-El señor Andou preferiría a alguien que hablase un inglés más fluido para este puesto, señor... ¿Shinji? – le explicaba una chica que quizás le superaría en edad por dos o tres años y que bien adrede parecía querer equivocarse con su apellido o ponerlo en duda.

 

-Pero el anuncio no ponía nada de eso en los requisitos –observó Yuuto-. Y usted tampoco me mencionó nada cuando hablamos por teléfono.

 

-A Ryosuke... Al señor Andou no le gusta eso de entrar en detalles en los anuncios y yo soy de la misma opinión, joven. Simplemente cuando nos encontramos con la persona adecuada lo sabemos y ya.

 

Yuuto no pudo responder nada a eso, era obvio que para esa mujer no era adecuado y punto. Ahora, a pesar de reconocer que había sido un sueño imposible, se daba cuenta de que en verdad quería ese empleo. El sueldo era extraordinario.

 

La casa de su madre, a pesar de llevar ya bastante tiempo en venta, aun no tenía suerte en ser vendida y las cuentas de la residencia de ancianos en donde mamá se encontraba... se estaban acumulando. Esa señorita le había dicho por teléfono que el personal que trabajaba para la empresa se iba rápidamente; Andou era un jefe exigente, pedía completa devoción y el trabajo y los viajes absorberían su vida. Cosa que a él no le importaba realmente... de cualquier modo solo sería por un par de años. Lo de los bares con sus amigos era solo para no perder condición con las cuerdas... Pero por el momento podría sacrificar un poco esto para poder esmerarse después.

 

Con un año bastaría para cubrir los gastos en la residencia en donde se alojaba mamá. En ese tiempo, la casa ya tendría que haberse vendido, se podrían pagar las deudas... y por fin se vería libre para realizar el sueño de su vida, libre para llevar la vida que no había podido llevar hasta el momento.

 

Pero sus esperanzas se desvanecían...

 

-Si me disculpa un momento – La chica sonrió educada y fría a la vez – Debo hacer una llamada urgente. - Ella no podía haber dejado más claro que la entrevista había terminado y que era hora de que se largara de una buena vez.

 

-Gracias por haberme recibido... - Otra puerta se le estaba cerrando en las narices...

 

El horóscopo en el noticiario de la mañana era el culpable de todo "Adelante, atrévete y lo tendrás en tus manos" había citado en la sección de éxito profesional. Pura basura, pensó. Los dioses, las estrellas y constelaciones enteras le odiaban.

 

Fue entonces cuando él entró y la estancia se oscureció ante él. Bueno, realmente no se había oscurecido, pero daba igual porque solo podía verle a él. Vestido de esmoquin a las cuatro de la tarde, se acercó y la pedante secretaria se puso en pie.

 

-El señor Nakashima quiere una reunión "cara a cara" la semana que viene vía Skype, señor.

 

-No – respondió el recién llegado.

 

-Pero su padre ha insistido.

 

-Que tenga él el "cara a cara" entonces.

 

-Y su hermana ha llamado; estaba algo molesta, quiere que pase en casa el fin de semana.

 

-Dile que, dado que soy yo quien seguramente pagara por ese fin de semana, tengo derecho de elegir el tiempo que quiera pasar ahí – respondió él con una firmeza que pareció petrificar a la chica, pero que a él no hizo más que soliviantarle las ganas de fruncir el entrecejo.

 

Los ojos de él se pasearon por toda la estancia y cuando llegaron hasta Yuuto le miraron con aburrimiento y desinterés al principio. Pero el segundo vistazo fue distinto; era exactamente la misma mirada que sus amigos lanzaban a las mujeres de la gasolinera, el supermercado, el bar... en cualquier parte. Él conocía esa clase de miradas, en las presentaciones nocturnas muchos hombres solían obsequiárselas pese a sus esfuerzos por llevar sus atuendos más "rudos" para congeniar con el resto de sus compañeros músicos.

 

Era una mirada peligrosa. "Peligro latente, chico" era el letrero invisible que Yuuto si que podía ver en la frente del joven hombre frente a él... Casi podía apostar que era la clase de sujeto que se las daba de heterosexual para con el mundo entero. Con el largo cabello castaño enmarcándole deliciosamente el rostro y una mirada que sugería meticulosidad disfrazada de amabilidad y tranquilidad. Había visto fotos de él, sabía que era bien parecido a opinión de muchas féminas; y hasta él, que no estaba interesado ni por asomo en los de su mismo género, debía admitir que era apuesto. El tipo debía ser bueno en lo que hacía, de otro modo no se explicaba cómo era que podía pavonearse por la vida con esa pieza metálica en el labio inferior y el cabello considerablemente largo sujeto en una media coleta...

 

-Me parece que no nos hemos presentado- Sus labios esbozaron una sonrisa - ¿Usted es...?

 

No estaba siendo consciente de que era con él el asunto, entonces fue la secretaria aquella que habló por él...

 

-Es el joven Yuuto Shinji – La chica parecía malhumorada y fue entonces cuando Yuuto empezó a sospechar que la verdadera razón de que no obtuviera el empleo era que quizás esa mujer había esperado a alguien más mayor, más gordo y feo tal vez... ¿Acaso ella sabía algo de lo que él había visto en el joven Andou? Ese sujeto por lo menos bisexual si que era. - Estábamos acabando su entrevista.

 

-¿Para el puesto de asistente personal? – Andou le ofreció la mano y fue como si él le hubiera leído el pensamiento.

 

Ese hombre era un sinvergüenza y su tonta secretaria se lo podía quedar si quería – En fin, de nuevo, gracias por haberme recibido.

 

Yuuto salió al vestíbulo y tomo el ascensor, pero justo estando dentro se dio cuenta de que se había dejado la carpeta con todos sus documentos en el pequeño sofá de recepción en el que por horas le hicieron esperar. De eso y de que a pesar de las apariencias y de lo bien que lo había disimulado, se le había hecho un enorme nudo en el estómago en presencia de ese sujeto. Tenía porte.

 

Subió nuevamente en el elevador y al tratar de salir se topó con él de frente, cuando este se disponía a entrar... Yuuto no se movió.

 

-No esperaba volverle a ver.

 

-No, realmente no.

 

-Qué pena.

 

Yuuto tragó saliva antes de responder:

 

-Me he olvidado mis documentos y he venido a recogerlos – explicó - ¿Va a bajar? –pregunto cuando Andou por fin se hiso a un lado dejándole salir.

 

-No, subo – Andou medio sonrió. Yuuto estaba acostumbrado a moverse entre muchas personas en los bares y locales donde trabajaba. Esa media sonrisa le indicaba que quizás el hombre no era dado a reír. – Arriba del todo, a la azotea. En realidad, voy a Kyoto.

 

-Estupendo – Yuuto no estaba de humor como para entender su juego de palabras.

 

-El helicóptero está en la azotea.

 

-Normalmente los helicópteros suelen estar ahí – observo él con sorna.

 

-Voy a una cena formal, aburrida, pero quizás después... ¿Tiene algo que hacer más tarde?

 

-Me espera una cena delante del televisor, una de mis series favoritas, Law and Order a eso de las diez de la noche – El de rasgos más suaves y jóvenes frunció los labios y con desagrado agregó: – Como verá, no se puede comparar.

 

Andou sonreía mientras sujetaba la puerta a la espera de que él volviera a entrar. Tan arrogante, tan seguro, convencido de que solo necesitaba chasquear los dedos y las cosas se hacían... Sólo captó el mensaje cuando él abrió la puerta de sus oficinas personales.

 

-Si lo que le preocupa es que no tiene nada que ponerse...

 

-¡No, eso no me preocupa en absoluto! – Yuuto se sorprendió a si mismo elevando el tono de voz con un timbre que sonó a rezongo. Como en definitiva él no sería su jefe, nada le impedía decirle exactamente qué podía hacer con su invitación – Como ya le he dicho, no hay comparación, prefiero mi serie de televisión.

 

* * *

 

Solitario...

 

Nunca lo había admitido, ni consigo mismo...

 

Por supuesto había amistades, uno que otro trabajo que lo tenía ocupado, pero a veces le habría gustado no ser tan escéptico en cuestión de amores. En noches como esa en las que no había presentaciones, ni siquiera ensayos, se pensaba si no le vendría bien cuando menos una novia... nada formal. Solo algo que le hiciera sentir menos solo.

 

Recordaba a todas sus amistades que ahora por lo menos vivían con sus parejas y se recordaba a si mismo siendo un fracaso en sus relaciones... ¡Diablos! Incluso pensaba que era frígido o una de esas estúpidas cosas psicológicas... ni el sexo de la adolescencia le había dejado buenos sabores de boca y ahora...

 

-"Querida, señora del Corazón" –comenzó a escribir mentalmente, imaginando que escribía una carta a la redacción de alguna de las ridículas revistas rosas que le encantaba leer a su madre en el asilo junto con el resto de sus ancianas amigas. – "Soy un joven medianamente atractivo de veintiocho años. Tengo amigos, trabajo, me mantengo ocupado lo más posible y... hace más de tres años que no me he acostado con ninguna chica. Ah, y acabo de rechazar una invitación a Kyoto con el hombre más guapo según la opinión pública femenina. Pero para mi fortuna o desgracia no soy ni siquiera bisexual..."

 

¡Seguro sería la carta de la semana!

 

Y aunque era estupendo que al llegar a casa no hubiera llamadas perdidas de la residencia de ancianos para que pagase las facturas, ni nada de deudas... se sentía desconsolado.

 

Por primera vez deseaba haber sido impulsivo y haber dicho algo como: "Si, quiero ir a Kyoto contigo... en plan de amigos". ¡Al diablo! Igual él nunca había salido de los suburbios en Tokio, en Kyoto no habría quien le reconociera y... Fuera de evidentes insinuaciones visuales y corporales, el hombre no le había hablado claro. ¿Una comida entre posibles amigos habría estado mal?

 

* * *

 

Ryosuke cambiaba los canales de la televisión, realmente no la estaba viendo. Pero el televisor encendido el día entero servía para hacer ruido de fondo para su gato, Waccha, a pesar de que el animal no lo agradecía en absoluto y a sus años se la pasaba dormitando.

 

La noche pasaba aburrida mientras él se lamentaba de estar aburrido y bostezando a las once de la noche en la casa principal de los Andou en Kyoto.

 

Debería de estar agotado, llevaba despierto desde las cinco de la mañana, pero no podía dejar de pensar. Los de Garson Dinner, una importante cadena alimentaria, le habían llamado demasiado tarde como para que él pudiera evitar que se fueran al precipicio. Sin embargo, sabía que podía ver la forma de salvarles... esa era su trabajo, invertir en empresas, salvarlas y cobrar las millonarias ganancias. Siempre tenía un buen ojo para saber cuándo actuar.

 

Sacó una cerveza del mini-bar e intento no pensar más en ello, debía de relajarse. ¿Por qué todos insistían en entrevistarse con él en persona, por qué no se conformaba con una reunión por videoconferencia? En balde que la tecnología evolucionara tanto si los grandes empresarios seguían siendo tan arcaicos.

 

Qué diablos, incluso un mensaje electrónico bastaba en la mayoría de los casos. No le iría nada mal algo de su método de "relajación favorito". Eran muchas las interesadas, e interesados, en ayudarle con ello... Al diablo con todo, que estos últimos ya no eran un secreto a voces, pero su excelente desempeño le permitía llevar su vida como le viniera en gana. El problema era que por esa noche no quería molestarse en hablar. No tenía ganas de fingir estar interesado en sus pláticas superficiales.

 

Dejo la cerveza sobre la mesa de centro. Después abrió la puerta que conducía a la enorme terraza para que el gato saliera a respirar un poco. Una antigua novia, después de acompañarle hasta su hogar paterno hacia unos tres años, se había instalado en su casa y cuando él la echó, ella, convenientemente, se había dejado olvidado al gato que ahora era parte su verdadera familia. Hoy día pensaba que adoraba más al felino de lo que alguna vez quiso a cualquiera de sus amantes.

 

Había sido un infierno romper con aquella chica, las protestas de ella por la sorpresiva ruptura habían sido inacabables, una y otra vez le había preguntado por qué terminar con algo tan bueno y que le daba felicidad a ambos. Le había dejado a Waccha, quizás pensando que se arrepentiría de haberla dejado y que la llamaría; pero de lo que ella no se había percatado era de que cuando él decidía algo era porque ya no había vuelta atrás. Y que prefería mil veces hacerse cargo de su arrogante gato que... tener que volver a verla.

 

Tomó asiento en su sofá favorito con cerveza en mano de nuevo y dejó de hacer zapping en la televisión para dejar un programa en específico. Se trataba de una serie policía y lo cierto era que no estaba tan mal. Unos cinco minutos antes del final del último episodio de la temporada, Ryosuke pensó que quizás podría engancharse con la trama de esa serie.

 

-Ey... entonces si fue la madrastra quien mató a la hija del pastor de la iglesia, Waccha... -ya era costumbre hablar con el Waccha como si se tratase de un inquilino más en casa. Igual no podría ignorarle ahora que le tenía en el regazo.

 

Entonces aparecieron los títulos de créditos. Y se dio cuenta de que ésa serie era la misma que Yuuto Shinji, el chico de aquella mañana, había mencionado. De alguna manera sabía que él también debería de estar viendo esa misma escena en que los investigadores le daban las malas noticias a los familiares de la víctima.

 

Yuuto estaba viendo exactamente lo mismo que él en televisión.

 

Lo sabía. Y sintió que hubiera rechazado su invitación de ir a Kyoto con él. Su cara de pocos amigos le había parecido bastante atrayente.

Notas finales:

Bien, antes que nada un saludo a todos los valientes que se hayan animado a llegar hasta esta parte de las Notas de Autor 💗, la verdad que agradezco mucho que me dieran la oportunidad.

Vengo con toda la intención de publicar cada noche de sábado y ojalá que esto merezca algún comentario o lo que sea. Todo es bienvenido~

Saludos desde México 😘


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